Enormes filamentos de materia cruzan la Vía Láctea

ESA/Herschel/PACS/SPIRE/Ke Wang
Filamento G49 observado por el observatorio espacial Herschel. Tiene 80.000 masas solares y mide unos 280 años luz.


ESA/Herschel/PACS/SPIRE/Ke Wang
Filamento G64. Tiene unas 5.000 masas solares y mide 170 años luz de extremo a extremo, con un diámetro de 9 años luz.

 
Tres nuevas imágenes obtenidas por el telescopio espacial Herschel, de la Agencia Espacial Europea, revelan estructuras que pueden ser el «embrión» de los semilleros de estrellas


Tres nuevas imágenes obtenidas por el telescopio espacial Herschel, de la Agencia Espacial Europea, revelan una serie de enormes e inesperados «filamentos de materia» en el interior de nuestra galaxia. Constituidos principalmente por gas y polvo, estas estructuras muestran cómo se organiza la materia dentro de la Vía Láctea y pueden ser el «embrión» de los semilleros de estrellas.

Se trata de largos y delgados filamentos, que aparecen como cintas trenzadas entre sí y que cambian de forma a medida que el material del que están hechos se vuelve más denso y frío. Dos de ellos, además, parecen tener una «cabeza», como una agrupación mayor de materia, justo en el extremo de cada uno de los tenues hilos.

Con masas que pueden llegar a las decenas de miles de veces la de nuestro Sol, se trata de los filamentos más grandes y persistentes jamás observados en la Galaxia. Su longitud es enorme, de hasta cien años luz, con un grosor de unos diez años luz, y su distribución reproduce, aunque a escalas muy grandes, la distribución filamentosa de materia que el propio Herschel ha observado en detalle en las regiones más cercanas de formación estelar en la Vía Láctea.

A pesar de que el polvo es solo un ingrediente menor en la mezcla cósmica de la galaxia, puede brillar con fuerza en el infrarrojo, en el rango de las longitudes de onda submilimétricas. Y eso es lo que ha permitido que, por primera vez, los astrónomos hayan conseguido distinguir estos filamentos en toda su extensión. En las imágenes y en falso color, aparecen en rojo y amarillo.

Los filamentos están «salpicados» de nodos más brillantes y densos: incubadoras cósmicas donde las semillas de las futuras generaciones de estrellas empiezan a tomar forma. El resplandor azul y violeta de las manchas borrosas que adornan los filamentos revela bolsas de material más caliente, incendiadas por la feroz radiación liberada por las estrellas recién nacidas que todavía están incrustadas dentro de ellos.

Antes de este estudio, solo se conocían dos filamentos tan grandes como estos, pero los investigadores han conseguido esta vez demostrar que se encuentran por toda la galaxia. Los científicos creen que se trata de las primeras estructuras que se forman a partir del material interestelar disperso, material que empieza a juntarse para crear después nuevas generaciones de estrellas.
 
 
Fuentes: ABC.es

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