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22 de julio de 2017

Dudas sobre el “Planeta Nueve” y evidencias sobre un “Planeta Diez”

¿Existe realmente el Planeta Nueve del Sistema Solar? Crédito: A. Cuadra/Science.

A comienzos de 2016, los astrónomos hicieron una asombrosa afirmación: Un planeta gigante está rondando los bordes más lejanos del Sistema Solar. El Planeta Nueve, como fue llamado, estaba demasiado lejos como para verlo directamente. Por lo tanto, su existencia fue inferida de la manera en que su gravedad habría “acomodado” seis mundos congelados en órbitas agrupadas.

Desde entonces, el caso del Planeta Nueve ha sido reforzado por otra evidencia, como una inclinación peculiar del eje de giro del Sol, junto con unos pocos más de estos extraños objetos que tiene órbitas alargadas de más de 4.000 años y nunca se acercan al Sol más que Neptuno. Ahora, un sondeo ha encontrado cuatro más de estos objetos extremos. El problema: ellos no muestran la agrupación delatora. Este es un golpe importante para los fanáticos del Planeta Nueve.

“No encontramos del agrupamiento de órbitas necesario para la hipótesis del Planeta Nueve en nuestro sondeo completamente independiente”, dice Cory Shankman, astrónomo de la Universidad de Victoria en Canadá y miembro del OSSOS (Outer Solar System Origins Survey), el que desde 2013 ha descubierto más de 800 objetos cerca de Neptuno usando el Telescopio Canadá-Francia-Hawái en Hawái. En un artículo, el equipo OSSOS describe ocho de sus descubrimientos más lejanos, incluyendo cuatro del tipo usado para hacer el análisis inicial del Planeta Nueve.

Tres de los cuatro nuevos objetos tienen órbitas consistentes con un Planeta Nueve. El cuarto, un objeto llamado 2015 GT50, parece inclinar el conjunto completo de mundos de OSSOS hacia una distribución aleatoria. Pero eso no es necesariamente un golpe de gracia, dice Scott Sheppard, astrónomo de la Institución Carnegie de Ciencia en Washington, D.C., quien estuvo entre los primeros en sospechar de un gran planeta en el Sistema Solar. “Siempre esperamos que habría algunos que no encajarían”, dice.

El equipo de OSSOS dice que cualquier agrupación aparente en sus nuevos objetos es probable que sea el resultado de un sesgo en el sondeo. Si patrones y la ubicación de un telescopio, por ejemplo, determina qué zonas del cielo puede observar y cuándo. También es más difícil ver objetos tenues en áreas brillantes del cielo como el centro galáctico.

Tales sesgos hacen que OSSOS tenga mayor probabilidad de encontrar objetos en regiones que apoyan la hipótesis del Planeta Nueve, dice Michele Bannister, miembro del equipo OSSOS. Cuando el equipo corrige tal efecto, la agrupación aparente se desvanece. En contraste, dice el equipo OSSOS, muchos detalles de los sondeos tras los seis objetos originales no han sido publicados, haciendo imposible comprender sus sesgos.

Hasta ahora, los astrónomos han encontrado solo una docena de los objetos más lejanos de la supuesta esfera de influencia del Planeta Nueve. Hallar más objetos podría ayudar a resolver la pregunta. La evidencia más directa de todas sería obtener una imagen real del Planeta Nueve, que otros sondeos esperan captar.

Un décimo “planeta”

Ilustración artística del Planeta Diez. Crédito: Heather Roper/LPL.




Pero no todo son malas noticias para la familia del Sistema Solar. Una nueva investigación de las órbitas de planetas menores apunta a que podría haber un “objeto de masa planetaria” merodeando mucho más cerca del Sol que el Planeta Nueve.

En el estudio, Kat Volk y Renu Malhotra del Laboratorio Lunar y Planetario (LPL) de la Universidad de Arizona, presenta convincente evidencia de un cuerpo planetario aún no descubierto con una masa comprendida entre la de Marte y la Tierra. Esa misteriosa masa, muestran los autores, ha revelado su presencia solo por el control que ejerce sobre los planos orbitales de una población de rocas conocida como objetos del cinturón de Kuiper (KBO), en las periferias heladas del Sistema Solar.

Aunque la mayoría de los KBO –restos sobrantes de la formación del sistema solar– orbita el Sol con inclinaciones orbitales que se aproximan a lo que los científicos planetarios llaman plano invariable del Sistema Solar, los KBO más distantes no lo hacen. Su plano promedio está inclinado respecto del plano invariable en aproximadamente ocho grados, descubrieron Volk y Malhotra. En otras palabras, algo desconocido modifica el plano orbital promedio del Sistema Solar exterior.

“La explicación más probable para nuestros resultados es que hay masa no observada”, dice Volk, estudiante posdoctoral en LPL y autor principal del estudio. “Según nuestros cálculos, sería necesario algo tan masivo como Marte para causar la distorsión que medimos”.

Para el estudio, Volk y Malhotra analizaron los ángulos de inclinación de los planos orbitales de más de 600 objetos del cinturón de Kuiper a fin de determinar la dirección común alrededor del que estos planos orbitales precesan. “Precesión” se refiere al lento cambio o bamboleo en la orientación de un objeto en rotación.

“Hay un rango de incertidumbres para la distorsión medida, pero no hay más de uno o dos por ciento de posibilidades de que esta distorsión sea solamente una casualidad estadística de la muestra observacional limitada de KBO”, explica Volk.

Según los cálculos del equipo, un objeto con la masa de Marte que orbite a unas 60 UA (unidad astronómica, la distancia media entre el Sol y la Tierra) del Sol en una órbita inclinada aproximadamente ocho grados (en relación al plano promedio de los planetas conocidos) tendría suficiente influencia gravitatoria para deformar el plano orbital de los KBO lejanos que se encuentren a 10 UA del hipotético planeta o menos.

“Los KBO distantes observados están concentrados en un anillo de aproximadamente 30 UA de ancho y sentirían la gravedad de tal objeto de masa planetaria con el paso del tiempo, así que la hipótesis de una masa planetaria que cause la distorsión observada no es irracional a lo largo de esa distancia”, dijo Volk.

Esto descarta la posibilidad de que el objeto postulado en este caso corresponda al hipotético Planeta Nueve, cuya existencia ha sido sugerida con base en otras observaciones. Se predice que ese planeta es mucho más masivo (unas 10 veces la masa de la Tierra) y que se encuentra a entre 500 y 700 UA, a cuya distancia no influenciaría estos KBO.

Dado que un planeta, por definición, debe haber limpiado su órbita de planetas menores tales como los KBO, los autores se refieren al hipotético cuerpo como un objeto de masa planetaria, aunque hay quienes lo han apodado como “Planeta Diez”. Los datos, por otro lado, no descartan la posibilidad de que la distorsión pudiera resultar de más de un objeto de masa planetaria.

Una posible alternativa al objeto no observado que pudiera haber alterado el plano de los objetos del cinturón de Kuiper exterior sería el paso de una estrella cerca del Sistema Solar en la historia reciente del Sistema Solar.

Ilustración artística de un objeto de masa planetaria que explicaría la órbita de otro objetos del Sistema Solar. Crédito: Heather Roper/LPL.

Los artículos “OSSOS VI. Striking Biases in the detection of large semimajor axis Trans-Neptunian Objects” y “The curiously warped mean plane of the Kuiper belt” serán publicados en The Astronomical Journal.

Fuentes: Science, The University of Arizona

4 de abril de 2016

Este astrofísico cree que el Planeta X mató a los dinosaurios (y su teoría tiene sentido)



“¿Mataron los cometas a los dinosaurios?”, preguntaba una portada de la revista Time en 1985. Los astrofísicos Daniel Whitmire y John Matese habían vinculado por primera vez las extinciones masivas de la Tierra con el Planeta X, el hipotético noveno planeta del sistema solar que llevamos buscando más de cien años.

La posibilidad de que el Planeta X exista ha pasado a ser muy real en los últimos meses. Investigadores de Caltech presentaron en enero una serie de cálculos y simulaciones que sugieren que hay un astro de masa 10 veces mayor que la Tierra a unas mil unidades astronómicas de nosotros. Desde su escondite, el Planeta X consigue alterar los movimientos de planetoides y planetas, como Sedna o Neptuno. Un hallazgo reciente ratifica esta hipótesis; sin embargo, los telescopios siguen sin hacer una detección directa.

Whitmire, ahora astrofísico retirado y profesor de matemáticas en la Universidad de Arkansas, ha aprovechado el ruido de estos meses para darle visibilidad a su vieja teoría. En las Monthly Notices de la Real Sociedad Astronómica, el científico explica cómo el hipotético planeta puede desencadenar lluvias de cometas periódicas, que encajan con las extinciones masivas de la Tierra —entre ellas la de los dinosaurios.

Un estudio del registro fósil afirmaba en 2010 que la Tierra sufre una extinción en masa cada 27 millones de años, una alarmante periodicidad que se repite desde hace 500 millones de años. Daniel Whitmire utiliza este hallazgo de la paleontología para validar su propia teoría. 

Según el astrofísico retirado, el Planeta X (que tiene una órbita inclinada) pasa cada aproximadamente 27 millones de años por el cinturón de Kuiper y empuja a los comentas de la formación hacia el interior del sistema solar. Muchos de estos cometas se desintegran a medida que se acercan al Sol —reduciendo la cantidad de luz que llega a la Tierra—, y otros consiguen impactar contra nuestro planeta.

Cuando publicaron el estudio original (Nature, 1985), Whitmire y Matese creían que el Planeta X estaba a 100 unidades astronómicas del Sol y era entre una y cinco veces más masivo que la Tierra —números mucho menores que los calculados por Konstantin Batygin y Mike Brown, de Caltech, en 2016. Con John Matese jubilado (fue el autor de la hipótesis del planeta Tyche en 1999), Whitmire renueva su teoría y nos recuerda que nunca ha sido refutada, lo que alimenta un poco más el misterio del esquivo Planeta X. [vía Phys]

Fuentes: gizmodo

24 de febrero de 2016

Se estrecha la búsqueda del noveno planeta del Sistema Solar

Recreación artística del Planeta Nueve - Caltech/R. Hurt (IPAC)
Astrónomos franceses calculan las posibles posiciones donde puede esconderse ese misterioso mundo
Los astrónomos Michael Brown y Konstantin Batygin, del Instituto de Tecnología de California-Caltech (Pasadena, EE.UU.), anunciaban hace un mes los resultados de unos cálculos matemáticos que sugerían la existencia de un nuevo planeta gigante en los confines del Sistema Solar. Se trataría delnoveno planeta del grupo al que pertenece la Tierra, el famoso Planeta X que, hasta ahora, tenía más de leyenda que de posibilidad científica. Según su teoría, el misterioso mundo, que no ha sido visto directamente, gira alrededor del Sol una vez cada 15.000 años. Su existencia es deducida a partir de las órbitas de una serie de planetas enanos y otros objetos descubiertos recientemente, supuestamente perturbadas por el enigmático planeta.

En efecto, los objetos en el Cinturón de Kuiper, pequeños cuerpos similares a Plutón situados más allá de Neptuno, tienen una distribución particular que es difícil de explicar por casualidad. Los investigadores determinaron la órbita del supuesto planeta, que debe ser muy excéntrica e inclinada, pero no limitaron la posición actual, lo que no facilita la tarea de los observadores que tratan de buscarlo en el firmamento.

Ahora, astrónomos franceses han logrado descifrar las posibles posiciones de ese noveno planeta en el Sistema Solar. Agnes Fienga, astrónomo del Observatorio de la Costa Azul; Jacques Laskar, director de investigación delCentro Nacional para la Investigación Científica (CNRS), y su equipo han desarrollado una técnica para calcular el movimiento de los planetas en el Sistema Solar con gran precisión. En particular, a partir de datos de la nave espacial Cassini, la distancia entre la Tierra y Saturno se conoce con una incertidumbre de solo unos 100 m. Los investigadores han tenido la idea de utilizar esos datos para probar la posibilidad de añadir un noveno planeta al conjunto, como fue propuesto por Batygin y Brown.

En el estudio, publicado en la revista Astronomy & Astrophysics Letters, el equipo francés muestra que, dependiendo de la posición del planeta en su perihelio (el punto de su órbita más cercano al Sol), este mundo induce alteraciones en la órbita de Saturno que se pueden detectar mediante el análisis de los datos de la Cassini, en órbita alrededor de Saturno desde 2004.

El lugar donde puede estar

Los investigadores fueron capaces de calcular este efecto inducido por el noveno planeta comparando los datos de la Cassini. Para las direcciones relativas al perihelio menores de 85º o por encima de -65º, las perturbaciones inducidas por el noveno planeta son incompatibles con las distancias observadas por la nave espacial. Lo mismo ocurre para las direcciones entre -130º y -100º. Este resultado permite excluir la mitad de los lugares en los que el planeta se puede encontrar.

Sin embargo, parece que para ciertas direcciones la adición del noveno planeta resulta adecuada. Esto hace plausible su presencia en un rango entre 108º y 129º con respecto al perihelio, con una probabilidad máxima para 118º.

La existencia de un noveno planeta sólo puede ser confirmada por la observación directa, pero el equipo francés cree que restringir posibles direcciones de la investigación puede facilitar la búsqueda a los astrónomos.

Fuentes: ABC

8 de febrero de 2016

Lo que sabemos sobre el Planeta 9




Se trataría del noveno planeta de nuestro sistema estelar. Aún no se ha observado directamente, pero se intuye su presencia por su influencia en las órbitas de sus vecinos. Las claves del descubrimiento, con José Manuel Nieves
Representación artística del planeta 9 - EDICION: CAROLINA MÍNGUEZ/FOTO: NASA

Al final, el famoso Planeta X podría ser una realidad. El conocido astrónomo Michael Brown, descubridor de Eris y Sedna,aportó, junto a su colega Konstantin Batygin, las mejores evidencias que existen hasta ahora de la existencia de un nuevo y distante planeta gigante en los confines del Sistema Solar. Su trabajo, que está revolucionando a la comunidad científica internacional, se publicó en The Astronomical Journal. 


Desde entonces, todo parece indicar que estamos más cerca que nunca de descubrir el noveno planeta del Sistema Solar. Y no se trata esta vez de pequeños mundos helados más allá de la órbita de Plutón, como el que anunció la Institución Carnegie el pasado mes de noviembre, ni tampoco de un simple objeto transneptuniano, sino de un auténtico gigante de tamaño comparable a Neptuno y que, de confirmarse definitivamente su existencia, entraría por la puerta grande en el selecto club planetario del que la Tierra forma parte y del que, en 2006, fue expulsado el propio Plutón. 


Fuentes: ABC