Treinta años del Challenger, el accidente que cambió la historia de la exploración espacial

Treinta años del Challenger, el accidente que cambió la historia de la exploración espacial
Este jueves 28 de Enero se cumplen treinta años de un accidente que hizo que la NASA se replantease la seguridad de las misiones espaciales y que le costó la vida a siete astronauta
Alas 11.39 de la mañana del 28 de enero de 1986 el mundo se paralizó conmocionado. Solo 73 segundos después de despegar en el Centro Espacial Kennedy en Florida, el Challenger estallaba en el aire y se desintegraba con sus siete tripulantes a bordo a causa de un fallo en uno de los cohetes propulsores. Los técnicos de la NASA, los familiares de las víctimas y los espectadores que seguían la partida del trasbordador desde Cabo Cañaveral o a través de las pantallas de televisión no podían dar crédito a lo que veían. Era la primera vez que Estados Unidos sufría un accidente mortal en un vuelo al espacio.

Este jueves se cumplen treinta años de una tragedia que hizo replantearse los métodos de preparación de las misiones espaciales y que aún hoy está muy presente en el día a día de astronautas e ingenieros. «La NASA cambió en muchos aspectos, incluyendo procesos de gestión más sólidos con una mayor supervisión y más posibilidades para las evaluaciones independientes», señala a ABC Allard Beutel, portavoz de la agencia espacial.

«En la NASA, tanto funcionarios como contratistas nos recordamos constantemente que debemos permanecer vigilantes -agrega-, de manera que nuestros astronautas puedan llevar a cabo sus misiones de forma segura».

Despegue del transbordador espacial desde el Centro Espacial Kennedy. 73 segundos después, se produjo su explosiónDespegue del transbordador espacial desde el Centro Espacial Kennedy. 73 segundos después, se produjo su explosión- NASA
El Challenger fue el segundo aparato del programa de trasbordadores en alcanzar el espacio en 1983 y aquel fatídico 28 de enero de 1986 se disponía a cumplir su décima misión. Entre sus tareas se incluía la recogida de datos del espectro ultravioleta del cometa Halley en su aproximación al Sol, pero la principal novedad era la participación entre sus tripulantes de Christa McAuliffe, de 37 años, profesora de un instituto de New Hampshire.

Era la primera vez que se incorporaba a una misión espacial un ciudadano particular e iba a realizar experimentos relacionados con cuestiones como las leyes de Newton, la microgravedad o el magnetismo, que se filmarían para emplearlos como material didáctico. La participación de McAuliffe había atraído precisamente una especial atención por parte de los medios de comunicación y de la sociedad hacia la misión y de ahí que la tragedia en que concluyó causó un mayor impacto.


Un país en estado de shock
A las cinco de la tarde, el presidente Ronald Reagan, que ese día tenía prevista su intervención para informar del estado de la nación, se dirigió por televisión a unos estadounidenses en estado de shock. «Nos hemos llegado a acostumbrar a la idea del espacio, pero quizás olvidamos que solo acabamos de empezar. Somos aún unos pioneros», reconocía Reagan, que, sin embargo, añadía que aquello no significaba el fin de la exploración espacial. «Habrá más vuelos de trasbordadores y más tripulaciones y, sí, más voluntarios, más civiles y más profesores en el espacio».

Tripulación del Challenger. La NASA les rinde homenaje este miércoles, junto a los caídos del Columbia y del Apolo 1Tripulación del Challenger. La NASA les rinde homenaje este miércoles, junto a los caídos del Columbia y del Apolo 1- NASA
Una comisión presidencial señaló una serie de recomendaciones para evitar nuevos accidentes, que la NASA implementó. Sin embargo, la tragedia volvería a golpear los corazones de los norteamericanos años después, en 2003, con el desastre del Columbia, en el que murieron otros siete tripulantes. (Accidente del Columbia en imágenes).

La NASA recordará hoy a las víctimas de los accidentes del Challenger y el Columbia, así como a las tres del Apolo 1, en un acto en el Cementerio Nacional de Arlington, en Virginia. «Hoy, su legado sigue vivo cuando la Estación Espacial Internacional cumple su promesa como símbolo de esperanza para el mundo y como trampolín del próximo paso de gigante en la exploración», señala Allard Beutel, quien concluye: «Les rendimos homenaje al hacer realidad los sueños de un mañana mejor y aprovechando los frutos de la exploración para mejorar la vida de la gente en cualquier sitio».
Fue uno de los peores accidentes en la historia de la astronáutica. Sus efectos todavía influyen en las decisiones de las agencias espaciales. 
Hoy hace 30 años que el transbordador espacial Challenger despegó de la base de Cabo Cañaveral en Florida.
Setenta y tres segundos más tarde la lanzadera espacial de la NASA explotó en el aire con sus siete tripulantes a bordo.
Para recordar ese momento y entender su importancia en la historia de la exploración espacial, Euronews ha hablado con Dominique Detain (DD) de la Agencia Espacial Europea y Lance Bush (LB) del Challenger Centre – Una Organización No Gubernamental de las familias de las víctimas. dedicada a la educación.


¿Cómo se enteró del accidente de Challenger?

DD “Trabaja de periodista en Guyana, como especialista espacial para un programa de la cadena pública RFÔ. Ese día yo estaba cubriendo una noticia en un río, en la selva. Recibí la información a través de los militares la Legión. Me dijeron que llamase urgentemente a la redacción porque había ocurrido un accidente espacial grave.

Entonces no había teléfonos móviles como ahora. Eran otros tiempos”.

LB “El 28 de enero de 1986 yo era un ingeniero novato recién entrado en la NASA. Mi misión era recopilar y analizar los diseños de los vehículos espaciales legendarios como Mercurio, Géminis y Apolo. Yo formaba parte del equipo que, en los primeros días del programa de la lanzadera espacial , se encargó de diseñar la próxima generación de vehículos espaciales.

Como ingeniero era consciente de la gran responsabilidad de nuestro trabajo, así como de las vidas que dependen de nuestras decisiones. El momento de la explosión me produjo una gran conmoción.

En la NASA todos tenemos un gran sentido del trabajo en equipo porque sabemos que el éxito y la vida de nuestros compañeros dependen el uno del otro “.



Footage of the disaster. Blast-off from 7m 18s

¿Cómo le impactó?
DD “Un sentimiento de tristeza inmenso, porque todos admiramos y todavía lo hacemos el trabajo y logros de los astronautas de la NASA en el espacio.

“El desastre puso fin al entusiasmo, tal vez un entusiasmo ciego, y recordó a todos que la seguridad en el espacio es crucial, por encima de cualquier problema técnico.T

“Había habido una helada en Florida, lo que es muy inusual, y la consecuencia fue el trágico accidente.”
LB “Para mí no era extraño que un familiar se te muera antes de tiempo, de una manera trágica, en un accidente. Por tanto, entiendo lo que eso tuvo que suponer para los familiares de los astronautas que viajaban a bordo, al igual que los niños que lo estaban viendo. Me alegro de que hoy pueda seguir colaborando en el legado de la tripulación, ayudando a sus familiares.”
¿Cómo afectó ese desastre a la exploración espacial en aquel momento?
DD “ Fue un shock para todos. En ese momento la NASA pensaba que podían enviar una lanzadera espacial cada mes. El desastre hizo que todos se dieran cuenta de que el transporte de astronautas al espacio no es algo que se deba dar por sentado.

También hizo que los ingenieros espaciales comprendiesen que no era una gran lanzar satélites y astronautas a al mismo tiempo y de forma sistemática.

Tras el accidente del Challenger no se envían astronautas a menos que sea completamente necesario”.

Las víctimas del desastre. NASA
Cuando ocurrió el accidente no había Estación Espacial Internacional, ni viajes a la Luna, los astronautas se mantenían en órbita durante un tiempo y luego regresaban a casa. Las misiones estaban encaminadas a poner satélites en órbita como para sacarlos de ella.

LB “la tripulación y todas las personas que trabajaron en la misión 51-L del Challenger dedicaron su vida a la exploración en beneficio de la humanidad y en concreto, sirvieron de pioneros al esfuerzo global para inspirar a las futuras generaciones en STEM (Ciencia, Tecnología , Ingeniería, Matemáticas) estudios y carreras que luego les convertirán en científicos.

“Hoy, 30 años después, hemos atraído el interés de 4,5 millones de niños, gracias a la participación de los estudiantes de los 40 Centros de Challenger presentes en 27 estados y cuatro países. Cada día somos testigos de la transformación interior de estos jóvenes que tomarán el timón en el futuro. Aquí se les estimula para que puedan continuar por ese camino. En la actualidad contamos con viejos alumnos que hoy tienen un papel destacado en la investigación espacial”
¿Cómo reaccionó el público al desastre del Challenger?

DD“El accidente del Challenger fue realmente un shock porque ocurrió en directo en televisión”.
La NASA lo convirtió en una gran operación de relaciones públicas. Habían invitado a bordo a Christa McAuliffe, una profesora de 36 años. Era la primera vez que se subía un ‘pasajero’, una persona sin el título astronauta que se ponía en órbita. Tenía previsto dar lecciones desde el espacio. Hubo un fuerte despliegue mediático entorno a esto, para mostrar al mundo lo bonito que era el espacio’.

Hubo incluso quien utilizó el evento para hacer publicidad del día de antes del lanzamiento. La aseguradora que había cubierto el seguro de vida de Christa McAuliffe. Evidentemente, esto les pasó factura al día siguiente.

“La anécdota muestra el estado de ánimo antes de su puesta en marcha y lo inesperado del trágico desenlace.

En ese momento había una cierta “euforia” en torno a la exploración espacial, todo parecía ir sobre ruedas. El accidente del Challenger puso las cosas en su sitio y dio una visión más realista: la exploración espacial es siempre una aventura peligrosa. Que siempre asumimos riesgos cuando dejamos la gravedad terrestre para ir al espacio”.
¿Y cuales fueron las implicaciones a largo plazo para la exploración espacial?
DD “La comunidad espacial tuvo que revisar toda su estrategia después del Challenger.

Nos dimos cuenta de las “misiones de rutina” no existen. En este caso el fallo se debió a un pequeño problema, casi invisible en una junta del propulsor derecho. Hubo heladas en Florida la noche anterior al lanzamiento.

Mostró las ventajas de un programa como el Ariane de la Agencia Espacial Internacional, más barato y sin tripulación a bordo.

Aunque Ariane tampoco se benefició de la tragedia porque tuvo un fallo muy poco tiempo después. (El accidente del Ariane V-18 que perdió un satélite Intelsat).

Cuando lo miramos en perspectiva nos damos cuenta de que la NASA cometió un error poniendo todos sus esfuerzos en el programa de transbordadores. En Europa comenzamos a imaginar un sistema de lanzaderas pero lo abandonamos en los años 90, qiuizás en parte como consecuencia del Challenger, nos dimos cuenta que usar cápsulas espaciales era más barato y seguro.

Hoy los estadounidenses utilizan un sistema de cápsulas, el Soyuz ruso y están desarrollando su propio sistema de cápsulas, Orión. Se han dado cuenta de que es el modo más seguro de subir allí arriba. Menos cómodo, pero más seguro.

En aquel momento los transbordadores quedaron prácticamente paralizados y se revisó su uso. Sólo se utilizaban en misiones que no pueden llevarse a cabo sin astronautas a bordo.

El problema del Ariane, después del Challenger, se debió a una caída de presión en una bomba, fácil de detectar. En la ciencia espacial nunca conseguimos trabajar “en serie”, siempre hay una parte de riesgo.

Y eso es parte del encanto de este sector.
No puedes dar nada por sentado.
¿Y tú cómo recuerdas el accidente del Challenger?
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Fuentes: ABC , Euronews

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