Un géiser es un tipo especial de fuente termal que emite periódicamente una columna de agua caliente y vapor al aire. Los géiseres son bastante raros, requiriendo una combinación de agua y calor y fortuitas cañerías que sólo se da en pocos lugares de la Tierra. Sin embargo, no son un fenómeno exclusivo de nuestro planeta: se han observado también en Encédalo, la luna de Saturno.
En 2012, el telescopio espacial Hubble, también de la NASA, había sugerido la existencia de plumas en la luna de Júpiter. En hidrodinámica, una pluma es una columna de un fluido moviéndose a través de otro.
Esa información del Hubble también fue analizada de nuevo y demuestra que el depósito de agua líquida subterráneo de la luna de Júpiter está vertiendo columnas de vapor de agua sobre su corteza helada. Los resultados se han publicado en la revista Nature Astronomy.
Júpiter es el quinto planeta del sistema solar y se formó incluso antes que el Sol. Es 1.317 veces mayor que la Tierra y su órbita se sitúa aproximadamente a unos 750 millones de kilómetros del Sol.
Europa es el sexto satélite natural de Júpiter en orden creciente de distancia y el más pequeño de los cuatro satélites descubiertos por Galileo en 1610. Europa está compuesta principalmente por silicatos, tiene una corteza de hielo de agua y un probable núcleo de hierro y níquel. Cuenta con una tenue atmósfera compuesta de oxígeno, entre otros gases.
En 2014, la NASA informó de actividad geológica en Europa, la primera detectada en otro mundo distinto de la Tierra. En 2015, varios científicos anunciaron que la sal marina del océano subterráneo de Europa podía estar cubriendo algunas características geológicas de la luna de Júpiter, lo que sugiere que el océano está interactuando con el fondo del mar. Esto, se dijo entonces, podría ser importante para determinar si el satélite de Júpiter reúne condiciones para la vida.
Al igual que Encélado, la luna de Saturno, que también tiene geiseres, Europa es uno de los lugares más prometedores para la búsqueda de vida extraterrestre en nuestro sistema solar, señala ahora la NASA a partir de la información recuperada de 1997, cuando Galileo se acercó a sólo 206 kilómetros de la superficie del satélite de Júpiter.
En la rueda de prensa en la que los científicos de la NASA han anunciado el descubrimiento, explicaron que cuando la sonda Galileo sobrevolaba Europa aquel año, había detectado una ligera distorsión, pero importante, del campo magnético, así como un aumento rápido de la densidad del plasma, o gas ionizado, que atravesaba la nave espacial.
Las simulaciones informáticas han demostrado ahora que un geiser de más de 100 kilómetros de altura estaba emergiendo de una región relativamente caliente de la superficie de Europa, y que este fenómeno es el que explicaba las distorsiones del campo magnético y el aumento de la densidad del plasma por encima del geiser.
La NASA aventura que este descubrimiento abre la vía a destinar otras misiones espaciales para explorar en el futuro la luna de Júpiter. Europa Clipper, otra misión de la NASA, está previsto que sea lanzada la próxima década para descubrir si la luna de Júpiter podría albergar algún tipo de vida.
Otra misión, llamada Jupiter Icy Moons, está previsto que sea lanzada por la Agencia Espacial Europea (ESA) en la misma época, para sobrevolar Europa y otras lunas de Júpiter como Ganimedes y Calisto.
Teniendo en cuenta la demostración de plumas descubiertas hasta ahora, existen muchas posibilidades de que las nuevas misiones espaciales puedan obtener medidas directas de las plumas eyectando materiales del océano subterráneo hacia el espacio, lo que facilitará informaciones importantes para evaluar el potencial de vida en Europa, concluyen los científicos.
Fuentes: tendencias21
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