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1 de noviembre de 2018

Las poblaciones de animales vertebrados en América Latina disminuyeron un 89% desde 1970

El informe Planeta Vivo, de la WWF, revela que estos animales hoy se agrupan en menor número, en áreas geográficas más acotadas y con menor diversidad genética. Las causas son la desforestación, las especies invasoras y el cambio climático.

Un panorama inquietante sobre la pérdida de biodiversidad de la Tierra presenta el Informe Planeta Vivo 2018, que elabora cada año el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) y la Sociedad Zoológica de Londres para mostrar la situación en que se encuentran las especies de vertebrados en el mundo.

El documento, que se presenta hoy, por primera vez entrega datos que abarcan desde el año 1970 y se desglosan en regiones biogeográficas, lo que permite tener un panorama preciso por grandes áreas territoriales.

Desde ese año, la pérdida promedio global de las poblaciones de animales vertebrados ha sido de 60%, y la región más afectada es la Neotropical, que en este informe incluye a toda Latinoamérica, menos el norte de México. En esta zona, entre 1970 y 2014 (último año considerado) la pérdida promedio alcanza a 89%. Le siguen en magnitud la región Indo Pacífico (India, el Sudeste Asiático, Indonesia y Oceanía) y África Tropical, con una merma de 64% y 56%, respectivamente.

Para el estudio se consideraron más de 7.500 poblaciones en las distintas zonas del mundo de casi tres mil distintas especies de mamíferos, aves, peces, reptiles y anfibios.

La pérdida de poblaciones implica que hay menos diversidad genética de animales en un área, lo que afecta su sobrevivencia.

Respecto de las razones, el informe cita como la principal a la pérdida o degradación del hábitat, en especial por la deforestación o cambio de uso de suelo. Le siguen muy de cerca la sobreexplotación de especies, la contaminación, las especies invasoras, enfermedades y el cambio climático.


La mayor merma de poblaciones en la región latinoamericana corresponde a las aves, donde más del 65% de ellas, en promedio, han disminuido debido a la pérdida de hábitat. En el caso de mamíferos, reptiles y anfibios, desde 1970, la merma de poblaciones por este mismo motivo ha sido de poco más de 50%. 
En cuanto a los peces, el mayor motivo es la sobreexplotación, siendo responsable de casi 60% de la disminución de poblaciones.

En el Ecuador hay proyectos de conservación como el de oso de anteojos y el cóndor. 


Algunos ejemplares en riesgo en Ecuador
Oso de anteojos (Tremarctos ornatus). En el país hay una estra­tegia nacional para su conservación. 
Boa del Chocó (Corallus blombergi). Es una especie ovovivípara, tiene hábitos arbóreos y caza en la noche. 
Rana saltona de muslos brillantes (Allobates femoralis). Vive en la Amazonía. Es una especie diurna. 
El jaguar amazónico (Panthera onca centralis). Se alimenta de venados, pecaríes, tortugas y peces. 
Águila harpía (Harpia harpyja). Es una de las rapaces de mayor tamaño del mundo, de pico y garras fuertes. 
Ballena azul (Balaenoptera musculus). Se alimentan exclusivamente de krill. Tiene costumbres migratorias.

En el caso chileno, el informe empleó datos de unas 100 poblaciones de 50 especies, como el huemul, el guanaco, la merluza, la anchoveta, la vicuña, la ranita de Darwin y el pingüino de Humboldt. Sin embargo, no están desglosados, sino que forman parte de la cuantificación regional, explica Ricardo Bosshard, director de WWF Chile. "El informe no presenta datos finos, sino que levanta información de cada país y continente para generar los índices gruesos globales".



Datos alarmantes

La merma no es tan grande en las regiones del hemisferio norte. Esto, según el informe, se debe a que allí el paisaje ya fue modificado y hoy se trabaja en su recuperación.

"Esto es una pesadilla hecha realidad", dice el biólogo Pablo Marquet, investigador del departamento de Ecología de la U. Católica, quien destaca que el informe está respaldado por más de 40 años de investigaciones de científicos de primer nivel mundial.



"Los datos son muy alarmantes, sobre todo para nuestra región. Esto implica un aumento en el riesgo de extinción y un potencial colapso de las tramas tróficas y ecosistemas. Si a esto se suman reportes recientes de disminuciones en insectos, el escenario es aún peor", afirma el especialista. "Si consideramos que nuestra manera de estar en el mundo está sostenida en el andamio de la biodiversidad, estos datos nos dicen que nuestra sociedad y modelo de vida está tambaleando".

El informe hace un llamado urgente a tomar acciones concertadas a nivel planetario. "Esperemos que nuestro país lo escuche, lo mismo que Brasil y el resto de los países del Neotrópico", señala Marquet.

Según Bosshard, esta edición del informe es muy relevante, dado que es la última previa al del año 2020, momento clave para las decisiones y acuerdos ambientales a nivel global. Durante ese año se esperan revisiones en torno a los Objetivos de Desarrollo Sostenible, el Acuerdo de París y el Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB).

En este sentido, tal como ocurrió con el cambio climático, dice, es necesario un acuerdo marco integral conforme al CDB, que impulse la acción pública y privada, y la restauración y protección de la biodiversidad y la naturaleza.



Informe Planeta Vivo 2018

Durante las últimas décadas, la actividad humana también ha afectado gravemente los hábitats y los recursos naturales. Las poblaciones globales de especies de vertebrados han disminuido un 60% en poco más de 40 años. Y el 20% de la Amazonía ha desaparecido en solo 50 años.

Descarga el Informe Planeta Vivo 2018 de WWF.


27 de enero de 2015

Inventario de anfibios suma 5 especies más en Ecuador

Habían pasado seis meses desde que el entonces estudiante universitario de biología Juan Pablo Reyes-Puig había recorrido el bosque. Eran jornadas nocturnas desde las seis de la tarde hasta la una de la mañana en las que bordeaba desfiladeros empinados cortados por riachuelos y ríos caudalosos del flanco oriental del Tungurahua.

Reyes-Puig quería documentar los efectos de la erupción del volcán en la fauna como parte de su tesis. Seguía trochas naturales abiertas por mamíferos como el oso de anteojos cuando en diciembre del 2007 se topó sobre un helecho con una rana en medio de cedros y podocarpus.

Su color blanquecino tierra que resaltaba sobre el follaje captó su atención. Tras siete años de análisis y comparaciones se determinó que era una nueva variedad de anfibio.

La bautizaron como Pristimantis punzan, en honor al sitio Punzan del cantón Baños (Tungurahua), donde habita. Pero no sería la única especie nueva que Reyes-Puig y su equipo encontraron. Los hallazgos siguieron en el 2008 y con el apoyo de otros científicos como Mario Yánez-Muñoz, director del Museo Ecuatoriano de Ciencias Naturales, la labor de campo terminó en descripciones de tres nuevas especies de anfibios de las que recién se conocen detalles con la publicación de su información en diciembre pasado en revistas científicas del exterior.

Junto con la Pristimantis punzan se describieron dos especies más: Pristimantis marcoreyesi y Pristimantis puruscafeum. A estas tres se suman otras dos encontradas en los bosques del Parque Nacional Sangay y en la cordillera del Cóndor: Pristimantis roni y Pristimantis paquishae, en su orden, cuya descripción también fue aceptada y publicada en diciembre pasado.

A estas cinco ranas terrestres recién descritas para la ciencia y endémicas del país se suman otras doce especies publicadas durante el 2014. De estas 17, quince son nuevas y dos no se habían registrado en el país.

“En el Ecuador todavía estamos lejos de tener un inventario completo de diversidad biológica. Hay estimaciones que dicen que hemos inventariado no más del 10% de las plantas y animales que existen. Seguramente va a haber muchas especies que se extingan antes de ser descritas”, dice Luis Coloma, investigador del Centro Jambato de Conservación de Anfibios.

El especialista agrega que el país alberga una alta biodiversidad, pero no ha existido una tradición histórica de investigación. A ello se suman las amenazas que enfrentan las especies de anfibios. “La principal sigue siendo la destrucción del hábitat debido a distintas actividades humanas (...). Otras son la contaminación asociada a pesticidas y plaguicidas, actividades mineras y la extracción y transporte del petróleo. Finalmente, el cambio climático y la introducción de especies exóticas, algunas de las cuales son patógenas, amenazan a muchas especies de anfibios”, asegura Juan Manuel Guayasamín, director del Centro de Investigación de la Biodiversidad y el Cambio Climático (BioCamb), de la Universidad Tecnológica Indoamérica con sede en Quito.

La reducida área de extensión donde habitan ciertos anfibios y su amplia distribución a nivel nacional provocan que la mayor parte del hábitat de estas especies esté fuera del Sistema Nacional de Áreas Protegidas, dice Coloma.


De las cinco nuevas descritas en diciembre, cuatro viven en zonas no protegidas. 
Hay iniciativas que cuentan con el apoyo de organizaciones no gubernamentales como la Fundación Ecominga, que busca conservar áreas en la cuenca alta del río Pastaza, donde viven tres de las nuevas especies de ranas descritas, para que sirvan de conexión entre los parques nacionales Sangay y Llanganates. Yánez-Muñoz dice que solo en la última década se han descrito alrededor de 60 nuevas especies de anfibios en el país: “La revisión de colecciones de los museos, las nuevas técnicas moleculares y el acceso a reservas que antes eran remotas han facilitado. Solo en el caso de las ranas pristimantis se estima que habría 150 especies nuevas por identificar y describir”. 
El Museo Ecuatoriano de Ciencias Naturales incluye 15 mil ejemplares de anfibios y reptiles, muchos de estos aún no están descritos. En el país hay 547 especies de anfibios de los que el 31% está en una categoría de amenaza. 
Coloma indica que el porcentaje podría ser de más del 50%, debido a que se desconoce el estado de conservación del 27% de estas especies: “De aquellas con datos insuficientes muchas estarían en categorías de amenaza”, dice. Las características particulares de cada especie frente a las que se le parecen es un indicador para considerarla como una nueva variedad. 
Aunque las cinco cuya descripción se difundió recientemente poseen una función común, la de una reproducción directa, es decir, no ponen renacuajos sino huevos de los cuales salen las crías. 


Fuentes : El Universo

En fotos: algunas de las especies descubiertas en Ecuador hasta el 2014

Científicos ecuatorianos anunciaron el descubrimiento de 35 nuevas especies en Ecuador, tras cinco años de investigación y compilación. 
Aquí, la rana cohete de Yasuní o "Hyloxalus yasuni"
Foto: FaunaWebEcuador Santiago Ron)

La mayoría de las especies descubiertas son anfibios y reptiles, como esta lagartija de palo gargantirrojas (Enyalioides rubrigularis). Pero también hay una planta desconocida hasta el momento. Los hallazgos de los científicos fueron publicados en unas 40 revistas académicas internacionales.
Foto: FaunaWebEcuador Omar Torres C

La más reciente publicación académica que registró estos hallazgos fue la revista especializada ZooKeys. Los científicos hallaron cuatro nuevas especies de ranas arbóreas. El nombre de una de ellas, "Hypsiboas alfaroi" (en la foto), está dedicado al expresidente ecuatoriano Eloy Alfaro.
Foto: FaunaWebEcuador Santiago Ron)

Unos 40 investigadores ecuatorianos de entidades como la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE), el Museo Ecuatoriano de Ciencias Naturales y la Escuela Politécnica Nacional participaron en la investigación, cuenta Omar Torres, profesor de la PUCE. Aquí, la ranita shiwiar o "Dendropsophus shiwiarum".
Foto: FaunaWebEcuador Santiago Ron)

El proyecto de investigación, denominado "Arca de Noé", contó con financiamiento del Estado ecuatoriano e incluyó áreas de los Andes de Ecuador y del Parque Nacional Yasuní, en la selva de la Amazonía. Entre las especies descubiertas figura esta Anolis de Otonga o "Anolis otongae".
Foto: FaunaWebEcuador Omar Torres C

Los expertos ecuatorianos creen que aún hay bastantes especies por descubrir en Ecuador. Por eso, planean lanzar una nueva fase de investigación que abarque más ampliamente el territorio ecuatoriano. Aquí, la rana de casco de Cannatella o "Osteocephalus cannatellai"
Foto: FaunaWebEcuador Santiago Ron)

"Ecuador, a pesar de ser un país megadiverso, ha sido muy poco explorado en términos biológicos. Aún hay mucho por conocer", le dice a BBC Mundo Santiago Ron, docente de la Escuela de Ciencias Biológicas de la PUCE. Una de las "nuevas" especies es este cutín de la Candelaria o "Pristimantis bellae".
Foto: FaunaWebEcuador Santiago Ron)

Santiago Ron afirma que en la investigación sobre estas nuevas especies se utilizaron técnicas de análisis genético. Aquí, una Anolis del Podocarpus o "Anolis podocarpus".
Foto: FaunaWebEcuador Santiago Ron)

"Ahora que estamos haciendo estos estudios genéticos se nos está revelando toda la biodiversidad oculta", le dice Ron a BBC Mundo. En la imagen, la rana cohete de Pastaza o "Hyloxalus italoi"
Foto: FaunaWebEcuador Santiago Ron)

Para el avance del proyecto "Arca de Noé" se espera contar con investigadores de diversas universidades que trabajen en la elaboración de un inventario de la riqueza biológica de Ecuador. Aquí, la rana bullanguera de Puyango o "Engystomops puyango".
Foto: aunaWebEcuador Santiago Ron


Fuentes: Terra