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2 de enero de 2022

Geología - Descubren un 'pasaje' subterráneo de 1.609 km que comunica las islas Galápagos con Panamá


El hallazgo implica que las plumas de magma que emergen en los 'puntos calientes' de la Tierra también pueden desplazarse de forma lateral bajo la superficie y emerger a enormes distancias

Microfotografía de lavas recolectadas en Panamá con firmas del manto de Galápagos, la prueba de que existe una conexión subterránea entre ambos puntos - Esteban Gazel



Un equipo internacional de geólogos ha descubierto que existe una conexión entre las islas Galápagos y Panamá. Se trata de un túnel de 1.609 km que discurre bajo la superficie terrestre y a través del cual puede fluir magma.

El hallazgo, el primero en su género, transforma radicalmente la forma en que los científicos entendían los procesos geológicos y sugiere que los 'puntos calientes', como las islas Galápagos o Hawaii, no se mantienen fijos en el lugar. De hecho, en lugar de ir directamente a la superficie, el magma ascendente que procede del manto terrestre puede fluir lateralmente y emerger a mucha distancia, abriéndose paso a través de la corteza del planeta. Panamá se encuentra muy alejado

de cualquier zona volcánica, y hasta ahora la presencia de magma allí había sido un misterio.

«Podemos imaginar el manto como un océano con diferentes corrientes -explica Esteban Gazel, de la Universidad de Cornell y coautor de un estudio publicado en ' Proceedings of the National Academy of Sciences' (PNAS). Existen corrientes increíblemente profundas que suben desde el límite entre el núcleo y el manto de la Tierra y forman volcanes e islas oceánicas como Hawai y las Galápagos. Ahora hemos demostrado que una vez que este material alcanza el manto superior, puede extenderse e impactar en un área mucho más grande de lo que se pensaba».

Una conexión inesperada

A pesar de que hace ya tiempo que los investigadores sospechaban que esto era posible, el trabajo de Gazel y sus colegas es el primero que ha logrado conectar las huellas geoquímicas del magma que emerge en Galápagos con los de Panamá y Costa Rica, demostrando así la existencia de una columna de manto que fluye de forma lateral a través del subsuelo y conecta ambos puntos geográficos.


Se trata de un misterio geológico en el que Gazel lleva trabajando más de 20 años. Ya desde su época de universitario, en efecto, Gazel empezó a recopilar datos de rocas volcánicas en Panamá y Costa Rica. Datos que no se ajustaban con la composición estándar del arco volcánico de Centroamérica. «Estaba haciendo algunas gráficas -recuerda el científico-, observando los elementos traza, y enseguida me di cuenta de que los datos tenían una firma de isla oceánica muy singular, un registro químico conectado a anomalías profundas de la Tierra. En concreto, tenían la firma del penacho de Galápagos. Cuando me di cuenta de esto tenía 19 años, y aunque había literatura que apuntaba en esta dirección, la evidencia era circunstancial en el mejor de los casos».

De alguna manera, pues, el magma no solo había viajado a miles de kilómetros de distancia, sino que pasó a través de un espacio en la zona de subducción, preservando su composición química original.

La anomalía del helio

Cinco años después, un colega de Gazel, Peter Barry, de la Institución Oceanográfica Woods Hole (WHOI) y también firmante del artículo, detectó proporciones anormalmente altas de helio mientras recogía datos en Panamá.

«La proporción de helio -explica Gazel- es una firma primordial: lo que la Tierra heredó del Sistema Solar durante su formación».

Aunque estas proporciones son muy bajas en la superficie del planeta, existen depósitos en las profundidades que retienen las proporciones más altas de la era más temprana de la historia de la Tierra. Y las plumas del manto ascendentes son la única forma conocida de que estos elementos lleguen a la superficie.

Las observaciones del equipo, por lo tanto, estaban diciendo que lo que estaban midiendo era, directamente, la emisión química del material del manto profundo. Se trataba, de hecho, de las proporciones de isótopos de helio más altas jamás registradas en un manantial geotérmico que estuviera lejos de volcanes activos.

«La idea de que estas plumas surgen del manto y permanecen fijas en su lugar -prosigue el geólogo-, no tiene en cuenta el verdadero impacto de estos procesos globales. Estas plumas también tienen el potencial de fluir y moverse horizontalmente a todas las demás partes del manto superior. Teníamos sospechas de que esto sucedía, pero los datos del helio, junto con la geoquímica de las rocas, confirmaron nuestras ideas».

El magma, pues, se abrió paso a través del manto superior y la corteza terrestre, abriendo un 'pasaje' que conecta dos puntos a 1.609 kilómetros de distancia.

Ahora, los investigadores esperan recopilar aún más datos para mostrar exactamente hasta dónde se extiende esta corriente de la pluma de Galápagos, lo que finalmente ayudará a arrojar más luz sobre los complejos procesos geológicos que ocurren en el manto de la Tierra.

Fuentes: ABC

15 de junio de 2021

Geología - Qué son los ‘terremotos lentos’ (y cómo podrían ayudar a la ciencia a anticipar grandes sismos)


Poder pronosticar cuándo habrá un terremoto de gran magnitud es un anhelo compartido por los sismólogos.

Foto: Getty Images

Es algo imposible con el conocimiento y la tecnología actual, pero investigaciones en los últimos años han llevado a los expertos a estar un paso más cerca de identificar cuándo se están dando las condiciones en la Tierra para que se produzca un gran sismo.

Expertos en geofísica se han enfocado, entre otros campos, en los llamados “terremotos lentos”.

Se trata de “deslizamientos que tienen lugar en una falla geológica, en general, y en particular en las zonas de subducción entre dos placas que están en contacto”, le explica a BBC Mundo el sismólogo Víctor Cruz-Atienza, investigador del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México.

El experto y sus colegas publicaron recientemente un estudio sobre este tipo de terremotos que se desarrollan en ciertas regiones sísmicas, como las del sureste mexicano, en donde hay dos placas que interactúan.

Su investigación determinó que hubo sismos lentos —también llamados silenciosos— detrás de los últimos cuatro terremotos de mayor magnitud en ese país.

Alrededor de 300 personas fallecieron en el sismo del 19 de septiembre de 2017 en Ciudad de México. Foto: EPA

A diferencia de los temblores que sacuden la superficie, los sismos lentos liberan energía poco a poco a lo largo de semanas o meses, lo que los hace imperceptibles y nada destructivos.

Pero los expertos dicen que estudiarlos es muy importante para entender mejor cómo se generan los terremotos, pues no siempre uno lento anticipa uno “normal”, pero es un factor a tener en cuenta.

Lo que sucede en las profundidades

Los terremotos generalmente se producen cuando la interacción de las placas tectónicas libera energía superficial, la cual hace que el suelo tiemble bruscamente.

Sin embargo, existen otro tipo de interacciones en estratos inferiores o superiores a los estratos en los que se producen los terremotos que se sienten en la superficie terrestre.

Uno de esos eventos son los terremotos lentos que, debido a que no liberan energía bruscamente, no son perceptibles.

Ruiz señala que algunos han alcanzado magnitud 7 en la escala de Richter, lo cual sería un peligro considerable si fueran terremotos con consecuencias en la superficie, pero el hecho de que se den a lo largo de semanas o meses elimina el riesgo.

Es como si en una mesa hubiera platos, tazas y cubiertos, explica el geofísico chileno. Si esa mesa fuera movida rápidamente, lo que está encima se sacudiría. Pero si el mueble fuera movido muy lentamente, las cosas prácticamente permanecerían inmóviles.

“Un terremoto lento puede ser del mismo tamaño que uno grande, que uno ‘normal’, pero como se movió muy lento no se percibe”, señala Ruiz.

Los terremotos lentos han sido observados en en zonas de subducción donde interactuan placas tectónicas. Foto: Getty Images



Cruz-Atienza explica que se pueden medir con aparatos de GPS diferenciales, “de muy alta precisión”, que miden la deformación de los continentes con una exactitud aproximada de dos milímetros.

“Con eso podemos medir en qué medida el continente se deforma y cómo hay un rebote elástico, el regreso del deslizamiento lento o el sismo lento, con el contacto de las placas debajo del continente”, señala el experto.

Detrás de grandes terremotos

A partir del estudio de sismos lentos, los científicos han determinado que varios grandes terremotos que han sacudido a distintas regiones del mundo estuvieron precedidos de estos eventos “silenciosos”.

Entre ellos está el terremoto magnitud 9,1 de 2011 en Japón, el cual causó un tsunami y la falla en la central nuclear de Fukushima. También el de magnitud 7,8 en Nueva Zelanda en 2016 o el de Chile de 2014 de magnitud 8,2.

En el caso de México, Cruz-Atienza ha determinado que sismos lentos precedieron a cuatro grandes terremotos en el país, incluidos el de septiembre de 2017 que causó derrumbes de edificios en Ciudad de México, así como el de febrero de 2018 cerca de la ciudad de Pinotepa Nacional.

“Demostramos las tensiones o deformaciones que indujo ese sismo lento y profundo en la zona más superficial de contacto de placas y que fue el que detonó la ruptura de ese sismo de magnitud 7,2 que provocó muchos daños en Pinotepa”, explica el experto.

Su investigación en el sur de México encontró que se producen terremotos lentos cada 3,5 años en el estado de Guerrero y cada 1,5 años en Oaxaca, producto del deslizamiento de la placa de Cocos (oceánica) y la de Norteamérica (continental).

Cada región del mundo tiene su propia periodicidad.

Sin embargo, tanto Cruz-Atienza como Ruiz advierten que, con la evidencia actual, no se puede afirmar que los terremotos lentos sean un fenómeno que siempre vayan a producir terremotos en la superficie.

El terremoto magnitud 8,2 en Iquique, Chile, estuvo también precedido por un terremoto lento. Foto: Getty Images

“Hay muchos sismos lentos que no han producido terremotos. Los sismos lentos, al menos con la capacidad observacional que tenemos hoy, parecen ser una condición necesaria pero no suficiente para producir un terremoto. Debe haber otras condiciones para producirlos”, explica Cruz-Atienza.

¿Qué les enseña a los científicos entonces?

El estudio de los terremotos lentos es un avance importante para que los investigadores puedan contar con evidencias de que la actividad en la corteza terrestre está avanzando hacia un evento con potencial destructivo.

“Han permitido a la comunidad científica entender mucho mejor el comportamiento de las fallas geológicas donde ocurren terremotos peligrosos. Estos sismos lentos que no percibimos modifican el estado de esfuerzos, las tensiones, las deformaciones, de la corteza continental que eventualmente pueden provocar terremotos grandes”, señala el investigador mexicano.

La observación de los terremotos lentos se ha dado apenas en los últimos 20 años, pero para Ruiz “abre una ventana para entender la física que controla a los terremotos”.

“Es muy difícil aún concluir si los terremotos lentos son una observación general. Como no tenemos una buena cantidad de terremotos lentos registrados, queda la duda. Estas observaciones hay que tratar de seguir manteniéndolas en el tiempo para poder realizar conclusiones más certeras”, dice Ruiz.

¿Qué es lo que le hace falta a la ciencia para anticipar la posibilidad de un terremoto peligroso?

Ambos investigadores coinciden en que se requiere más observación e investigación de cómo se generan estos eventos.

En América Latina hace falta la instalación de más instrumentos de medición para avanzar en las investigaciones, señalan los expertos. Foto: Getty Images

Además, es necesaria la instalación de más instrumentos de medición a lo largo de regiones sísmicas, como las de toda la costa del Pacífico en América Latina.

“Por ahora lo que más falta es aumentar la instrumentación para poder medir los terremotos de una forma terrestre. Tener muchos datos y si todos cumplen con ser precedidos de un terremoto lento”, explica Ruiz.

Y aunque en América Latina se producen numerosas investigaciones sobre geofísica, la región aún está retrasada en instrumentación respecto a otras partes del mundo.

Fuentes: El Universo

28 de agosto de 2020

Ceres es un mundo oceánico con actividad geológica reciente

Imagen del cráter Occator, resaltando con un falso color rosado las salmueras más recientes procedentes del depósito líquido situado bajo la corteza de Ceres. / NASA/JPL-Caltech/UCLA/MPS/DLR/IDA

Los últimos datos de la sonda Dawn han confirmado que este planeta enano alberga bajo su superficie una vasta reserva de agua líquida con sales, que pueden ascender para formar sus famosas zonas brillantes. Se trata del cuerpo más pequeño del sistema solar en el que se han descubierto océanos sin ser una luna helada.

Las observaciones de la segunda misión extendida de Dawn, la sonda de la NASA que en 2018 se acercó a tan solo 35 km del planeta enano Ceres, se presentan esta semana en siete artículos en las revistas Nature Astronomy, Nature Geoscience y Nature Communications.

Los nuevos hallazgos indican que este objeto, el más grande de cinturón de asteroides, no es una roca espacial estéril como se pensaba, sino un mundo oceánico que puede haber estado geológicamente activo en un pasado reciente e incluso en la actualidad.

Este planeta enano alberga una vasta reserva de líquido bajo su superficie, el cuerpo más pequeño del sistema solar en el que se ha encontrado sin ser una luna helada

 
“Ceres alberga una vasta reserva de líquido, al menos a escala regional, no se necesita que este se encuentre globalmente para que sea considerado un mundo ‘oceánico’. Lo relevante es que actualmente tiene líquido dentro”, subraya a Sinc una de las coautoras, Julie Castillo Rogez, investigadora del laboratorio JPL en el Instituto Tecnológico de California (EE UU).

Según Castillo, “es un descubrimiento importante porque es el cuerpo más pequeño en el que se ha encontrado líquido que no es una luna helada (como las de Júpiter o Saturno) –destaca–. Es decir, no se beneficia como ellas del calentamiento de las mareas producido por la interacción gravitacional con un planeta gigante. Por tanto, si un objeto como Ceres puede conservar líquido hasta hoy, se abre la posibilidad de que muchos otros planetas enanos también lo hagan”.

La investigadora explica que tres de los papers ofrecen imágenes de alta resolución, observaciones infrarrojas y de gravedad de este cuerpo rico en hielo, “con nueva información sobre cómo se comporta su corteza helada en respuesta a un impacto, identificando características comunes con formaciones de la Tierra –como los pingos o colinas de hielo de regiones polares formadas por agua subterránea congelada y presurizada– así como otras similares encontradas en Marte”.

Misterio de los puntos brillantes resuelto

En concreto, los estudios se han centrado en el cráter Occator, de unos 92 km de ancho y creado hace 20 millones de años, hogar de las famosas y ya no tan misteriosas áreas brillantes de Ceres. Los científicos ya habían descubierto que eran costras salinas producidas tras la evaporación de un líquido filtrado desde el subsuelo hasta la superficie, durante el propio impacto que creó el cráter como a través de fisuras posteriormente.

Esquema de la formación de las brillantes costras salinas del cráter Occator. / A. Nathues et al./Nature Astronomy


Ahora han confirmado que proviene de un depósito profundo de salmuera o agua rica en sales. Al analizar la gravedad de Ceres se obtuvieron datos sobre su estructura interna, lo que permitió determinar que el depósito de salmuera tiene aproximadamente 40 kilómetros de profundidad y cientos de ancho.

“En los otros cuatro artículos se presentan evidencias de es líquido en profundidad expresadas en forma de evaporitas (sales formadas a partir de una salmuera después de que el agua se evapora), y se confirma la existencia de hidrohalita, una sal hidratada cuya vida en la superficie de Ceres es corta, unos miles de años”, apunta Castillo.

Por tanto, las áreas brillantes (denominadadas 'faculas', como Cerealia Facula), son relativamente jóvenes, con áreas formadas hace menos de dos millones de años, y los científicos no descartan que la actividad geológica que impulsa estas formaciones salinas continúe hoy en día.


Puntos o zonas brillantes dentro del cráter Occator (a la derecha de la imagen). / NASA/JPL-Caltech/UCLA/MPS/DLR/IDA

¿Entorno favorable para la vida?

La investigadora considera que el siguiente paso natural en la exploración de Ceres es conocer mejor el medio ambiente del depósito líquido que se esconde en las profundidades de este planeta enano.

"En particular, nos gustaría saber si es apto para la vida –apunta Castillo–, por ejemplo, ¿hace suficiente calor?, ¿tiene la química adecuada?. Para descubrirlo, una futura misión necesitaría aterrizar y estudiar las sales en las fáculas, ya sea llevando instrumentos que midan la composición de la sal, entre otros factores, o trayendo directamente una muestra de estas sales a la Tierra”.

Planetología comparada de mundos oceánicos en el sistema solar. / NASA/JPL-Caltech/UCLA/MPS/DLR/IDA

Fuentes: SINC

25 de enero de 2020

El asteroide que impactó con la Tierra hace 2.200 millones de años y "acabó" con una Edad de Hielo





GETTY CREATIVE El impacto de un asteroide hace 2.200 millones de años pudo haber producido cambios significativos en nuestro clima.

Un grupo de científicos determinó que el cráter dejado por la colisión de un asteroide en lo que es hoy Australia es el más antiguo del mundo, y cree que esto explicaría cómo nuestro planeta superó la primera Edad de Hielo.

Cayó en Australia Occidental, uno de los seis estados que conforman el país oceánico, hace cerca de 2.200 millones de años; es decir, cuando la Tierra tenía la mitad de la edad que tiene ahora, según los investigadores.

El equipo de científicos de la Curtin University de Australia dice que se trata de un hallazgo "fascinante" que podría explicar el calentamiento global que tuvo lugar en aquella época.

El estudio fue publicado en la revista especializada Nature Communications este miércoles y sus autores llegaron a esta conclusión tras examinar minerales hallados en el famoso cráter de Yarrabubba.

¿Cómo fue posible descubrir su edad?

El cráter fue descubierto en el interior remoto y semiárido de Australia en 1979, pero hasta la fecha los geólogos no habían podido determinar su edad.

Después de miles de millones de años de erosión, el cráter ya no es visible a simple vista.

GETTY IMAGES Se cree que antes del impacto del asteroide la mayoría de las tierras de nuestro planeta estaban cubiertas de hielo.

Por eso, los científicos tuvieron que hacer el mapa de las cicatrices del impacto en el campo magnético de la región para determinar su diámetro de 70 kilómetros.

"El paisaje en realidad es muy plano porque es muy viejo, pero las rocas de allí son peculiares", le explicó el investigador Chris Kirkland a la BBC.

Para determinar cuándo impactó el asteroide con la Tierra, el equipo de científicos examinó pequeños cristales de circón y de monacita en las rocas, que resultaron "sacudidos" después del golpe y ahora pueden verse como los "anillos de los árboles", de acuerdo a Kirkland.

Estos cristales contienen pequeñas cantidades de uranio y como este se transforma en plomo de manera constante, fue posible determinar cuánto tiempo había pasado.

CURTIN UNIVERSITY Uno de los cristales de circón utilizados para saber cuándo ocurrió el impacto.

El cráter es al menos 200 millones de años más antiguo que el próximo impacto que ocurrió en la Tierra: el de Vredefort que fue descubierto en la provincia del Estado Libre, en el centro de Sudáfrica.

"Estábamos interesados ​​en el área porque el paisaje de Australia Occidental es muy antiguo, pero no esperábamos que (el cráter) fuera tan viejo", explicó el investigador Kirkland.

"Es totalmente posible que haya uno más viejo esperando ser descubierto, pero la dificultad está en encontrar la corteza antes de que se erosione".

¿Pudo haber acabado con una Edad de Hielo?

Según los investigadores, el impacto también podría explicar por qué hubo un aumento de las temperaturas en esa época.

Se cree que el planeta estaba en uno de sus períodos de "Tierra bola de nieve" (Snowball Earth, en inglés) y la mayoría de la superficieestabacubierta de hielo.

Pero en algún momento, las capas de hielo se derritieron y la Tierra comenzó a calentarse rápidamente.

INTERNATIONAL SPACE STATION Yarrabubba se encuentra a unos 600 kilómetros al noreste de la ciudad de Perth.

Para Kirkland, la edad del cráter "corresponde con bastante precisión con el final de lo que fue posiblemente una glaciación global".

"Por lo tanto, el impacto puede haber producido cambios significativos en nuestro clima", prosigue.

Utilizando modelos computacionales, el equipo calculó que el asteroide golpeó una capa de hielo de kilómetros de espesor que cubría la Tierra.

Una historia contada por las rocas

El evento habría liberado volúmenes enormes de vapor de agua, un gas de efecto invernadero, en la atmósfera.

Esto habríagenerado un calentamiento global en el Proterozoico, una era en la que el oxígeno acababa de aparecer en la atmósfera y aún no habían aparecido formas de vida complejas.

TIMMONS ERICKSON El cráter visto desde Barlangi Rock.

"Obviamente estábamos muy emocionados con la edad misma", asegura Kirkland. "Pero colocar eso en contexto con otros eventos ocurridos en la Tierra hace que sea realmente muy interesante".

No hay suficientes modelos del momento para comprobar exhaustivamente esta teoría, pero "las rocas cuentan una historia sobre este impacto masivo".

Otra teoría existente que podría explicar el calentamiento global de la época es que las erupciones volcánicas enviaron dióxido de carbono a la atmósfera.


Fuentes: BBC

31 de diciembre de 2019

El polo norte magnético se desplaza aceleradamente hacia Rusia: ¿Qué pasará ahora?

Desde varios años, los científicos siguen el movimiento del polo norte magnético de la Tierra para calibrar los sistemas de guiado. | Fuente: Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA)
Cerca de 55 kilómetros hacia Siberia es lo que ha recorrido el polo norte magnético de nuestro planeta, en el último año. ¿Qué implica este cambio y por qué se produce? Te lo explicamos aquí.
El Polo Norte Magnético de la Tierra se está moviendo de manera acelerada hacia Rusia, en los últimos años. Este año batió su récord a una velocidad de aproximadamente 54 kilómetros en 12 meses, según el British Geological Survey (BGS) y expertos estadounidenses del National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA).

"Los registros magnéticos muestran que el Polo Norte magnético ha estado deambulando por Canadá desde 1590 hasta 1990 cuando de repente aceleró la velocidad de ganancia en los últimos 30 años, pasando de menos de 10 km (6.2 millas) por año a casi 60 km (37 millas) por año”, explica Claran Beggan, geofísico del BGS.


El científico agrega que este cambio no afecta para aquellos que se encuentran debajo del paralelo 55° norte, es decir, los países que están debajo de Canadá y Alaska, en América y debajo de Dinamarca y Rusia, en Europa y Asia. “Es el movimiento más rápido del que se tiene registro desde el siglo XIX”, dijo.

¿Qué involucra el cambio de posición?

El polo norte magnético es usado por los navegantes para indicar que hacia ese punto se ubica el norte en las brújulas. Esto implica que las brújulas y sistemas de GPS sufran un pequeño ajuste.

Cada cinco años, las dos organizaciones -la británica y la estadounidense- actualizan el Modelo Magnético Global (WMM, en inglés) a partir de 160 observatorios terrestres de magnetismo y varios satélites que orbitan la Tierra quince veces al día. Sin embargo, el reajuste llegará antes del tiempo estimado.

La causa real de este cambio del polo norte magnético aún es incierta, pero se debería a cambios que ocurren en el núcleo de la Tierra. Dentro del centro del planeta hay océanos de hierro y niquel fundido, que mientras se mantienen en movimiento generan el campo magnético.

La última vez que los polos magnéticos sur y norte cambiaron fue hace 780 mil años y este fenómeno habría ocurrido al menos unas 400 veces, en los últimos 330 millones de años de nuestro planeta (4,5 miles de millones de años es la edad de la Tierra, aproximadamente).

El gráfico muestra una estimación de dónde se encontrará el polo norte magnético para el 2025. | Fuente: British Geological survey

Fuentes: RPP Noticias

26 de diciembre de 2019

¿Están nevando copos de hierro en el núcleo de la Tierra?

Representación del interior de la Tierra. En el centro existe un núcleo interno (sólido) y alrededor de este, un núcleo externo (líquido)
Sugieren que granos metálicos y sólidos podrían llevar eones acumulándose sobre el núcleo interno del planeta
El profundo interior de la Tierra es un misterio casi inaccesible cuyos «motores» alimentan los terremotos, volcanes y los movimientos de los continentes. Pero, gracias a las ondas sísmicas y otras observaciones, los científicos han podido concluir que en las entrañas del planeta existe un gran núcleo de hierro y níquel que gira y genera el campo magnético y que se encuentra a una temperatura de hasta 6.000 ºC. Además, se cree que existe un núcleo interno, sólido, y un núcleo externo, líquido.

Un grupo de investigadores ha presentado unos experimentos y unos modelos que apoyan la idea de que podría estar nevando en el núcleo de la Tierra. Basándose en datos sísmicos y en simulaciones, han sugerido que sobre el núcleo interno del planeta está cayendo una nevada en forma de copos de hierro procedentes del núcleo externo. Su investigación se ha publicado recientemente en « Journal of Geophysical Research: Solid Earth».

«Resulta raro pensar en algo así», ha dicho en un comunicado Nick Dygert, coautor del estudio e investigador de la Universidad de Tennessee (EEUU). «En el núcleo externo hay cristales nevando sobre el núcleo interno, recorriendo una distancia de varios cientos de kilómetros».


Una nevada de copos de hierro, que ocurre en el núcleo externo, se apila sobre el núcleo interno - UT Austin/Jackson School of Geosciences

¿Por qué se ha llegado a una idea así? Desde hace años se ha observado que las ondas sísmicas se ralentizan en el interior de la Tierra, como si el núcleo estuviese cubierto de algo viscoso, y que no se frenan igual en todas partes: parece que esa cobertura viscosa es más gruesa en una parte del núcleo que en la otra.

Un barro hecho de hierro

El equipo de Dygert trató de explicar estas observaciones con modelos y experimentos. De esta forma, han sugerido que un barro hecho de una aleación de hierro podría explicar el comportamiento de los ecos de las ondas sísmicas. Esta es precisamente la idea del «núcleo cubierto de nieve» que propuso el geólogo ruso Stanislav Iosifovich Braginskii en los sesenta.

El equipo dirigido por Dygert ha mostrado que, en efecto, podría haber copos de hierro a esas profundidades: a pesar de las altas temperaturas y presiones, es posible la existencia de minerales compuestos de hierro, silicio y oxígeno cristalizando y solidificando.

Esto explicaría la ralentización observada en las ondas sísmicas. También daría una explicación al hecho de que el núcleo no sea una esfera perfecta: dado que la corteza del planeta tiene partes más gruesas y otras más finas, los flujos de calor no serán los mismos en todas direcciones y, quizás por ello, la «nieve de hierro» no se formará igual en todas partes.

Esto también lleva a los investigadores a preguntarse cómo era el núcleo en el pasado y cómo será el núcleo en el futuro, a medida que se acumule más nieve o esta llegue a agotarse.

Para Bruce Buffet, investigador en la Universidad de California en Berkeley (EEUU), este tipo de modelos es muy interesante para estudiar la evolución de los planetas rocosos: «Relacionar las predicciones con las observaciones anómalas nos permite hacer inferencias sobre el núcleo líquido y quizás conectar esta información con las condiciones que prevalecieron cuando el planeta se formó». Esto último, tal como subraya, «es un importante factor para explicar por qué la Tierra se convirtió en el planeta que conocemos».

Fuentes: ABC

20 de noviembre de 2019

Completan el Primer Mapa Geológico Global de Titán

Crédito de la imagen: NASA/JPL

El primer mapa que muestra la geología global de la luna más grande de Saturno, Titán, ha sido completado y revela un mundo dinámico de dunas, lagos, llanuras, cráteres y otros terrenos.

Titán es el único cuerpo planetario en nuestro sistema solar, aparte de la Tierra, que tiene líquido estable en su superficie. Pero en lugar de que llueva agua de las nubes y llene lagos y mares como en la Tierra, en Titán lo que llueve es metano y etano, hidrocarburos que consideramos gases pero que se comportan como líquidos en el clima helado de Titán.

"Titán tiene un ciclo hidrológico activo basado en metano que ha dado forma a un complejo paisaje geológico, convirtiendo su superficie en una de las más geológicamente diversas del sistema solar", dijo Rosaly Lopes, geóloga planetaria del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA en Pasadena, California y autora principal de nuevas investigaciones utilizadas para desarrollar el mapa.


Mapa global de las seis principales unidades geomorfológicas de Titán: lagos, cráteres, dunas, hummocky (zonas estratificadas o montañosas), terrenos laberínticos y llanuras. / Rosaly Lopes et al./Nature Astronomy

"A pesar de los diferentes materiales, temperaturas y campos de gravedad entre la Tierra y Titán, muchas características de la superficie son similares entre los dos mundos y pueden interpretarse como productos de los mismos procesos geológicos. El mapa muestra que los diferentes terrenos geológicos tienen una distribución clara con la latitud, globalmente, y que algunos terrenos cubren mucho más área que otros".


Esta vista infrarroja captada por Cassini muestra el sol brillando en los lagos polares del norte de Titán. / NASA / JPL-Caltech / Univ. Arizona / Univ. Idaho


El equipo de Lopes utilizó datos de la misión Cassini de la NASA, que funcionó entre 2004 y 2017 y realizó más de 120 sobrevuelos de la luna Titán, del tamaño de Mercurio. Específicamente, utilizaron datos del generador de imágenes de radar de Cassini para penetrar en la atmósfera opaca de nitrógeno y metano de Titán. Además, el equipo utilizó datos de los instrumentos visible e infrarrojo de Cassini, que pudieron capturar algunas de las características geológicas más grandes de Titán a través de la neblina de metano.

"Este estudio es un ejemplo del uso de conjuntos de datos e instrumentos combinados", dijo Lopes. "Aunque no teníamos cobertura global con el radar de apertura sintética (SAR), utilizamos datos de otros instrumentos y otros modos del radar para correlacionar las características de las diferentes unidades de terreno, por lo que podríamos inferir cuáles son los terrenos incluso en áreas donde no tenemos cobertura SAR".


Ejemplos de las seis geomorfologías registradas en Titán con imagen radar. / Rosaly Lopes et al./Nature Astronomy

Según los investigadores, la misión Cassini reveló que Titán es un mundo geológicamente activo, donde los hidrocarburos como el metano y el etano toman el papel que el agua tiene en la Tierra. Estos hidrocarburos llueven en la superficie, fluyen en arroyos y ríos, se acumulan en lagos y mares, y se evaporan en la atmósfera. Sin duda, es un mundo asombroso.


26 de junio de 2019

El volcán de Santorini, nuevo análogo terrestre de Marte

En la isla de Santorini se han encontrado rocas basálticas parecidas a las que ha localizado el rover Curiosity en el cráter Gale de Marte. / Nextvoyage-Pixabay/NASA/JPL-Caltech/MSSS


Uno de los grandes atractivos de la isla de Santorini, en Grecia, es su espectacular paisaje volcánico, un entorno que también esconde parajes similares a los de Marte. Un equipo de científicos europeos y de Estados Unidos lo ha descubierto tras analizar rocas basálticas recogidas en una de sus calas.


La isla griega de Santorini actualmente es uno de los destinos turísticos más populares del Mediterráneo, pero hace 3.600 años sufrió una de las erupciones volcánicas más grandes registradas a lo largo de la historia. Entre el material que ha quedado expuesto, los científicos han encontrado ahora rocas similares a las de Marte.
En esta isla griega se han descubierto basaltos parecidos a los que han identificado los rovers Spirit y Curiosity en los cráteres marcianos


“En la cala Balos –situada al sur de la isla– hemos descubierto basaltos como los que han identificado los rovers en Marte y con propiedades parecidas a las de ciertos meteoritos del planeta rojo y a las de rocas terrestres clasificadas como análogos marcianos”, destaca Ioannis Baziotis, investigador de la Universidad de Agricultura de Atenas y coautor del estudio, publicado recientemente en la revista Icarus.

En concreto, los autores han confirmado que este material basáltico es equivalente al localizado por los rovers Spirit y Curiosity en los cráteres Gusev y Gale del planeta rojo, y que su composición química y mineralógica se asemeja a la de meteoritos genuinamente marcianos (las shergotitas olivino-fíricas) y a muestras análogas marcianas incluidas en The International Space Analogue Rockstore (ISAR), una colección de rocas terrestres utilizadas para testear y calibrar instrumentos que volarán en misiones espaciales.

“Los basaltos de esta cala y otros parecidos que también hemos encontrado en dos zonas al noreste de Santorini son bastante abundantes”, explica Baziotis, “así que pueden servir como un recurso accesible y de bajo coste para realizar experimentos, en lugar de usar las raras y caras shergotitas olivino-fíricas o mezclas sintéticas que cuesta mucho elaborar”.

Santorini se convierte en un destino excelente para los estudios de planetología comparada


“La microscopía óptica y los análisis geoquímicos muestran que los basaltos de la cala Balos son análogos viables para caracterizar procesos geológicos y propiedades químicas y mineralógicas de materiales presentes en la superficie marciana”, apunta otra de las autoras, Anezina Solomonidou, investigadora del Centro Europeo de Astronomía Espacial (ESAC) que tiene la Agencia Espacial Europea (ESA) cerca de Madrid.

Una excelente logística para realizar muestreos

“Además –añade–, esa zona de la isla es de fácil acceso y ofrece una excelente logística para realizar muestreos, estudios de campo, pruebas de calibración de instrumentos y otras actividades relacionadas con la exploración actual y futura de Marte”.

Junto a su relevancia turística, Santorini se convierte así en un destino excelente para los estudios de planetología comparada, un campo que, según Solomonidou, “desempeña un papel importante tanto para caracterizar mundos exóticos geológicamente lejanos, como planetas y lunas, como para comprender mejor nuestro propio planeta”.

Junto a los investigadores de la Universidad de Agricultura de Atenas y ESAC, en este estudio han participado científicos de la NASA, el Instituto de Tecnología de California (Caltech) y diversas instituciones griegas, además de contar con la colaboración del geólogo español Jesús Martínez Frías para mejorar el contenido científico del paper.

Complejo del volcán de Santorini, indicando con un rectángulo blanco la región de la península de Acrotiri. A la derecha, mapa geológico simplificado de esa parte de la isla donde está la zona de muestreo de la cala Balos (enmarcada en negro). / Google Earth/Pantazidis et al.

La Historia del volcán que destruyó la isla de Thera (Santorini - Grecia)

Fuentes: SINC

28 de abril de 2019

La NASA podría haber detectado por primera vez un temblor en Marte

Esta imagen muestra el instrumento SEIS sobre la superficie marciana. Fue tomada en el día marciano 101 por el módulo de aterrizaje InSight. Crédito: NASA

El módulo de aterrizaje InSight de la NASA ha medido y registrado por primera vez un posible seísmo en el planeta rojo. La débil señal la detectó el instrumento SEIS (Seismic Experiment for Interor Structure) el pasado 6 de abril (que corresponde al llamado Sol o día marciano 128).

Este es el primer temblor registrado que parece proceder del interior del planeta, sin que intervengan otras fuerzas de la superficie, como el viento. Los científicos siguen examinando los datos para determinar la causa exacta de la señal.


El evento sísmico registrado por InSight se ajusta al perfil de los terremotos detectados en la superficie de la Luna por las misiones Apolo
"Las primeras lecturas de InSight continúan con la ciencia que comenzó con las misiones Apolo", explica el investigador principal de InSight, Bruce Banerdt, del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA. "Hasta ahora hemos estado captando el ruido de fondo, pero con este primer evento se inicia oficialmente un nuevo campo: ¡la sismología marciana!".

En cualquier caso, este registro sísmico es demasiado pequeño para proporcionar datos sólidos sobre el interior del planeta rojo, uno de los principales objetivos de InSight. La superficie marciana es extremadamente silenciosa, lo que facilita al instrumento SEIS detectar débiles sonidos.

Por el contrario, la superficie de la Tierra se agita constantemente debido al ruido generado por los océanos y el clima. Un evento como el captado ahora en Marte pasaría desapercibido en zonas como el sur de California, donde ocurren pequeños temblores todos los días.“El registro del 6 de abril es emocionante porque su tamaño y mayor duración se ajustan al perfil de los terremotos detectados en la superficie de la Luna durante las misiones Apolo”, destaca Lori Glaze, director de la División de Ciencia Planetaria de la NASA.




Los astronautas del programa Apolo instalaron cinco sismómetros que midieron miles de terremotos mientras operaban en la Luna entre 1969 y 1977, lo que reveló la actividad sísmica de nuestro satélite. Diferentes materiales pueden cambiar la velocidad de las ondas sísmicas o reflejarlas, lo que permite a los científicos usarlas para conocer mejor el interior de la Luna y modelar su formación.

El sismógrafo de InSight, que el módulo de aterrizaje colocó en la superficie del planeta rojo el 19 de diciembre de 2018, permitirá recopilar datos similares sobre Marte. Al estudiar sus profundidades, los investigadores confían en descubrir cómo se formaron en el pasado otros mundos rocosos, incluidos la Tierra y nuestro satélite.


En Marte y la Luna no hay placas tectónicas, pero sí se pueden producir tamblores en la corteza por procesos de enfriamiento y contracción
Otras tres señales sísmicas sucedieron el 14 de marzo (Sol 105), el 10 de abril (Sol 132) y el 11 de abril (Sol 133). Detectadas por los sensores de banda muy ancha y sensible de SEIS, estas eran incluso más pequeñas que el evento Sol 128 y su origen más ambiguo. El equipo también seguirá estudiando estos eventos para tratar de determinar su causa.

Un hito para el equipo InSight

De todas formas, independientemente de cúal sea su fuente, la señal del 6 de abril representa un hito emocionante para todo el equipo de InSight, según han declarado sus integrantes.

"Llevamos meses esperando una señal como esta", subraya Philippe Lognonné, líder del equipo SEIS en el Institut de Physique du Globe de Paris (IPGP) en Francia. "Es muy emocionante tener finalmente pruebas de que Marte sigue siendo sísmicamente activo. Estamos ansiosos por compartir los resultados más detallados una vez que hayamos tenido la oportunidad de analizarlos".


Ilustración de la nave InSight sobre la superficie de Marte. El instrumento SEIS que ha registrado el 'martemoto' es la pequeña cúpula blanca de la izquierda (con su escudo térmico y contra el viento para proteger el pequeño sismógrafo del interior). / NASA

La mayoría de las personas están familiarizadas con los terremotos en la Tierra, que ocurren en fallas generadas por el movimiento de las placas tectónicas. Pero en Marte y la Luna no hay placas tectónicas. Sus temblores son causados ​​por un proceso continuo de enfriamiento y contracción. Esta tensión se acumula a lo largo del tiempo, hasta que es lo suficientemente fuerte como para romper la corteza y provocar un terremoto.

La alta sensibilidad y aislamiento de SEIS, protegido con un potente escudo térmico y cotra el viento, permite captar estos pequeños temblores. El instrumento lo ha facilitado el Centre National d’Études Spatiales (CNES) de Francia, mientras que estos primeros eventos sísmicos han sido identificados por el servicio de ‘martemotos’ de InSight dirigido desde la Escuela Politécnica Federal de Zúrich (Suiza).

“Estamos encantados con este primer logro y con muchas ganas de realizar otras mediciones similares con SEIS en los próximos años”, concluye Charles Yana, responsable de operaciones del instrumento en CNES.
Fuentes: Jet Propulsion Laboratory, SINC, El Universo Hoy

24 de febrero de 2019

La Cueva de los Tayos, la legendaria y misteriosa formación de Ecuador que despertó la fascinación del astronauta Neil Armstrong

La Cueva de los Tayos está ubicada en el sureste de Ecuador, la cual ha fascinado a muchos expedicionarios desde hace décadas. (Foto: Miguel Garzón)

Luego de pisar la Luna, el astronauta estadounidense Neil Armstrong se adentró en las profundidades de la Tierra.


El año era 1976, la ubicación, la cordillera de los Andes en el sureste de Ecuador.

Varias decenas de personas participaron en una extraordinaria expedición hacia una fascinante formación geológica llamada la Cueva de los Tayos.

Los indígenas shuar eran los conocedores de hacía décadas de esta cueva, cuya entrada tiene un vacío vertical de unos 70 metros.

Pero fue un viaje del espeleólogo argentino, de origen húngaro, Juan Moricz el que despertó tanto interés que el gobierno de Ecuador y el de Reino Unido financiaron la gran expedición de 1976.

Moricz aseguraba haber encontrado, en las profundidades de la Cueva de los Tayos, una caverna en la que había hojas metálicas grabadas con lo que parecía ser la historia de la humanidad.


El hallazgo de unas placas con inscripciones generó gran curiosidad en la década de 1970. Foto: Miguel Garzón

Hasta esas profundidades se adentró Armstrong, junto a otros exploradores atraídos por la idea de que esta cueva era la morada de una civilización antigua y desconocida, o quizás hasta la presencia de seres extraterrestres.

"A mí me gusta decir que, en el fondo, todos los seres humanos tenemos esas dos dimensiones: la visión mística y la científica", le dice a BBC Mundo el cineasta Miguel Garzón.

"Y la Cueva de los Tayos es situar el debate en los dos planos", continúa.

Garzón se adentró en esta cueva con su equipo fílmico para crear el largometraje documental Tayos que arroja luz sobre los misterios que guardan estas cavernas del sureste de Ecuador.

¿Cómo es esta cueva?

Los tres días que toma llegar desde Quito hasta la Cueva de los Tayos es la parte sencilla.

Al llegar a la boca de la caverna, los pocos exploradores que se han adentrado se encuentran con una oquedad de 70 metros de profundidad por la que solo se puede bajar a rapel.
"Es muy sobrecogedor, como primigenio, uno ahí siente una fuerza primitiva. Y para quienes no son expertos, vemos galerías en las que cuesta imaginar cómo se pudo crear eso", dice Garzón.

El primer reto para cualquiera que se quiera adentrar a esta cueva es bajar por su peligrosa entrada. Foto: Miguel Garzón

A partir del primer descenso, la cueva se abre hacia cavernas, grandes salones y galerías estrechas, sitios con oquedades y espacios llenos de estalactitas y estalagmitas.

Pero uno de los sitios más impresionantes esel llamadoportal Moricz.

Se trata de una abertura en las rocas que asemeja a una puerta alargada que llama a los ojos por su impresionante forma cuadrada, la cual pareciera que fue tallada.


El portal Moricz es uno de los sitios más enigmáticos de la Cueva de los Tayos. Foto: Miguel Garzón

Esta formación geológica ha alimentado la creencia de muchos de quienes se inclinan por pensar que este espacio fuecho por la mano del hombre, o incluso de otros seres desconocidos.

"Es más espectacular que la mayoría de las cuevas. Tiene unas formaciones que dan lugar a especulaciones sobre su origen", señala Garzón sobre las dos veces que entró ahí en 2014.


"Es un mundo lleno de vida"

Los viajes al interior de la Cueva de los Tayos se deben hacer con un permiso oficial, pero primordialmente con la guía de los indígenas shuar.

Sin embargo, ni ellos mismos conocen todas las cavernas y puntos hasta los que siguen sus bifurcaciones, las cuales también suben y bajan por diversos pasadizos.

Nadie ha explorado por completo la Cueva de los Tayos, ni siquiera los indígenas shuar. Foto: Miguel Garzón

Hay un punto llamado "el sumidero", dice Garzón, cuyo camino llega hasta una caverna inundada.

Adentrarse en ella implica sumergirse unos cinco metros bajo el agua cuando no es tiempo de lluvias, lo cual requiere conocimientos de buceo, pero sobre todo valor.

"Una de las personas que vino con nosotros, volvió después, Óscar Leonel Arce, pasó ese punto y lleva recorrido dos kilómetros más. Hay mucho todavía por explorar", dice Garzón.

Llegar a las profundidades de la Cueva de los Tayos también implica quedarse a acampar.


La filmación en el interior de la cueva representó un gran reto para el equipo de producción de Cámara Oscura. Foto: Miguel Garzón

Para la filmación de Tayos, el equipo se tuvo que quedar varias noches, en medio de la fauna que existe en cuevas de este tipo.

"Ese mundo está lleno de vida. Hay insectos, arañas, tarántulas, serpientes, pájaros tayos. Es muy sorprendente", dice Garzón.


Cueva milenaria

El geólogo Theofilos Toulkeridis sabe de todo el misticismo que envuelve a la Cueva de los Tayos, pero como científico ofrece las explicaciones a estas formaciones naturales.

En el mundo existen tres tipos de cuevas: las producidas por accidentes morfológicos, las volcánicas y las kársticas.

A esta última pertenece la Cueva de los Tayos, con la particularidad de que esta formación geológica tiene roca arenisca que la hace única en Ecuador y en esa región de Sudamérica.

La Cueva de los Tayos es del tipo kárstico, la cual le da su formación tan particular. Foto: Miguel Garzón

"Eso provocó una forma diferente de alteración cuando se formó la cueva, y por lo tanto tenemos paredes lisas, planas, que parece que fueron hechas por humanos", explica Toulkeridis a BBC Mundo.

En el país hay más de 1.000 cuevas, pero esta es la más grande que se conoce.

"Tenemos un nuevo mundo en esta cueva, esto es fascinante. Somos los primeros en podemos pisar estos sitios jamás antes vistos", destaca el geólogo griego-ecuatoriano.


¿Qué hay de sus misterios?

Las supuestas hojas metálicas escritas han generado un debate de décadas entre creyentes y escépticos.

Una serie de libros que defiende su existencia afirman que en este lugar fue encontrado un tesoro, con miles de las planchas metálicas con inscripciones, tumbas y estatuas.

Neil Armstrong viajó con la expedición británica-ecuatoriana que ingresó a la Cueva de los Tayos. Foto: Tayos Gold Library
Otras publicaciones se han dedicado a desmentir las afirmaciones, señalando que se trata de "falsificaciones hechas de estaño y latón" e incluso un "flotador de cobre" de un baño que se ha hecho pasar por una herencia del pasado.

Toulkeridis, como hombre de ciencia, señala que sí han hallado vestigios de civilizaciones antiguas, del periodo entre 500 y 1.500 antes de Cristo, pero no acepta las teorías de que esta cueva fue hecha artificialmente.

"Debo de negarlo, porque se puede explicar esto de forma geológica, y hay otros sitios donde se puede encontrar otras cuevas con estas formas", explica.

Garzón dice que no encontró ningún indicio de esas reliquias, aunque en su largometraje presenta un par de sucesos de los que dice que no les encuentra explicación.

Pero primordialmente busca transmitir cómo es estar ahí, en estas cuevas que despertaron el interés del primer hombre en pisar la Luna.

Transmitir eso: "La sensación de estar explorando un mundo poco conocido, de difícil acceso al que normalmente los humanos no nos acercamos".


¿Oculta la Cueva de los Tayos una Biblioteca Metálica que podría reescribir la historia?
La cueva está formada por enormes bloques de piedra que parecen haber sido cortados usando algún tipo de maquinaria avanzada hace miles de años

Cuenta con cortes de gran precisión y superficies extremadamente bien pulidas que muchos autores creen que son rastros dejados por una civilización antigua avanzada. Además, se dice que la cueva fue el hogar de una Biblioteca Metálica. Se dice que algunas de las placas metálicas recuperadas de la cueva se exhibieron en el museo del padre Crespi en Ecuador. 

Es considerado entre muchos autores y exploradores uno de los mayores enigmas en las Américas, y muchos coinciden en que la verdad escondida en el interior de la cueva nos obligará a reescribir completamente la historia de la humanidad. hay algunos autores que afirman que la Cueva de los Tayos registra una historia antigua que tuvo lugar en la Tierra, que se remonta en el tiempo a 250,000 años. 

Incluso hoy, la cueva de los Tayos (Morona Santiago, al sureste de Ecuador) sigue siendo la obsesión de muchos exploradores que buscan encontrar en su interior la respuesta al enigma que rodea los colosales bloques de piedra que conforman las paredes y techos de la cueva. 

El propio Neil Armstrong formó parte de una gran expedición que en 1976 exploró la Amazonía ecuatoriana. El interés en la cueva continúa y tres documentales se han sumergido en sus misteriosos túneles para tratar de arrojar luz sobre los innumerables enigmas que la rodean.

La Cueva se encuentra en la selva virgen a 2 km al sur del río Santiago y 800 metros al este del río Coangos (Kuankus). De acuerdo con la última medición en 2012, utilizando un altímetro GPS, se encuentra a 539 m sobre el nivel del mar. 

Entrar en la cueva es cualquier cosa menos fácil. Para acceder a las cámaras misteriosas de la cueva, tienes que descender haciendo rappel 87 metros a través de un primer nivel y otros 25 hasta la entrada de los túneles.

La Leyenda de Tayos

Padre Crespi posando junto a un posible artefacto de metal obtenido de la Cueva de los Tayos. 

La leyenda yace en los grandes bloques megalíticos de piedra, pulidos y cortados con precisión láser, que conforman algunas de las salas de la cueva y las numerosas y misteriosas placas metálicas grabadas.


La mejor evidencia de los misteriosos lugares metálicos se remonta al salesiano italiano Carlos Crespi Croci, que había explorado la zona en la década de 1940 y adquirido de los indios Shuar algunos de los objetos que supuestamente sacaron de la cueva. 

Varias piezas fueron entregadas al padre Crespi en agradecimiento por los miembros de la comunidad Shuar y se mantuvieron en el Museo Privado de Carlos Crespi Croci en Cuenca (Ecuador). De estos objetos, solo quedan algunas fotografías y videos, ya que la mayoría de ellos fueron vendidos y otros fueron robados después de un incendio en 1962. Después del incendio, no quedó nada en el museo, ni siquiera piezas de cerámica que seguramente hubieran resistido el fuego. Desde su muerte en 1982, no se sabe nada de las placas, solo el testimonio y las escrituras e imágenes limitadas de Crespi con objetos. 

En 1973, Erich Von Daniken escribió sobre una enigmática estructura donde los libros estaban hechos de metal, y que la región cercana a la cueva -y la cueva misma- eran evidencia de una civilización extremadamente avanzada, si no extraterrestre. Se dice que el autor Juan Moricz encontró signos de una civilización antigua extremadamente desarrollada dentro de la Cueva. 

En una declaración jurada firmada el 8 de julio de 1969, habló sobre su reunión con el presidente ecuatoriano, donde recibió una concesión que le permitió el control total de este descubrimiento, siempre que pudiera presentar evidencia fotográfica y un testigo independiente que corroborara el descubrimiento de la clandestinidad. red. Varios periódicos informaron sobre la expedición que Moricz había organizado, escribe el autor Philip Coppens.

Según Moricz, la Biblioteca Metálica de la Cueva de los Tayos registra una historia antigua que tuvo lugar en la Tierra y que se remonta a 250,000 años atrás. En 1972, Moricz se encontró con von Däniken y lo llevó a una entrada lateral secreta a través de la cual podían entrar en un gran salón dentro del laberinto. Aparentemente von Däniken nunca llegó a ver la biblioteca en sí, solo el sistema de túneles. Von Däniken incluyó el evento en su libro The Gold of the Gods:

Como resultado de las afirmaciones publicadas en el libro de von Däniken, Stan Hall, de Gran Bretaña, organizó una investigación de la Cueva de los Tayos en 1976. Una de las exploraciones de cuevas más grandes y caras jamás realizadas, la expedición incluyó a más de cien personas, incluyendo expertos en una variedad de campos, personal militar británico y ecuatoriano, un equipo de filmación y el ex astronauta Neil Armstrong. 


¿Por qué Neil Armstrong -quien había regresado de la luna no hace mucho tiempo entonces- viajaba con una expedición a una cueva remota en la amazonía ecuatoriana?

Neil Armstrong dentro de la cueva en 1976





El equipo también incluyó ocho espeleólogos británicos experimentados que exploraron a fondo la cueva y realizaron una encuesta precisa para producir un mapa detallado de esta. No hubo evidencia de los reclamos más exóticos de Von Däniken, aunque algunas características físicas de la cueva se aproximaron a sus descripciones y se encontraron algunos artículos de interés zoológico, botánico y arqueológico. 

El investigador principal se reunió con la fuente indígena de Moricz, quien afirmó que habían investigado la cueva equivocada y que la cueva real era secreta. 

La expedición británica extrajo 4 grandes cajas de madera selladas sin exponer a los propietarios (los Shuar) su contenido, el asunto terminó (según un investigador español) con disparos entre los Shuar y la expedición inglesa. Las huellas más antiguas de hábitat en las cuevas datan del período Paleolítico superior (48 000-12 000 aC) donde la cueva proporcionó protección durante el final de la glaciación. 

Aproximadamente 9000 a.C, la civilización sale de la cueva gracias a la mejora del clima de la Tierra y se mueven hacia el sur hacia partes del Perú y el norte de Chile.

En la edad neolítica, se cree que la cueva estuvo habitada desde el 3000 a.C por una civilización Pre-Shuar, que ya estaba utilizando artefactos de cerámica, evidencia esto podemos encontrarla en la Universidad de Munich, que incluso realizó la datación por radiocarbono. Aproximadamente alrededor de 1500 a.C los primeros Shuar comienzan a establecerse en el área y se mezclan con los nativos de la cueva. 

Los Shuar protegen la cueva con gran respeto y creen que allí descansan los espíritus de sus antepasados. Hasta la fecha, no hay evidencia confiable de la veracidad de esta biblioteca de metal. Lo único que se recuperó de la cueva -que se encuentra en la Universidad Católica de Quito- son varias piezas arqueológicas y restos de una capa llamada spondylus, que fue especialmente valiosa para las culturas primitivas de la costa ecuatoriana. 

Curiosamente, el arquitecto e historiador Melvin Hoyos, Director de Cultura y Desarrollo en el Municipio de Guayaquil, tenía algunas cosas muy interesantes que decir sobre la cueva:

"Para empezar, creo que la cueva de los Tayos no es una cueva, sino una obra de la mano del hombre, no hay nada en la naturaleza que pueda parecerse a la Cueva de los Tayos. Tiene el techo completamente cortado plano con un ángulo de 90 grados a la pared. Es muy similar a otros túneles de características y edades similares en otras partes del mundo, lo que nos lleva a pensar que antes de la glaciación de Wisconsin existía una red de túneles en el planeta, pero para aceptar esto tendríamos que aceptar la existencia -antes de dicha Glaciación-de una civilización altamente desarrollada.”

 






Fuentes: BBCAncient Code