Ilustración artística de un volcán venusiano activo.
Gracias a los datos recogidos por la sonda Venus Express de la ESA a lo largo de seis años, se han detectado grandes variaciones en la concentración de dióxido de azufre en la atmósfera de Venus. Estos cambios podrían indicar una reciente actividad volcánica en el planeta.
La concentración de dióxido de azufre en la densa atmósfera de Venus es más de un millón de veces superior a la que encontramos en la Tierra. En nuestro planeta, prácticamente la totalidad de este acre y tóxico gas procede de las erupciones volcánicas.
La mayor parte del dióxido de azufre de Venus se encuentra escondido bajo la densa capa de nubes de su atmósfera, ya que la radiación solar destruye rápidamente estas moléculas.
Por este motivo, se piensa que el dióxido de azufre detectado en la atmósfera superior de Venus, muy por encima de su cubierta nubosa, tiene que haber sido inyectado recientemente desde cotas inferiores.
La superficie de Venus está cubierta por cientos de volcanes, pero la cuestión de si continúan activos en la actualidad sigue generando controversia, constituyendo un importante objetivo científico para la misión Venus Express de la ESA.
Esta misión ya ha descubierto pruebas que apuntan a una actividad volcánica reciente en una escala de tiempo geológico, es decir, en los últimos pocos cientos de miles o millones de años.
El análisis de la radiación infrarroja emitida por la superficie de Venus permitió identificar un volcán cuya cima presentaba una composición diferente a la de los otros volcanes en sus alrededores, lo que sugería que éste había entrado en erupción en el pasado reciente del planeta.
Un nuevo estudio ha analizado la variación de la concentración de dióxido de azufre en la atmósfera superior del planeta a lo largo de seis años, descubriendo nuevas pistas.
Nada más llegar a Venus en el año 2006, el satélite europeo registró un aumento significativo en la densidad media del dióxido de azufre en la atmósfera superior del planeta, seguido por un marcado descenso hasta valores casi diez veces más bajos a día de hoy.
La sonda Pioneer Venus de la NASA también había detectado un descenso similar durante su misión, en órbita a Venus de 1978 a 1992.
Por aquel entonces, se sugirió la hipótesis de que Pioneer Venus había llegado a tiempo para registrar el descenso del dióxido de azufre que había sido inyectado en la atmósfera por uno o más volcanes.
“Si ves que la concentración de dióxido de azufre aumenta en la atmósfera superior, sabes que algo lo ha llevado hasta ahí recientemente, ya que la radiación solar destruye estas moléculas en apenas un par de días”, explica Emmanuel Marcq, del laboratorio francés de investigación de la atmósfera LATMOS, y autor principal del artículo que presenta estas conclusiones enNature Geoscience.
“Una erupción volcánica podría haber lanzado el dióxido de azufre hasta estas cotas, pero este fenómeno también podría ser el resultado de las peculiaridades de la circulación atmosférica de Venus, que todavía no comprendemos del todo”, añade Jean-Loup Bertaux, coautor de esta publicación e investigador principal del instrumento de Venus Express con el que se ha realizado este estudio.
Venus tiene una atmósfera en ‘súper rotación’, que tarda sólo cuatro días terrestres en dar una vuelta completa al planeta, una velocidad vertiginosa teniendo en cuenta que Venus tarda 243 días en completar una rotación sobre su propio eje.
Esta intensa circulación atmosférica esparce el dióxido de azufre por todo el planeta, haciendo muy difícil identificar su origen.
El equipo de Marcq trabaja sobre la hipótesis de que si el aumento inicial de la concentración de dióxido de azufre es debido a la actividad volcánica, podría haber sido causado por un incremento gradual en la actividad de varios volcanes, y no por una única erupción de dramáticas proporciones.
“Por otro lado, teniendo en cuenta la tendencia similar detectada por Pioneer Venus, es posible que nos encontremos ante una variación periódica de la circulación atmosférica del planeta, que podría ser incluso más compleja de lo que hayamos podido imaginar hasta ahora”, concluye Marcq.
“Siguiendo las pistas dejadas por los gases traza en la atmósfera de Venus, estamos empezando a comprender la dinámica del planeta, lo que nos podría conducir hasta la prueba definitiva sobre su actividad volcánica”, comenta Håkan Svedhem, científico del Proyecto Venus Express para la ESA.
Fuente: ESA
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