El ritmo de la corriente atlántica que calienta el norte de Europa con aguas del golfo de México es el más bajo en mil años
Tal y como explicábamos mientras la meseta se cubría de nieve, una de las proyecciones del futuro climático apunta a fenómenos extremos más frecuentes. La oceanógrafa y física del clima Anna Cabré, que trabaja para la Universidad de Pensilvania (EE.UU.), recuerda hemos alterado irremediablemente algunas de las piezas de este equilibrio térmico, como Groenlandia. Otra es el océano Atlántico.
El ritmo de la corriente se ha ralentizado un 15 % desde mediados del siglo pasado.
Puede deberse a la emergencia climática
“Cuando la superficie del océano se calienta, el calor penetra en las capas más profundas, por lo que todo el océano se está calentando”, también explica a Newtral.es el oceanógrafo Cheng Lijing (Instituto de Física Atmosférica de Pekín), autor de otro estudio. “Las corrientes se alteran”. O, paradójicamente, se enfrían. Y aquí es cuando empieza El día de mañana.
Los autores del nuevo estudio tienden a vincular el cambio actual con el calentamiento del planeta. El derretimiento de los hielos árticos favorece la inyección de agua dulce y el cambio de acidez de los mares. Si bien la ‘dulcificación’ “se limita principalmente a las regiones polares o subpolares”, el Atlántico norte, precisa Cheng, ajeno al trabajo de sus colegas de Europa.Just out: our new paper affirming the unprecedented slowdown of the Gulf Stream System (aka Atlantic meridional overturning circulation, 𝗔𝗠𝗢𝗖) in Nature Geoscience! @NatureGeosci A thread. 1/11 pic.twitter.com/2GovKz5evk
— Stefan Rahmstorf 😷 (@rahmstorf) February 25, 2021
Para el investigador chino, “algunas simulaciones dan indicaciones de que el derretimiento de la capa de hielo de Groenlandia provocará una desaceleración de AMOC (y corriente del Golfo). Esta es un área de investigación candente y creo que no hay una conclusión definitiva sobre esto”.
Esa desaceleración de la corriente oceánica desde mediados del siglo XX cuadra con el calentamiento global causado por los humanos, pero hasta ahora falta una imagen sólida sobre su desarrollo a largo plazo.
No una edad de hielo, pero sí fenómenos extremos
“Es cierto que uno de los puntos que pueden ir a más frío, en los modelos de proyección del clima futuro, es el Atlántico norte”, precisa Cabré. De ahí a una glaciación dista mucho. “Sí puede bajar la temperatura, pero eso afectaría a más al clima de Reino Unido o Escandinavia”. Y no compensaría para bien el calentamiento derivado del carbono.
Otra cosa es que se favorezca la intensidad y trayectoria de las tormentas que nos entran por el Atlántico. Asociado a este fenómeno o no –el clima es un sistema complejo, con muchos factores–, se observan indicios de patrones anómalos en las borrascas que terminan en ciclones o huracanes, por estas latitudes.
Otros estudios encontraron posibles consecuencias como olas de calor extremas o una disminución de las lluvias de verano. Pero eso es lo que se estudia ahora. Los científicos también tienen como objetivo resolver qué componentes y vías de la AMOC han cambiado cómo y por qué razones.
“Con el final de la pequeña edad de hielo alrededor de 1850, las corrientes oceánicas comenzaron a declinar, con un segundo descenso más drástico desde mediados del siglo XX”, dice Rahmstorf. Este estudio viene a sumar más evidencia a lo que el Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) en la Cumbre del Clima de Madrid: la corriente se está parando respecto al al periodo 1850-1900.
Fuentes: Rewtral
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