24 de marzo de 2013

Mercurio pudo tener en el pasado un vasto océano de magma

Magma terrestre. (Foto: USGS)

En los últimos años, mediante el análisis de la superficie rocosa de Mercurio, la comunidad científica ha podido reconstruir parcialmente la historia del planeta a lo largo de varios miles de millones de años. Ahora, valiéndose de las características de la composición química de la materia pétrea en la superficie del planeta, un equipo de científicos ha planteado la hipótesis de que, en una etapa muy temprana de su historia, poco después de su formación hace unos 4.500 millones de años, Mercurio pudo albergar un gran océano de magma.

Los autores de esta nueva investigación, del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), en Cambridge, Estados Unidos, analizaron los datos recopilados por la sonda MESSENGER (MErcury Surface, Space ENvironment, GEochemistry, and Ranging) de la NASA, que orbita el planeta desde marzo de 2011. Algún tiempo después, ese mismo año, un grupo de científicos analizó los datos de la sonda sobre la fluorescencia en rayos X, e identificó las composiciones de dos tipos de rocas diferentes en la superficie del planeta. El descubrimiento indicó la presencia de un enigma planetario: ¿Qué procesos geológicos pudieron dar lugar a tales diferencias de composiciones químicas en las rocas de la superficie?

Para responder a esta pregunta, el equipo de Timothy Grove, Bernard Charlier y Maria Zuber, utilizó los datos de la composición para recrear en laboratorio los dos tipos de rocas y someter cada roca sintética a altas temperaturas y presiones para simular los diversos procesos geológicos. A partir de sus experimentos, los científicos llegaron a la conclusión de que hay un único fenómeno capaz de explicar las dos composiciones: un vasto océano de magma que creó dos capas diferentes de cristales.

Todo apunta a que este océano de magma existió en una etapa muy temprana de la historia de Mercurio, posiblemente la que va desde que el planeta cumplió su primer millón de años de existencia hasta que alcanzó los 10 millones de años de edad.

El océano de magma pudo ser creado a partir de los violentos procesos que formaron el planeta. A medida que la nebulosa solar se condensaba, las acumulaciones de materia colisionaban entre sí, agrupándose y de ese modo formando planetas. Este proceso de colisión y acreción puede producir suficiente energía como para derretir un planeta, un escenario que hace muy factible la existencia de un océano de magma en Mercurio durante ese periodo de su infancia.

El magma se solidificó y luego volvió a derretirse, siendo expulsado en erupciones volcánicas que lo vertieron encima de la superficie del planeta, hasta por último adquirir ésta el aspecto actual. Lo que quizá resulta más llamativo es que todo este proceso ocurrió en un pasado lejano. La corteza de Mercurio tiene, probablemente, más de 4.000 millones de años, por lo que este océano de magma fue un rasgo realmente arcaico.

Información adicional




Fuentes : MIT News Office

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