Se cumplen 87 años del descubrimiento del pequeño mundo de las afueras del Sistema Solar. Los últimos hallazgos muestran que es un lugar tan sorprendente como lleno de secretos
Plutón es el nombre del dios romano del inframundo- NASA / Johns Hopkins University Applied Physics Laboratory / Southwest Research Institute
Después de meses de duro trabajo, el 18 de febrero de 1930 Tombaugh halló el que parecía ser el noveno planeta en el Sistema Solar.
Apenas se sabía nada sobre aquel mundo, pero cuando el Observatorio Lowell (Estados Unidos) anunció el hallazgo, los buzones se llenaron de cartas con las sugerencias para nombrar al nuevo habitante del Sistema Solar.
Se rechazó llamarlo Cronos, Zyxmal o Minerva, entre otras muchas propuestas. Al final ganó la propuesta que hizo una niña británica de 11 años aficionada a la mitología clásica, Venetia Burney, que quiso nombrar al planeta en honor al dios romano del inframundo. Y así nació Plutón. Curiosamente, pocos meses después de aquello Mickey Mouse se hizo amigo del perro Pluto (Plutón en inglés). Y en 1941 un nuevo elemento químico recibió el nombre de plutonio, antes de saltar por los aires con la primera bomba atómica.
Aquel nombre recordaba por una parte que este nuevo mundo era muy lejano y estaba en un lugar tan oscuro y frío como el inframundo. Y por otra, las letras «P» y «L» de Plutón hacían honor a Percival Lowell, un millonario de Boston aficionado a la astronomía que inició la búsqueda de este noveno planeta. Y que, por cierto, fundó el Observatorio Lowell que descubrió Plutón.
El escurridizo noveno planeta
La historia del noveno planeta comenzó en 1905, el año en que Einstein publicó su Teoría de la Relatividad. Por entonces, se había observado una anomalía en la órbita de Urano, que para Lowell podía ser el indicio de que más allá había un planeta enorme que tiraba de él. Así que solo faltaba buscarlo.
Los astrónomos descubrieron un tiempo después que Plutón era en realidad un mísero planeta enano y que no podía ser ese gigantesco noveno cuerpo. Por eso, ya en pleno 2017, los astrónomos siguen buscando al Planeta X, que supuestamente falta por descubrir en el Sistema Solar. Eso sí, ahora no se considera que haga falta este planeta para explicar las anomalías detectadas en Urano.
La historia del noveno planeta comenzó en 1905, el año en que Einstein publicó su Teoría de la Relatividad. Por entonces, se había observado una anomalía en la órbita de Urano, que para Lowell podía ser el indicio de que más allá había un planeta enorme que tiraba de él. Así que solo faltaba buscarlo.
Los astrónomos descubrieron un tiempo después que Plutón era en realidad un mísero planeta enano y que no podía ser ese gigantesco noveno cuerpo. Por eso, ya en pleno 2017, los astrónomos siguen buscando al Planeta X, que supuestamente falta por descubrir en el Sistema Solar. Eso sí, ahora no se considera que haga falta este planeta para explicar las anomalías detectadas en Urano.
Comparación de tamaños de la Luna (arriba), Plutón (abajo) y la Tierra- Tom Reding/WIKIPEDIA
Por eso hoy se sabe que es más pequeño que la Luna: tiene un diámetro de unos 2.300 kilómetros, mientras que nuestro satélite llega a los 3.474. Si se pudiera posar a Plutón dentro de Estados Unidos, veríamos que solo ocupa la mitad del ancho del país.
También se podría decir que Plutón es un planeta excéntrico, en el sentido astronómico de la palabra. Su órbita es como una circunferencia aplastada, y por eso se aleja mucho del Sol y sus años son muy largos. Este es el motivo por el que un año de Plutón dura lo que 248 años terrestres y por el que está 40 veces más lejos de la estrella que nuestro planeta.
También sabemos que Plutón no está solo. Puede que sea un mundo pequeño, pero está rodeado por cinco lunas. La mayor se llama Caronte (en honor al barquero del Hades), y tiene otras más pequeñas: Cerbero, Styx, Nix e Hidra.
Como puedes ver en el vídeo sobre estas líneas, las lunas de Plutón se mueven de una forma bastante peculiar. En vez de darle siempre la misma cara, giran sobre sí mismas y además basculan como peonzas. (Desde dentro hacia fuera, las lunas del vídeo son: Caronte, Styx, Nix, Cerbero e Hidra, que es la que gira como si estuviera borracha). Para complicar más el panorama, resulta que las lunas de Plutón giran en un plano perpendicular al de su órbita respecto al Sol.
¿Qué se encontraría un astronauta? Fantasmagórico aspecto de la superficie de Plutón, visto desde la nave «New Horizons»- NASA
Una persona podría dar brincos con facilidad para estirar las piernas. Pero no se encontraría con un clima muy agradable: la temperatura en Plutón ronda los 230 grados bajo cero, muy por debajo de cualquier destino veraniego.
Lo bueno es que las jornadas de Plutón son muy largas: duran lo que seis días y medio de la Tierra. Gracias a eso, los astronautas tendrían tiempo y una escasa luz para contemplar las montañas, de cientos de metros de altura, valles, planicies, cráteres y glaciares. Eso sí, no podrían usar ninguna brújula, porque Plutón no tiene campo magnético.
Otra de las atracciones de este remoto rincón del Sistema Solar es su atmósfera, que a veces tiene el aspecto de una fantasmagórica neblina. Aparece cuando el Sol incide sobre la superficie, pero se congela cuando llega la oscuridad. No se debe respirar. Está compuesta por un cóctel poco recomendable de nitrógeno, metano y monóxido de carbono.
Plutón mostró sus encantos a los científicos. Tiene una gran variedad de paisajes, como montañas, valles, criovolcanes y llanuras. En general es más anaranjado que Marte, pero tiene una amplia paleta de colores Hay zonas de color naranja oscuro y otras negras como el alquitrán.
También hay claras evidencias de actividad geológica y de calor en su interior. Parece que bajo la corteza de hielo de Plutón haya un océano de entre 100 y 180 kilómetros de profundidad, y bajo este un núcleo rocoso.
Esto ocurre a causa de las variaciones de temperatura y presión de su interior, y se parece ligeramente a lo que ocurre dentro en una cacerola con agua hirviendo.
En 1992 los astrónomos comenzaron a descubrir miles de cuerpos helados y pequeños planetas en el vecindario de Plutón, una enorme región que luego se conoció como cinturón de Kuiper. Mucho más cerca de la Tierra, se empezó a descubrir grandes objetos en el cinturón de asteroides, como Ceres, Pallas, Juno y Vesta, que tenían la entidad de pequeños planetas.
La «puñalada» a Plutón no tardó en llegar. En 2001 el Museo Americano de Historia Natural de Nueva York le sacó de la lista de planetas del Sistema Solar, lo que provocó un auténtico revuelo. En 2005 se descubrió un supuesto planeta llamado Eris y que era mayor que Plutón.
El 24 de agosto de 2006, la Unión Astronómica Internacional (UAI) tomó cartas en el asunto y decidió por fin cuáles debían ser las características de un objeto para ser considerado como planeta. Así que ese día Plutón fue oficialmente eliminado como planeta y considerado desde entonces como planeta enano. Una categoría ocupada por docenas de objetos.
¿Por qué se «asesinó» a Plutón? Según la UAI un planeta es un cuerpo que orbita el Sol, que tiene una gravedad tan grande como para darle una forma casi esférica y que además domina el vecindario de su órbita como para haberlo limpiado de otros cuerpos. Pues bien, Plutón falla en el tercer punto. (Nota: la Tierra no ha limpiado el vecindario de su órbita, porque la Luna está presente. Pero es un planeta porque tiene una masa enorme en comparación con su satélite, cosa que no pasa con Plutón).
Lo cierto es que la decisión sigue siendo polémica hoy en día. Hoy en día hay científicos, entre ellos, el primer investigador de la misión «New Horizons» de la NASA a Plutón, que siguen criticando esta nueva clasificación.
Pero no es todo negativo para Plutón. Este es hoy en día uno de los mayores cuerpos del cinturón de Kuiper. Su nombre bautiza a los mundos enanos que están más allá de Neptuno, y que se llaman plutoides. Entre ellos está Eris, Haumea y Makemake, por ejemplo.
Pero no solo eso. También se han encontrado precursores de vida en cometas, esta misma semana se encontraron ingredientes básicos para la vida en Ceres, un mundo enano del cinturón de asteroides.
Hasta Plutón, un remoto y enano mundo de las afueras del Sistema Solar podría albergar vida. Cada vez está más claro que tiene un enorme océano bajo la superficie, viscoso y rico en amoniaco. Así que podría ser posible que hubiera formas de vida, aunque eso sí, totalmente distintas a las terrestres.
Se ha sugerido que estas serían muy primitivas y exóticas, y algunos científicos han resaltado la necesidad de explorar Plutón otra vez en el futuro para averiguar más sobre la geología del planeta y si esta podría favorecer algunas formas de vida. Allí fuera, a unos 5.900 millones de kilómetros de la Tierra, Plutón todavía esconde en su interior increíbles secretos.
Fuentes: ABC
No hay comentarios:
Publicar un comentario