Ohio State University
El agujero negro había empezado ya a «devorar» la estrella cuando ésta consiguió liberarse
Un equipo internacional de astrónomos ha sido testigo directo de este acontecimiento raro y excepcional ocurrido a 650 millones de años luz de distancia
Un equipo internacional de astrónomos ha sido testigo directo de un acontecimiento raro y excepcional: la "fuga" de una estrella que había sido capturada por un enorme agujero negro. De hecho, el agujero negro había empezado ya a "devorar" la estrella cuando ésta consiguió liberarse.
Normalmente, pensamos en los agujeros negros como en enormes "depredadores espaciales" capaces de engullir estrellas enteras (o cualquier otra cosa que se ponga a tiro de su inmensa gravedad). Sin embargo, en algunas ocasiones una estrella ya "mordida" por un agujero negro logra escapar aunque, eso sí, tras haber perdido una jugosa porción de su masa. En este caso, el "mordisco" sufrido por la estrella tenía una masa equivalente a la del planeta Júpiter.
La estrella en cuestión se encuentra a unos 650 millones de años luz de distancia, en la dirección de la Osa Mayor. Pero los astrónomos de la Ohio State University que realizaron la observación no pudieron ver directamente la estrella, sino la luz emitida cuando el agujero negro empezaba a devorar a la presa que había caputado. La observación fue realizada con la red de telescopios All-Sky Automated Survey for Supernovae (ASAS-SN, que se pronuncia "assassin").
En un artículo que se publica en Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, los investigadores revelan que la estrella y el agujero negro se encuentran en una galaxia que está fuera del recién bautizado supercúmulo de Laniakea, del que nuestra galaxia, la Vía Láctea, forma parte.
Para entendernos, si Laniakea es nuestra "ciudad galáctica", el acontecimiento, cuya denominación técnica es "Evento de disrupción de marea" o TDE, por sus siglas en inglés, ha sucedido en las afueras del área metropolitana. Muy lejos de nosotros, es cierto, pero aún así el TDE más cercano jamás observado por la Ciencia y el que más oportunidades dará a los astrónomos para comprender cómo funcionan y se alimentan los agujeros negros supermasivos que hay en el centro de muchas galaxias.
El principal cometido del complejo ASAS-SN, que se encuentra en Hawái, es el de localizar supernovas cercanas. De hecho, ya ha encontrado más de sesenta. Pero entre sus misiones secundarias está también la de ayudar a determinar con qué frecuencia se producen TDEs en el universo cercano. Por eso, Krzysztof Stanek, coautor del estudio y profesor de Astronomía en la Ohio State University, se muestra sorprendido de haber encontrado uno el pasado mes de enero, apenas unos meses después de que los cuatro telescopios de ASAS-SN empezaran a facilitar datos.
En la «pata trasera» de la Osa Mayor
Para Stanek, el hecho de que el programa diera un fruto tan raro y tan rápidamente sugiere que quizá esta clase de eventos son más comunes de lo que piensan los astrónomos. "Encontramos uno nada más cruzar la puerta -afirma Stanek-. Por eso nos animamos a pensar que la media de TDEs podría ser superior a uno cada año o dos. Cualquiera podría decirnos que, sencillamente, hemos tenido suerte, pero cuando tienes suerte una y otra vez, es que hay algo que estás haciendo bien. Puede ser que el número de TDEs sea mayor de lo que la mayoría espera, lo que significa que podremos ver más en un futuro próximo".
Thomas Holoien dirigía las observaciones y el análisis de posibles TDEs cuando el evento empezó a producirse, el pasado 25 de enero. El suceso parecía estar localizado en la "pata" trasera izquierda de la Osa Mayor, justo entre las estrellas Alula Borealis y Praecipua. Holoien catalogó el objeto como ASASSN-14ae, pensando que se trataba de una supernova, aunque de una con un aspecto poco corriente. Pero su patrón de brillo terminó por indicar que se trataba de otra cosa muy diferente y pronto pudieron determinar que lo que estaban viendo era un TDE.
Basándose en la cantidad de energía liberada durante el evento, los investigadores calcularon que solo una parte relativamente pequeña de la estrella capturada (equivalente a la masa de Júpiter) había sido succionada por el agujero negro.
Según las teorías vigentes, los agujeros negros no consumen estrellas enteras muy a menudo, tal vez solo una cada entre 10.000 y 100.000 años. Pero con qué frecuencia los agujeros negros le dan un "bocado" a una estrella pasajera, es una cuestión muy diferente y que no tiene, por ahora, respuesta alguna. ASAS-SN podría ayudar a dar una respuesta.
Fuentes: ABC.es
Observan cómo una estrella «herida» escapa de un agujero negro
Investigación científica
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