Según aseguraron este jueves los responsables del proyecto en una conferencia organizada por la ESA en Copenhague, el debilitamiento es mayor en el hemisferio occidental, aunque en otras áreas como el Índico sur se ha producido el fenómeno contrario.
Las medidas registradas por Swarm desde enero pasado confirman también el desplazamiento progresivo del Polo Norte magnético hacia Siberia.
Los expertos reunidos en Copenhague estimaron que en un plazo de entre 5.000 y 10.000 años habrá una inversión en el campo magnético, un fenómeno que se ha producido varias veces antes en la historia del planeta, la última hace 780.000 años.
Nils Olsen, uno de los científicos al frente del proyecto, calificó de "excelentes" los datos preliminares aportados por la misión, aunque resaltó a Efe que ha pasado "demasiado poco tiempo" para sacar conclusiones más amplias sobre las mediciones de la operación, que durará cuatro años, y sus aplicaciones.
Las alteraciones detectadas en los primeros resultados de Swarm están basadas en señales magnéticas del núcleo terrestre.
Para las próximas observaciones se incluirán también otras fuentes de medición como el manto, la corteza, los océanos, la ionosfera y la magnetosfera, lo que permitirá un mayor conocimiento de diversos procesos naturales.
La misión Swarm despegó del cosmódromo de Plesetsk (Rusia) en noviembre para estudiar los procesos en el interior de la Tierra, comprender mejor su campo magnético y por qué se está debilitando esta burbuja que protege el planeta de la radiación cósmica y las partículas cargadas que llegan a través del viento solar.
La misión, que usa tecnología europea y canadiense, tiene también como objetivo aplicaciones prácticas, como mejorar la precisión de los sistemas de navegación por satélite y la predicción de terremotos o hacer más eficaz la extracción de recursos naturales.
Los datos científicos -abiertos a toda la comunidad investigadora- se descargarán a través de la estación de seguimiento de Kiruna (Suecia) y se procesarán, distribuirán y archivarán en el Centro para la Observación de la Tierra de la ESA en Frascati (Italia).
Fuentes: El Universo, EFE
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