31 de mayo de 2013

Aproximación del asteroide 1998 QE2

http://img01.lavanguardia.com/2013/05/27/Transito-del-asteroide-1998-QE_54374882208_54028874188_960_639.jpg

El 31/05/13 tendrá lugar la máxima aproximación a nuestro planeta del asteroide 1998 QE2. Se trata de un NEO (Near Earth Object) de considerables dimensiones; unos 3 km en su eje mayor. En todo caso en el momento de máxima aproximación se encontrará a 6,2 millones de kilómetros, unas quince veces la distancia media entre la Tierra y la Luna.

Vídeo de Ciencia NASA (en inglés):

 

1998 QE2 pertenece a la familia de Amor (debe su nombre al integrante más destacado de esta familia, el asteroide Amor). Fue descubierto en el año 1998 por el proyecto LINEAR y emplea 3,77 años en completar un período orbital alrededor del Sol. En su afelio alcanza la región del Cinturón Principal de asteroides, situado entre Marte y Júpiter, mientras que en el perihelio acaricia la órbita de nuestro planeta.

Su máxima aproximación tendrá lugar el día 31/05/13 a las 20:59 T.U, cuando se encuetrará en el interior de la constelación de Libra. Entonces podrá observarse mediante pequeños telescopios como un astro puntual de magnitud aparente 10 y su velicidad angular será de 0'3º/hora.


Curiosamente el pasado día 29/05/13, observaciones realizadas desde Goldstone (California), pusieron de manifiesto la naturaleza doble de este asteroide, que cuenta con un satélite de unos 600 metros de diámetro (aproximadamente el 15% de los asteroides son objetos múltiples).



Fuentes : aula de astronomia

28 de mayo de 2013

Unesco designa al Macizo del Cajas como nueva reserva de la biósfera


La Unesco incluyó este martes al macizo ecuatoriano del Cajas en la lista mundial de reservas de la biósfera, informó hoy la organización de las Naciones Unidas vía Twitter.

La nueva reserva de la biosfera abarca cuatro provincias ecuatorianas: Azuay, Cañar, Guayas y El Oro. El Macizo incluye al Parque Nacional Cajas, al Área Nacional de Recreación Quimsacocha y un área marino-costera como zonas núcleo, además de casi un millón de hectáreas, en donde se incluyen centros poblados y zonas productivas.

El Macizo del Cajas es un espacio geográfico que a través del agua produce el 51% de la energía hidroeléctrica del país, agroindustria bananera, camaronera, cacaotera que benefician a casi 860 mil personas.




Desde el 2010 varias instituciones del austro habían propuesto a la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) la declaratoria del ‘Área de Biosfera Macizo del Cajas’.

Hasta ahora, Ecuador tenía cuatro reservas de la biosfera: Podocarpus-El Cóndor, Yasuní, Sumaco y las islas Galápagos.


Fuentes : El Universo

EXA anuncia una operación para recuperar el control de Pegaso

EXA anuncia una operación para recuperar el control de Pegaso. Foto: API
 EXA anuncia una operación para recuperar el control de Pegaso. Foto: API

Su creador, Ronnie Nader, dice que aunque el dispositivo sigue transmitiendo, es probable que deje de funcionar en unos tres meses.

Aunque el blindaje contra la radiación y los paneles solares ayudaron a que Pegaso soportara la colisión contra basura espacial y continúe enviando imágenes, actualmente se desplaza girando violentamente sobre muchos ejes formando un túnel.


 

La Agencia Civil Espacial Ecuatoriana (EXA) dijo que Pegaso fue programado para rotar, por lo que sus movimientos bruscos lo exponen a enfrentar problemas de congelación.

El satélite fue lanzado al espacio el pasado 25 de abril y hace diez días transmitió sus primeras imágenes. Nader explica que en caso de que la operación de rescate falle, ejecutarán el cobro del seguro que posee el dispositivo.

Su gemelo, el "Kryosaor", será lanzado desde Rusia, pero Nader no quiso adelantar detalles de esta nueva aventura espacial.



Fuentes : Ecuavisa

Los planetas darán un espectáculo al atardecer

Apenas pasadas las 6 de la tarde, Mercurio, Venus y Júpiter se podrán ver juntos sin necesidad de telescopios.


Mercurio, Venus y Júpiter ofrecerán un espectáculo al atardecer. “Bailarán” hasta los primeros días de junio cambiando notoriamente sus posiciones de una noche a la siguiente. En realidad, se trata de una conjunción planetaria que es el resultado del acercamiento aparente de varios planetas en una región del cielo.

“En sitios sin edificios altos de Argentina, será posible ver la conjunción de Mercurio, Venus y Júpiter sin telescopios. Hay que dirigir la mirada hacia arriba al noroeste”, explicó Alejandro Gangui, investigador del Conicet y del Instituto de Astronomía de Física del Espacio. “Puede ser más fácil identificar a Venus y a Júpiter. Quizá Mercurio sea más difícil, pero vale la pena intentarlo”, agregó.

Las conjunciones ocurren cuando dos o más astros se encuentran muy próximo en un sector del cielo. Esa proximidad es aparente debido a que los astros están en la misma dirección visual, pero sus distancias reales son enormes, según contó Ricardo Sánchez, un astrónomo aficionado.

En el caso que se verá hoy y los días siguientes, la conjunción es triple. Mercurio estará a 171 millones de kilómetros de la Tierra. Venus, a 246 millones de kilómetros, y Júpiter se ubicará a 908 millones kilómetros. Quizá, Mercurio se hará rogar hoy. Y mañana los tres formarán un triángulo equilátero. El más brillante de los tres planetas es Venus. Le sigue Júpiter. Y el más débil y difícil es Mercurio. A partir de mañana, los planetas se dispersarán. No obstante, el martes 28 de mayo Venus pasará a 1 grado de Júpiter.

Cada 2 años, se pueden ver conjunciones entre dos o tres planetas. Cuatro planetas en conjunción son muy difíciles de ver.



Triple alineación planetaria - 2013, 20 de mayo


  
Triple alineación planetaria - 2013, 21 de mayo



Triple alineación planetaria - 2013, 22 de mayo



Triple alineación planetaria - 2013, 23 de mayo 


 Triple alineación planetaria - 2013, 24 de mayo

Triple alineación planetaria - 2013, 25 de mayo















Triple alineación planetaria - 2013, 26 de mayo


 
Triple alineación planetaria - 2013, 27 de mayo

Cada 2 años, se pueden ver conjunciones entre dos o tres planetas. Cuatro planetas en conjunción son muy difíciles de ver.
Fuentes : Clarin.com , astropixels.com

El Very Large Telescope de ESO celebra 15 años de éxitos






















El Very Large Telescope de ESO celebra 15 años de éxitos

Con esta nueva visión de una espectacular guardería de estrellas (la imagen inferior derecha) ESO celebra los 15 años del telescopio VLT (Very Large Telescope) — el instrumento óptico más avanzado del mundo. Esta imagen revela espesas aglomeraciones de polvo silueteadas contra una nube de brillante gas rosado llamada IC 2944. Estas manchas borrosas y opacas parecen gotas de tinta flotando en un cóctel de fresas, cuyas caprichosas formas han sido esculpidas por las potentes radiaciones procedentes de estrellas jóvenes brillantes cercanas.

 

Esta nueva imagen celebra un importante aniversario para el VLT (Very Large Telescope) – hace quince años, el 25 de mayo de 1998, se celebraba la primera luz con el primero de sus Telescopios Unitarios. Desde entonces, se han unido a los cuatro telescopios gigantes los cuatro Telescopios Auxiliares, más pequeños, que forman parte del interferómetro VLTI (VLT Interferometer). El VLT es una de las instalaciones astronómicas basadas en tierra más potentes y productivas que existen. En 2012 se publicaron más de 600 artículos científicos con arbitraje basados en datos del VLT y el VLTI.

Las nubes interestelares de polvo y gas son las guarderías en las que nacen y crecen las estrellas. La nueva imagen muestra una de ellas, IC 2944, que aparece con ese color rosado de fondo, ligeramente brillante. Esta imagen es la más nítida de este objeto que se ha obtenido hasta el momento desde tierra. La nube se encuentra a unos 6.500 años luz, en la constelación austral de Centaurus (El Centauro). Esta parte del cielo alberga muchas otras nebulosas similares que son escrutadas por los astrónomos para estudiar los mecanismos de formación estelar.

Las nebulosas de emisión como IC 2944 están compuestas en su mayor parte por gas de hidrógeno que brilla en característicos tonos rojizos debido a la intensa radiación procedente de las numerosas y brillantes estrellas recién nacidas. Destacando claramente sobre el fondo brillante vemos misteriosos grumos oscuros de polvo opaco, nubes frías conocidas como glóbulos de Bok. Se llaman así en honor al astrónomo holandés-americano Bart Bok, quien fue el primero en fijarse en ellas en los años 40 del siglo pasado, señalándolas como posibles lugares de formación estelar. Este conjunto en concreto se apoda con el nombre de Glóbulos de Thackeray.

Los glóbulos de Bok de mayor tamaño en lugares más tranquilos a menudo colapsan para formar nuevas estrellas, pero las de esta imagen están siendo bombardeadas violentamente por la radiación ultravioleta procedente de jóvenes estrellas calientes cercanas. Ambos están siendo erosionados y fragmentados, algo parecido a lo que ocurre cuando soltamos un trozo de mantequilla sobre una sartén caliente. Es probable que los Glóbulos de Thackeray se destruyan antes de que colapsen y formen estrellas.

 

Los glóbulos de Bok no son fáciles de estudiar. Dado que son opacos a la luz visible es difícil para los astrónomos observar lo que ocurre en su interior, por lo que se necesitan otros instrumentos para desvelar sus secretos — observaciones en el rango infrarrojo o en las partes submilimétricas del espectro, por ejemplo, en las que las nubes de polvo, que se encuentran solo unos pocos grados por encima del cero absoluto, se ven brillantes. Este tipo de estudios de los glóbulos de Thackeray han confirmado que no hay formación estelar actualmente en su interior.




Fuentes : European Southern Observatory ESO

La Tierra, un infierno en el corazón del Cosmos

Plutarco creía que en la Luna habitaban unos misteriosos seres inteligentes. | Afp
 Plutarco creía que en la Luna habitaban unos misteriosos seres inteligentes. | Afp

La primera comunidad de estudiosos que se dedicó a observar los cielos de forma sistemática fue la Academia ateniense, origen de las actuales universidades. Allí también se impartían otras disciplinas relacionadas con la astronomía, como la geometría y la aritmética, además de dialéctica y música. Esta última materia, en realidad, también se consideraba entonces emparentada con los cuerpos celestes y, más en concreto, con los armoniosos movimientos de sus órbitas. Se trata de una idea pitagórica que tuvo gran aceptación: muchos siglos después, el gran astrónomo Johannes Kepler aún dedicaría una de sus principales obras a la música de las esferas.

La Academia debe su nombre a que se levantaba fuera de las murallas de Atenas, en los jardines del héroe Academos, rival mitológico de Teseo, quien perdió a su amada a manos de la diosa lunar Artemisa. El noble Arístocles de Atenas, más conocido como Platón, fundó esta escuela en 387 a. de C. Allí estudió durante veinte años Aristóteles, quien después fundaría su propio Liceo, pero no sin antes heredar de su maestro una visión de la astronomía que perduraría hasta la edad moderna. Según ambos pensadores -que no estaban de acuerdo en casi nada más-, la Luna no era en absoluto equiparable a nuestro planeta, sino que se trataba de un cuerpo perfecto y puro, perteneciente al mundo supraterrenal.

Desde el punto de vista científico, la tesis suponía un gran paso atrás respecto a las agudas observaciones de Anaxágoras de Clazomene, pero tanto Platón como Aristóteles consideraban que la descripción de la naturaleza tenía que ser coherente con la metafísica y estar supeditada a ella. Tanto la Academia como el Liceo florecieron durante siglos y albergaron a grandes pensadores, hasta que, en el año 529, ambas fueron absorbidas por el Imperio romano, por orden del emperador bizantino Justiniano I. Aunque la astronomía desarrollada en la Academia y el Liceo prolongaría su influjo durante más de un milenio, en gran parte gracias a los trabajos de Eudoxo de Cnido, contemporáneo de Platón y primero en establecer con exactitud la duración del año.


Nacido en el 408 a. de C., Eudoxo fue uno de los primeros astrónomos en oponerse a los horóscopos y la astrología, aunque no porque no creyese en la adivinación, sino más bien porque se dio cuenta de que los movimientos de los orbes eran mucho más complejos de lo que suponían los expertos en esta actividad. "Cuando creen hacer previsiones acerca de la vida de un ciudadano con sus horóscopos, basados en la fecha de su nacimiento, no debemos dar crédito alguno. Las influencias de los astros son tan complicadas de calcular que no existe hombre en la faz de la Tierra que lo pueda hacer", argumentaba.

Tras abandonar Atenas, Eudoxo fundó su propia Escuela de Filosofía, Matemáticas y Astronomía en su ciudad natal, para la que también redactó una constitución democrática. Levantó un observatorio en su ciudad y otro cerca de Heliópolis, a orillas del Nilo, desde donde estudió los cielos, los cambios meteorológicos de la atmósfera y las subidas y bajadas del río. Pero antes dejó construido en la Academia un artilugio con esferas concéntricas y transparentes que representaban los movimientos de la Luna, el Sol, los planetas y las estrellas. Todos ellos giraban sobre dichas esferas y alrededor de la Tierra, que era también esférica pero permanecía inmóvil en el interior del ingenio. Eudoxo se las arregló para dar cuenta de los movimientos de todos los cuerpos celestiales conocidos con solo cuatro esferas, pero este modelo del cosmos causó una honda impresión en Aristóteles, quien lo desarrolló hasta incluir en él cincuenta y cinco esferas de cristal.

La diferencia entre el modelo de Eudoxo y el de Aristóteles no es solo cuantitativa, sino también cualitativa. Se cree que Eudoxo diseñó su sistema de esferas como un mero recurso práctico que le permitiera entender las órbitas de los astros. Para Aristóteles, en cambio, las esferas eran una realidad material: existían en el cosmos y estaban compuestas por éter, el elemento ligero y puro que llenaba el firmamento. La idea de este supuesto material, que jamás ha existido, no sería desechada del todo hasta que Albert Einstein publicó en 1905 su teoría de la relatividad especial. El modelo cosmológico geocentrista de Eudoxo y Aristóteles tuvo un éxito considerable, pero solo tuvieron que pasar unos pocos años para que alguien les llevara la contraria y afirmara que era la Tierra la que se movía alrededor del Sol, y no al revés. 


Primer sistema heliocéntrico


Fue Aristarco de Samos, nacido en 310 a. de C. y discípulo de uno de los directores del Liceo aristotélico, Estratón de Lámpsaco. Este astrónomo y matemático no solo fue el primero en proponer un sistema heliocéntrico, lo que lo convierte en el precursor de Copérnico, sino que estuvo a punto de ser procesado por insistir en que la Tierra tenía forma esférica. También sabía que rota sobre su propio eje cada veinticuatro horas, pero sus contemporáneos no aceptaron sus teorías.

Es muy posible que fuesen sus observaciones durante un eclipse lunar las que lo llevaron a la revolucionaria conclusión de que el Sol era mucho más grande que la Tierra y, además, estaba en el centro del universo (que entonces no excedía nuestro sistema planetario). Aristarco aprovechó el eclipse de Luna de 270 a. C para medir la distancia que separa a la Tierra de su satélite. Para ello midió el tiempo que la Luna tardaba en atravesar la sombra de nuestro planeta durante el eclipse. No está claro si Aristarco llegó a calcular el valor correcto o cometió algún fallo en las mediciones, pero este dato, junto a la geometría que ya se conocía en sus tiempos, le hubiera permitido establecer que ambos cuerpos se encuentran a 60 radios terrestres de distancia. La distancia real varía entre 55 y 63 radios terrestres, por lo que la estimación puede considerarse todo un acierto.


 Mediciones de la Luna, el Sol y la Tierra realizadas por Aristarco de Samos. | Librería del Vaticano
Mediciones de la Luna, el Sol y la Tierra realizadas por Aristarco de Samos. | Librería del Vaticano.

A partir de estos resultados, también intentó medir la distancia a la que se encuentra el Sol, pero aquí sí sabemos que cometió un error al medir el ángulo entre la Luna y nuestra estrella, así como el tamaño de la Tierra en relación a su satélite. Aun así, acertó en lo fundamental. Sus soluciones sobre el tamaño y la distancia del astro rey diferían mucho de la realidad, pero dejaban claro que el Sol estaba mucho más lejos que la Lunay debía ser mucho más grande que nuestro planeta, algo que sin duda debió influir en el desarrollo de su sistema heliocéntrico: un astro de semejante tamaño no podía quedar recucido al papel de mera comparsa.

Pero el astrónomo Hiparco de Nicea, nacido en 190 a. de C., se dio cuenta de que las predicciones orbitales del aún imperfecto sistema de Aristarco no concordaban con sus observaciones, de modo que volvió a situar a la Tierra en el centro del cosmos. Hasta casi diecinueve siglos después, esta no sería devuelta al lugar que le corresponde. Hiparco defendió el modelo geocéntrico por motivos puramente científicos y para mejor explicar los datos a los que se tenía acceso en su tiempo. Realizó importantes descubrimientos, como la precesión de los equinoccios, y fue el último gran estudioso de los orbes celestes de la Grecia clásica; su relevo lo tomarían los astrónomos árabes de la Edad Media. Pero, antes de eso, un célebre historiador formado en la Academia platónica escribiría un sugerente libro sobre una discusión astronómica muy en boga en aquel momento. Concretamente, sobre la cara que aparece en el orbe de la Luna.

Compuesto a modo de diálogo entre varios personajes, en él se presentan las opiniones dominantes en la época sobre el origen y naturaleza de las manchas lunares, un debate que se prolongaría durante siglos y no acabaría de resolverse hasta la llegada del programa Apolo. 


Los seres inteligentes de la Luna

El autor de esta obra, Plutarco, ha sido considerado gracias a ella el primer divulgador científico de la historia, al menos en lo que a estudios astronómicos se refiere. El personaje central del diálogo es Lamprias, quien defiende, frente a los aristotélicos, la tesis de Anaxágoras de que la Luna es un cuerpo sólido. El principal oponente de Lamprias es Farnacio, quien sostiene que el satélite está hecho de fuego. Un matemático imaginario llamado Apolónidas es el encargado de defender que la Luna tiene valles y montañas, tal y como había dicho ya un contemporáneo de Sócrates, Demócrito de Abdera.

Los personajes partidarios de Aristóteles argumentan en la obra que las manchas lunares son una ilusión óptica o bien el reflejo de los accidentes geográficos terrestres. Lamprias refuta estas teorías, con más o menos acierto: sostiene que la Luna no es lo bastante brillante como para provocar semejantes ilusiones ópticas, lo cual es correcto; pero también argumenta que no puede reflejar las montañas y mares terrestres porque no está mirando directamente a nosotros, lo cual es falso porque asume que la Luna es un disco plano como la superficie de un espejo. Plutarco no aceptaba que nuestro satélite fuese un cuerpo perfecto y usó al personaje de Lamprias para defender sus propias ideas, pero el desarrollo del diálogo nos muestra que, en aquella época, no resultaba nada sencillo rebatir los razonamientos aristotélicos.


Plutarco. | E.M.



Tampoco era fácil de refutar la idea de que la Luna, al contrario de lo que decía Parménides, brilla con luz propia. Farnacio sostiene que el tono rojizo que adquiere este astro durante un eclipse lunar, cuando la luz del Sol no le está llegando, demuestra que ha de estar hecho de fuego. Plutarco no podía saber que este color se debe a la difracción de la luz provocada por la atmósfera, de modo que su personaje Lamprias no logra dar una respuesta convincente y se entretiene en una disquisición filosófica sobre la naturaleza de dicho fuego, cuya existencia considera inviable.

Lamprias intenta entonces convencer a sus rivales de que la Luna alberga seres inteligentes, los cuales seguramente contemplarán a la Tierra en su firmamento y se preguntarán de qué está hecha y si acogerá vida similar a la suya. Los selenitas, de acuerdo con este personaje, tendrían un punto de vista exactamente contrario al nuestro: mirarían hacia abajo y se encontrarían con un mundo quieto, oscuro y envuelto en nubes y vapores, por lo que interpretarían que nuestro planeta es el infierno y que el suyo es el único cuerpo terrestre del cosmos, situado a medio camino entre el inframundo y el firmamento.

Plutarco, que en el fondo era un hombre de letras, jamás habría podido desafiar matemáticamente el modelo geocéntrico, pero hizo algo quizás aún más osado: redujo a la Humanidad a la condición de meros terrícolas, y a nuestra visión del cosmos a una simple cuestión de perspectiva. Desempeñó una amplia variedad de trabajos durante su vida, incluidos los de magistrado y embajador, y escribió sobre temas tan variados como la moral y la zoología. Nunca se dedicó en serio a la astronomía, pero sin duda le apasionaba esta ciencia. Así lo demuestra este libro, el único dedicado a los cielos en la amplísima obra que nos dejó.


La 'música' de las esferas

 Ptolomeo. | E.M.


La astronomía de la edad clásica culmina con el ciudadano romano de ascendencia griega Claudio Ptolomeo. Nacido en Egipto alrededor del año 85, fue contemporáneo de Plutarco, aunque mucho más joven. Vivió en la ciudad de Alejandría y se cree que trabajó en la célebre Biblioteca de esta ciudad. Se inspiró en los trabajos de Hiparco, pero contaba con mejores datos, por lo que pudo definir de un modo aún más preciso los movimientos del Sol, la Luna, los planetas y las estrellas. Eso sí, la Tierra seguía en el centro del cosmos. Todo ello quedó recogido en una obra que nos ha llegado gracias a su traducción árabe y que se convertiría en el libro astronómico de referencia durante más de catorce siglos.

El Almagesto (Gran Tratado) de Ptolomeo es, tras los Elementos del matemático Euclides, la obra científica que más tiempo ha permanecido en vigor. En ella se muestra una descripción del universo inspirada en el modelo esférico de Aristóteles y Eudoxo, aunque mucho más desarrollada desde el punto de vista matemático. Ptolomeo, como Platón y los pitagóricos, creía en la música de las esferas, y también redactó un tratado de armonía musical. Pero su mayor goce era contemplar el firmamento: "Cuando trazo a mi placer el vertiginoso ir y venir de los cuerpos celestes, dejo de tener los pies sobre la Tierra: estoy en presencia del mismísimo Zeus y tomo mi ración de ambrosía, el manjar de los dioses".

Aunque se basó siempre en datos empíricos, el sistema geocéntrico que creó encajaría como un guante en la filosofía cristiana que dominó Occidente en la Edad Media. Por ello, aun cuando nuevas y mejores observaciones dejaron obsoleto este modelo, no fue fácil desprenderse de él. La idea de un universo bello y armónico, con la Tierra anclada en su corazón, enseguida se vería respaldada por los valores culturales y religiosos del momento; separarla de ellos sería un proceso largo y traumático.

Fuentes :La odisea del espacio por Ángel Díaz

VLA da profundo, imagen detallada del Universo distante

[Img #13739]
La imagen obtenida por el observatorio Karl G. Jansky VLA. (Foto: Condon, et al., NRAO/AUI/NSF)

Escrutando una pequeña parcela del firmamento durante más de 50 horas con el observatorio Karl G. Jansky VLA en Nuevo México, Estados Unidos, unos astrónomos han identificado por primera vez la naturaleza de las fuentes que son responsables de casi todas las emisiones de ondas de radio que provienen de las galaxias más lejanas conocidas. En el estudio, han llegado a la conclusión de que cerca de las dos terceras partes de las emisiones del fondo cósmico de ondas de radio provienen de galaxias con agujeros negros muy activos en sus centros, mientras que la tercera parte restante proviene de galaxias en las que se están formando muchas estrellas.

En investigaciones anteriores, ya se había conseguido medir la cantidad de emisiones de radio que llegan a la Tierra desde los confines del universo, pero no se había logrado determinar, en porcentajes, de qué clases de objetos provienen todas esas emisiones de ondas de radio. En las observaciones anteriores, las emisiones tenues procedentes de dos o más objetos a menudo no se podían captar con detalles, o incluso no se podían distinguir unas de otras de tal modo que parecía haber una sola fuente allá donde había varias.

El nuevo estudio realizado por el equipo de Jim Condon, del Observatorio Nacional de Radioastronomía de Estados Unidos (NRAO) ha permitido distinguir qué tipos de objetos individuales son los que entre todos emiten aproximadamente el 96 por ciento de todas las emisiones del fondo cósmico de ondas de radio provenientes de zonas remotas del cosmos.

Tras su última remodelación, el observatorio Karl G. Jansky VLA es ahora un millón de veces más sensible que los radiotelescopios con los que se hicieron los estudios pioneros y de gran calado en la radioastronomía de la década de 1960.

Condon y sus colegas estudiaron una región del cielo que había sido examinada previamente por el observatorio Karl G. Jansky VLA original, antes de ser remodelado, y también por el telescopio espacial Spitzer, que observa el cosmos en la banda electromagnética correspondiente a la luz infrarroja. Los autores de la nueva investigación analizaron y procesaron cuidadosamente los datos, y con ellos produjeron una imagen que muestra, dentro de ese sector, los objetos individuales que son fuentes de emisiones de ondas de radio.

Ese sector del firmamento, en la constelación del Dragón, abarca sólo una millonésima parte del cielo. Sin embargo, en esa región tan pequeña, los autores de la nueva investigación lograron identificar aproximadamente 2.000 objetos de los que provienen emisiones de ondas de radio, bastante debilitadas por la distancia pero aún captables. Eso permite aventurar, tal como argumentan los científicos, que hay aproximadamente 2.000 millones de objetos similares a esos en el cosmos, que son observables desde nuestro planeta. Estos 2.000 millones de objetos parecen ser los responsables del 96 por ciento de las emisiones del fondo cósmico de ondas de radio. En cuanto al 4 por ciento restante de las emisiones de radio, los investigadores creen que podrían ser generadas por 100.000 millones de objetos mucho más tenues, en la banda de las ondas de radio, que los observados en esta investigación

En la investigación también trabajaron William Cotton, Edward Fomalont, Kenneth Kellermann, y Rick Perley, del NRAO; Neal Miller de la Universidad de Maryland en Estados Unidos; y Douglas Scott, Tessa Vernstrom, y Jasper Wall de la Universidad de la Columbia Británica en Canadá.
Fuentes: The National Radio Astronomy Observatory

Antes y después del tornado

[Img #13734]
Después del tornado. (Foto: CNES/Astrium/Spot Image)
 
Los satélites Pléiades, construidos por Astrium, han capturado esta imagen de Moore, Oklahoma, donde claramente aparece la destrucción causada por el tornado que azotó la región el pasado día 20 de Mayo de 2013. Al comparar con una imagen adquirida el dia 29 de Abril de 2013, es fácil ver que elementos como edificios, árboles, autos y en general todo lo que había en la zona ha sido completamente destruido al paso del tornado. Fuerzas de ayuda usarán este tipo de imágenes para evaluar la situación y coordinar esfuerzos.


 [Img #13735]
Antes del tornado. (Foto: CNES/Astrium/Spot Image)

La constelación Pléiades, operada por Astrium Services, se compone de dos satélites idénticos trabajando juntos para proveer una capacidad de revisita diaria, que se convierte en una ayuda inestimable en casos de desastres y crisis. Uno de los dos satélites pasa por encima de la zona afectada cada día, suministrando imágenes de inteligencia a los primeros equipos de rescate y planificadores en el terreno. Trabajando en fase con los Pléiades, está el satélite SPOT-6, también construido por Astrium y operado por Astrium Services. Pronto, el SPOT-6 también será acompañado por su propio gemelo. Con esta constelación de 4 satélites, Astrium Services será capaz de capturar en imagen cualquier área de la Tierra dos veces al día, suministrando información a equipos de rescate y otros más rápido que nunca. 


Fuente: Astrium

Misteriosas manchas de mayor temperatura en una estrella supergigante roja

http://www.jb.man.ac.uk/news/2013/Betelgeuse/Figure1.png

Una nueva imagen de la atmósfera exterior de Betelgeuse, una inmensa estrella de una clase conocida como supergigante roja, y una de las más cercanas a la Tierra de este tipo, revela la estructura detallada de "nubes" de materia que están siendo expulsadas de la estrella.

La imagen, tomada por el conjunto de radiotelescopios e-MERLIN, gestionado desde el Observatorio de Jodrell Bank en el Reino Unido, también muestra regiones de gas sorprendentemente caliente en la atmósfera exterior de la estrella y un arco de gas más frío.

Betelgeuse es fácilmente visible a simple vista como la brillante estrella roja en el hombro de Orión, el cazador. La estrella en sí es enorme (1.000 veces más grande que nuestro Sol), pero al estar a una distancia de unos 650 años-luz aparece vista desde la Tierra como un puntito luminoso en el cielo. A fin de lograr captar más detalles de la estrella, hay que recurrir a técnicas especiales, combinando perspectivas desde distintos puntos geográficos de la Tierra, en lo que se conoce como interferometría. De este modo, es factible distinguir algunos detalles de la estrella y de la región alrededor de ella.

La nueva imagen de Betelgeuse brindada por el conjunto e-MERLIN muestra que la atmósfera de la estrella se extiende hasta cinco veces el tamaño de su superficie visual. Revela también dos puntos calientes dentro de la atmósfera exterior y un tenue arco de gas frío que se extiende incluso más lejos, concretamente más allá de la superficie estelar mostrada en la banda de las ondas de radio.


 [Img #13713]
(Foto: e-MERLIN / Observatorio de Jodrell Bank / Universidad de Manchester)
Los puntos calientes están separados por aproximadamente la mitad del diámetro visual de la estrella, y tienen una temperatura de entre 3.700 y 4.700 grados centígrados más o menos, mucho más alta que la temperatura media de la superficie estelar captada en la banda de las ondas de radio, aproximadamente 900 grados centígrados, e incluso más alta que la de la superficie captada visualmente (3.300 grados centígrados).

El arco de gas frío se encuentra a casi 7.400 millones de kilómetros de distancia de la estrella, una distancia similar a la que separa Plutón del Sol. Se estima que este arco tiene una masa de casi dos tercios de la masa de la Tierra y una temperatura de aproximadamente 120 grados centígrados bajo cero.

 
Se desconoce por ahora porqué esas manchas son tan calientes. Una posibilidad que baraja el equipo de Anita Richards, de la Universidad de Manchester en el Reino Unido, es que las ondas de choque, ya sean causadas por las pulsaciones de la estrella (esencialmente variaciones de tamaño y luminosidad que experimentan las estrellas de este tipo) o por convección en sus capas exteriores, están comprimiendo y calentando el gas. Otra hipótesis es que la atmósfera externa es irregular y lo que los astrónomos están viendo es las regiones más calientes de su interior. El arco de gas frío se cree que es el resultado de un período de pérdida más copiosa de masa de la estrella en algún momento en el siglo pasado, pero su relación con los puntos calientes y otras estructuras es desconocida.

El mecanismo por el cual las estrellas supergigantes como Betelgeuse pierden materia en el espacio no se conoce a fondo, aunque sí está claro que dicho proceso tiene un papel clave en el ciclo de vida de la materia del universo, enriqueciendo el material interestelar a partir del cual se formarán futuras estrellas y planetas.

Betelgeuse produce un viento (una corriente de materia expulsada) que equivale a una pérdida de masa similar al peso de la Tierra cada tres años. Dicho viento está enriquecido con las sustancias químicas que serán materiales de construcción para una nueva generación de estrellas y planetas en esa región del cosmos.



Fuentes :The University of Manchester

Confirmado el magnetar más antiguo y más débil


1) Imagen artística del interior de un magnetar, donde se generan las líneas del campo magnético que luego emergen hacia el exterior. Crédito: NASA; 
2) Fotografía astronómica combinada en X, óptico y radio del magnetar (punto de color rosa en el centro de la imagen). Crédito: Swift, Chandra, XMM-Newton, William Herschel Telescope, Plateau de Bure.

Un estudio internacional liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha confirmado la existencia del segundo magnetar (estrella de neutrones de campo magnético muy intenso) anómalo conocido hasta el momento. Este cuerpo celeste, denominado SGR 0418+5729, es el más antiguo y más débil de los detectados de su tipología. El hallazgo, publicado en la revista The Astrophysical Journal, aporta información que podría ayudar a comprender la evolución de las estrellas de neutrones y las explosiones de supernovas. 


La confirmación de SGR 0418+5729 como magnetar anómalo ha sido posible gracias a la observación obtenida durante tres años por los telescopios espaciales Chandra, XMM Newton, RXTE y Swift, de la Agencia Espacial Europea (ESA) y la Agencia Espacial Estadounidense (NASA). “Se han necesitado las observaciones de tantos instrumentos espaciales porque para medir el campo magnético con alta precisión, se necesita obtener observaciones durante muchos años y de forma muy regular”, comenta el investigador del CSIC en el Instituto de Ciencias del Espacio Alessandro Papitto.

“Este magnetar, detectado en 2010, presenta las erupciones violentas y repentinas en altas energías típicas de un magnetar clásico pero tiene un campo magnético mucho más débil. La debilidad de su campo magnético nos ha permitido estimar la edad de este objeto en unos 550.000 años, lo que lo convierte en el más antiguo de los conocidos hasta el momento”, explica la investigadora del CSIC Nanda Rea, del Instituto de Ciencias del Espacio.

Una de las hipótesis alternativas para justificar una rotación más lenta de lo esperado es la existencia de un disco de polvo alrededor del magnetar que podría estar frenando su rotación. Sin embargo, los investigadores han descartado esa posibilidad después de no haber hallado ningún rastro del disco en las observaciones con diferentes longitudes de onda. “La no detección del disco implica que este, si existe, no es lo suficientemente masivo como para modificar la rotación de la estrella, y el pequeño frenado que se observa sólo puede ser debido a un campo magnético débil”, añade la investigadora Aina Palau, también del Instituto de Ciencias del Espacio.

Magnetismo y supernovas

Los magnetares son estrellas de neutrones que poseen campos magnéticos muy intensos, unas 1.000 veces más que los radio púlsares, cuya intensidad es, a su vez, mil billones de veces mayor que la del Sol. Nacidas de las explosiones de supernovas, las estrellas de neutrones se caracterizan por rotar a gran velocidad y tener una masa un poco mayor que la del Sol pero concentrada en un radio de unos 10 kilómetros aproximadamente. Su edad se determina a partir de la velocidad de rotación ya que a medida que evolucionan van girando más lentamente.

El estudio sobre SGR 0418+5729 sugiere que las erupciones de rayos gamma podrían ser un indicio de la formación de magnetares. “Haber encontrado magnetares con campos magnéticos tan débiles indicaría que el ritmo de nacimiento de estos objetos es entre cinco y diez veces superior a lo que se creía, pero deben encontrarse escondidos en el Universo ya que se detectan solo durante dichas erupciones de alta energía, que son poco frecuentes. Ese campo magnético de gran intensidad que caracteriza a los magnetares podría entonces tener dos orígenes: ser generado en el núcleo de la estrella masiva durante la explosion de supernova, o que la estrella masiva se encuentre altamente magnetizada de su estadio previo a la ignición”, concluye Rea.

N. Rea, G. L. Israel, J. A. Pons, R. Turolla, D. Vigano, S. Zane, P. Esposito, R. Perna, A. Papitto, G. Terreran, A. Tiengo, D. Salvetti, J. M. Girart, Aina Palau, A. Possenti, M. Burgay, E. Gogus, A. Caliandro, C. Kouveliotou, D. Gotz, R. P. Mignani, E. Ratti, L. Stella. The outburst decay of the low magnetic field magnetar SGR 0418+5729. The Astrophysical Journal . DOI: arXiv:1303.5579v2

Nota de prensa (pdf 111K) [Descargar]

Foto 1 (jpg 410K) [Descargar]

Foto 2 (jpg 460K) [Descargar]


Fuentes :  CSIC

Sonda de la NASA Observa meteoros que chocan con los anillos de Saturno

Meteors Meet Saturn's Rings
Cinco imágenes de los anillos de Saturno, captadas por la sonda Cassini entre 2009 y 2012, muestran nubes de material expulsado por impactos de pequeños objetos contra los anillos. (Fotos: NASA/JPL-Caltech/Space Science Institute/Cornell)

La nave espacial Cassini de la NASA ha proporcionado la primera evidencia directa de pequeños meteoroides fragmentándose en flujos de "escombros" y chocando contra los anillos de Saturno.

Estas observaciones hacen de los anillos de Saturno un nuevo lugar, aparte de la Tierra, la Luna y Júpiter, en donde los científicos y los astrónomos aficionados han podido observar impactos de cuerpos cósmicos justo cuando están ocurriendo.

El sistema solar está lleno de objetos pequeños y veloces. Estos objetos frecuentemente impactan contra los cuerpos planetarios. Se estima que el tamaño de los meteoroides detectados en Saturno oscilaba entre un centímetro y varios metros. Les ha tomado bastante tiempo a los científicos distinguir las huellas dejadas por nueve meteoroides en 2005, 2009 y 2012.

Los resultados obtenidos gracias a la sonda espacial Cassini han mostrado que los anillos de Saturno actúan como detectores muy eficaces de muchos tipos de estructuras y fenómenos circundantes, incluyendo la estructura interior del planeta y el trazado orbital de sus lunas. Por ejemplo, una sutil pero extensa ondulación por los anillos más internos delata un gran impacto de un meteoroide en 1983.
 

Estos nuevos resultados implican que las tasas de impacto actuales de pequeñas partículas contra Saturno son aproximadamente las mismas que las del caso de la Tierra, pese a ocupar ambos planetas vecindarios muy diferentes en nuestro sistema solar, tal como indica Linda Spilker, científica del equipo de la Cassini en el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA en Pasadena, California.

En el análisis de las observaciones también han trabajado Matt Tiscareno, científico del equipo de la Cassini en la Universidad de Cornell en Ithaca, estado de Nueva York, y Jeff Cuzzi, también del equipo, en el Centro Ames de Investigación de la NASA, en Moffett Field, California.




Fuentes : Jet Propulsion Laboratory

Los cambios extraños en la señal de radio de Saturno

[Img #13666]
Representación artística de la capa de plasma de Saturno, basada en datos aportados por la sonda Cassini. La imagen muestra un anillo invisible de iones muy energéticos atrapados en el campo magnético del planeta. (Imagen: NASA/JPL/JHUAPL)

Un equipo de investigadores, que ha analizado a fondo datos suministrados por la sonda espacial Cassini de la NASA, ha descubierto una de las maneras en que la burbuja de partículas cargadas que rodea a Saturno, conocida como la magnetosfera, cambia conforme lo hacen las estaciones en ese planeta.

El hallazgo aporta una pista importante para resolver un enigma sobre la señal de radio natural de Saturno. Los resultados del nuevo estudio también podrían ayudar a los científicos a entender mejor las variaciones de la magnetosfera de la Tierra y de los Cinturones de Van Allen que rodean a nuestro mundo. Tales variaciones pueden causar problemas en infraestructuras y actividades de la civilización humana, como por ejemplo en el capítulo de la seguridad de los vuelos espaciales, o en el de la eficiencia de las comunicaciones vía satélite.

La investigación la ha llevado a cabo el equipo de Tim Kennelly, de la Universidad de Iowa en Estados Unidos.

En los datos recogidos por la Cassini de julio del 2004 a diciembre del 2011, Kennelly y sus colegas examinaron lo que se ha dado en llamar "tubos de flujo", unas estructuras compuestas de gas caliente, cargado eléctricamente, o más concretamente plasma, los cuales canalizan en su interior partículas cargadas, que acaban siendo disparadas hacia Saturno. Analizando las características y actividad de los "tubos" desde el momento en que se forman y antes de que tengan ocasión de disiparse bajo la influencia de la magnetosfera, los científicos encontraron que la presencia de esos tubos está muy correlacionada con patrones de ondas de radio en el hemisferio norte y en el sur, dependiendo de la estación.


 

Las emisiones de radio de su vecino Júpiter han sido usadas para medir con fiabilidad el período de rotación de este planeta gigante, y los científicos pensaban que las emisiones de radio de Saturno también les ayudarían a determinar con precisión el período de rotación del planeta. Para desilusión de quienes esperaban lograrlo, los patrones de las emisiones de radio de Saturno han resultado cambiar en los intervalos entre las visitas hechas por las diferentes sondas espaciales, e incluso ha habido cambios significativos dependiendo de si las emisiones de radio analizadas se originaban en el hemisferio norte o en el sur.

La misión Cassini-Huygens es un proyecto cooperativo entre la NASA, la Agencia Espacial Europea y la Agencia Espacial Italiana.


Para obtener más información acerca de la misión Cassini-Huygens, visite 
http://saturn.jpl.nasa.gov y la http://www.nasa.gov/cassini.


Fuentes : Jet Propulsion Laboratory

Desbordamiento de lagos marcianos en el sector oriental de Valles Marineris





 La existencia, durante la Era Hesperiana de Marte, hace aproximadamente entre 3.700 y 3.400 millones de años, de grandes masas de agua más o menos permanentes en la superficie, es un tema de acalorados debates.

Según una hipótesis, extensos lagos ocuparon diversas zonas de la región de Valles Marineris durante la Era Hesperiana. Sin embargo, las evidencias de la presencia de tales lagos así como de su continuidad a través del tiempo son un tanto escasas.

En un nuevo estudio, el equipo de Nicholas Warner, del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA en Pasadena, California, ha puesto a prueba esa hipótesis de la existencia de lagos, en el sector oriental de Valles Marineris, valiéndose de un nuevo conjunto de datos topográficos e imágenes de alta resolución.




[Img #13663]
 Un cañón en Valles Marineris. (Foto: NASA JPL / Universidad Estatal de Arizona)
 
Warner y sus colegas han analizado las complejas relaciones geomorfológicas y cronológicas entre cuencas caracterizadas por terrenos caóticos (en los que concurren de manera desordenada y entremezclada, fisuras, cordilleras, y llanuras), y canales asociados a estas zonas. Se llama canales a franjas muy largas de terreno erosionado de manera lineal (con los rasgos de la topografía reconocible más antigua muy suavizados por dicha erosión), y que tienen todo el aspecto de haber experimentado la erosión ejercida por fluidos discurriendo cuesta abajo.



Los resultados de la nueva investigación demuestran que esos canales y ciertas depresiones profundas, alargadas y de bordes bastante abruptos, situadas entre cuencas, exhiben en su lecho rocoso evidencias de una significativa erosión ejercida por desbordamientos catastróficos desde lagos de agua muy profundos (casi mares) preexistentes.


Fuentes : sciencecodex

¿La solución de los problemas energéticos del mundo puede salir del agua?

http://static.euronews.com/articles/226036/606x341_226036_la-solucion-de-los-problema.jpg?1369671888

Un grupo de investigadores marinos sale a revisar como está su cultivo de algas en el suroeste de Irlanda. Las algas que plantaron hace unos meses han crecido, conviertiendo este lugar en una auténica plantación submarina.

“Se pude ver claramente que hay una gran cosecha de algas aquí debajo. Las plantas crecen entre dos y tres metros. Vamos a tener que recogerlas muy pronto”, dice Freddie O’Mahony, bióloga marina.

El cultivo de algas marinas ha ganado popularidad en Irlanda a raíz de la creciente demanda de los sectores de la alimentación y de la salud. Pero este proyecto europeo de investigación estudia también estas plantas como productoras de biocombustibles.

“Las algas no necesitan fertilizantes ni tampoco invaden la tierra. Los cultivos para biocombustibles compiten cada vez más por las parcelas de uso agrícola. Y crecen muy rápido. En seis meses ya están completamente maduras”, explica Julie Maguire, coodinador del proyecto Mabfuel.

Algunas especies de algas contienen azúcares que sirven para la producción de bioetanol, otras son ricas en aceites y se pueden convertir en biodiésel. Los investigadores están intentando mejorar el tratamiento de las algas y la producción de aceite para que se pueda comercializar. Además de algas marinas, también estudian las microalgas, una especie unicelular que crece y acumula aceite muy rápidamente cuando se cultivan en biorreactores.

“Pueden producir entre 7 y 31 veces más aceite que la mejor cosecha en la tierra. Sí, todavía queda mucho por hacer, pero hace 10 años la gente se habría reído de nosotos si les hubiéramos propuesto que usaran combustible de algas para su coche”, destaca Maguire.

El gran desafío ahora es extraer el aceite de las algas y de las microalgas. En este laboratorio el polvo de algas se trata con grandes cantidades de disolvente para que se libere el aceite, pero este método no sirve para utilizarlo a gran escala. 




“El cultivo de las algas o microalgas es la parte más fácil. Lo difícil es extraer el aceite y tenemos que encontrar la forma más barata de hacerlo, utilizando los mínimos recursos posibles”, dice Fiona Moejes, investigadora.

Un combustible de algas más barato podría revolucionar la industria. En esta planta irlandesa se producen 30.000 toneladas de biocombutible al año reciclando aceite de cocinar, grasas animales y otras grasas. El biocombustible se mezcla con gasóselo mineral, que no es tan dañino para el medio ambiente. En el laboratorio los científicos estudian las muestras de aceite de algas usando instrumentos industriales. Los fabricantes podrían ampliar su producción si consiguieran acceder a esta nueva materia prima a un precio competitivo.

“Por supuesto que nuestra industria siempre está interesada en este nuevo tipo de aceite. Podemos producir biodiésel a partir de cualquier tipo de aceite. Y además si es ecológico entonces será mejor para nosotros”, explica Joe Jewison, encargado del laboratorio en Green Biofuels Ireland.

Las algas pueden crecer en cualquier lugar siempre y cuando tengan, luz sufiente, agua y dióxido de carbono. Mejoran la calidad del aire y absorben el CO2. También reducen el efecto negativo de la piscicultura filtrando el exceso de nutrientes.

“El único impacto medioambiental que puede tener una granja de algas es que es beneficioso. Todo es positivo. No hay nada negativo. No estoy diciendo que vayan a limpiar todo el mar, pero ayudan al limpiar el exceso de nutrientes. Así que las algas son como una especie de fregona. Una fregona de nutrientes”, asegura O’Mahony.

El cultivo de algas puede ser la única alternativa viable para sustituir a los actuales combustibles fósiles, entre otros usos.

“Están muy sabrosas si se mastican. ¿Quiere probar?”, nos dice la bióloga ofreciéndonos unos trozos de algas. 



Fuentes : Euronews

Vivir en el espacio - Space Euronews

http://static.euronews.com/articles/225424/606x341_225424_vivir-en-el-espacio.jpg?1369304824
Luca Parmítano, Esa Astronaut
La puerta de entrada al espacio para los futuros astronautas está en Colonia, Alemania. Este es el Centro Europeo de Astronautas (EAC) y todos los que después trabajan en la Estación Espacial Internacional (EEI) se entrenan aquí, como Luca Parmitano, que pasará este año seis meses en espacio. Una de sus principales tareas será supervisar el acoplamiento de la nave reabastecimiento a la estación espacial.

“Estoy preparado para ser el operador prinicipal y cuando la nave de abastecimiento llege a la estación lo que tengo que hacer es monitorizar la distancia, asegurándo que mis medidas y las del ordenador sean las mismas. También comprobaré la velocidad del movimiento, que no sea ni demasiado rápida y demasiado lenta y si hay algo que sale mal puedo enviar una orden para que se detenga, se retrase o se interrumpa la operación”, explica el astrnauta italiano.


 

La actividad de los astronautas se vigila muy de cerca. Y si hay un europeo en el espacio, siempre hay alguien en Colonia atento a sus movimientos. Los astronautas de la EEI siguen una rutina diaria predefinida de trabajo y descanso, para asegurarse de que no se agotan. El trabajo principal de la tripulación de la estación espacial es la investigación científica, pero también tienen que dedicar mucho tiempo al mantenimiento de la estación y tienen, por ejemplo, que limpiar. Todos los sábados pasan la aspiradora.

Lo miembros de la tripulación de la EEI son como las manos y los ojos de los científicos de la Tierra: completan sus experimentos y ellos mismos forman parte de las pruebas. Se registran sus movimientos y los cambios que sufren para comprobar también cómo los humanos se adaptan a vivir en el espacio. Luca participa en uno de los experiementos que se están realizando ahora en la estación espacial. Incluye pruebas antes, durante y depués de su vuelo.

La idea que se está estudiando en agencias como la ESA y la NASA es que los astronautas viajen más lejos y durante más tiempo. Por eso uno de los temas centrales de los experimentos es entender cómo nuestro cuerpo reacciona en condiciones de gravedad cero, como reaccionan los músculos y los huesos cuando no se le hace trabajar. Otro de los riesgos es la alta radiación que hay en el espacio. La EEI está expuesta al bombardeo contínuo de partículas altamente radiactivas. Este tipo de radiación puede provocar cáncer como leucemia, pero de momento el equipo médico no ha encontrado ningún efecto a largo plazo.




Fuentes : Space Euronews

25 de mayo de 2013

40 años del Skylab

http://blogingenieria.com/wp-content/uploads/2013/05/skylab-2.jpg

Se cumple el 40º aniversario del lanzamiento del Skylab, la primera y única estación espacial totalmente norteamericana. Tras las emocionantes misiones lunares Apolo, el Skylab fue en su momento una especie de anticlímax, un proyecto que nadie parecía desear realmente. Y, sin embargo, fue un éxito rotundo que sólo el tiempo lograría poner en su sitio.


El Skylab visto durante la misión Skylab-4 (NASA).




A pesar de ser la estación espacial más pesada y voluminosa que ha alcanzado el espacio mediante un único lanzamiento (la ISS, mucho más grande, ha requerido decenas de misiones para tomar su forma actual), la NASA no se dignó siquiera en darle un nombre digno a su categoría y prefirió optar por el neutro 'laboratorio celeste'. Algo lógico, porque cuando el Skylab despegó a bordo del último cohete Saturno V, la agencia todavía soñaba con crear una gigantesca y auténtica estación espacial con capacidad para cincuenta personas. No importaba que los planes para esta estación 'de verdad' hubiesen sido eliminados de un plumazo en 1970, la NASA aún esperaba poder hacerlos realidad. El Skylab, por tanto, era visto como un simple aperitivo del futuro brillante que estaba por llegar. Un aperitivo de 77 toneladas.

El que el Skylab terminase por ser la primera estación espacial norteamericana fue también algo inesperado. A principios de los años 60, la mayoría apostaba por la estación militar MOL de la USAF como el mejor candidato para convertirse en el primer laboratorio orbital estadounidense, un enorme satélite espía tripulado dotado de uno de los telescopios más potentes jamás lanzado al espacio.
 





Estación espacial Skylab (NASA).












  

Emblema del programa (NASA).

 

El proyecto que posteriormente sería conocido como Skylab nació en febrero de 1959, cuando el viceadministrador de la NASA Hugh Dryden declaró públicamente ante el senado que uno de los objetivos de la nueva agencia espacial sería construir una base permanente en órbita baja. En junio de ese mismo año, el ingeniero alemán Wernher von Braun propuso a la ABMA (Army Ballistic Missile Agency) su concepto de wet workshop. La idea era muy elegante, aunque las dificultades técnicas asociadas eran -y son- enormes. ¿Por qué desechar la masa útil de las etapas de los cohetes en cada lanzamiento? Una fase superior podría ser usada como laboratorio orbital una vez que el combustible del interior se hubiese agotado, aumentando de forma espectacular la capacidad de carga de un lanzador y creando al mismo tiempo una estación espacial de gran tamaño.




Boceto del concepto wet workshop de von Braun (Wikipedia).




Por otro lado, en 1961- nada más aprobarse el programa Apolo- Emanuel Schnitzer, del Centro Langley de la NASA, sugirió usar una estructura hinchable junto con una nave Apolo CSM para crear una pequeña estación espacial denominada 'Apolo X', aunque la primera propuesta seria de una estación espacial asociada al Apolo nacería en 1963, cuando el Centro Marshall de la NASA concibió un proyecto para lanzar una estación con capacidad para 18 personas usando el equipamiento del Apolo. Este proyecto rivalizaba con la propuesta de estación MORL (Manned Orbiting Laboratory) -no confundir con el MOL militar- del Centro Langley. En principio, MORL debía usar los equipos del programa Gémini, aunque en 1964 se decidió usar el Saturno IB de Marshall para lanzar una estación de unas 14 toneladas. En todos los casos se contempló emplear el concepto de wet workshop. Las tripulaciones viajarían a bordo de naves Gémini o Apolo y más adelante se podría lanzar una estación de mayor tamaño gracias al Saturno V llamada LORL (Large Orbiting Research Laboratory). También se estudió la posibilidad de lanzar un telescopio espacial dentro del programa MORL, lo que convirtió a este programa una especie de réplica civil del MOL. 


  

Una de las propuestas dentro del programa MORL con naves Gémini (astronautix.com).






 



Concepto wet workshop de Douglas de 1966 usando una S-IVB y naves Gémini o Apollo (NASA).











Otra propuesta de wet workshop comparada con el MOL de la USAF (NASA).


 

1965 sería un año clave en la historia del Skylab. La NASA creó la oficina AAP (Apollo Applications Program) con el objetivo de buscar proyectos espaciales que pudiesen usar el equipamiento del programa lunar Apolo en misiones en órbita terrestre. AAP debía ser el 'plan B' para la NASA por si el Apolo era cancelado o no tenía éxito. Desde el primer momento, un objetivo claro para estas misiones sería construir una estación espacial. Von Braun, por entonces en el Centro Marshall, resucitó su viejo concepto del wet workshop para el AAP. Un Saturno IB pondría en órbita la etapa superior S-IVB. Una vez en el espacio, esta etapa se convertiría en la estación espacial OWS (Orbital Workshop) gracias al trabajo de una tripulación que despegaría en un CSM de forma separada gracias a otro cohete Saturno IB. La OWS tendría hasta cinco puntos de atraque independientes, lo que permitiría el traslado de equipos y módulos especializados mediante naves adicionales. Entre estos módulos destacaba el ATM (Apollo Telescope Mount), un telescopio multiuso propuesto en 1966 que usaría la estructura del módulo lunar de Grumman. Estaba previsto que las estaciones de tipo wet workshop fueran sustituidas por laboratorios 'secos' (dry workshops) más complejos lanzados directamente por un Saturno V.




Propuesta de diciembre de 1966 de OWS (NASA).






Los planes del AAP eran, como se estilaba en la época, demasiado ambiciosos. La agencia planeaba lanzar nada más y nada menos que tres estaciones OWS en modo wet workshop y otras tres en modo 'seco' mediante el lanzador Saturno V, además de cuatro ATM de diferentes características. En noviembre de 1966 estaba previsto que el primer OWS fuese lanzado mediante la misión SAA-210, seguida de una misión tripulada -SAA-211- que permanecería 56 días a bordo y supervisaría el acoplamiento del ATM SAA-212. 


 Una de las propuestas originales del ATM (NASA).


 

Unas previsiones que pronto tuvieron que ser revisadas a la baja por culpa de las dificultades presupuestarias. Para enero de 1968 la NASA había reducido sus expectativas y solamente pensaba lanzar un wet workshop mediante un Saturno IB, otro dry workshop mediante un Saturno V y un ATM (poco después de decidió lanzar el ATM conjuntamente con la estación). El primer OWS despegaría en 1970, ya que por entonces aún se pensaba alternar misiones lunares con las del AAP. Lamentablemente, los recortes seguirían adelante y en mayo de 1969 la NASA se vio obligada a reducir el programa a un único lanzamiento. Tanto von Braun como Robert Gilruth -director del programa tripulado de la NASA- votaron a favor de lanzar un dry workshop con un Saturno V y olvidarse del wet workshop. Era una decisión polémica, ya que este lanzador podría haberse usado para una misión lunar adicional. No obstante, las dificultades técnicas del wet workshop amenazaban con cancelar todo el programa, de ahí que la cúpula de la NASA optase por la solución más rápida y sencilla, que no la más económica. El administrador de la NASA Thomas Paine secundaría la propuesta en julio de 1969. Justo ese mismo mes el Pentágono canceló el MOL, por lo que el Skylab se convirtió de repente en el único proyecto de estación espacial norteamericana.


 
OWS wet workshop de septiembre de 1968 (NASA).




McDonnell Douglas construiría dos OWS, uno de ellos de reserva que podría ser lanzado posteriormente si el presupuesto lo permitía o si el original resultaba dañado durante el lanzamiento. Finalmente, el 17 de febrero de 1970 el programa AAP fue rebautizado como Programa Skylab. El nombre había sido sugerido por Donald Steelman, un trabajador de la USAF. Se lanzarían únicamente tres misiones tripuladas a la estación, un número elegido por las limitaciones presupuestarias. No había dinero para misiones adicionales ni para lanzamientos de avituallamiento, y eso a pesar de que la estación tendría finalmente dos puertos de atraque. El diseño final del Skylab contemplaba una estación dividida en cuatro partes: el MDA (Multiple Docking Adapter), el cilindro frontal encargado de permitir el acoplamiento de naves Apolo CSM, la esclusa para actividades extravehiculares (AM, Airlock Module), con una escotilla que era en realidad una puerta de una cápsula Gémini, el telescopio solar ATM con sus cuatro característicos paneles solares y el gran cilindro del laboratorio propiamente dicho u OW (Orbital Workshop), dividido en dos 'pisos' separados por un suelo de rejilla. Este suelo de rejilla era una reliquia del diseño wet workshop para permitir el flujo de combustible en una etapa S-IVB. El patrón triangular del suelo permitía además que los astronautas se fijasen a las superficies gracias a unas placas especiales que llevaban en la suela de sus zapatos, un sistema muy parecido a los pedales automáticos de un ciclista. Los tres dormitorios (las camas estaban situadas en 'vertical'), el baño, el gimnasio y...¡una ducha!, estaban situados en el piso inferior. El baño incluía un innovador sistema de secado de heces mediante exposición al vacío para reducir el tamaño de los residuos. La parte superior del OW poseía un volumen vacío enorme, incluso para los estándares actuales.

















Los cohetes del Skylab (NASA).



 Los diseñadores del Skylab temían que los astronautas pudiesen quedarse flotando indefensos en medio de este volumen sin poder alcanzar una superficie, motivo por el cual introdujeron un poste metálico como guía en el centro del OW. El poste sería innecesario y la primera tripulación lo retiraría para poder disfrutar de la ingravidez sin obstáculos. La parte inferior del complejo estaba dominada por el compartimento de la basura, un enorme volumen expuesto al vacío correspondiente al tanque de oxígeno líquido en el diseño wet workshop (el OW era el tanque de hidrógeno líquido). Durante las misiones, la nave Apolo CSM sería parte del complejo y los astronautas la usarían como cabina de teléfono para hablar con sus familiares. La estación emplearía, al igual que el CSM, una atmósfera de oxígeno puro a baja presión. Originalmente, el MDA poseía cuatro puertos de atraque para permitir el acoplamiento de varias naves con el equipamiento para la estación en el modo wet workshop. Tras decidirse por la versión 'seca', el número de puertos fue reducido a dos, ya que todo el equipo necesario se lanzaría de una vez dentro del OW. La situación de la esclusa en medio del túnel entre el OW y el MDA significaba que si por un casual los astronautas no podían represurizarla tras una EVA, la estación debería abandonarse y tendrían que volver a la Tierra. 



EL Saturno IB (NASA).

En enero de 1972 se anunciaron las tripulaciones de las tres misiones, al mismo tiempo que se introdujo una nomenclatura tremendamente confusa que aún hoy causa dolores de cabeza. El lanzamiento del Skylab mediante un Saturno V se denominaría Skylab-1 y poco después despegaría el Skylab-2 en un Saturno IB con Charles Conrad, Joseph Kerwin y Paul Weitz. Luego le tocaría el turno al Skylab-3 (Alan Bean, Owen Garriott y Jack Lousma) y el Skylab-4 (Gerald Carr, Edward Gibson y William Pogue), que cerraría el programa. Este sistema de numeración fue introducido después de que las tripulaciones hubiesen creado sus insignias y documentos numerando las misiones de la 1 a la 3 y no de la 2 a la 4, de ahí la confusión. Sólo Conrad y Bean tenían experiencia previa en vuelos espaciales (ambos pisaron la Luna en 1969 durante el Apolo 12), mientras que el resto eran 'novatos'. Bean era una elección lógica, ya que durante mucho tiempo trabajó en el AAP antes de que Conrad lo rescatase para el Apolo. Durante un tiempo se estudió acoplar el Skylab con la estación soviética Salyut-1 o realizar una misión conjunta con una Soyuz, pero este programa internacional sería cancelado en favor de una misión Apolo-Soyuz más modesta.






  Evolución del diseño del Skylab (NASA).

La primera nave Apolo CSM para el Skylab llegó al Centro Espacial Kennedy en julio de 1972, seguida en septiembre por el OWS. Por fin, el 14 de mayo de 1973 el Skylab despegó desde la rampa 39A del KSC y alcanzó el espacio a lomos del último Saturno V (AS-513). Una visión para la historia, aunque la misión estuvo a punto de terminar en desastre. El escudo contra meteoroides, que ya había dado varios problemas en tierra, se desprendió 63 segundos después del lanzamiento, provocando que uno de los dos paneles solares de la estación quedase atascado y arrancando el otro de cuajo. La órbita de la estación era buena, pero la temperatura del interior del laboratorio podía llegar a ser con el tiempo incompatible con la vida, por no hablar de la carencia de electricidad. El lanzamiento de la primera tripulación, previsto para el 15 de junio, tuvo que ser pospuesto. 

 El OWS del Skylab en el KSC (NASA).

 El último Saturno V con el Skylab (NASA).

 Lanzamiento del Skylab (NASA).





 Diseño del Skylab (NASA).


Interior de la estación (NASA).



Por suerte, la NASA estaba acostumbrada a solucionar problemas peores y pronto se preparó un escudo de mylar y nylon que debía ser desplegado por los astronautas del Skylab-2 para proteger así a la estación del Sol. El 25 de mayo despegó el Skylab-2 y se acopló casi nueve horas después con el laboratorio orbital. Antes de acoplarse, Conrad maniobró el CSM cerca del laboratorio mientras Weitz utilizaba un mástil especial para intentar liberar el panel atascado al mismo tiempo que Kerwin lo agarraba por las piernas para garantizar un asidero firme.


Misión Skylab-2 (NASA)


 Todos los intentos de liberar el panel fueron en vano, por lo que los astronautas procedieron a acoplarse con la estación. Para mayor desesperación de la tripulación, los primeros intentos de acoplamiento fueron infructuosos y los tres hombres tuvieron que volverse a poner sus trajes espaciales para retirar la sonda de acoplamiento del CSM e intentar un enganche directo, cosa que lograron poco después. Les recibió una estación enorme, pero demasiado calurosa. Ahora tocaba el turno de desplegar el escudo, una tarea que tenía que llevarse a cabo lo más rápidamente posible. De no hacerlo, el calor podría derretir los plásticos del interior del complejo, emitiendo humos tóxicos que no podrían ser filtrados, inutilizando la estación. 


Weitz intenta desplegar el panel solar del Skylab (NASA).


 El escudo fue finalmente desplegado a través de una de las dos pequeñas esclusas científicas (SAL, Scientific Airlock) y por fin la temperatura comenzó a descender. Una actividad extravehicular de Conrad y Kerwin dos semanas después logró liberar el panel atascado. La estación estaba lista para las operaciones científicas. La tripulación había salvado la estación. Los astronautas permanecieron en la estación 28 días, superando el récord de permanencia en el espacio establecido en la Salyut 1 por la malograda tripulación de la Soyuz 11.

Las misiones Skylab-3 y Skylab-4 volvieron a batir este récord después de pasar 59 días y 84 días en el espacio, respectivamente. Tras la Skylab-4, la NASA decidió no continuar la vida de la estación. Los planes para lanzar el Skylab B fueron olvidados y esta estación fue almacenada (se puede ver hoy día en el museo del Aire y el Espacio de Washington). La agencia tampoco aprobó formalmente una misión del transbordador espacial para dotar al Skylab de motores y permitir que fuese visitada por el shuttle.

  
Tampoco es que hiciera falta, porque la gran estación reentró en la atmósfera terrestre el 11 de julio de 1979 y sus fragmentos cayeron sobre Australia. La reentrada del Skylab causó una auténtica histeria colectiva en todo el mundo, un trágico final para un gran proyecto. El Skylab se convirtió así en el último estertor del programa Apolo, el último superviviente de una gloriosa era que, de forma paradójica, los Estados Unidos se empeñaban en dejar atrás. La NASA había dejado el camino libre a las estaciones soviéticas Salyut y Mir, que dominarían el panorama de las misiones espaciales de larga duración durante las dos décadas siguientes.

 Planes para acoplar un motor y elevar la órbita de la estación con el shuttle (NASA).


 

Después del Skylab, la NASA decidió hacer borrón y cuenta nueva. La nueva estación Freedom propuesta en los años 80 sería lanzada en pequeños módulos mediante el transbordador y no incorporaría ningún elemento heredado del diseño del Skylab. Aunque se suele presentar como un antecesor de la actual ISS, el Skylab fue desgraciadamente un callejón sin salida. Para el programa ISS, la NASA tuvo que volver a aprender cómo operar una estación espacial invirtiendo grandes sumas de dinero y, por supuesto, gracias a la colaboración con Rusia en los años 90, una colaboración que le permitió acceder de forma barata a la estación Mir.

40 años después, el Skylab se nos presenta como un proyecto que surgió a destiempo entre dos épocas, la 'vieja' era del Apolo y el rutilante futuro que prometía el transbordador espacial. Un proyecto que pudo haber sentado las bases para una presencia permanente en el espacio por parte de los EEUU, pero que la NASA prefirió dejar pasar. 




 El Skylab (NASA).


 Alan Bean fuera del Skylab en la Skylab-3 (NASA).


 El interior del Skylab era realmenet gigantesco (NASA).

 Prueba del MMU del shuttle dentro del Skylab durante la Skylab-4 (NASA).





SKYLAB : SPACE STATION I - 1970's NASA Space Station Educational Documentary





Fuentes : danielmarin.blogspot.com