28 de noviembre de 2020

Otra ventana al Universo


Agujeros negros se aprestan a chocarse y emiten ondas gravitacionales, visibles en colores falsos en esta simulaciĆ³n en computadora

S. Ossokine, A. Buonanno (Max Planck Institute for Gravitational Physics), W. Benger (Airborne Hydro Mapping GmbH)

La detecciĆ³n de ondas gravitacionales generarĆ” estudios sobre fenĆ³menos altamente energĆ©ticos que emiten poca o ninguna luz

El dĆ­a 14 septiembre de 2015, los instrumentos del Observatorio InterferomĆ©trico de Ondas Gravitacionales (Ligo), en Estados Unidos, registraron por primera vez el paso de ondas gravitacionales por la Tierra. Esta observaciĆ³n comprobĆ³ la existencia de esas deformaciones del propio espacio, que Albert Einstein habĆ­a previsto hace 100 aƱos valiĆ©ndose de su TeorĆ­a de la Relatividad General, en 1915. Los cientĆ­ficos esperan a partir de ahora aprovechar esas ondas para estudiar fenĆ³menos astrofĆ­sicos altamente energĆ©ticos que emiten escasa o ninguna luz, lo que torna su observaciĆ³n casi imposible, aun cuando se emplean los mĆ”s potentes telescopios disponibles.

“Lo que viene ahora realmente entusiasma”, dijo el fĆ­sico David Reitze, director ejecutivo del Ligo, en el anuncio ante la prensa de este descubrimiento histĆ³rico. “Como cuando Galileo observĆ³ el cielo con un telescopio por primera vez, en 1509, hemos abierto ahora una nueva ventana al Universo.”

Al cabo de meses de anĆ”lisis y verificaciones, el equipo internacional de investigadores del Ligo arribĆ³ a la conclusiĆ³n de que el origen de las ondas habrĆ­a sido un violento evento cĆ³smico nunca antes registrado desde un observatorio astronĆ³mico: la colisiĆ³n y la fusiĆ³n de dos agujeros negros acaecidas a 1.300 millones de aƱos luz de la Tierra. De acuerdo con esos cĆ”lculos, publicados el 11 de febrero en Physical Review Letters, la fusiĆ³n de los agujeros negros habrĆ­a liberado una cantidad de energĆ­a equivalente a la de la aniquilaciĆ³n completa de tres estrellas con la masa del Sol en menos de 0,2 segundo. Lo mĆ”s sorprendente es que, por lo que parece, nada de esa energĆ­a fue liberada en forma de luz o de partĆ­culas de materia. El choque de los agujeros negros generĆ³ una explosiĆ³n invisible y su energĆ­a se propagĆ³ por el Universo en forma de ondas gravitacionales.

Al mismo tiempo, el registro realizado en el Ligo constituye la primera evidencia directa de la existencia de ondas gravitacionales y de agujeros negros. Antes, sĆ³lo habĆ­a seƱales indirectas. “Es una confirmaciĆ³n espectacular de nuestros cĆ”lculos de la TeorĆ­a de la Relatividad General realizados desde la Tierra”, afirmĆ³ el fĆ­sico italiano Riccardo Sturani, del Instituto Sudamericano de InvestigaciĆ³n Fundamental del Centro Internacional de FĆ­sica TeĆ³rica (ICTP-SAIFR), que funciona en SĆ£o Paulo en colaboraciĆ³n con el Instituto de FĆ­sica TeĆ³rica de la Unesp.

Sturani forma parte del equipo de mĆ”s de mil investigadores de 15 paĆ­ses que colaboraron en el desarrollo tecnolĆ³gico del Ligo y en el anĆ”lisis de sus datos. Es experto en el cĆ”lculo de las formas de las ondas gravitacionales que son resultado de colisiones violentas entre cuerpos celestes densos y compactos, con masas similares a las de estrellas gigantes concentradas en volĆŗmenes de unos pocos kilĆ³metros de diĆ”metro. Los astrofĆ­sicos sĆ³lo conocen dos tipos de objetos de asĆ­: los agujeros negros y las estrellas de neutrones.

Creadas a partir de la implosiĆ³n del nĆŗcleo de una estrella gigante, las estrellas de neutrones concentran la masa de 1 a 3 soles en una esfera de 20 kilĆ³metros de diĆ”metro. Los astrĆ³nomos observan rutinariamente la luz, las ondas de radio y los rayos X emitidos por estrellas de neutrones, pero aĆŗn no saben mucho sobre su interior. “En el centro de una estrella de neutrones existen presiones y densidades altĆ­simas, mĆ”s elevadas que aquĆ©llas situadas en el interior del nĆŗcleo de un Ć”tomo”, explica Cecilia Chirenti, fĆ­sica teĆ³rica de la Universidad Federal del ABC. Chirenti investiga de quĆ© manera la forma de las ondas gravitacionales emitidas por estrellas de neutrones puede variar de acuerdo con la composiciĆ³n interna de dichos astros. “No sabemos de quĆ© forma se comporta la materia en esas condiciones. Existen muchos modelos y las ondas gravitacionales pueden ayudar a verificar cual representa mejor la realidad.”

Desde 1974, los astrĆ³nomos han venido observando indirectamente ondas gravitacionales provenientes de estrellas de neutrones. Pero esas ondas tienen amplitud y frecuencia demasiado bajas como para que se las pueda detectar desde el Ligo.

Al igual que las estrellas de neutrones, los agujeros negros tambiĆ©n pueden crearse debido a la implosiĆ³n del nĆŗcleo de estrellas gigantes, de masa aĆŗn mĆ”s elevada. En ese caso, la implosiĆ³n provoca el colapso total de la materia, que se transforma en energĆ­a gravitacional pura. En lugar del antiguo nĆŗcleo estelar, surge una superficie esfĆ©rica en el espacio vacĆ­o llamada horizonte de eventos. Nada, ni siquiera la luz, escapa a la fuerza gravitacional de esa superficie, de allĆ­ el origen del nombre de agujero negro.



AsĆ­ como los agujeros negros, las ondas gravitacionales son algunas de las previsiones mĆ”s famosas de la TeorĆ­a Relatividad General de Einstein. El cientĆ­fico la formulĆ³ en 1915 para explicar la gravitaciĆ³n con base en su TeorĆ­a de la Relatividad Especial, de 1905. De acuerdo con la Relatividad General, la gravedad no es una fuerza de atracciĆ³n que actĆŗa instantĆ”neamente entre dos cuerpos, tal como lo habĆ­a postulado dos siglos antes el fĆ­sico y matemĆ”tico inglĆ©s Isaac Newton. La TeorĆ­a de la Relatividad Especial desestima la existencia de fuerzas instantĆ”neas, porque, segĆŗn esta teorĆ­a, nada puede viajar mĆ”s rĆ”pido que la velocidad de la luz. Para corregir ese detalle de la teorĆ­a de Newton, Einstein tuvo que reinterpretar la idea de gravitaciĆ³n, que dejĆ³ de verse entonces como una fuerza para pasar a ser entendida como una deformaciĆ³n de la geometrĆ­a del espacio provocada por la masa de los cuerpos.

Es mĆ”s fĆ”cil entender lo que sucede cuando se imagina una bala de caĆ±Ć³n en el centro de una cama elĆ”stica. La bala estira la trama y se hunde. Si alguien arroja una bola de billar en forma tangencial a la bala de caĆ±Ć³n, verĆ” que la bola menor no recorre una lĆ­nea reta. A partir de cierto punto, pasarĆ” describir cĆ­rculos alrededor de la bala, algo similar a lo que hace la Tierra en su Ć³rbita alrededor del Sol.

La fuente de las deformaciones en el espacio es la presencia de una gran masa como la del Sol o la de la Tierra. Einstein se dio cuenta de que, en determinadas circunstancias, un cuerpo en movimiento acelerado tambiĆ©n podrĆ­a causar deformaciones pasajeras en el espacio, que se propagarĆ­an en la forma de ondas viajando a la velocidad de la luz. En la prĆ”ctica, esas ondulaciones serĆ­an percibidas como una fuerza pasajera que deforma los objetos que encuentra en su camino (vea la infografĆ­a). Einstein notĆ³ tambiĆ©n que, en general, la deformaciĆ³n (o la amplitud) de esas ondas serĆ­a demasiado pequeƱa como para detectĆ”rselas.

A partir de la dĆ©cada de 1960, se notĆ³ que quizĆ” fuese posible medir las ondas. Y enseguida quedĆ³ claro que la mayorĆ­a de las fuentes de ondas gravitacionales estarĆ­an a centenas de millones de aƱos luz de distancia. Cuando llegasen a la Tierra, estarĆ­an tan diluidas que provocarĆ­an desplazamientos Ć­nfimos.

De todos modos, grupos de cientĆ­ficos de diversos paĆ­ses se aventuraron a construir detectores de ondas gravitacionales. Por ahora, el Ligo es el mayor y el mĆ”s sensible de Ć©stos. Este proyecto fue concebido en 1982 y su construcciĆ³n terminĆ³ casi 20 aƱos despuĆ©s. En 2010, una reforma aumentĆ³ tres veces su sensibilidad. Al reconectĆ”rselo en septiembre de 2015, sus instrumentos detectaron ondas gravitacionales desde los primeros dĆ­as de operaciĆ³n.


Los brazos en forma de “L” de uno de los observatorios gemelos del Ligo, en Hanford, Washington, Estados Unidos
LIGO Laboratory

El Ligo cuenta con dos detectores gemelos, uno situado en la ciudad de Hanford, en el estado de Washington, y el otro ubicado a tres mil kilĆ³metros de allĆ­, en Livingston, en Luisiana. Las instalaciones de los detectores tienen forma de “L”, y cada brazo mide cuatro kilĆ³metros. Un sistema de lĆ”seres y espejos monitorea alteraciones Ć­nfimas en la longitud de cada brazo. Los detectores captan una cantidad inmensa de ruido, como el que provocan el trĆ”nsito de aviones y automĆ³viles o las ondas sĆ­smicas. En medio de todas esas interferencias, computadoras barren las variaciones de tamaƱo que sĆ³lo las ondas gravitacionales serĆ­an capaces de provocar simultĆ”neamente en los detectores gemelos.

“La bĆŗsqueda se lleva a cabo comparando los datos de los detectores con seƱales simuladas por computadora”, explica el fĆ­sico CĆ©sar Augusto Costa, del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (Inpe). Costa pertenece al grupo brasileƱo liderado por el fĆ­sico Odylio Aguiar, del Inpe, que integra la colaboraciĆ³n internacional del Ligo. El equipo de Aguiar colabora con la investigaciĆ³n con el objetivo de eliminar los ruidos y perfeccionar los detectores del Ligo, cuya sensibilidad aumentarĆ” 10 veces con relaciĆ³n a la inicial en los prĆ³ximos aƱos.

Una extraƱa pareja
El Ligo funcionĆ³ desde septiembre de 2015 hasta enero de 2016, pero sĆ³lo los datos recabados durante las dos primeras semanas se han analizado. De acuerdo con Sturani, la evaluaciĆ³n completa de lo que se observĆ³ durante los cuatro meses de mediciones debe salir publicada pronto. Otro observatorio de ondas gravitacionales, el Virgo, situado en Italia, empezarĆ” a funcionar a finales de este aƱo. La primera seƱal registrada por el Ligo es lo suficientemente inusual como para ocupar durante meses a los astrofĆ­sicos. Esas ondas se generaron debido a la colisiĆ³n de dos agujeros con masas 36 y 29 veces mayor que la masa solar. “Tienen masa demasiado elevada para agujeros negros formados debido a un colapso estelar”, dice el astrofĆ­sico Rodrigo Nemmen, de la Universidad de SĆ£o Paulo. “Creemos que eventos de colisiĆ³n entre dos agujeros negros de esa masa serĆ­an raros.”

Cuando el Ligo detectĆ³ las primeras ondas gravitacionales, los cientĆ­ficos calcularon que la fuente de las mismas estarĆ­a en una franja del hemisferio sur celeste y, secretamente, advirtieron a los observatorios del mundo que debĆ­an buscar algo extraƱo en el cielo. La cĆ”mara del proyecto Dark Energy Survey (DES), montada en un telescopio de Cerro Tololo, en Chile, barriĆ³ el cielo durante tres semanas sin hallar ninguna seƱal de luz emitida.

En aquel momento no estaba clara cuĆ”l era la fuente de las ondas detectadas, recuerda la fĆ­sica brasileƱa Marcelle Soares-Santos, del Fermilab, en Estados Unidos, quien coordinĆ³ el anĆ”lisis de las observaciones del DES. “Puede haber emisiĆ³n de luz visible en la colisiĆ³n de un dĆŗo formado por un agujero negro y una estrella de neutrones o dos estrellas de neutrones”, explica. “Los pares de agujeros negros son mĆ”s raros que los sistemas con estrellas de neutrones, por eso en el futuro esperamos registrar muchos eventos que el DES y otros proyectos podrĆ”n observar”. Sin embargo, otro observatorio, el telescopio espacial Fermi, de la Nasa, registrĆ³ un brillo dĆ©bil de rayos gamma 0,4 segundo despuĆ©s de que el Ligo detectara la primera onda gravitacional. “Es posible que esa emisiĆ³n haya sido producida en la fusiĆ³n de los agujeros negros, lo cual serĆ­a sumamente inesperado”, dice Nemmen. “Pero, probablemente, fue sĆ³lo una coincidencia temporal y la radiaciĆ³n gamma llegĆ³ proveniente de otro lugar.”

Proyectos
1. InvestigaciĆ³n en ondas gravitacionales (nĀŗ 2013/04538-5); Modalidad Programa JĆ³venes Investigadores; Investigador responsable Riccardo Sturani (IFT-Unesp); InversiĆ³n R$ 256.541,00.
2. Gravitational wave astronomy – FAPESP-MIT (nĀŗ 2014/50727-7); Modalidad Ayuda a la InvestigaciĆ³n – Regular; Investigador responsable Riccardo Sturani (IFT-Unesp); InversiĆ³n R$ 29.715,00.
3. Una nueva fĆ­sica en el espacio: ondas gravitacionales (nĀŗ 2006/56041-3); Modalidad Proyecto TemĆ”tico; Investigador responsable Odylio Denys de Aguiar (Inpe); InversiĆ³n R$ 1.019.874,01.
4. AstrofĆ­sica relativista y ondas gravitacionales (nĀŗ 2015/20433-4); Modalidad Ayuda a la InvestigaciĆ³n – Regular; Investigador responsable Cecilia Chirenti (UFABC); InversiĆ³n R$ 56.109,48.

ArtĆ­culo cientĆ­fico
ABOTT, B. P. et al. Observation of gravitational waves from a binary black hole merger. Physical Review Letters. 11 feb. 2016.

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