Mostrando entradas con la etiqueta JAXA Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta JAXA Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial. Mostrar todas las entradas

9 de junio de 2020

Marte tuvo anillos en el pasado una y otra vez (y volverán de nuevo)

Deimos, la más pequeña y distante luna marciana - https://solarsystem.nasa.gov/moons/mars-moons/deimos/in-depth/

La órbita de una de sus lunas sugiere un ciclo de destrucción y renacimiento que puede volver a ocurrir

Nadie introduciría a Marte en la lista de planetas con anillos, pero hace millones de años el planeta rojo pudo pertenecer a ese exclusivo grupo de mundos enjoyados. Científicos del Instituto SETI y la Universidad de Purdue creen que la órbita inusualmente inclinada de Deimos, una de sus dos lunas, es una nueva prueba de ese pasado diferente. Un pasado que se repitió cíclicamente y que es muy posible que regrese.

Marte tiene dos lunas pequeñas y deformadas como tubérculos, Deimos y Fobos, descubiertas en 1877. Durante mucho tiempo los científicos creyeron que eran asteroides capturados. Sin embargo, dado que sus órbitas están casi en el mismo plano que el ecuador marciano, los satélites debieron de haberse formado al mismo tiempo que Marte. Pero la órbita de la luna más pequeña y distante, Deimos, está inclinada dos grados. Parece muy poco, pero esa diferencia resulta clave.

«El hecho de que la órbita de Deimos no esté exactamente en el plano con el ecuador de Marte no se consideró importante, y nadie trató de explicarlo», dice Matija Ćuk, investigadora del Instituto SETI y autora principal del estudio, recientemente presentado en la la reunión virtual de la Sociedad Astronómica Americana y cuya publicación ha sido aceptada en la revista «Astrophysical Journal Letters». «Pero una vez que tuvimos una gran idea nueva y la miramos con nuevos ojos, la inclinación orbital de Deimos reveló su gran secreto», señala.

Lunas destruidas

Esa nueva idea a la que se refiere Ćuk fue presentada en 2017 por su colega David Minton, profesor de la Universidad de Purdue y el entonces estudiante graduado Andrew Hesselbrock. Hesselbrock y Minton proponen que Phobos, la luna interior de Marte, está atrapada en un ciclo de destrucción y renacimiento que cada cierto tiempo produce los anillos en el planeta rojo. Durante miles de millones de años, generaciones de lunas marcianas han sido destruidas en anillos. Y cada vez el anillo daría lugar a una luna nueva y más pequeña que repite el ciclo de nuevo. Los investigadores llegaron a esta conclusión al notar que la luna interior de Marte, Fobos, está perdiendo altura a medida que su pequeña gravedad interactúa con el globo marciano. Dentro de decenas de millones de años, pronto en términos astronómicos, Fobos no soportará el tirón gravitacional y acabará hecha añicos para crear un nuevo anillo alrededor del planeta.

Esta teoría cíclica de la luna marciana tiene un elemento crucial que hace posible la inclinación de Deimos: una luna recién nacida 20 veces más masiva que el actual Fobos sería empujada hacia fuera por el anillo marciano, tendría una resonancia orbital 3:1 con Deimos, lo que significa que el período orbital de Deimos es tres veces mayor que el de la otra luna. Esto provocó la inclinación de dos grados de Deimos.

Esa luna enorme pudo haber sido la «abuela» de Fobos hace poco más de 3.000 millones de años. Le siguieron dos ciclos más de anillo-luna, siendo la última luna Fobos.

La prueba, en 2024

Según los investigadores, el descubrimiento de la resonancia orbital prácticamente confirma la teoría cíclica de luna-anillo para Marte. Implica que durante gran parte de su historia, Marte poseía un anillo prominente. Mientras que Deimos tiene miles de millones de años, Ćuk y sus colaboradores creen que Fobos es joven en términos astronómicos. Tal vez se formó hace solo 200 millones de años, justo a tiempo para los dinosaurios.

Estas teorías podrán ser probadas en algunos años, ya que la agencia espacial japonesa JAXA planea enviar una nave espacial a Fobos en 2024 para recolectar muestras de la superficie de la luna y devolverlas a la Tierra. Ćuk tiene la esperanza de que esto nos dé respuestas firmes sobre el oscuro pasado de las lunas marcianas. Como expresa, «los cálculos teóricos son buenos, pero que se prueben en el mundo real es aún mejor».

Fuentes: ABC 

3 de enero de 2019

2018, el año en que murió Stephen Hawking y un auto deportivo surcó el espacio

Fotografía del deportivo Tesla lanzado por SpaceX como carga del cohete Falcon Heavy - SpaceX
En este año hemos despedido a Stephen Hawking, hemos visto el lanzamiento de un gran cohete reutilizable, se ha descubierto un gran lago de agua en Marte y se han lanzado varias importantes misiones, entre otras muchas cosas
El año que está a punto de dejarnos ha dejado una gran cantidad de noticias relacionadas con la astronomía y el espacio de gran interés e importancia. Por ejemplo, durante 2018 dijimos adiós a Stephen Hawking, uno de los científicos más destacados de este siglo. La compañía Space X hizo historia con el lanzamiento de un cohete pesado reutilizable, una estación espacial china se estrelló y la NASA lanzó varias relevantes misiones, como la Insight, a Marte, la Parker Solar Probe, al Sol y la TESS, en busca de exoplanetas.

El año comenzó con la pérdida, en extrañas circunstancias, de Zuma, un satélite ultrasecreto valorado en 1.000 millones de dólares y lanzado por un cohete de la compañía SpaceX. A pesar de todos los interrogantes que suscitó su pérdida, nunca trascendió lo ocurrido con este artefacto.

Muchos se olvidaron de Zuma enseguida porque el 31 de enero tuvo lugar un eclipse total de Luna azul, una extrañeza astronómica que no ocurría desde el año 1866. Recordemos que, por un lado, la Luna azul es sencillamente la segunda Luna llena de cada mes. Por otro lado, una superluna es la situación en la que una Luna llena ocurre cuando el satélite está en el perigeo, en el punto de su órbita más próximo a nuestro planeta, por lo que se ve más grande y brillante en el cielo.


La era de los cohetes reutilizables

Con un rugido y un impresionante surtidor de fuego, un cohete pesado Falcon Heavy certificó el comienzo de la nueva era de la exploración espacial, caracterizada por el uso de lanzadores reutilizables. La compañía SpaceX, del multimillonario Elon Musk, lanzó el cohete en operación más potente en la actualidad y solo superado por los Saturn V del programa Apollo, y capaz de enviar cargas a la Luna y a Marte. Además, logró que dos de los tres bloques de la etapa inferior de la nave aterrizasen en la Tierra para volver a ser utilizados.

Este hito dejó en nuestras retinas una de las que podrían ser las imágenes más destacadas de este siglo: la de un deportivo rojo cereza de la marca Tesla, tripulado por un maniquí de astronauta, de nombre Starman, viajando hacia Marte. Está previsto que el Falcon Heavy vuelva a volar en 2019 con fines comerciales.

Adiós a Stephen Hawking

En marzo, llegó la triste noticia de la muerte de Stephen Hawking, a sus 76 años de edad. El físico más conocido y reconocido del mundo se fue sin avisar y en plena actividad profesional. Detrás de él quedaron sus preguntas sobre el origen del Universo, los agujeros negros, las singularidades, la inteligencia artificial o la conveniencia, o no, de revelar nuestra presencia a hipotéticas civilizaciones extraterrestres. Para algunos, Hawking solo es comparable a Einstein en relevancia, y para otros será difícil que pueda llegar un «sucesor» que tome el testigo como divulgador de ciencia de talla mundial, capaz de inspirar a millones de personas.

Stephen Hawking ha sido uno de los principales referentes de la ciencia en los últimos 30 años - AFP

Los ecos de la muerte de Hawking resonaban en abril, cuando unaestación espacial china fuera de control y de 8, 5 toneladas de peso entró en la atmósfera de la Tierra a toda velocidad. La Tiangong-1, en chino, «Palacio estelar-1», cayó en la región central del Pacífico sur a las 2.15 hora peninsular española del día 2 de abril, sin provocar ningún tipo de incidente.

Tiangong 1, el laboratorio espacial chino

También en abril, la NASA lanzó TESS, el próximo cazador de exoplanetas, se nombró a Jim Bridenstine como líder de esta agencia espacial y la Agencia Espacial Europea (ESA) publicó el mapa tridimensional de nuestra galaxia más vasto hasta la fecha y elaborado con datos de la misión Gaia.

Ya en mayo comenzó una tormenta de polvo global en Marte que duró semanas y que descargó las baterías del robot Opportunity, con el que no se ha podido contactar a día de hoy. En junio, su compañero, el rover Curiosity, detectó la presencia de moléculas orgánicas complejas en la superficie del planeta rojo. En la Tierra, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ordenó la fundación de una fuerza militar espacial.

El origen de los rayos cósmicos

En julio se descubrió la primera fuente de rayos cósmicos, unos chorros de partículas de altísima energía que bombardean continuamente la Tierra. La detección de neutrinos de alta energía en la Antártida, en el detector IceCube, permitió seguir un único neutrino hasta su origen, un blazar, una galaxia elíptica gigante con un enorme agujero negro supermasivo que gira rápidamente en su núcleo.

Agua en Marte

Pocos días después, se publicó el hallazgo de un gran lago de agua líquida de 20 kilómetros de diámetro en el subsuelo de Marte. Según explicaron los científicos, en el polo sur del planeta rojo existe una masa de agua muy fría y salobre que recuerda a las reservas subglaciales de la Antártida, en la Tierra.

John Priscu, biogeoquímico de la Universidad Estatal de Montana en Bozeman (EE.UU.), quien estudia la vida en las condiciones extremas de los lagos subglaciales de la Antártida, explicó a ABC que «las condiciones físicas y químicas en el lago marciano son compatibles con la vida microbiana terrestre».

En verano llegó también la bonita Luna roja, un eclipse parcial de nuestro satélite, y la NASA presentó la primera tripulación para vuelos espaciales desde el año 2011.

La misión para tocar el Sol

Ya en agosto, la NASA lanzó la misión Parker Solar Probe, una nave que medirá el flujo del viento solar y la lluvia de partículas que brotan desde el Sol y que a veces bombardean la Tierra y sus satélites. Para ello, viajará más rápido y se pondrá siete veces más cerca del Sol que ninguna otra nave hasta ahora.

Fotografía del orificio detectado en la Soyuz MS-09, acoplada a la Estación Espacial Internacional (ISS) - AFP

La misión New Horizons a Plutón, tomó su primera fotografía de Ultima Thule, un pequeño y distante objeto situado en las afueras del Sistema Solar. Además, los astronautas a bordo de la Estación Espacial Internacional (ISS) detectaron un orificio en la pared de una de las cápsulas del laboratorio orbital que llevó a las autoridades rusas a concluir que se trataba de un intento de sabotaje. El agujero provocó una fuga de la atmósfera en toda la instalación y fue realizado con un taladro.

En septiembre, la compañía aeroespacial SpaceX anunció que el multimillonario japonés de 42 años Yusaku Maezawa volará alrededor de la Luna en su gigantesca nave Big Falcon Rocket (BFR) a partir de 2023. Por entonces, se convertirá en el primer turista que viajará más allá de la órbita baja de la Tierra. La agencia espacial de este país, la JAXA, también fue protagonista cuando logró posar varios robots de exploración en el asteroide Ryugu, en el curso de la misión Hayabusa 2.

Aterrizaje de emergencia

En octubre, una nave Soyuz aterrizó de emergencia con dos astronautas a bordo después de un error en el despegue. Los vuelos de estas naves, el auténtico cordón umbilical que une la Tierra con la Estación Espacial Internacional (ISS), no se recuperaron hasta diciembre.

También en octubre la ESA y la JAXA lanzaron la misión BepiColombo para explorar Mercurio, con la finalidad de estudiar el origen y evolución del planeta, su composición y su campo magnético.

La NASA anunció en octubre su decisión de poner fin a la misión del telescopio espacial Kepler, un instrumento que ha servido para descubrir más de 2.681 exoplanetas en los últimos nueve años y medio y para encontrar 2.899 candidatos a exoplanetas. En todo este tiempo, Kepler ha estudiado 530.506 estrellas y ha cambiado nuestra comprensión sobre los sistemas solares de la Vía Láctea.

Ilustración difundida por la NASA para despedir a Kepler - NASA/Wendy Stenzel/Daniel Rutter

Apenas días después, la NASA se despidió también de la misión Dawn, la sonda que exploró Ceres, el mayor asteroide del Sistema Solar, y Vesta, un gran cuerpo del cinturón de asteroides. Esta misión, que agotó su combustible, fue clave para revelar muchos detalles sobre la evolución de nuestro sistema planetario y reforzar la idea de que los planetas enanos pudieron albergar océanos de agua en el pasado.

El 26 de noviembre la NASA cosechó un éxito total con el aterrizaje de la misión Insight en Marte. Su trabajo será perforar y estudiar el interior del planeta rojo y convertirse en la primera misión geofísica a un planeta distinto de la Tierra.

Momentos de alegría vividos en el centro de control de la NASA en Pasadena, California, tras el aterrizaje de Insight - Bill Ingalls/NASA

Sin que hubiera tiempo para darse un respiro, el 3 de diciembre la misión OSIRIS-REx, de la NASA, llegó por fin al asteroide Bennu y comenzó a prepararse para sus operaciones científicas. Su finalidad será estudiar la atmósfera y la masa del objeto y, sobre todo, recoger entre 60 gramos y dos kilogramos de material del asteroide, a través de un brazo robótico, para traerlo a la Tierra.

Ya para finalizar el año, el 10 de diciembre la sonda Voyager 2, un artefacto lanzado el 20 de agosto de 1977, se convirtió en la segunda nave en la historia en llegar al espacio interestelar.

El próximo hito ocurrirá el 1 de enero, cuando la sonda New Horizons, la exploradora de Plutón, sobrevuele el objeto conocido como Ultima Thule, en los confines del Sistema Solar. ¿Qué será lo que nos deparará 2019?

Fuentes: ABC

1 de enero de 2018

Los grandes avances científicos que veremos en 2018

Ilustración de la sonda «Parker Solar Probe», que será enviada al Sol este año - NASA

Dos visitas a asteroides, el lanzamiento de naves hacia la Luna, Marte, Mercurio y el Sol y la foto de un agujero negro, entre los acontecimientos más esperados

El que llega, 2018, será un año repleto de acontecimientos científicos. Muchos de ellos estarán relacionados con la exploración espacial y con la preparación para colonizar en un futuro ya no muy lejano los mundos más cercanos, como la Luna y Marte. También podríamos ser testigos de la primera foto de un agujero negro de la Historia. Esto es lo que nos espera.

1.- Dos visitas a asteroides
Recreación de la recogida de material en Bennu con el sistema «touch and go» de la nave Osiris-Rex - NASA

El próximo verano dos misiones espaciales muy similares arrancarán pedazos de sendos asteroides para traerlos de vuelta a la Tierra y ser analizados. En julio, la sonda Hayabusa 2, lanzada en diciembre de 2014 por la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón (JAXA), se acercará al asteroide (162173) Ryugu, de casi 1 km de ancho, para atrapar una muestra y regresar en 2020. Poco después, en agosto, la nave de la nasa Osirix Rex alcanzará la primitiva roca Bennu. Allí pasará dos años estudiándola desde su órbita y en julio de 2020, sin posarse, extenderá un brazo robótico para tocar la superficie, una técnica llamada «touch and go» (tocar y marchar).La nave retornará en marzo de 2021, viajará durante dos años y medio y llegará a la Tierra en septiembre de 2023.

2.- El nuevo espía de Marte
Recreación del robot InSight en Marte - NASA/JPL-Caltech

La NASA lanzará en mayo su misión Mars InSight, destinada a estudiar el interior del Planeta rojo. Su objetivo es conocer mejor cómo se formaron y evolucionaron los planetas rocosos, incluyendo la Tierra. La nave partirá con dos años de retraso por los fallos en un instrumento científico primordial a bordo del artefacto.

3.- Camino de Mercurio
Recreción de la misión Bepi Colombo a Mercurio - ESA

La misión europea Bepi Colombo partirá en octubre hacia Mercurio, el planeta más cercano al Sol. Su objetivo es intentar explicar los misterios que rodean al primer planeta del Sistema Solar, como la presencia de agua en el fondo de sus cráteres, el origen de algunas extrañas formaciones geológicas o averiguar la naturaleza de su campo magnético. Incluso se aprovechará para poner a prueba, una vez más, la Teoría General de la Relatividad de Einstein.

El viaje a Mercurio llevará siete largos años y cubrirá una distancia media de 77 millones de km., aunque la nave deberá recorrer cerca de 8.900 millones de km., ya que para reducir su velocidad llevará a cabo 9 sobrevuelos planetarios (uno a la Tierra, dos a Venus y seis a Mercurio).

4.- La primera foto de un agujero negro
Simulación de un agujero negro aparecida en la película «Interestellar» - Warner Bros. / Syncopy / Paramount Pictures

Es probable que la tengamos este año y dejemos de imaginar cómo son en realidad esos monstruos cósmicos. Un equipo internacional de astrónomos pudo haber captado el pasado abril, por primera vez en la historia, imágenes de un agujero negro, concretamente, de su horizonte de sucesos, la frontera donde espacio y tiempo terminan tal y como los conocemos. Sin embrago, la información obtenida todavía debía procesarse, por lo que quizás la confirmación llegue en los próximos meses.

5.- Doctor inteligencia artificial
El clásico juego de Go - DeepMind

La inteligencia artifical de Google AlphaGo Zero se saldrá del tablero. El programa demostró este año ser capaz de enseñarse a sí mismo a dominar el clásico juego de estrategia Go, que muchos consideran más sofisticado que el ajedrez. Y lo hizo desde cero, a una velocidad increíble y sin intervención humana. Este año irá más allá y se centrará en resolver complejos problemas médicos, como el plegamiento de proteínas.

6.- El cazador de exoplanetas
Recreación de la sonda TESS - NASA

La búsqueda de una nueva Tierra, un planeta que sea similar al nuestro, tendrá un nuevo y potente colaborador en 2018. La NASA lanzará la misión «Transiting Exoplanet Survey Satellite» (TESS) para buscar exoplanetas en las órbitas de las estrellas más brillantes del cielo. Se espera que en dos años TESS analice la luz de más de 200.000 estrellas en todo el firmamento. Esperan que el observatorio espacial encuentre todo tipo de planetas, pero se fijará especialmente en los mundos pequeños y rocosos alrededor de estrellas cercanas más allá del Sistema Solar. TESS sumará sus esfuerzos al famoso y eficaz telescopio espacial Kepler.

7.- La misión para «tocar» el Sol
La «Parker Solar Probe» - NASA

La NASA lanzará el próximo verano la «Parker Solar Probe», que se acercará a casi 63 millones de kilómetros de la superficie del Sol, siete veces más cerca de lo que se haya conseguido jamás. Su objetivo principal será entender mejor el origen y la evolución del viento solar y las eyecciones de masa coronal, lo que permitirá hacer avances muy importantes en meteorología espacial. Esto es fundamental para predecir con exactitud cuáles de sus efectos son capaces de provocar catástrofes en la Tierra.

8.- Hacia la Luna y más allá
Recreación de la base lunar europea - ESA

Este año que entra será sin duda fundamental en el camino hacia la colonización de otros mundos cercanos, como lo son la Luna y Marte. La NASA, la Agencia Espacial Europea (ESA) y la compañía Space X de Elon Musk (quizás con su cohete Falcon Heavy) son algunos de los interesados en hacer realidad el que puede ser el gran viaje de la humanidad. Además SpaceX tiene programado para 2018 un paseo turístico alrededor de la Luna para dos clientes. En principio, utilizará una nave que ya se está desarrollando para la NASA, la «Dragon 2», y su cohete pesado. Por su parte, la agencia japonesa JAXA quiere, por primera vez, aterrizar un módulo inteligente en la Luna para estudiar los materiales que la componen y facilitar así la futura llegada de astronautas.

Fuentes: ABC

13 de septiembre de 2016

Hallar vida en otros planetas, objetivo de la astrofísica en los próximos 20 años

El amanecer sobre el océano Atlántico en la Tierra, en una imagen tomada desde la Estación Espacial Internacional. AFP
  • En los últimos años se han hallado unos 5.000 planetas fuera del Sistema Solar
  • El astrónomo japonés Suku Tsuneta apuesta por comunicarse con otros mundos
  • "Ir a Marte es factible pero viajar fuera del Sistema Solar temo que es imposible"
El reto más importante de la astrofísica en los próximos veinte años será encontrar planetas que tengan atmósfera y las condiciones necesarias para albergar vida. Al menos eso es lo que piensa el vicepresidente de la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón (JAXA), Suku Tsuneta.

"Hace veinte años, los científicos estudiábamos los agujeros negros, el origen del universo... Hoy tenemos una idea bastante buena de todo ello y lo que interesa ahora es saber si los planetas de otras estrellas y sistemas pueden albergar formas de vida", cuenta Tsuneta en una entrevista con Efe.

Este astrónomo japonés, que también es director general del Instituto de Ciencia Espacial y Astronáutica (ISAS) de JAXA, se encuentra de visita en España y este martes dará una conferencia en el ciclo de astrofísica y cosmología de la Fundación BBVA.

Tsuneta ha explicado que gracias al desarrollo de la tecnología telescópica, en los últimos años se han localizado cerca de 5.000 planetas fuera de nuestro Sistema Solar.

"Cuando dispongamos de telescopios espaciales más avanzados, podremos saber si esos planetas tienen oxígeno, dióxido de carbono, metano, ozono...etc, los llamados biomarcadores, que son los componentes necesarios para crear un entorno favorable al desarrollo de algún tipo de vida", ha afirmado, algo que podría ocurrir en las próximas dos décadas.

Viajar más allá del Sistema Solar, imposible hoy por hoy

El objetivo, según Tsuneta, no es sólo saber qué hay más allá de nuestra galaxia, sino incluso intentar comunicarse con los planetas que pudieran albergar vida.

"Ir a Marte es factible pero viajar fuera del Sistema Solar me temo que es imposible. Simplemente porque la velocidad de las naves se basa en la velocidad de la luz y, aún así, se tardarían diez o veinte años en llegar al planeta más cercano a nuestra galaxia".

Sin embargo, lo que sí es viable es intentar comunicarse con los planetas que albergasen vida enviando señales de radio. "Es algo que, de hecho, ya se está haciendo gracias al proyecto SETI (Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre por sus siglas en inglés), una iniciativa impulsada por la NASA hace varias décadas y que trata de localizar vida extraterrestre inteligente".

"Hace 20 años, la gente no se tomaba la detección de señales espaciales en serio pero la situación ha cambiado. Ahora sabemos que es probable que haya planetas que albergan vida, así que la actividad de SETI tiene ya más relevancia. Ya no es ciencia ficción y podría ser algo muy importante", ha advertido.

Explorar el Sistema Solar

Respecto al envío de misiones tripuladas fuera del Sistema Solar, Tsuneta tiene sus "dudas". "Desde que Galileo fabricó su propio telescopio hasta la actualidad, el ser humano no ha dejado de estudiar el espacio y de hacer ciencia, y eso es bueno".

"Es importante viajar por el Sistema Solar para obtener respuestas. Debemos analizar la composición de la Luna, los planetas, los asteroides, etc, y para ello, enviamos misiones como Philae (que ha aterrizado en un cometa), o el Hayabusa (sonda japonesa que analizará otro asteroide)....son proyectos de la fase de exploración que es la más importante, algo comparable a la expansión española del siglo XVI que le permitió dominar el globo. Es una actitud esencial para descubrir el nuevo mundo", subraya.

Sin embargo, "si desde el punto de vista científico, enviar una sonda es una buena forma de obtener información, enviar hombres es una cuestión de orgullo, y de factores políticos que resulta demasiado cara. Como científico puro tengo mis dudas de la utilidad de enviar hombres a Marte y más allá".

Fuentes: Rtve.es, EFE

12 de enero de 2016

«Ver» un agujero negro es posible



La detección de los agujeros negros -se cree que existe uno enorme en el centro de prácticamente todas las galaxias- supone un auténtico desafío. 
Nadie ha visto uno jamás, ya que ni siquiera la luz escapa de su gran fuerza gravitatoria, así que con el fin de localizarlos los astrónomos deben fijarse en la radiación de alta energía que emiten, para lo que emplean satélites o telescopios de rayos X. 
Sin embargo, un equipo internacional de investigadores asegura esta semana en la revista Nature que estos misteriosos fenómenos sí pueden ser observados con luz visible durante sus explosiones. No ellos directamente, claro, pero sí un efecto que delata su presencia, la luz parpadeante que emerge de los gases que los rodean. 
Y lo más interesante es que solo hace falta un telescopio de 20 cm de diámetro, un modelo de aficionado.



«Ahora sabemos que los agujeros negros pueden ser observados sin telescopios de rayos X o rayos gamma de alta especificación», explica la autora principal del artículo, Mariko Kimura, investigadora de la Universidad de Kioto. Eso sí, el agujero debe estar activo. Una vez cada varias décadas, algunos agujeros negros binarios sufren explosiones en las que enormes cantidades de energía -rayos X incluidos- son emitidas al espacio. 
Esto es lo que le ocurrió al sistema binario V404 Cygni, situado a 7.800 años luz de distancia y uno de los más cercanos a la Tierra, compuesto por un agujero negro y una estrella ligeramente menos masiva que el Sol. El agujero «despertó» después de 26 años de inactividad el 15 de junio de 2015, cuando sufrió una fuerte explosión que duró unas dos semanas y que llamó la atención a astrónomos de todo el mundo. El equipo de Kimura se sumó a la expectación generada y observó patrones repetitivos de fluctuación óptica a escalas de tiempo que fueron de cien segundos a unas pocas horas, patrones que se correlacionaban con los de rayos X Los agujeros negros suelen estar rodeados por un disco de acreción, en el que el gas de la estrella compañera cae lentamente hacia el agujero en forma de espiral. 
Estas actividades de los agujeros negros se observan normalmente a través de rayos X, que se generan en las partes internas de los discos donde las temperaturas alcanzan los 10 millones de grados Kelvin o más, pero los investigadores lograron hacer la observación de V404 Cygni con luz visible.

EIRI ONO / UNIVERSIDAD DE KYOTO

Con base en el análisis de los datos de observación ópticos y de rayos X, los astrónomos de Kioto y sus colaboradores en la agencia espacial japonesa JAXA, el laboratorio nacional de RIKEN y la Universidad de Hiroshima mostraron que la luz es originada por los rayos X que salen de la región más interior del disco de acreción alrededor del agujero negro. 
Estos rayos X irradian y calientan la región exterior del disco, haciendo que emitan rayos ópticos y por lo tanto haciéndolo visible para el ojo humano.

Estas observaciones han sido fruto de la colaboración internacional entre organismos de países en diferentes zonas horarias, ya que las radiaciones de los agujeros negros son impredecibles y apenas duran un par de semanas o incluso menos. 
«Las estrellas sólo se pueden observar en la oscuridad, y sólo hay unas horas cada noche, pero al hacer observaciones de diferentes lugares de todo el mundo somos capaces de tener datos más completos», dice el coautor Daisuke Nogami. 
Los investigadores también recogieron datos de telescopios pequeños, algunos con elementos ópticos de solo 20 cm de diámetro, lo que demuestra que, como apunta Poshak Gandhi, del Departamento de Física y Astronomía de la británica Universidad de Southampton, en un artículo que acompaña la investigación, en astronomía el tamaño no siempre es lo más importante.

Fuentes: ABC

14 de junio de 2015

Científicos localizan extraños acantilados en Mercurio

abc
Vista del planeta Mercurio desde la nave espacial «Messenger»


Las imágenes recogidas durante más de cuatro años por la nave espacial «Messenger» sirven para localizar estos accidentes geográficos, cuyo origen sigue sin aclararse 

Mercurio vuelve a sorprender: un patrón de acantilados gigantes y crestas en la superficie del planeta, que desafía cualquier explicación científica. Thomas Watters, un científico planetario del Museo Nacional del Aire y del Espacio de la Institución Smithsonian, es el principal autor de este trabajo realizado a apartir de imágenes de la nave espacial «Messenger», que se convirtió en la primera sonda en orbitar Mercurio.

Las imágenes que «Messenger» recogió durante sus más de cuatro años en órbita revelaron una amplia gama de grandes escarpes de fallas, o acantilados. Estos escarpes parecen escalones gigantes en el paisaje. Los más grandes tienen 1.000 kilómetros de largo y más de 3.000 metros de altura.

Estos escarpes se forman cuando las rocas se juntan y presionan hacia arriba a lo largo de fallas o fracturas en la corteza del planeta. El modelo más ampliamente aceptado del origen de estos escarpes es que son esencialmente las arrugas que se formaron en la superficie de Mercurioa medida que el núcleo del planeta se enfrió con el tiempo, encogiendo de tamaño. Investigaciones anteriores han sugerido que pudo contraerse entre 4 y 14 kilómetros de diámetro.

Si este fue el motivo, estos escarpes debeerían aparecer uniformemente sobre la superficie del planeta. Sin embargo, los científicos han encontrado ahora un patrón desconcertante de estos escarpes de falla. 


«Un verdadero misterio»

«Es un verdadero misterio», dijo a Space.com el autor principal del estudio Thomas Watters, un científico planetario del Museo Nacional del Aire y del Espacio de la Institución Smithsonian.

Los científicos analizaron comunes escarpes de falla en la superficie de Mercurio, de unos 50 kilómetros de largo. Inesperadamente, descubrieron que muchos escarpes están concentrados en dos bandas anchas que van de norte a sur y se encuentran en lados opuestos del planeta.

Una posible explicación de estas bandas podría estar en el flujo de roca caliente en el manto de Mercurio. Watters no se apunta a esta teoría: «Sin embargo, la magnitud de flujo en el manto de Mercurio es demasiado pequeña para explicar estas bandas, porque el manto de Mercurio no es muy grueso». 


Mayores concentraciones

Además, en el hemisferio sur del planeta se concentra el doble de grandes escarpes. Sobre un censo de 407 formaciones de más de 50 de largo que los investigadores analizaron, 264 se encuentran en el sur, que suman alrededor de 33.000 kilometros, mientras que 143 se encuentran en el norte, con 14.000 kilómetros acumulados

Watter añadió que «ninguno de los modelos que tenemos en la actualidad, puede dar cuenta de la cantidad desequilibrada de escarpes entre los hemisferios» y concluyó que todavía queda mucho por aprender del planeta.

Los investigadores continuarán analizando imágenes y datos de «Messenger» para arrojar luz sobre este misterio. Además, Watters señaló que la nave BepiColombo, que se lanzará en 2017, «puede ser capaz de darnos una mejor idea de la estructura global de la corteza de Mercurio». La nave espacial BepiColumbo es una misión conjunta de la Agencia Espacial Europea (ESA) y la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón (JAXA).

Mientras que la superficie de la Tierra está formada por múltiples placas tectónicas, Mercurio sólo tiene una: «Mercurio es ideal para investigar cómo evolucionan los planetas de una sola placa», dijo Watters. Los hallazgos se han publicado en la revista Geophysical Research Letters.



Fuentes: ABC

30 de abril de 2015

La nave espacial Messenger se estrellará hoy contra Mercurio

NASA/Johns Hopkins University Applied Physics Laboratory/Carnegie Institution of Washington
La misión finaliza porque se han consumido las reservas de combustible

 
La NASA pone fin a una odisea que ha durado casi 10 años y que ha permitido encontrar indicios de agua helada y materia orgánica en los polos del planeta más cercano al Sol



Si no hay ningún imprevisto, la nave Messenger de la NASA se estrellará cerca de las 21:26 (CEST) de esta noche en la cuenca de Shakespeare de Mercurio, el planeta más próximo al Sol, y por lo tanto el más castigado por el calor y la radiación de la gigantesca estrella. En un último intento de ajustar el momento del impacto, los controladores utilizaron este martes los cuatro propulsores de la sonda para gastar las últimas reservas de helio cuando la nave apenas estaba a 5,3 kilómetros de altura.

Con esta colisión la NASA tiene previsto poner punto final a la misión Messenger («MErcury Surface, Space ENvironment, GEochemistry, and Ranging») que, desde marzo de 2011, ha estado orbitando al «achicharrado» planeta para obtener análisis de su composición y mapas muy detallados. Y lo ha hecho durante más tiempo del previsto, gracias al ingenio de los técnicos, y permitiendo realizar unos hallazgos muy sorprendentes. Los principales salieron a la luz en 2012, después de que la sonda encontrara grandes cantidades de agua helada y de materia orgánica, los ingredientes básicos de la vida, en los mismísimos polos del planeta calcinado.


Lugar previsto del impacto, en la cuenca de Skahespeare (NASA/Johns Hopkins University Applied Physics Laboratory/Carnegie Institution of Washington)

Con todo, la misión Messenger ha supuesto una inversión de 414 millones de euros y la sonda acabará convertida en polvo por un motivo tan banal como es quedarse sin combustible a cientos de millones de kilómetros de la gasolinera más cercana. En consecuencia, y según los cálculos de los ingenieros, los 485 kilogramos de la nave serán atraídos irremediablemente por la gravedad solar y alcanzarán una velocidad de más de 14.000 kilómetros por hora antes de contactar con la superficie a lo largo de este jueves. El choque no se podrá ver en tiempo real porque se producirá en la cara de Mercurio más alejada de la Tierra, pero se espera que forme un cráter de impacto de unos 16 metros de diámetro.

Sin embargo, los científicos están realmente muy satisfechos con la Messenger, porque han sido capaces de aprovechar al máximo las reservas de combustible y multiplicar por cuatro el tiempo de sondeo previsto. Tanto es así que las 2.500 imágenes que esperaban conseguir se han convertido en más de 250.000, que pueden añadir a los más de 10 terabytes de información recogidos sobre la composición de la atmósfera, la superficie y el comportamiento del campo magnético de Mercurio.




La sonda también ha analizado la composición y el campo magnético de Mercurio (NASA/ Johns Hopkins University Applied Physics Laboratory / Carnegie Institution of Washington)



Aparte de la cantidad de los datos recogidos, su calidad ha sido motivo de alegría para la comunidad científica. De entrada, permitieron confirmar algunas observaciones realizadas por la sonda Mariner 10 y por el radiotelescopio de Arecibo, que indicaban la presencia de agua helada en los polos de Mercurio.

De hecho, la Messenger ha aportado pruebas de que la corteza de hielo podría tenerun grosor de hasta tres kilómetros en algunos cráteres y además estar recubierta por una capa oscura de compuestos orgánicos, tal como explicó el jefe de la misión, Sean Solomon. Esto podría ser un apoyo fundamental para la teoría que sostiene que los planetas del Sistema Solar podrían haber recibido grandes cantidades de agua y de compuestos orgánicos, los dos ingredientes básicos de la vida, a través de un intenso bombardeo de asteroides y cometas provenientes del espacio exterior. 


¿Un planeta infernal?

La explicación de que un planeta tan cercano al Sol (está a solo 58 millones de kilómetros, mientras que la Tierra está casi tres veces más lejos) pueda albergar hielo, está en la inclinación de su eje de rotación, que permite que haya zonas en las que nunca llega la luz del Sol. El resto de la superficie de Mercurio es bombardeada por partículas de alta energía provenientes de la estrella, y las temperaturas pueden ir de los 350 grados centígrados a los 170 bajo cero por las noches. Por suerte los cambios no son repentinos, porque un día en Mercurio dura 88 días terrestres, mientras que los años apenas duran 116 días terrestres. 


Situación de algunos de los cráteres que podrían albergar hielo (NASA)
 
Por si esto no resultara inquietante, en Mercurio se ha encontrado uno de los mayores cráteres del Sistema Solar, que resulta medir cerca de 1.550 kilómetros de diámetro. Parece que el impacto que lo originó fue tan brutal, que las ondas de choque se extendieron por todo el planeta y se unieron en la parte opuesta a la zona del impacto para levantar unas extrañas montañas. 


La odisea de la Messenger

Llegar a un planeta tan lejano y extraño, tan influido por la gravedad y el calor del Sol, no ha sido precisamente tarea fácil. Para hacerse una idea de esto, solo hay que consultar el cuaderno de bitácora de la Messenger. La sonda entró en una órbita estable alrededor del planeta el 18 de marzo de 2011, después de completar un viaje de casi siete años y en el que hubo que aprovechar la atracción gravitatoria de Venus para adquirir impulso. Además, esa proximidad del Sol ha obligado a la sonda a orbitar al planeta a una gran velocidad (de cerca de 104.607 kilómetros por hora) y a alturas que han ido de los 200 a los 15.000 kilómetros para no perder el control. Y aun así, ha conseguido hacer fotografías muy detalladas de la superficie sin que salieran movidas.


Una de las últimas fotografías, tomada este miércoles (NASA/Johns Hopkins University Applied Physics Laboratory/Carnegie Institution of Washington)

Además, la proximidad de la estrella ha permitido probar la eficacia de un poderoso blindaje contra la radiación y el calor: «La parte delantera de la sonda experimentó temperaturas de 300 grados centígrados, mientras que las partes que estaban a la sombra permanecieron a 20, más o menos como esta habitación», explicó Helene Winters, una de las directoras de la misión en el Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins (APL), el organismo responsable del control de la misión.

Quizás la violenta muerte de la sonda puede resultar algo amarga. Pero, tal como declaró John Grunsfeld, uno de los directivos de la NASA en Washington, el final de la Messenger «es el comienzo deun viaje más largo para analizar los datos que revelan todos los misterios científicos de Mercurio». De momento, habrá que esperar casi una década hasta la misión BepiColombo, preparada por la Agencia Europea del Espacio (ESA), y la japonesa JAXA, lance dos sondas en 2017. Su llegada está prevista para 2024.



Fuentes : ABC

21 de octubre de 2013

Japón prueba un cañón espacial para extraer muestras del interior de asteroides

nasa.gov

La Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial (JAXA) ha llevado a cabo una serie de pruebas de un cañón para la sonda cósmica Hayabusa 2. Servirá para extraer muestras del interior de asteroides.

Está previsto que un cañón situado a unos 100 metros de la superficie del asteroide dispare un 'obús' metálico a una velocidad de dos kilómetros por segundo. El obús creará un cráter del que los científicos tienen la intención de extraer muestras del suelo de estos cuerpos rocosos. Esperan que la materia extraída del interior del asteroide aporte datos para profundizar en la historia de la formación de este tipo de cuerpos celestes. Según los especialistas japoneses, en el marco de las pruebas han conseguido que el obús acierte contra el blanco a la velocidad calculada.

La misión de la sonda Hayabusa 2 tendrá como objetivo concretamente el asteroide 162173 (anteriormente conocido como '1999 JU3'), uno de los asteroides Apolo cercanos a la Tierra. El lanzamiento de la sonda está programado para julio de 2014. En 2018 la sonda debe llegar al asteroide y monitorearlo durante un año y medio antes de volver a la Tierra con muestras de su suelo. La llegada a la Tierra está prevista para diciembre de 2020.



Fuentes : RT Actualidad / Ciencia