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31 de diciembre de 2019

Los incendios forestales en Australia son tan grandes que generan su propio clima: tormentas eléctricas 'pyrocumulonimbus' que pueden provocar más incendios

Un diagrama que muestra cómo se forman las nubes de pirocumulonimbos.
Oficina de Meteorología, Victoria


Los incendios forestales en Australia ahora son tan grandes que están generando su propio clima, en forma de tormentas gigantes que provocan más incendios, según la Oficina de Meteorología de Victoria.

"Las nubes de Pyro-cumulonimbus se han desarrollado a altitudes de más de 16 km en el este de #Gippsland esta tarde. Estas tormentas inducidas por incendios pueden propagar incendios a través de los rayos, el desprendimiento de brasas y la generación de fuertes corrientes de viento", tuiteó el buró el lunes.

La fotografía satelital muestra el intenso humo que genera nubes atmosféricas:


Pyro-cumulonimbus clouds have developed to altitudes over 16km in East this afternoon. These fire-induced storms can spread fires through lightning, lofting of embers and generation of severe wind outflows

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Los incendios intensos generan humo, obviamente. Pero su calor también puede crear una corriente ascendente localizada lo suficientemente potente como para crear sus propios cambios en la atmósfera de arriba. A medida que aumenta el calor y el humo, la nube de nubes puede enfriarse y generar una nube grande e hinchada llena de lluvia potencial. El penacho también puede dispersar brasas y cenizas calientes en un área más amplia.

Eventualmente, las gotas de agua en la nube se condensan, generando una lluvia de lluvia, tal vez. Pero el "frente" entre el aire tranquilo fuera de la zona de fuego y una nube de tormenta de pirocumulonimbos es tan agudo que también genera rayos, y eso puede iniciar nuevos incendios.

Si es lo suficientemente potente, una tormenta de pyrocumulonimbus puede generar un tornado de fuego , que ocurrió durante los incendios forestales de Canberra en 2003.

Los científicos temen que las "pyroCbs" estén en aumento en todo el mundo, impulsadas por temperaturas más cálidas y incendios más intensos, informó Yale E360 . Sus columnas son tan fuertes que incluso pueden arrojar humo a la estratosfera , de 6 a 30 millas sobre la superficie de la Tierra.

Aquí hay un lapso de tiempo de una tormenta de pirocumulonimbos en acción, desde un incendio australiano diferente:




Fuentes: insider

El 2019 cierra una década devastadora para el planeta



Con este 2019 finaliza una década marcada por aumentos de la temperatura excepcionales, retroceso de los glaciares y subidas del nivel del mar sin precedentes en toda la Tierra, según un informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).

Estos fenómenos son exacerbados por las emisiones de gases de efecto invernadero debido a la actividad humana.
COP25: 3 claves del polémico nuevo acuerdo por el clima (y por qué dicen que fracasó)

“Casi con toda certeza, las temperaturas medias del quinquenio (2015-2019) y de la década (2010-2019) serán las más elevadas de las que se tiene constancia”, indica el estudio.

Este año la temperatura media mundial (en el periodo de enero a octubre) estuvo aproximadamente 1,1 °C por encima de los niveles preindustriales.



Las concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera alcanzaron un nuevo máximo histórico de 407,8 partes por millón en 2018 y en 2019 no dejaron de aumentar. Foto: Archivo

Entre las olas de calor más significativas estuvieron dos grandes eventos que ocurrieron en Europa en junio y julio. En Sudamérica, asimismo, se registraron altas temperaturas en enero y principios de febrero.

Los incendios fueron también grandes “protagonistas”, ya que el 2019 tuvo un promedio de estos eventos superior al de otros años en varias regiones de mayor altitud, incluida Siberia (Rusia) y Alaska (EE. UU.); en el pasado eran raros. Las emisiones de CO2 de incendios forestales en el Ártico fueron las más altas en 17 años.

El número de incendios reportados en la región Amazónica de Brasil fue solo ligeramente superior al promedio de 10 años, pero la actividad total de incendios en América del Sur fue la más alta desde 2010, con Bolivia y Venezuela entre los países con más flagelos. 

En Australia, un verano seco contribuyó a numerosos incendios de larga duración.

A esto se suma que la actividad mundial de ciclones tropicales en 2019 (hasta el 17 de noviembre) fue ligeramente superior a la media.

El hemisferio norte tuvo 66 ciclones tropicales, en comparación con el promedio en esta época del año (56). La temporada del hemisferio sur también estuvo por encima del promedio con 27 ciclones, la mayor cantidad desde la temporada 2008-2009.





Los incendios también fueron grandes “protagonistas”, ya que el 2019 tuvo un promedio de estos superior al de otros años. Hubo preocupación por incendios en la Amazonía brasileña. Foto: Archivo

Además, las concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera alcanzaron un nuevo máximo histórico de 407,8 partes por millón en 2018, y en 2019 no dejaron de aumentar. Ese gas permanece en la atmósfera durante siglos.

Según el estudio de la OMM, la subida del nivel del mar se aceleró a causa del derretimiento del hielo en Groenlandia y la Antártida.

A pesar de todos estos hechos ambientales negativos registrados, los países no lograron grandes acuerdos en la gran cumbre ambiental COP25 realizada en el pasado 15 de diciembre en Madrid, España. Aunque se acordó aumentar la ‘ambición climática’ en 2020 y cumplir el Acuerdo de París para evitar que la temperatura suba.

Sin embargo, sus críticos aseguran que fue un consenso ‘débil’, pues no se incluyó una mayor regulación de los mercados de carbono.

Fuentes: El Universo

19 de diciembre de 2019

Huracanes de nueva generación: ¿hay que ampliar la escala?

El huracán Dorian visto desde la Estación Espacial Internacional el 2 de septiembre de 2019. / NASA
Se pronostican fenómenos cada vez más catastróficos
La virulencia del huracán Dorian, con vientos que llegaron a los 295 kilómetros por hora, ha avivado el debate sobre si hay que actualizar la clasificación con nuevos niveles por encima del 5. Aunque los modelos predicen que, con la crisis climática, los eventos extremos serán más intensos, los meteorólogos muestran cautela.
 Los huracanes devastadores en el Atlántico, de momento, son una rara avis. Solo el 7 % de los 243 colosos de este tipo observados desde que comenzaron las mediciones por satélite en 1983 han alcanzado la categoría 5, la más catastrófica de la escala de Saffir-Simpson. 







Lo recuerda el meteorólogo Jeff Masters en un artículo publicado en Scientific American.

El huracán Dorian es uno de ellos. Con vientos que alcanzaron los 295 kilómetros por hora, causó gran devastación en las Bahamas, en concreto en las islas Ábaco y Gran Bahama el pasado mes de septiembre. Aunque sus valores encajan dentro de la categoría 5 –que abarca huracanes con vientos, como mínimo, de 252 km/h–, su virulencia ha provocado que expertos como Masters y otros meteorólogos pidan que se revise la clasificación y se amplíe.

Aunque Dorian encaja en la categoría 5, su virulencia ha provocado que se pida una revisión de la clasificación
La decisión correspondería al Centro Nacional de Huracanes, con sede en Miami (EEUU), cuyos expertos, a priori, no consideran que sea necesario añadir un nuevo nivel. “La categoría 5 en la escala de Saffir-Simpson ya incluye “daño catastrófico” del viento, por lo que no está claro que sea necesaria otra categoría, incluso aunque las tormentas se hicieran más fuertes”, explica a Sinc Dennis Feltgen, meteorólogo y responsable de Comunicación del organismo.

Lo primero que hay que tener en cuenta cuando hablamos de un huracán es que nos estamos refiriendo a un ciclón tropical cuyos vientos superan los 117 km/h y que se genera y desarrolla en el océano Atlántico o en el Pacífico oriental. En el Pacífico occidental los huracanes se llaman tifones. Por debajo de esas velocidades están las tormentas y depresiones tropicales.

Para clasificar los huracanes según la velocidad del viento contamos con la escala de Saffir-Simpson, diseñada por el ingeniero Herbert Saffir y por el director del Centro Nacional de Huracanes, Robert Simpson, en 1969. Pero esta escala se limita a medir el daño potencial del viento. Para cuantificar otros impactos asociados a estos eventos extremos, como marejadas ciclónicas, lluvias o tornados, se emplean otras herramientas.

“La mayoría de las muertes en los ciclones tropicales no son fruto del viento, sino del agua –por marejadas ciclónicas, lluvias, inundaciones y olas peligrosas–, que causa el 90 % de las muertes por estos ciclones en Estados Unidos”, afirma Feltgen. “Por lo tanto, no queremos enfatizar mucho el peligro del viento poniendo demasiado peso en la categoría”, añade.

Un toque de atención hacia la emergencia climática

Más allá del viento, lo cierto es que cincuenta años después de que se diseñara la escala las condiciones climatológicas hoy son diferentes a las registradas a finales de la década de los 60. La crisis climática como consecuencia del aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero ha traído aparejada un aumento de la temperatura de la superficie global de casi 1 ºC respecto al promedio del período de referencia que utiliza la NASA (de 1951 a 1980).

Y los pronósticos no son nada halagüeños. Los diferentes modelos que manejan los expertos reflejan eventos extremos cada vez más intensos fruto de este incremento de las temperaturas y eso incluye a los ciclones tropicales, como muestra una investigación publicada en Science.

Desde AEMET creen que tendría sentido incluir nuevas categorías para concienciar sobre estos nuevos huracanes ultraintensos, cada vez más probables
Teniendo en cuenta estas circunstancias, desde la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) entienden que haya voces que quieran ampliar la escala. “Desafortunadamente, el calentamiento global está haciendo que los huracanes tan intensos como el Dorian sean más probables”, señala a Sinc un portavoz de AEMET.

Desde el punto de vista de la comunicación del cambio climático, desde AEMET consideran que tendría sentido ampliar la clasificación e incluir una categoría 6 e incluso una categoría 7 “para llamar la atención sobre este nuevo tipo de huracanes catastróficos ultraintensos, que probablemente se volverán cada vez más comunes en las próximas décadas”.

Sin embargo, admiten que la actual categoría 5 ya contempla la máxima alerta en cuanto a la seguridad pública debido a su poder catastrófico, por lo que técnicamente no sería esencial modificarla.

Falta que se confirme la tendencia

Otros expertos abogan por revisar la escala cuando realmente se observe una tendencia de huracanes cuyos vientos se salgan de los valores que comprende. “Si las futuras intensidades de los huracanes se alejan significativamente de las anteriores, es posible que debamos considerar la posibilidad de revisarla”, apunta a Sinc Karthik Balaguru, investigador del Laboratorio Nacional del Noroeste del Pacífico (EEUU).

Una opinión que comparte José Miguel Viñas, meteorólogo de MeteoRed y responsable de Divulgameteo. “Es cierto que parece detectarse ya una tendencia a tener un mayor número de ciclones tropicales de categorías 3, 4 y 5, pero todavía no hay suficientes evidencias de que los de categoría 5 vayan a ser mucho más frecuentes a partir de ahora”, puntualiza a Sinc.

Solo en el caso de que se detectara esa tendencia y fueran más frecuentes huracanes con vientos sostenidos alrededor de su ojo de unos 280 km/h, según Viñas tendría sentido plantearse incluir en la clasificación a los fenómenos de categoría 6.

Si aumentaran las intensidades de estos colosos, además de ampliar la escala, Balaguru apuesta por modificarla para que tenga en cuenta factores que actualmente no mide, como marejadas ciclónicas y precipitaciones que tienen mayor potencial destructivo que el viento.

Daños causados por el huracán Sandy en 2012, el más mortífero de su temporada. / Library of Congress

El objetivo: evitar confusión en la población

Los meteorólogos también analizan cómo afectaría al público estos hipotéticos cambios en la clasificación. Aunque, como hemos visto, una ampliación de las categorías podría ser una forma de concienciar a la ciudadanía de los efectos del cambio climático, también podría conseguir el efecto contrario.

“Si agregar una nueva categoría le da a la gente la impresión errónea, por ejemplo de que una categoría inferior es menos dañina, sería un posible efecto no deseado”, advierte a Sinc Taoyong Peng, responsable del programa de Ciclón Tropical de la Organización Meteorológica Mundial.

En Estados Unidos, la población está muy familiarizada con las actuales categorías y modificarlas podría hacer que bajara la guardia
En países como Estados Unidos, la población está muy familiarizada con las actuales categorías y modificarlas podría provocar que bajara la guardia, infravalorando los riesgos si se añaden más números. “Lo último que queremos es crear confusión, por lo que planeamos recabar datos de las ciencias sociales y del comportamiento antes de realizar cambios en la escala”, recalca el meteorólogo del Centro Nacional de Huracanes.

Además de los huracanes, ¿habría que revisar las clasificaciones de otros eventos extremos que también podrían ser más virulentos en los próximos años, como los tornados? De nuevo, los expertos piden esperar a tener suficientes evidencias de este aumento en la intensidad para revisar la clasificación que, en el caso de los tornados, se recoge en la escala Fujita Mejorada.





Esta herramienta –que empezó a utilizarse en 2007–, es una actualización de la anterior. “En la escala actual están mejor ajustados algunos rangos de velocidad del viento con el nivel de destrozos que provoca el fenómeno”, detalla Viñas.

Ya sean tornados o huracanes, de momento, habrá que esperar para comprobar si el potencial destructivo de estos colosos se sale de las escalas o si, al menos por ahora, se pueden contener.
A mayor lentitud, mayor devastación

Además del viento del huracán, su potencial destructivo tiene que ver con su velocidad de movimiento: cuanto más lentamente se desplazan, más daños provocan a su paso. Y es algo que está ocurriendo con más frecuencia, como revela un estudio de Nature.

El autor comparó datos de huracanes ocurridos en todo el mundo entre 1949 y 2016, y concluyó que la velocidad de desplazamiento de estos fenómenos había disminuido un 10 % de media en ese período. Desde la Organización Meteorológica Mundial confirman a Sinc que las observaciones en los dos últimos años muestran cómo los ciclones tropicales más fuertes se mueven más lentamente, “aunque estadísticamente no es una tendencia evidente”, matiza el responsable del programa de Ciclón Tropical del organismo.

Lo que preocupa a los expertos es que esta tendencia se confirme, dado su potencial devastador. “Los huracanes de movimiento más lento serán mucho más dañinos. Pueden provocar lluvias más fuertes, someter a las edificaciones a fuertes presiones de viento durante más tiempo y provocar marejadas ciclónicas durante múltiples ciclos de marea alta que provocarán mayores inundaciones”, alerta a Sinc el meteorólogo Jeff Masters.

Fuente: SINC

¿Por qué molesta tanto Greta Thunberg?

Greta Thunberg a las puertas del Parlamento Sueco. / Wikimedia Commons
La joven activista sueca, que participará en la COP25 en Madrid, despierta rechazo en algunas personas, no siempre negacionistas del cambio climático. Su edad, su género y su síndrome de Asperger se suman a un incómodo mensaje: que tanto nuestro modo de vida como el sistema deben cambiar si queremos frenar las emisiones que amenazan el medioambiente.
En el estrado, una niña. Frente a ella, representantes de todos los países del mundo, periodistas, políticos y empresarios. Comienza a hablar: “[Vengo] a deciros que los adultos debéis cambiar vuestros modos. No tengo una agenda oculta. Estoy luchando por mi futuro. […] Todo esto está pasando delante de vuestros ojos y aun así actuamos como si tuviéramos todo el tiempo que quisiéramos. […] Los adultos decís que nos queréis, pero os reto, por favor, a que vuestras acciones reflejen vuestras palabras. Gracias”.

Si ha imaginado a Greta Thunberg pronunciando estas palabras en algún congreso sobre el clima, se equivoca. Este duro discurso fue pronunciado por la activista Severn Cullis-Suzuki, de entonces doce años, durante la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro (Brasil) de 1992. La joven canadiense, sin embargo, no sufrió las críticas que hoy recibe su homóloga sueca. Si no ha oído hablar de su intervención es porque, como mucho, fue ignorada.

“Mentalmente inestable”, “niña petulante” y “mesías profundamente perturbada” son algunos de los insultos que ha recibido
Cierto es que Cullis-Suzuki, al contrario que Greta, vivía en un mundo sin internet. Aun así cabe preguntarse por qué la sueca cosecha, a sus 16 años, ataques feroces que superan a los recibidos por Al Gore hace más de un decenio. En el caso de Thunberg, muchas de las críticas van más allá de su discurso, llegan al terreno personal e incluso hacen diana en su condición de asperger. “La mascota internacional del alarmismo climático”, “mentalmente inestable”, “niña petulante” y “mesías profundamente perturbada” son solo algunos ejemplos.

Los principales sospechosos de tanta tirria son los negacionistas, que rechazan que el cambio climático tenga lugar o que sea debido a la acción del ser humano. Se trata de una postura
con poco apoyo entre los españoles –que están entre los ciudadanos más preocupados por este tema–, pero con bastantes adeptos en países como EE UU, Reino Unido y Noruega.

El perfil del negacionista: hombre y conservador

“Desquicia a los negacionistas, sobre todo hombres de EE UU, porque sus tácticas no funcionan con ella, que pasa de lo que dicen los demás”, explica a SINC el divulgador ambiental Andreu Escrivà.

No son pocos los estudios y encuestas que han intentado trazar un “perfil del negacionista climático”, que tiende a ser hombre y conservador. Esto ha llevado a algunos investigadores a analizar la posible relación entre negacionismo y misoginia. El sociólogo de la Universidad Chalmers (Suecia) Martin Hultman es uno de ellos.

“Hay tres grupos de negacionistas climáticos: CEO de industrias extractivas, políticos financiados por ellas y hombres conservadores”, resume Hultman a SINC. “Cuando una mujer presenta resultados que implican que estos individuos, negocios, ideologías y estructuras necesitan cambiar, no es de extrañar que intenten matar al mensajero”.
“Desquicia a los negacionistas porque sus tácticas no funcionan con ella, que pasa de lo que dicen los demás”, explica el divulgador Andreu Escrivà

Hultman se refiere a un tipo de mentalidad que “no ve la naturaleza como algo vulnerable que puede ser destruido” sino como algo a explotar porque “el crecimiento económico es más importante que la supervivencia de la humanidad”.

Las encuestas muestran, explica Hultman, que esta forma de pensar es más frecuente en hombres conservadores, que aceptan los argumentos negacionistas con mayor frecuencia. De hecho, un estudio de 2016 señaló que un motivo por el que ellos son menos respetuosos con el medioambiente es porque perciben su defensa como una actitud femenina.

“Muchos ven a Greta como una evangelizadora que te dice cómo tienes que vivir tú, un señor de 40 años de un país desarrollado, y no habla de China o India, que tienen un crecimiento brutal en emisiones de CO2”, comenta Escrivà, que reflexiona: “¿De verdad pensamos que una adolescente tiene que dar todos los discursos para todas las cuestiones? Ya hace bastante con dar un toque de atención a los que vivimos en una sociedad occidental”.
Adultos vs. niños
Negacionistas y misóginos aparte, Escrivà considera que los 16 años de Greta suponen un choque generacional que puede ser contraproducente para transmitir su mensaje. “Me parece positivo revindicar el futuro, pero se les dice a los mayores que son culpables, cuando hay mucha gente que no lo es, y eso te galvaniza contra el mensaje. Una cosa es que dé lecciones a un rapero que va en avión privado y otra, que le diga qué hacer a gente cuya vida ya es difícil”.

La psicoterapeuta de la Universidad de Bath (Reino Unido) Caroline Hickman ha analizado por qué algunos adultos denostan a la juventud activista. “Muchos proyectan sus propios miedos y ansiedades en ella, y la rechazan de manera insconsciente como una forma de librarse de ellos”, dice.

Considera que es un ejemplo de niños que se comportan como adultos y adultos que lo hacen como niños: “Estos ataques son rabietas infantiles de adultos que no tienen la madurez psicológica necesaria para contener sus respuestas emocionales. En cuanto a los que insultan a Greta, cree que “hacen bullying para intentar recuperar un poder que sienten que han perdido”.
En defensa de la neurodiversidad
“Parece una niña muy feliz”, se burló el presidente de los EE UU Donald Trump a través de Twitter tras el discurso de Greta en la ONU. El político hacía caso omiso al hecho de que la joven activista se expresa de forma normal para una persona con síndrome de Asperger, quien respondió añadiendo dicha descripción a su perfil.

El neurobiólogo de la Universidad de Salamanca especializado en autismo José Ramón Alonso considera que uno de los motivos del rechazo a Greta puede ser nuestra falta de costumbre a ver pacientes con trastorno del espectro autista (TEA) en la esfera pública.
Su popularidad visibiliza la aportación que hacen a nuestro mundo las personas asperger, afirma el neurobiólogo José Ramón Alonso


“Son personas que tienen problemas para transmitir emociones con el lenguaje corporal y el tono de voz, y les cuesta mucho adaptarse a situaciones distintas”, explica Alonso. “No estamos acostumbrados a que alguien tenga expresiones poco ajustadas a una situación, y es injusto que se lo pidamos a ella”.

El investigador considera que su popularidad puede ser positiva para visibilizar no solo la crisis climática, sino también “la aportación que pueden hacer a nuestro mundo las personas con TEA”. Esto siempre y cuando vaya acompañada de una “educación”. “Si no, volveremos a la discriminación y los prejuicios, y a decirle a las familias que sus hijos están mal educados”.

¿Puede ser el síndrome de Asperger, tal y como Greta afirma, un “superpoder” en la lucha contra el cambio climático? “Es verdad que [las personas asperger] se centran en un tema que para ellos es de importancia suma y a veces no saben transmitirlo o sacarle partido. Su atención a los detalles es clave, aunque luego tengan mayores dificultades en la interacción social”.

A esto añade el hecho de que los demás adolescentes suelen estar “muy pendientes de las jerarquías”. “[Los asperger] eso lo entienden menos y dicen las cosas con una crudeza y sinceridad que en muchos casos es un valor positivo”.

En este sentido, parte de las críticas a Greta recaen en sus padres por permitir que una adolescente con síndrome de Asperger se convierta en activista. “Conozco a una madre que decía que su hijo iba a ser un ‘autista moderno’”, dice Alonso, “en vez de recortar sus posibilidades”.

Por todo ello defiende que debemos ser mejores con ellos y darles su espacio. “Hay personas diferentes y la solución no puede ser la talla única. Es responsabilidad nuestra hacerles un sitio, valorarlos y entenderlos.”.

Una verdad incómoda
Por muchos factores que puedan contribuir al rechazo de Greta, solo sirven de excusa para repudiar su mensaje. Este aboga por cambios en nuestro modo de vida y en el propio sistema y, encima, con emergencia. “Dice que hay que ponerse las pilas y que cada uno debe hacer lo que pueda para frenar esto. Eso a mucha gente no le gusta porque nadie quiere cambiar sus hábitos”, explica el catedrático de Física Aplicada en la Universidad de Alcalá Antonio Ruiz de Elvira Serra.
“A mucha gente no le gusta porque nadie quiere cambiar sus hábitos”, explica Antonio Ruiz de Elvira 


“Cuando confrontas a la gente con decisiones reales que tiene al alcance de su mano para luchar contra el cambio climático, la incomodas muchísimo”, dice Escrivà. “Me impactó cuando Greta fue a The Daily Show, dijo una parrafada muy bien dicha y el público empezó a aplaudir”, recuerda. “Pensé que si fueran capaces de traducir sus palabras a un nivel de recorte de emisiones en su vida diaria no iban a aplaudir, y menos en EE UU, que es el país con una mayor huella ecológica por persona”.

Un estudio de 2017 exploró cómo las recomendaciones para reducir las emisiones suelen obviar las acciones más efectivas. “Reciclar, mantener la temperatura justa e instalar LED es lo que menos cuenta. Lo que más es la energía renovable, disminuir el consumo de carne y dejar el coche y el avión”, explica el divulgador. “Son cosas que pican mucho más y la gente, cuando entiende eso, alucina”.

“Aislar la casa y dejar el coche es complicado y no todos pueden, pero podemos demostrar a políticos y empresas que se han apuntado a patrocinar la COP25 que no les compramos sus productos si no cambian”, dice Ruiz de Elvira. “Esto es un mensaje que les llega… ¡no veas cómo!”, añade sobre los motivos por los que el mensaje de Greta “pincha” a tantos.

Cuidado con las soluciones mágicas
Escrivà tiene clara su principal crítica a Greta: “Perpetúa una cosmovisión en la que hay una solución mágica que los políticos no están aplicando, pero que podrían hacerlo si escucharan a los científicos”.

El divulgador considera que presuponer que la actuación contra el cambio climático no despega por culpa de la falta de información es “muy simplista” y defiende que los políticos “llevan mucho tiempo escuchando a los científicos”. Asegura que la inacción política “responde a intereses, cortoplacismo, inercias, miedo a asumir el coste político, dificultades para cambiar nuestro modo de vida y a que la ciudadanía no quiere”.
“Estamos con Greta, pero externalizamos nuestro activismo ambiental a base de likes a ella y pensamos que con eso ya somos verdes”. Esto “nos desapega de los cambios reales que debemos incorporar y promover, porque la acción debe ser colectiva, no solo de los políticos”.
La joven sueca lleva a cabo acciones difícilmente imitables por los demás, que no tenemos acceso al barco de los Grimaldi


Escrivà lamenta que la joven activista no ejemplifique ese cambio de valores, ya que lleva a cabo acciones difícilmente imitables por el resto de la población, que no puede depender de que los Grimaldi le dejen un barco para ir desde Reino Unido a Nueva York, ni de que unos navegantes la lleven en catamarán desde Salt Ponds hasta Lisboa.

“El cambio real no es venir de cualquier forma a España. Es preguntarse: ¿necesito ir a Madrid? ¿No doy mejor ejemplo a mucha gente si voy a una reunión tan importante como la COP25 por videoconferencia?”.

Por eso, teme que esa hiperperfección lleve a mucha gente, incapaz de prescindir de los plásticos o el coche de la noche a la mañana, a tirar la toalla. “Me importa más que el 80 % de la población occidental reduzca un 50 % el uso de plásticos o los vuelos que una pequeña élite del 5 % lo haga todo bien, porque eso desmoraliza”.

También teme que gritar “que viene el lobo” cause rechazo contra la causa cuando, en diez años, “no se haya acabado” el mundo. “Habrá más sequías, huracanes y alguna especie invasora más, pero no será Mad Max. En cuarenta años ya veremos”.
El nuevo negacionismo es no hacer nada
“Chirría que una adolescente con una calidad de vida extraordinaria diga que le han robado el futuro. No nos han robado el futuro: nos han dejado un mundo destrozado, hay que reconstruirlo y exigir responsabilidades, pero a millones de niños les están robando el presente”, asegura Escrivà.

“No todo es cambio climático, el mundo es complejo y me parece peligroso cualquier mensaje que tienda a simplificarlo”, añade en referencia a las empresas que se “suben al carro” de la sostenibilidad pero “no al de los derechos de los trabajadores”.
“Las empresas que producen gases de efecto invernadero fabrican el cemento y acero de tu casa y el petróleo de tu coche”, recuerda Escrivà


La consecuencia de dichas soluciones mágicas y de, en palabras de Escrivà, pensar que las empresas son malas per se, es caer en el nuevo negacionismo: el negacionismo de soluciones. En otras palabras, no hacer nada hasta que lo hagan los gobiernos y las corporaciones.

“Las cien empresas que producen el 70 % de los gases de efecto invernadero del mundo no lo hacen porque tengan un botón que emite CO2, sino porque fabrican el cemento y acero de tu casa y el petróleo de tu coche”.

El problema, según el divulgador, es que “si todo el mundo espera a que alguien haga algo, entonces nadie hace nada”. Considera que “siempre vamos a encontrar vías para autojustificarnos y no bajar nuestro consumo”, y por eso “debemos darnos el menor número de excusas” para mantener la inacción. “Si en tu esquema mental tú eres el bueno y los otros los malos, para qué vas a hacer algo”.

Por todo ello, Escrivà ve a Greta como un “ariete” que abre las puertas, pero que debe ir acompañado del resto del ejército para que sirva de algo. “Es un activador de la conversación, pero creo que ya ha jugado su papel”.

Su mejor legado, afirma, “sería que dejáramos de hablar de lo que hace y hubiera una conversación más allá, de cómo nos afecta el cambio de paisaje, de si estamos dispuestos a dejar el avión y el coche”. Todo eso, mientras apoyamos a las Gretas de nuestro alrededor.

Conflictos de intereses

En Mercaderes de la duda, los historiadores de la ciencia Naomi Oreskes y Erik M. Conway cuentan cómo un lado oscuro de la comunidad científica, apoyado por políticos y empresarios, ocultó al público hechos como la relación entre tabaco y cáncer… y el calentamiento global causado por la actividad humana.

“Hay petroleras que han asesinado, corrompido gobiernos, sobornado, destrozado países y ocultado datos. Algunas empresas han sido extremadamente nocivas para la civilización”, asegura Escrivà. Por eso resulta casi irónico que, desde el principio, Greta haya sido acusada de bailar al son de intereses ocultos.

“Es evidente que una niña de 16 años no se va sola a EE UU ni habla en la ONU, pero detrás de cualquier movimiento organizado hay dinero, intereses, gente buena y mala”, dice Escrivà. “Me hace gracia que digan que es una marioneta, como si tanta gente no hubiera estado a sueldo de las petroleras, tantas investigaciones se hubieran hecho como se han hecho y tantos opinólogos tuvieran sesgos e intereses”.

Por eso mismo pide no caer en la “disonancia cognitiva” de pensar que estas empresas “van a cambiar porque una joven sueca les diga que les han robado su futuro”. La investigadora Katharine Hayhoe defiende que la mejor forma de combatir el cambio climático es hablando de él. Eso es algo que, de momento, Greta sí ha conseguido.

Fuente: SINC

11 de septiembre de 2019

Un Satélite Captura Cuatro Ciclones Tropicales Desde el Espacio

Imagen de la cadena de ciclones tropicales alineados en todo el hemisferio occidental el 4 de Septiembre de 2019. Créditos: NASA Earth Observatory/Joshua Stevens; NOAA/Kathryn Hansen.

El 4 de Septiembre de 2019, una cadena suelta de ciclones tropicales se alineó en todo el hemisferio occidental. En el momento de esta imagen (17:10 GMT), el huracán Juliette en el Pacífico oriental y el huracán Dorian en el Atlántico eran tormentas de categoría 2.

Mientras tanto, la tormenta tropical Fernando con vientos sostenidos de más de 70 km/h recientemente había tocado tierra en el noreste de México. Gabrielle se convirtió en una tormenta tropical el 4 de Septiembre sobre el Atlántico oriental, con vientos de 80 km/h justo en el momento de captación de esta imagen.

Los nombres de los cuatro ciclones tropicales alineados en todo el hemisferio occidental el 4 de Septiembre de 2019. Créditos: NASA Earth Observatory/Joshua Stevens; NOAA/Kathryn Hansen

Los datos para la imagen simulada en color natural se obtuvieron con el satélite GOES-16. El GOES-16 es operado por el NOAA; la NASA ayuda a desarrollar y lanzar la serie de satélites GOES.

28 de septiembre de 2018

METEOROLOGÍA - Agosto 2018, el más caluroso de la historia. Sí, es el cambio climático




El pasado mes de agosto fue el cuarto más caluroso de la historia.

El espesor de la capa de hielo en ambos polos, estuvo por debajo de la media. El norte de Europa, Australia y el sur de África, ivieron un agosto especialmente seco. Varias regiones de China y la India sufrieron inundaciones. Un tifón mortal causó estragos en Japón y Corea; y Hawai fue azotada por un tifón tropical.





Agosto fue mucho más húmedo que la media en el sur de Europa. En Italia, 11 excursionistas murieron a causa del desbordamiento de un rio.

Mientras tanto, el calor extremo y la sequía severa de la primavera y el verano provocaron una disminución de las cosechas en el norte de Europa, con la consiguiente falta de pasto para el ganado.

El periodo entre abril y agosto ha sido el más cálido de la historia en Europa

El mes de agosto de este año ha sido el tercero con temperaturas excepcionalmente altas.



Los expertos ven en el tiempo de agosto nuevas pruebas del calentamiento
Las olas de calor han llegado a todo el hemisferio norte y de ellas no se han librado algunas grandes ciudades, como Moscú, donde su población ha debido adaptarse a las circunstancias (Vyacheslav Prokofyev / Getty)

Europa ha registrado su agosto más cálido desde que se generalizaron las mediciones meteorológicas en la segunda mitad del siglo XIX. La temperatura media fue el mes pasado 0,35ºC por encima del promedio de los meses de agosto en el período 1981-2010, según informó la Organización Meteorológica Mundial. El mes de agosto coronó un prolongado período de calor en casi toda Europa, en el que no faltaron sequías, olas de calor e incendios forestales.

Agosto ha sido el tercer mes del año 2018 en que se han batido los récords de temperaturas mensuales en Europa (después de abril y mayo). A nivel mundial, ha sido el cuarto agosto más caluroso en la historia de los registros instrumentales. Tanto los servicios meteorológicos mundiales como los expertos ratifican que las altas temperaturas que se vienen registrando en toda Europa a lo largo de este verano son una evidencia más del cambio climático. ¿Es este verano caluroso una consecuencia del calentamiento global del planeta?


“El cambio climático contribuye a intensificar el calor propio del verano”, sentencia Manola Brunet, presidenta de la Comisión de Climatología de la OMM -y profesora de Climatología de Universitat Rovira i Virgili, quien alude a los estudios de atribución rápida que han relacionado el calor extremo en el norte de Europa entre mayo y mitad de julio con el calentamiento causado por el hombre. “El cambio climático ha quintuplicado la posibilidad de que se produzcan olas de calor como las observadas este verano; dicho de otra manera, si el cambio climático no fuera una realidad, las olas de calor que se han producido en el hemisferio norte no hubieran tenido la misma intensidad”, añade Brunet.
Europa ha tenido su agosto más cálido desde que se iniciaron sus registros
La mayoría de países nórdicos y bálticos experimentaron su verano más caluroso, tras una primavera cálida y seca. En el faro de Makkaur, en el extremo septentrional de Noruega, a más de 70º de latitud Norte, el 18 de julio la mínima fue de 25,2ºC, lo que podría describirse como la paradoja de “una noche tórrida en pleno Ártico”, señala el profesor Javier Martín Vide, catedrático de Geografía de la UB.

“Las condiciones climáticas en 2018 se vieron aumentadas por un calentamiento a largo plazo como telón de fondo”, según han señalado los institutos meteorológicos de Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia, Estonia, Letonia y Lituania en un artículo citado por la OMM. Los récords de temperaturas del verano han tenido una triple causa: “un persistente bloqueo del sistema de alta presiones, la sequía y una temperatura que aumenta gradualmente”, añaden.


“Nuestra sociedad debe prepararse para un cambio de clima, con anomalías más persistentes que pueden incluir olas de calor, inundaciones o fenómenos extremos. Ello exige una alerta temprana sobre estos sucesos, planificar la adaptación en la sociedad y reducir las emisiones” de gases invernadero, añaden estos institutos.

“Indudablemente, las altas temperaturas del verano se relacionan con el cambio climático”, contesta sin pensárselo Ana Casals, portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología. “España ha registrado el segundo agosto más caluroso desde 1965. Pero es como si no lo hubiéramos notado porque nos estamos acostumbrando a las altas temperaturas”, añade. No se han hecho, sin embargo, estudios sobre atribución en el caso de España.


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En España

Cambio climático (Raúl Camañas)

El año 2018 comenzó con una débil tendencia al enfriamiento, debido a que regían las condiciones impuestas por La Niña (situación inversa a las de El Niño, fenómeno climático natural que consiste en un calentamiento en el Pacífico Ecuatorial con incidencia en gran parte del planeta). Pero este enfriamiento no fue suficiente para revertir el calentamiento a largo plazo. “El aumento de las concentraciones de gases de efecto invernadero ha acabado superponiéndose al efecto de enfriamiento de La Niña, y está dando como resultado un año muy cálido”, dice Brunet.

Los expertos sospechan que el cambio climático pueden estar afectando también a las condiciones de circulación general atmosférica (de las que dependen acontecimientos específicos, como las olas de calor, olas de frío o lluvia intensa...). El calor en el Norte de Europa y la inusual humedad al Sur puede deberse a este debilitamiento de la corriente del chorro ( cinturón que normalmente aísla el Ártico) que ha desplazado las bajas presiones y la inestabilidad hacia el sur. El cambio climático no anula los factores que rigen la dinámica atmosférica, sino que se suma a éstos y los intensifica, de manera que incrementa las temperaturas altas o las precipitaciones intensas, añade Brunet.

“Un solo episodio como el de la ola de calor del julio y agosto pasados (y la sequía) es difícil atribuirlo al cambio climático. Pero la repetición cada vez más frecuente de este riesgo climático así como su mayor intensidad y duración están en línea con el calentamiento global”, señala Javier Martín Vide. Este experto destaca que “el cambio climático ya es perceptible en la evolución de los registros térmicos, en particular, en las medias y en la mayor frecuencia, duración e intensidad de las olas de calor”. No obstante, ve “difícil demostrar estadísticamente que una sola de ellas, como la recientemente ocurrida, sea una manifestación directa del calentamiento global”.

"Sin este fenómeno no se hubieran producido las olas de calor habidas en Europa”   Manola Brunet Climatóloga 
El verano del 2018 podría insertarse en un panorama futuoro cada vez más habitual. Así lo indica Marc Prohom, jefe del área de Climatologia del Servei Meteorològic de Catalunya. “Todos los modelos climáticos con proyecciones sobre el clima futuro coinciden en reproducir un planeta con períodos de temperatura excepcionalmente elevada cada vez más habituales e intensos”, expone Prohom. Catalunya, al ser una región mediterránea, “es una de las áreas más proclives a que las olas de calor se hagan más frecuentes. Lo que hasta ahora ha sido una excepción, en el futuro puede convertirse en una normalidad”, añade Prohom.

Martín Vide sostiene que el panorama actual nos ha de alertar sobre la necesidad de adaptar el sistema socioeconómico a un mayor grado de riesgo de olas de calor, “con el fin de reducir sus efectos económicos negativos y, en particular, los riesgos sobre la salud”. “No podemos quedarnos boquiabiertos con la sorpresa de los registros extremos, sino que hemos de pedir que las administraciones actúen en la buena dirección, en la de la transición energética y ecológica”. También Manola Brunet recuerda que la solución es una reducción de las emisiones de gases invernadero. “Si no, estamos expuestos a que las condiciones de calor extremas acaben siendo las condiciones del verano en el futuro”.


Sucesos extremos en el planeta


En el Norte de Europa. El mes de agosto coronó un prolongado período de calor en casi toda Europa, especialmente en sus zonas septentrionales, en el que no faltaron sequías, olas de calor e incendios forestales. El Reino Unido registró su verano más cálido (junto con los de los años 2006, 2003 y 1976). Alemania y Francia han vivido el segundo verano con temperaturas más altas.

Situación especialmente anómala en Escandinavia. La mayoría de países escandinavos bálticos vivieron su verano más caluroso tras una primavera cálida y seca. Las temperaturas máximas fueron excepcionales, por encima de los 30º C e incluso de los 33ºC. Los récords se extendieron en Suecia, donde se dieron graves incendios forestales. En cambio, en Islandia el tiempo fue muy húmedo, debido a un sistema de bloqueo de alta presión que persistió en la región nórdica y báltica y que desvió la lluvia hacia Islandia. En Finlandia, entre junio y agosto la temperatura fue dos grados más cálida de lo habitual, según el Instituto Meteorológico de Finlandia. En este país un verano tan cálido ocurre cada 20 a 30 años.

Deshielo del Ártico. La extensión del hielo ártico este agosto alcanza los 5,61 millones de km2, 1,59 millones de km2 por debajo del promedio (en el período 1981-2010). El mes pasado ha sido el séptimo mes de agosto con menor extensión helada desde que se vienen haciendo registros por satélite desde 1979. La extensión del hielo marino se mantuvo baja a lo largo de los mares costeros del océano Ártico a excepción del Mar de Siberia Oriental (más difícilmente franqueable para la navegación). Sin embargo, la Ruta del Mar del Norte era prácticamente navegable. Algunas áreas del ártico aún pueden retroceder más hacia el norte antes de que termine la temporada de derretimiento en septiembre. Además, el Paso del Noroeste (por Canadá) todavía estaba obstruido con hielo, y continúa así este mes de septiembre.


Fuegos mortales en Grecia. España y Portugal vivieron intensas olas de calor en agosto. En Grecia fuertes incendios, avivados por las altas temperaturas y los fuertes vientos, acabaron con la vida de 91 personas cerca de Atenas el 24 de julio. En cambio, en España, un verano húmedo ha tenido efectos beneficiosos: desde el 1 de enero hasta el 2 de septiembre se han registrado 5.117 incendios, que han quemado un total de 19.899 hectáreas, un 77,24% menos que el año pasado en el mismo periodo del 2017. Es el año con menos incendios y hectáreas de la última década.



Mínimas cálidas en EE.UU. Éste ha sido su cuarto verano más cálido con temperaturas por encima de la media en la mayor parte de la nación. De promedio, la temperatura mínima nocturna fue excepcionalmente alta este verano. Fue incluso más elevada que la del récord anterior, que databa del 2016. En general, desde que comenzaron los registros en 1895, las temperaturas mínimas de la noche en verano han ido incrementándose a un ritmo dos veces superior al de las diurnas. En California se produjeron grandes y destructivos incendios. La provincia de la Colombia Británica (Canadá) declaró el estado de emergencia por un incendio que acabó con más de 1.300 hectáreas.

Muertes en Japón. El 23 de julio, el observatorio de Kumagaya registró la temperatura más alta de este país (41,1°C). El número de muertes causadas por el calor llegó a 133 en el mes de julio, el peor balance desde el 2008. Los ancianos y las personas con asma y enfermedades cardiacas sufrieron especialmente la canícula.

Desbordamiento de un lago glaciar en China. La rotura de un glaciar provocó el desbordamiento del lago glacial de Xinjiang. El deshielo liberó unos 35 millones de metros cúbicos de agua y fango que provocó un alud de fango sobre las carreteras, aunque no hubo muertos ni heridos.

India: 400 muertes. Las lluvias sobre Kerala durante el monzón del suroeste (1 de junio a 19 de agosto de 2018) fueron excepcionalmente intensas. Kerala registró 2.346,6 l/m2, un 42% más de lo normal y ocasionó las peores inundaciones en décadas con un balance de 400 muertos.

13 de septiembre de 2018

METEOROLOGÍA - Espectaculares Imágenes del Huracán Florence Vistas desde la ISS

Una cámara de alta definición montada fuera de la Estación Espacial Internacional captó estas espectaculares imágenes del huracán Florence a las 7:50 a.m. EDT del 12 de Septiembre. Actualmente, varios satélites de la NASA están rastreando el recorrido de la tormenta, siguiendo de cerca su evolución. 

Este video fue grabado mientras Florence avanzaba a través del Atlántico en dirección oeste-noroeste con vientos de más de 200 kilómetros por hora. El Centro Nacional de Huracanes pronostica un fortalecimiento adicional para Florence antes de que llegue a la costa de Carolina del Norte y Carolina del Sur el viernes 14 de Septiembre.



Fuentes: NASA en Español