Científicos localizan extraños acantilados en Mercurio

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Vista del planeta Mercurio desde la nave espacial «Messenger»


Las imágenes recogidas durante más de cuatro años por la nave espacial «Messenger» sirven para localizar estos accidentes geográficos, cuyo origen sigue sin aclararse 

Mercurio vuelve a sorprender: un patrón de acantilados gigantes y crestas en la superficie del planeta, que desafía cualquier explicación científica. Thomas Watters, un científico planetario del Museo Nacional del Aire y del Espacio de la Institución Smithsonian, es el principal autor de este trabajo realizado a apartir de imágenes de la nave espacial «Messenger», que se convirtió en la primera sonda en orbitar Mercurio.

Las imágenes que «Messenger» recogió durante sus más de cuatro años en órbita revelaron una amplia gama de grandes escarpes de fallas, o acantilados. Estos escarpes parecen escalones gigantes en el paisaje. Los más grandes tienen 1.000 kilómetros de largo y más de 3.000 metros de altura.

Estos escarpes se forman cuando las rocas se juntan y presionan hacia arriba a lo largo de fallas o fracturas en la corteza del planeta. El modelo más ampliamente aceptado del origen de estos escarpes es que son esencialmente las arrugas que se formaron en la superficie de Mercurioa medida que el núcleo del planeta se enfrió con el tiempo, encogiendo de tamaño. Investigaciones anteriores han sugerido que pudo contraerse entre 4 y 14 kilómetros de diámetro.

Si este fue el motivo, estos escarpes debeerían aparecer uniformemente sobre la superficie del planeta. Sin embargo, los científicos han encontrado ahora un patrón desconcertante de estos escarpes de falla. 


«Un verdadero misterio»

«Es un verdadero misterio», dijo a Space.com el autor principal del estudio Thomas Watters, un científico planetario del Museo Nacional del Aire y del Espacio de la Institución Smithsonian.

Los científicos analizaron comunes escarpes de falla en la superficie de Mercurio, de unos 50 kilómetros de largo. Inesperadamente, descubrieron que muchos escarpes están concentrados en dos bandas anchas que van de norte a sur y se encuentran en lados opuestos del planeta.

Una posible explicación de estas bandas podría estar en el flujo de roca caliente en el manto de Mercurio. Watters no se apunta a esta teoría: «Sin embargo, la magnitud de flujo en el manto de Mercurio es demasiado pequeña para explicar estas bandas, porque el manto de Mercurio no es muy grueso». 


Mayores concentraciones

Además, en el hemisferio sur del planeta se concentra el doble de grandes escarpes. Sobre un censo de 407 formaciones de más de 50 de largo que los investigadores analizaron, 264 se encuentran en el sur, que suman alrededor de 33.000 kilometros, mientras que 143 se encuentran en el norte, con 14.000 kilómetros acumulados

Watter añadió que «ninguno de los modelos que tenemos en la actualidad, puede dar cuenta de la cantidad desequilibrada de escarpes entre los hemisferios» y concluyó que todavía queda mucho por aprender del planeta.

Los investigadores continuarán analizando imágenes y datos de «Messenger» para arrojar luz sobre este misterio. Además, Watters señaló que la nave BepiColombo, que se lanzará en 2017, «puede ser capaz de darnos una mejor idea de la estructura global de la corteza de Mercurio». La nave espacial BepiColumbo es una misión conjunta de la Agencia Espacial Europea (ESA) y la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón (JAXA).

Mientras que la superficie de la Tierra está formada por múltiples placas tectónicas, Mercurio sólo tiene una: «Mercurio es ideal para investigar cómo evolucionan los planetas de una sola placa», dijo Watters. Los hallazgos se han publicado en la revista Geophysical Research Letters.



Fuentes: ABC

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