-Son topillos, ratones, tritones y caracoles
-Han sido sometidos a dos tipos de experimentos en la nave
-Los científicos estudiarán a los animales durante meses
Ocho campañoles (topillos) mongoles, 45 ratones, 15 tritones y 20 caracoles han aterrizado a bordo de la cápsula Bion-M en la región de Oremburgo, al sur de Rusia, después de haber pasado un mes en el espacio, informan agencias rusas.
En la misión, que duró 30 días, fueron sometidos a más de 70 diversos estudios biomédicos espaciales. Varios helicópteros y vehículos de rescate se desplazaron al lugar del aterrizaje donde estaba previsto instalar un laboratorio móvil a fin de preparar a los “turistas espaciales” para su traslado a Moscú.
Estaba previsto que la investigación médica comenzara este mismo domingo en el Instituto de Problemas Médico-Biológicos (IPMB), según ha revelado el propio director del instituto, Yevgueni Ilyín.
Numerosos científicos de distintos países como EE. UU., Francia, Kazajistán, Alemania y Ucrania esperaban la llegada de los animales del Bion-M para estudiar su estado de salud en el IPMB tras el viaje espacial.
Análisis de los experimentos espaciales
“Algunos animales serán trasladados a centros científicos extranjeros”, precisó Ilyín, quien agregó que el “análisis profundo” del “material biológico” durará mucho tiempo. “En lo que se refiere a los estudios sobre el impacto de la ingravidez sobre los genes, se tardarían meses”, dijo.
Los experimentos en la nave transcurrieron en dos etapas: la primera tenía como objetivo estudiar la influencia de la ingravidez sobre los procesos intracelulares de los animales, mientras la segunda analizó posibles alteraciones biológicas bajo el impacto de la radiación ionizante que proviene del espacio.
Otra de las metas del experimento fue comprobar la teoría de panspermia, una doctrina que sostiene que por todas partes hay gérmenes de seres organizados que no se desarrollan hasta encontrar circunstancias favorables para ello.
Con este objetivo, los científicos habían instalado, en el revestimiento de la cápsula, placas de basalto con huecos llenos de esporas de distintos tipos de bacterias.
Bion-M, equipado con decenas de cámaras de vídeo que permiten vigilar el estado de los animales y su adaptación a la ingravidez desde un centro de control terrestre, pesa 6,3 kilogramos, mientras el peso de los equipos científicos de abordo es de 900 kilogramos.
Fuentes : Rtve.es , EFE
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