Volcán de Augustine, en Alaska. (Foto: Budd Christman, NOAA Corps)
Los resultados del estudio, realizado por un equipo de especialistas dirigidos desde la Universidad de Colorado en Boulder, Estados Unidos, en esencia exoneran a Asia, incluyendo a India y China, dos países que se estima que desde el año 2000 hasta el 2010, por su mayor quema de carbón, aumentaron sus emisiones industriales de dióxido de azufre en alrededor de un 60 por ciento. En su día, a ambas naciones se las responsabilizó en buena parte de ese efecto de enmascaramiento del calentamiento global.
El dióxido de azufre que se emite en la superficie de la Tierra y que asciende hasta una altitud de entre 19 y 32 kilómetros (de 12 a 20 millas), entra en una capa estratosférica de aerosoles donde las reacciones químicas crean partículas de agua y ácido sulfúrico que reflejan hacia al espacio la luz solar, enfriando el planeta.
Observaciones anteriores habían sugerido que el aumento desde el año 2000 en los aerosoles estratosféricos había contrarrestado hasta un 25 por ciento del calentamiento que los científicos atribuyen a las emisiones de gases de efecto invernadero causadas por la actividad humana. Este nuevo estudio, a cargo del equipo de Ryan Neely, indica que son las emisiones de volcanes pequeños y medianos las que han estado enlenteciendo el calentamiento del planeta.
Si bien los volcanes pequeños y medianos enmascaran parte del calentamiento causado por la actividad antropogénica, los volcanes más grandes pueden tener un impacto mucho mayor. Cuando el Monte Pinatubo en Filipinas entró en erupción en 1991, arrojó millones de toneladas de dióxido de azufre a la atmósfera, lo cual enfrió ligeramente la Tierra durante varios años.
En la investigación también han trabajado Jeffrey Thayer de la Universidad de Colorado en Boulder, Susan Solomon del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) en Cambridge, Jean Paul Vernier del Centro Langley de Investigación de la NASA en Hampton, Virginia, Catherine Alvarez, Karen Rosenlof y John Daniel de la NOAA (la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica), y Jason English, Michael Mills y Charles Bardeen del Centro Nacional para la Investigación Atmosférica en Boulder, todas estas entidades en Estados Unidos.
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