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17 de abril de 2020

Detectan un Planeta del Tamaño de la Tierra en la Zona Habitable Revisando los Datos de Kepler

Una ilustración de Kepler-1649c orbitando alrededor de su estrella enana roja anfitriona. Este exoplaneta recién descubierto se encuentra en la zona habitable de su estrella y es el más cercano a la Tierra en tamaño y temperatura encontrado en los datos de Kepler.‎ ‎ 
Image Credit: NASA/Ames Research Center/Daniel Rutter

Un equipo de científicos transatlánticos, utilizando datos reanalizados del telescopio espacial Kepler de la NASA, descubrió un exoplaneta del tamaño de la Tierra que orbita en la zona habitable de su estrella, el área alrededor de una estrella donde un planeta rocoso podría albergar agua líquida.

Los científicos descubrieron este planeta, llamado Kepler-1649c, al examinar las antiguas observaciones de Kepler, que la agencia retiró en 2018. Mientras que las búsquedas anteriores con un algoritmo informático lo identificaron erróneamente, los investigadores que revisaron los datos de Kepler volvieron a mirar la firma y la reconocieron como un planeta. De todos los exoplanetas encontrados por Kepler, este mundo distante, ubicado a 300 años luz de la Tierra, es más similar al tamaño y la temperatura estimada de la Tierra.

Este mundo recientemente revelado es solo 1,06 veces más grande que nuestro propio planeta. Además, la cantidad de luz estelar que recibe de su estrella anfitriona es el 75% de la cantidad de luz que recibe la Tierra de nuestro Sol, lo que significa que la temperatura del exoplaneta también puede ser similar a la de nuestro planeta. Pero a diferencia de la Tierra, orbita una enana roja. Aunque no se ha observado ninguno en este sistema, este tipo de estrella es conocida por los brotes estelares que pueden hacer que el entorno de un planeta sea un desafío para cualquier vida potencial.

"Este mundo intrigante y distante nos da una esperanza aún mayor de que una segunda Tierra se encuentre entre las estrellas, esperando ser encontrada", dijo Thomas Zurbuchen, administrador asociado de la Dirección de Misiones Científicas de la NASA en Washington. "Los datos recopilados por misiones como Kepler y nuestro satélite TESS continuarán produciendo descubrimientos sorprendentes a medida que la comunidad científica refina sus habilidades para buscar planetas prometedores año tras año".


Una comparación de la Tierra y Kepler-1649c, un exoplaneta de solo 1,06 veces el radio de la Tierra. Image Credit: NASA/Ames Research Center/Daniel Rutter

Todavía hay mucho que se desconoce sobre Kepler-1649c, incluida su atmósfera, que podría afectar a la temperatura del planeta. Los cálculos actuales del tamaño del planeta tienen márgenes de error significativos, al igual que todos los valores en astronomía cuando se estudian objetos tan lejanos. Pero según lo que se sabe, Kepler-1649c es especialmente intrigante para los científicos que buscan mundos con condiciones potencialmente habitables.

Se estima que otros exoplanetas tienen un tamaño más cercano a la Tierra, como TRAPPIST-1f y, según algunos cálculos, Teegarden c. Otros pueden estar más cerca de la Tierra en temperatura, como TRAPPIST-1d y TOI 700d. Pero no hay otro exoplaneta que se considere más cercano a la Tierra en estos dos valores que también se encuentre en la zona habitable de su sistema.

"De todos los planetas mal etiquetados que hemos recuperado, este es particularmente emocionante, no solo porque está en la zona habitable y del tamaño de la Tierra, sino por cómo podría interactuar con este planeta vecino", dijo Andrew Vanderburg, investigador de Universidad de Texas en Austin y primer autor del artículo publicado hoy en The Astrophysical Journal Letters. "Si no hubiéramos examinado el trabajo del algoritmo a mano, nos lo habríamos perdido".

Kepler-1649c orbita su pequeña estrella enana roja tan de cerca que un año en Kepler-1649c equivale a solo 19,5 días terrestres. El sistema tiene otro planeta rocoso de aproximadamente el mismo tamaño, pero orbita la estrella a aproximadamente la mitad de la distancia de Kepler-1649c, similar a cómo Venus orbita nuestro Sol a aproximadamente la mitad de la distancia que la Tierra. Las estrellas enanas rojas se encuentran entre las más comunes en la galaxia, lo que significa que planetas como este podrían ser más comunes de lo que pensábamos anteriormente.

30 de abril de 2019

Descubren un tercer planeta en el sistema Kepler-47




Astrónomos han descubierto un tercer planeta en el sistema Kepler-47 después de analizar datos obtenidos por el Telescopio Espacial Kepler de la NASA. Kepler-47 es el único sistema planetario circumbinario múltiple que se conoce (se le llama planeta circumbinario a aquel que orbita dos estrellas al mismo tiempo).

Los tres planetas descubiertos hasta ahora en Kepler-47 fueron detectados a través del método de tránsito. Con dicho método los astrónomos pueden detectar planetas cuando estos pasan frente a su estrella anfitriona, provocando una disminución en su brillo. El planeta descubierto, denominado Kepler-47d, no fue detectado en un inicio debido a que las señales que provocan su tránsito son demasiado débiles, a pesar de que es un poco más grande que Neptuno.


Concepción artística del sistema Kepler-47. Crédito: NASA / JPL / T. Pyle
Es común que la alineación de los planos orbitales de los planetas circumbinarios cambien con el tiempo. En este caso, la órbita de Kepler-47d cambió a una posición donde las señales de su tránsito son más fuertes, razón por la cual los astrónomos pudieron detectarlo.


Impresión artística del sistema Kepler-47, con las dos estrellas en el centro, orbitadas por los planetas: Kepler-47b, Kepler-47c y Kepler-47d. Crédito: NASA

Los datos mostraron que Kepler-47d es el planeta más grande del sistema y es el que se encuentra más alejado de sus estrellas anfitrionas, con un periodo orbital de 303 días. Los otros dos planetas, Kepler-47b y Kepler-47c, tienen periodos orbitales de 49 y 187 días respectivamente.


Una animación muestra una representación artística del sistema del planeta circumbinario Kepler-47 y sus tres planetas, siendo el gran planeta medio el recién descubierto Kepler 47d.
Créditos: NASA / JPL ‑ Caltech / T. Pyle

El sistema binario Kepler-47 se encuentra a una distancia de 3.340 años luz de la Tierra, en la constelación de Cygnus. Una de las estrellas es similar al Sol y la otra tiene 1/3 de la masa de nuestra estrella (entre ellas completan una órbita cada 7,45 días). Todo el sistema es tan compacto que cabría dentro de la órbita de la Tierra.

Fuente: NASA

9 de marzo de 2018

La Tierra es un Faro Radiante a los Ojos de Kepler



Capturar imágenes de nuestro planeta natal desde la perspectiva de naves espaciales lejanas se ha convertido en una tradición en la NASA, desde que la Voyager, hace 28 años, mostró nuestro "punto azul pálido" en la inmensidad del espacio.

Pero la vista de la Tierra desde el Telescopio Espacial Kepler de la NASA es otra cosa.

Esta imagen de Kepler de la Tierra fue recientemente transmitida a casa. Captada el 10 de Diciembre de 2017, después de que la nave espacial ajustara su telescopio a un nuevo campo de visión, el reflejo de la Tierra al deslizarse era tan extraordinariamente brillante que creó una saturación similar a un sable en los sensores del instrumento, oscureciendo a la vecina Luna.

A más de 150 millones de kilómetros de distancia, la interpretación de Kepler de la Tierra como una linterna brillante en un oscuro mar de estrellas demuestra las capacidades de su fotómetro altamente sensible, que está diseñado para detectar los débiles descensos en el brillo de los planetas que atraviesan estrellas distantes. Algunas estrellas en esta imagen están a cientos de años luz de distancia.

La comunidad científica celebró el tránsito de la Tierra a través del campo de visión de Kepler utilizando #WaveAtKepler en las redes sociales. Como Kepler solo toma fotos en blanco y negro, algunas personas de la comunidad científica tomaron los datos y usaron el color para resaltar los detalles en las imágenes en escala de grises.

La misión ha conmemorado su noveno aniversario el 7 de marzo. Se han encontrado más de 2.500 planetas en los datos de Kepler hasta el momento, así como muchos otros descubrimientos sobre estrellas, supernovas y otros fenómenos astrofísicos. La misión se encuentra en su segunda fase operativa extendida y se sabe que tiene una vida útil limitada. Su éxito científico al descubrir planetas distantes ha allanado el camino para el Transiting Exoplanet Survey Satellite (TESS), que se lanzará el próximo 16 de Abril. TESS supervisará más de 200.000 de las estrellas más brillantes y más cercanas fuera de nuestro sistema solar para los planetas en tránsito.

23 de junio de 2017

El Telescopio Espacial Kepler Añade 219 Candidatos a Planetas



El equipo del Telescopio Espacial Kepler de la NASA ha publicado un catálogo de la misión de candidatos a planetas que presenta a 219 nuevos candidatos a planetas, 10 de las cuales son cercanos en tamaño a la Tierra y se encuentran orbitando en la zona habitable de su estrella, que es el rango de distancia de una estrella donde el agua podría permanecer líquida en la superficie de un planeta rocoso.

Esta es la versión más completa y detallada del catálogo de candidatos a exoplanetas, que son planetas fuera de nuestro sistema solar, a partir de los datos recabados por Kepler en los cuatro primeros años.

Con el lanzamiento de este catálogo, derivado de los datos a disposición del público en el Archivo de Exoplanetas de la NASA , en la actualidad hay 4.034 candidatos a planetas identificados por Kepler, de los cuales, 2.335 se han verificado como exoplanetas. De aproximadamente 50 candidatos del tamaño cercano a la Tierra en la zona habitable detectados por Kepler, más de 30 han sido verificados.

Además, los resultados utilizando datos de Kepler sugieren dos agrupaciones distintas de pequeños planetas. Ambos resultados tienen importantes implicaciones para la búsqueda de vida. El catálogo final de Kepler servirá como base para más estudios para determinar la prevalencia y la demografía de los planetas de la galaxia, mientras que el descubrimiento de las dos poblaciones planetarias demuestra que aproximadamente la mitad de los planetas que conocemos en la galaxia, o no tienen superficie, o se encuentran aplastados bajo una atmósfera profunda - un entorno poco probable para albergar vida.

Los hallazgos fueron presentados en una rueda de prensa el lunes 19 de Junio en el Centro de Investigación Ames de la NASA en Silicon Valley, California.

“El conjunto de datos de Kepler es único, ya que es el único que contiene una población de éstos análogos cercanos a Tierra - planetas con aproximadamente el mismo tamaño y la órbita de la Tierra”, dijo Mario Perez, científico del programa Kepler en la División de Astrofísica del Directorio de Misiones Científicas de la NASA. “La comprensión de su frecuencia en la galaxia ayudará a formar el diseño de futuras misiones de la NASA a otros mundo parecidos a la Tierra.”

El equipo del telescopio espacial Kepler de la NASA ha identificado 219 nuevos candidatos a planetas, 10 de los cuales son de tamaño similar a la Tierra y en la zona habitable de su estrella. Image Credit: NASA/JPL-Caltech

“Este catálogo medido cuidadosamente es la base para responder directamente a una de las preguntas más apremiantes de la astronomía - cuántos planetas como la Tierra están en la galaxia”, dijo Susan Thompson, investigador de Kepler para el Instituto SETI en Mountain View, California, y autor del estudio del catálogo.


Fuentes; NASA

15 de febrero de 2015

Descubren un raro planeta «desafiante» con veranos de 1.000ºC


SABINE REFFERT
Ilustración de la órbita de Kepler-432b (interior, de color rojo) en comparación con la órbita de Mercurio alrededor del Sol (exterior, naranja). El punto rojo en el centro indica la posición de la estrella alrededor de la cual el planeta está orbitando. El tamaño de la estrella se muestra a escala, mientras que el tamaño del planeta se ha magnificado diez veces con fines ilustrativos

El masivo Kepler-432b tiene estaciones extremas y un destino fatal escrito en las estrellas

Quizás deje de echar de menos el soleado verano en este crudo invierno del hemisferio norte terrestre si le proponen un destino vacacional como el que ahora va a conocer. Se trata de un nuevo planeta, Kepler-432b, descubierto más allá del Sistema Solar por investigadores del Centro de Astronomía de la Universidad de Heidleberg (ZAH) y el Instituto Max Planck de Astronomía (MPIA) en la misma ciudad. Si pudiera llegar hasta allí, cosa imposible por ahora, se encontraría con un mundo muy raro, uno de los más densos y masivos que se conocen hasta el momento. Tiene aproximadamente el mismo tamaño de Júpiter, pero seis veces su masa. La forma y el tamaño de su órbita también son inusuales: se aleja y se acerca de forma extrema con respecto a su estrella, una gigante roja que, fatalmente, se lo tragará en menos de 200 millones de años. Durante su año, que dura 52 días terrestres, las temperaturas pasan de los 500ºC del invierno a los 1.000ºC del verano.

«La mayoría de los planetas conocidos en movimiento alrededor de estrellas gigantes tienen órbitas grandes y circulares. Con su órbita pequeña y muy alargada, Kepler-432b es un verdadero 'inconformista' entre los planetas de este tipo», dice Davide Gandolfi, del observatorio estatal Königstuhl, que forma parte del Centro de Astronomía, y uno de los descubridores del planeta. La estrella en torno a la cual orbita Kepler-432b ya ha agotado el combustible nuclear en su núcleo y se está ampliando progresivamente. Su radio ya es cuatro veces el de nuestro Sol y será aún mayor en el futuro.

La órbita trae a Kepler-432b increíblemente cerca de su estrella en algunos momentos y mucho más lejos en otros, creando así enormes diferencias de temperatura a lo largo del año del exoplaneta, lo que corresponde a 52 días terrestres. «Durante la temporada de invierno, la temperatura en Kepler-432b es de aproximadamente 500ºC. En la corta temporada de verano, puede aumentar a casi 1.000ºC», afirma Sabine Reffert, también del observatorio Königstuhl.

Desde Andalucía y Canarias

Kepler-432b fue identificado previamente como candidato a planeta por la misión Kepler de la NASA. Desde el punto de vista de la Tierra, el planeta pasa por delante de su estrella, oscureciendo periódicamente la luz estelar y delatando su existencia. Después, los investigadores alemanes utilizaron el telescopio de 2,2 metros en el Observatorio de Calar Alto, en Andalucía, y el Telescopio Óptico Nórdico, en La Palma, para recoger nuevos datos. De este modo, pudieron adquirir las mediciones de alta precisión necesarias para determinar la masa del planeta.

Sin embargo, «los días de Kepler-432b están contados», añade Mauricio Ortiz, estudiante de doctorado en la Universidad de Heidelberg, quien dirigió uno de los dos estudios del planeta. «En menos de 200 millones de años, Kepler-432b será tragado por su estrella anfitriona en continua expansión. Esta podría ser la razón por la cual no encontramos otros planetas como Kepler-432b, astronómicamente hablando, ya que sus vidas son extremadamente cortas».


Fuentes: ABC.es

1 de enero de 2015

El telescopio espacial Kepler de la NASA descubre su primer planeta extrasolar tras ser "resucitado"

Impresión artística del telescopio espacial Kepler y de las zonas del espacio que va observando en la misión K2. NASA
  • Una avería de los estabilizadores de a bordo puso fin a la misión en 2013
  • El uso de los fotones del Sol para estabilizarlo ha permitido reactivarlo
  • Puede seguir funcionando durante años en este mod
Aunque una avería dejaba fuera de juego al telescopio espacial Kepler de la NASA en mayo de 2013 una ingeniosa solución ha permitido a la agencia volver a utilizarlo con resultados altamente satisfactorios.

Lanzado en marzo de 2009, el objetivo de Kepler era localizar planetas extrasolares, planetas en órbita alrededor de otras estrellas.

Para ello utiliza el llamado método de los tránsitos, que consiste en observar fijamente un conjunto de estrellas e intentar detectar el pequeñísimo bajón en la intensidad de luz que llega desde una estrella cuando un planeta pasa por delante de ella.

Es, salvando todas las distancias, como cuando uno está tomando el Sol en la playa y alguien pasa por delante, solo que en el caso del Kepler las distancias de años luz y la variación tan leve que se produce en el brillo que nos llega hace que sea necesario que permanezca inmóvil en el espacio.

Para ello el Kepler contaba con cuatro ruedas de reacción, aunque en realidad solo necesitaba tres para funcionar correctamente.

Pero el fallo de una en enero de 2012 y de una segunda en mayo de 2013 llevaron a la NASA a declarar el fin de la misión tras fallar todos los intentos por reactivarlas.

Una idea ingeniosa

Sin embargo los ingenieros de la misión no se dieron por vencidos y propusieron un ingenioso plan que usa la presión de la luz del Sol junto con las dos ruedas de reacción que quedaban en funcionamiento para mantener el Kepler estabilizado.

Eso sí, en este modo de funcionamiento tiene menos precisión, unas 15 veces menos que antes, por lo que no podrá detectar planetas extrasolares tan pequeños, así que también será usado para estudiar explosiones de supernovas, estrellas en formación, e incluso asteroides y cometas del sistema solar.

Otra diferencia es que, en lugar de apuntar siempre al mismo lugar, Kepler tendrá que ir cambiando de objetivo a lo largo del año para evitar tanto que la luz del Sol entre en el telescopio como que se desestabilice al cambiar su posición relativa a este.

Esto ocurrirá aproximadamente cada 83 días, con lo que Kepler dispondrá de unos cuatro periodos y medio de observaciones al año.

Tras las pruebas pertinentes la NASA autorizaba la misión K2 de Kepler, que arrancaba el pasado 1 de junio y que según se anunciaba recientemente ya tiene su primera caza confirmada.

Se trata del planeta extrasolar conocido como HIP 116454b, un planeta que tiene unas dos veces y media el diámetro de la Tierra y 12 veces su masa y que describe una órbita alrededor de su estrella cada nueve días; es una estrella más pequeña y fría que el Sol, pero dado que HIP 116454b está tan cerca de esta sabemos que es demasiado caliente para albergar vida, al menos tal y como la conocemos.

HIP 116454b fue descubierto de hecho durante la fase de pruebas previa al arranque de la misión K2, y su existencia confirmada mediante observaciones desde telescopios terrestres.

Así que solo cabe esperar que Kepler siga descubriéndonos unos cuantos planetas más en su nueva vida.


Fuentes: Rtve.es

4 de junio de 2014

Dos planetas sentenciados a la misma muerte

CFA
Kepler- 56b, consumido por su estrella anfitriona

Astrónomos predicen por primera vez que un par de mundos lejanos están a punto de convertirse en una merienda de proporciones cósmicas: serán devorados por su propia estrella

Dos mundos que orbitan alrededor de una estrella distante están a punto de convertirse en una merienda de proporciones cósmicas. Astrónomos del Centro Harvard-Smithsoniano de Astrofísica (CfA) han vaticinado que los planetas Kepler-56b y Kepler-56c serán tragados por su estrella dentro de 130 millones y 155 millones de años, respectivamente. Puede parecer que queda mucho tiempo para que se cumpla tan cruel sentencia, pero es poco en términos astronómicos.

«Hasta donde sabemos, esta es la primera vez que se predice la muerte de dos exoplanetas que forman parte de un solo sistema», dice el autor principal del estudio, Gongjie Li, que ha presentado sus resultados en la reunión anual de la Sociedad Astronómica Americana (AAS).

Por mucho que nos parezca apocalíptico, el sistema Kepler-56 ofrece una visión muy realista del futuro de nuestro Sistema Solar, aunque sucederá mucho más tarde. En unos 5.000 millones años, nuestro Sol se convertirá en una estrella gigante roja, hinchándose hasta alcanzar inmensas proporciones y engullendo como si se tratara de un canapé a Mercurio y Venus.

Es lo que está ocurriéndole ahora mismo a la estrella Kepler-56. Se está transformando en una gigante roja y ya se ha disparado hasta tener cuatro veces el tamaño del Sol. A medida que envejece, continuará expandiéndose hacia el exterior. La estrella no solo se volverá más grande, sino que sus mareas se harán más fuertes, arrastrando a los planetas hacia el interior para su destrucción.

Kepler-56b orbita su estrella anfitriona una vez cada 10,5 días, mientras que 56c lo hace cada 21,4. Ambos están mucho más cerca de su estrella de lo que Mercurio lo está del Sol. Como resultado, su destino llegará mucho más rápido.
Atmósferas en ebullición

Li y su equipo calcularon la evolución tanto del tamaño de la estrella como de las órbitas de los planetas para predecir cuándo serán destruidos. Incluso antes de que desaparezcan, los dos planetas estarán sometidos a un calentamiento inmenso de la cada vez más gigantesca estrella. Sus atmósferas comenzarán a hervir y adquirirán forma de huevo por la marea estelar.

El único sobreviviente en el sistema será Kepler-56d, un planeta gigante gaseoso que circula en una órbita de 3,3 años de la Tierra. Desde su distancia segura podrá observar cómo sus dos mundos hermanos desaparecen.

El sistema planetario Kepler-56 también es notable por ser el primer sistema multiplaneta «inclinado» en ser descubierto. Las órbitas de los dos planetas interiores se inclinan de manera significativa desde el ecuador de la estrella. Esto resultó algo inesperado, ya que los planetas se formaton a partir del mismo disco de gas y polvo de la estrella, por lo que deberían orbitar casi en el mismo plano que el ecuador de la estrella (como lo hacen los planetas de nuestro Sistema Solar).

Los científicos fueron capaces de constreñir mejor la inclinación de estos planetas, en comparación con trabajos anteriores, y encontraron que la inclinación más probable era de 37 o 131 grados.


Fuentes: ABC.es

Kepler 10c, descubierta la primera «mega tierra»

DAVID A. AGUILAR (CFA)
Kepler 10c, descubierta la primera "mega tierra"

Se trata de un mundo sólido y rocoso, pero con una masa equivalente a la de 17 tierras, algo nunca visto hasta ahora y que, además, parecía imposible

Ante la sorpresa de los cientos de astrónomos que asisten estos días al encuentro anual de la Sociedad Astronómica Americana (AAS), un equipo de investigadores del Centro Harvard-Smithsonian de Astrofísica (CfA) ha anunciado el descubrimiento de un nuevo tipo de planeta. Se trata de un mundo sólido y rocoso, pero con una masa equivalente a la de 17 tierras, algo nunca visto hasta ahora y que, además, parecía imposible.

Y es que, por lo que sabemos hasta el momento, un planeta así no debería haberse formado nunca, ya que algo tan enorme habría tenido que atraer grandes cantidades de hidrógeno y convertirse, como es lo habitual, en un gigante gaseoso similar a Júpiter. Pero nunca en un planeta rocoso como el nuestro. Kepler 10c, sin embargo está ahí. Es sólido y mucho mayor que cualquiera de las "super tierras" descubiertas hasta ahora. Tanto, que ha dado lugar a una nueva categoría: las"mega tierras".

"Nos quedámos atónitos cuando nos dimos cuenta de lo que habíamos encontrado -afirma Xavier Dumusque, autor del hallazgo y director del estudio-. ¡¡¡Es el Godzilla de las Tierras!!! Aunque, a diferencia del monstruo del cine, Kepler 10c tiene implicaciones positivas para la vida".

El nuevo planeta orbita una estrella muy parecida al Sol una vez cada 45 días, es decir, extraordinariamente rápido para un mundo de su masa. Se encuentra a unos 560 años luz de distancia, en la constelación de Draco, y forma parte de un sistema al que también pertenece un mundo de lava con tres masas terrestres (Kepler 10b), que completa una órbita en apenas 20 horas.

Como su propio nombre indica, Kepler 10c fue visto por primera vez por los instrumentos de la sonda Kepler, una nave especialmente diseñada para la búsqueda de exoplanetas y que ya ha localizado casi 3.000 mundos fuera de nuestro Sistena Solar.

Para detectar planetas, Kepler utiliza el método del tránsito, que consiste en medir las ligeras variaciones del brillo de las estrellas cuando un planeta pasa delante de ellas. Midiendo ese pequeño oscurecimiento, los astrónomos pueden calcular el tamaño del planeta que lo ha causado, y también su diámetro, aunque no pueden saber si se trata de un mundo sólido o gaseoso.

Se sabía, pues, que Kepler 10c tiene un diámetro de casi 30.000 km (2,3 veces el de la Tierra), lo cual le colocaba en una categoría de mundos llamada "mini neptunos", dotados de gruesas envolturas gaseosas.

Para conocer su masa, el rquipo capitaneado por Dumusque decidió utilizar el instrumento HARPS-North del Telescopio Nazionale Galileo, en las islas Canarias. Y hallaron que pesaba 17 veces más que la Tierra, es decir, mucho más de lo que se esperaba. Lo cual era una demostración clara de que Kepler 10c era mucho más denso que un mundo gaseoso, y que estaba compuesto de rocas y otros materiales sólidos.

"Kepler 10c no ha ido perdiendo su atmósfera a lo largo del tiempo. De hecho, es lo suficientemente masivo como para retener la suya, si es que alguna vez llegó a tenerla -explica Dumusque-. Debió de formarse tal y como lo vemos ahora".

Las teorías vigentes sobre la formación de planetas se enfrentan ahora a la dificultad de explicar cómo es posible que un mundo rocoso tan grande haya conseguido formarse. Y lo que es más, nuevas observaciones apuntan a que no está solo.

Durante la misma reunión de la AAS, en efecto, otro astrónomo, Lars A. Buchhave, afirmó haber hallado una correlación entre el período de un planeta (el tiempo que tarda en completar una órbita alrededor de su estrella) y el tamaño a partir del cual ese planeta comienza su transición de sólido a gaseoso. Lo cual sugiere que a partir de ahora, si los astrónomos extienden sus búsquedas, podrían empezar a aparecer muchas más "mega tierras".

El hallazgo de que Kepler 10c es una mega tierra tiene también profundas implicaciones en nuestro conocimiento de la historia del Universo y en las posibilidades de que surja la vida. De hecho, el sistema al que pertenece Kepler 10c (llamado Kepler 10), tiene unos 11.000 millones de años de antigüedad, lo cual significa que se formó menos de 3.000 millones de años después del Big Bang.

El Universo primitivo sólo contenía hidrógeno y helio. Los elementos pesados que se necesitan para formar planetas rocosos, como el silicio o el hierro, no existían al principio, y tuvieron que ser creados en los hornos de fusión de las primeras generaciones de estrellas. Cuando esas estrellas explotaron, diseminaron esos ingredientes esenciales a través del espacio, de forma que (como sucede con nuestro Sol) se incorporaron a las nuevas generaciones de estrellas y permitieron la formación de planetas.

Pero este proceso necesita muchos miles de millones de años para completarse. Y Kepler 10c demuestra que el Universo ya era capaz de formar mundos rocosos incluso en un tiempo en que los materiales pesados resultaban muy escasos.

La mera existencia de Kepler 10c, pues, nos dice que planetas rocosos como la Tierra pudieron formarse mucho antes de lo que pensábamos. Y si puedes fabricar rocas, también puedes fabricar vida.

La investigación implica que, a partir de ahora, los astrónomos no deberían descartar las estrellas más viejas, como sucede ahora, cuando buscan exoplanetas similares a la Tierra. Si las estrellas más antiguas también pueden tener planetas sólidos, entonces las posibilidades de encontrar mundos habitables cerca de nosotros acaban de dispararse.


Fuentes: ABC.es

17 de mayo de 2014

Receta para crear un magnetar

ESO/L. CALÇADA
Ilustración que representa al magnetar del cúmulo estelar Westerlund 1.


Astrónomos creen haber resuelto el misterio de la formación de un raro tipo de estrella de neutrones, tan densa que una cucharilla del material que la forma pesa miles de millones de toneladas

Un equipo internacional de astrónomos, entre ellos varios españoles, cree haber resuelto el misterio de la formación de los magnetares, uno de los tipos más raros y energéticos de estrella de neutrones que existe. El estudio se publicará próximamente en la revista Astronomy and Astrophysics.

ESO
Cúmulo estelar Westerlund 1






Cuando una estrella muy masiva (varias veces más que el Sol) se colapsa debido a su propia gravedad y explota en forma de supernova, el resultado final puede ser una estrella de neutrones o un agujero negro. Todo depende de la masa inicial que tuviera la estrella. Los magnetares constituyen una exótica y muy poco frecuente clase de estrella de neutrones. Igual que ellas, son muy pequeñas (apenas unos km. de diámetro), pero increíblemente densas. Hasta el punto que una simple cucharilla de café del material que la forma puede tener una masa de miles de millones de toneladas. Además de eso, estos "cadáveres estelares" suelen mostrar también unos campos magnéticos extremadamente potentes. A través de su superficie, los magnetares emiten una enorme cantidad de rayos gamma debido a súbitos ajustes (conocidos como "terremotos estelares") que se producen debido al enorme estrés al que están sometidas.

El cúmulo estelar Westerlund 1, a 16.000 años luz de distancia, alberga uno de las dos docenas de magnetares que se conocen en la Vía Láctea, nuestra galaxia. Su impronunciable nombre es CXOU J164710.2-455216 y hasta ahora ha traído de cabeza a los astrónomos que se empeñan desde hace años en arrancarle sus secretos.


En palabras de Simon Clark, autor principal de un estudio sobre este extravagante objeto, "en nuestros primeros trabajos (en 2005) mostramos que este magnetar tuvo que haber nacido durante la muerte explosiva de una estrella cuarenta veces más masiva que el Sol. Pero eso representa un problema, ya que una estrella tan grande debería convertirse en un agujero negro después de la explosión, y no en una estrella de neutrones. No entendíamos cómo podía haberse convertido en un magnetar.

Los astrónomos propusieron entonces una solución al misterio, y sugirieron que el magnetar pudo formarse gracias a las interacciones de dos estrellas muy masivas (en lugar de una sola) en órbita una alrededor de la otra. Un sistema binario tan compacto que podría caber holgadamente dentro de la órbita de la Tierra alrededor del Sol.

Sin embargo, hasta ahora nadie había sido capaz de detectar a la estrella compañera junto al magnetar de Westerlund 1, así que los investigadores decidieron utilizar el VLT (Very Large Telescope, en Chile) para buscarla en otras zonas del cúmulo. Buscaron estrellas errantes, objetos que se movieran a través del cúmulo a grandes velocidades. Se trataba de encontrar estrellas que pudieran haber sido "expulsadas" de las cercanías de la supernova como consecuencia de la explosión que formó el magnetar. Y encontraron una estrella, Cl-Westerlund 1 W 5, que parecía haber hecho exactamente eso.




"No solo esta estrella tiene la velocidad que esperaríamos ver si hubiera sido expulsada por la explosión de la supernova -añade Ben Ritchie, coautor del estudio- sino que la combinación de su escasa masa, alta luminosidad y riqueza en compuestos de carbono parece imposible de conseguir por una sola estrella. Se trata sin duda de una estrella que debió formarse junto a otra, en un sistema binario".
«Pasa la bola»

El descubrimiento ha permitido a los astrónomos reconstruir la trayectoria vital de la estrella y el proceso que hizo posible que se formara un magnetar en lugar de un agujero negro. En una primera fase, la estrella más masiva de las dos empezó a agotar su combustible y a transferir sus capas superficiales a su compañera con menos masa (la que se convertiría después en el magnetar), haciendo que ésta rotara cada vez más y más rápidamente. Una rotación rápida, en efecto, es un ingrediente esencial para la formación del fortísimo campo magnético de un magnetar.

En una segunda fase, y como consecuencia de la transferencia de masa, la compañera se hizo tan masiva que tuvo que desprenderse de una parte de su recién adquirida masa. La mayor parte de esta masa eyectada se perdió en el espacio, pero una fracción de ella regresó de nuevo a la estrella que la había cedido al principio y que hoy vemos brillar como Cl-Westerlund 1 W 5.

"Es este proceso de intercambio de materiales lo que hizo posible la composición química única de Cl-Westerlund 1 W 5 - afirma por su parte el español Francisco Najarro, del Centro de Astrobiología y miembro del equipo- y lo que permitió a su compañera reducir su masa hasta los niveles necesarios para que terminara convirtiéndose en un magnetar y no en un agujero negro. Un juego estelar de Žpasa la bolaŽ que tuvo consecuencias cósmicas".

Parece ser, pues, que formar parte de un sistema binario podría ser un ingrediente esencial en la receta necesaria para formar un magnetar. La rápida rotación creada por la transferencia de masa de una estrella a la otra también es imprescindible para que se forme el potentísimo campo magnético de los magnetares. Y la segunda transferencia de masa, en sentido contrario, es lo que permite a la estrella "adelgazar" lo suficiente para que, en el momento de su muerte, se convierta en un magnetar y no en un agujero negro.


Fuentes: ABC.es

18 de abril de 2014

Los astrónomos confirman el descubrimiento del primer exoplaneta potencialmente habitable

Recreación del exoplaneta Kepler-186f, el primero hallado que es potencialmente habitable.NASA Ames/SETI Institute/JPL-Caltech
- El exoplaneta, Kepler-186f, se encuentra en la constelación del Cisne- Tiene un tamaño similar al de la Tierra y en él podría existir agua líquida
Los astrónomos han confirmado el descubrimiento de un exoplaneta de tamaño aproximado al de la Tierra, el primero potencialmente habitable, ya que en él podría existir agua en forma líquida, según ha anunciado este jueves la agencia espacial estadounidense, NASA.

El planeta, que está a unos 500 millones de años luz en la constelación del Cisne, orbita la estrella enana Kepler-186 y se le ha denominado Kepler-186f. Su análisis fue posible gracias al telescopio Géminis Norte y su vecino el telescopio Keck II, ambos en Mauna Kea, Hawai.

"Es extremadamente difícil detectar y confirmar estos planetas del tamaño de la Tierra y ahora que hemos encontrado uno queremos encontrar más", ha explicado en una teleconferencia Elisa Quintana, científica investigadora del Instituto para la Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre (SETI).

"Las observaciones de Keck y de Géminis combinadas con otros datos y cálculos numéricos nos permiten confiar un 99,98 por ciento en que Kepler-186F es real", ha detallado Thomas Barclay del Instituto de Investigación Ambiental del Área de la Bahía en California.

Planetas potencialmente habitables

En febrero pasado la NASA anunció que el telescopio Kepler, que orbita a 149,5 millones de kilómetros de la Tierra desde hace cinco años, había añadido 715 exoplanetas a la lista de un millar de cuerpos que orbitan estrellas a una distancia que hace posible la existencia de agua, y por lo tanto de vida.

La búsqueda de planetas similares a la Tierra es una de las aventuras mayores en la investigación espacial actual, y aunque se han detectado ya cientos de planetas del tamaño de la tierra y más pequeños, circulan en órbitas demasiado cercanas a su estrella como para que haya agua líquida en su superficie.

El Kepler-186f es el quinto y más alejado de un sistema de cinco planetas, todos con tamaño casi terrestre. La intensidad y el espectro de radiación de la estrella coloca al Kepler-186f en la zona estelar habitable, esto es que si el planeta tuviese una atmósfera y agua en su superficie, como la Tierra, esa agua probablemente exista en forma líquida.


Fuentes: Rtve.es

1 de marzo de 2014

El observatorio Kepler intercepta 715 nuevos planetas fuera del sistema solar

La NASA descubre 715 nuevos planetas fuera del sistema solar. Los ha interceptado gracias al observatorio Kepler, lanzado por la agencia en 2009. El 90% de los planetas son más pequeños que Júpiter y cuatro podrían tener condiciones habitables para el ser humano.



Fuentes: Euronews