"El que ya estemos viendo temperaturas diurnas tan ‘cálidas’ es una sorpresa y muy interesante”, ha explicado Felipe Gómez, investigador del Centro de Astrobiología (CAB, INTA-CSIC) donde se ha desarrollado el instrumento. Los primeros datos de REMS se han presentado esta semana en el Congreso Europeo de Ciencias Planetarias (EPSC2012) que se ha celebrado en Madrid.
Los datos de la estación medioambiental, que se pueden consultar en inglés y castellano en una web, confirman que desde el 13 de septiembre las temperaturas han sido iguales o superiores a 0º C durante el día. De hecho no ha helado en la mitad de los días registrados mientras lucía el Sol. En el hemisferio sur de Marte, donde se encuentra Curiosity –aunque próximo al Ecuador– se acerca la primavera, y los científicos están ansiosos por conocer cómo evolucionan las temperaturas hasta el pleno verano.
(Imagen: CAB)
Por la noche, sin embargo, los registros bajan drásticamente por debajo de los –70 ºC. Como la atmósfera marciana es mucho más delgada que la terrestre y su superficie mucho más seca, los efectos del calentamiento solar en el aire y el suelo son mucho más pronunciados que en la Tierra.
REMS también ha detectado que la presión ha aumentado de un promedio diario de unos 730 pascales durante las primeras tres semanas tras el aterrizaje hasta unos 750 pascales –menos de una centésima de la presión terrestre–. El dato mínimo ha sido de 685 pascales y 780 el máximo, valores ligeramente más altos de los esperados. La mayor parte de la variación se debe a las ‘mareas’ marcianas, que allí están relacionadas con la energía del Sol en lugar de con la influencia de la Luna como en la Tierra.
“Las mareas se ven afectadas por la distribución de las nubes y el polvo en la atmósfera, así como al patrón de los vientos a gran escala", dice Javier Gómez-Elvira, el investigador principal del instrumento REMS y director del CAB.
Respecto a las dos unidades de viento de REMS, Gómez-Elvira ha explicado a SINC que una se dañó “probablemente por alguna pequeña piedra que chocara durante el aterrizaje, aunque la razón última todavía no la sabemos”. Respecto a la otra, situada en el segundo boom, “ya tenemos una colección de datos que estamos procesando y esperamos que esté operativa en las próximas semanas”.
“El resto de los sensores funcionan correctamente”, confirma el investigador, “aunque el de humedad está en un periodo de ‘caracterización’ y se está chequeando en colaboración con el equipo del Finnish Meteorological Institute (FMI, Finlandia) que lo ha desarrollado”.
Tanto Gómez-Elvira como Gómez han destacado el anuncio que hizo ayer la NASA sobre el hallazgo de rocas que confirman la presencia de agua en el pasado de Marte, aunque se trata de una observación visual del Curiosity en la que REMS no ha intervenido.
Durante la presentación en el congreso de los datos preliminares de la estación española, también se han dado a conocer los primeros resultados de otro instrumento: DAN (Dynamic Albedo Neutrons). Se trata de un dispositivo que analiza la presencia de agua en el subsuelo gracias al efecto que tiene uno de sus dos elementos, el hidrógeno, sobre los neutrones.
La información que ha facilitado hasta ahora DAN parece indicar que el entorno de Curisosity podría ser más seco de lo esperado. "La predicción basada en mediciones anteriores con datos del orbitador Mars Odyssey era que el suelo del cráter tendría alrededor del 6% de agua, pero los datos muestran que solo es una fracción de eso”, ha explicado Maxim Mokrousov, del Instituto de Investigación Espacial de Rusia y diseñador principal del instrumento.
Una posible explicación para esta discrepancia podría ser que el contenido de agua varía bastante a lo largo de la superficie de Marte. Las regiones polares son las que tienen más agua, pero también es posible que haya variaciones locales significativas, incluso a escala de regiones concretas, como el cráter Gale.
Fuente: SINC
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