Ilustración del futuro telescopio gigante europeo E-ELT, en el cerro Armazones (Chile). / ESO
-España no se ha sumado aún al proyecto. El observatorio europeo, de 40 metros de diámetro, será el mayor del mundo y estará en Chile
-Los astrónomos piden al Gobierno que España participe
-Los astrónomos piden al Gobierno que España participe
Precisamente, pidiendo al Gobierno español que entre en la construcción del E-ELT se han manifestado este fin de semana casi 300 personas, en su mayoría astrónomos, en una carta abierta que recuerda que la ausencia en este proyecto supondrá “un retroceso irrecuperable” para la ciencia y la industria españolas. La carta argumenta que “si España no participa en la construcción del E-ELT, los investigadores, centros de I+D y empresas españolas no podrán participar en las actividades del proyecto ni optar a los contratos que el ESO otorgará para su construcción”. Y añade: “España, octava potencia mundial en astronomía, es en estos momentos el único gran país europeo que no ha suscrito el programa”.
Un portavoz de la Secretaría de Estado de Investigación (Ministerio de Economía) dijo ayer a EL PAÍS: “Seguimos sin una decisión definitiva. El compromiso es claro, se han invertido ya muchos millones desde 2006, pero estamos estudiando cómo concretar nuestra participación”. La cuota anual española al ESO es de 11 millones de euros.
Con casi 40 metros de diámetro, el E-ELT será el telescopio óptico e infrarrojo cercano más grande del mundo, mucho mayor que los de la generación actual, que rondan los ocho o diez metros, e incluso que los dos estadounidenses en proyecto: el Telescopio de 30 Metros, en Hawai, y el Telescopio Gigante Gemini (25 metros), en Chile.
“El E-ELT será la estrella de la astronomía mundial dentro de una década, con Europa liderando la exploración del universo desde tierra”, comenta el astrónomo español Xavier Barcons, presidente del Consejo del ESO. “Los países europeos, y España como el que más, llevan una década preparando la ciencia que se hará con el E-ELT y rompiendo barreras tecnológicas; ahora estamos listos para empezar a construirlo”.
Con ese gran ojo abierto al cielo, los astrónomos esperan poder observar planetas como la Tierra en órbita de otras estrellas, acceder a los primeros objetos que se formaron en el universo o estudiar la naturaleza y la distribución de la materia y la energía oscuras. Será a partir de 2012.
Las cuentas del telescopio están ahora claras. Algo más de 300 millones saldrán del presupuesto normal del ESO durante el período de construcción; el ingreso de Brasil podrá suponer, al menos, 300 millones más y las contribuciones específicas de los actuales países miembros para el E-ELT deben sumar 400 millones (aquí entran los 40 que España tendría que aportar para participar en el proyecto).
Además de la ciencia, también la industria española tiene intereses ya creados en el proyecto, impulsados por sus trabajos en las fases previas de diseño y prototipos. “España tiene un claro interés especialmente en la cúpula y en la estructura principal del telescopio”, dice el ESO.
El espejo principal del telescopio gigante E-ELT, de 39,3 metros de diámetro, no será una pieza única, sino que estará formado por 800 segmentos hexagonales de 1,4 metros de diámetro máximo cada uno y solo medio centímetro de grosor. En total formarán una superficie captadora de la luz de las estrellas de más de 1.100 metros cuadrados, frente a los 74 metros del Gran Telescopio de Canarias, de 10,4 metros de diámetro. El futuro observatorio europeo cubrirá un área del cielo de aproximadamente una décima parte del tamaño de la luna llena.
“El telescopio tiene un innovador diseño de cinco espejos que incluye una óptica adaptativa avanzada para corregir el efecto de las turbulencias atmosféricas y obtener imágenes 15 veces más nítidas que las obtenidas por el telescopio espacial Hubble”, aseguran los expertos del Observatorio Europeo Austral (ESO).
La estructura del telescopio pesará 3.000 toneladas, más 700 de los sistemas ópticos, mecánicos y electrónicos que deben desplazarse suavemente y con gran precisión al seguir los astros en el cielo. Es todo un reto de ingeniería que ha exigido años de trabajo de decenas de científicos e ingenieros hasta poner a punto el diseño final.
Para su ubicación, la ESO, ha elegido el cerro Armazones, dadas las condiciones óptimas del cielo allí. Con una altitud de 3.060 metros, el cerro está en la zona central del desierto chileno de Atacama.
“El telescopio tiene un innovador diseño de cinco espejos que incluye una óptica adaptativa avanzada para corregir el efecto de las turbulencias atmosféricas y obtener imágenes 15 veces más nítidas que las obtenidas por el telescopio espacial Hubble”, aseguran los expertos del Observatorio Europeo Austral (ESO).
La estructura del telescopio pesará 3.000 toneladas, más 700 de los sistemas ópticos, mecánicos y electrónicos que deben desplazarse suavemente y con gran precisión al seguir los astros en el cielo. Es todo un reto de ingeniería que ha exigido años de trabajo de decenas de científicos e ingenieros hasta poner a punto el diseño final.
Para su ubicación, la ESO, ha elegido el cerro Armazones, dadas las condiciones óptimas del cielo allí. Con una altitud de 3.060 metros, el cerro está en la zona central del desierto chileno de Atacama.
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