Representación artística de polvo y cometas alrededor de la joven estrella Beta Pictoris vistos desde el borde exterior de su disco. (Foto: NASA / FUSE / Lynette Cook)
Los cometas, que arrastran tenues pero muy vistosas colas a través del cielo nocturno, son un hermoso subproducto de la formación de nuestro sistema solar, el gélido material sobrante de cuando, hace 4.600 millones años, los planetas se formaron a partir de acumulaciones de "escombros" rocosos.
Los cometas son muy abundantes en nuestro sistema solar, pero ¿lo son también en el resto de sistemas solares del universo?
El descubrimiento de seis probables cometas alrededor de otras estrellas (exocometas) sugiere que los cometas son tan comunes en otros sistemas planetarios como lo son en el nuestro.
El hallazgo lo ha hecho el equipo de Barry Welsh, de la Universidad de California en Berkeley, y Sharon L. Montgomery, de la Universidad de Clarion en Pensilvania.
De las diez estrellas de las que hay indicios de que poseen cometas a su alrededor, sólo se sabe de una que tenga también planetas. Sin embargo, teniendo en cuenta que todas estas estrellas cuentan con discos masivos de gas y polvo, parece lógico, por tanto, que posean también planetas, aunque todavía no se haya conseguido detectarlos.
Se sabe de bastantes estrellas que están rodeadas por discos de gas y polvo, y en una de las más cercanas, Beta Pictoris, se informó de la presencia de cometas en 1987. En 2009, unos astrónomos encontraron alrededor de Beta Pictoris un gran planeta, mayor que Júpiter. Posteriormente, en órbita a otras tres estrellas, incluyendo una descubierta por Welsh en 1998, se consiguió detectar cometas.
Sin embargo, tal como expone Welsh, la búsqueda de cometas en torno a otras estrellas se ha visto eclipsada y estancada por la de los planetas de otras estrellas, más espectacular. Welsh espera que esta situación cambie, y hará todo lo posible para que se dediquen más esfuerzos a buscar cometas de otros sistemas solares que los dedicados hasta ahora.
Detectar cometas puede parecer difícil, ya que, a fin de cuentas, estas bolas gigantes de nieve sucia suelen tener sólo entre 5 y 20 kilómetros de diámetro. Pero cada vez que un cometa se aproxima lo suficiente a su estrella, se calienta y experimenta una evaporación de materiales volátiles que resulta muy vistosa. Los cometas en esa situación, como el Halley cuando visita la zona interior del sistema solar, o como hará el muy esperado cometa ISON a fines de este año, generan una breve pero delatadora línea de absorción en el espectro de una estrella.
Los exocometas recién descubiertos orbitan en torno a estrellas muy jóvenes de tipo A, que tienen cerca de 5 millones años de edad, porque la técnica de detección de Welsh funciona mejor con ellas.
Información adicional
No hay comentarios:
Publicar un comentario