24 de marzo de 2013

Meteoritos: Cuerpos menores del Sistema Solar

Lo primero que vamos a aclarar antes de entrar en materia son unas definiciones que muchas veces se confunden y que los medios de comunicación no siempre tratan adecuadamente.


Meteorito: Un meteorito es un meteoroide que alcanza la superficie de un planeta debido a que no se desintegra por completo en la atmósfera. La luminosidad dejada al desintegrarse se denomina meteoro.



Meteoro: Meteoro, en su uso astronómico, es un concepto que se reserva para distinguir el fenómeno luminoso que se produce cuando un meteoroide atraviesa nuestra atmósfera. Es sinónimo de estrella fugaz, término impropio, ya que no se trata de estrellas que se desprendan de la bóveda celeste.

Meteoroide: Un meteoroide es un cuerpo menor del Sistema Solar de, aproximadamente, entre 100 µm hasta 50 m (de diámetro máximo). El límite superior de tamaño, 50 m, se emplea para diferenciarlo de los cometas y de los asteroides, mientras que el límite inferior de tamaño, 100 µm, se emplea para diferenciarlo del polvo cósmico, no obstante, los límites de tamaño no suelen usarse muy estrictamente siendo ambigua la designación de los objetos que se encuentren cercanos a estos límites.

Asteroide: Un asteroide es un cuerpo rocoso, carbonáceo o metálico más pequeño que un planeta y mayor que un meteoroide, que orbita alrededor del Sol en una órbita interior a la de Neptuno.

Cometa: Los cometas son cuerpos celestes constituidos por hielo, polvo y rocas que orbitan alrededor del Sol siguiendo diferentes trayectorias elípticas, parabólicas o hiperbólicas.


METEORITOS

Estimaciones realizadas por métodos independientes indican que cada año llegan a la superficie de nuestro planeta entre 40 y 80 mil toneladas de materia interplanetaria. La fricción que sufren los diferentes cuerpos con la atmósfera terrestre se denomina ablación. En este proceso se pierde aproximadamente el 95% de la masa del cuerpo. Conformen profundizan en la atmósfera, van sufriendo choques continuos con las moléculas de la estratosfera, que van calentando sucesivamente la superficie del meteoroide.

A una altura aproximada de un centenar de kilómetros sobre la superficie terrestre el meteoroide alcanza una temperatura de 1.500ºC. En este momento comienza la ablación. Los diferentes minerales que componen el meteoroide comienzan a fusionarse y por ello se desprenden del cuerpo inicial emitiendo gases en el proceso que rodean al meteoroide. De este modo se forma la breve estela que podemos ver y que denominamos estrella fugaz, y que en general suele durar pocos segundos. Las columnas de gas suelen alcanzar temperaturas de entre 4.000ºC y 5.000ºC, mientras que la parte frontal del meteoroide puede alcanzar temperaturas de 10.000ºC. Estas fuerzas de fricción y las grandes temperaturas alcanzadas provocan que el meteoroide pierda masa en muy poco tiempo.

Los grandes meteoroides podrían chocar con la Tierra con una fracción de su velocidad cósmica, originando un cráter de hipervelocidad de impacto. El tamaño y tipo del cráter dependerá del tamaño, de la composición, del grado de fragmentación, y del ángulo entrante del meteorito. La fuerza de tales colisiones tiene el potencial de causar una destrucción extensa. Los choques a hipervelocidad más frecuentes, normalmente son causados por un meteorito metálico, los cuales son más resistentes y transitan intactos en la atmósfera terrestre.

Un bólido o bola de fuego es todo aquel meteoro con un brillo similar o superior al planeta Venus. Estos brillantes meteoros son producidos por partículas cuyas masas oscilan entre unos pocos gramos y miles de toneladas. Los meteoroides con una masa superior a varias docenas de kilogramos, si penetran en nuestra atmósfera con la geometría adecuada, pueden sobrevivir parcialmente al proceso de ablación, alcanzando entonces la superficie terrestre en forma de meteoritos.                                                                                

Los meteoritos se nombran siempre como el lugar en donde fueron encontrados, generalmente una ciudad próxima o alguna característica geográfica. En los casos donde muchos meteoritos son encontrados en un mismo lugar, el nombre puede ser seguido por un número o una letra (ejemplo: Allan Hills 84001).





Fuentes : astrofisica y fisica

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