El desierto de Atacama en Chile es uno de los mejores lugares en la Tierra para entender las condiciones de extrema aridez de Marte y un terreno perfecto para explorar las estrategias de adaptación y supervivencia de los seres vivos en este tipo de ambientes. Áreas muy extensas de este desierto están cubiertas por mantos de rocas tipo ignimbrita, que son el producto de nubes ardientes asociadas a la actividad volcánica de la cordillera de los Andes.
La bioreceptividad –aptitud de cualquier material para ser colonizado por miroorganismos- de las rocas depende de las características físicas y químicas del sustrato rocoso. En el caso de las ignimbritas, su porosidad amortigua las fluctuaciones extremas de la temperatura y permite la retención de humedad después de los “extremadamente escasos” episodios de lluvia en el ambiente hiperárido de Atacama.
Además, el interior poroso de estas rocas volcánicas ofrece protección frente a la radiación ultravioleta y el exceso de luz visible, al tiempo que garantiza la existencia de luz para la fotosíntesis.
Científicos del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) de España, la NASA, la Universidad de Extremadura (España), la Universidad del Sur de California (EE.UU.) y del Instituto de Ciencias Agrarias (CSIC) han descrito por primera vez las comunidades microbianas presentes en rocas tipo ignimbrita del desierto de Atacama.
“Los resultados –publicados en la revista Icarus- podrían tener implicaciones para la búsqueda de vida en Marte debido a la abundancia de depósitos volcánicos que cubren la superficie de este planeta. Es más, se han identificado algunas rocas con características muy similares a las ignimbritas en el cráter Gale, el lugar de aterrizaje del Laboratorio Científico de Marte”, señala Jacek Wierzchos, investigador del MNCN, que añade “resulta tentador pensar que si el robot Curiosity identifica depósitos de ignimbritas, deberían ser cuidadosamente analizadas”.
Supervivencia extrema
Las comunidades endolíticas –que viven en el interior de las rocas- colonizan los poros de la roca entre uno y dos milímetros debajo de la superficie. La extremada aridez de este desierto limita las posibilidades de supervivencia a organismos con un elevado nivel de tolerancia a la desecación como es el caso de las primitivas cianobacterias Chroococcidiopsis sp., que han llegado a sobrevivir hasta dos meses en el laboratorio en ambientes completamente secos.
Los investigadores observaron que las cianobacterias Chroococcidiopsis de ignimbrita soportan más de nueve meses las condiciones de extrema aridez que se dan en el desierto de Atacama.
Además de permitir el metabolismo microbiano bajo condiciones extremas, “los poros e intersticios de las ignimbritas pueden convertirse en depósitos de biomarcadores tras la muerte de la colonia microbiana, y proporcionar información sobre la vida en el pasado”, apuntan los científicos.
Fuente: SINC
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