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29 de octubre de 2021

Descubren que la Tierra y todo el Sistema Solar están 'atrapados' en el interior de un enorme túnel magnético

El cielo tal y como aparecería si pudiéramos ver en el rango de las ondas de radio. Las líneas muestran la orientación del campo magnético - Pixabay/wal_172619, editada por J. West.

Se trata de una gigantesca estructura de 1.000 años luz de largo que hasta ahora no había sido vista por los astrónomos

Nuestro planeta, junto al resto del Sistema Solar y algunas estrellas cercanas, parece estar 'atrapado' en el interior de un gigantesco 'túnel magnético'. Y los científicos no saben muy bien por qué.

El túnel, descubierto por un equipo de astrónomos de la Universidad de Toronto bajo la dirección de Jennifer West, del Instituto Dunlap de Astronomía y Astrofísica de esa universidad, no puede distinguirse a simple vista, pero resulta visible en el rango de las ondas de radio. Tiene una longitud de mil años luz y, según proponen los investigadores en un nuevo estudio publicado en 'The Astrophysical Journal', es la mejor explicación para dos brillantes estructuras emisoras de ondas de radio, la North Polar Spur (Espolón Polar Norte) y la Fan Region (Región de los Abanicos), que hasta ahora se consideraban separadas.

West y sus colegas, en efecto, creen que las dos estructuras podrían formar parte de un todo mayor, aunque están ubicadas en distintos lugares del espacio. «Si tuviéramos ojos capaces de ver la luz de radio y levantáramos la vista al cielo -explica la astrónoma-, veríamos esta gran estructura en forma de túnel en casi todas las direcciones en que miráramos».

Los astrónomos conocen la North Polar Spur y la Fan Region desde hace décadas, pero la mayoría de los estudios sobre ellas las han considerado hasta ahora de forma individual. Webb y sus colegas, sin embargo, creen que forman parte de una misma unidad mucho mayor. Hechas de partículas cargadas y un campo magnético, ambas estructuras tienen la forma de cuerdas alargadas, se encuentran, respectivamente, a unos 350 años luz de nosotros y tienen una longitud de cerca de 1.000 años luz, lo que más o menos equivale a dos billones de veces la distancia que hay entre Madrid y Moscú.

West se fijó por primera vez en estos dos largos filamentos magnéticos hace 15 años, y más recientemente elaboró un modelo por computadora para calcular cómo se verían desde la Tierra. Después, fue variando la forma y la ubicación de las dos partes conocidas hasta que coincidieron con lo que realmente ven los telescopios. Gracias a eso pudo reconstruir finalmente la estructura completa, y mostrar también cómo se vería desde nuestro planeta.

«Hace unos años -recuerda West-, uno de nuestros coautores, Tom Landecker, me habló de un artículo de 1965 de los primeros días de la radioastronomía. Basándose en los datos brutos disponibles en aquél momento, los autores (Mathewson & Milne) especularon que estas señales de radio polarizadas podrían surgir del Brazo Local de la Galaxia desde su interior. Ese estudio me inspiró a desarrollar esta idea y vincular mi modelo a los datos, mucho mejores, que nos brindan
nuestros telescopios en la actualidad».

Mapa de la galaxia que muestra la situación y el tamaño del túnel magnético recién detectado - Imagen original de NASA/JPL-Caltech/R. Hurt (SSC/Caltech) con anotaciones de J. West

Estamos dentro del túnel

El hallazgo situaría a nuestro Sistema Solar, junto a un pequeño fragmento de la galaxia, en el interior de este túnel magnético gigante. Esta clase de filamentos, sin embargo, no son exclusivos de nuestra región de espacio sino que se han detectado en varias otras regiones de la galaxia. Y se ha comprobado que no solo pueden irradiar ondas de radio, sino también otros tipos diferentes de luz. Por ejemplo, se han detectado ya estructuras filamentosas que emiten luz óptica cerca de los restos de enormes explosiones estelares, en nubes moleculares y también en las paredes de las llamadas 'chimeneas galácticas', enormes cavidades creadas por explosiones sucesivas de supernovas y a través de las cuales fluye gas caliente desde el disco hasta el halo galáctico.

De hecho, algunos estudios han llegado incluso a sugerir que los filamentos en espiral de gas molecular podrían ser los 'huesos' que forman el 'esqueleto' de la Vía Láctea.

Ahora, el próximo paso será confirmar los hallazgos con nuevas observaciones detalladas de las regiones simuladas, que se usarán a su vez para refinar el modelo. West espera que, de esta forma, podrá mejorar la capacidad de los astrónomos para comprender otros filamentos magnéticos detectados alrededor de nuestra galaxia. Otra posibilidad intrigante es que todas esas cuerdas magnéticas invisibles podrían ser solo una pequeña parte de una estructura galáctica mucho mayor.

Los campos magnéticos, explica West, no existen de forma aislada. Todos deben conectarse entre sí. «Entonces, el siguiente paso es comprender mejor cómo este campo magnético local se conecta, tanto al campo magnético galáctico a mayor escala como a los campos magnéticos a menor escala de nuestro Sol y de la Tierra. Creo que es increíble imaginar que estas estructuras están en todas partes cada vez que miramos hacia el cielo nocturno».

Fuentes: ABC

30 de mayo de 2021

CIENCIAS DE LA TIERRA Y DEL ESPACIO - Incendios ‘zombis’ despiertan en los bosques boreales

Incendio forestal en un bosque boreal de Alaska. / Adam Kohley, Alaska Fire Service

Los fuegos forestales suelen desaparecer con las lluvias y la nieve durante el invierno, pero algunos permanecen agazapados bajo los suelos turbosos de Alaska y Canadá, resurgiendo de nuevo en la primavera siguiente para prender más árboles. El cambio climático parece aumentar la frecuencia de este raro fenómeno, según los científicos que lo han analizado.

Todos los veranos se producen incendios en bosques de todo el mundo, incluyendo los que arrasan grandes masas de coníferas y abedules en las regiones más septentrionales de nuestro planeta. En esas latitudes el fuego es provocado principalmente por los rayos y la actividad humana, pero un equipo internacional de investigadores ha identificado por primera vez otra causa: los incendios ‘zombis’ que hibernan bajo la tierra y ‘resucitan’ en primavera.

Estos incendios se adentran en el suelo turboso de los bosques de Alaska y norte de Canadá, permaneciendo todo el invierno en fase de combustión a gran profundidad, para ‘resucitar’ luego en primavera

 


Su origen está en los rescoldos de incendios previos, que no llegan a apagar del todo las brigadas contraincendios ni la lluvia. El fuego se adentra en la gruesa capa orgánica que conforma el suelo turboso de los bosques boreales, permaneciendo todo el invierno en fase de combustión a gran profundidad.

Así lo confirman esta semana en la revista Nature científicos de la Universidad Libre de Ámsterdam (VU Países Bajos) y expertos locales de Alaska. En este estado de EE UU y en Canadá ya se habían observado incendios ‘zombis’, pero hasta ahora no se había realizado un estudio sistemático.

“Estos fuegos latentes son muy difíciles de apagar y, además, la capa de nieve les da una protección adicional frente a las condiciones adversas del invierno (fuera puede hacer hasta 40 grados bajo 0)”, explica a SINC la primera autora, Rebecca Scholten de la VU, “y en cuanto se derrite la nieve, encuentran de nuevo combustible seco y pueden volver a transformarse en un incendio forestal con grandes llamas”.


Scholten y sus colegas han desarrollado un algoritmo para identificar incendios ‘zombis’ registrados en Alaska y los territorios del noroeste de Canadá entre 2002 y 2018. “Nuestro estudio se basa en imágenes de satélite y en datos reales de incendios invernales confirmados, proporcionados por los gestores de incendios sobre el terreno”, apunta Scholten.

La superficie quemada por los incendios ‘zombis’ variaba a lo largo de los años, pero en alguno el porcentaje se elevó hasta el 38 %, según datos recogidos sobre el terreno y por satélites, analizados luego con un algoritmo

 


“Básicamente —añade— buscamos un incendio que comienza cerca de una cicatriz quemada del año anterior (propagándose muy lentamente), que se inicia a principios de la temporada (pueden aparecer tan pronto como haya combustible seco disponible y antes que el resto de incendios) y comprobamos que no se prendió por un rayo o la actividad humana utilizando una red de detección de rayos, la localización de asentamientos humanos y diversas infraestructuras”.

Hasta 1/3 de la superficie quemada

Siguiendo estos criterios y con la ayuda del algoritmo, los autores han identificado que los incendios ‘zombis’ fueron responsables del 0,8 % del área total quemada durante el período de estudio, aunque la superficie varió a lo largo de los años y en alguno de ellos el porcentaje se elevó hasta el 38 %.


Tres fases de un incendio ‘zombi’ en Alaska: incendio aparentemente extinguido al final de la temporada de incendios en 2015 (izquierda), una cicatriz de incendio cubierta de nieve durante el invierno (centro), y el incendio ‘zombi’ emerge de nuevo durante la primavera de 2016 (derecha). / Carl Churchill, Woodwell Climate Research Center

Influencia del cambio climático

Los investigadores también han descubierto que los incendios latentes son más frecuentes después de un año con muchos incendios y tras los veranos más cálidos. Esto sugiere que el aumento de las temperaturas propiciado por el calentamiento global favorece que profundicen más en el suelo orgánico, lo que, a su vez, ayuda a mantenerlos durante el invierno.

Se producen más incendios ‘zombis’ después de un año con muchos incendios o veranos más cálidos, lo que sugiere que el calentamiento global los puede favorecer 

 


“Tanto las temperaturas estivales como la superficie quemada están aumentando con el calentamiento global en grandes zonas de la América del Norte boreal”, advierte Scholten, que junto a sus compañeros investiga si el fenómeno se produce también en otros continentes: 

“Probablemente muchas de las conclusiones pueden aplicarse también a Eurasia, es decir, el tipo de lugares que favorecen estos incendios, que haya más después de veranos calurosos y años de grandes incendios, y el funcionamiento del propio mecanismo de hibernación”.

Aunque los incendios ‘zombis’ son relativamente raros en los bosques boreales, a medida que el cambio climático eleve las temperaturas, pueden volverse cada vez más comunes, concluyen los autores. Además, destacan lo importante que puede ser para los organismos forestales el uso de herramientas que ayuden a predecir dónde y cuándo aparecerán, lo que facilitará su rápida extinción, reduciendo emisiones de carbono y costes en la lucha contra el fuego.



Fuentes: SINC

24 de abril de 2021

Los rayos pudieron encender la ‘chispa’ de la vida


Los rayos crean fulguritas que contienen fósforo en una forma que puede disolverse en agua y concentrarse en lagos volcánicos. De este modo, este elemento puede formar biomoléculas que ayudan a formar vida. / Lucy Entwisle

Uno de los ingredientes fundamentales para el origen de la vida fue el fósforo procedente de los meteoritos que impactaron sobre la Tierra primitiva. Según un nuevo estudio, los relámpagos pudieron ser una fuente alternativa a la formación de fósforo a través de un mecanismo que pudo repetirse en otros planetas similares al nuestro.

La vida pudo surgir en la Tierra gracias a un cóctel de nutrientes esenciales hace unos 3.500 millones de años. Uno de esos ingredientes fue el fósforo, que ahora es el segundo mineral más abundante en el cuerpo humano y un componente clave de las estructuras celulares básicas.

El fósforo forma la columna vertebral de la doble hélice del ADN y el ARN, y es una parte importante de la membrana celular que recubre las células

Benjamin L. Hess
“Este elemento forma la columna vertebral de la doble hélice del ADN y el ARN, y es una parte importante de la membrana celular que recubre las células”, concreta a SINC Benjamin L. Hess, investigador en el departamento de Ciencias Terrestres y Planetarias de la Universidad de Yale en EE UU y primer autor de un estudio que sugiere una nueva vía para la aparición de este elemento en la Tierra primitiva.

En sus inicios, la mayor parte del fósforo reactivo o biodisponible que se encontraba en nuestro planeta estaba encerrado en minerales insolubles (que no podían ser disueltos) que no permitían la producción de moléculas orgánicas de fósforo. Un mineral que sí lo pudo generar fue la schreibersita, que era soluble y que fue transportada en los meteoritos que cayeron en la Tierra hace miles de millones de años.

En un trabajo publicado en la revista Nature Communications, Hess y su equipo de científicos proponen ahora otro proceso de formación del fósforo, además de los impactos de los meteoritos: los rayos. Estos pudieron crear minerales que contenían schreibersita y, por tanto, fósforo.

Los investigadores llegaron a esta conclusión al analizar los más de 60 gramos de este mineral en una roca vidriosa llamada fulgurita y creada por un rayo sobre suelos arcillosos de EE UU y conservada en el departamento de Geología del Wheaton College. “Esperamos que esto también sucediera en la Tierra primitiva”, subraya el científico.

Fulgurita hallada en las excavaciones de Glen Ellyn, en el Estado de Illinois en EE UU y analizada por el equipo de investigación. / Dr. Stephen Moshier deL Wheaton College

Lo que esconden los minerales creados por los rayos
Aunque este elemento no es el único ingrediente para la vida, los investigadores consideran que los rayos pudieron proporcionar suficiente fósforo como para crear vida. Usando un conjunto de técnicas espectroscópicas, el grupo de investigación estimó la cantidad de schreibersita que pudo ser creada en el interior de las rocas vidriosas a cada impacto de los rayos.

Los científicos determinaron que se pudieron producir a partir de este mecanismo de rayos entre 110 y 11.000 kilos de fósforo cada año

 
Así, los científicos determinaron que se pudieron producir de esta manera entre 110 y 11.000 kilos de fósforo cada año.

Esta cantidad pudo no solo ser suficiente para generar potencialmente las primeras formas de vida, sino que pudo exceder incluso la de los impactos de meteoritos. “Creemos que en las áreas tropicales, donde los rayos son muy frecuentes, pudo haber suficiente fósforo proporcionado por estos para que se formara la vida”, afirma a SINC Hess.

Gracias a las simulaciones de modelos del clima de la Tierra primitiva, se cree que los impactos de meteoritos comenzaron a disminuir después de que la Luna se formara hace 4.500 millones de años. Fue ahí cuando el número de rayos y el fósforo que suministraron superaron a los meteoritos, hace unos 3.500 millones de años, un momento que coincide con el origen de la vida.

Al igual que este mecanismo pudo contribuir a la formación de vida en nuestro planeta, los científicos sugieren que este proceso pudo producirse también en otros planetas. “Este mecanismo pudo también ayudar a que se forme vida en otros planetas similares a la Tierra donde hubo pocos o ningún meteorito que proporcionara el fósforo necesario”, concluye el investigador.

Fuentes: SINC

17 de enero de 2021

Paleoclimatología - Cuando el efecto invernadero estuvo a punto de exterminar a casi toda la vida de la Tierra



Durante mucho tiempo se ha supuesto que el detonante de la extinción masiva del Pérmico-Triásico fue la actividad volcánica a enorme escala que desencadenó en lo que hoy es Siberia, pero se desconocía la secuencia exacta de acontecimientos que condujo a la extinción

La historia de la Tierra incluye extinciones masivas que resultan inimaginables para el Ser Humano. La más famosa es la ocurrida hace unos 66 millones de años, cuando un impacto de asteroide marcó el fin de la era de los dinosaurios. Sin embargo, mucho antes, hace 252 millones de años, en la frontera entre los períodos Pérmico y Triásico, la Tierra sufrió una extinción masiva mucho peor, que exterminó aproximadamente a las tres cuartas partes de todas las especies en tierra y alrededor del 95 por ciento de todas las especies en el mar. Durante mucho tiempo se ha supuesto que el detonante de la extinción masiva del Pérmico-Triásico fue la actividad volcánica a enorme escala que en aquella época se desencadenó en lo que hoy es Siberia, pero la secuencia exacta de acontecimientos que condujo a la extinción ha sido durante mucho tiempo tema de debate y de desacuerdos.

Ahora, el equipo internacional de Hana Jurikova, del Centro Alemán de Investigación en Geociencias (GFZ), proporciona por primera vez una reconstrucción aparentemente concluyente de los acontecimientos clave que condujeron a la megacatástrofe, y se confirma que el efecto invernadero fue el componente clave.

Jurikova y sus colegas estudiaron las tasas de ciertos isótopos en las conchas calcáreas de fósiles de braquiópodos (organismos similares a las almejas) y con ello determinaron la tasa de acidificación oceánica en la frontera entre el Pérmico y el Triásico. Debido a que el pH del mar y el dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera están estrechamente acoplados, el equipo fue capaz de reconstruir los cambios en la concentración de CO2 en la atmósfera al inicio de la extinción.

Luego los autores del estudio utilizaron un innovador modelo geoquímico para estudiar los efectos de la descomunal inyección de CO2 en el medioambiente.



Ilustración que muestra el inicio de la extinción masiva del Pérmico-Triásico y que se basa en las conclusiones del estudio de Jurikova et al. (2020). (Imagen: Dawid Adam Iurino / PaleoFactory, Sapienza University of Rome)


Sus hallazgos mostraron que las erupciones volcánicas desencadenadas en una región que hoy en día es conocida como las Traps Siberianas liberaron inmensas cantidades de CO2 en la atmósfera. El exceso de CO2 perduró varios milenios y condujo a un fuerte efecto invernadero en el mundo del Pérmico tardío, causando un calentamiento y una acidificación marítima extremos. Los dramáticos cambios en la meteorización o erosión química en la tierra alteraron la productividad y el ciclo de los nutrientes en el mar, y finalmente condujeron a una vasta desoxigenación de las aguas oceánicas. Los múltiples factores de estrés ambiental resultantes se combinaron de manera demoledora, con el resultado de la aniquilación total de muchas especies de animales y plantas.

El estudio, titulado “Permian-Triassic mass extinction pulses driven by major marine carbon cycle perturbations”, se publicó en la revista académica Nature Geoscience. 


24 de julio de 2020

Crece el misterio: la «anomalía del Atlántico Sur» ya existía hace 11 millones de años

La Anomalía del Atlántico Sur parece estar a punto de dividirse, según muestran las imágenes de los satélites europeos Swarm - DTU Space
Un equipo de investigadores cree que no se trata del principio de una inversión del campo magnético, sino de un antiquísimo proceso cuyo origen se desconoce
Desde hace años, los científicos se preguntan por las causas de una extraña anomalía que debilita el campo magnético terrestre, nuestro escudo natural contra las radiaciones que vienen del Sol y del espacio exterior.

Como su propio nombre indica, la anomalía se encuentra justo en medio del Atlántico sur, y abarca una vasta región que se extiende desde América del Sur hasta las costas meridionales de África. Recientemente, una nueva serie de imágenes de los satélites Swarm, de la Agencia Espacial Europea (ESA), mostraban que la anomalía parece estar a punto de dividirse en dos. Lo cual aumentaría la posibilidad de que nuestros satélites de comunicaciones se vieran afectados al atravesar esta enorme zona de intensidad magnética reducida.

Pero no es eso lo más importante. Lo peor, en efecto es lo que la anomalía del Atlántico Sur podría significar en el futuro. Muchos piensan, en efecto, que el misterioso fenómeno no es más que el presagio de una inversión de los polos magnéticos de la Tierra. El polo norte magnético pasaría a ser el polo sur magnético y viceversa. Durante el tiempo que durara la "migración" de los polos, el campo magnético en general se debilitaría, dejándonos más expuestos a la dañina radiación espacial.

No se trata, sin embargo, de una novedad para el planeta, que ha sufrido ya ese tipo de cambios en numerosas ocasiones, la última hace alrededor de 700.000 años. Pero los científicos no terminan de ponerse de acuerdo al respecto. ¿Estamos al comienzo de una inversión de polaridad del campo magnético terrestre? Y si es así, ¿es la anomalía del Atlántico Sur un aviso que de ese proceso se ha puesto en marcha?

No existe una respuesta clara a estas preguntas, pero un nuevo estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Liverpool y recién publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences sugiere que no. Los investigadores, en efecto, creen que existe una posibilidad alternativa que, curiosamente, resulta aún más misteriosa: la anomalía del Atlántico Sur no es una simple irregularidad relativamente reciente, sino un fenómeno magnético distinto y recurrente, que lleva afectando a la Tierra por lo menos desde hace 11 millones de años.

Anomalías similares

"Nuestro estudio -afirma Yael Engbers, autor principal de la investigación- proporciona el primer análisis a largo plazo del campo magnético en esta región, que data de millones de años y revela que esta anomalía no es única, ya que existían otras similares hace entre ocho y 11 millones de años".

Para llegar a estas conclusiones, Engbers y su equipo investigaron cientos de rocas volcánicas procedentes de la isla de Santa Elena, en el Atlántico Sur, aproximadamente a medio camino entre las costas de Brasil y Namibia, justo en medio de la anomalía. Las rocas proceden de flujos de lava surgidos de una serie de erupciones que ocurrieron entre hace ocho y once millones de años, y conservan el registro magnético inscrito en el momento de su creación. Un registro que aún puede consultarse en la actualidad.

"Cuando las rocas volcánicas se enfrían -explica Engbers- los pequeños granos de óxido de hierro que contienen se magnetizan y, por lo tanto, guardan tanto la dirección como la fuerza del campo magnético de la Tierra en ese momento y lugar. Recolectamos algunas de esas rocas y las llevamos de regreso a nuestro laboratorio de Liverpool, donde hicimos experimentos para descubrir cómo era el campo magnético en el momento de esas erupciones".

Para sorpresa de los investigadores, los análisis revelaron que las inestabilidades y anomalías direccionales en el campo magnético terrestre en esta región eran, hace millones de años, muy similares a las de hoy.

Comportamiento inusual

Según los científicos, la evidencia sugiere que el Atlántico Sur es, históricamente, "un lugar de comportamiento geomagnético inusual", y que el fenómeno parece no tener nada que ver con las inversiones del campo magnético terrestre. Según ellos, pues, lo que vemos hoy no es la señal de una inversión de polaridad inminente.

El estudio, sin embargo, no consigue explicar qué está causando esta aparentemente eterna anomalía. Algunas investigaciones anteriores apuntan a que el origen podría estar en una vasta región de roca muy densa, justo en la división entre el núcleo y el manto terrestre, localizada justo debajo de África en el corazón de nuestro planeta. Pero la evidencia no es lo suficientemente sólida como para estar seguros de ello.

En su estudio, los investigadores de Liverpool consideran otra posibilidad: la anomalía podría ser parte de "un giro excéntrico a escala planetaria" del núcleo externo de la Tierra, produciendo efectos poco normales en el límite entre el núcleo y el manto.

Resulta difícil saber con certeza cuál es la hipótesis correcta. Lo único que sabemos es que el origen de la anomalía está en lo más profundo de la Tierra, y que pasará tiempo antes de que podamos explicarla por completo.

Fuentes: ABC

26 de diciembre de 2019

¿Están nevando copos de hierro en el núcleo de la Tierra?

Representación del interior de la Tierra. En el centro existe un núcleo interno (sólido) y alrededor de este, un núcleo externo (líquido)
Sugieren que granos metálicos y sólidos podrían llevar eones acumulándose sobre el núcleo interno del planeta
El profundo interior de la Tierra es un misterio casi inaccesible cuyos «motores» alimentan los terremotos, volcanes y los movimientos de los continentes. Pero, gracias a las ondas sísmicas y otras observaciones, los científicos han podido concluir que en las entrañas del planeta existe un gran núcleo de hierro y níquel que gira y genera el campo magnético y que se encuentra a una temperatura de hasta 6.000 ºC. Además, se cree que existe un núcleo interno, sólido, y un núcleo externo, líquido.

Un grupo de investigadores ha presentado unos experimentos y unos modelos que apoyan la idea de que podría estar nevando en el núcleo de la Tierra. Basándose en datos sísmicos y en simulaciones, han sugerido que sobre el núcleo interno del planeta está cayendo una nevada en forma de copos de hierro procedentes del núcleo externo. Su investigación se ha publicado recientemente en « Journal of Geophysical Research: Solid Earth».

«Resulta raro pensar en algo así», ha dicho en un comunicado Nick Dygert, coautor del estudio e investigador de la Universidad de Tennessee (EEUU). «En el núcleo externo hay cristales nevando sobre el núcleo interno, recorriendo una distancia de varios cientos de kilómetros».


Una nevada de copos de hierro, que ocurre en el núcleo externo, se apila sobre el núcleo interno - UT Austin/Jackson School of Geosciences

¿Por qué se ha llegado a una idea así? Desde hace años se ha observado que las ondas sísmicas se ralentizan en el interior de la Tierra, como si el núcleo estuviese cubierto de algo viscoso, y que no se frenan igual en todas partes: parece que esa cobertura viscosa es más gruesa en una parte del núcleo que en la otra.

Un barro hecho de hierro

El equipo de Dygert trató de explicar estas observaciones con modelos y experimentos. De esta forma, han sugerido que un barro hecho de una aleación de hierro podría explicar el comportamiento de los ecos de las ondas sísmicas. Esta es precisamente la idea del «núcleo cubierto de nieve» que propuso el geólogo ruso Stanislav Iosifovich Braginskii en los sesenta.

El equipo dirigido por Dygert ha mostrado que, en efecto, podría haber copos de hierro a esas profundidades: a pesar de las altas temperaturas y presiones, es posible la existencia de minerales compuestos de hierro, silicio y oxígeno cristalizando y solidificando.

Esto explicaría la ralentización observada en las ondas sísmicas. También daría una explicación al hecho de que el núcleo no sea una esfera perfecta: dado que la corteza del planeta tiene partes más gruesas y otras más finas, los flujos de calor no serán los mismos en todas direcciones y, quizás por ello, la «nieve de hierro» no se formará igual en todas partes.

Esto también lleva a los investigadores a preguntarse cómo era el núcleo en el pasado y cómo será el núcleo en el futuro, a medida que se acumule más nieve o esta llegue a agotarse.

Para Bruce Buffet, investigador en la Universidad de California en Berkeley (EEUU), este tipo de modelos es muy interesante para estudiar la evolución de los planetas rocosos: «Relacionar las predicciones con las observaciones anómalas nos permite hacer inferencias sobre el núcleo líquido y quizás conectar esta información con las condiciones que prevalecieron cuando el planeta se formó». Esto último, tal como subraya, «es un importante factor para explicar por qué la Tierra se convirtió en el planeta que conocemos».

Fuentes: ABC

30 de abril de 2019

El planeta, en peligro: la posibilidad de una sexta extinción masiva

El planeta está en riesgo por muchos factores que acechan a un millón de especies 
(Foto: Colin Boyle)

El pingüino emperador es apenas una del millón de especies que están en peligro en todo el planeta
El Planeta está en peligro y no debido a una amenaza externa: la presión de las actividades humanas nos pone frente a la posibilidad de una sexta extinción masiva. Hace unas horas se filtraron los borradores de un documento que trabajan expertos de la ONU en biodiversidad y se conocerán el mes próximo: hay un millón de especies naturales en riesgo.

Las principales causas obedecen a la sobreexplotación de los recursos por parte del hombre: sobrepesca, mal uso del suelo y generación de gases de efecto invernadero. Como si se tratara de una tormenta perfecta, a estos problemas se suma el cambio climático.

Ayer se conoció un estudio científico en la Antártida acerca de los problemas del pingüino Emperador para reproducirse y se pudo ver cómo una cantidad de crías murieron a causa del derretimiento de los hielos. Aunque no pueda relacionarse esta situación directamente con el cambio climático, los expertos encienden las alarmas porque esta especie, tan dependiente de los hielos, puede empeorar aún más su situación.

El estudio científico del British Antartic Survey explica que este continente sufre una fuerte crisis relacionada con la reproducción del pingüino. "El hecho de no criar pichones durante tres años consecutivos está asociado con cambios en las condiciones locales de los hielos marinos. Los pingüinos emperadores necesitan hielo marino estable para reproducirse, y esta plataforma helada debe durar desde abril, cuando llegan las aves, hasta diciembre, cuando sus polluelos huyen", sostiene el reporte.

"Durante los últimos 60 años las condiciones de hielo marino en el sitio de Halley Bay han sido estables y confiables. Pero en 2016, después de un período de tiempo anormalmente tormentoso, el hielo marino se rompió en octubre, mucho antes de que cualquier polluelo del emperador hubiera huido. Este patrón se repitió en 2017 y de nuevo en 2018 y llevó a la muerte de casi todos los polluelos en el sitio cada temporada", advierten los expertos.

"Hemos estado rastreando la población de esta y otras colonias en la región durante la última década usando imágenes satelitales de muy alta resolución. Estas imágenes han mostrado claramente el catastrófico fracaso reproductor en este sitio en los últimos tres años. Incluso teniendo en cuenta los niveles de incertidumbre ecológica, los modelos publicados sugieren que el número de pingüinos emperadores va a disminuir drásticamente, perdiendo entre el 50 y el 70% de su número antes de finales de este siglo a medida que las condiciones del hielo marino cambien como resultado del cambio climático", indicó Peter Fretwell, autor del reporte.


El pingüino emperador




Pero no solo esta especie corre peligro. Desde el lunes, representantes de 130 países miembros de la Plataforma Intergubernamental Científico-normativa sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES) se reunirán en París para examinar las conclusiones de un reporte de tres años de trabajo científico.

Según el último proyecto de resumen obtenido por una filtración de AFP, "varias pruebas independientes señalan una aceleración rápida, inminente de los niveles de extinción de especies, entre decenas y centenares de veces más elevada que el promedio de los últimos 10 millones de años".

De los 8 millones de especies estimadas en el planeta, entre estas 5,5 millones de especies de insectos, "entre medio millón y un millón de especies estarán amenazadas de extinción, muchas de ellas en las próximas décadas", según el texto, cuya formulación puede cambiar según los debates en el seno de la IPBES.

Estas proyecciones corresponden a las advertencias de muchos científicos que estiman que la Tierra entró en la sexta "extinción masiva", la primera atribuida al hombre, y que ya hizo desaparecer al menos a 680 especies de vertebrados en los últimos 500 años.

Agricultura y pesca
El informe está parcialmente basado en el análisis de especies muy estudiadas, sobre todo los vertebrados, y advierte de que pesan "incertidumbres" sobre otras menos conocidas, como los insectos.

La desaparición de esta biodiversidad no solo afectará la naturaleza. Alimentos, energía, medicamentos están incluidos: los beneficios que los hombres "obtienen de la naturaleza son fundamentales para la existencia y la riqueza de la vida humana en la Tierra y la mayoría de estos no son totalmente reemplazables", según el borrador. Por ejemplo, más de 2.000 millones de personas dependen de la madera como fuente de energía, 4.000 millones utilizan la medicina natural y el 75% de los cultivos en el mundo requieren ser polinizados por insectos.

El uso de la tierra y los océanos (agricultura, explotación forestal, minas) y la explotación directa de recursos (pesca, caza) son los primeros responsables de esta brutal situación. Y se combinan con el cambio climático, la contaminación y las especies invasoras, cuyo impacto es "hoy en día relativamente menos importante", pero "se acelera".


Recientemente hubo una movilización mundial para alertar sobre los riesgos que corre el planeta (Nicolás Stulberg)

El texto relaciona además la pérdida de biodiversidad con el cambio climático, en la medida en que ambos fenómenos están acentuados en parte por los mismos factores, como el modelo agrícola en un mundo cada vez más poblado. "Debemos reconocer que el cambio climático y la pérdida de biodiversidad son igualmente importantes, no solo para el medioambiente sino también por cuestiones económicas y de desarrollo", indicó recientemente a la agencia de noticias AFP el presidente de la IPBES, Robert Watson, instando a una "transformación" de la producción alimentaria y energética.

"Si queremos un planeta sostenible beneficioso para las comunidades en el mundo, debemos cambiar de trayectoria en la próxima década, como sucede igualmente con el clima", subrayó Rebecca Shaw, científica en jefe de WWF (Fondo Mundial para la Naturaleza).

El informe estima por otro lado que tres cuartas partes de la superficie terrestre, 40% del entorno marino y la mitad de las fuentes de agua están "gravemente alteradas". Y las regiones más afectadas son aquellas en las que viven pueblos autóctonos especialmente dependientes de la naturaleza y las poblaciones pobres, que ya son las más vulnerables a los impactos del cambio climático.


Científicos del MIT predicen la sexta extinción masiva

Si se supera un umbral crítico de emisiones de gases de efecto invernadero, el ciclo del carbono de la Tierra se desestabilizará a partir de 2100 y provocará la desaparición de la mayoría de las especies del planeta
Científicos del Instituto Tecnológico de Massachusets (MIT) han pronosticado que el incremento de las emisiones de dióxido de carbono desde el siglo XIX puede provocar la temida sexta extinción masiva, un exterminio generalizado de las especies de los seres vivos en todo el mundo. El evento fatal dependerá de que una cantidad crítica de carbono, unas 310 gigatoneladas (es decir, 310.000 millones de toneladas), se introduzca en los océanos, lo que estiman que ocurrirá alrededor del año 2100 debido a la actividad humana. Esto no significa que la extinción vaya producirse un día después del cambio de siglo, sino que por entonces la Tierra entrará en lo que llaman «territorio desconocido». A partir de ahí, la catástrofe ecológica global se producirá en 10.000 años.

Daniel Rothman, profesor de geofísica del Departamento de Ciencias Atmosféricas y Planetarias y codirector del Centro Lorenz del MIT, ha identificado los «umbrales de catástrofe» en el ciclo del carbono. Si se superan, conducirían a un entorno inestable y, en última instancia, a la extinción en masa. La cifra límite calculada por él está en añadir 310 gigatoneladas de CO2 disuelto en los océanos, cantidad que se alcanzará, según los pronósticos del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático, en 2100.

«Esto no quiere decir que el desastre vaya a ocurrir el día siguiente», ha dicho Rothman en un comunicado. «Quiere decir que el ciclo del carbono entraría en un reino en el que ya no será estable, y que se comportaría de una forma que sería difícil de predecir». Lo peor es, tal como ha añadido el investigador, que este es precisamente el comportamiento que se asocia con una destrucción increíble en la Tierra: «En el pasado geológico, este tipo de comportamiento se asocia con las extinciones masivas».

Avisos desde el pasado
Rothman ha trabajado anteriormente en la extinción del Pérmico, la extinción más severa en la historia de la Tierra, en la que desaparecieron más del 95% de las especies marinas en todo el mundo a causa de un aumento masivo en los niveles de dióxido de carbono.

En esta ocasion quiso responder a la pregunta de si las emisiones actuales de este gas de efecto invernadero podrían tener consecuencias similares hoy en día. Pronto surgió el problema de comparar un evento geológico, que duró miles o incluso millones de años, con un fenómeno cuya duración no llega a los dos siglos en los que el planeta se ha industrializado.




Para tratar de comparar ambas cosas, ideó una fórmula matemática basada en principios físicos relacionados con el funcionamiento del ciclo del carbono. Este ciclo natural depende fundamentalmente del balance entre la fotosíntesis (la producción de azúcares y otras moléculas a partir de dióxido de carbono por parte de plantas y microbios) y la respiración (el conjunto de fenómenos desarrollados por los seres vivos que están encaminados a obtener energía y que producen dióxido de carbono).

Rothamn quiso comprobar si su fórmula funcionaba o no, así que la puso a funcionar con datos históricos ya recogidos. Analizó cientos de artículos de geoquímica ya publicados, e identificó 31 eventos en los últimos 542 millones de años en los que hubo un cambio significativo en el ciclo de carbono de la Tierra por causas naturales. Rothman midió la naturaleza y la duración de los cambios, y los asoció a la cantidad de CO2 que se disolvió en los océanos en aquellos momentos.

Así, encontró un umbral común a la mayoría de los 31 eventos. Casi todos fueron muy benignos y no pudieron desestabilizar el planeta. Lo escalofriante es que cuatro de las cinco extinciones masivas, que hicieron que el ciclo del carbono quedara fuera de control, sí que superaron este umbral.


El tiempo para evitar la catástrofe
A la vista de estos datos, el investigador calculó cuánto tiempo hará falta para llegar a este umbral en la actualidad. Según los datos del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC), esto ocurrirá a partir del año 2100.

Según las predicciones de Rothman, en esa fecha el ciclo del carbono del planeta estará cerca o ya más allá del umbral de la catástrofe. Entonces, el planeta se enfrentará a un territorio desconocido que ya ha atravesado en otras cinco ocasiones, pero será la primera vez en que la civilización humana pase por esta prueba. ¿Podría soportar la pérdida relacionada con una extinción masiva de los seres vivos del planeta?

«Debería haber formas de reduir las emisiones», ha propuesto un pragmático Rothman. «Este trabajo recuerda que debemos ser cuidadosos y apoya la idea de que debemos estudiar más el pasado para comprender el presente», ha propuesto.

La investigación de Daniel Rothman ha sido financiada por la NASA y la Fundación Nacional de Ciencia (NSF) de Estados Unidos.


Fuentes: Infobae, ABC

29 de abril de 2019

Video de la NASA muestra cómo la Amazonia es fertilizada por el desierto del Sahara

Este video es la muestra de como la naturaleza es perfecta y absolutamente todo está interconectado.

Prueba de ello es el nuevo video puestos a disposición por la NASA a principios de este mes en el que podemos ver la inmensa cantidad de polvo del desierto del Sahara, viajando más de 2000 km para llegar a la selva tropical del Amazonas. El vídeo es el resultado de los datos recogidos entre 2007 y 2013 por la compañía en sacar fenómeno conocido por los científicos durante años, pero sólo es posible para ser mostrado al público a partir de ahora.


Se estima que aproximadamente 182,000 toneladas de polvo del Sahara atraviesan el océano Atlántico para llegar a América, siendo que de ese total, cerca de 27,7 millones se precipitan cada año en la cuenca amazónica, siendo el 0,08% correspondiente al fósforo, importante nutriente para las plantas. Esta cantidad de fósforo, según el estudio, es suficiente para satisfacer las necesidades nutricionales de la selva amazónica perdida con las fuertes lluvias e inundaciones en la región: “Todo el ecosistema de la Amazonía depende de polvo del Sahara para reponer sus reservas de nutrientes perdidos” dijo el investigador principal, el doctor Hongbin Yu.

Compruebe con sus propios ojos este verdadero milagro llamado naturaleza. Este video sirve de alerta para las personas que no respetan el planeta y no comprenden que, de una manera u otra, todos estamos conectados.


Fuentes: Nation

25 de febrero de 2019

La atmósfera de la Tierra se extiende más allá de la luna.

La parte más externa de la atmósfera de la Tierra, llamada geocorona, se extiende hacia afuera casi el doble que la órbita de la luna. Concepto de artista a través de la ESA .

La Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés ) dijo el 20 de febrero de 2019 que los datos de hace 20 años del observatorio espacial SOHO han revelado un hecho sorprendente sobre la Tierra. Los datos han demostrado que la parte más exterior de la atmósfera de la Tierra, llamada su geocorona , se extiende más allá de la órbita de la luna.

Se sabía que existía esta geocorona gaseosa, una nube de átomos de hidrógeno, ligeramente luminosa en el ultravioleta lejano a través de la luz solar dispersa. Pero nadie sabía que llegaba tan lejos al espacio. Se extiende casi el doble hasta la órbita de la luna, casi 400,000 millas (630,000 km), o 50 veces el diámetro de la Tierra.

Igor Baliukin, del Instituto de Investigación Espacial de Rusia, dirigió esta investigación. Comentó en una declaración:

La luna vuela por la atmósfera terrestre.


Descubren que la atmósfera de la Tierra llega hasta la Luna... y más allá 
La región más distante de la atmósfera terrestre se extiende más allá de la órbita lunar en forma de nube de átomos de hidrógeno, hasta alcanzar dos veces la distancia a la Luna. Gracias a datos recopilados por el Observatorio Heliosférico y Solar (SOHO) de la ESA/NASA, un reciente descubrimiento muestra que la capa de gas que envuelve la Tierra tiene un radio de 630.000 kilómetros, 50 veces el diámetro de nuestro planeta.

SOHO significa Observatorio Solar y Heliosférico. La misión se lanzó en 1995 como un proyecto conjunto de la ESA y la NASA, con una vida útil proyectada de dos años. Ahora, 24 años después, la nave aún está en el espacio y aún estudia el sol y el medio ambiente Tierra-Sol. Orbita el punto L-1 en el sistema Tierra-sol.

Uno de los instrumentos de SOHO, llamado SWAN , proporcionó los datos sobre la geocorona de la Tierra. Los sensores de SWAN rastrearon el hidrógeno en la geocorona y detectaron con precisión dónde se reducía a la nada.

Los astronautas del Apolo 16 en la luna adquirieron esta imagen ultravioleta de la Tierra y su envoltura de hidrógeno, o geocorona, en 1972. Imagen a través de la ESA .

La imagen evocadora de arriba es muy interesante e histórica de la geocorona de la Tierra. Viene del primer telescopio en la luna, colocado por los astronautas del Apolo 16 en 1972. La imagen muestra la geocorona que rodea a la Tierra y brilla intensamente en luz ultravioleta. Jean-Loup Bertaux es el ex investigador principal de SWAN, y es coautor del nuevo artículo. Él comentó:

En ese momento, los astronautas en la superficie lunar no sabían que realmente estaban incrustados en las afueras de la geocorona.

Por cierto, los observadores del cielo a veces vemos una corona de aspecto similar alrededor de la luna o el sol. Pero ese es un fenómeno completamente diferente, con el brillo causado por el aire de la Tierra, no por una atmósfera lunar o solar extendida.

El concepto artístico del Observatorio Solar y Heliosférico (SOHO) de la ESA / NASA, superpuesto a una imagen real del sol vista por el telescopio de imágenes ultravioleta extrema de SOHO en 1999. Imagen a través de la ESA .

Conclusión: los científicos utilizaron datos del instrumento SWAN en la nave espacial SOHO para aprender que la parte más externa de la atmósfera de la Tierra, llamada geocorona, se extiende casi el doble que la órbita de la luna.

Fuentes: EarthSky, Antena 3

24 de febrero de 2019

El polo norte magnético se está desplazando hacia Rusia a gran velocidad


Variaciones imprevistas en región del Ártico han hecho que los especialistas se hayan visto obligados a actualizar el Modelo Magnético Mundial antes de tiempo.


El polo norte magnético terrestre se está desplazando con rapidez desde el Ártico canadiense hacia Siberia (Rusia), informa el Centro Nacional de Información Ambiental de EE.UU. La razón estriba en variaciones imprevistas en la región ártica.

El rápido movimiento ha obligado a los científicos del Centro a actualizar un año antes el Modelo Magnético Mundial (WMM por sus siglas en inglés), empleado mundialmente para la navegación aérea y marina civil y militar. Habitualmente, los especialistas actualizan este modelo cada cinco años, pero la última vez fue en 2015.

Los científicos explicaron que con la actualización fuera de ciclo pretenden garantizar una navegación segura para aerolíneas comerciales, operaciones de búsqueda y rescate y aplicaciones militares.

De momento, los especialistas estiman que el polo norte magnético mueve hacia el norte-noroeste a una velocidad de 55 kilómetros al año.


ncei.noaa.gov

Por otra parte, los teléfonos inteligentes emplean también el Modelo Magnético Mundial para ofrecer a los consumidores aplicaciones con el concurso de brújulas, GPS y mapas.

En comparación con el polo norte geográfico, que tiene posición fija, desde su descubrimiento en 1831 el polo norte magnético se mueve poco a poco desde el Ártico canadiense a Rusia. Los científicos explican que su movimiento depende de flujos y cambios en el núcleo líquido de la Tierra.






Fuentes: RT, Gabehash

29 de octubre de 2018

La Sonda Parker Solar Fotografía la Tierra




Imagen captada por el instrumento WISPR de Parker Solar el 25 de Septiembre de 2018, donde se muestra a la Tierra, la esfera brillante cerca del centro del panel de la derecha. La marca alargada hacia la parte inferior del panel es un reflejo de la lente del instrumento WISPR. Crédito de la imagen: NASA/Naval Research Laboratory/Parker Solar Probe

El 25 de Septiembre de 2018, la sonda Parker Solar capturó una vista de la Tierra a medida que avanzaba hacia la primera asistencia de gravedad de Venus de la misión. La Tierra es el objeto brillante y redondo visible en el lado derecho de la imagen.



La imagen fue capturada por el instrumento WISPR (Wide-field Imager for Solar Probe), que es el único instrumento de imágenes a bordo de la sonda solar Parker. Durante las fase científica de la misión, WISPR observará estructuras dentro de la atmósfera del Sol, la corona, antes de que pasen por encima de la nave espacial. Los dos paneles de la imagen de WISPR provienen de los dos telescopios del instrumento, que apuntan en direcciones ligeramente diferentes y tienen diferentes campos de visión. El telescopio interno produjo la imagen de la izquierda, mientras que el telescopio externo produjo la imagen de la derecha.

Haciendo zoom en la imagen de la Tierra se aprecia un ligero bulto en el lado derecho: esa es la Luna, que se asoma por detrás de la Tierra. En el momento en que se tomó la imagen, Parker Solar Probe estaba a unos 40 millones de kilómetros de la Tierra.

La característica de forma hemisférica en el medio de la imagen de la derecha es un destello de lente, una característica común cuando se crean imágenes de fuentes luminosas, causada por reflexiones dentro del sistema de lentes. En este caso, la llamarada se debe al brillo intenso de la Tierra. Los pases cercanos de Venus y Mercurio podrían ocasionalmente crear patrones similares en el futuro, pero estos son casos limitados y no afectan a las operaciones científicas del instrumento.

Algunos de los objetos visibles en la imagen, como las Pléyades en la parte inferior izquierda de la Tierra en la imagen de la derecha y los dos objetos brillantes, las estrellas Betelgeuse y Bellatrix, cerca de la parte inferior de la imagen de la izquierda, aparecen alargados debido a las reflexiones en el borde del detector.

Fuentes: NASA EN ESPAÑOL