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15 de julio de 2017

La posibilidad de hallar vida en el sistema TRAPPIST-1 es menor de lo que se pensaba

Impresión artística de la vista desde la superficie de uno de los planetas del sistema TRAPPIST-1. EFE ESO

El hallazgo de tres posibles planetas con vida en este sistema fue sorprendente

Su estrella emite una alta radiación ultravioleta y potentes chorros magnéticos

Sus efectos son destructivos para la atmósfera de los planetas que la orbitan


El sistema TRAPPIST-1, tres de cuyos siete planetas están en la zona de habitabilidad, presenta características que "hacen mucho menos probable de lo que generalmente se creía" que alguno de ellos pueda sustentar vida, según dos informes publicados este jueves.

El descubrimiento de TRAPPIST-1 causó gran expectación cuando fue anunciado el pasado febrero, por tratarse de un sistema de siete planetas de masa similar al nuestro y posiblemente rocosos, tres de los cuales se encuentran en la zona habitable, lo que supone que pueden tener agua líquida.




Sin embargo, el comportamiento de ese sistema "hace mucho menos posible de lo que generalmente se creía que los planetas que lo forman pudieran sustentar vida", señala un comunicado del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian (EE.UU.).

Radiación ultravioleta mayor que en la Tierra

La estrella de TRAPPIST-1, una enana roja, es mucho más tenue y menos masiva que nuestro Sol, su rotación es rápida y genera destellos energéticos de radiación ultravioleta.

El responsable de uno de los equipo Manasvi Lingam indicó que "el el concepto de zona habitable está basado en si la órbita de un planeta se encuentra a una distancia de la estrella en la que puede darse el agua en estado líquido", sin embargo este "es solo un factor para determinar si un planeta puede albergar cualquier tipo de vida".

Los investigadores analizaron muchos factores para saber cómo podrían afectar las condiciones de la estrella en la superficie de los planetas, entre ellos la temperatura o las radiaciones ultravioletas.

Los resultados señalaron que los planetas del sistema TRAPPIST 1 estarían bombardeados por una cantidad de radiación ultravioleta de una intensidad mucho mayor que la experimentada en la Tierra.

"Debido a la embestida de la radiación, nuestros resultados indican que la atmósfera de los planetas sería en gran parte destruida", lo que afecta de manera negativa "las posibilidades de que se forme vida en ellos o que pueda persistir", explicó el profesor Avi Loeb, del mismo equipo.

Ambos expertos estiman que la posibilidad de que pueda haber vida compleja es menos del 1% de la que existe en la Tierra.

Chorros de partículas de gran presión

La estrella que forma el sistema presenta otra amenaza para la vida y está relacionada con los campos magnéticos, según otro estudio de la estadounidense Universidad de Massachusetts.

Y es que la estrella expulsa al espacio exterior chorros de partículas, pero lo hace con una presión de 1.000 a 100.000 veces mayor que la que ejercen los vientos solares sobre la Tierra.

Los astrónomos consideran que el campo magnético de la estrella se conectaría con los de cualquier planeta que la orbite, permitiendo a las partículas de los vientos solares llegar directamente a las atmósferas planetarias, lo que puede provocar su evaporación.

El campo magnético de la Tierra actúa como un escudo contra los posibles daños provocados por el viento solar, recordó la directora del segundo estudio Cecilia Garraffo. Pero si la Tierra estuviera "mucho más cerca del Sol -como es el caso en TRAPPIST-1- y sometida a las embestidas de las partículas que expulsa, el escudo de nuestro planeta se rompería bastante rápido".

No descartan la vida en los sistemas de estrella roja enana

Aunque ambos estudios sugieran que la posibilidad de vida puede ser "menor de los que previamente se había pensado, eso no significa que el sistema TRAPPIST-1 u otros con una estrella roja enana estén exentos de vida", señala la nota.

"Indudablemente no estamos diciendo a la gente que debería dejar de buscar vida alrededor de las estrellas enanas rojas", indicó Jeremy Drake, coautor del estudio de la Universidad de Massachussetts, "pero nuestro trabajo y el de nuestro colegas indica que deberíamos también centrarnos en todas las estrellas que se pueda que sean más parecidas al Sol".

Fuentes: RTVE

9 de abril de 2017

Detectan por primera vez atmósfera en un planeta similar a la Tierra

Concepción artística del planeta GJ 1132b, junto a su estrella, una roja enana. DANA BERRY
  • Se trata del exoplaneta GJ 1132b, situado a 39 años luz
  • Los modelos coinciden con una atmósfera rica en agua y metano
  • Supone un paso importante en la detección de vida en otros mundos
Por primera vez, astrónomos han detectado una atmósfera alrededor de un planeta parecido a la Tierra, concretamente GJ 1132b, un paso importante en el camino hacia la detección de vida en otros mundos.

El equipo, que incluye investigadores del Instituto Max Planck de Astronomía, ha utilizado el telescopio ESO/MPG de 2,2 metros en Chile para tomar imágenes de la estrella madre GJ 1132, -a 39 años luz- donde midieron una ligera disminución en el brillo a medida que el planeta y su atmósfera absorbían parte de la luz estelar, mientras pasaban directamente delante de su estrella anfitriona.
La estrategia actual de los astrónomos para encontrar vida en otro planeta es detectar la composición química de la atmósfera de ese planeta.

Si bien no se trata de la detección de vida en otro planeta, es un importante paso en la dirección correcta. La estrategia actual de los astrónomos para encontrar vida en otro planeta es detectar la composición química de la atmósfera de ese planeta, en la búsqueda de algunos desequilibrios químicos que requieren la presencia de organismos vivos para tener una explicación. En el caso de nuestra propia Tierra, la presencia de grandes cantidades de oxígeno es tal rastro.

Todavía estamos muy lejos de esa detección, sin embargo. Hasta el trabajo que se describe en este artículo, las pocas observaciones de la luz de las atmósferas de exoplanetas estaban relacionadas siempre con los gigantes de gas: como Júpiter de nuestro propio sistema solar. Con esta observación, hemos dado los primeros pasos en el intento de analizar la atmósfera de planetas similares a la Tierra.

Constelación Vela Sur, a 39 años luz

El planeta en cuestión, GJ 1132b, gira alrededor de la estrella enana roja GJ 1132 en la constelación de Vela Sur, a una distancia de 39 años luz de nosotros. Recientemente, el sistema fue objeto de escrutinio por un equipo dirigido por John Southworth (Universidad de Keele, Reino Unido).

El equipo utilizó la formación de imágenes GROND en el telescopio ESO/MPG de 2,2 metros de la European Southern Observatory en Chile para observar el planeta simultáneamente en siete bandas de longitud de onda diferentes. 1132b GJ es un planeta en tránsito: desde la perspectiva de un observador en la Tierra, pasa directamente delante de la estrella cada 1,6 días, bloqueando parte de la luz de la estrella.

El tamaño de las estrellas como GJ 1132 es bien conocido de los modelos estelares. A partir de la fracción de luz estelar bloqueada por el planeta, los astrónomos pueden deducir el tamaño del planeta, en este caso, alrededor de 1,4 veces el tamaño de la Tierra.

Fundamentalmente, las nuevas observaciones mostraron que el planeta era mayor en algunas longitudes de onda infrarrojas que en otras. Esto sugiere la presencia de una atmósfera que es opaca a la luz infrarroja específica (hace que el planeta parezca más grande), pero es transparente en todos los demás.

Las diferentes versiones de la atmósfera luego se simularon por miembros del equipo de la Universidad de Cambridge y el Instituto Max Planck de Astronomía. Según esos modelos, una atmósfera rica en agua y metano explicaría las observaciones muy bien.

Un posible "mundo de agua"

Con 1,6 veces la masa de la Tierra, (según lo determinado por las mediciones anteriores), las observaciones hasta la fecha no proporcionan datos suficientes para decidir cómo de similar a la Tierra es GJ 1132b. Las posibilidades incluyen un "mundo del agua" con una atmósfera de vapor de agua caliente.

La presencia de la atmósfera es una razón para el optimismo cauteloso. Las enanas M son el tipo más común de estrella, y muestran altos niveles de actividad; parte de esta actividad (en forma de erupciones y flujos de partículas) se puede esperar que exista em atmósferas de planetas cercanos.

GJ 1132b proporciona un ejemplo de atmósfera que ha durado miles de millones de años (es decir, el tiempo suficiente para detectarla). Dado el gran número de estrellas enanas M, tales atmósferas podrían significar que las condiciones previas para la vida son bastante comunes en el universo.

El trabajo ha sido publicado en The Astronomical Journal.

Fuentes: RTVE

29 de julio de 2016

AR Scorpii: un singular sistema binario de comportamiento salvaje

Esta ilustración muestra el extraño objeto AR Scorpii. En esta singular estrella doble, una estrella enana blanca, que gira sobre sí misma a una gran velocidad, impulsa electrones hasta casi la velocidad de la luz. M. Garlick/University of Warwick/ESO.

El sistema estelar AR Scorpii se compone de una enana blanca y de una compañera enana roja, y fue descubierto hace más de 40 años, pero su verdadera naturaleza no ha sido desvelada hasta que los astrónomos empezaron a observarlo en 2015.

“Nos dimos cuenta de que estábamos viendo algo extraordinario pocos minutos después de comenzar las observaciones”, asegura Tom Marsh, del Grupo de Astrofísica de la Universidad de Warwick (Reino Unido), quien ahora firma, junto a otros investigadores, un artículo en Nature.

En mayo de 2015, un equipo de astrónomos aficionados procedentes de Alemania, Bélgica y Reino Unido, se fijó en un sistema estelar que presentaba comportamientos diferentes a todo lo que habían visto hasta entonces.

La verdadera naturaleza

Gracias a una serie de observaciones de seguimiento dirigidas por la Universidad de Warwick y a la utilización de multitud de telescopios en tierra y en el espacio, se ha descubierto la verdadera naturaleza de este sistema que, previamente, había sido mal identificado.

Y es que AR Scorpii fue observado por primera vez a principios de la década de 1970 y las fluctuaciones regulares en el brillo, que se dan cada 3,6 horas, llevaron a clasificarlo incorrectamente como una solitaria estrella variable (es una cuyo brillo fluctúa vista desde la Tierra).
El sistema estelar AR Scorpii (AR Sco para abreviar) se encuentra en la constelación de Escorpio, a 380 años luz de la Tierra.
Se compone de una enana blanca de rápido giro, del tamaño de la Tierra, pero con 200.000 veces más masa, y de una compañera enana roja fría con un tercio de la masa del Sol, y ambas se orbitan mutuamente cada 3,6 horas en una danza cósmica tan regular como un reloj.

Este singular sistema estelar binario muestra un comportamiento salvaje: altamente magnética, y con una rápida rotación, la enana blanca de AR Sco acelera electrones hasta casi la velocidad de la luz.
En su camino a través del espacio, estas partículas de alta energía liberan radiación en forma de haz (parecido al de los faros) que azota la cara de la fría estrella enana roja, causando que el sistema entero brille y se atenúe dramáticamente cada 1,97 minutos.

Variedad de telescopios

Estos potentes pulsos incluyen radiación en frecuencias de radio, algo que nunca antes se había detectado en un sistema estelar con una enana blanca.

Las observaciones de esta investigación se llevaron a cabo con el VLT (Very Large Telescope) de ESO, ubicado en Cerro Paranal (Chile); los telescopios William Herschel e Isaac Newton del Grupo Isaac Newton de Telescopios, situados en la isla de La Palma, en Canarias; el conjunto Australia Telescope Compact Array, en el Observatorio de Paul Wild, en Narrabri (Australia); el Telescopio Espacial Hubble de NASA/ESA; y el satélite Swift de la NASA.


Fuentes: EFEfuturo