30 de agosto de 2013

A la conquista de la segunda luna de la Tierra

Fotografía del asteroide 3753 Cruithne (entre los dos guiones).

Cruithne es un asteroide que sigue una órbita similar a la de la Tierra y a una velocidad parecida en su trayectoria alrededor del Sol. Además, este asteroide está relativamente cerca y parece que ambos se persiguen, por lo que ha recibido el sobrenombre de "segunda luna" de la Tierra. Alcanzarla es el objetivo de una futura misión espacial con un concepto innovador que ha propuesto un investigador italiano.

Se trata de una propuesta económica para lanzar un satélite que viaje a este asteroide cercano a la Tierra. Entre las nuevas características de la misión está la idea de tener dos "nanoplataformas" independientes que se pueden implementar para llevar a cabo estudios científicos una vez que el satélite ha llegado a su destino. También conocido como asteroide 3753, Cruithne es un objeto cercano a la Tierra de cinco kilómetros de ancho. No presenta ningún riesgo de colisión con nosotros, porque el asteroide está bloqueado en una media de resonancia de 1:1 con respecto a la Tierra, lo que significa que los dos cuerpos tardan aproximadamente el mismo tiempo en completar una órbita alrededor del Sol, por lo que parece como si se estuvieran persiguiendo uno a otro. Visto desde la Tierra, a Cruithne se le ve desarrollar una órbita en forma de alubia, y en su punto más cercano a nosotros está a 12,5 millones de kilómetros, por lo que se ha ganado el sobrenombre de "segunda luna" de la Tierra.



Cruithne es de gran interés científico. Al igual que otros muchos asteroides pequeños, su composición debe todavía mantener su química original, sin maquillaje, sin alteraciones producidas por las altas presiones y temperaturas internas, por lo que podría aumentar nuestros conocimientos sobre cómo se formó el sistema solar. Sin embargo, a los efectos de diseñar un satélite para visitarlo, la gran inclinación orbital de Cruithne presenta un desafío particular para llegar hasta él. "El nuevo estudio propone un enfoque novedoso para las misiones de investigación de los asteroides cercanos a la Tierra basado en satélites pequeños y flexibles", dice el autor de la idea, Pierpaolo Pergola, un ingeniero aeroespacial de la Universidad de Pisa.

La eficacia de la misión proviene principalmente de la utilización de un sistema de propulsión iónica eléctrica. Este sistema utilizaría la energía generada a partir de paneles solares para producir y acelerar plasma de alta temperatura en dos propulsores, lo que permitiría a la nave viajar a altas velocidades manteniendo el consumo de combustible en unos ratios relativamente pequeños para una misión espacial de este tipo. Al ahorrar en propulsores, los costes de lanzamiento se reducen y el lugar del combustible se puede asignar a una mayor carga útil. "Esto es especialmente conveniente para una misión como ésta en la que el satélite debe alcanzar un destino", dice Pergola, explicando que en un sistema de propulsión química clásico, incluso con trayectorias más convencionales, los satélites necesitarían mucho más combustible.

El aumento de carga útil del proyecto se aprovecharía instalando dos nano-plataformas que podrían desplegarse cuando llegaran al destino, lo que permitiría llevar a cabo estudios detallados. Pergola explica que la candidata ideal para esto sería la CubeSats 2U (con unas dimensiones de 20 × 10 × 10 cm), la plataformas en miniatura que muchos investigadores están utilizando en los últimos años. A pesar de su tamaño, la CubeSats dispone de una amplia gama de aplicaciones - tales como acelerómetros, espectrómetros de masas o sondas de partículas - siendo más ligera y maniobrable. Usando además a la nave espacial principal como escudo contra la radiacion durante el viaje y como repetidor/amplificador de las un telecomunicaciones con la Tierra, el diseño de la misión superaría dos de los inconvenientes que tienen las CubeSats para investigaciones en el espacio exterior. 


Casi un año de viaje

Además, como la misión iría directamente desde la Tierra a Cruithne sin tener que usar otros astros como tirachinas en el camino, se ahorraría en tiempo de tránsito y complejidad, a la vez que se obtendría una ventana de lanzamiento altamente flexible. "En total, se espera que la nave espacial pese alrededor de 100 kg, y se cree que puede llegar a Cruithne en unos 320 días. Esta misión de estudio podría además ayudar a allanar el camino a otras misiones posteriores que tuvieran necesidad de aterrizar para sus exploraciones robóticas, como en el caso de las investigaciones mineras que ahora se están planteando", afirma Pergola.

Si bien esta interesante propuesta de misión espacial sin duda parece tener potencial, un viaje a Cruithne es muy hipotético actualmente. "Por el momento, esto es una prueba de concepto", explica Pergola, que afirma que ha recibido feedbacks positivos por parte de sus colegas y añade que "soy consciente de que hay un interés cada vez mayor en todo el mundo por el uso de las nanoplataformas de investigación en las misiones más exóticas, y ésta es una de ellas". Hasta ahora, sin embargo, Pergola no tiene una idea clara de todos los gastos relacionados con esta misión que ha descrito en Advances in Space Research.



Fuentes : ABC.es

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