Mostrando entradas con la etiqueta Ecología. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Ecología. Mostrar todas las entradas

29 de octubre de 2021

Ecología - Bosques que protegen la biodiversidad y además absorben dióxido de carbono

CIFOR/Nanang Sujana. Los bosques de turberas, un tipo de humedal, como éste en Kalimantan central, Indonesia, pueden almacenar gases nocivos de dióxido de carbono.

El conjunto de bosques que forman parte de ese listado ocupa una superficie total de 69 millones de hectáreas (dos veces el tamaño de Alemania) y forman un conjunto de ecosistemas ricos en biodiversidad que, además de absorber el dióxido de carbono de la atmósfera (CO2) acumulan grandes cantidades de carbono.

La protección de la biodiversidad del planeta puede llevarse a cabo conjuntamente con la absorción de dióxido de carbono, gas con efecto invernadero y principal culpable del calentamiento global. Así lo demuestran unos bosques.

Los bosques que forman parte de la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO absorben cada año 190 millones de toneladas de dióxido de carbono presentes en la atmósfera, señala un estudio del organismo especializado de la ONU. La cifra representa aproximadamente la mitad del CO2 procedente de combustibles fósiles que anualmente se emiten en el Reino Unido.

Sin embargo, el informe también destaca que, en 10 de estos bosques, sobre un total de 257, emitieron más dióxido de carbono del que absorbieron, especialmente por la presión ejercida mediante la actividad humana y el cambio climático.

En concreto el estudio alude a la fragmentación de las tierras debida a la explotación forestal y al desbrozamiento del bosque en beneficio de la agricultura en numerosos sitios, como causas que provocan emisiones superiores a la cantidad de carbono secuestrado.

Otras causas que provocaron este fenómeno están relacionadas con el aumento en el tamaño y en la gravedad de los incendios forestales, que a menudo están relacionados con largos periodos de sequía debida al calentamiento global, y a episodios meteorológicos extremos como los huracanes que ralentizan la capacidad de absorción del carbono.

Las previsiones para los próximos años nos son positivas y apuntan a que la captación de carbono en los bosques que forman parte de la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO se verá perturbada por la progresiva degradación y fragmentación de los terrenos y de eventos climáticos más cada vez más frecuentes e intensos.


©UNEP/José Sabino. Los bosques son los hábitats mas diversos en tierra.

Los bosques del Patrimonio Mundial ocupan 69 millones de hectáreas

Los resultados de la pesquisa forman parte de un esfuerzo conjunto de los Investigadores de la UNESCO, del Instituto de Recursos Mundiales y de la Unión Internacional para la conservación de la naturaleza. Los científicos calcularon la cantidad de CO2 capturado y expulsado por los bosques del Patrimonio Mundial entre 2001 y 2020 y determinar las causas de ciertas emisiones

El conjunto de bosques que forman parte del patrimonio mundial ocupa una superficie total de 69 millones de hectáreas (dos veces el tamaño de Alemania) y forman un conjunto de ecosistemas ricos en biodiversidad que, además de absorber el dióxido de carbono de la atmósfera acumulan grandes cantidades de carbono.

El carbono acumulado por los bosques durante siglos asciende a unos 13.000 millones de toneladas de ese elemento químico, una cifra superior a todas las reservas petrolíferas existentes en Kuwait.

La UNESCO destaca que, si se liberara a la atmósfera en forma de dióxido de carbono todo el carbono almacenado en estos bosques, esta situación supondría añadir un tercio a la cantidad de CO2 que anualmente se emite en el planeta.

Los bosques necesitan una protección solida y una administración sustentable

El estudio insta a resguardar los sitios del Patrimonio Mundial de la UNESCO y sus paisajes próximos con una protección fuerte y una gestión sostenible que sirva para garantizar que esos bosques continúan actuando como sumideros de carbono para las generaciones futuras.

Para conseguir este objetivo, el organismo especializado de la ONU recomienda tomar medidas de atenuación y adaptación al cambio climático, así como mantener y reforzar los corredores ecológicos que permiten una mejor gestión de los paisajes.

A modo de ejemplo, las agencias gubernamentales en Indonesia han utilizado sistemas de alerta contra incendios en tiempo casi real para reducir considerablemente sus plazos de intervención.

El Informe también recomienda integrar la gestión permanente de los sitios del patrimonio mundial de la UNESCO en las estrategias internacionales, nacionales y locales relacionadas con el clima, la biodiversidad y el desarrollo sostenible, en consonancia con el acuerdo de París sobre el Clima, el marco mundial de la biodiversidad para después de 2020 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible. 

Fuente: Noticias ONU

24 de febrero de 2021

Ecología - Efectos de las olas de calor sobre el fitoplancton antártico


Nitzschia sp., una especie típica de fitoplancton en la Antártida. (Foto: Agencia CTyS-UNLaM)

Un equipo internacional liderado por investigadores de Argentina observó los cambios drásticos que se provocan en el fitoplancton de la Antártida ante una oleada de calor de solamente unos pocos días. Estos microorganismos producen más del 50 por ciento del oxígeno del planeta y son la base de la red trófica de los ecosistemas marinos.

Hace una década, se preveía que para el año 2050 podría haber olas de calor en la Antártida y aumentos de temperatura del orden de los cuatro grados. Sin embargo, estos cambios se están presentando mucho más rápido de lo esperado según observan los investigadores que participan de las campañas del Instituto Antártico Argentino (IAA).

Experimento con microcosmos en la Antártida (izq) y la bióloga Julieta Antoni observando el fitoplancton en el microscopio (der).


Las muestras de fitoplancton fueron tomadas la bahía Caleta Potter, ubicada en cercanías a la base Carlini, al norte de la Península Antártica.

La bióloga Julieta Antoni, becaria doctoral del CONICET y de la Universidad de La Plata, indicó: “A partir de muestras tomadas en Caleta Potter -una bahía ubicada al norte de la Península Antártica-, analizamos el fitoplancton marino, que son unos microorganismos que constituyen la base de la red trófica y, además, son productores de oxigeno por excelencia, como también lo son los árboles a nivel terrestre”.

“El planeta Tierra evidencia un aumento sostenido de la temperatura del aire y, por lo tanto, de la temperatura del agua. En la Antártida, además, por el aumento en el deshielo asociado a este aumento de temperatura, se vierte una mayor cantidad de agua dulce en estas bahías marinas que poseen aguas saladas. Entonces, lo que nosotros estudiamos es qué ocurre con el fitoplancton si se dan estas condiciones de altas temperaturas y baja salinidad”, explicó Antoni, autora principal del estudio publicado recientemente en la revista científica Journal of Experimental Marine Biology and Ecology.

La doctora Irene Schloss, investigadora del Instituto Antártico Argentino y del Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC-CONICET), detalló a la Agencia CTyS-UNLaM que “desde el año 2010 aproximadamente, estamos realizando experimentos en la Antártida simulando lo que sucedería con el plancton si estuviera expuesto a condiciones de temperatura más elevadas, lo que al mismo tiempo produce el derretimiento de los glaciares y un aporte masivo de agua dulce”.

“Los valores con los que estamos simulando estos experimentos son los que estaban predichos para alcanzarse en los próximos 50 años, pero lamentablemente la última temporada nos mostró temperaturas del agua que ya estaban en estos valores tan elevados, o sea que no es una buena noticia para el ambiente”, indicó la especialista Schloss, directora del Proyecto Plancton en la base Carlini del IAA.

En tanto, Antoni comentó que “se estima que entre un 50 y un 60 por ciento del oxígeno del planeta lo generan estos pequeños microorganismos y, según observamos en este estudio del fitoplancton de Caleta Potter, con un aumento de temperatura durante siete días, ya se generan alteraciones en la composición de estas comunidades”.

Las distintas especies de plancton se pueden distinguir en el microscopio a partir de la forma y pigmentación: “Hubo una especie de fitoplancton típicamente subantártica que creció mucho más que el resto, una especie que no había sido registrada en la Antártida antes. Y, además, también creció una especie de alga que es cosmopolita, o sea que ambas dos están acostumbradas a climas un poquito más cálidos o con temperaturas más altas que las que se registran en la Antártida”, explicó la becaria doctoral del CONICET.

A su vez, con la disminución de la salinidad, proliferaron especies de algas muy chiquitas, que pertenecen a grupos “nanoplanctónicos”. El problema es que esto no solo implicaría un cambio en la estructura del fitoplancton, sino que también afectaría a las diferentes tramas tróficas; uno de los consumidores principales de este fitoplancton es el krill, que a su vez es consumido por una gran variedad de animales del ecosistema antártico.

El estudio, publicado en el Journal of Experimental Marine Biology and Ecology con el título “Response of a natural Antarctic phytoplankton assemblage to changes in temperature and salinity”, se basa en el aumento de temperatura y la disminución de la salinidad en muestras tomadas en Caleta Potter en el año 2016. Pero lo preocupante es que, en la campaña de verano de 2020, las temperaturas de la realidad eran semejantes a los de aquella simulación.

“Estos experimentos son de corta duración, duran una semana aproximadamente y, en este caso, lo que estamos simulando es una ola de calor muy intensa que se mantiene en la zona por un período corto de tiempo y los efectos que esto produce sobre el metabolismo del fitoplancton y el impacto sobre el ecosistema en general”, comentó Schloss.

La investigadora del IAA y del CADIC-CONICET agregó que “también está descripto que las olas de calor serán más frecuentes en los próximos años. Y, en 2020, tuvimos máximos de temperatura en la zona de la base argentina Esperanza, al norte de la Península Antártica, así que estamos trabajando en las simulaciones con valores bastante realistas”.

En la base científica Carlini, en el transcurso de los últimos diez años, más precisamente en las campañas de 2011, 2014 y 2016, se realizaron se realizaron tres experimentos con microcosmos -una especie de piletones donde se pueden colocar cientos de litros de agua que contienen estos pequeños microorganismos-, para ver qué ocurría ante estos aumentos de temperatura y disminución de salinidad.

En la campaña de verano del 2020, también se hizo un nuevo experimento de este tipo. Y, si bien la investigación a partir de esta última muestra aún no ha concluido, lo que se vio, en un principio, en dicho verano tan cálido, son comunidades de plancton muy pequeñas, según lo que se preveía a partir de los experimentos realizados en años anteriores.

Todos estos proyectos, experimentos y muestras de campo fueron posibles a partir de las campañas del Instituto Antártico Argentino dependiente de la Dirección Nacional del Antártico.

También participaron de esta investigación publicada en la revista Journal of Experimental Marine Biology and Ecology, el doctor Gastón Almandoz del CONICET, la doctora Martha Ferrario de la UNLP y CONICET, el doctor Marcelo Hernando de la Comisión Nacional de Energía Atómica, la doctora Diana Varela del Departamento de Biología de la Universidad de Victoria, los especialistas Patrick Rozema y Anita Buma del Departamento de Ecosistemas Oceánicos de la Universidad de Groninga y el doctor Flavio Paparazzo del CESIMAR-CONICET y del Instituto Patagónico del Mar. 

Una de las especies de fitoplancton de la Antartida, las diatomeas céntricas.

En la campaña antártica de 2020, se volvió a realizar un experimento con microcosmos en Caleta Potter.


Fuente: Emanuel Pujol / Agencia CTyS-UNLaM

Glaciología - ¿Se está acelerando la pérdida de hielo en la Tierra?


En una investigación reciente se han analizado datos obtenidos desde satélites sobre el estado de 215.000 glaciares de montaña repartidos por todo el planeta, y también el de las capas de hielo en Groenlandia y la Antártida, las plataformas de hielo que flotan alrededor de la Antártida, y el hielo marino a la deriva en los océanos Ártico y Antártico, con el propósito de determinar si se está acelerando o no la pérdida de hielo en la Tierra.

El equipo de Thomas Slater, de la Universidad de Leeds en el Reino Unido, ha comprobado que el ritmo de desaparición del hielo en el planeta se está acelerando.

Los cálculos indican que la Tierra perdió 28 billones de toneladas de hielo entre 1994 y 2017, lo que equivale a una capa de hielo de 100 metros de espesor que cubriera todo el Reino Unido.

El ritmo de pérdida de hielo de la Tierra ha aumentado notablemente en las últimas tres décadas, pasando de 0,8 billones de toneladas al año en la década de 1990 a 1,3 billones de toneladas al año en 2017.



El deshielo a escala global eleva el nivel del mar, aumenta el riesgo de inundaciones para las comunidades costeras y amenaza con eliminar hábitats naturales de los que depende parte de la fauna. En el caso de los glaciares de montaña, también son esenciales para el suministro de agua dulce de las comunidades locales, ya que los glaciares almacenan agua en forma de hielo durante una parte del año y la van liberando poco a poco durante la otra parte, lo que evita un aporte de agua de lluvia demasiado concentrado como para poder almacenarla toda en estado líquido.

A pesar de albergar solo el 1 por ciento del volumen total de hielo de la Tierra, los glaciares han aportado casi una cuarta parte de la pérdida mundial de hielo durante el periodo estudiado.

Las pérdidas hielo de las capas de hielo de la Antártida y Groenlandia son las que más se han acelerado. "Las capas de hielo siguen ahora los peores escenarios de calentamiento climático identificados por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático", sentencia Slater. "El aumento del nivel del mar a esta escala tendrá impactos muy graves en las comunidades costeras este siglo".




Un arroyo con agua de deshielo discurriendo por la capa de hielo de Groenlandia. (Foto: Ian Joughin)

El aumento de la pérdida de hielo ha sido provocado por el calentamiento de la atmósfera y de los océanos, cuyas temperaturas han aumentado 0,26°C y 0,12°C por década desde 1980, respectivamente.

Durante el período examinado, todos los tipos de acumulaciones de hielo perdieron hielo, pero las mayores pérdidas correspondieron al hielo del Mar Ártico (7,6 billones de toneladas) y a las plataformas de hielo de la Antártida (6,5 billones de toneladas), que flotan en los océanos polares.

Teniendo en cuenta la gran capacidad del hielo para reflejar la radiación solar y mitigar así el calentamiento provocado por esta, a medida que el hielo marino se reduce, el mar absorbe más energía solar, lo que hace que el Ártico se caliente más rápido que cualquier otro lugar del planeta.

Cerca de la mitad de todas las pérdidas proceden del hielo terrestre: 6,1 billones de toneladas de los glaciares de montaña, 3,8 billones de toneladas de la capa de hielo de Groenlandia y 2,5 billones de toneladas de la capa de hielo de la Antártida. Estas pérdidas han elevado el nivel global del mar en 35 milímetros. Se calcula que por cada centímetro de subida del nivel del mar, aproximadamente un millón de personas corren el riesgo de verse desplazadas de las tierras bajas en las que viven.

Algo más de la mitad (58%) de la pérdida de hielo se produjo en el hemisferio norte, y el resto (42%) en el hemisferio sur.

El estudio se ha publicado en la revista académica The Cryosphere, de la EGU (European Geosciences Union). 

19 de diciembre de 2019

¿Por qué molesta tanto Greta Thunberg?

Greta Thunberg a las puertas del Parlamento Sueco. / Wikimedia Commons
La joven activista sueca, que participará en la COP25 en Madrid, despierta rechazo en algunas personas, no siempre negacionistas del cambio climático. Su edad, su género y su síndrome de Asperger se suman a un incómodo mensaje: que tanto nuestro modo de vida como el sistema deben cambiar si queremos frenar las emisiones que amenazan el medioambiente.
En el estrado, una niña. Frente a ella, representantes de todos los países del mundo, periodistas, políticos y empresarios. Comienza a hablar: “[Vengo] a deciros que los adultos debéis cambiar vuestros modos. No tengo una agenda oculta. Estoy luchando por mi futuro. […] Todo esto está pasando delante de vuestros ojos y aun así actuamos como si tuviéramos todo el tiempo que quisiéramos. […] Los adultos decís que nos queréis, pero os reto, por favor, a que vuestras acciones reflejen vuestras palabras. Gracias”.

Si ha imaginado a Greta Thunberg pronunciando estas palabras en algún congreso sobre el clima, se equivoca. Este duro discurso fue pronunciado por la activista Severn Cullis-Suzuki, de entonces doce años, durante la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro (Brasil) de 1992. La joven canadiense, sin embargo, no sufrió las críticas que hoy recibe su homóloga sueca. Si no ha oído hablar de su intervención es porque, como mucho, fue ignorada.

“Mentalmente inestable”, “niña petulante” y “mesías profundamente perturbada” son algunos de los insultos que ha recibido
Cierto es que Cullis-Suzuki, al contrario que Greta, vivía en un mundo sin internet. Aun así cabe preguntarse por qué la sueca cosecha, a sus 16 años, ataques feroces que superan a los recibidos por Al Gore hace más de un decenio. En el caso de Thunberg, muchas de las críticas van más allá de su discurso, llegan al terreno personal e incluso hacen diana en su condición de asperger. “La mascota internacional del alarmismo climático”, “mentalmente inestable”, “niña petulante” y “mesías profundamente perturbada” son solo algunos ejemplos.

Los principales sospechosos de tanta tirria son los negacionistas, que rechazan que el cambio climático tenga lugar o que sea debido a la acción del ser humano. Se trata de una postura
con poco apoyo entre los españoles –que están entre los ciudadanos más preocupados por este tema–, pero con bastantes adeptos en países como EE UU, Reino Unido y Noruega.

El perfil del negacionista: hombre y conservador

“Desquicia a los negacionistas, sobre todo hombres de EE UU, porque sus tácticas no funcionan con ella, que pasa de lo que dicen los demás”, explica a SINC el divulgador ambiental Andreu Escrivà.

No son pocos los estudios y encuestas que han intentado trazar un “perfil del negacionista climático”, que tiende a ser hombre y conservador. Esto ha llevado a algunos investigadores a analizar la posible relación entre negacionismo y misoginia. El sociólogo de la Universidad Chalmers (Suecia) Martin Hultman es uno de ellos.

“Hay tres grupos de negacionistas climáticos: CEO de industrias extractivas, políticos financiados por ellas y hombres conservadores”, resume Hultman a SINC. “Cuando una mujer presenta resultados que implican que estos individuos, negocios, ideologías y estructuras necesitan cambiar, no es de extrañar que intenten matar al mensajero”.
“Desquicia a los negacionistas porque sus tácticas no funcionan con ella, que pasa de lo que dicen los demás”, explica el divulgador Andreu Escrivà

Hultman se refiere a un tipo de mentalidad que “no ve la naturaleza como algo vulnerable que puede ser destruido” sino como algo a explotar porque “el crecimiento económico es más importante que la supervivencia de la humanidad”.

Las encuestas muestran, explica Hultman, que esta forma de pensar es más frecuente en hombres conservadores, que aceptan los argumentos negacionistas con mayor frecuencia. De hecho, un estudio de 2016 señaló que un motivo por el que ellos son menos respetuosos con el medioambiente es porque perciben su defensa como una actitud femenina.

“Muchos ven a Greta como una evangelizadora que te dice cómo tienes que vivir tú, un señor de 40 años de un país desarrollado, y no habla de China o India, que tienen un crecimiento brutal en emisiones de CO2”, comenta Escrivà, que reflexiona: “¿De verdad pensamos que una adolescente tiene que dar todos los discursos para todas las cuestiones? Ya hace bastante con dar un toque de atención a los que vivimos en una sociedad occidental”.
Adultos vs. niños
Negacionistas y misóginos aparte, Escrivà considera que los 16 años de Greta suponen un choque generacional que puede ser contraproducente para transmitir su mensaje. “Me parece positivo revindicar el futuro, pero se les dice a los mayores que son culpables, cuando hay mucha gente que no lo es, y eso te galvaniza contra el mensaje. Una cosa es que dé lecciones a un rapero que va en avión privado y otra, que le diga qué hacer a gente cuya vida ya es difícil”.

La psicoterapeuta de la Universidad de Bath (Reino Unido) Caroline Hickman ha analizado por qué algunos adultos denostan a la juventud activista. “Muchos proyectan sus propios miedos y ansiedades en ella, y la rechazan de manera insconsciente como una forma de librarse de ellos”, dice.

Considera que es un ejemplo de niños que se comportan como adultos y adultos que lo hacen como niños: “Estos ataques son rabietas infantiles de adultos que no tienen la madurez psicológica necesaria para contener sus respuestas emocionales. En cuanto a los que insultan a Greta, cree que “hacen bullying para intentar recuperar un poder que sienten que han perdido”.
En defensa de la neurodiversidad
“Parece una niña muy feliz”, se burló el presidente de los EE UU Donald Trump a través de Twitter tras el discurso de Greta en la ONU. El político hacía caso omiso al hecho de que la joven activista se expresa de forma normal para una persona con síndrome de Asperger, quien respondió añadiendo dicha descripción a su perfil.

El neurobiólogo de la Universidad de Salamanca especializado en autismo José Ramón Alonso considera que uno de los motivos del rechazo a Greta puede ser nuestra falta de costumbre a ver pacientes con trastorno del espectro autista (TEA) en la esfera pública.
Su popularidad visibiliza la aportación que hacen a nuestro mundo las personas asperger, afirma el neurobiólogo José Ramón Alonso


“Son personas que tienen problemas para transmitir emociones con el lenguaje corporal y el tono de voz, y les cuesta mucho adaptarse a situaciones distintas”, explica Alonso. “No estamos acostumbrados a que alguien tenga expresiones poco ajustadas a una situación, y es injusto que se lo pidamos a ella”.

El investigador considera que su popularidad puede ser positiva para visibilizar no solo la crisis climática, sino también “la aportación que pueden hacer a nuestro mundo las personas con TEA”. Esto siempre y cuando vaya acompañada de una “educación”. “Si no, volveremos a la discriminación y los prejuicios, y a decirle a las familias que sus hijos están mal educados”.

¿Puede ser el síndrome de Asperger, tal y como Greta afirma, un “superpoder” en la lucha contra el cambio climático? “Es verdad que [las personas asperger] se centran en un tema que para ellos es de importancia suma y a veces no saben transmitirlo o sacarle partido. Su atención a los detalles es clave, aunque luego tengan mayores dificultades en la interacción social”.

A esto añade el hecho de que los demás adolescentes suelen estar “muy pendientes de las jerarquías”. “[Los asperger] eso lo entienden menos y dicen las cosas con una crudeza y sinceridad que en muchos casos es un valor positivo”.

En este sentido, parte de las críticas a Greta recaen en sus padres por permitir que una adolescente con síndrome de Asperger se convierta en activista. “Conozco a una madre que decía que su hijo iba a ser un ‘autista moderno’”, dice Alonso, “en vez de recortar sus posibilidades”.

Por todo ello defiende que debemos ser mejores con ellos y darles su espacio. “Hay personas diferentes y la solución no puede ser la talla única. Es responsabilidad nuestra hacerles un sitio, valorarlos y entenderlos.”.

Una verdad incómoda
Por muchos factores que puedan contribuir al rechazo de Greta, solo sirven de excusa para repudiar su mensaje. Este aboga por cambios en nuestro modo de vida y en el propio sistema y, encima, con emergencia. “Dice que hay que ponerse las pilas y que cada uno debe hacer lo que pueda para frenar esto. Eso a mucha gente no le gusta porque nadie quiere cambiar sus hábitos”, explica el catedrático de Física Aplicada en la Universidad de Alcalá Antonio Ruiz de Elvira Serra.
“A mucha gente no le gusta porque nadie quiere cambiar sus hábitos”, explica Antonio Ruiz de Elvira 


“Cuando confrontas a la gente con decisiones reales que tiene al alcance de su mano para luchar contra el cambio climático, la incomodas muchísimo”, dice Escrivà. “Me impactó cuando Greta fue a The Daily Show, dijo una parrafada muy bien dicha y el público empezó a aplaudir”, recuerda. “Pensé que si fueran capaces de traducir sus palabras a un nivel de recorte de emisiones en su vida diaria no iban a aplaudir, y menos en EE UU, que es el país con una mayor huella ecológica por persona”.

Un estudio de 2017 exploró cómo las recomendaciones para reducir las emisiones suelen obviar las acciones más efectivas. “Reciclar, mantener la temperatura justa e instalar LED es lo que menos cuenta. Lo que más es la energía renovable, disminuir el consumo de carne y dejar el coche y el avión”, explica el divulgador. “Son cosas que pican mucho más y la gente, cuando entiende eso, alucina”.

“Aislar la casa y dejar el coche es complicado y no todos pueden, pero podemos demostrar a políticos y empresas que se han apuntado a patrocinar la COP25 que no les compramos sus productos si no cambian”, dice Ruiz de Elvira. “Esto es un mensaje que les llega… ¡no veas cómo!”, añade sobre los motivos por los que el mensaje de Greta “pincha” a tantos.

Cuidado con las soluciones mágicas
Escrivà tiene clara su principal crítica a Greta: “Perpetúa una cosmovisión en la que hay una solución mágica que los políticos no están aplicando, pero que podrían hacerlo si escucharan a los científicos”.

El divulgador considera que presuponer que la actuación contra el cambio climático no despega por culpa de la falta de información es “muy simplista” y defiende que los políticos “llevan mucho tiempo escuchando a los científicos”. Asegura que la inacción política “responde a intereses, cortoplacismo, inercias, miedo a asumir el coste político, dificultades para cambiar nuestro modo de vida y a que la ciudadanía no quiere”.
“Estamos con Greta, pero externalizamos nuestro activismo ambiental a base de likes a ella y pensamos que con eso ya somos verdes”. Esto “nos desapega de los cambios reales que debemos incorporar y promover, porque la acción debe ser colectiva, no solo de los políticos”.
La joven sueca lleva a cabo acciones difícilmente imitables por los demás, que no tenemos acceso al barco de los Grimaldi


Escrivà lamenta que la joven activista no ejemplifique ese cambio de valores, ya que lleva a cabo acciones difícilmente imitables por el resto de la población, que no puede depender de que los Grimaldi le dejen un barco para ir desde Reino Unido a Nueva York, ni de que unos navegantes la lleven en catamarán desde Salt Ponds hasta Lisboa.

“El cambio real no es venir de cualquier forma a España. Es preguntarse: ¿necesito ir a Madrid? ¿No doy mejor ejemplo a mucha gente si voy a una reunión tan importante como la COP25 por videoconferencia?”.

Por eso, teme que esa hiperperfección lleve a mucha gente, incapaz de prescindir de los plásticos o el coche de la noche a la mañana, a tirar la toalla. “Me importa más que el 80 % de la población occidental reduzca un 50 % el uso de plásticos o los vuelos que una pequeña élite del 5 % lo haga todo bien, porque eso desmoraliza”.

También teme que gritar “que viene el lobo” cause rechazo contra la causa cuando, en diez años, “no se haya acabado” el mundo. “Habrá más sequías, huracanes y alguna especie invasora más, pero no será Mad Max. En cuarenta años ya veremos”.
El nuevo negacionismo es no hacer nada
“Chirría que una adolescente con una calidad de vida extraordinaria diga que le han robado el futuro. No nos han robado el futuro: nos han dejado un mundo destrozado, hay que reconstruirlo y exigir responsabilidades, pero a millones de niños les están robando el presente”, asegura Escrivà.

“No todo es cambio climático, el mundo es complejo y me parece peligroso cualquier mensaje que tienda a simplificarlo”, añade en referencia a las empresas que se “suben al carro” de la sostenibilidad pero “no al de los derechos de los trabajadores”.
“Las empresas que producen gases de efecto invernadero fabrican el cemento y acero de tu casa y el petróleo de tu coche”, recuerda Escrivà


La consecuencia de dichas soluciones mágicas y de, en palabras de Escrivà, pensar que las empresas son malas per se, es caer en el nuevo negacionismo: el negacionismo de soluciones. En otras palabras, no hacer nada hasta que lo hagan los gobiernos y las corporaciones.

“Las cien empresas que producen el 70 % de los gases de efecto invernadero del mundo no lo hacen porque tengan un botón que emite CO2, sino porque fabrican el cemento y acero de tu casa y el petróleo de tu coche”.

El problema, según el divulgador, es que “si todo el mundo espera a que alguien haga algo, entonces nadie hace nada”. Considera que “siempre vamos a encontrar vías para autojustificarnos y no bajar nuestro consumo”, y por eso “debemos darnos el menor número de excusas” para mantener la inacción. “Si en tu esquema mental tú eres el bueno y los otros los malos, para qué vas a hacer algo”.

Por todo ello, Escrivà ve a Greta como un “ariete” que abre las puertas, pero que debe ir acompañado del resto del ejército para que sirva de algo. “Es un activador de la conversación, pero creo que ya ha jugado su papel”.

Su mejor legado, afirma, “sería que dejáramos de hablar de lo que hace y hubiera una conversación más allá, de cómo nos afecta el cambio de paisaje, de si estamos dispuestos a dejar el avión y el coche”. Todo eso, mientras apoyamos a las Gretas de nuestro alrededor.

Conflictos de intereses

En Mercaderes de la duda, los historiadores de la ciencia Naomi Oreskes y Erik M. Conway cuentan cómo un lado oscuro de la comunidad científica, apoyado por políticos y empresarios, ocultó al público hechos como la relación entre tabaco y cáncer… y el calentamiento global causado por la actividad humana.

“Hay petroleras que han asesinado, corrompido gobiernos, sobornado, destrozado países y ocultado datos. Algunas empresas han sido extremadamente nocivas para la civilización”, asegura Escrivà. Por eso resulta casi irónico que, desde el principio, Greta haya sido acusada de bailar al son de intereses ocultos.

“Es evidente que una niña de 16 años no se va sola a EE UU ni habla en la ONU, pero detrás de cualquier movimiento organizado hay dinero, intereses, gente buena y mala”, dice Escrivà. “Me hace gracia que digan que es una marioneta, como si tanta gente no hubiera estado a sueldo de las petroleras, tantas investigaciones se hubieran hecho como se han hecho y tantos opinólogos tuvieran sesgos e intereses”.

Por eso mismo pide no caer en la “disonancia cognitiva” de pensar que estas empresas “van a cambiar porque una joven sueca les diga que les han robado su futuro”. La investigadora Katharine Hayhoe defiende que la mejor forma de combatir el cambio climático es hablando de él. Eso es algo que, de momento, Greta sí ha conseguido.

Fuente: SINC

26 de junio de 2019

El cambio climático se come los glaciares del Himalaya




Cerca de dos tercios de los glaciares en la cordillera del Himalaya de Hindu Kush corren el riesgo de derretirse en el año 2100, a menos que se revierta los efectos del cambio climático, como las emisiones de carbono, según un nuevo informe publicado este lunes.

Incluso si se logra el objetivo del Acuerdo de París de reducir los efectos del cambio climático y obtener una ganancia de 1.5 grados centígrados, una tercera parte de los glaciares de la región desaparecería, advierte la Evaluación del Himalaya del Hindu Kush.

La región del Himalaya del Hindu Kush se conoce comúnmente como el «tercer polo» del mundo por sus vastos campos de hielo. Es una fuente vital de agua para 250 millones de personas que viven en la cordillera, así como para otros 1.65 millones que viven en el río Amu Dayra.

«Esta es la crisis climática de la que no se ha oído hablar», dijo Philippus Wester, del Centro Internacional para el Desarrollo Integrado de las Montañas (ICIMOD), con sede en Nepal, quien dirigió el informe, según se detalló en un comunicado que acompaña su publicación.

«El calentamiento global va por buen camino para transformar las frías cumbres montañosas cubiertas por glaciares de la HKH que atraviesan ocho países en rocas desnudas en poco menos de un siglo», dijo usando un acrónimo de la región.

El estudio advierte que los impactos ambientales incluirán un empeoramiento de la calidad del aire y un salto en los fenómenos meteorológicos extremos, pero los mayores impactos se verán en los flujos de los ríos y en los cambios en el sistema de clima monzónico que trae lluvias torrenciales.

Los glaciares del Hindu Kush Himalaya alimentan 10 de los sistemas fluviales más importantes del mundo, incluidos los ríos Ganges, Indo, Irrawaddy, Mekong y Amarillo.

«Entre ahora y 2080, las condiciones ambientales económicas y sociales establecidas en el informe podrían ir cuesta abajo», dijo en un comunicado.


«Debido a que muchos de los desastres y los cambios repentinos se llevarán a cabo a través de las fronteras de los países, el conflicto entre las naciones podría estallar fácilmente. Pero el futuro no tiene que ser sombrío si los gobiernos trabajan juntos para cambiar la tendencia contra el derretimiento de los glaciares y sus numerosos impactos»,



Desde el año 2000 los glaciares del Himalaya han perdido casi medio metro de hielo al año, el doble que en el periodo de 1975 a 2000. El estudio, que ha combinado las imágenes –ahora desclasificadas– de un satélite espía estadounidense durante la Guerra Fría con imágenes actuales de la NASA, indica que los glaciares han perdido una cuarta parte de su masa en los últimos 40 años.

Changri Nup, un glaciar cubierto de detritos en la región del Everest. / Josh Maurer

La pérdida de hielo se ha acelerado desde el año 2000 en los glaciares del Himalaya, unas montañas consideradas el “tercer polo” al albergar unos 600.000 millones de toneladas de hielo. Cada año cerca de medio metro de hielo se derrite debido al aumento de las temperaturas, que se han incrementado de 1 ºC en algunos lugares.
Las montañas del Himalaya son consideradas el “tercer polo” al albergar unos 600.000 millones de toneladas de hielo


Un estudio, publicado hoy en la revista Science Advances, presenta esta imagen del Himalaya después de analizar los cambios de los últimos 40 años en la región gracias a las imágenes obtenidas por el satélite espía estadounidense KH-9 Hexagon, conocido como Big Bird, realizadas durante la Guerra Fría y desclasificadas en 2011; y otras, más actuales, proporcionadas por la NASA en India, China, Nepal y Bután.

“Esta es la imagen más clara hasta la fecha de lo rápido que se están derritiendo los glaciares del Himalaya en este intervalo de tiempo, y por qué razones”, indica Joshua Maurer, primer autor del trabajo e investigador en el Lamont-Doherty Earth Observatory de la Columbia University (EE UU).

El equipo de científicos analizó 650 glaciares del Himalaya, que representan el 55 % del volumen total de hielo de la región, en una superficie de 2.000 kilómetros de oeste a este, y estimó que, de la masa de hielo total presente en la zona en 1975, el 87 % se mantuvo en 2000 y el 72% en 2016. Es decir, que los glaciares del Himalaya habrían perdido en las últimas cuatro décadas una cuarta parte de su masa.

Los resultados se obtuvieron gracias a la creación de un sistema automatizado que convirtió las imágenes de la cinta espía en modelos 3D. Estos mostraron las alteraciones de altitud a lo largo del tiempo. Los datos se compararon después con las imágenes obtenidas a partir del 2000 con satélites más sofisticados, que transmiten directamente los cambios de altitud.

Imagen obtenida por un satélite espía estadounidense sobre la región de Khumbu desde el programa desclasificado HEXAGON KH-9. Así es como se veían los glaciares que rodeaban el Everest en 1976. / Josh Maurer / LDEO

Las consecuencias del deshielo
Según el estudio, 1975 a 2000, los glaciares de la región perdieron un promedio de unos 25 cm de hielo al año debido a un ligero ascenso de temperaturas. La tendencia se intensificó en los años 90 hasta que en la década de los años 2000, la pérdida de hielo se aceleró y alcanzó los 50 cm al año.
El deshielo de los últimos años representaría una pérdida anual de 8.000 millones de toneladas de agua, el equivalente a 3,2 millones de piscinas olímpicas

El deshielo de los últimos años representaría una pérdida anual de 8.000 millones de toneladas de agua, el equivalente a 3,2 millones de piscinas olímpicas. Pero los glaciares no se derriten de manera uniforme. Los científicos observaron que el deshielo se produce principalmente a altitudes más bajas, donde en algunas zonas se han registrado hasta cinco metros de pérdida de hielo al año.

El derretimiento podría afectar a unos 800 millones de personas, que dependen de la escorrentía estacional para la irrigación, la energía hidroeléctrica y el agua potable. En la actualidad, se está produciendo una importante escorrentía, pero a medida que los glaciares pierdan masa se reducirá en las próximas décadas. Esto provocará escasez de agua.

Además del aumento de temperaturas, el trabajo sugiere que los cambios en la precipitación, que disminuye en algunas zonas y aumenta en otras, podrían estar influyendo en la zona.

Los científicos añaden otro factor: la quema cada vez mayor, por parte de los países asiáticos, de combustibles fósiles y biomasa que envían hollín a la atmósfera. Gran parte de esta ceniza aterriza en superficies glaciares nevadas, donde absorbe la energía solar y acelera el deshielo.

Concepción artística del satélite KH-9 HEXAGON. / National Reconnaissance Office

30 de abril de 2019

El planeta, en peligro: la posibilidad de una sexta extinción masiva

El planeta está en riesgo por muchos factores que acechan a un millón de especies 
(Foto: Colin Boyle)

El pingüino emperador es apenas una del millón de especies que están en peligro en todo el planeta
El Planeta está en peligro y no debido a una amenaza externa: la presión de las actividades humanas nos pone frente a la posibilidad de una sexta extinción masiva. Hace unas horas se filtraron los borradores de un documento que trabajan expertos de la ONU en biodiversidad y se conocerán el mes próximo: hay un millón de especies naturales en riesgo.

Las principales causas obedecen a la sobreexplotación de los recursos por parte del hombre: sobrepesca, mal uso del suelo y generación de gases de efecto invernadero. Como si se tratara de una tormenta perfecta, a estos problemas se suma el cambio climático.

Ayer se conoció un estudio científico en la Antártida acerca de los problemas del pingüino Emperador para reproducirse y se pudo ver cómo una cantidad de crías murieron a causa del derretimiento de los hielos. Aunque no pueda relacionarse esta situación directamente con el cambio climático, los expertos encienden las alarmas porque esta especie, tan dependiente de los hielos, puede empeorar aún más su situación.

El estudio científico del British Antartic Survey explica que este continente sufre una fuerte crisis relacionada con la reproducción del pingüino. "El hecho de no criar pichones durante tres años consecutivos está asociado con cambios en las condiciones locales de los hielos marinos. Los pingüinos emperadores necesitan hielo marino estable para reproducirse, y esta plataforma helada debe durar desde abril, cuando llegan las aves, hasta diciembre, cuando sus polluelos huyen", sostiene el reporte.

"Durante los últimos 60 años las condiciones de hielo marino en el sitio de Halley Bay han sido estables y confiables. Pero en 2016, después de un período de tiempo anormalmente tormentoso, el hielo marino se rompió en octubre, mucho antes de que cualquier polluelo del emperador hubiera huido. Este patrón se repitió en 2017 y de nuevo en 2018 y llevó a la muerte de casi todos los polluelos en el sitio cada temporada", advierten los expertos.

"Hemos estado rastreando la población de esta y otras colonias en la región durante la última década usando imágenes satelitales de muy alta resolución. Estas imágenes han mostrado claramente el catastrófico fracaso reproductor en este sitio en los últimos tres años. Incluso teniendo en cuenta los niveles de incertidumbre ecológica, los modelos publicados sugieren que el número de pingüinos emperadores va a disminuir drásticamente, perdiendo entre el 50 y el 70% de su número antes de finales de este siglo a medida que las condiciones del hielo marino cambien como resultado del cambio climático", indicó Peter Fretwell, autor del reporte.


El pingüino emperador




Pero no solo esta especie corre peligro. Desde el lunes, representantes de 130 países miembros de la Plataforma Intergubernamental Científico-normativa sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES) se reunirán en París para examinar las conclusiones de un reporte de tres años de trabajo científico.

Según el último proyecto de resumen obtenido por una filtración de AFP, "varias pruebas independientes señalan una aceleración rápida, inminente de los niveles de extinción de especies, entre decenas y centenares de veces más elevada que el promedio de los últimos 10 millones de años".

De los 8 millones de especies estimadas en el planeta, entre estas 5,5 millones de especies de insectos, "entre medio millón y un millón de especies estarán amenazadas de extinción, muchas de ellas en las próximas décadas", según el texto, cuya formulación puede cambiar según los debates en el seno de la IPBES.

Estas proyecciones corresponden a las advertencias de muchos científicos que estiman que la Tierra entró en la sexta "extinción masiva", la primera atribuida al hombre, y que ya hizo desaparecer al menos a 680 especies de vertebrados en los últimos 500 años.

Agricultura y pesca
El informe está parcialmente basado en el análisis de especies muy estudiadas, sobre todo los vertebrados, y advierte de que pesan "incertidumbres" sobre otras menos conocidas, como los insectos.

La desaparición de esta biodiversidad no solo afectará la naturaleza. Alimentos, energía, medicamentos están incluidos: los beneficios que los hombres "obtienen de la naturaleza son fundamentales para la existencia y la riqueza de la vida humana en la Tierra y la mayoría de estos no son totalmente reemplazables", según el borrador. Por ejemplo, más de 2.000 millones de personas dependen de la madera como fuente de energía, 4.000 millones utilizan la medicina natural y el 75% de los cultivos en el mundo requieren ser polinizados por insectos.

El uso de la tierra y los océanos (agricultura, explotación forestal, minas) y la explotación directa de recursos (pesca, caza) son los primeros responsables de esta brutal situación. Y se combinan con el cambio climático, la contaminación y las especies invasoras, cuyo impacto es "hoy en día relativamente menos importante", pero "se acelera".


Recientemente hubo una movilización mundial para alertar sobre los riesgos que corre el planeta (Nicolás Stulberg)

El texto relaciona además la pérdida de biodiversidad con el cambio climático, en la medida en que ambos fenómenos están acentuados en parte por los mismos factores, como el modelo agrícola en un mundo cada vez más poblado. "Debemos reconocer que el cambio climático y la pérdida de biodiversidad son igualmente importantes, no solo para el medioambiente sino también por cuestiones económicas y de desarrollo", indicó recientemente a la agencia de noticias AFP el presidente de la IPBES, Robert Watson, instando a una "transformación" de la producción alimentaria y energética.

"Si queremos un planeta sostenible beneficioso para las comunidades en el mundo, debemos cambiar de trayectoria en la próxima década, como sucede igualmente con el clima", subrayó Rebecca Shaw, científica en jefe de WWF (Fondo Mundial para la Naturaleza).

El informe estima por otro lado que tres cuartas partes de la superficie terrestre, 40% del entorno marino y la mitad de las fuentes de agua están "gravemente alteradas". Y las regiones más afectadas son aquellas en las que viven pueblos autóctonos especialmente dependientes de la naturaleza y las poblaciones pobres, que ya son las más vulnerables a los impactos del cambio climático.


Científicos del MIT predicen la sexta extinción masiva

Si se supera un umbral crítico de emisiones de gases de efecto invernadero, el ciclo del carbono de la Tierra se desestabilizará a partir de 2100 y provocará la desaparición de la mayoría de las especies del planeta
Científicos del Instituto Tecnológico de Massachusets (MIT) han pronosticado que el incremento de las emisiones de dióxido de carbono desde el siglo XIX puede provocar la temida sexta extinción masiva, un exterminio generalizado de las especies de los seres vivos en todo el mundo. El evento fatal dependerá de que una cantidad crítica de carbono, unas 310 gigatoneladas (es decir, 310.000 millones de toneladas), se introduzca en los océanos, lo que estiman que ocurrirá alrededor del año 2100 debido a la actividad humana. Esto no significa que la extinción vaya producirse un día después del cambio de siglo, sino que por entonces la Tierra entrará en lo que llaman «territorio desconocido». A partir de ahí, la catástrofe ecológica global se producirá en 10.000 años.

Daniel Rothman, profesor de geofísica del Departamento de Ciencias Atmosféricas y Planetarias y codirector del Centro Lorenz del MIT, ha identificado los «umbrales de catástrofe» en el ciclo del carbono. Si se superan, conducirían a un entorno inestable y, en última instancia, a la extinción en masa. La cifra límite calculada por él está en añadir 310 gigatoneladas de CO2 disuelto en los océanos, cantidad que se alcanzará, según los pronósticos del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático, en 2100.

«Esto no quiere decir que el desastre vaya a ocurrir el día siguiente», ha dicho Rothman en un comunicado. «Quiere decir que el ciclo del carbono entraría en un reino en el que ya no será estable, y que se comportaría de una forma que sería difícil de predecir». Lo peor es, tal como ha añadido el investigador, que este es precisamente el comportamiento que se asocia con una destrucción increíble en la Tierra: «En el pasado geológico, este tipo de comportamiento se asocia con las extinciones masivas».

Avisos desde el pasado
Rothman ha trabajado anteriormente en la extinción del Pérmico, la extinción más severa en la historia de la Tierra, en la que desaparecieron más del 95% de las especies marinas en todo el mundo a causa de un aumento masivo en los niveles de dióxido de carbono.

En esta ocasion quiso responder a la pregunta de si las emisiones actuales de este gas de efecto invernadero podrían tener consecuencias similares hoy en día. Pronto surgió el problema de comparar un evento geológico, que duró miles o incluso millones de años, con un fenómeno cuya duración no llega a los dos siglos en los que el planeta se ha industrializado.




Para tratar de comparar ambas cosas, ideó una fórmula matemática basada en principios físicos relacionados con el funcionamiento del ciclo del carbono. Este ciclo natural depende fundamentalmente del balance entre la fotosíntesis (la producción de azúcares y otras moléculas a partir de dióxido de carbono por parte de plantas y microbios) y la respiración (el conjunto de fenómenos desarrollados por los seres vivos que están encaminados a obtener energía y que producen dióxido de carbono).

Rothamn quiso comprobar si su fórmula funcionaba o no, así que la puso a funcionar con datos históricos ya recogidos. Analizó cientos de artículos de geoquímica ya publicados, e identificó 31 eventos en los últimos 542 millones de años en los que hubo un cambio significativo en el ciclo de carbono de la Tierra por causas naturales. Rothman midió la naturaleza y la duración de los cambios, y los asoció a la cantidad de CO2 que se disolvió en los océanos en aquellos momentos.

Así, encontró un umbral común a la mayoría de los 31 eventos. Casi todos fueron muy benignos y no pudieron desestabilizar el planeta. Lo escalofriante es que cuatro de las cinco extinciones masivas, que hicieron que el ciclo del carbono quedara fuera de control, sí que superaron este umbral.


El tiempo para evitar la catástrofe
A la vista de estos datos, el investigador calculó cuánto tiempo hará falta para llegar a este umbral en la actualidad. Según los datos del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC), esto ocurrirá a partir del año 2100.

Según las predicciones de Rothman, en esa fecha el ciclo del carbono del planeta estará cerca o ya más allá del umbral de la catástrofe. Entonces, el planeta se enfrentará a un territorio desconocido que ya ha atravesado en otras cinco ocasiones, pero será la primera vez en que la civilización humana pase por esta prueba. ¿Podría soportar la pérdida relacionada con una extinción masiva de los seres vivos del planeta?

«Debería haber formas de reduir las emisiones», ha propuesto un pragmático Rothman. «Este trabajo recuerda que debemos ser cuidadosos y apoya la idea de que debemos estudiar más el pasado para comprender el presente», ha propuesto.

La investigación de Daniel Rothman ha sido financiada por la NASA y la Fundación Nacional de Ciencia (NSF) de Estados Unidos.


Fuentes: Infobae, ABC

1 de noviembre de 2018

Las poblaciones de animales vertebrados en América Latina disminuyeron un 89% desde 1970

El informe Planeta Vivo, de la WWF, revela que estos animales hoy se agrupan en menor número, en áreas geográficas más acotadas y con menor diversidad genética. Las causas son la desforestación, las especies invasoras y el cambio climático.

Un panorama inquietante sobre la pérdida de biodiversidad de la Tierra presenta el Informe Planeta Vivo 2018, que elabora cada año el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) y la Sociedad Zoológica de Londres para mostrar la situación en que se encuentran las especies de vertebrados en el mundo.

El documento, que se presenta hoy, por primera vez entrega datos que abarcan desde el año 1970 y se desglosan en regiones biogeográficas, lo que permite tener un panorama preciso por grandes áreas territoriales.

Desde ese año, la pérdida promedio global de las poblaciones de animales vertebrados ha sido de 60%, y la región más afectada es la Neotropical, que en este informe incluye a toda Latinoamérica, menos el norte de México. En esta zona, entre 1970 y 2014 (último año considerado) la pérdida promedio alcanza a 89%. Le siguen en magnitud la región Indo Pacífico (India, el Sudeste Asiático, Indonesia y Oceanía) y África Tropical, con una merma de 64% y 56%, respectivamente.

Para el estudio se consideraron más de 7.500 poblaciones en las distintas zonas del mundo de casi tres mil distintas especies de mamíferos, aves, peces, reptiles y anfibios.

La pérdida de poblaciones implica que hay menos diversidad genética de animales en un área, lo que afecta su sobrevivencia.

Respecto de las razones, el informe cita como la principal a la pérdida o degradación del hábitat, en especial por la deforestación o cambio de uso de suelo. Le siguen muy de cerca la sobreexplotación de especies, la contaminación, las especies invasoras, enfermedades y el cambio climático.


La mayor merma de poblaciones en la región latinoamericana corresponde a las aves, donde más del 65% de ellas, en promedio, han disminuido debido a la pérdida de hábitat. En el caso de mamíferos, reptiles y anfibios, desde 1970, la merma de poblaciones por este mismo motivo ha sido de poco más de 50%. 
En cuanto a los peces, el mayor motivo es la sobreexplotación, siendo responsable de casi 60% de la disminución de poblaciones.

En el Ecuador hay proyectos de conservación como el de oso de anteojos y el cóndor. 


Algunos ejemplares en riesgo en Ecuador
Oso de anteojos (Tremarctos ornatus). En el país hay una estra­tegia nacional para su conservación. 
Boa del Chocó (Corallus blombergi). Es una especie ovovivípara, tiene hábitos arbóreos y caza en la noche. 
Rana saltona de muslos brillantes (Allobates femoralis). Vive en la Amazonía. Es una especie diurna. 
El jaguar amazónico (Panthera onca centralis). Se alimenta de venados, pecaríes, tortugas y peces. 
Águila harpía (Harpia harpyja). Es una de las rapaces de mayor tamaño del mundo, de pico y garras fuertes. 
Ballena azul (Balaenoptera musculus). Se alimentan exclusivamente de krill. Tiene costumbres migratorias.

En el caso chileno, el informe empleó datos de unas 100 poblaciones de 50 especies, como el huemul, el guanaco, la merluza, la anchoveta, la vicuña, la ranita de Darwin y el pingüino de Humboldt. Sin embargo, no están desglosados, sino que forman parte de la cuantificación regional, explica Ricardo Bosshard, director de WWF Chile. "El informe no presenta datos finos, sino que levanta información de cada país y continente para generar los índices gruesos globales".



Datos alarmantes

La merma no es tan grande en las regiones del hemisferio norte. Esto, según el informe, se debe a que allí el paisaje ya fue modificado y hoy se trabaja en su recuperación.

"Esto es una pesadilla hecha realidad", dice el biólogo Pablo Marquet, investigador del departamento de Ecología de la U. Católica, quien destaca que el informe está respaldado por más de 40 años de investigaciones de científicos de primer nivel mundial.



"Los datos son muy alarmantes, sobre todo para nuestra región. Esto implica un aumento en el riesgo de extinción y un potencial colapso de las tramas tróficas y ecosistemas. Si a esto se suman reportes recientes de disminuciones en insectos, el escenario es aún peor", afirma el especialista. "Si consideramos que nuestra manera de estar en el mundo está sostenida en el andamio de la biodiversidad, estos datos nos dicen que nuestra sociedad y modelo de vida está tambaleando".

El informe hace un llamado urgente a tomar acciones concertadas a nivel planetario. "Esperemos que nuestro país lo escuche, lo mismo que Brasil y el resto de los países del Neotrópico", señala Marquet.

Según Bosshard, esta edición del informe es muy relevante, dado que es la última previa al del año 2020, momento clave para las decisiones y acuerdos ambientales a nivel global. Durante ese año se esperan revisiones en torno a los Objetivos de Desarrollo Sostenible, el Acuerdo de París y el Convenio sobre la Diversidad Biológica (CDB).

En este sentido, tal como ocurrió con el cambio climático, dice, es necesario un acuerdo marco integral conforme al CDB, que impulse la acción pública y privada, y la restauración y protección de la biodiversidad y la naturaleza.



Informe Planeta Vivo 2018

Durante las últimas décadas, la actividad humana también ha afectado gravemente los hábitats y los recursos naturales. Las poblaciones globales de especies de vertebrados han disminuido un 60% en poco más de 40 años. Y el 20% de la Amazonía ha desaparecido en solo 50 años.

Descarga el Informe Planeta Vivo 2018 de WWF.


30 de mayo de 2016

El calentamiento global del mar no afecta (tanto) al Antártico

Aguas antiguas y profundas explican por qué el océano Antártico no se ha calentado. THINKSTOCK

Las aguas profundas y centenarias del océano Antártico impiden que se caliente

El hielo del Ártico mengua, pero las corrientes marinas mantienen al Antártico

Las aguas que rodean la Antártida pueden ser uno de los últimos lugares donde llegue el cambio climático inducido por el hombre debido a las corrientes marinas, que las mantienen aproximadamente a la misma temperatura mientras que en la mayor parte del resto del planeta se calientan, como las del Artico.

Esta es la principal conclusión de un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Washington y del Instituto de Tecnología de Massachusetts (Estados Unidos) y publicado en la revista Nature Geoscience, a partir de observaciones con boyas Argo y otros instrumentos para trazar el camino de la pérdida de calor de las aguas.

Las observaciones y los modelos climáticos muestran que las corrientes únicas alrededor de la Antártida empujan contantemente aguas profundas y centenarias hacia la superficie, es decir, que nunca habían tocado la atmósfera antes de la era de las máquinas y no han experimentado el cambio climático relacionado con los combustibles fósiles.

"Con el aumento del dióxido de carbono se puede esperar un mayor calentamiento en ambos polos, pero sólo se ve en uno de los dos, así que algo debe estar pasando", señala Kyle Armour, autor principal del estudio y profesor asistente de Oceanografía y Ciencias Atmosféricas de la Universidad de Washington, quien añade: "Demostramos que esto es por razones realmente simples y las corrientes oceánicas son aquí el héroe".

El Antártico se nutre de aguas profundas

Vientos huracanados del oeste que soplan constantemente alrededor de la Antártida actúan para empujar las aguas superficiales al norte, trayendo continuamente agua desde abajo. El Antártico se nutre de agua de grandes profundidades y de fuentes de agua tan distantes que hacen falta siglos para que cuando lleguen a la superficie experimenten un calentamiento global moderno.

Otros lugares oceánicos, como la costa oeste de América y el ecuador, elevan el agua marina desde unos pocos cientos de metros, pero Armour precisa que "el océano Antártico es único, ya que trae agua desde varios miles de metros". "Es agua realmente antigua y profunda que viene hacia la superficie en todo el continente y que no ha estado en la atmósfera durante cientos de años", añade.

El agua de la superficie de la Antártida vio la atmósfera terrestre hace siglos en el Atlántico norte, después se hundió y caminó a través de los océanos del planeta antes de resurgir en el Antártico cientos o miles de años después.

El Ártico se lleva el agua 'recalentada'

El calentamiento retardado del océano Antártico se ve comúnmente en los modelos climáticos globales, lo que se había achacado erróneamente a mares agitados y helados que llevan el calor hacia abajo.

"La vieja idea era que el calor comienza en la superficie y podría mezclarse abajo y esa es la razón del lento calentamiento. Sin embargo, las observaciones muestran que el calor está siendo transportado lejos de la Antártida", apunta Armour.

En el Atlántico, el flujo hacia el norte de la superficie del océano continúa su camino hasta el Ártico. El estudio utilizó colorantes en las simulaciones de modelos para mostrar que el agua de mar que ha experimentado el mayor cambio climático tiende a aglutinarse en torno al Polo Norte.

Este es otro motivo por el que el océano y el mar de hielo del Artico representan la mayor parte del calentamiento global, mientras que la Antártida está en gran parte ajena al cambio climático.

El océano Antártico se mantiene al margen del aumento de temperaturas global

Cambio climático, regional más que global

"Los océanos están actuando para aumentar el calentamiento en el Ártico, mientras que no ocurre alrededor de la Antártida", recalca Armour, que apunta: "No se puede comparar directamente el calentamiento en los polos, debido a que está ocurriendo en la parte superior de muy diferentes circulaciones oceánicas".

Saber dónde va el exceso de calor atrapado por los gases de efecto invernadero e identificar por qué los polos están calentándose a un ritmo diferente ayudará a predecir mejor las temperaturas en el futuro.

"Cuando escuchamos el término 'calentamiento global', pensamos en el calentamiento en todas partes al mismo ritmo. Nos estamos alejando de esta idea del calentamiento global y vamos más hacia la idea de los patrones regionales de calentamiento, que son fuertemente determinados por las corrientes marinas", concluye Armour.


Fuentes: Rtve.es