9 de junio de 2020

Despegue de Solar Orbiter, la misión de la ESA que estudiará el Sol de cerca

La sonda Solar Orbiter de la ESA despegó a bordo de un cohete Atlas V 411 desde Cabo Cañaveral (Florida, EE. UU.) a las 05:03 CET del 10 de febrero, dando comienzo a su misión para estudiar el Sol desde nuevas perspectivas.

La estación terrestre de New Norcia recibió las primeras señales de la nave a las 06:00 CET, tras la separación de la etapa superior del lanzador en órbita baja terrestre.


Mirando al Sol

Solar Orbiter, una misión de la ESA con fuerte participación de la NASA, ofrecerá las primeras imágenes de las ignotas regiones polares del Sol, lo que permitirá conocer como nunca antes el funcionamiento de nuestra estrella progenitora.

También investigará cómo la intensa radiación y las partículas energéticas que emite el Sol y transporta el viento solar afectan a nuestro planeta, para así poder comprender y predecir mejor los periodos de tormentas espaciales. Estas tormentas podrían poner fuera de juego nuestras redes eléctricas, perturbar el tráfico aéreo y las telecomunicaciones, y hacer peligrar a los astronautas durante los paseos espaciales, por ejemplo.


Solar Orbiter

“Los humanos siempre hemos sabido de la importancia del Sol para la vida en la Tierra, y lo hemos observado e investigado su funcionamiento a fondo. Pero también somos conscientes del potencial que posee para perturbar nuestra vida cotidiana si nos encontramos en la línea de fuego de una potente tormenta solar”, reconoce Günther Hasinger, director de Ciencia de la ESA.

“Al finalizar la misión Solar Orbiter, tendremos más información que nunca sobre la fuerza oculta responsable del comportamiento cambiante del Sol y su influencia en nuestro planeta”.

“Solar Orbiter va a hacer cosas asombrosas. En combinación con el resto de las misiones que la NASA acaba de lanzar para estudiar el Sol, nos ofrecerá información sin precedentes sobre nuestra estrella —señala Thomas Zurbuchen, administrador asociado de la NASA para Ciencia desde la sede de la agencia en Washington—.

Junto a nuestros socios europeos, vamos a inaugurar una nueva era de la heliofísica, que transformará el estudio del Sol y contribuirá a la seguridad de los astronautas durante sus misiones a la Luna dentro del programa Artemis”.


Solar Orbiter at IABG


En su acercamiento máximo, Solar Orbiter se situará dentro de la órbita de Mercurio, a unos 42 millones de kilómetros de la superficie solar. La avanzada tecnología de su escudo térmico garantizará la protección de los instrumentos científicos de la nave cuando tenga que soportar temperaturas de hasta 500 °C, hasta 13 veces el calor que sufren los satélites en órbita terrestre.

“Tras veinte años desde su concepción, seis años de construcción y más de un año de pruebas, hemos creado junto a nuestros socios industriales nuevas tecnologías termorresistentes y afrontado con éxito el desafío de construir una nave preparada para mirar al Sol y estudiarlo de cerca”, añade César García Marirrodriga, responsable del proyecto Solar Orbiter de la ESA.



Nuevas perspectivas de nuestra estrella progenitora

Solar Orbiter solo tardará dos años en alcanzar su órbita operativa inicial, empleando maniobras de asistencia gravitatoria en la Tierra y en Venus para entrar en una órbita muy elíptica alrededor del Sol. La nave aprovechará la gravedad de Venus para salirse del plano de la eclíptica del sistema solar, que alberga las órbitas planetarias, y aumentar su inclinación para ofrecernos nuevas vistas de los polos del Sol, desconocidos hasta ahora.

Los polos no son visibles desde la Tierra y otras astronaves, pero los científicos creen que son fundamentales para comprender la actividad del Sol. A lo largo de los cinco años previstos para la misión, Solar Orbiter alcanzará una inclinación de 17° por encima y por debajo del ecuador solar. Durante la ampliación propuesta, la inclinación llegaría a ser de 33°.

 

Fuentes: ESA en Español

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