(Foto: Colin Boyle)
El pingüino emperador es apenas una del millón de especies que están en peligro en todo el planeta
Las principales causas obedecen a la sobreexplotación de los recursos por parte del hombre: sobrepesca, mal uso del suelo y generación de gases de efecto invernadero. Como si se tratara de una tormenta perfecta, a estos problemas se suma el cambio climático.
Ayer se conoció un estudio científico en la Antártida acerca de los problemas del pingüino Emperador para reproducirse y se pudo ver cómo una cantidad de crías murieron a causa del derretimiento de los hielos. Aunque no pueda relacionarse esta situación directamente con el cambio climático, los expertos encienden las alarmas porque esta especie, tan dependiente de los hielos, puede empeorar aún más su situación.
El estudio científico del British Antartic Survey explica que este continente sufre una fuerte crisis relacionada con la reproducción del pingüino. "El hecho de no criar pichones durante tres años consecutivos está asociado con cambios en las condiciones locales de los hielos marinos. Los pingüinos emperadores necesitan hielo marino estable para reproducirse, y esta plataforma helada debe durar desde abril, cuando llegan las aves, hasta diciembre, cuando sus polluelos huyen", sostiene el reporte.
"Durante los últimos 60 años las condiciones de hielo marino en el sitio de Halley Bay han sido estables y confiables. Pero en 2016, después de un período de tiempo anormalmente tormentoso, el hielo marino se rompió en octubre, mucho antes de que cualquier polluelo del emperador hubiera huido. Este patrón se repitió en 2017 y de nuevo en 2018 y llevó a la muerte de casi todos los polluelos en el sitio cada temporada", advierten los expertos.
"Hemos estado rastreando la población de esta y otras colonias en la región durante la última década usando imágenes satelitales de muy alta resolución. Estas imágenes han mostrado claramente el catastrófico fracaso reproductor en este sitio en los últimos tres años. Incluso teniendo en cuenta los niveles de incertidumbre ecológica, los modelos publicados sugieren que el número de pingüinos emperadores va a disminuir drásticamente, perdiendo entre el 50 y el 70% de su número antes de finales de este siglo a medida que las condiciones del hielo marino cambien como resultado del cambio climático", indicó Peter Fretwell, autor del reporte.
Pero no solo esta especie corre peligro. Desde el lunes, representantes de 130 países miembros de la Plataforma Intergubernamental Científico-normativa sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES) se reunirán en París para examinar las conclusiones de un reporte de tres años de trabajo científico.
Según el último proyecto de resumen obtenido por una filtración de AFP, "varias pruebas independientes señalan una aceleración rápida, inminente de los niveles de extinción de especies, entre decenas y centenares de veces más elevada que el promedio de los últimos 10 millones de años".
De los 8 millones de especies estimadas en el planeta, entre estas 5,5 millones de especies de insectos, "entre medio millón y un millón de especies estarán amenazadas de extinción, muchas de ellas en las próximas décadas", según el texto, cuya formulación puede cambiar según los debates en el seno de la IPBES.
Estas proyecciones corresponden a las advertencias de muchos científicos que estiman que la Tierra entró en la sexta "extinción masiva", la primera atribuida al hombre, y que ya hizo desaparecer al menos a 680 especies de vertebrados en los últimos 500 años.
Agricultura y pesca
El informe está parcialmente basado en el análisis de especies muy estudiadas, sobre todo los vertebrados, y advierte de que pesan "incertidumbres" sobre otras menos conocidas, como los insectos.
La desaparición de esta biodiversidad no solo afectará la naturaleza. Alimentos, energía, medicamentos están incluidos: los beneficios que los hombres "obtienen de la naturaleza son fundamentales para la existencia y la riqueza de la vida humana en la Tierra y la mayoría de estos no son totalmente reemplazables", según el borrador. Por ejemplo, más de 2.000 millones de personas dependen de la madera como fuente de energía, 4.000 millones utilizan la medicina natural y el 75% de los cultivos en el mundo requieren ser polinizados por insectos.
El uso de la tierra y los océanos (agricultura, explotación forestal, minas) y la explotación directa de recursos (pesca, caza) son los primeros responsables de esta brutal situación. Y se combinan con el cambio climático, la contaminación y las especies invasoras, cuyo impacto es "hoy en día relativamente menos importante", pero "se acelera".
"Si queremos un planeta sostenible beneficioso para las comunidades en el mundo, debemos cambiar de trayectoria en la próxima década, como sucede igualmente con el clima", subrayó Rebecca Shaw, científica en jefe de WWF (Fondo Mundial para la Naturaleza).
El informe estima por otro lado que tres cuartas partes de la superficie terrestre, 40% del entorno marino y la mitad de las fuentes de agua están "gravemente alteradas". Y las regiones más afectadas son aquellas en las que viven pueblos autóctonos especialmente dependientes de la naturaleza y las poblaciones pobres, que ya son las más vulnerables a los impactos del cambio climático.
Si se supera un umbral crítico de emisiones de gases de efecto invernadero, el ciclo del carbono de la Tierra se desestabilizará a partir de 2100 y provocará la desaparición de la mayoría de las especies del planetaCientíficos del Instituto Tecnológico de Massachusets (MIT) han pronosticado que el incremento de las emisiones de dióxido de carbono desde el siglo XIX puede provocar la temida sexta extinción masiva, un exterminio generalizado de las especies de los seres vivos en todo el mundo. El evento fatal dependerá de que una cantidad crítica de carbono, unas 310 gigatoneladas (es decir, 310.000 millones de toneladas), se introduzca en los océanos, lo que estiman que ocurrirá alrededor del año 2100 debido a la actividad humana. Esto no significa que la extinción vaya producirse un día después del cambio de siglo, sino que por entonces la Tierra entrará en lo que llaman «territorio desconocido». A partir de ahí, la catástrofe ecológica global se producirá en 10.000 años.
Daniel Rothman, profesor de geofísica del Departamento de Ciencias Atmosféricas y Planetarias y codirector del Centro Lorenz del MIT, ha identificado los «umbrales de catástrofe» en el ciclo del carbono. Si se superan, conducirían a un entorno inestable y, en última instancia, a la extinción en masa. La cifra límite calculada por él está en añadir 310 gigatoneladas de CO2 disuelto en los océanos, cantidad que se alcanzará, según los pronósticos del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático, en 2100.
«Esto no quiere decir que el desastre vaya a ocurrir el día siguiente», ha dicho Rothman en un comunicado. «Quiere decir que el ciclo del carbono entraría en un reino en el que ya no será estable, y que se comportaría de una forma que sería difícil de predecir». Lo peor es, tal como ha añadido el investigador, que este es precisamente el comportamiento que se asocia con una destrucción increíble en la Tierra: «En el pasado geológico, este tipo de comportamiento se asocia con las extinciones masivas».
Avisos desde el pasado
Rothman ha trabajado anteriormente en la extinción del Pérmico, la extinción más severa en la historia de la Tierra, en la que desaparecieron más del 95% de las especies marinas en todo el mundo a causa de un aumento masivo en los niveles de dióxido de carbono.
En esta ocasion quiso responder a la pregunta de si las emisiones actuales de este gas de efecto invernadero podrían tener consecuencias similares hoy en día. Pronto surgió el problema de comparar un evento geológico, que duró miles o incluso millones de años, con un fenómeno cuya duración no llega a los dos siglos en los que el planeta se ha industrializado.
Para tratar de comparar ambas cosas, ideó una fórmula matemática basada en principios físicos relacionados con el funcionamiento del ciclo del carbono. Este ciclo natural depende fundamentalmente del balance entre la fotosíntesis (la producción de azúcares y otras moléculas a partir de dióxido de carbono por parte de plantas y microbios) y la respiración (el conjunto de fenómenos desarrollados por los seres vivos que están encaminados a obtener energía y que producen dióxido de carbono).
Rothamn quiso comprobar si su fórmula funcionaba o no, así que la puso a funcionar con datos históricos ya recogidos. Analizó cientos de artículos de geoquímica ya publicados, e identificó 31 eventos en los últimos 542 millones de años en los que hubo un cambio significativo en el ciclo de carbono de la Tierra por causas naturales. Rothman midió la naturaleza y la duración de los cambios, y los asoció a la cantidad de CO2 que se disolvió en los océanos en aquellos momentos.
Así, encontró un umbral común a la mayoría de los 31 eventos. Casi todos fueron muy benignos y no pudieron desestabilizar el planeta. Lo escalofriante es que cuatro de las cinco extinciones masivas, que hicieron que el ciclo del carbono quedara fuera de control, sí que superaron este umbral.
El tiempo para evitar la catástrofe
A la vista de estos datos, el investigador calculó cuánto tiempo hará falta para llegar a este umbral en la actualidad. Según los datos del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC), esto ocurrirá a partir del año 2100.
Según las predicciones de Rothman, en esa fecha el ciclo del carbono del planeta estará cerca o ya más allá del umbral de la catástrofe. Entonces, el planeta se enfrentará a un territorio desconocido que ya ha atravesado en otras cinco ocasiones, pero será la primera vez en que la civilización humana pase por esta prueba. ¿Podría soportar la pérdida relacionada con una extinción masiva de los seres vivos del planeta?
«Debería haber formas de reduir las emisiones», ha propuesto un pragmático Rothman. «Este trabajo recuerda que debemos ser cuidadosos y apoya la idea de que debemos estudiar más el pasado para comprender el presente», ha propuesto.
La investigación de Daniel Rothman ha sido financiada por la NASA y la Fundación Nacional de Ciencia (NSF) de Estados Unidos.
Fuentes: Infobae, ABC
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