El Vehículo Intermedio Experimental (IXV) se prepara para su prueba más importante en Cerdeña. “Una de las mayores dificultades es volver a entrar en la atmósfera”, dice Roberto Angelini, responsable de Thales Alenia Space, que ha construido el IXV.
Embarcan por la mañana temprano desde un puerto cerca de una base militar en Cerdeña. Soldados italianos e ingenieros espaciales van a hacer pruebas con el último vehículo espacial europeo que se ha construido.
Después de cortar el acceso a los pescadores y a los barcos tanto por el norte como por el sur, el vehículo espacial se prepara para entrar en acción. Hay muchas esperanzas puestas en este prototipo porque con él la Agencia Espacial Europea (ESA) abre un nuevo capítulo dentro de la tecnología de los vuelos espaciales. La idea es que una nave pequeña, de coste razonable que pueda acercarse a la órbita terrestre y aterrice en una zona específica de nuestro planeta.
Al tocar el mar, no se inflan los globos flotadores. Algo ha fallado. Media hora más tarde, el vehículo espacial vuelve a la base militar. Puede que los globos no se hayan inflado por una mala configuración de los sensores que detectan el impacto del agua. Al final el amerizaje fue más suave de lo previsto, como se confirma en una revisión posterior.
“El vehículo tiene una forma especial ( de planeador ). Durante el descenso, cuando el interacciona con la atmósfera, su propia forma es capaz de crear una fuerza de sustentación. Puede guiarse y descender hacia un punto más preciso, en comparación con una cápsula”, explica Angelini.
El año que viene está previsto que haga un viaje de ida y vuelta al espacio. Los ingenieros aseguran que estarán listos.
Fuentes : euronews
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