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15 de octubre de 2013

CURSO DE INICIACIÓN DE ASTRONOMÍA (Parte 1) - Astronomía de Posición


CURSO DE INICIACIÓN DE ASTRONOMÍA 

(Parte 1) - Astronomía de Posición

ÍNDICE

1. Astronomía de Posición

1.1 Los movimientos de la tierra - La rotación

1.2 Los movimientos de la tierra - La precesión

1.3 La esfera terrestre

1.4 Coordenadas geográficas

1.5 Las coordenadas geográficas latitud y longitud

1.6 La esfera celeste

1.7 El sistema de coordenadas

1.8 Los objetos celestes y sus movimientos aparentes

1.9 El día sideral

1.10 Posiciones de la Estrella Polar según la latitud

1.11 El movimiento del Sol en la esfera celeste

1.12 El retorno cíclico de las estaciones

1.13 La eclíptica y el punto Aries

1.14 El Zodiaco

1.15 Las coordenadas astronómicas

1.16 Las coordenadas horarias o ecuatoriales locales

1.17 Las coordenadas ecuatoriales absolutas

1.18 Las coordenadas eclípticas





1. Astronomía de posición
1.1 Los movimientos de la tierra - La rotación

La Tierra, como los demás cuerpos celestes, no se encuentra en reposo, sino que está sujeta a más de diez movimientos. En este curso sólo vamos a estudiar los cuatro más importantes.

La rotación.- La Tierra cada 24 horas, exactamente cada 23 h 56 minutos, da una vuelta completa alrededor de un eje ideal que pasa por los polos, en dirección Oeste-Este, en sentido directo (contrario al de las agujas del reloj), produciendo la impresión de que es el cielo el que gira alrededor de nuestro planeta. A este movimiento, denominado rotación, se debe la sucesión de días y noches, siendo de día el tiempo en que nuestro horizonte aparece iluminado por el Sol, y de noche cuando el horizonte permanece oculto a los rayos solares. La mitad del globo terrestre quedará iluminada, en dicha mitad es de día mientras que en el lado oscuro es de noche. En su movimiento de rotación, los distintos continentes pasan del día a la noche y de la noche al día.
                                  
     
La traslación.- El movimiento de traslación es un importantísimo movimiento de la Tierra, por el cual nuestro globo se mueve alrededor del Sol impulsado por la gravitación, y en un tiempo de 365 días, 5 horas y 57 minutos, equivalente a 365,2422 que es la duración del año. Nuestro planeta describe una trayectoria elíptica de 930 millones de kilómetros, a una distancia media del Sol de 150 millones de kilómetros, ocupando el astro rey uno de sus focos, la distancia Sol-Tierra es 1 U.A. (una Unidad Astronómica es igual a la distancia promedia entre el Sol y la Tierra, es decir, 149.675.000 km).

Como resultado de ese larguísimo camino, la Tierra marcha por el espacio a la velocidad de 29,5 kilómetros por segundo, recorriendo en una hora 106.000 kilómetros, o 2.544.000 kilómetros cada día.La excentricidad de la órbita terrestre hace variar la distancia entre la Tierra y el Sol en el transcurso de un año. A primeros de enero la Tierra alcanza su máxima proximidad al Sol y se dice que pasa por el perihelio, y a primeros de julio llega a su máxima lejanía y está en afelio. La distancia Tierra-Sol en el perihelio es de 142.700.000 kilómetros y la distancia Tierra-Sol en el afelio es de 151.800.000 kilómetros.





 

1.2 Los movimientos de la tierra - La precesión

Los movimientos de rotación y traslación serían los únicos que la Tierra ejecutaría si ésta fuese completamente esférica, pero al ser un elipsoide de forma irregular aplastado por los polos la atracción gravitacional del Sol y de la Luna, y en menor medida de los planetas, sobre el ensanchamiento ecuatorial provocan una especie de lentísimo balanceo en la Tierra durante su movimiento de traslación. Este movimiento recibe el nombre de precesión o precesión de los equinoccios, y que se efectúa en sentido inverso al de rotación, es decir en sentido retrógrado (sentido de las agujas del reloj).

Bajo la influencia de dichas atracciones, el eje de los polos terrestres va describiendo un cono de 47º de abertura cuyo vértice está en el centro de la Tierra.

Este movimiento puede compararse con el balanceo de una peonza que, al girar su eje, oscila lentamente mientras se traslada por el espacio, algo parecido sucede con la Tierra.

Debido a la precesión de los equinoccios se dan las siguientes consecuencias:


1) La posición del polo celeste va cambiando a través de los siglos. Actualmente la estrella Polar (se llama así porque está cerca del Polo Celeste), a Umi, es una estrella que no coincide exactamente con el Polo Norte Celeste, siendo la distancia de la Polar al Polo de aproximadamente 1º, se irá aproximando hasta el año 2015 llegando a una distancia de 30', luego se alejará paulatinamente describiendo un inmenso círculo para volver un poco cerca de su posición actual después de transcurrir 25.765 años.

2) El desplazamiento de la retícula de coordenadas astronómicas (A.R. y d) respecto a las estrellas. El Punto Aries y las coordenadas de las estrellas varían continuamente. Aunque imperceptibles, estos desplazamientos son significativos en largos períodos de tiempo y requieren constantes correcciones de dichas coordenadas celestes para un año en concreto. Actualmente el patrón está establecido para el comienzo del año 2000.


3) El lento pero continuo deslizamiento que tiene lugar entre las constelaciones y los signos zodiacales, que vinculados a las estaciones siguen a la Tierra en su movimiento. Mientras que ahora, durante las noches invernales, observamos algunas constelaciones como Tauro y Géminis, el Sol se encuentra en las constelaciones estivales como Escorpio y Sagitario. Bien, dentro de 13.000 años en las noches de invierno se observarán a Escorpio y Sagitario mientras que el Sol se encontrará en las constelaciones como Tauro y Géminis, constelaciones que se habrán convertido en estivales. Veamos un dibujo de este movimiento.

Hay un segundo fenómeno que se superpone con la precesión, es la nutación, un pequeño movimiento de vaivén del eje de la Tierra. Como la Tierra no es esférica, sino achatada por los polos, la atracción de la Luna sobre el abultamiento ecuatorial de la Tierra provoca el fenómeno de nutación. Para hacernos una idea de este movimiento, imaginemos que, mientras el eje de rotación describe el movimiento cónico de precesión, recorre a su vez una pequeña elipse o bucle en un periodo de 18,6 años, y en una vuelta completa de precesión (25.767 años) la Tierra habrá realizado más de 1.300 bucles.

1.3 La esfera terrestre

Como los diámetros ecuatorial y polar son casi iguales, para resolver numerosos problemas de astronomía y navegación, se supone que la Tierra es una esfera denominada esfera terrestre.

Las coordenadas geográficas.- Son aquellas coordenadas que indican la posición del observador en la superficie terrestre. Estas coordenadas tienen gran importancia en navegación, ya que uno de los problemas fundamentales es obtener la situación, por ejemplo, de un observador o de un barco.

Antes de explicar estas coordenadas vamos a definir los puntos y líneas de nuestra esfera terrestre:

1.Eje y polos: la Tierra gira alrededor de un eje denominado Eje de la Tierra, o Eje del Mundo, o Línea de los Polos. A los extremos de este eje se llaman Polo Norte (PN) y Polo Sur (PS).

2.Ecuador: es el círculo máximo normal al Eje de la Tierra. Los polos están separados 90º del Ecuador. El Ecuador divide a la Tierra en dos semiesferas o hemisferios, llamados Hemisferio Norte y Hemisferio Sur, según el Polo que tienen en su centro.

3.Paralelos: son los círculos menores paralelos al Ecuador; hay infinitos paralelos pero tienen nombre especial los siguientes:

-Trópico de Cáncer: paralelo del Hemisferio Norte separado del Ecuador 23º 27'.
-Trópico de Capricornio: paralelo simétrico al Paralelo de Cáncer en el Hemisferio Sur, por tanto también separado del Ecuador a 23º 27'.
-Círculo Polar Ártico: Paralelo que se encuentra separado del Polo Norte 23º 27'.
-Círculo Polar Antártico: paralelo que está separado del Polo Sur 23º 27'.

La Tierra queda dividida por estos paralelos en cinco zonas que reciben diferentes nombres que veremos en la siguiente unidad didáctica.

1.4 Las coordenadas geográficas

Continuamos hablando de las coordenadas geográficas y en concreto de las zonas en las que queda dividida la Tierra por los círculos de los paralelos.

-Una zona tórrida: es la zona comprendida entre los paralelos de latitud 23º 27' Norte y 23º 27' Sur y que coincide con la máxima y mínima declinación del Sol, y por tanto, este astro alcanza grandes alturas en esta zona llegando a culminar en el cenit dos veces al año. Por ello, los rayos solares inciden casi normalmente sobre dicha zona y es la más calurosa.

-Dos zonas templadas: son las que están limitadas por los trópicos y los círculos polares. Allí, los rayos solares inciden más oblicuamente, nunca culmina el Sol en el cenit y al aumentar la latitud el Sol alcanza menos altura y, por tanto, la temperatura en esta zona es menos elevada que en la anterior.

- Las zonas glaciares: son las extremas comprendidas entre los círculos polares y los polos. Allí, los rayos del Sol inciden muy oblicuamente, calentando poco. En estas zonas los días y las noches tienen mayores duraciones, tanto mayor cuanto mayor es la latitud, hasta llegar a los polos en que la noche y el día tienen una duración de seis meses, aunque existen los crepúsculos que duran unos dos meses, nos referimos al Sol de Medianoche.

4. Meridianos: son los círculos máximos que pasan por los polos.

Entre los infinitos meridianos se distinguen especialmente el Meridiano del lugar, que pasa por un punto donde se encuentra el observador. Suponiendo que el observador está en el Oeste el meridiano es el PnOpsPn.

Los polos dividen a este meridiano en dos partes, la mitad que pasa por el observador (PnOPs) se llama meridiano superior, a la otra mitad se la denomina meridiano inferior. En general, cuando hablamos sólo de meridiano nos referimos al meridiano superior.

Primer meridiano: Es el meridiano que se toma como origen para medir las longitudes; actualmente es el Meridiano de Greenwich, llamado así por pasar por el observatorio de esa ciudad inglesa. Por lo tanto, es lo mismo hablar de primer meridiano que de meridiano de Greenwich. El meridiano de Greenwich también se divide en meridiano superior (PnGPs) y meridiano inferior que es la parte opuesta.

                                      

                                     

                                      
                                              
1.5 Las coordenadas geográficas latitud y longitud

Explicados estos círculos máximos podemos estudiar las coordenadas geográficas o terrestres "latitud" y "longitud".

Latitud: es el arco de meridiano contado desde el Ecuador al punto donde se encuentra el observador. Se representa por la letra f o por l. La latitud siempre es menor de 90º y se llama latitud Norte cuando el observador o el lugar se encuentra en el Hemisferio Norte y se llama latitud Sur cuando está en el Hemisferio Sur. En los cálculos a las latitudes Norte se les da signo positivo y a las latitudes Sur signo negativo. Los puntos que se encuentran en la misma latitud se encuentran en el mismo paralelo.

Colatitud: se llama así al complemento de la latitud (c= 90º - f), por tanto, es el arco de meridiano comprendido entre el observador y el polo del mismo nombre que la latitud.


                  
                                 
Longitud: es el arco de Ecuador contado desde el meridiano superior de Greenwich hasta el meridiano superior del lugar. Se cuenta menos de 180º, llamándose longitud Oeste (W) cuando, vista desde fuera de la Tierra y el Polo Norte arriba, el lugar queda a la izquierda del meridiano superior de Greenwich y longitud Este (E) cuando, en estas condiciones, el lugar queda a la derecha del meridiano superior de Greenwich. Podemos decir que los paralelos son los lugares geométricos de los puntos que tienen la misma latitud y los meridianos son los lugares geométricos de los puntos que tienen la misma longitud. Se representa por el símbolo L.

Conociendo las coordenadas geográficas ( f, L ) podemos situar el punto donde nos encontramos en la superficie terrestre. Para ello se toma en el Ecuador a partir del meridiano superior de Greenwich un arco igual a la longitud, si está el Polo Norte arriba, hacia la izquierda si es longitud Oeste o hacia la derecha si es longitud Este; en caso de tener el Polo sur arriba los sentidos son opuestos. Por el extremo de dicho arco trazamos el meridiano del lugar. Sobre este meridiano del lugar tomamos un arco igual a la latitud, el punto marcado corresponde a las coordenadas conocidas.


1.6 La esfera celeste

Los astros se encuentran diseminados en el espacio a distancias enormes de la Tierra y, además cada uno está a diferente distancia de los otros. Nos da la impresión de que es una esfera encontrándose todos los astros en su interior. Por estar los astros tan alejados, el observador desde la Tierra no aprecia que unos están más cerca que otros, sino que le parece que todos se encuentran a la misma distancia.

Para la resolución de la mayoría de los problemas de Astronomía se supone que esta apariencia es cierta, es decir, que todos los astros se encuentran en una gran superficie esférica de radio arbitrario denominada esfera celeste.

Uno de los puntos de mayor interés para el que se inicie en la afición de la Astronomía suele ser la orientación en la esfera celeste: cómo observar objetos cuya posición conocemos previamente a partir de un atlas, o deducir la posición aproximada del objeto que estamos observando, para identificarlo. Para localizar los objetos celestes necesitaremos un sistema de coordenadas. Conociendo las coordenadas del astro podremos identificarlo en el cielo, ya sea directamente mediante círculos graduados de nuestro telescopio o indirectamente mediante cartas celestes.

La localización de un objeto celeste en el cielo requiere únicamente conocer la orientación que debemos dar a nuestro telescopio, ya que para verlo no necesitamos saber la distancia a la que se encuentra. Por este motivo se introduce el concepto de esfera celeste: una esfera imaginaria de radio arbitrario centrada en el observador, sobre la cual se proyectan los cuerpos celestes.

Los sistemas de coordenadas que vamos a emplear en la esfera celeste serán parecidos a los utilizados para definir posiciones sobre la superficie terrestre: sistemas de coordenadas esféricas. En la superficie terrestre se emplea la longitud y la latitud terrestre.

Según el centro que se tome en la esfera celeste, existen tres clases de esferas:

1.Esfera celeste local (topocéntrica): Tiene por centro el ojo del observador. Es la que contemplamos, en un instante dado vemos una mitad de esta esfera, la que está sobre nuestro horizonte.
2.Esfera celeste geocéntrica: Tiene por centro a la Tierra.
3.Esfera celeste heliocéntrica: Tiene por centro el Sol.

1. 7 El sistema de coordenadas

Para la esfera celeste, daremos algunas definiciones que nos ayudarán a introducir los sistemas de coordenadas.

Si prolongamos la dirección de los polos terrestres tenemos el eje del mundo. Los puntos de intersección del eje del mundo con la esfera celeste constituyen los polos celestes, el polo que se halla encima del horizonte del Hemisferio Norte es el Polo Boreal, Ártico o Norte, que coincide con la estrella Polar; el otro se llama Polo Austral, Antártico o Sur.

El plano perpendicular al eje del mundo forma el ecuador terrestre, y su intersección con la esfera celeste forma el Ecuador celeste. El plano del ecuador celeste forma dos hemisferios celestes, el Hemisferio Norte o Boreal, y el Hemisferio Sur o Austral. Los planos paralelos al ecuador forman sobre la esfera celeste círculos menores denominados paralelos celestes o círculos diurnos.

La vertical del lugar es la dirección de la gravedad en dicho lugar y corta a la esfera celeste en dos puntos llamados cenit y nadir. El cenit es el situado por encima del observador y el nadir por debajo del mismo.

El horizonte del lugar es el círculo máximo de la esfera celeste, perpendicular a la vertical del lugar. El horizonte divide a la esfera celeste en dos hemisferios: el Hemisferio Superior o Visible y el Hemisferio Inferior o Invisible.


                                
                                             
A cada lugar le corresponderá un meridiano, que será el formado por eje del mundo y la línea ZN (cenit-nadir) del lugar. Todo plano que pasa por el eje del mundo forma sobre la esfera celeste unos círculos máximos denominados meridianos celestes. Cuando dicho meridiano pasa por el cenit y por los polos se llama meridiano del lugar.

La meridiana es la recta de intersección del plano del horizonte y del meridiano del lugar. La meridiana o línea norte-sur corta a la esfera celeste en dos puntos opuestos, el más próximo al polo boreal se llama Norte o septentrión y se designa con la letra N, mientras que el más próximo al polo austral se denomina Sur o Mediodía y se designa con la letra S. La recta perpendicular a la meridiana forma en la esfera celeste los puntos cardinales Este u Oeste, el primero se designa con la letra E, mientras que el último con la letra W.

A los círculos menores de la esfera celeste paralelos al horizonte se les denomina Almucantarates.El orto de un astro es su salida sobre el horizonte del lugar, y el ocaso de un astro es su puesta por el horizonte. El paso de un astro por el meridiano del lugar se llama culminación superior o paso por el meridiano.


1. 8 Los objetos celestes y sus movimientos aparentes

Según las apariencias, la Tierra parece estar inmóvil, mientras a su alrededor giran todos los cuerpos celestes aproximadamente en 24 horas.

Si se utiliza como origen de referencia el sistema topocéntrico, en el cual se considera a un observador ocupando el centro del Universo, se comprueba que el Sol, la Luna, los planetas y las estrellas giran alrededor nuestro.

Estos objetos celestes se ven moverse de Este a Oeste dando la sensación de que es la bóveda celeste la que está girando alrededor de la Tierra, cuando en realidad es la Tierra la que gira alrededor de su propio eje, en sentido Oeste-Este.

Si contemplamos las estrellas durante horas veremos un movimiento común sin cambiar la figura de las constelaciones.


Las estrellas que están hacia el Este, se elevan; las que están hacia el Sur se mueven hacia el Oeste, y las que están hacia el Oeste bajan hacia el horizonte hasta desaparecer. Solamente es la estrella Polar la que aparentemente no gira, pero en realidad si efectúa un giro completo, tan pequeño que a ojo desnudo nos parece que está quieta.


Tomando como punto fijo de orientación la estrella Polar, se reconoce que todo el movimiento común de las estrellas se realiza en un sentido contrario al de las agujas del reloj (sentido directo).

Si nos fijamos en el lugar que ocupa en el cielo una constelación dada a una hora determinada (por ejemplo la Osa Mayor a las 10 de la noche en la estación invernal), al día siguiente a la misma hora, no nos damos cuenta y nos parece que está en el mismo sitio, pero realmente cada día adelanta casi 4 minutos, es el denominado día sideral, cuyo valor es exactamente 23 horas, 56 minutos, 4.091 segundos), lo que equivale a un arco de 1º. Cada 15 días adelanta 1 hora, que equivale a un arco de 15º, entonces el aspecto del cielo ya no es el mismo, y a los seis meses, la Osa Mayor la encontraremos en la posición opuesta, llegando al mismo punto de origen otros seis meses después. Sucederá lo mismo con las demás constelaciones. Esto nos demuestra que la Tierra se desplaza alrededor del Sol y al cabo de un año vamos viendo las distintas constelaciones. Veamos en esta animación los movimientos aparentes de las constelaciones circumpolares alrededor del Eje del mundo o Polo Norte Celeste.


                                   
                                 
1.9 El día sideral
El día sideral es el tiempo transcurrido entre dos pasos sucesivos de una estrella por el meridiano del lugar y su duración coincide con el periodo de rotación terrestre. El día solar verdadero es el tiempo que separa dos pasos consecutivos del centro del Sol por el meridiano del lugar (su duración es de 24 horas). El Sol llega al sur aproximadamente cada día a las 12 horas del mediodía, pero una estrella llega a la misma posición cada día cuatro minutos antes que el Sol, y debido al movimiento de traslación el día solar verdadero es unos 4 minutos más largo que el sideral.

El hecho de que veamos distintas constelaciones en diferentes estaciones del año, es consecuencia del circuito del Sol en la esfera celeste. Sólo podemos ver estrellas en aquella parte del cielo que están lejos del Sol, y como que éste se mueve a través del cielo en dirección Este, cubre progresivamente unas constelaciones y deja ver otras.


En esta imagen se ve la consecuencia de la diferencia entre el tiempo sideral y el tiempo solar.

Por ejemplo, en junio el Sol está en aquella parte de la Eclíptica que atraviesa Tauro y, durante un par de meses, antes y después de esa fecha, la constelación está situada en el cielo iluminado. En diciembre, cuando el Sol se ha desplazado a la parte opuesta del cielo, Tauro luce brillantemente a medianoche en el sur del cielo. Esta traslación es consecuencia de la diferencia entre el tiempo sideral y el tiempo solar. En esta imagen veremos los rastros de las estrellas registradas en una toma fotográfica sin motor de seguimiento.


                                                   

1.10 Posiciones de la Estrella Polar según la latitud

Si el observador se encuentra en una latitud septentrional media, como por ejemplo España, podemos considerar que la latitud media es de 40ºN; la estrella Polar aparece a 40º por encima del horizonte norte. Vemos que las estrellas describen un movimiento a lo largo de su trayectoria (denominado movimiento diurno), unos cortan el horizonte del lugar de observación, de forma que las vemos salir, culminar y más tarde ocultarse. Las estrellas que distan menos de 40º del polo celeste nunca se pondrán, dichas estrellas no salen ni se ponen nunca, están siempre sobre el horizonte y siempre se ven, son las llamadas estrellas circumpolares siendo ejemplos típicos las constelaciones de Osa Mayor, Osa Menor, Casiopea, Draco, etc. El nombre "estrellas circumpolares" es relativo pues varía según la latitud el observador. Orientándonos hacia el horizonte sur, nos encontramos con que nunca podemos ver estrellas a menor distancia de 40º del Polo Sur, cuya declinación es de -50º. En la práctica, a causa de la atmósfera, el límite queda reducido.

Esto significa que, objetos más al sur como las Nubes de Magallanes y otros objetos celestes están perpetuamente escondidos a nuestra vista.

Si el observador se encuentra en el Polo Norte todas las estrellas describen círculos paralelos al horizonte, ninguna estrella sale ni se pone, es decir, nunca aparecen nuevas estrellas. La estrella Polar se encuentra en la cabeza del observador, en el cenit, que apunta hacia el eje terrestre. Vemos perpetuamente la mitad exacta de la esfera celeste, mientras que alguien situado en el Polo Sur tendría una visión análoga de la otra mitad de la esfera celeste.



Si el observador se encuentra en el Ecuador, podría ver que casi todas las estrellas describen círculos alrededor de la línea meridiana y todas las estrellas salen y se pone, excepto la Polar.

La Luna también da la impresión de que recorre un círculo perfecto alrededor de la Tierra. Además del movimiento común de la bóveda celeste la Luna está dotada de un movimiento propio de Este a Oeste. Podemos observar que cada hora se desplaza en casi la mitad de su diámetro, se pone unos 49 minutos más tarde cada día, o sea que se desplaza unos 13º cada día. En esta imagen podemos ver la trayectoria de las estrellas según la latitud.


Los planetas realizan un movimiento doble en la esfera celeste: por una parte, participan en el movimiento diurno de la bóveda celeste trasladándose de Este a Oeste, y por otro poseen un movimiento propio de Oeste a Este.

Si observamos y anotamos en un atlas estelar sus posiciones, podemos comprobar que los planetas se mueven en dirección Oeste-Este respecto a las estrellas que virtualmente parecen fijas. Pero su movimiento no es regular, sino que se interrumpe por periodos permaneciendo inmóvil por unos días, luego se mueve en dirección contraria, de Este a Oeste (denominado movimiento retrógrado), para posteriormente seguir su ruta normal, es decir la dirección Oeste-Este. Estos movimientos se deben a la combinación de la traslación de la Tierra y del planeta alrededor del Sol.


1.11 El movimiento del Sol en la esfera celeste


Los puntos del horizonte por donde sale (orto) y se pone (ocaso) el Sol varían constantemente en el transcurso de un año.                             
El 21 de marzo, fecha del equinoccio de primavera, el Sol sale por el Este y se pone por el Oeste. Al pasar los días, estos puntos van corriéndose hacia el Norte, primero rápidamente, luego lentamente, hasta el 21 de junio, fecha del solsticio de verano, en que el Sol alcanza su máxima altura.

A partir del 21 de junio, los puntos se alejan del Norte y se van acercando al Este y al Oeste, cuyas posiciones vuelven a ocupar el 22 o 23 de septiembre, equinoccio de otoño. Luego se acercan al punto Sur, hasta el 22 de diciembre, solsticio de invierno, del cual se alejan después. Transcurrido un año, vuelven a coincidir con los puntos Este u Oeste.

Si se construye un aparato denominado gnomon (constituye un importante instrumento de cálculo astronómico) que consta de una varilla colocada verticalmente en el suelo, es posible medir la distancia entre la sombra proyectada por dicha varilla y la longitud de la varilla. Mediante un sencillo cálculo trigonométrico utilizando la fórmula:

tang a = longitud varilla/longitud sombra



Se determina el ángulo a que nos da la altura del sol sobre el horizonte a cada instante.

A consecuencia del movimiento diurno, la sombra de la varilla se desplaza en el plano horizontal y cruza la línea norte-sur cuando el Sol pasa por el meridiano del lugar, eso ocurre al mediodía (es el momento en que el Sol alcanza su culminación superior y cuando está en el inferior se dice que es medianoche.

El 21 de diciembre, solsticio de invierno, la sombra de la varilla es máxima, al estar el Sol bajo en el horizonte, mientras que el 21 de junio, solsticio de verano, la sombra proyectada por la varilla es mínima, consecuencia de la máxima altura alcanzada por el Sol sobre el horizonte.


Un día antes de que el Sol atraviese el Ecuador el 21 de marzo su declinación es negativa, al día siguiente (21 de marzo) su declinación vale cero, en ese instante el Sol coincide con el Punto Aries. La duración del día sería igual a la de la noche. En los días posteriores la d del Sol es positiva, sigue subiendo hasta que su d alcanza +23º 27', estando el Sol en ese instante en el Solsticio de verano o Trópico de Cáncer. En el hemisferio norte ese día es el más largo del año y la noche es la más corta. A partir de ese momento la declinación del Sol empieza a disminuir hasta que nuevamente d = 0 el 21 de septiembre, coincidiendo con el paso del Sol por el Punto Libra, momento en que otra vez la duración del día es igual a la de la noche. Sigue disminuyendo la declinación, ahora con valores negativos, hasta el Solsticio de invierno o Trópico de Capricornio (21 de diciembre) alcanzando su declinación el valor d = -23º 27', época a la que le corresponden las noches más largas y los días más cortos.





1.12 El retorno cíclico de las estaciones

El eje de rotación terrestre se mantiene apuntando durante todo el año hacia una región concreta de la esfera celeste, caracterizada por la cercanía de la estrella Polar. Las estaciones tienen lugar porque el eje de la Tierra está inclinada 23º 27' con respecto al plano de su órbita.

Las estaciones varían de un extremo al otro del mundo. En las áreas mas templadas de los hemisferios norte y sur se reconocen cuatro estaciones (primavera, verano, otoño e invierno).

En los Polos Norte y Sur hay sólo dos estaciones (invierno y verano) mientras que en los países ecuatoriales y tropicales las estaciones se dividen en aquellos periodos en los cuales hay sequías o lluvia.

El solsticio es aquel instante en que el Sol se halla en uno de los dos trópicos.

Esto ocurre el 21 de junio para el Trópico de Cáncer y el 21 de diciembre para el Trópico de Capricornio. El solsticio de diciembre hace, en el hemisferio boreal, que el día sea más corto y la noche más larga del año; y en el hemisferio austral, la noche más corta y el día más largo. El solsticio de junio hace, en el hemisferio boreal, que el día sea más largo y la noche más corta del año; y en el hemisferio austral, el día más corto y la noche más larga.

El equinoccio es aquél instante en que, por hallarse el Sol sobre el Ecuador, los días y las noches son iguales en toda la Tierra; esto ocurre anualmente el 21 de marzo y el 22-23 de septiembre.

La latitud de los trópicos no puede ser otra que 23º 27'; al igual que la de los círculos polares es 66º 33'; es decir, 90º - 23º 27'.

La Tierra, en su movimiento anual alrededor del Sol, provoca distintos tipos de iluminación. Los dos extremos contrarios de iluminación terrestre son los solsticios de verano e invierno, siendo los equinoccios de primavera y otoño idénticos en cuanto a iluminación terrestre.

Solsticios y equinoccios totalizan los cuatro instantes en que anualmente se produce un cambio de estación. El cambio de una estación a otra, así como de un estado de soleamiento a otro no se produce de forma repentina; el mismo movimiento de rotación y traslación terrestre produce un cambio constante y gradual que acontece con el sucesivo transcurrir de los días, semanas y meses.

En las regiones cercanas a los polos, el 21 de marzo, el Polo Norte recibirá la luz del Sol, mientras que sobre el Polo Sur reinará la oscuridad durante unos seis meses. A cada rotación de la Tierra, el Sol permanecerá visible sobre el horizonte durante las 24 horas mientras que al día siguiente aparecerá más alto en el cielo. Tras alcanzar alrededor del 21 de junio su máxima altura sobre el horizonte, el Sol comenzará un lento movimiento de descenso, casi una espiral vista desde el polo, que nuevamente lo llevará al horizonte alrededor del 23 de septiembre. Durante los seis meses siguientes, la luz del Sol no caerá ya sobre el Polo Norte, siendo el Sur el que disfrutará de un prolongado día con unos seis meses de iluminación o soleamiento.


En una latitud intermedia, el 21 de marzo el Sol resultará visible durante 12 horas y otras tantas durante la noche. Entre los meses que van de abril a junio los rayos del Sol calentarán el suelo durante más de 12 horas y el astro aparecerá, en cada mediodía, cada vez más alto sobre el horizonte, hasta alcanzar el 21 de junio su máxima altura. Entre los meses de junio y diciembre, el Sol aparecerá, en cada mediodía, cada vez más bajo, el 23 de septiembre se encontrará en el equinoccio de otoño para continuar su movimiento descendiente hasta el 21 de diciembre que alcanza su mínima altura sobre el horizonte, pero al día siguiente vuelve a emprender su camino ascendente hacia un nuevo año.

En el Ecuador, día y noche siempre serán iguales durante todo el año.

Debido al movimiento del Sol en su órbita (es la Tierra alrededor suyo) sobre la eclíptica, y según la segunda ley de Kepler, su velocidad no es constante y esa variación da lugar a la desigual duración de las estaciones, ya que dicha velocidad será máxima en las cercanías del perihelio (punto más cercano al Sol a lo largo de una órbita) durante el 2 ó 3 de enero y mínima en el afelio (punto más alejado del Sol a lo largo de una órbita) el 2 ó 3 de julio.

La fecha de comienzo de las estaciones oscila en un periodo de dos días respecto al año trópico, entendido como el intervalo entre dos pasos consecutivos del Sol por el Punto Aries, dura 365,2422 días solares medios. La fracción de día (0,2422) que cada año se acumula es igual a seis horas, y cada cuatro años suma un día entero, éste se recupera en el año bisiesto, agregándolo a febrero y, por consiguiente se desplaza un día el comienzo de las estaciones siguientes. Veamos a continuación una representación gráfica del retorno cíclico de las estaciones.



1.13 La eclíptica y el punto Aries

La trayectoria que sigue el Sol en la esfera celeste recibe el nombre de Eclíptica. Esta trayectoria en la esfera celeste es un círculo máximo que forma con el ecuador celeste un ángulo de 23º 27' llamado inclinación del Sol u oblicuidad de la Eclíptica.

La denominación de Eclíptica proviene del hecho de que los eclipses sólo son posibles cuando la Luna se encuentra sobre la Eclíptica o muy próximo a ella, es decir en los llamados nodos.

En la Eclíptica destacan cuatro puntos importantes: el punto donde el Sol alcanza su altura máxima sobre el Ecuador del hemisferio norte, ocurre el 21 de junio y señala el día en que comienza el verano en el hemisferio norte, mientras que en el hemisferio sur el Sol alcanza el punto más bajo y señala el principio del invierno.

Siguiendo su curso aparente, el 22 de septiembre, el Sol corta al ecuador celeste en la posición del Punto Libra(W), que corresponde a la entrada del otoño en el hemisferio norte y el principio de la primavera en el hemisferio sur. Nuestro Sol continúa su carrera y el 21 de diciembre llega al punto más bajo del hemisferio norte señalando el principio del invierno y el más alto en el hemisferio sur indicando el principio del verano. Después el Sol remonta su camino hacia el hemisferio norte y cruza el ecuador celeste el 21 de marzo, iniciándose la primavera en el hemisferio norte y el otoño en el hemisferio sur. El Sol se encuentra en dicho día en el llamado Punto Aries (g). Por último, el Sol sigue su camino hasta alcanzar el punto más alto, el 21 de junio, con lo cual ha realizado un ciclo completo.


El Punto Aries o Punto Vernal.- Es la intersección del ecuador con la Eclíptica o el punto del cielo en que aparece el Sol en el instante del equinoccio de primavera, el 21 de marzo.



1.14 El Zodiaco

El Zodiaco.- es una zona limitada por dos planos paralelos a la Eclíptica, cuya distancia angular es 16 º . La palabra zodiaco procede el griego y significa "Casa de animales", por alusión a los nombres de las doce constelaciones. Todos los planetas (excepto Plutón) tienen órbitas cuya inclinación respecto de la Eclíptica es menor de 8º, por lo que dentro del zodiaco se mueven los planetas del Sistema Solar, así como los asteroides o planetas menores.

Imaginemos un punto de referencia, el punto g y supongamos que el Sol tarda un año en pasar dos veces por el mismo punto g (es el denominado año trópico), cada día el Sol recorrerá por término medio 1º. Luego cada mes el Sol recorrerá una zona de unos 30º. Las constelaciones que en aquella época, hace 2.000 años, atravesaba el Sol cada mes, se han hecho corresponder a cada uno de los doce meses del año.

La constelación de Aries por donde pasaba el Sol el 21 de marzo, debido a la precesión de los equinoccios, se ha desfasado casi 30º, estando todas las constelaciones corridas de lugar. Hoy el 21 de marzo el Sol se proyecta sobre Piscis. Se ha considerado cómodo seguir llamando Aries al punto en que está el Sol ese día (cuya d = 0 y comienza la primavera) a pesar de no corresponder a la constelación sobre la cual se proyecta.

Durante un mes el Sol se proyecta sobre una constelación, al mes siguiente sobre otra constelación y así sucesivamente hasta recorrer las doce en un año, cuyos nombres son:

ARIES, TAURO, GEMINIS, CANCER, LEO, VIRGO, LIBRA, ESCORPIO, SAGITARIO, CAPRICORNIO, ACUARIO y PISCIS.



1.15 Las coordenadas astronómicas

Las coordenadas horizontales son aquellas que están referidas al horizonte del observador. El origen de las coordenadas es un sistema topocéntrico cuyo eje fundamental es la vertical del lugar (línea que sigue la dirección de la plomada). El punto de intersección con la esfera celeste situado encima del observador es el cenit, mientras que el punto opuesto es el nadir.

El círculo fundamental es el horizonte del lugar. Los círculos menores paralelos al horizonte del lugar se denominan almucantarates y los semicírculos máximos que pasan por el cenit, nadir y un astro determinado se denominan círculos verticales o vertical del astro.


Las coordenadas horizontales son la altura (altitud) y el acimut. La altitud es la altura del astro sobre el horizonte (arco de semidiámetro vertical comprendido entre el horizonte del lugar y el centro del astro); se mide de 0º a 90º a partir del horizonte, y tiene signo positivo para los astros situados por encima del horizonte y signo negativo para los situados por debajo del mismo; se representa por la letra h. También se usa, en vez de la altura, la distancia cenital, es el arco de semidiámetro vertical comprendido entre el cenit y el centro del astro. Se representa por Z y se relaciona con la altura por la ecuación:

h = 90º - Z

El acimut es el arco del horizonte medido en sentido retrógrado desde el punto Sur hasta la vertical del astro. Su valor va de 0º a 360º y se representa por la letra A o a.

En el sistema de coordenadas horizontales, la altitud y el acimut de los astros varían por la rotación terrestre y según el horizonte del observador.Estos ejes de coordenadas son los que tienen los telescopios con montura acimutal. Veamos una imagen de este tipo de coordenadas.


1.16 Las coordenadas horarias o ecuatoriales locales

El origen de las coordenadas horarias o ecuatoriales locales es el centro de la Tierra, es decir, es un sistema geocéntrico.

El eje fundamental es el eje del mundo, que corta a la esfera celeste en dos puntos llamados polos. El plano fundamental es el ecuador celeste, y los círculos menores paralelos al ecuador celeste reciben el nombre de paralelos celestes o círculos diurnos de declinación.

Las coordenadas horarias.- Son el ángulo horario y la declinación. El ángulo horario es el arco de ecuador celeste medido en sentido retrógrado desde el punto de intersección del meridiano del lugar con el ecuador hasta el círculo horario de un astro; se mide en horas, minutos y segundos, desde las 0 horas hasta las 24 horas y se representa por H.

La declinación es el arco del círculo horario comprendido entre el ecuador celeste y el centro del astro, medido de 0º a 90º a partir del ecuador; su valor es positivo cuando corresponde a un astro situado en el hemisferio boreal, y negativo cuando lo está en el hemisferio austral, se representa por d.

En vez de la declinación se mide la distancia polar, es el arco del círculo horario medido desde el polo boreal hasta el centro del astro. Se representa por p y se relaciona con la declinación por la fórmula:

p + d = 90º

El tiempo puede expresarse en unidades angulares. Veamos:

-El ángulo horario de 1 hora corresponde a 15º
-El ángulo horario de 1 minuto corresponde a 15'
-El ángulo horario de 1 segundo corresponde a 15''.
-1º corresponde a un ángulo horario de 4 minutos.
-1' corresponde a un ángulo horario de 4 segundos.
-1'' corresponde a un ángulo horario de 1/15 segundos.

El ángulo horario se calcula a partir de la hora de paso del astro por la vertical del lugar.




1.17 Las coordenadas ecuatoriales absolutas

Las coordenadas ecuatoriales absolutas son aquellas que están referidas al ecuador celeste. Surgieron por los inconvenientes que presentaban la utilización de las coordenadas ecuatoriales locales.

El eje fundamental es el eje del mundo, que corta a la esfera celeste en dos puntos llamados polos. El plano fundamental es el ecuador celeste, y los círculos menores paralelos al mismo son los paralelos celestes o círculos diurnos de declinación.



Las coordenadas ecuatoriales absolutas son: la declinación y la ascensión recta. La declinación (d) ya se ha definido en el sistema de coordenadas horarias. La ascensión recta es el arco del ecuador celeste medido en sentido directo a partir del Punto Aries hasta el meridiano que contiene el astro. Varía de 0 horas a 24 horas y antiguamente se representaba por A.R.

Pero actualmente se representa por a. La ascensión recta está relacionada con el ángulo horario por la ecuación fundamental de la Astronomía de Posición.

t = a + H

Siendo t la hora sidérea. Estas coordenadas son universales ya que no dependen ni del lugar, ni del instante de la observación.


1.18 Las coordenadas eclípticas

Las coordenadas eclípticas son aquellas coordenadas que están referidas a la eclíptica.

Son las más útiles para el estudio de las posiciones planetarias ya que se mueven dentro de la franja de la eclíptica.


El eje fundamental es el denominado eje de la eclíptica que corta a la esfera celeste en dos puntos denominados polos de la eclíptica. El círculo fundamental es la eclíptica. Los semicírculos máximos que pasan por los polos se denominan máximos de longitud y entre ellos, aquél que pasa por el Punto Aries se denomina primer máximo de longitud. Los paralelos se llaman paralelos de latitud celeste.

Las coordenadas eclípticas son la longitud celeste y la latitud celeste.



Se llama longitud celeste al arco de la eclíptica medido en sentido directo, que va desde el Punto Aries hasta el máximo de longitud de un astro; se mide en grados, desde 0º hasta 360º, y se representa por l.

La latitud celeste es el arco máximo de longitud que pasa por el astro comprendido entre la eclíptica y el centro del astro, medido a partir de la eclíptica. Su valor oscila entre 0º y 90º y se representa por b.

En este sistema no se toma nunca la distancia medida desde el polo de la eclíptica.




























Fuentes : El cielo del mes

7 de octubre de 2012

CURSO DE INICIACIÓN DE ASTRONOMÍA (Parte 6) - Orientación, observación y consejos


6. Orientación, observación y consejos
6.1 La proyección sobre el cielo
6.2 Senderos para encontrar las estrellas principales6.3 Observar a partir de Polaris
6.4 El cinturón de Orión
6.5 El catálogo Messier
6.6 Otros catálogos y atlas
6.7 Los atlas gráficos6.8 Uso de un planisferio
6.9 Cómo utilizar las cartas celestes
6.10 Cómo preparar una observación
6.11 Más consejos6.12 Cómo preparar la observación - Ordenar y planificar
6.13 Preparación de la observación - Características físicas
6.14 La instrumentación
6.15 Prismáticos y su utilización
6.16 Observación con instrumentos de baja calidad
6.17 Observación lunar



6. Orientación, observación y consejos


En la observación a simple vista, es el primer momento del inicio en el conocimiento y práctica observacional. Sentir que toda la esfera celeste se mueve aparentemente. Es necesario decir que quien verdaderamente se mueve es nuestro planeta Tierra y nosotros con él y que gira precisamente de Oeste a Este. Por eso vemos aparecer las estrellas o planetas por el Este y ocultarse por el Oeste, igual que el Sol.

Al ser principiantes y contemplamos la maravilla del Cielo desde lugares con mínima o nula contaminación lumínica que se da en las ciudades y vías de enlace, nos parecerá el firmamento, una incalculable cantidad de estrellas sin aparente orden ni concierto. Sí distinguiremos una franja blanquecina contrastada con el fondo del cielo, llamada la Vía Láctea o el Camino de Santiago muy conocido por este nombre, que partiendo del horizonte sudeste, pasa por encima de mis cabezas y se pierde por el horizonte noroeste. Fenómeno del que hablaremos en los próximos artículos.

Bien, estamos frente al firmamento y es necesario situarnos en posición, es decir, reconocer los cuatro puntos cardinales planetarios. Esta posición, es bien conocida desde temprana edad y hay un hecho que todos los días se repite, como es la salida del Sol por el Este y el ocaso o puesta del astro Rey por el Oeste. Con esta referencia, sabemos a continuación, que en la mitad de estas dos posiciones se encuentra el Sur mirando al frente. Nuestra espalda marcará el Norte. Si además disponemos de una pequeña brújula, aunque sea de juguete, nos orientará a grosso modo, la posición del Norte y el Sur.

Volviendo nuestra mirada al cielo, nunca podremos ver durante todo el año las mismas figuras de estrellas, si observamos siempre desde una misma latitud terrestre (1), fundamentalmente las cercanas al horizonte Sur y las que transitan por encima de nuestras cabezas, excepto las estrellas que giran en la zona del Polo Norte celeste. Estas últimas son vistas a distintas horas de la noche en el transcurso del año, pero las primeras mencionadas (horizonte Sur) sólo se pueden observar en concretas épocas del año. De aquí procede el nombre muy extendido entre los aficionados de las Constelaciones de Primavera, Verano, Otoño y Constelaciones de Invierno.

La mayoría de las estrellas más brillantes tienen nombre. Prácticamente todas fueron señaladas en la época de los Babilonios y Egipcios (4.000 años A.C). Más tarde fueron datadas por los Árabes, como generalmente hoy son conocidas.

6.1 La proyección sobre el cielo

La proyección sobre el cielo de las estrellas más brillantes forman unas figuras -un tanto aleatorias- llamadas Constelaciones y cuyas formas representan lo que su nombre indica (personajes míticos, animales, objetos e instrumentos de medida, etc.). Ocupan un área con fronteras imaginarias, incluyendo en su espacio galaxias y nebulosas, cúmulos de estrellas, hasta el paso de Planetas durante un período de tiempo por ellas.

El espacio que ocupan las Constelaciones, ha variado mucho desde la Antigüedad y los nuevos mapas estelares dan cuenta del hecho. En la actualidad, el número de Constelaciones acotadas y vistas en los dos Hemisferios (norte y sur) es 88, reconocidas por la I.A.U. (Unión Astronómica Internacional), organización mundial que regula y sentencia sobre los conocimientos de la Astronomía.

Hasta este momento, con sólo alzar la mirada nos quedamos hechizados de la grandeza e inmensidad del Cosmos. Pero al mismo tiempo, queremos saber que figuras forman las estrellas, como se llaman, cuando observarlas favorablemente desde nuestro puesto de observación, cuantas estrellas y objetos celestes contienen y que relación hay entre ellos tanto física como de posición. A que distancias están de la Tierra, cual es su brillo y su tamaño, como se mide, etc. Infinidad de preguntas que iremos dando respuesta práctica a todas ellas.

Bueno, se comienza por conocer el nombre de las figuras y las estrellas que lo forman, los nombres de las más importantes y otros objetos celestes que hay en su área. Para ello nos tenemos que dotar de un instrumento sencillo de posición llamado Planisferio. Es relativamente fácil de encontrar en librerías y comercios de venta de instrumentos astronómicos.

Su tamaño varía desde los 20 cm hasta los 35 cm aproximadamente, siendo este último muy práctico por su facilidad de manejo. Consta de dos planos circulares que giran pivotados por un remache en su centro, indicando las posiciones de las Constelaciones cada día durante todos los meses del año. Lleva impresos los puntos celestes Norte, Sur, Este y Oeste, y el dibujo de las Constelaciones y otros objetos contenidos en ellas, sobre un fondo dividido en grados desde el Ecuador celeste hasta el Polo Norte celeste en dos coordenadas llamadas ecuatoriales (A.R.= Ascensión Recta y D. = Declinación). Estas coordenadas sitúan a las estrellas y objetos, puntualmente como referencia sobre la Esfera Celeste.

Este instrumento es parte del aprendizaje y muy importante para localizar a simple vista las estrellas en cualquier momento y hora de la noche. Cuando nos iniciamos en la observación, se puede decir que el Planisferio ha sido y es, la herramienta que han utilizado todos los astrónomos profesionales y que usamos los aficionados. Acompañan al Planisferio instrucciones de cómo usarlo.

Para todos los que se inician en el conocimiento del firmamento es necesario compartir las dudas, y la metodología de cómo recorrer las zonas durante la observación con otros aficionados, por ello recomiendo que contactéis con las asociaciones astronómicas de vuestra localidad o provincia que os orientarán de cómo dar los primeros pasos con seguridad y así integrarse en el progresivo conocimiento de la Astronomía.


6.2 Senderos para encontrar las estrellas principales


Una vez que el novato o debutante sabe distinguir los planetas de las estrellas, el siguiente paso es la localización e identificación de estrellas así como de las constelaciones. No es preciso que vaya reconociendo todas las constelaciones de una vez, sino poco a poco. Para abrirse camino entre las estrellas y constelaciones, hay que elegir como punto de partida cualquier constelación conocida, y gradualmente se irá avanzando de una constelación a otra y de estrella a estrella.

La Osa Mayor, para los habitantes del hemisferio norte, es indudablemente el mejor lugar para empezar, debido a su fácil localización y porque se encuentra situada encima de nuestro horizonte del lugar de observación. Las dos estrellas de la Osa Mayor, Merak y Dubhe, que prolongada, en dirección septentrional o norte, unas cinco veces, la distancia Merak-Dubhe, nos señala la Polar y son los guías más fiables a tener en cuenta a la hora de empezar.

En dirección opuesta señala hacia la constelación de Leo, a una distancia de 35º, con su visible asterismo en forma de "hoz".

Si desde Merak y Dubhe se dirige hacia la Polar y luego se tuerce en ángulo recto hacia la derecha, encontramos a Capella, estrella de 1ª magnitud situada en la constelación de Auriga (Cochero). Desde Capella si dirige hacia la constelación de Gémini y llegar hasta Proción en Can Menor.


                                           

Desde la estrella Alioth, de la Osa Mayor, se avanza de nuevo hacia Polaris y siguiendo en línea recta en una distancia igual, pero en sentido opuesto encontremos una figura en forma de W cuando está baja en el horizonte y M cuando está alta, que es Casiopea, formada por cinco estrellas, la bisectriz de cualquiera de los dos ángulos que forma la constelación pasa por la Polar. A lo largo de una línea curva, están las llamadas "cuatro C" (Camelopardalis, Cassiopeia, Cepheus y Cygnus) por orden alfabético. Deneb (constelación del Cisne), Vega (constelación de la Lyra) y Altair (constelación del Águila) forman un triángulo isósceles, denominado Triángulo de verano.
                  

6.3 Observar a partir de Polaris

De nuevo estamos en Polaris, si trazamos una línea hasta b Cas y prolongándolo por el sur hasta Alpheratz (a de Andrómeda) y el borde oriental del Gran Carro de Pegaso. Al sur del rectángulo de Pegaso se encuentra un asterismo, un pequeño círculo, es un delicado anillo de estrellas que señala la cabeza del pez occidental de la constelación de Piscis. Al este de Andrómeda está la constelación de Perseo, hacia el sudeste se encuentran sucesivamente: el Triángulo, Aries y la cabeza de Cetus (la Ballena). Desde g de Andrómeda podemos llegar hasta la vecina constelación de Perseo.

Volvemos de nuevo a Polaris, si prolongamos una línea pasando por las Guardas o Defensas, que son el brillante par de estrellas situadas en el extremo del cuenco de la Osa Menor, hacia el sur nos indicará otro delicado círculo de estrellas que es la conocida constelación de Corona Boreal.

Observar que el cuerpo del Dragón parece retener a la Osa Menor, marcándose bien su cabeza por el asterismo llamado Rombo. Al sur de la cabeza del Dragón está la constelación de Hércules.

Desde las Guardas de la Osa Menor trazamos una línea que pase por h de Draco (Dragón) prolongándola unas ocho veces nos encontraremos con la constelación de Hércules. Desde b de Hércules pasando por a de Serpent Caput podemos dirigirnos hacia la constelación de Libra.

Desde d de Ofiuco hacia el oeste nos encontramos a la constelación de la Cabeza de la Serpiente (Serpens Caput).

Sagitario, está situado al sur de Águila. Inmediatamente al sur de Ofiuco está Scorpio, con su brillante estrella roja Antares y el agudo aguijón debajo del pie derecho de este gigante. Al oeste de Scorpio está Libra, a la cual designaban los antiguos con el nombre de Garras del Escorpión.


            

Volviendo a la Osa Mayor, siguiendo la curva de la vara del Gran Carro en dirección opuesta a lo largo de unos 30º (la amplitud de tres puños, pulgar incluido) llegaremos hasta la estrella Arcturus (Arturo), Arcturus es la estrella más brillante de la constelación de Boyero, y continuando esta línea otros 30º tropezamos con Spica, perteneciente a la constelación de Virgo. Denébola (b de Leo), Spica y Arturo forman un triángulo isósceles.

6.4 El cinturón de Orión

Otro asterismo que atrae la atención del observador cuando contempla el firmamento invernal es una agrupación de tres estrellas en línea recta. Estas estrellas constituyen el cinturón de Orión.

Unos 10º al norte del cinturón de Orión tenemos a la estrella rojiza brillante Betelgeuse, y casi 10º al sur del mismo cinturón se percibe la estrella azulada Rigel. Si se sigue a la línea marcada por el cinturón de Orión hacia el este (o hacia la izquierda cuando el observador está orientado hacia el sur) se hallará la estrella blanco azulada Sirius, la más brillante del firmamento.

Hacia el oeste del cinturón de Orión hallaremos a la brillante estrella roja Aldebarán de la constelación de Taurus, y un poco más hacia el oeste llegaremos hasta el cúmulo abierto M45 o las Pléyades.

Procyon, Sirius (Sirio) y Betelgeuse forman un triángulo, pero el denominado Hexágono de invierno lo forman las siguientes estrellas: Procyon, Pólux, Castor, Capella, Aldebarán, Rigel y Sirio.


6.5 El catálogo Messier

Un gran cazador de cometas fue el astrónomo francés del siglo XVIII Charles Messier, quien, en 1784, realizó un catálogo de objetos difusos para evitar confundirlos con los cometas. Messier descubrió 21 cometas, posteriormente ingresó en la Academia Real de Ciencias de París y se convirtió en el astrónomo más célebre de Francia. Luis XV le concedió el título de "el hurón de los cometas". Pero con la llegada de la Revolución su vida no fue gloriosa, la Academia cerró y se quedó sin trabajo ni sueldo y en 1793 huyó de París. En 1802 recibió la visita de Herschel. Murió en 1817, a los 87 años.

Inicialmente este catálogo de 103 objetos celestes contenía 32 galaxias, 28 cúmulos globulares, 27 cúmulos abiertos, 5 nebulosas de emisión, 1 nebulosa de reflexión, 4 nebulosas planetarias y 1 objeto que es el resto de una supernova (M1 ó Nebulosa del Cangrejo). Posteriormente se añadieron otros objetos celestes, desde M 104 hasta M110 por otros autores después de la muerte de Charles Messier.

Siendo el primer catálogo de objetos no estelares, naturalmente el de Messier es una selección de aquellos que son más fácilmente observables.

Una vez al año, por el 21 de marzo, son visibles 109 de los 110 objetos del catálogo Messier en una misma noche; el ausente es el cúmulo globular M30 en la constelación de Capricornio; es el único sumergido por la luz del Sol.

Los números de Messier vienen precedido por M, en honor a su descubridor.


                 

6.6 Otros catálogos y atlas

Entre los catálogos no estelares destaca el "New General Catalogue of Nebulae and Clusters of Stars" (NGC), realizado por J.L.E. Dreyer y que data desde 1888 y se completó en 1895 y 1908 por el Index Catalogue (I.C.) y el Second Index Catalogue. Las tres publicaciones cuentan con 7.840, 1.529 y 5.386 objetos no estelares respectivamente.

Web Society Deep-Sky Observer's Handbook es un catálogo publicado en cinco volúmenes:

- Volumen 1: Estrellas dobles.

- Volumen 2: Nebulosas planetarias y gaseosas.

- Volumen 3: Cúmulos globulares y abiertos.

- Volumen 4: Galaxias.

- Volumen 5: Cúmulos de galaxias.

Cada uno comprende una descripción del objeto concerniente, con unas recomendaciones para la observación, es un catálogo tan rico que acompaña dibujos realizados en observaciones telescópicas.

Entre los albúmenes fotográficos destacan:

1.- The Cambridge Deep-Sky Album, con 126 fotografías a color realizadas por Jack Newton.

2.- Altas of Deep-Sky Splendor que muestran más de 400 cúmulos, nebulosas y galaxias realizadas por el astrónomo aficionado Hans Vehrenberg.

3.- The Hubble Atlas of galaxies que reune 208 fotografías de galaxias tomadas por el Hubble con los telescopios de 1,5 y 2,5 m de Mont Wilson.


6.7 Los atlas gráficos

Entre los diferentes atlas gráficos encontramos los siguientes:

1.- Altas fotométrique des Constellations, de Antoine Brun. Consta de 55 cartas, cubre el cielo desde la declinación +90º hasta -30º, con una escala de 6'/mm, este atlas tiene una magnitud estelar de 7,5 mientras que para cúmulos, nebulosas y galaxias llega hasta la 12.

Se realizó en coordenadas 1900.0 y la difundió la Association Française des Observateurs d'Etoiles Variables (A.F.O.E.V.).

2.- Altas de la American Association of Variable Star Observers (A.A.V.S.O.). Dibujado con coordenadas 1950.0 cubre la totalidad del cielo hasta la magnitud 9,5 con 178 cartas, la escala es de 4'/mm.

3.- Sky Atlas 2000.0, de Wil Tirion. Primer atlas en 26 cartas en una escala aproximada de 8'/mm. La magnitud estelar es de 8, con un total de 43.000 estrellas y 2.500 objetos celestes. Este atlas es el mejor de todos, que está mucho más detallado, y que se ha convertido en el mapa de carreteras del cielo más utilizado entre los astrónomos aficionados.

4.- Atlas Uranometría 2000.0, de WilTirion, Barry N. Rappaport y George Lovi, publicado en dos tomos (hemisferio norte y sur respectivamente) con 259 cartas cada uno, contiene más de 30.000 estrellas hasta la magnitud 9'5 y 10.000 objetos no estelares; la escala es 1º = 18 mm.

5.- Atlas Boréalis (+90º/+30º), Eclipticalis (+30º/-30º), Australis (-30º/-90º), diseñado por Antonin Becvar, cubren la totalidad del cielo con 80 cartas hasta la magnitud estelar 9. Los objetos no estelares son coloreados según sus colores reales. En coordenadas 1950.0 con una escala de 3'/mm, estos atlas interesan a los astrónomos interesados en estrellas y asteroides.

6.- Atlas Falkauer, de Hans Vehrenberg. Cubre todo el cielo, hemisferio norte con 303 cartas y el sur con 161. Las cartas son cuadradas, de 18x18 cm, y una escala de 4'/mm. Magnitud límite 13, sus coordenadas están referidas para el equinoccio 1950.

7.- Atlas Stellarum, de Hans Vehrenberg. Las cartas son de 33x33 cm con una escala de 2'/mm. El hemisferio norte cuenta con 315 cartas y el sur con 171. Magnitud límite estelar 14,5.

Otros catálogos y atlas son los siguientes:

8.- Norton's Star Atlas (Sky Publishing Corporation, EEUU) es de utilidad intermedia pero es un gran libro clásico de la literatura anglosajona.

9.- Burham's Celestial Hankbook. Esta obra no consta de cartas pero describe los principales objetos que interesan a los astrónomos aficionados como estrellas brillantes, estrellas dobles, estrellas variables, NGC, etc...) de una constelación a otra. El "Burham" es un impresionante libro de referencia con 2.000 páginas, en tres volúmenes.


6.8 Uso de un planisferio


Uno de los principales problemas de los observadores noveles del cielo nocturno es el aprender la posición de las estrellas que se pueden observar en la bóveda celeste.

Un planisferio es la representación de la esfera celeste en una superficie plana. Su origen es muy antiguo. Su uso de basa en la falsa creencia de que aparentemente la Tierra está en el centro del Universo, y es la bóveda celeste el que gira alrededor nuestro.

El cielo nocturno sobre nuestras cabezas tiene la forma de una enorme cúpula, sobre la cual, segundo a segundo y de este a oeste, parece que se van moviendo las estrellas. El objetivo final del planisferio será el de indicarnos, a todas las horas del día y todos los días del año, qué objetos celestes son lo que se podrían ver en el cielo y cuáles están ocultos ante nuestra vista.

El planisferio en sí es la lámina inferior, y contiene dibujadas en su superficie todas las estrellas visibles a lo largo del año. El límite del círculo suele coincidir con el ecuador celeste pero es más habitual con estrellas situadas algunos grados más hacia el sur.

El planisferio se centra en la estrella Polar.


Partes del planisferio.-

I) Una externa, donde se halla toda una serie de círculos concéntricos que nos facilitan la información necesaria. Esta se divide, de fuera hacia el interior, en:

En la parte más externa están marcadas las constelaciones zodiacales, en sentido contrario a las agujas del reloj.

Un círculo interior a éste último divide el cielo del planisferio en 360º (el campo perteneciente a cada signo zodiacal es de 30º). Dibujados en el sentido de las agujas del reloj.

El siguiente círculo está dividido en 24 horas, dibujados en el sentido de las agujas del reloj.

Los dos siguientes círculos se corresponden, el primero, con los meses del año mientras que el segundo a los días de cada mes, también en el sentido de las agujas del reloj. Los meses están separados entre sí en franjas de 30º y están colocados de la forma que el 21 de marzo coincida con el Punto Aries.

II) Una parte central (dentro del círculo de los días) donde figuran las estrellas.

Los paralelos nos indican la declinación de las estrellas (el ecuador celeste está marcado en 0º), y los meridianos nos indican la ascensión recta de los cuerpos celestes. El Planisferio se basa en el sistema ecuatorial.

La lámina superior sirve para determinar qué estrellas se pueden ver en un momento dado desde la latitud geográfica del observador. Una parte de la lámina es opaca, mientras que las estrellas visibles la vemos dentro de un marco con forma de elipse, si se hace girar la lámina superior sobre la inferior, se puede fijar el día del año del mes correspondiente, además de la hora para observar que estrellas veremos en ese instante. En los bordes de la lámina superior se indican las horas del día (en sentido contrario a las agujas del reloj); dichas horas se han de corresponder con el tiempo universal. Para nosotros, los habitantes de la Península, debemos sumar 1 hora en invierno y 2 horas en veranos para conocer la hora civil (reloj de pulsera). En la misma lámina están señalizadas los puntos cardinales, el Sur coincide con las 12 horas. Podemos observar una línea recta que va desde el Norte al Sur, es la meridiana del lugar, y en el centro de dicha línea vemos una cruz, es el cenit (el punto del cielo que está situado por encima de la cabeza de un observador).

El Sol, la Luna, los planetas, asteroides y los cometas no se indican en los planisferios ya que sus movimientos, independientes, no se corresponden con el movimiento común de las estrellas.

6.9 Cómo utilizar las cartas celestes

Para localizar los cuerpos celestes en el cielo es indispensable disponer de buenas cartas celestes. Las posiciones señaladas para cúmulos estelares y globulares, nebulosas y galaxias en relación a las estrellas de las constelaciones son fáciles de localizar, una vez que nos resulten familiares.

Pero localizar astros del Sistema Solar (planetas, asteroides, cometas, etc.) es un problema diferente, ya que dichos objetos están más cercanos a nosotros y se desplazan continuamente con respecto al fondo estelar.

Un elemento muy importante en el equipo astronómico es un buen atlas estelar. Un astrónomo aficionado no s verticales del mapa representan la ascensión recta (a), es decir, la distancia en horas, minutos y segundos de tiempo, contadas hacia el este a partir del Punto Aries o Vernal (g). Las líneas horizontales representan a la declinación (d), es la distancia en grados por encima o por debajo del ecuador celeste.

En las cartas estelares se suele indicar su escala en grados ó minutos por milímetros. Actualmente las coordenadas de los catálogos, atlas, mapas y cartas de estrellas están indicadas para el equinoccio 2000.0.

Cuando se sale a observar al campo ó en sesiones hay que proveerse de cartas y mapas haciendo uso de una linterna roja para poder consultar las mismas.

Una vez que el aficionado conoce las constelaciones, las estrellas más importante, sabe localizar los planetas y ciertos objetos celestes puede adquirir programas informáticos que nos muestran el firmamento visible para una determinada fecha, hora incluida. En el mercado hay software bastante buenos, indicaré algunos de ellos:

1.- The Earth Centered Universe (ECU) V3.0A

2.- The Sky

3.- Deep Space

4.- Dance of the Planets versión 2.71

5.- SkyMap Pro versión 6

6.- Guide Project Pluto 7

De todos ellos, Dance of the Planets y SkyMap Pro son muy buenos para mi gusto personal.

Si el astrónomo aficionado, después de muchos años de aprendizaje, llega a estudiar fotometría o astrometría, entonces necesitará disponer de cartas estelares más precisas que le sirvan de referencia, están disponibles en CDs tales como USNO, ATC, AC 2000, Tycho-2, etc... son catálogos de referencias con una ingente cantidad de estrellas, por ejemplo "The Tycho-2 Catalogue" contiene 2'5 millones de estrellas, "The AC 2000" contiene las posiciones de 4.621.836 estrellas, etc...


6.10 Cómo preparar una observación

La observación de los astros requiere aprendizaje. Mirar a través de un telescopio no significa saber detectar la información proporcionada por el instrumento. La mayoría de las imágenes visuales de los astros son débiles, pequeñas, poco contrastadas, hasta el punto que llegan a decepcionar al debutante. También fomentan esta decepción las extraordinarias imágenes fotográficas de las revistas astronómicas, frutos de la ampliación de la imagen a través de una ampliadora y no a través de un telescopio.

El principiante deberá dedicar mucho tiempo con los astros brillantes, como estrellas, constelaciones y planetas, porque le será fácil de localizarlos así como porque ofrecen menores dificultades. La Luna es un astro para el aprendizaje y los momentos más idóneos son los días más cercanos a los cuartos (en Luna Llena los accidentes orográficos no presentan contraste debido a la iluminación lunar). El debutante deberá dejar las galaxias y nebulosas para más adelante.

Requisitos para la observación.- Para avanzar en la observación astronómica hay que hacerlo de la manera más cómoda, no lo olvidemos. El aficionado a la astronomía debe situarse ante su telescopio estando perfectamente equipado y dispuesto a pasar un buen rato tranquilo. La astronomía observacional es una actividad paciente y relajante, aquí no valen las prisas ni se improvisa.

Para observar con un instrumento astronómico como es el telescopio no ha de faltar una silla o un pequeño taburete regulable, ya que en ciertas direcciones una observación prolongada puede resultar cansada, se ha de permanecer lo más cómodamente posible evitando las posturas incómodas, e ir bien abrigado, ya que la inmovilidad durante bastante rato acentúa la sensación de frío. El termo siempre será bien recibido.

Conviene tener papeles para efectuar anotaciones, lápiz para dibujar, goma, bolígrafo y una linterna que se pueda sostener por sí sola. La linterna ha de proporcionar una luz mínima para no deslumbrarnos, su luminosidad ha de ser verde o roja, tanto para anotar, dibujar, consultar los atlas o cartas estelares, así como para leer los círculos graduados del telescopio. El motivo de la luz roja es que si nuestros ojos están ya adaptados a la oscuridad y si de repente hay una luz amarilla fuerte y la miramos, la misma ciega temporalmente los ojos y los insensibiliza a los objetos celestes de luz débil como las nebulosas y galaxias, requiriendo otra previa adaptación a la oscuridad, nunca de inmediato, cuya duración puede variar entre diez y veinte minutos, hasta que las pupilas de nuestros ojos se han abierto al máximo y son de nuevo sensibles a la luz de las estrellas y demás objetos celestes.


6.11 Más consejos

Tampoco el ojo es capaz de distinguir de inmediato formas de poco contraste, aunque sean luminosas, por ejemplo, las nubes de Júpiter, asequibles con cualquier telescopio mediano nunca son percibidas inmediatamente después de poner el ojo en el ocular. El debutante que observa por primera vez Júpiter, no verá por ejemplo, las nubes con claridad, debe transcurrir mucho tiempo antes de que progresivamente vaya advirtiendo detalles cada vez más tenues. Un excelente método para acelerar este proceso consiste en dibujar todo cuanto se vaya viendo en la imagen, con paciencia y empleando todo el tiempo necesario para apurar las posibilidades de percepción que nos ofrecen nuestros ojos. Así es como se va educando al ojo ante las formas poco contrastadas. Ve más y mejor los detalles el ojo del astrónomo con muchos años de observación y dedicación a base de dibujos que otro que nunca ha educado sus ojos de esta manera.

Otros materiales.- Entre el material que rodea a un telescopio deben figurar cartas celestes, mapas y la documentación precisa para el programa establecido con anterioridad.

El observador debe procurar no tener que ir a buscar objetos olvidados porque afectaría a la adaptación de sus ojos a la oscuridad.

El peor emplazamiento para observar los astros es una ventana abierta, debido a la turbulencia que provoca el intercambio de aire entre el interior y el exterior. Tampoco son ideales los balcones, terrazas, paredes cercanas, tejado propio o del vecindario, fachadas, por la turbulencia que origina el calentamiento del suelo durante el día. El lugar ideal es aquel provisto de hierba de un jardín, ya que la hierba no provoca calentamiento ni turbulencia.

La contaminación lumínica de las ciudades con su contaminación industrial y el resplandor urbano impiden la visión de la bóveda estrellada. En plena ciudad, donde pocas veces se ven más de 200 estrellas al mismo tiempo, se descubre un firmamento simplificado en el que sólo los astros más brillantes pueden observarse. Pese a todo, incluso en una gran ciudad se pueden observar algunos objetos celestes, pero el cielo profundo (nebulosas, galaxias) resulta inaccesible. Hay que alejarse mucho de la ciudad, unos 30 kilómetros, en busca de un lugar libre de luces parásitas para que la bóveda estrellada vuelva a ofrecernos sus tesoros y belleza, por ejemplo en el campo o en un lugar montañoso. Se descubrirá a simple vista infinidad de estrellas poco brillantes que eran invisibles en la ciudad.

Al observar objetos débiles y difusos como los cometas, nebulosas y galaxias cerca del límite de detección del telescopio, puede ocurrir que ya estén dentro del campo del ocular y sin embargo no lo veamos. Hay un truco para estos casos, es imprimir suaves movimientos de vaivén al telescopio mediante cualquiera de los dos mandos lentos acoplados a la montura ecuatorial, con lo cual la imagen oscilará y el objeto débil se percibirá mejor.

Se puede hacer el mismo truco con una estrella débil de baja luminosidad. Igualmente sirve en Heliofísica, en la observación de los pequeños poros de manchas y fáculas del Sol. Si se observa por proyección y la pantalla de cartulina está sujeta al telescopio, un ligero movimiento en la pantalla de cartulina permitirá detectar los minúsculos detalles que pasarían desapercibidos con la pantalla de cartulina fija y no imprimiéramos suaves golpes al tubo del telescopio.

El más modesto de los anteojos (refractores) astronómicos de aficionados permite contemplar la superficie del astro del día y estudiar sus estructuras tales como las manchas solares. ¡Pero atención! La observación directa del Sol presenta unos peligros, alteraciones definitivas en la retina por quemadura, de las cuales conviene ser perfectamente consciente; antes de observar con cualquier instrumento óptico tomar las precauciones elementales para evitar todo riesgo ocular. La primera de las precauciones es no poner el ojo en el ocular sin asegurarse de que se ha puesto unos filtros especiales. Desconfiar de los filtros solares que se suministran con la mayor parte de los instrumentos, y se venden en los comercios. Algunos filtros dejan pasar una parte de los rayos infrarrojos, rayos que el ojo no ve, pero que puede provocar quemaduras en la retina.

Para localizar el Sol con el telescopio, incluso la Luna (no se debe mirar ni por el ocular ni por el buscador debido a su poder calorífico, como ya sabemos) existe un método muy simple. Se trata de apuntar el tubo al Sol vigilando la sombra que proyecta en el suelo, cuando la sombra deja de ser alargada la imagen ya está en el ocular. Tener cuidado con el buscador y taparlo con seguridad para no producir quemaduras en el cuello, ojo, cara, etc.

Puede ocurrir que la fuerte luminosidad de un astro nos impida ver otros cuerpos más débiles que se hallen próximos a él. Es el caso de las estrellas que son ocultadas por la Luna, de los satélites de Júpiter o de algunas estrellas dobles, siendo la estrella principal muy luminosa e impidiéndonos la visión telescópica de su débil compañera. En estos casos, se advierten dichos cuerpos si desplazamos por ejemplo la Luna fuera del campo del ocular, manteniendo su borde tangente al campo e ir paseando el campo del ocular por todo el contorno lunar.

Es recomendable que se utilicen oculares de muy poca potencia (bajos aumentos) para buscar los astros y cambiarlos cuando dichos astros ya estén en centro del campo del telescopio. Los observadores miopes pueden observar a través del ocular prescindiendo de sus gafas, pero corrigiendo previamente el enfoque del ocular. Los observadores astigmáticos deberán observar siempre con sus gafas.

También es recomendable que el observador observe los astros en el ocular con los dos ojos abiertos para evitar la fatiga ocular e ir alternando ambos ojos en la observación.

No todas las noches son adecuadas para la observación del firmamento. Conviene echar un vistazo al calendario antes de preparar una observación. Los peores enemigos para el observador es la luz lunar y el viento.

Hay que descartar los días que preceden y siguen a la Luna llena ya que ocultan las estrellas poco luminosas e impide la identificación de las constelaciones. Las noches más favorables son aquellas que preceden y siguen a la Luna nueva. Para las observaciones planetarias este calendario no tiene tanta importancia ya que la luz lunar no afecta para nada la observación. Cuando los discos planetarios aparecen con notable claridad, revelando detalles, se dice que hay "buena visibilidad"; ocurre cuando las capas altas de la atmósfera están en calma, pero cuando hay turbulencia, la mala visibilidad los discos planetarios "bullen", y a veces se ven bien.


6.12 Cómo preparar la observación - Ordenar y planificar

Ordenar y planificar las observaciones con los medios disponibles, rinde los frutos esperados, salvo excepciones. En la actualidad se realizan muchas observaciones del Cielo, pero si exceptuamos las contemplativas, del resto se obtienen porcentajes elevados de calidad observacional.

Muchas veces durante nuestra vida, los aficionados a la Astronomía nos asomamos a ella de dos formas. Una, saltando de astro en astro, de constelación en constelación, vagando sin rumbo y disfrutando de la belleza que nos brinda el Firmamento. Otra, cuando buscamos en la observación, objetivos concretos a estudiar. Por ejemplo, el estudio y evolución del sistema planetario, el estudio de las curvas de luz de las estrellas variables, la medición de los sistemas dobles estelares, las observaciones diarias en la evolución de las manchas solares, la fotografía y la observación lunar, el reconocimiento de los cúmulos estelares, etc.

La realización de estos trabajos no se pueden improvisar, si queremos resultados. Muchas observaciones fracasan por no planificarlas. Esto no quiere decir que, cuando se realizan observaciones serias y planificadas, el aficionado no disfruta. Todo lo contrario, el aficionado siente que realiza algo importante, puesto que, verifica datos ya realizados y los confirma, otras aporta nuevos parámetros que sirven de apoyo como referencia a los observatorios profesionales.

Sin profundizar en los detalles, expongo la dinámica que se utiliza en las observaciones. No busco implantar unas reglas patrones, porque cada aficionado avanzado basado en su propia instrumentación, utiliza las propias como resultado de la experiencia. Pero si repasaremos unas reglas generales elásticas, que ayuden a superar dificultades y cometer los mínimos errores.

De aquí se deduce una regla básica en toda observación. El estudio de cualquier objeto celeste, nos obliga a reunir previamente toda la información que esté a nuestro alcance, sobre él. Es decir, su situación en el Firmamento en la hora y día de su observación, características físicas, su hora exacta del paso por nuestro meridiano local, instrumento con el que se puede observar y verificación del funcionamiento correcto del mismo.

La situación del astro en el Firmamento, hace referencia a las coordenadas ecuatoriales en las que se encuentra, dando su posición exacta en la esfera celeste. Estas aparecen con dos reseñas: A.R (ascensión recta) y D (declinación). A.R viene expresada en horas, minutos y segundos y D se expresa en grados, minutos y segundos.

                                           

Utilizando el Planisferio Celeste del que hemos hablado en anteriores capítulos, podemos buscar el astro con estos dos datos: primero, posicionando el mes el día y la hora en que se observa. Segundo, buscando en los paralelos al ecuador celeste la A.R (horas, minutos, etc.) y en los meridianos la D (grados, minutos, etc.).
                                                     

6.13 Preparación de la observación - Características físicas

Las características físicas del objeto a observar, son aquellas que nos hablan de su magnitud, tipo de astro, su tamaño aparente en el firmamento y otros datos específicos. Estos datos vienen publicados en las Efemérides de infinidad de Observatorios profesionales que se publican anualmente, también aparecen en revistas especializadas de Astronomía y en las publicaciones de las Asociaciones astronómicas. En muchas de las WWW de Astronomía y Astrofísica instaladas en la Red, suministran información sobre cualquier objeto celeste.

El paso por el meridiano local. Allí donde se sitúe el observador, existe, aunque no esté dibujado en ningún mapa celeste, un meridiano, que partiendo del Polo Norte o del Polo Sur, pasa, por encima de nuestras cabezas y corta el horizonte. A esta línea imaginaria se le llama meridiano local del observador.

Los astros salen por el Este y según avanzan, ascienden, alcanzando su máxima altura al cortar ésta línea imaginaria y comienzan a descender, hasta ocultarse por el Oeste. De modo que, en su máxima altura sobre el horizonte es cuando las condiciones de observación son las mejores, por dos aspectos fundamentales: uno por comodidad en la visualización y dos porque hay más posibilidades de estabilidad térmica de las capas atmosféricas, que posibilitarán observar los objetos con bajas turbulencias y por tanto, mejor estabilidad en las imágenes.

Es conveniente comenzar las observaciones antes de que culminen su paso los objetos por el meridiano local, para así aprovechar las mejores horas de la noche y evitar perseguir al objeto cuando comienza a descender hacia su puesta.

El cuaderno de campo. Esta herramienta es imprescindible, además de todos los informes que hacen referencia de los objetos a observar. No se tiene mucha costumbre en la mayoría de aficionados de anotar en un cuaderno de campo todo lo que se ve y las incidencias de una jornada de observación, aunque cada vez se tiene más en cuenta.Si observamos detalles planetarios, características lunares, distribución de las estrellas comprendidas en los cúmulos estelares, dibujo de las manchas solares y anotación del nº de Wolf, etc., nos exige la estricta anotación y dibujo de los datos observados. De hecho, las Asociaciones astronómicas, disponen de Reportes (hojas gráficas específicas para la anotación del estudio planetario, heliofísico y de Cielo profundo), en las cuales el observador data y verifica los resultados de las observaciones realizadas. De esta forma el aficionado dispone de una base de datos que le permite el seguimiento y estadística evolutiva particular.


6.14 La instrumentación


La totalidad de los aficionados tenemos muy claro que objetos estelares y planetarios, no deben observarse y registrar con un solo y único instrumento. El tamaño aparente y la magnitud del objeto, determinan el instrumento óptico adecuado para su observación. El aparato óptico que mayor campo abarca en el firmamento es, el prismático, y en el registro observacional es la cámara fotográfica con sus distintos objetivos fotográficos.

Los prismáticos de 7 x 50, 10 x 50 y 11 x 80, son idóneos para obtener detalles lunares, sobre todo en cuartos (creciente y menguante), así como los cometas brillantes y cúmulos estelares abiertos del tipo de las Pleyades, Hiades y cúmulos de la Vía Láctea.
El método de anotación y dibujo afianza al aficionado en:
Asegurarse de lo que está visualizando.
Retener en la memoria las estructuras estelares y lunares.
Disponer de un archivo de consulta.

Se debe utilizar siempre una luz roja a la hora de anotar y leer información durante el transcurso de la observación para evitar que nuestros ojos pierdan sensibilidad y perder tiempo hasta nueva adaptación visual si se utiliza luz blanca.

El registro fotográfico sin seguimiento. Mucho se ha escrito sobre este tema. Trataré de no repetirlo pero si tocar pequeñas nociones para abrir el camino a los iniciados.

Lo mismo que los prismáticos, la cámara fotográfica debe estar bien apoyada y sujeta al trípode. La mínima variación de altura, deslizamiento lateral y pequeñas vibraciones, echará por tierra las tomas realizadas.

Las cámaras fotográficas llamadas reflex, son las más adecuadas para el registro fotográfico en la Astronomía, puesto que el campo observado se realiza a través del propio objetivo que en definitiva es lo que la cámara va a registrar. También permiten utilizar un cable disparador, evitando con ello vibraciones transmitidas al accionar el botón de disparo. Las del tipo manual y semiautomáticas disponen de una gama de tiempos de exposición, selector de las distintas sensibilidades de películas y control variado de diafragma permitiendo al operador seleccionar las tomas y un mecanismo importante, como es la posición de disparo llamada B, que permite realizar exposiciones de tiempo, tanto como se desee.

Estas cámaras están dotadas en su base de un agujero roscado ( ¼" Whitworth) universal, que coincide su rosca con el tornillo incorporado en el cabezal del trípode. Debemos asegurar la fijación perfecta del acoplamiento trípode-cámara.

Las películas fotográficas de uso corriente para este tipo de registros son las de media y alta sensibilidad,(400 a 3200 Iso), tanto si se utilizan en blanco y negro como para papel color o diapositivas. Los objetivos más usados van desde el de 50 mm(el que se adquiere al comprar la cámara), hasta el 200 mm de focal.

Teniendo en cuenta que realizamos fotografía sin contrarrestar la rotación de la Tierra (sin seguimiento motorizado y tampoco manual), existe un límite de tiempo de exposición, que varía en función del objetivo utilizado y de la altura sobre el horizonte en que se encuentra la región o el objeto a fotografiar.

Con un objetivo de 50 mm. y para registrar desde el Zenit (el punto encima de nuestra cabeza), hasta la región del Polo Norte Celeste (estrella Polar), el tiempo de exposición esta comprendido entre los 27 y 20 segundos. Si queremos registrar la zona comprendida desde el Zenit hasta el horizonte, el tiempo de exposición es menor de 20 segundos. Utilizando un objetivo de 200 mm., obliga a reducir el tiempo de exposición entre 6 y 4 segundos.

Hay muchos aficionados que usan la apertura total de los objetivos, es decir el diafragma de la cámara totalmente abierto. Este sistema permite recoger más luz de las estrellas, pero también, entra en registro los defectos residuales de las ópticas de los objetivos más corrientes. En los extremos del campo que recogen los objetivos, no son planos y el cromatismo aparece con más intensidad. Las estrellas dejan rastros, no siendo puntuales, se producen reflejos internos en los objetivos y los colores no son reales.

A mi entender no se debe fotografiar el Cielo con apertura total, sino cerrar varios pasos el diafragma de la cámara, para evitar los errores antes mencionados. Mayores tiempos de exposición que los arriba indicados suponen la aparición en el registro fotográfico de trazas estelares, las estrellas no se registran como puntos sino como rayitas contínuas.

La fotografía astronómica es una sesión de observación y como tal hay que anotarla. Se registra el día y la hora en T.U (tiempo universal). Se debe anotar el lugar desde donde se realiza y sus coordenadas geográficas (latitud y longitud). Hay que registrar en el parte de observación fotográfico el objetivo utilizado, tiempo de exposición, diafragma utilizado, marca y tipo de película (Iso) utilizada. Conviene anotar la altitud del lugar de observación y las incidencias atmosféricas.

Todos estos datos ayudan a seleccionar las mejores imágenes y son básicos para determinar la posición de los objetos registrados. Lo mismo ocurre con el tipo de película utilizada, puesto que, conoceremos la respuesta que da en las condiciones en que se han realizado las tomas. Se han perdido grandes trabajos de fotografía, por no disponer de los datos específicos, por no haber sido registrados.

Se puede profundizar en estas técnicas de registro fotográfico, hasta tal punto que, daría pie, a componer un libro. En las librerías especializadas, hay muchos textos sobre el tratado de la Astrofotografía, repetir lo que en ellos se dice sobrepasaría el respeto de los autores. Además entiendo que, el aficionado se hace con la experiencia y rodaje. De enorme utilidad es la consulta en las Asociaciones de Astronomía a los socios más experimentados en este campo. Mi deseo con esta 3ª entrega es que sirva de base, despierte vuestra pericia y habilidad y os evite cometer los mínimos errores al comienzo del placer que supone registrar aquello que estamos observando.

Como veis, los prismáticos, el aparato óptico quizás más barato y al alcance de los aficionados, tiene su campo de aplicación, y seguirá siendo la herramienta de "pecho", como yo la llamo, para disfrutar con las maravillas del Firmamento. La cámara fotográfica es el "apoyo y guarda" de nuestros ojos. Anotar lo que se fotografía, donde, como y cuando, plasmará ese viaje por las estrellas, sin salir del planeta madre, la Tierra.


6.15 Prismáticos y su utilización

¿ Qué instrumento permite consolidar aún más, la observación a simple vista y obtener mayor conocimiento de los astros?

La herramienta que sirve de apoyo y de búsqueda rápida, incluso observando con telescopio son los Binoculares, vulgarmente llamados Prismáticos. Conociendo su construcción entenderemos sus características y sus límites, pero sin duda, nos abre el camino para conocer posteriormente la construcción y el manejo del verdadero instrumento de la observación astronómica, el Telescopio. Comencemos.



La figura 1 representa de forma esquemática la configuración de todos los elementos ópticos mínimos que se utilizan en su construcción. El cuerpo A, llamado objetivo principal, está compuesto por dos lentes que forman el Sistema Refractor Acromático. La lente 1, llamada biconvexa produce aberraciones cromáticas que hay que corregir (aunque no se extingan totalmente). Se consigue colocando detrás de la 1ª lente una 2ª bien estudiada llamada lente divergente, para que esta desvíe contrariamente la luz de la 1ª y así conseguir que los haces de luz pertenecientes a las longitudes de onda de dos o tres colores fundamentales, incidan en un mismo punto del Plano Focal (ver figura 2).



La luz que recoge el objetivo pasa al primero de los prismas de reflexión total, reflejando en sus paredes internas la imagen y conduciéndola al segundo prisma de construcción idéntica al 1º. La función de estos dos prismas, es la de enderezar la imagen, es decir, ver la imagen tal como la vemos a simple vista. La luz es reflejada en el 2º prisma y va directamente al ocular, que es el accesorio que da los aumentos indicados por el fabricante. El ocular está compuesto de dos o más conjuntos de lentes. A mayor número de conjuntos de lentes, implica mejor calidad de imagen. Según su construcción el campo observado es más plano y con menos aberraciones ópticas residuales y por supuesto, encarece el precio del Prismático.

Sobre este accesorio (el ocular), hablaremos en próximos artículos, puesto que es, uno de los elementos más importante de los telescopios astronómicos. En los Prismáticos estos oculares no se pueden intercambiar como en los telescopios, es decir, están fijos en el chasis del cuerpo del instrumento.

Un buen objetivo además de su cuidadosa construcción es aquel, cuyas lentes han sido tratadas con una película o recubrimiento antirreflectante que proporciona imágenes contrastadas, eliminando reflexiones internas de las lentes. Visto el objetivo de frente, con este recubrimiento aparecen las lentes de un color violáceo o anaranjado. Actualmente con el avance producido en las técnicas de construcción óptica, han mejorado mucho la calidad de las lentes. Pero hay que rechazar el Binocular de ocasión, porque hay "gato encerrado", sobre todo en el objetivo y ocular. Es preciso consultar a los expertos de las Asociaciones Astronómicas si se tienen dudas, en la adquisición de dicho instrumento.


Características

Los binoculares son definidos por dos cifras anotadas normalmente en el cuerpo del instrumento, de la siguiente forma: 7x50 , 10x50 , 11x80, etc. Presento estos tres ejemplos porque son los más utilizados por los aficionados a la Astronomía. Existen en el mercado otros intermedios para la utilización terrestre y otros superiores para la observación astronómica pero de un coste muy elevado.

La 1ª cifra indica los aumentos que da el prismático (7, 10, 11, etc.) y la 2ª cifra (50, 80, etc.) es el diámetro en mm. de los objetivos.

A mayor diámetro del objetivo, más luminosos serán los prismáticos. A mayores aumentos e igual diámetro del objetivo, menos luminosos serán los instrumentos.

A mayores aumentos e igual diámetro de los objetivos, la llamada "pupila de salida", será más pequeña. Este concepto tiene mucha importancia puesto que el diámetro que presente la "pupila de salida", define el campo observado, es decir, el ángulo que forma el campo observado será mayor o menor. A menores aumentos e igual diámetro del objetivo, más campo se abarca y mayor es la luminosidad que recoge el instrumento. La luminosidad de todo instrumento en la observación astronómica es de vital importancia.

Es necesario que el prismático esté equilibrado ópticamente, es decir, que su objetivo disponga de un diámetro requerido y se corresponda con los aumentos que da el ocular, para que el campo resultante sea lo suficiente luminoso y resuelva los objetos con puntualidad, con nitidez.

Dividiendo el diámetro del objetivo entre los aumentos, nos dá el diámetro de la pupila de salida, del instrumento.

La pupila del ojo humano en la observación nocturna se dilata al máximo, como unos 7 mm. aproximadamente, haciéndose menor con el paso de los años. Conviene por ello, que las pupilas de salida de los prismáticos se aproximen a los 7 u 8 mm. Menores de 5 mm. y mayores de 8 ó 9 mm. no son óptimos para la observación astronómica. Por debajo de los 5 mm. no deja pasar la suficiente luz para puntualizar un campo relativamente oscuro. Y por encima de los 8 ó 9 mm. la pupila del ojo no puede recoger toda la información luminosa porque es menor su diámetro, se convierte incómoda la observación.

Si colocamos los prismáticos frente a la luz diurna y observamos por los oculares a una distancia de 20 a 30 cm. de los ojos, veremos unos círculos luminosos, siendo éstos las llamadas pupilas de salida.

Si ya hemos calculado el diámetro de la pupila de salida de nuestros binoculares, por ejemplo:

Ps = D del objetivo / aumentos en mm. 7x 50 = 50/7= 7,14

siendo este valor el diámetro de la pupila. Su luminosidad es el cuadrado de este valor 7,14 x 7,14 = 50,97 que indica el índice de un modelo muy luminoso. Un 10 x 50-Ps = 5-Luminosidad = 25 siendo la mitad de luminoso que el anterior ejemplo. En mi caso, yo uso este último con muy buenos resultados. Por debajo de un índice de luminosidad de 25 no son recomendables en la observación astronómica.

Recordemos a los observadores que utilizan lentes para corregir la visión de sus ojos, pueden prescindir de las mismas y corregir con el enfoque de los prismáticos, su propio defecto visual, excepto aquellos que padecen "astigmatismo", ya que este defecto óptico, no lo corrige el enfoque del binocular

Bien, conocida la construcción del prismático, su capacidad teórica y características técnicas, es hora de que practiquemos con ellos.


Como realizar el enfoque de las imágenes

El primer impulso que realizamos al coger los prismáticos y apuntar a una estrella o planeta, es el de enfocar de inmediato con la rueda central de enfoque, siendo esta práctica muy habitual entre los aficionados a la Astronomía. Pero no es la correcta. Hay que seguir un procedimiento que lleva escasamente 5 minutos, para sacar el mayor partido de la imagen que queremos observar. El procedimiento es el siguiente:

1º.- Se cierra el ojo derecho o con la tapa correspondiente se obstruye el objetivo derecho. Con el ojo izquierdo visualizamos el objeto elegido y con la rueda central enfocamos hasta conseguir la imagen nítida y puntual. Una vez conseguido, retiramos la tapa del objetivo derecho y obstruímos el objetivo del lado izquierdo o cerramos el ojo izquierdo y con la rueda de enfoque "instalada en el ocular derecho" ajustamos la imagen, consiguiendo nitidez y puntualidad de la misma.

2º. - Debemos regular la distancia entre ojos ajustando los dos cuerpos del prismático y acomodándolos a la distancia precisa que separa los ojos de forma que, ambas imágenes se superpongan con exactitud, dando comodidad a la observación.

Las imágenes deben ser claras, cuando las estrellas aparecen puntuales, como puntos perfectos y luminosos. En la mayoría de ocasiones, las aberraciones ópticas no han sido totalmente eliminadas y sobre todo la aberración de "coma", que aparece en muchos de los instrumentos y también la distorsión de "barrilete" que aparece en el perímetro del campo observado. En función de la calidad y precio de los binoculares reside el que estas dos aberraciones, aparezcan minimizadas.

La prolongada observación con prismáticos, se hace imprescindible la utilización de un soporte rígido, que permita la observación cómoda y que evite las vibraciones del instrumento. El soporte rígido es ni más ni menos que un buen trípode y su estabilidad, está determinada por su estructura. La fijación del prismático al trípode se realiza por medio de una pieza metálica: Existen en los comercios de Fotografía distintos sistemas de fijación, siendo el más práctico aquél que inmoviliza el cuerpo del prismático al trípode, pero que permite la manipulación de los enfoques cómodamente.

A la hora de enfocar y poner a punto el prismático, debemos elegir aquellas estrellas u objetos planetarios que nos permitan una cómoda visión y cómodo manejo de los mandos de los dos movimientos de que consta el trípode.

Un buen momento para poner a prueba la capacidad del prismático adquirido, es apuntar en las noches de invierno hacia el cúmulo abierto de las Pléyades, muy bien definida su situación en cualquier Planisferio. Debemos distinguir siete estrellas principales muy luminosas y resolverlas con nitidez, las cuales entran perfectamente en el campo que nos dan los prismáticos de uso corriente en la observación astronómica. Entre y alrededor de ellas aparecerán otras menos luminosas pero perfectamente enfocadas. Es todo un espectáculo observarlas. Realizar un dibujo de su posición y el conteo de las mismas comparando el resultado con un Atlas Estelar, supone un test de la capacidad del binocular utilizado.

Durante todo el año disponemos de un astro como es nuestro satélite, la Luna. Observarla sobre todo en los cuartos creciente y menguante disfrutando de la visión de los "cráteres"y "mares" y otras estructuras lunares. Realizar dibujos de estas estructuras ayudan al observador a ser crítico con lo que observa y al mismo tiempo consolida los nombres y caracterización de la Luna.

Si la noche es buena, es decir, baja en turbulencias y baja contaminación lumínica en el puesto desde donde se observa, la visión del planeta Jupiter y sus satélites galileanos, cuatro puntitos que aparecen a ambos lados del planeta, mostrará la visión conjunta, la calidad de los binoculares utilizados y las aberraciones ópticas residuales que le son propias.

Durante todo el año podremos ver a distintas horas de la noche y si el tiempo lo permite la constelación de la Osa Mayor. Otra prueba del comportamiento del equipo, es localizar y enfocar a la estrella central de los "mulos" que tiran del Carro. Dicha estrella se llama Mizar, y es una estrella doble (en realidad múltiple), pero con prismáticos sólo podemos resolver, las dos estrellas más luminosas del conjunto. De las dos que visualizaremos, la menos luminosa se llama Alcor. Esta visión supone un buen ejercicio de la agudeza visual y un excelente examen de cómo responde el instrumento con el que se observa.

Durante la estación invernal, disponemos de un Cielo extraordinario que en los comienzos de la Primavera y en las dos primeras horas de la noche, todavía se puede contemplar con gran magnificencia, la Constelación de Orión, también conocida por el nombre de El Cazador. En el centro de la constelación hay tres estrellas brillantes que toman una inclinación hacia el horizonte, que representan el Cinturón del Cazador. En la vertical de las mismas hacia el horizonte terrestre, cercano a ellas se encuentra, un puntito brillante que observado con los prismáticos se deja entrever una estructura nebular en forma de pétalo, vulgarmente llamada la Nebulosa de Orión o M42 del catálogo de Messier. Su visión es espectacular, no tanto como la visión telescópica, pero si espectacular, porque es muy brillante.

En plenas noches vacacionales veraniegas, es obligatorio visitar la galaxia llamada Andrómeda o M31. De nuevo la herramienta Planisferio nos muestra su posición de altura sobre el horizonte nordeste y entre las Constelaciones de Casiopea y el cuadrado de Pegaso. Observaremos si la noche es oscura y limpia, una nubecita algodonosa, pero apreciable en el campo del binocular. Una visión inolvidable.

Bueno, se puede recorrer la esfera celeste y enumerar visualizando los numerosos objetos celestes, tanto estelares como planetarios. De los observadores depende el número de horas de observación. Prismáticos y Planisferio son dos herramientas muy potentes, que equilibradamente utilizadas y estrujando sus posibilidades nos producirá unas gratas y alicientes observaciones de las maravillas del Universo. Continuará.


6.16 Observación con instrumentos de baja calidad

Muchos aficionados al Cielo estrellado, con la urgencia de las vacaciones de verano, preparan sus telescopios, justo unos días antes de dar comienzo las mismas. Esto acarrea consigo la precipitación del montaje y puesta a punto de toda la instrumentación, que ya de por sí, arrastra defectos de fabricación. Estamos hablando de aquellos equipos, que por su relación calidad-precio, no dan el rendimiento que sería deseable.
                               

El resultado desde las primeras observaciones es catastrófico. Fallo tras fallo, pone al aficionado en la tesitura de optar, bien por embalar el instrumento y ponerlo en venta, o bien almacenarlo en el trastero de casa, acompañado por una pérdida de ánimo por la adquisición de un aparato prácticamente inservible. Conozco amigos de afición, que cayeron en la tentación de abandonar hasta la práctica observacional.

Desde estas líneas quiero dar ánimo a los aficionados, para que valoren la importancia que tiene el poner en marcha nuestros flojos telescopios, dándoles un rendimiento con cierta calidad. Es una meta que se puede alcanzar y un reto a nuestra capacidad.


                                          

¡Hay que salir del estupor! al ver que nuestro telescopio nos falla en el seguimiento motorizado del Cielo, o que la Luna la vemos poco definida y que a la menor brisa, la imagen no se estabiliza a los pocos segundos, lo que nos demuestra que la montura que usamos adolece de firmeza.

Si al mal funcionamiento de nuestro telescopio añadimos la falta de contacto con amigos aficionados y el desconocimiento de alguna Asociación de astronomía cercana a nuestra residencia, esto incrementará el desánimo. El primer paso a dar es reflexionar sobre las causas que provocan los fallos en nuestra instrumentación.

En esta séptima entrega del curso, vamos a tratar de, minimizar los fallos que se producen, atajándolos con el "espíritu del viajero estelar", en la medida de nuestras posibilidades. Un equipo astronómico bajo en calidad por su fabricación, adolecerá de precisión mecánica en sus piezas que, sumado a un bajo rendimiento de su óptica, no permiten mejoras excelentes, pero sí, reformas aceptables a las que sacar partido.


                                          

Una montura inestable se puede mejorar. Se comienza reforzando el trípode, añadiendo a cada pata, un soporte rígido en toda su extensión, o bien su en parte media inferior. Las monturas de baja calidad, suelen venir acompañadas de una bandeja porta-accesorios. Y como son desmontables, las holguras son infinitas. En lugar de instalar esta bandeja, podemos utilizar el espacio para reforzar la parte media superior del trípode, instalando unos tirantes metálicos rígidos y fuertes. Con esto se consigue, en los trípodes con patas de aluminio o madera de baja densidad, eliminar el pandeo mecánico que produce el peso de la cruz de ejes y el sistema óptico. Si a estos tirantes metálicos les añadimos en su centro de gravedad un peso de 4 ó 5 Kg., la estabilidad aumentará.Da un estupendo resultado fijar las tres patas del trípode por su parte inferior con un triángulo equilátero fabricado en metal o aglomerado-pasta antihumedad, de tal forma que la estructura se monolitiza, dando una estabilidad inigualable. La fijación de esta pieza a las patas del trípode se realizará en función de la estructura corporal de las patas adaptando los sistemas de fijación lo más sólido posible.

Vuelvo a insistir que, en un equipo astronómico por debajo de las 80.000 pesetas, normalmente los materiales que el fabricante utiliza, como el aluminio simple, maderas y calaminas, le permite abaratar costes en detrimento de su calidad. Una montura de gama media a alta en calidad, supera en coste muchas ocasiones al instrumento óptico.

Algunos telescopios de una cierta calidad, los soporta la montura llamada alemana. Esta posee una mayor estabilidad que las de trípode sencillo, pero en ocasiones resultan ser excesivamente elevadas, manteniendo el centro de gravedad alto. La solución es la de cortar un segmento, por su parte inferior, que haga descender el centro de gravedad, haciéndola insensible a las rachas de viento leve.

Cuando nos disponemos a realizar observaciones con el seguimiento motorizado, la puesta en estación del telescopio puede tener dos grados diferentes de precisión, según el tipo de trabajo que tengamos programado. La fotografía astronómica de larga exposición necesitará de la máxima precisión del seguimiento motorizado sideral. Si queremos hacer observaciones visuales, no será necesario la precisión del movimiento, bastará con el apuntado a la Polar.

Pero en el anterior caso, no bastará con el apuntado a la Polaris, sino que serán necesarios unos ajustes de "acimut" y de la "latitud" del lugar. Observando estrellas situadas en el meridiano local entre 20º y 30º de altura y otras situadas al Este entre 15º y 20º de altitud. Es fundamental disponer de un ocular de 12 mm de focal con retículo iluminado, que nos permita apuntar y guiar las estrellas elegidas consiguiendo que éstas no se desvíen de la cruz de hilos. Con estos ajustes debemos conseguir un mínimo de 20 minutos de guiado correcto, para garantizar unos resultados fotográficos aceptables.

Para los aficionados sin experiencia en la puesta en estación de su telescopio, los ajustes de un guiado correcto llevan su tiempo, puesto que los pasos a realizar hay que repetirlos para estar seguros de que la orientación al Polo Celeste es la adecuada. No hay que olvidarse nunca de ajustar la montura horizontalmente, antes de comenzar la puesta en estación.

Debemos tener en cuenta que, cada telescopio tiene sus límites, dependientes de la apertura del objetivo principal (Ø ) y de su focal correspondiente, que limita la magnitud límite teórica que puede alcanzar y el campo angular que abarca.


                       

En una montura de bajo precio, si trae incorporado el motor de seguimiento, hay que asegurarse que esté correctamente montado en su lugar correspondiente y que el cuerpo del motor -con sus piñones de ataque- estén limpios. El mismo caso es cuando el equipo no haya sido utilizado durante un largo período. Fijar correctamente los piñones a su eje, para que estos no patinen y centrar su alineación, evitará las holguras y los tiempos inerciales al cambiar el sentido de marcha. Si existieran holguras no deseables, es preciso eliminarlas con soportes de relleno de arandelas metálicas que impidan el deslizamiento horizontal y el cabeceo de los piñones.

Una vez montado todo el sistema con los accesorios, se realizarán las pruebas de puesta en marcha y se observará el resultado de las correcciones.

Un error que cometemos frecuentemente los aficionados es el deficiente equilibrado del telescopio. El tubo óptico apoyado sobre sus anillas correspondientes o sobre una plataforma de "cola de milano", realiza el seguimiento y la búsqueda de los astros en la gran mayoría de las veces, desplazado del centro de gravedad de la estructura. Si el peso total, con todos los accesorios para la observación o fotografía, no está compensado y equilibrado en sus dos ejes, el seguimiento motorizado nunca será regular, puesto que, durante su marcha el motor y los piñones de ataque no mantendrán la regularidad.

En la observación visual no tendrá mucha relevancia este problema, exigiendo sólo mover los ajustes finos para centrar el objeto en el campo del ocular. Pero en fotografía astronómica, no se pueden hacer correcciones cada 5 segundos, puesto que los errores de deriva afectarán al negativo.

Es obligación del astrónomo aficionado, incorporar al tubo óptico todos los accesorios que va a usar en la observación tanto visual como fotográfica y:

1.- Horizontalizar la estructura con un nivel de burbuja de aire.

2.- Bascular el tubo óptico al Este y al Oeste, regulando el contrapeso instalado en el eje de declinación, hasta observar que el conjunto óptico se queda en cualquier posición, sin deslizamientos. Entonces se dice, que está equilibrado en A.R (ascensión recta), teniendo siempre el tornillo de fijación libre.

3.- A continuación, se desplaza el tubo óptico al Este y al Oeste manteniéndolo horizontalmente el tubo y el eje de declinación, realizándolo con un nivel de burbuja. Se libera el tornillo de fijación y se comprueba si, el tubo cabecea por cualquiera de sus extremos hacia el suelo. Si es así, se regula deslizando la óptica por sus anillas o ajustando el soporte del tipo cola de milano, hasta que el tubo no cabecee en absoluto. Entonces se dice que el equilibrado es correcto en D (declinación).

Con estos equilibrados en los ejes, conseguimos la estabilidad de las monturas, proporcionando suavidad en el movimiento de los ejes. El rendimiento del motor o de los motores será óptimo.

Es muy corriente, que al adquirir telescopios de media/baja calidad, los accesorios que acompañan al equipo sean también de baja calidad. Sobre todo los oculares, la lente Barlow y por descontado el motor y su control de seguimiento, si es que lo lleva incorporado.

Los oculares no tienen solución de arreglo. Los llamados Kellner, Huygens y Ramsden, si no han sido mejorados en su construcción, dejan mucho que desear, sobre todo cuando se realiza fotografía por proyeccion (con aumentos).

Los aficionados con experiencia tenemos por costumbre sustituirlos en el tiempo, por los llamados Ortoscópicos, Plossl, Erfles y otros que han aparecido en el mercado en los últimos años y que dan mejor resolución y campo más plano. En función de nuestras posibilidades económicas los iremos sustituyendo.

Lo mismo ocurre con la lente Barlow. Si queremos buenas imágenes, este importante accesorio debe ser de calidad, y su precio puede sobrepasar las 12.000 pts. Muchos aficionados -y entre ellos el autor- utilizamos para duplicar la focal inicial del telescopio los duplicadores fotográficos de calidad que se incorporan al cuerpo de la cámara, proporcionando excelentes resultados.

Con las monturas de baja calidad, los fabricantes no integran en el equipo el motor de seguimiento. Si lo hacen, la calidad del mismo no es que sea mala, sino pésima.

Hay distintas casas comerciales en el ámbito del Estado, a las que consultando por teléfono o por Internet, asesoran acerca de qué motores y controles disponen con garantía de calidad, para todas las monturas. En las Asociaciones de astrónomos aficionados asesoran sobre estas casas comerciales y sobre qué motorización necesita todo tipo de telescopios. La experiencia que tienen las Asociaciones es garantía absoluta para el equipamiento de nuestro telescopio.

Nunca nos cansaremos de repetir desde esta tribuna que, merece la pena esperar un tiempo para adquirir un telescopio de media-alta gama de calidad. Apresurarnos en la compra de un instrumento, agobiados por el deseo de mirar las estrellas y objetos celestes, nos da pie a cometer errores que no tienen vuelta atrás. No por correr y tener un telescopio -el que sea- vas a satisfacer tus ansias de Firmamento, sino que la simple visión de las bellezas celestes, obliga a pensar para aplicar lo razonado. Un buen funcionamiento de tu telescopio te ayudará a llegar donde tu desees.

Prepara tu equipo antes de las vacaciones, verifica su funcionamiento. Mejora aquello que no te satisfaga y te sentirás bien con los resultados. Así se desarrolla tu experiencia.


6.17 Observación lunar


Recuerdo que, a principio de los 80 del siglo pasado, a los pocos meses de pertenecer como socio a la Agrupación Astronómica VBE, adquirí un telescopio reflector de 150 mm de f y 1200 mm de focal. Mi primer objetivo observacional fue la Luna, nuestro satélite natural.

Siempre atrajo este objeto mi atención, que aún perdura después de 20 años. La primera impresión al observar la superficie selenita fué de éxtasis al ver sus cráteres, los llamados mares lunares, cordilleras, grietas, picos centrales, valles y las distintas tonalidades a medida que las sombras recorrían los accidentes lunares según el ángulo de los rayos solares incidían sobre ellos. Las interjecciones que salían de mis labios no se pueden reflejar sobre el papel porque dejaría en mal lugar mi cordura pasional ante la maravilla que mis ojos y mi espíritu recibían.

De chico, en verano, durante las vacaciones acompañaba a mis primos apacentando los rebaños en las montañas santanderinas. En infinidad de ocasiones en los atardeceres observaba la Luna a simple vista tumbado sobre la hierba, me preguntaba como sería su superficie, que había en ella, ¿habría vida?, de que estaba compuesta, ¿habría ríos, montañas y valles? Me estoy refiriendo a los años 60 del siglo pasado.

Así comenzó mi afición al cielo estrellado, que junto a las enseñanzas de mi padre por el cariño a la naturaleza, pastor en sus años juveniles, observador profundo de todo lo que se movía en la Tierra y en la Bóveda Celeste.

La primera observación lunar estuve pegado al ocular unas tres horas durante aquel cuarto creciente, recorrí la gran mayoría de todos los accidentes. Me enganchó en la observación de los cuerpos celestes y es hoy en día, mi debilidad en el registro fotográfico selenita.

La Luna contiene tal cantidad de aspectos físicos, que su estudio geológico y composición, permite al astrónomo que se inicia, experimentarse en el dibujo planetario, observación de su morfología craterizada y medida de la extensión de sus accidentes. Contemplar su superficie es relajante, por el simple placer de mirar.

La tenemos tan cerca (unos 350.000 Km.), que nos permite, incluso a telescopios pequeños, aplicar grandes aumentos, teniendo siempre en cuenta la apertura del objetivo, es decir, que podemos aplicar el doble de aumentos. Ejemplo, un diámetro de 114 mm del objetivo principal o primario podemos aplicar unos 200 aumentos sin apenas pérdida de luz.

Teniendo en cuenta este dato podemos decir que, un telescopio con el objetivo de 150 mm de diámetro y una focal primaria de 1200 mm, incorporando un ocular de 20 a 26 mm de focal, obtenemos unos aumentos entre 46 y 60. Los oculares mencionados nos dan unos campos aparentes que van desde los 40' a 60' según los fabricante lo que nos permitirá observar la Luna completamente, ya que el diámetro angular aparente de la Luna vista desde la Tierra es de 1 º (30'), por tanto, entra en los oculares que he puesto como ejemplo, enteramente.

Si utilizamos oculares de focales más cortas, por ejemplo, los comprendidos entre 9 y 18 mm de focal, la visión lunar se ve reducida a zonas, lo que nos ayudará a registrar detalles más finos de la superficie de nuestro satélite en la medida que aumentamos los aumentos.

Es de dominio general el llamado ciclo lunar que tiene una duración de unos 29,5 días de media, las cuales nos permite observar cambios contínuos de los contornos de su superficie. La órbita que realiza la Luna alrededor de nuestro planeta, nos da una imagen cambiante de su cara iluminada produciendo cuatro fases, popularmente conocidas como luna nueva, cuarto creciente, luna llena y cuarto menguante. Las fases de luna nueva y luna llena también son conocidas como novilunio y plenilunio, siendo explicadas todas ellas por la posición que toman la Tierra y la Luna con respecto al Sol, como muestra la imagen.


                 

Cuando se produce el novilunio, la Luna se sitúa entre el Sol y La Tierra posicionándose nuestro Planeta, por encima o por debajo de la línea recta que nos une a nuestra estrella. Después de unos siete días aproximadamente de la Luna nueva culmina el cuarto creciente, también llamado primer cuarto, que visto desde la Tierra es medio círculo iluminado, apuntando su curvatura hacia la puesta de sol (oeste), en tanto que el otro medio círculo está en absoluta oscuridad.

El medio círculo iluminado sigue creciendo y aumentando su forma gibosa, que al cabo de 14 días y medio después del novilunio, la cara visible de la Luna aparece en su totalidad esplendorosamente iluminada, llamada esta fase Luna llena. En este punto la Tierra se sitúa entre el Sol y la Luna. A partir de ese momento el primer cuarto iluminado va decreciendo de forma gibosa y al cabo de 21 días aproximadamente desde la Luna nueva, llega ésta al cuarto menguante, también llamado segundo cuarto, cuya iluminación del medio círculo apunta su curvatura hacia la salida del Sol (este).

El período lunar continúa reduciendo el área iluminada de nuestro satélite y apareciendo este como un simple arco tenuemente iluminado, alcanzando baja altura sobre el horizonte este, finalizando el período lunar con el nuevo novilunio (luna nueva) desde que inició, el anterior transcurriendo 29,5 días, y así da comienzo la nueva lunación.

La Luna en su órbita de traslación (órbita alrededor de la Tierra) tarda el mismo tiempo que dar una rotación sobre su eje. Esta es la causa que hace posible observar desde la Tierra la misma cara iluminada de la Luna. En realidad, observamos algo más del 50% de su superficie debido a varios movimientos específicos que la Luna desarrolla debido a la proximidad con la Tierra. De ellos hablaremos en otro momento, debido a su importancia.

En la fase de Luna llena, esta se presenta con toda su grandeza. La intensidad luminosa es muy elevada y en lugares sin contaminación lumínica es posible la lectura sin apenas esfuerzo ocular.

Con instrumentos de apertura del diámetro superiores a los 114 mm, molestan las retinas del observador, incluso las puede dañar. En mi caso, hace unos años observando la luna llena con un Schmidt Cassegrain de 200 mm de diámetro y sin filtro amortiguador sentí a los pocos segundos molestias que se mantuvieron una semana. Aconsejo que la observación en la fase de iluminación total del disco lunar, se realice con la protección de un filtro verde o amarillo que amortigüe la luz.

Durante esta fase lunar la luz que nos llega, sólo permite observar grandes extensiones oscuras y claras acompañadas de matices que van desde el blanco-amarillo hasta el gris oscuro. También se distinguen los gigantescos rayos brillantes que surgen del cráter de impacto llamado Tycho, diversas estructuras de otros cráteres, y afinando el enfoque podemos visualizar en los extremos del disco iluminado (limbo) muchas forma ciones estructurales de la superficie lunar.


                                              

No obstante, serán los cuartos crecientes, menguantes y días intermedios cuando las observaciones nos darán mayores satisfacciones, puesto que en la Luna, aparece el llamado terminador, que es la línea que divide la luz, de la sombra sobre la superficie selenita. Este efecto visual realza los accidentes lunares. La luz del Sol "dibuja" los contornos de los cráteres, cordilleras, grietas y mares, permitiendo la visión de detalles en los mismos.Amaneceres y atardeceres en la Luna vistos desde la Tierra, por ejemplo sobre los cráteres, conforman distintas sombras en cada salida y ocaso, datando la escala de grises e intensidades de los mismos. El ángulo dado por los rayos de luz solar que inciden sobre la superficie lunar, permite observar la altura de los picos centrales que contienen muchos de los cráteres, y observando con claridad las terrazas de los circos, delimitando cordilleras, resaltando grietas y cañones entre los llamados mares de la cara iluminada.

La zona del Polo Sur lunar es la menos visitada por los aficionados, que en muchas ocasiones nos limitamos a los paralelos centrales. La observación del Polo Sur es de una belleza inmensa. La zona está plagada de cráteres que por la perspectiva aparecen ante nuestra vista amontonados, deformados en dirección este-oeste, unidos por sus paredes unas aterrazadas y otras lisas, en algunos se distinguen sus picos centrales, como estacas que quisieran medir sus alturas. Es impresionante la visión telescópica.

Un ejercicio reconfortante es, realizar durante varios días en las fases de creciente y menguante, un dibujo de la superficie lunar del Polo Sur, recogiendo los cráteres y accidentes que se encuentren en ella. Esta tarea de entretenimiento, nos ayudará a ser exhaustivos en la observación planetaria, acostumbrándonos a anotar todo aquello que vemos, preparándonos para ser observadores críticos en el estudio y análisis del Universo.

Esta octava entrega no trata de hacer un recorrido por la Luna, analizando todos los accidentes, composición, lugar, edad y medidas no, lo que busco es, animar a los aficionados que os iniciáis en la observación planetaria, a que echéis raíces en la observación, y que ésta la realicéis exhaustivamente y con espíritu crítico. Aprender de lo que se observa, dibujarlo y analizarlo, nos dará la experiencia necesaria para poder aportar estudios concretos y serios, además de la satisfacción que se siente ante la belleza contemplada.

¿Qué mejor que comenzar con lo más cercano?. Lo más cercano es nuestro satélite natural, la Luna. La distancia media que nos separa de ella es de unos 384.000 Km. Como antes mencionábamos su diámetro angular visto desde la Tierra es de medio grado. Con un modesto telescopio podemos recorrer toda su superficie (cara iluminada). Como ya sabéis, todos sus accidentes geológicos tienen sus propios nombres.

Desde que Galileo se asomó con su pequeño refractor a la Luna, comenzó la elaboración de los primeros mapas lunares. A principios del siglo XVII Michel Floret Van Langren, elaboró el primer mapa lunar hacia el año 1645. Continuó con Hevelius y Giovanni Baptista Riccioli, marcando unas pautas a la nomenclatura en uso. Después contribuyeron a la nomenclatura J.M. Schröter, W. Beer y J.H. Mädler. Ya en el siglo tan cercano como el pasado, se creó la I.A.U (Unión Astronómica Internacional), que sentó las bases y la única con autoridad desde entonces, para nominar y realizar cambios.

Los datos actuales y que nos sirven de base so la nomenclatura de unos 6.240 cráteres en la cara visible, unos 800 de los cuales llevan su nombre propio y unos 5.450 se identifican con una letra griega o latina que se le añade al nombre propio del cráter más cercano.

Este lo realizó brevemente, puesto que la historia de la nominación de todos los accidentes lunares estuvo plagada de distintas metodologías en la cartografía de nuestro satélite natural, hasta que la I.A.U puso orden en la 2ª y 3ª década del siglo pasado.
En la divulgación de los conocimientos astronómicos muchos autores, una vez asentados en su tarea, remiten muy poco las fuentes de las que ellos se alimentaron, unas veces por celo profesional y otras por "olvido".

Cuando el que suscribe entró como socio de la Agrupación Astronómica Vizcaína, recuerda que, el Vicepresidente y que actualmente sigue, me dijo estas palabras: el conocimiento adquirido por la humanidad en todos sus órdenes, no debe ser ocultado nunca. Este principio intento que sea el baluarte de nuestra Asociación para todos los aficionados.

Con ese mismo objetivo quiero remitiros a aquellas obras escritas, de las que yo y muchos aficionados bebimos, y que os ayudarán a escudriñar, palmo a palmo la superficie y composición lunar. Me remito fundamentalmente a las obras en castellano, que son las únicas que yo he utilizado y que aún sigo utilizando, exceptuando mapas, que normalmente están en lengua anglosajona:
"La Luna. Selenografía para telescopios de aficionados". Julio C. Montejo. Equipo Sirius
"La Luna. Estudio básico".José Violat y Purificación Sánchez,Equipo Sirius.Antares.
La revista "Tribuna de Astronomía y Universo" que edita el equipo Sirius, contiene las direcciones y teléfonos para adquirirlos. En muchos de sus números publicados, hay artículos muy valiosos sobre la Luna
Mapa lunar
Mapa lunar (cuadrantes)
Las dos caras de la Luna
"Antares" (revista de Tribuna de Astronomía y Universo).



Fuentes : http://www.elcielodelmes.com/