La primera nave espacial del mundo con un hombre a bordo, la Vostok, se puso en órbita desde la Unión Soviética el 12 de abril de 1961. El navegante espacial que pilota la nave Vostok es un ciudadano de la URSS, el Mayor Yuri Gagarin. Para el mundo de 1961 este fue un anuncio electrizante, realizado mientras Gagarin estaba todavía en el espacio. Los estadounidenses se quedaron atónitos, aunque las felicitaciones que enviaron a Moscú fueron auténticas. Este histórico vuelo de 108 minutos, una única órbita alrededor de la Tierra, convirtió a Gagarin en el primer ser humano en el espacio y en un héroe internacional. Tenía sólo 27 años.
Imagen de Yuri Gagarin, piloto de la nave Vostok 1, en el autobús de camino al histórico despegue. El cosmonauta detrás de Gagarin es el alemán Titov, piloto de reserva que se convirtió en piloto del Vostok 2.
Su hazaña fue sorprendente en aquel momento. La NASA se apresuró a poner un astronauta en el espacio y, en mayo de 1961, Alan Shepard se convirtió en el primer astronauta de EE.UU., aunque haciendo un vuelo balístico suborbital. Hasta el año siguiente no estuvo en órbita un astronauta estadounidense: John Glenn dio la vuelta a la Tierra a bordo del Mercury Friendship 7 en febrero de 1962. Dos días después del retorno de la Vostok 1 Gagarin regresó a Moscú, donde apareció en el balcón del Kremlin con el primer ministro Nikita Jruschov. Cuarenta y ocho horas antes era un desconocido; poco después se convirtió, probablemente, en el hombre más famoso de la Tierra.
El histórico vuelo espacial de Gagarin fue portada de los periódicos de todo el planeta
Se embarcó en una gira mundial en la que los vítores de las multitudes le acompañaron dondequiera que iba. Las visitas internacionales de Gagarin fueron extraordinarias porque se produjeron en plena Guerra Fría. He aquí que había alguien que podía viajar, no sólo entre la Tierra y el espacio, sino también entre los mundos cerrado y abierto del Este y el Oeste. Las diferencias ideológicas se olvidaron temporalmente pues aquel hombre fue aclamado como un héroe en todo el mundo.
Una placa en memoria de Yuri Gagarin entregada al general Kuznetsov, Comandante del Centro de Entrenamiento de la Ciudad de las Estrellas, por el Dr. George M. Low, en calidad de Administrador de la NASA en una ceremonia en Moscú en 1971.
Gagarin nunca volvió al espacio. Después de la gira, regresó a su casa en la Ciudad de las Estrellas para continuar su trabajo en el programa espacial ruso. Se estaba preparando para el primer vuelo de la nueva nave Soyuz en 1967, pero los altos directivos del espacio lo dejaron en tierra: no querían arriesgar la vida de un héroe de la Unión Soviética en otra misión peligrosa. Lo más trágico fue que Gagarin perdió la vida durante un vuelo rutinario de entrenamiento el 27 de marzo de 1968, cuando su avión se estrelló y tanto él como su instructor fallecieron. Sus cenizas se depositaron en la muralla del Kremlin y, en su honor, un cráter lunar y el asteroide 1772 Gagarin recibieron su nombre.
Lanzamiento del Transbordador Espacial Columbia el 12 de Abril de 1981.
Veinte años después de aquel momento histórico, en la mañana del 12 de Abril de 1981, dos astronautas se sentaban por primera vez en la cabina de vuelo del Columbia, una nueva nave espacial radicalmente distinta, bautizada como Transbordador Espacial. Ese día, la NASA hizo historia con el lanzamiento del primer Transbordador Espacial, el ahora desaparecido Columbia y sus dos tripulantes a bordo. El Comandante del primer vuelo fue el astronauta John Young, veterano de dos misiones Gemini y de dos vuelos espaciales del programa Apolo. El Piloto de pruebas de la Marina Bob Crippen, ejerció como piloto de la misión en el que sería su primer viaje al espacio. La histórica Misión STS-1 y sus dos tripulantes aterrizaron el 14 de Abril de 1981, dos días después de su lanzamiento en la base de las Fuerzas Aéreas de Edwards, en California. Con el lanzamiento del Columbia, la NASA comenzaba una nueva era del vuelo espacial humano.
Este jueves 28 de Enero se cumplen treinta años de un accidente que hizo que la NASA se replantease la seguridad de las misiones espaciales y que le costó la vida a siete astronauta
Alas 11.39 de la mañana del 28 de enero de 1986 el mundo se paralizó conmocionado. Solo 73 segundos después de despegar en el Centro Espacial Kennedy en Florida, el Challenger estallaba en el aire y se desintegraba con sus siete tripulantes a bordo a causa de un fallo en uno de los cohetes propulsores. Los técnicos de la NASA, los familiares de las víctimas y los espectadores que seguían la partida del trasbordador desde Cabo Cañaveral o a través de las pantallas de televisión no podían dar crédito a lo que veían. Era la primera vez que Estados Unidos sufría un accidente mortal en un vuelo al espacio.
Este jueves se cumplen treinta años de una tragedia que hizo replantearse los métodos de preparación de las misiones espaciales y que aún hoy está muy presente en el día a día de astronautas e ingenieros. «La NASA cambió en muchos aspectos, incluyendo procesos de gestión más sólidos con una mayor supervisión y más posibilidades para las evaluaciones independientes», señala a ABC Allard Beutel, portavoz de la agencia espacial.
«En la NASA, tanto funcionarios como contratistas nos recordamos constantemente que debemos permanecer vigilantes -agrega-, de manera que nuestros astronautas puedan llevar a cabo sus misiones de forma segura». El Challenger fue el segundo aparato del programa de trasbordadores en alcanzar el espacio en 1983 y aquel fatídico 28 de enero de 1986 se disponía a cumplir su décima misión. Entre sus tareas se incluía la recogida de datos del espectro ultravioleta del cometa Halley en su aproximación al Sol, pero la principal novedad era la participación entre sus tripulantes de Christa McAuliffe, de 37 años, profesora de un instituto de New Hampshire.
Era la primera vez que se incorporaba a una misión espacial un ciudadano particular e iba a realizar experimentos relacionados con cuestiones como las leyes de Newton, la microgravedad o el magnetismo, que se filmarían para emplearlos como material didáctico. La participación de McAuliffe había atraído precisamente una especial atención por parte de los medios de comunicación y de la sociedad hacia la misión y de ahí que la tragedia en que concluyó causó un mayor impacto.
Un país en estado de shock
A las cinco de la tarde, el presidente Ronald Reagan, que ese día tenía prevista su intervención para informar del estado de la nación, se dirigió por televisión a unos estadounidenses en estado de shock. «Nos hemos llegado a acostumbrar a la idea del espacio, pero quizás olvidamos que solo acabamos de empezar. Somos aún unos pioneros», reconocía Reagan, que, sin embargo, añadía que aquello no significaba el fin de la exploración espacial. «Habrá más vuelos de trasbordadores y más tripulaciones y, sí, más voluntarios, más civiles y más profesores en el espacio».
Una comisión presidencial señaló una serie de recomendaciones para evitar nuevos accidentes, que la NASA implementó. Sin embargo, la tragedia volvería a golpear los corazones de los norteamericanos años después, en 2003, con el desastre del Columbia, en el que murieron otros siete tripulantes. (Accidente del Columbia en imágenes).
La NASA recordará hoy a las víctimas de los accidentes del Challenger y el Columbia, así como a las tres del Apolo 1, en un acto en el Cementerio Nacional de Arlington, en Virginia. «Hoy, su legado sigue vivo cuando la Estación Espacial Internacional cumple su promesa como símbolo de esperanza para el mundo y como trampolín del próximo paso de gigante en la exploración», señala Allard Beutel, quien concluye: «Les rendimos homenaje al hacer realidad los sueños de un mañana mejor y aprovechando los frutos de la exploración para mejorar la vida de la gente en cualquier sitio».
Fue uno de los peores accidentes en la historia de la astronáutica. Sus efectos todavía influyen en las decisiones de las agencias espaciales.
Hoy hace 30 años que el transbordador espacial Challenger despegó de la base de Cabo Cañaveral en Florida.
Setenta y tres segundos más tarde la lanzadera espacial de la NASA explotó en el aire con sus siete tripulantes a bordo.
DD “Trabaja de periodista en Guyana, como especialista espacial para un programa de la cadena pública RFÔ. Ese día yo estaba cubriendo una noticia en un río, en la selva. Recibí la información a través de los militares la Legión. Me dijeron que llamase urgentemente a la redacción porque había ocurrido un accidente espacial grave.
Entonces no había teléfonos móviles como ahora. Eran otros tiempos”.
LB “El 28 de enero de 1986 yo era un ingeniero novato recién entrado en la NASA. Mi misión era recopilar y analizar los diseños de los vehículos espaciales legendarios como Mercurio, Géminis y Apolo. Yo formaba parte del equipo que, en los primeros días del programa de la lanzadera espacial , se encargó de diseñar la próxima generación de vehículos espaciales.
Como ingeniero era consciente de la gran responsabilidad de nuestro trabajo, así como de las vidas que dependen de nuestras decisiones. El momento de la explosión me produjo una gran conmoción.
En la NASA todos tenemos un gran sentido del trabajo en equipo porque sabemos que el éxito y la vida de nuestros compañeros dependen el uno del otro “.
Footage of the disaster. Blast-off from 7m 18s
¿Cómo le impactó?
DD“Un sentimiento de tristeza inmenso, porque todos admiramos y todavía lo hacemos el trabajo y logros de los astronautas de la NASA en el espacio.
“El desastre puso fin al entusiasmo, tal vez un entusiasmo ciego, y recordó a todos que la seguridad en el espacio es crucial, por encima de cualquier problema técnico.T
“Había habido una helada en Florida, lo que es muy inusual, y la consecuencia fue el trágico accidente.”
LB“Para mí no era extraño que un familiar se te muera antes de tiempo, de una manera trágica, en un accidente. Por tanto, entiendo lo que eso tuvo que suponer para los familiares de los astronautas que viajaban a bordo, al igual que los niños que lo estaban viendo. Me alegro de que hoy pueda seguir colaborando en el legado de la tripulación, ayudando a sus familiares.”
¿Cómo afectó ese desastre a la exploración espacial en aquel momento?
DD“ Fue un shock para todos. En ese momento la NASA pensaba que podían enviar una lanzadera espacial cada mes. El desastre hizo que todos se dieran cuenta de que el transporte de astronautas al espacio no es algo que se deba dar por sentado.
También hizo que los ingenieros espaciales comprendiesen que no era una gran lanzar satélites y astronautas a al mismo tiempo y de forma sistemática.
Tras el accidente del Challenger no se envían astronautas a menos que sea completamente necesario”.
Las víctimas del desastre. NASA
Cuando ocurrió el accidente no había Estación Espacial Internacional, ni viajes a la Luna, los astronautas se mantenían en órbita durante un tiempo y luego regresaban a casa. Las misiones estaban encaminadas a poner satélites en órbita como para sacarlos de ella.
LB“la tripulación y todas las personas que trabajaron en la misión 51-L del Challenger dedicaron su vida a la exploración en beneficio de la humanidad y en concreto, sirvieron de pioneros al esfuerzo global para inspirar a las futuras generaciones en STEM (Ciencia, Tecnología , Ingeniería, Matemáticas) estudios y carreras que luego les convertirán en científicos.
“Hoy, 30 años después, hemos atraído el interés de 4,5 millones de niños, gracias a la participación de los estudiantes de los 40 Centros de Challenger presentes en 27 estados y cuatro países. Cada día somos testigos de la transformación interior de estos jóvenes que tomarán el timón en el futuro. Aquí se les estimula para que puedan continuar por ese camino. En la actualidad contamos con viejos alumnos que hoy tienen un papel destacado en la investigación espacial”
¿Cómo reaccionó el público al desastre del Challenger?
DD“El accidente del Challenger fue realmente un shock porque ocurrió en directo en televisión”.
La NASA lo convirtió en una gran operación de relaciones públicas. Habían invitado a bordo a Christa McAuliffe, una profesora de 36 años. Era la primera vez que se subía un ‘pasajero’, una persona sin el título astronauta que se ponía en órbita. Tenía previsto dar lecciones desde el espacio. Hubo un fuerte despliegue mediático entorno a esto, para mostrar al mundo lo bonito que era el espacio’.
Hubo incluso quien utilizó el evento para hacer publicidad del día de antes del lanzamiento. La aseguradora que había cubierto el seguro de vida de Christa McAuliffe. Evidentemente, esto les pasó factura al día siguiente.
“La anécdota muestra el estado de ánimo antes de su puesta en marcha y lo inesperado del trágico desenlace.
En ese momento había una cierta “euforia” en torno a la exploración espacial, todo parecía ir sobre ruedas. El accidente del Challenger puso las cosas en su sitio y dio una visión más realista: la exploración espacial es siempre una aventura peligrosa. Que siempre asumimos riesgos cuando dejamos la gravedad terrestre para ir al espacio”.
¿Y cuales fueron las implicaciones a largo plazo para la exploración espacial?
DD“La comunidad espacial tuvo que revisar toda su estrategia después del Challenger.
Nos dimos cuenta de las “misiones de rutina” no existen. En este caso el fallo se debió a un pequeño problema, casi invisible en una junta del propulsor derecho. Hubo heladas en Florida la noche anterior al lanzamiento.
Mostró las ventajas de un programa como el Ariane de la Agencia Espacial Internacional, más barato y sin tripulación a bordo.
Aunque Ariane tampoco se benefició de la tragedia porque tuvo un fallo muy poco tiempo después. (El accidente del Ariane V-18 que perdió un satélite Intelsat).
Cuando lo miramos en perspectiva nos damos cuenta de que la NASA cometió un error poniendo todos sus esfuerzos en el programa de transbordadores. En Europa comenzamos a imaginar un sistema de lanzaderas pero lo abandonamos en los años 90, qiuizás en parte como consecuencia del Challenger, nos dimos cuenta que usar cápsulas espaciales era más barato y seguro.
Hoy los estadounidenses utilizan un sistema de cápsulas, el Soyuz ruso y están desarrollando su propio sistema de cápsulas, Orión. Se han dado cuenta de que es el modo más seguro de subir allí arriba. Menos cómodo, pero más seguro.
En aquel momento los transbordadores quedaron prácticamente paralizados y se revisó su uso. Sólo se utilizaban en misiones que no pueden llevarse a cabo sin astronautas a bordo.
El problema del Ariane, después del Challenger, se debió a una caída de presión en una bomba, fácil de detectar. En la ciencia espacial nunca conseguimos trabajar “en serie”, siempre hay una parte de riesgo.
Un día como hoy ocurrió la desintegración en la atmósfera del transbordador espacial Columbia a la vuelta de la misión STS-107, en la que perecieron sus siete tripulantes. La causa inmediata del accidente fue un hueco en el borde de ataque –el borde delantero– del ala izquierda de la nave, hueco por el que se coló aire a varios miles de grados de temperatura dentro del ala, destruyendo esta, lo que a su vez provocó que el Columbia comenzara a dar tumbos.
A mucha menos altura y velocidad, en un avión dotado de asientos eyectables, perder un ala podría haber sido un accidente al que la tripulación hubiera sobrevivido.
La tripulación de la misión STS-107. De izquierda a derecha: Brown,Husband, Clark, Chawla, Anderson,McCool y Ramon A la altura y velocidad a la que iba el Columbia, no tuvieron ninguna oportunidad aunque la nave hubiera incorporado este tipo de asientos; de hecho, tras analizar los datos disponibles, la comisión de investigación llegó a la conclusión de que no tuvieron ni tiempo de reaccionar antes de quedar inconscientes a causa de la violencia de la desintegración de la nave. En un informe de la NASA sobre el accidente de 2003 se reveló que la tripulación supo que iba a morir tan solo 40 segundos antes de que el transbordador se desintegrara.
El hueco del ala a su vez fue causado por el impacto de un fragmento de la espuma de protección del tanque de combustible que se desprendió durante el despegue unos 82 segundos después del lanzamiento.
Los desastres del Columbia, del Challenger, y del Apolo 1 son un recordatorio de que la exploración espacial, aunque nos parezca algo cada vez más cotidiano, no está exenta de riesgos.
Especialista de misión Kalpana Chawla: una ingeniera aeroespacial nacida en India en su segunda misión espacial.
Especialista de misión David M. Brown: un capitán de la Marina de Estados Unidos entrenado como aviador y cirujano de vuelo. Brown trabajó en experimentos científicos.
Especialista de misión Laurel Blair Salton Clark: una capitán de la Marina de Estados Unidos y cirujana de vuelo. Clark trabajó en experimentos biológicos.
28 de Enero 1986 Setenta y tres segundos después del despegue, la lanzadera espacial estadounidense Challenger estalló en pleno vuelo, provocando la muerte de sus siete tripulantes. Esa fue la peor catástrofe de la astronáutica estadounidense hasta el momento. Hace 29 años se produjo el suceso más grave de la historia de la cosmonáutica: el accidente del Challenger acababa con la vida de sus siete tripulantes en apenas unos segundos.
A 73 segundos desde su lanzamiento, el cohete literalmente se desintegrócon todo lo que llevaba. Esto incluye a sus siete valientes tripulantes. 29 años después, el accidente del Challenger todavía nos recuerda los peligros de la exploración espacial.
Desintegración del Challenger. La nube que se aprecia es principalmente vapor de agua
Pero también las esperanzas. La muerte de los astronautas se cuenta como el accidente más grave de la carrera cosmonáutica. Casi tres décadas después, el caso ha sido investigado desde numerosos puntos de vista y ya se da más que por cerrado.
Sin embargo, el recuerdo todavía está ahí. Siete tripulantes cuyos nombres eran Francis Scobee, Michael J. Smith, Ronald McNair, Ellison Onizuka, Gregory Jarvis, Judith Resnik y Christa McAuliffe perdieron la vida ese día por algo tan pequeño como una junta tórica.
O por no tener un plan de emergencias adecuado. O por sobrepresionar los sistemas. En realidad ya no importa.
Lo que sí es importante ahora es que debido a la tragedia, hoy día contamos con cada vez más y mejores medidas para asegurar el bienestar de nuestros astronautas.
Cada mujer y hombre que pisa los centros de entrenamiento de las agencias espaciales; cada persona que tiene a bien subirse alguna vez en una nave espacial; cada uno de los seres humanos que se atreve a desafiar las leyes de la física para tocar el espacio, es un héroe (o heroína).
Hace 29 años, estos siete héroes perdieron la vida en un horrible accidente. Pero su ejemplo ha de ir mucho más allá de la desgracia. El accidente del Challenger y las comisiones posteriores permitieron una mejora sustancial en la carrera espacial. Su sacrificio salvará la vida de muchos otros seres humanos en la búsqueda de las estrellas.
El accidente del Challenger
Todavía hoy día, a pesar de los informes, las investigaciones y las noches sin dormir, muchos se preguntan. ¿Cómo pudo ocurrir? Ciertamente, el accidente del Challenger cambió a la NASA por completo.
Volviendo a lo ocurrido, en la mañana del 28 de enero de 1986, poco después del lanzamiento del cohete se detectó una anomalía en forma de nube oscura, producida por el escape de varios gases durante el proceso conocido como extrusión, debido a la sobrepresión de la ignición. Aunque la explicación no es ni mucho menos sencilla, esto es, grosso modo, lo que ocurrió.
El proceso era conocido y podía corregirse gracias a la deformación de una pequeña pieza, la junta tórica, de plástico, la cual por el calor sellaba el escape. Los informes posteriores explican cómo el frío endureció dicha junta, la cual no pudo sellar el escape.
Esta sería la principal razón que provocó la amalgama de sucesos que llevaron al cohete a desintegrarse.
El cohete, realmente, no explotó. Se desintegró ante las monstruosas fuerzas aerodinámicas a las que estaba sometido. La nube que se aprecia en las imágenes sería, en realidad, vapor de agua procedente de la reacción del oxígeno y el hidrógeno. Según las evidencias posteriores, al menos algunos de los tripulantes habría sobrevivido al momento de la desintegración, pero no pudieron hacerlo al terrible impacto del transbordador contra el mar a 333km/h. El informe posterior señaló muchos otros problemas. Un brazo que no se desacopló correctamente, una junta tórica secundaria deformada por la sobrepresión, un empuje del 104% con respecto a su máximo nominal... eso sin contar con algunos aspectos meteorológicos que convergieron en la catástrofe.
Un futuro mejor
El accidente del Challenger puso de manifiesto varias cosas. Una de las más importantes fue el exceso de confianza en las capacidades técnicas de la agencia. Otra, la importancia de la dejadez. Por último, y muy importante, el situar apropiadamente el estado de conocimiento en el que se encontraba la NASA y sus asociados sobre la técnica. Hay quién afirma que este accidente fue un antes y un después en la madurez de la carrera espacial. Con la tragedia llegó una crisis de responsabilidad en la agencia.
Pero también Hoy día, la NASA todavía recuerda la memoria de los tripulantes con un minuto de silenciola apertura de algunos debates ya viejos, como sí el transbordador debería llevar un módulo de escape, y de otros nuevos.
Actualmente, los conocimientos obtenidos a partir del accidente del Challenger han sido empleados para mejorar tanto los elementos técnicos como los protocolos y directrices utilizados. Cada día que pasa, nuestros astronautas viajan de manera más segura al espacio. Ahora somos más conscientes de que salir de nuestro planeta, este hogar que llamamos tierra, es difícil y muy peligroso. Pero estos héroes nos ayudan a pavimentar un camino que será cada vez más sencillo y común. Hoy día, la NASA todavía ofrece unos minutos de silencio en memoria de los tripulantes fallecidos de la Challenger. Y nosotros también.
Es posible verla desde la Tierra si se tienen las coordenadas correctas.
La Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés) inició vía streaming la transmisión de imágenes en alta definición del planeta Tierra. Para realizar la captura de video, que comenzó el pasado 30 de abril, fueron instaladas cuatro cámaras de alta definición, en una caja con presión y temperatura controladas.
El tiempo toma en certificar equipo, herramientas y modificaciones hace que la tecnología que utiliza sea un tanto obsoleta.
Se trata de un experimento para ver la respuesta del equipo de vídeo en el espacio.
La EEI es la nave más grande jamás construida.
Se tuvo que ensamblar por partes por que no existía ningún transbordador que pudiera llevarla en un solo viaje.
Su construcción comenzó en 2008 y terminó hasta el año 2011.
Tuvo un costo estimado de 100 mil millones de dólares.
Mide lo equivalente a un campo de fútbol americano.
Pesa unos 450 mil kilos.
Órbita a unos 400 km de altitud.
Para poder fotografiar Francia es necesario estar preparado cuando se sobrevuela Canadá.
28 de Enero del 1986 - Setenta y tres segundos después del despegue, la lanzadera espacial estadounidense Challenger estalló en pleno vuelo, provocando la muerte de sus siete tripulantes.
provocando la muerte de los siete miembros de la tripulación —Francis "Dick" Scobee, Michael J. Smith, Ronald McNair, Ellison Onizuka, Gregory Jarvis, Judith Resnik y Christa McAuliffe. La nave se desintegró sobre el océano Atlántico, frente a la costa del centro de Florida (Estados Unidos) a las 11:38 EST (16:38 UTC).Ha sido calificado como el accidente más grave en la historia de la aeronáutica. El accidente se produjo por un mal funcionamiento de las juntas tóricas, unas juntas que deben asegurar la perfecta estanqueidad de los cohetes aceleradores.
La noche anterior al accidente fue especialmente fría,6 lo que hizo que las juntas no cerraran bien y se produjo un escape de gas. La fuga de gas perforó el depósito principal de combustible, que terminó envuelto en llamas. El Challenger quedó expuesto a un vuelo supersónico incontrolado,lo que conllevó su desintegración.
El compartimento de la tripulación y otros fragmentos de la nave fueron finalmente recuperados del fondo del océano después de una larga operación de búsqueda y recuperación. Aunque no se sabe el momento exacto en que murieron los miembros de la tripulación, se sabe que algunos miembros sobrevivieron a la ruptura inicial de la nave. Sin embargo, el transbordador carecía de dispositivo de salida de emergencia y los astronautas no sobrevivieron al impacto del transbordador contra la superficie del océano.
Esa fue la peor catástrofe de la astronáutica estadounidense hasta el momento.
-Sus siete tripulantes fallecieron al regreso de la misión STS-107 -Graves fallos de comunicación en la NASA impidieron buscar una posible solución-No era la primera vez que algo así pasaba
Último lanzamiento del Columbia
Hoy a las 14:59 se cumplen diez años de la desintegración en la atmósfera del transbordador espacial Columbia a la vuelta de la misión STS-107, en la que perecieron sus siete tripulantes.
La causa inmediata del accidente fue un hueco en elborde de ataque –el borde delantero– del ala izquierda de la nave, hueco por el que se coló aire a varios miles de grados de temperatura dentro del ala, destruyendo esta, lo que a su vez provocó que el Columbia comenzara a dar tumbos.
A mucha menos altura y velocidad, en un avión dotado de asientos eyectables, perder un ala podría haber sido un accidente al que la tripulación hubiera sobrevivido.
La tripulación del Columbia
A la altura y velocidad a la que iba el Columbia, no tuvieron ninguna oportunidad aunque la nave hubiera incorporado este tipo de asientos; de hecho, tras analizar los datos disponibles, la comisión de investigación llegó a la conclusión de que no tuvieron ni tiempo de reaccionar antes de quedar inconscientes a causa de la violencia de la desintegración de la nave. En un informe de la NASA sobre el accidente de 2003 se reveló que la tripulación supo que iba a morir tan solo 40 segundos antes de que el transbordador se desintegrara.
El hueco del ala a su vez fue causado por el impacto de un fragmento de la espuma de protección del tanque de combustible que se desprendió durante el despegue unos 82 segundos después del lanzamiento.
Mirar para otro lado
Pero lo peor de este accidente, dejando aparte la muerte de los siete astronautas, es que podía haber sido evitado, ya que el impacto del bloque de espuma fue detectado desde tierra, algo sobre lo que algunos ingenieros de la NASA pusieron sobre aviso a los responsables de la agencia.
Pero estos, basándose en que nunca antes había pasado nada a pesar de que en múltiples misiones anteriores se habían observado trozos de espuma desprendiéndose del depósito, decidieron que no había que hacer nada y que de hecho tan siquiera era necesario avisar a la tripulación.
Incluso llegaron a parar hasta en tres ocasiones la solicitud de que el Departamento de Defensa obtuviera imágenes en alta resolución del Columbia con este todavía en órbita para poder hacer un mejor análisis de los riesgos.
Además, añadían, tampoco se podría hacer nada por los tripulantes del Columbia aunque se comprobara que el daño era tan grave como resultó ser.
Sin embargo, análisis posteriores indicaron que se podría haber lanzado a tiempo el Atlantis en una misión de rescate, pues su preparación para su siguiente misión estaba muy avanzada, o que incluso en el peor de los casos se podría haber intentado tapar el hueco con materiales existentes a bordo para haber aumentado las posibilidades de supervivencia de la nave y su tripulación.
Lo que habría sido inviable hubiera sido utilizar la Estación Espacial Internacional como refugio para luego ir recuperando la tripulación mediante cápsulas Soyuz, ya que la órbita de ambas naves era muy diferente.
Reincidentes
Casi tan grave como el fallo de los responsables de la NASA a la hora de reconocer la gravedad del problema es que fue otro fallo de comunicación entre ingenieros y gestores de la agencia el que causó la destrucción del Challenger el 28 de enero de 1986.
En este caso el problema fue que había hecho mucho frío la noche anterior al lanzamiento, por lo que algunos ingenieros se temían que las juntas de goma que impiden fugas de gases en los propulsores de combustible sólido, los dos cohetes blancos que iban a ambos lados del depósito de combustible, podían no cumplir su función adecuadamente, pues a esa temperatura tan baja estarían demasiado rígidas.
De nuevo los responsables de la misión hicieron oídos sordos, usando también la fallida lógica de que si antes no había pasado nada no tenía porque pasar entonces y autorizaron el lanzamiento.
Lamentablemente, luego se demostró que los ingenieros tenían razón cuando un chorro de gases calientes se escapó por una de las juntas del propulsor derecho, haciendo que este se soltara y que el Challenger, igual que el Columbia, se desintegrara en la atmósfera al comenzar a dar tumbos.
Para más inri, con los años salió a la luz que durante la misión STS-27, una misión clasificada secreta del Departamento de Defensa, la NASA estuvo a punto de perder el Atlantis porque, de nuevo durante el lanzamiento, este resultó dañado, aunque en su parte inferior, por una pieza de aislamiento desprendido.
En aquel caso otro estrepitoso fallo en las comunicaciones entre técnicos, responsables, y tripulantes, impidió que se valorara correctamente el problema, solo que el 6 de diciembre de 1988 la suerte estuvo de cara para la vuelta a tierra del Atlantis y al final no pasó nada.
Tres accidentes mortales
Es una curiosa coincidencia que los tres accidentes mortales de la historia de la NASAse acumulen en apenas cinco días del año, ya que fue el 27 de enero de 1967 cuandoVirgil 'Gus' Grissom, Edward White y Roger Chaffee murieron durante un entrenamiento para la que iba a ser la misión Apolo 1, algo que la agencia conmemora en esas fechas todos los años.
Tras el desastre del Columbia la flota de transbordadores fue parada inmediatamente hasta entender las causas del accidente, y ninguno volvió a volar hasta el 26 de julio de 2005, cuando el Discovery fue lanzado en la misión STS-114, aunque también en este lanzamiento se desprendió aislante del depósito de combustible.
Esto obligó a hacer más modificaciones en el diseño de los depósitos que hicieron que de nuevo no hubiera ningún lanzamiento hasta el 4 de julio de 2006, con la segunda misión de vuelta al vuelo, la STS-121, también a cargo del Discovery.
No solo se rediseñaron los depósitos de combustible, sino que en todas las misiones posteriores a la pérdida del Columbia se grabaron los lanzamientos desde múltiples ángulos, los tripulantes estaban entrenados y llevaban los equipos necesarios para hacer posibles reparaciones en órbita, y siempre tenía que haber un segundo transbordador listo para ser lanzado en una eventual misión de rescate.
El desastre del Columbia llevó también al entonces presidente George W. Bush a ordenar la retirada de los transbordadores espaciales una vez que la NASA terminara con su parte de la construcción de la Estación Espacial Internacional, así como el diseño y construcción de una nueva nave tripulada más segura.
Lo primero ocurrió en julio de 2011 con la misión STS-135; lo segundo es algo en lo que la NASA está todavía trabajando.
Los desastres del Columbia, del Challenger, y del Apolo 1 son un recordatorio de que la exploración espacial, aunque nos parezca algo cada vez más cotidiano, no está exenta de riesgos, y menos si nos volvemos complacientes y asumimos riesgos innecesarios.
Pero por otra parte tampoco deben frenar nuestro deseo de ir siempre un poco más allá en los límites de a donde podemos llegar y de nuestros conocimientos.
A fin de cuentas, sin nuestra innata curiosidad nuestros antepasados quizás nunca habrían abandonado la sabana africana.
En esta imagen tomada desde tierra se ve como el ala izquierda, situada en la parte inferior de la imagen, va perdiendo fragmentos
Los restos del Columbia, que quedaron esparcidos por varios estados, durante la investigación del accidente
Memorial del Columbia a bordo del Spirit, en Marte
El transbordador espacial Endeavour se ve encima de la Tierra Transportador Over (OLT) después de salir del aeropuerto internacional de Los Angeles en camino a su nuevo hogar en el Centro de Ciencias de California en Los Angeles, Viernes, 12 de octubre 2012. Endeavour, construido como un reemplazo para el transbordador espacial Challenger, completado 25 misiones, pasó 299 días en órbita, y orbitó la Tierra 4.671 veces whi Le viajar 122.883.151 millas. A partir del 30 de octubre, la nave estará en exhibición en el CSC Samuel Oschin Space Shuttle Endeavour Display Pavilion, de embarcarse en su nueva misión para conmemorar los logros del pasado en el espacio y educar e inspirar a las futuras generaciones de exploradores. Crédito de la imagen: (NASA / Bill Ingalls)- En Los Ángeles, California .