2 de abril de 2020

Con los humanos confinados, la naturaleza y los animales están regresando a sus espacios

Foto: Getty Images

Pájaros cantando, jabalíes caminando por la ciudad y delfines de regreso en las costas. El confinamiento ha dado vía libre a los animales, que disfrutan de la calma, y los humanos se toman más tiempo para observar la naturaleza. 


Compilación Animales regresan a las ciudades tras ausencia de humanos por #coronavirus


En los primeros días del confinamiento por el coronavirus, los habitantes de las grandes ciudades redescubrieron el canto de los pájaros. Se vieron jabalíes en Barcelona y a un puma silvestre deambulando por las calles desiertas de Santiago de Chile.


Un jabalí baja hasta la Diagonal de Barcelona aprovechando que la ciudad está vacía 

 En la carretera de Les Aigües, en Barcelona, muy cerca del núcleo urbano.

Un puma silvestre deambulando por las calles desiertas de Santiago de Chile.



Con la brutal caída de la presencia humana en las calles, los animales salvajes urbanos “tienen vía libre para pasear por las ciudades”, dice a la AFP Romain Julliard, director de investigación del Museo Nacional de Historia Natural de París.

Cita el ejemplo de los zorros. Estos animales “cambian su comportamiento muy rápidamente, cuando un espacio está tranquilo, van”, señala.

Los gamos descansan en la hierba fuera de las casas en una localidad en Harold Hill, Inglaterra.
Foto: Getty Images


Asimismo, los animales y las aves que viven en los parques urbanos, como los gorriones, palomas y cuervos, pueden abandonar su territorio habitual y “liberar espacio para otros animales”.

En cuanto a los pájaros, no es que haya más, sino que ahora se los puede escuchar cantar.

Algunos pájaros “dejan de cantar cuando hay ruido. Ahora vuelven a cantar”, explica Jérôme Sueur, especialista en acústica del Museo Nacional de Historia Natural. “El ruido también altera su comportamiento y genera estrés”, explica.

La desaparición de la cacofonía humana es “beneficiosa” para los animales, en plena primavera en el hemisferio norte.

El confinamiento de los humanos coincide, para ciertas especies, con el apogeo de la temporada de apareamiento.
Los cisnes y los patos nadan tranquilamente en el río Sena en París, Francia.
Foto: Getty Images


Es el caso del sapo común y de la salamandra moteada, que “muchas veces son atropellados cuando cruzan las carreteras”, explica Jean-Noël Rieffel, director regional de la Oficina Francesa de la Biodiversidad.

Las gaviotas de cabeza negra, que anidan en los bancos de arena del río Loira, en Francia, suelen ser perturbadas en tiempo normal. Pero ya no hay más caminantes, ni perros, ni canoas. Tampoco hay curiosos que molesten a los cervatillos.

En el Parque Nacional de las Calanques, cerca de Marsella, cerrado al público por el confinamiento, “la naturaleza y los animales están regresando a sus espacios naturales a una velocidad sorprendente”, dice su presidente Didier Réault.

“Las pardelas que solían anidar en los archipiélagos, en áreas altamente protegidas, ahora se están reuniendo en el agua”, explica.


Lo mismo ocurre con las plantas. Las orquídeas salvajes, protegidas, crecen a finales de abril/principios de mayo y a veces son recogidas por los caminantes, dice Jean-Noël Rieffel. Este año podrían crecer en paz.
En la ciudad, los céspedes florecen y ofrecen “recursos para abejorros, abejas y mariposas”, explica Romain Julliard.


Unos gansos en un estanque en Guwahati, India. Los animales están más tranquilos sin la presencia humana.Foto: Getty Images

Para el científico, “quizás el fenómeno más importante es que nuestra manera de ver a la naturaleza está cambiando: las personas confinadas se están dando cuenta de cuánto extrañan la naturaleza”.

Confinados en sus casas, las personas tienen más tiempo para observar la naturaleza desde sus ventanas o jardines.

La operación “confinados pero al acecho” de la Liga Francesa de Protección de las Aves incita “a la gente abrir sus ventanas, observar a los pájaros e identificarlos si pueden”, dice su presidente Allain Bougrain-Dubourg.

Sin embargo, el confinamiento de los humanos es una mala noticia para los animales que están acostumbradas a alimentarse de sus desechos.
Otro inconveniente es que se interrumpen las operaciones de ayuda a las especies en peligro de extinción o de lucha contra las especies invasoras, señala Loïc Obled, director general Adjunto de la Oficina Francesa de Biodiversidad.

También será necesario manejar de la mejor manera el fin de la cuarentena. “La gente querrá estar cerca de la naturaleza, pero un exceso puede ser desfavorable para la fauna y la flora”, advierte Jean-Noël Rieffel.


Las cabras de montaña toman el sol en los jardines de la Iglesia de la Santísima Trinidad en Llandudno, Gales. Tantos animales bajaron esta vez esta vez por la ausencia de personas.
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EFECTO CORONAVIRUS: En una Playa Desierta Nacieron Tortugas en Peligro de Extinción



Ocurrió en Brasil. Casi cien ejemplares de tortuga Carey fueron grabadas sobre la arena en plena pandemia.

Cuando el hombre retrocede, el animal avanza. Casi un centenar de tortugas marinas que están en peligro de extinción nacieron hace unos días en una playa de Brasil que está completamente desierta en medio de la pandemia de coronavirus.

En total fueron 97 huevos de tortuga carey que fueron depositados en la playa de Janga, en el norte del país vecino, cerca de Salvador de Bahía. Como los vecinos tiene prohibido juntarse en espacios públicos para evitar la propagación de la coronavirus, los únicos que pudieron presenciar el momento fueron trabajadores los trabajadores municipales.

En el video se ve a las pequeñas crías de tortuga cómo avanzan hacia al mar luego de haber salido de sus huevos.


Fuentes: ngenespanolargentina portal

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