Se ha descubierto una estructura rocosa con una mineralogía particular que discurre a lo largo de unos 29 kilómetros (18 millas) en el fondo del cráter Copérnico. Este cráter tiene 93 kilómetros de diámetro y está ubicado en el Mare Imbrium (Mar de las Lluvias), una cuenca situada en el sector norte de la cara visible de la Luna, en las coordenadas 10 grados de latitud norte y 20 grados de longitud oeste.
El Copérnico es uno de los cráteres mejor estudiados de la Luna. Pese a ello, el cuerpo rocoso con mineralogía distinta ha pasado desapercibido durante décadas. Ha sido detectado tras un análisis de los datos reunidos mediante observaciones en luz visible y del infrarrojo cercano por el instrumento M3 (por las siglas de su nombre en inglés, Moon Mineralogy Mapper), de la sonda espacial hindú Chandrayaan-1. Durante 10 meses del periodo 2008-2009 en órbita a la Luna, el M3 cartografió casi toda la superficie lunar.
Los depósitos minerales preexistentes en la Luna (sinuoso se derriten, encima) los impactos sobrevividos bastante poderosos derretir roca. Visible sólo en ciertas longitudes de onda, los depósitos no son detectables en la imagen de cráter (inset).
El equipo de Deepak Dhingra, de la Universidad Brown, en Providence, Rhode Island, Estados Unidos, se ha valido del hecho de que minerales diferentes reflejan la luz en diferentes longitudes de onda con intensidades variables. Al examinar dichas variaciones en esas longitudes de onda, es posible identificar los minerales.
En las imágenes obtenidas del cráter Copérnico por el M3, la estructura geológica apareció como un área que refleja menos luz en longitudes de onda de alrededor de los 900 y los 2.000 nanómetros. Este patrón denota una presencia significativa de minerales ricos en piroxenos de magnesio. En el resto del suelo del cráter, las lecturas indican un predominio de minerales ricos en hierro y piroxenos de calcio.
Eso significa que hay al menos dos composiciones minerales diferentes dentro del área que sufrió un proceso de fusión y posterior solidificación, una característica geoquímica de la que, en estas circunstancias específicas, no se conocía ningún otro caso en zonas lunares cuya corteza se derritió por un impacto.
No está claro cómo o por qué exactamente se formó esta anomalía geológica de la manera en que lo hizo, tal como reconocen los investigadores. Es un área para estudios futuros. Pero este ejemplo de que un proceso de fusión por impacto no siempre culmina con una mezcla más o menos homogénea de los minerales de la zona, ofrece una nueva perspectiva para los geólogos que estudian los cráteres lunares de impacto.
La estructura sinuosa parece llevar la "firma" mineralógica de las rocas que estaban presentes antes de que el impacto formase el cráter.
El cráter Copérnico visto desde las alturas. (Foto: NASA JPL / USGS)
Esto entra en conflicto con ideas sobre la geología lunar tenidas por ciertas desde hace mucho tiempo.
Los grandes impactos producen mares de lava que finalmente se enfrían y se transforman en roca sólida. Se suponía que en este proceso toda la materia pétrea fundida quedaría revuelta por la fuerza el impacto, mezclándose todos los tipos de roca en una masa única sin estructuras geoquímicamente distinguibles.
No obstante, esta estructura distintiva encontrada en el cráter Copérnico sugiere que la mineralogía preexistente no siempre se mezcla en una masa homogénea cuando se desencadena un proceso de impacto y fusión.
En el análisis de datos también han trabajado Peter Isaacson de la Universidad de Hawái, James W. Head III, de la Universidad Brown, y Carle Pieters, profesora de Ciencias Geológicas en la misma universidad y principal investigadora del instrumento M3.
Información adicional
Fuentes : Brown University
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