Las observaciones recientes hechas mediante el Telescopio Espacial Hubble sobre uno de los quásares más distantes y más brillantes del universo han dejado asombrados a los astrónomos, no por lo que han visto sino por lo que NO han visto: No aparece galaxia alguna en la que esté alojado el quásar y que alimente a éste con estrellas.
¿Se trata pues de un quásar sin galaxia?
Aún no hay datos suficientes para poder responder con toda certeza a esta pregunta, pero la mejor explicación es que el quásar está acompañado por una galaxia, sólo que ésta se halla envuelta por tanto polvo que las estrellas quedan tapadas y ocultas por todas partes. Los astrónomos creen que el futuro Telescopio Espacial James Webb revelará la galaxia. Dicho telescopio también tendrá la sensibilidad infrarroja para mirar hacia el pasado, hasta 200 millones de años después del Big Bang. Si las galaxias comenzaron a formar estrellas en esta época temprana, el Webb está diseñado, y está siendo construido, para poder detectarlas.
Casi todas de las primeras galaxias que se forjaron en el universo contienen algo de polvo. El universo temprano estaba libre de polvo, hasta que la primera generación de estrellas comenzó a generarlo a través de la fusión nuclear. A medida que estas estrellas envejecían y sus reacciones nucleares se agotaban, perdían buena parte de su atmósfera, lo que acarreaba la emisión de cantidades inmensas de polvo al espacio interestelar.
El quásar observado por el equipo de Rogier Windhorst y Matt Mechtley, de la Universidad Estatal de Arizona, se remonta a una época temprana de la historia del universo (menos de mil millones de años después del Big Bang), pero se sabe, gracias a observaciones submilimétricas anteriores, que contiene grandes cantidades de polvo.
Lo que sorprendió a los investigadores es cuán tupidamente el polvo envuelve la galaxia, impidiendo que la luz alrededor del quásar sea visible desde la Tierra con los instrumentos disponibles.
Los quásares son núcleos brillantes de galaxias y albergan un agujero negro supermasivo. La actividad de éste absorbiendo materia es tan frenética que en el disco de acreción que rodea al agujero negro se generan colosales chorros de radiación. Si un chorro de esta clase apunta en dirección a la Tierra, el disco de acreción y el chorro pueden aparecer como un quásar, el cual es capaz de brillar un centenar, o incluso miles, de veces más que su galaxia.
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