Ilustración artística de un planeta que orbita dentro del disco de polvo a partir del cual se formó alrededor de una estrella. Crédito: NASA/JPL-Caltech.
El modelo de acreción del núcleo
Hace aproximadamente 4.600 millones de años, el Sistema Solar era una nube de gas y polvo conocida como nebulosa solar. La gravedad hizo colapsar al material sobre sí mismo cuando comenzó a girar, formando al Sol en el centro de la nebulosa.
Con el surgimiento del Sol, el material restante comenzó a agruparse. Las partículas pequeñas se agruparon, unidas por la fuerza de gravedad, en partículas más grandes. El viento solar ‘barrió’ los elementos más ligeros, como el hidrógeno y el helio, desde las regiones más cercanas, dejando sólo los materiales rocosos más pesados para crear los mundos terrestres más pequeños como Venus. Pero en las regiones más lejanas, el viento solar tuvo un menor impacto en los elementos más ligeros, permitiéndoles unirse para formar gigantes de gas. De esta manera se crearon los asteroides, cometas, planetas y lunas.
El modelo de inestabilidad del disco
Aunque el modelo de acreción del núcleo funciona bien para los planetas terrestres, los gigantes de gas habrían necesitado evolucionar rápidamente para capturar la gran cantidad de masa de gases más ligeros que contienen. Sin embargo, las simulaciones no han sido capaces de dar cuenta de esta rápida formación. Según los modelos, el proceso tarda varios millones de años, más del tiempo que los gases ligeros estuvieron disponibles en el joven Sistema Solar. Al mismo tiempo, el modelo de acreción del núcleo enfrenta un problema de migración, dado que probablemente los planetas “bebés” caerían en espiral hacia el Sol en un corto periodo de tiempo.
Según una teoría relativamente nueva, la de inestabilidad del disco, los terrones de polvo y gas se unen temprano en la vida del sistema solar. Con el paso del tiempo, estos terrones se compactan lentamente en un planeta gigante. Estos planetas pueden formarse más rápido que aquellos que lo hacen por acreción del núcleo, algunas veces en unos pocos miles de años, permitiéndoles retener los gases más ligeros que se escapan velozmente. También alcanzan rápidamente una masa que estabiliza su órbita, impidiendo que se precipiten hacia el Sol.
Conforme los científicos continúen estudiando los planetas dentro del Sistema Solar y alrededor de otras estrellas, mejor comprenderán cómo se forman dichos cuerpos.
Fuente: SPACE
No hay comentarios:
Publicar un comentario