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3 de marzo de 2020

Satélites Confirman la Disminución del Dióxido de Nitrógeno Sobre China

Image Credit: NASA/ESA

Los satélites de observación de contaminación de la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA) han detectado disminuciones significativas en el dióxido de nitrógeno (NO2) en China. Existen evidencias de que el cambio está relacionado, al menos en parte, con la desaceleración económica que siguió al brote del coronavirus.

A fines de 2019, los profesionales médicos en Wuhan, China, estaban tratando docenas de casos de neumonía que tenían una fuente desconocida. Días después, los investigadores confirmaron que las enfermedades fueron causadas por un nuevo coronavirus (COVID-19). Para el 23 de Enero de 2020, las autoridades chinas habían cerrado el transporte que entraba y salía de Wuhan, así como las empresas locales, para reducir la propagación de la enfermedad. Fue la primera de varias cuarentenas establecidas en el país y en todo el mundo.


 

Los mapas en esta página muestran concentraciones de dióxido de nitrógeno, un gas nocivo emitido por vehículos automotores, plantas de energía e instalaciones industriales. Los mapas anteriores muestran los valores de NO2 en China del 1 al 20 de Enero de 2020 (antes de la cuarentena) y del 10 al 25 de Febrero (durante la cuarentena). Los datos fueron recopilados por el Instrumento TROPOMI a bordo del satélite Sentinel-5 de la ESA. Un sensor relacionado, el Instrumento OMI a bordo del satélite Aura de la NASA, ha estado haciendo mediciones similares.

Según los científicos de la NASA, la reducción de la contaminación por NO2 fue evidente por primera vez cerca de Wuhan, pero finalmente se extendió por todo el país. Millones de personas han sido puestas en cuarentena en una de las acciones más grandes de este tipo en la historia de la humanidad. Hasta el 28 de Febrero de 2020, el virus había sido detectado en al menos 56 países.

"Esta es la primera vez que veo una caída tan dramática en un área tan amplia para un evento específico", dijo Fei Liu, investigadora de calidad del aire en el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA. Liu recuerda haber visto una caída en el NO2 en varios países durante la recesión económica que comenzó en 2008, pero la disminución fue gradual. Los científicos también observaron una reducción significativa alrededor de Beijing durante los Juegos Olímpicos de 2008, pero el efecto se localizó principalmente en esa ciudad, y los niveles de contaminación aumentaron nuevamente una vez que terminaron los Juegos Olímpicos.

La caída del dióxido de nitrógeno en 2020 también coincidió con las celebraciones del Año Nuevo Lunar en China y gran parte de Asia. En general, las empresas y las fábricas cierran desde la última semana de Enero hasta principios de Febrero para celebrar el festival. Observaciones anteriores han demostrado que la contaminación del aire generalmente disminuye durante este período y luego aumenta una vez que termina la celebración.

"Siempre hay una desaceleración general en esta época del año", dijo Barry Lefer, un científico de la calidad del aire de la NASA. "Nuestros datos de OMI a largo plazo nos permiten ver si estas cantidades son anormales y por qué". Lanzado en 2004, OMI ha estado recopilando datos globales sobre NO2 y diversos contaminantes del aire durante más de 15 años.

Comparativa de os niveles de NO2 en 2019 y 2020. Image Credit: NASA/ESA

Si bien el Año Nuevo Lunar puede haber jugado un papel en la reciente caída, los investigadores creen que la disminución es más que un efecto de vacaciones o una variación relacionada con el clima. En un análisis preliminar, los investigadores de la NASA compararon los valores de NO2 detectados por OMI en 2020 con las cantidades promedio detectadas en esta época del año desde 2005-2019. En 2020, los valores de NO2 en el este y centro de China fueron significativamente más bajos (de 10 a 30 por ciento más bajos) de lo que normalmente se observa para este período de tiempo.

Además, Liu y sus colegas no han visto un repunte en el NO2 después de las vacaciones. "Este año, la tasa de reducción es más significativa que en años anteriores y ha durado más", dijo. "No me sorprende porque muchas ciudades de todo el país han tomado medidas para minimizar la propagación del virus".

19 de enero de 2020

Análisis de NASA y NOAA Revelan que 2019 Fue el Segundo Año Más Cálido Registrado



Según análisis independientes de la NASA y la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica, NOAA, las temperaturas globales de la superficie de la Tierra en el año 2019 fueron las segundas más cálidas desde que el registro moderno comenzó en 1880.

A nivel mundial, las temperaturas de 2019 fueron superadas solo por las de 2016 y continuaron la tendencia al calentamiento del planeta: los últimos cinco años han sido los más cálidos de los últimos 140 años.




El año pasado fue 1,8 grados Fahrenheit (0,98 grados Celsius) más cálido que la temperatura promedio de 1951 a 1980, según los científicos del Instituto Goddard de Estudios Espaciales (GISS) de la NASA en Nueva York.

"La década que acaba de terminar es claramente la más cálida registrada", dijo el director de GISS, Gavin Schmidt. "Cada década desde la década de 1960 ha sido manifiestamente más calurosa que la anterior".






Desde la década de 1880, la temperatura global promedio de la superficie terrestre ha aumentado y ahora está más de 2 grados Fahrenheit (un poco más de 1 grado Celsius) por encima de la de finales del siglo XIX. Como referencia, la última Edad de Hielo fue aproximadamente 10 grados Fahrenheit más fría que las temperaturas preindustriales. 

Utilizando modelos climáticos y análisis estadísticos de datos de temperatura global, los científicos han concluido que este incremento se debe principalmente al aumento de las emisiones a la atmósfera de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero producidos por las actividades humanas.

“Cruzamos la línea de más de 2 grados Fahrenheit de calentamiento en 2015 y es poco probable que la crucemos de vuelta. Esto muestra que lo que está sucediendo es persistente, no una casualidad debido a algún fenómeno climático: sabemos que la tendencia a largo plazo está siendo impulsada por los niveles crecientes de gases de efecto invernadero en la atmósfera", dijo Schmidt.

Debido a que las ubicaciones de las estaciones meteorológicas y las prácticas de medición cambian con el tiempo, la interpretación de las diferencias de temperatura media global específicas de un año a otro tiene algunas incertidumbres. Teniendo todo esto en cuenta, la NASA estima que el cambio medio global de 2019 tiene una precisión de ±0.1 grados Fahrenheit, con un nivel de certeza del 95%.

El clima meteorológico a menudo afecta las temperaturas regionales, por lo que no todas las regiones de la Tierra experimentaron la misma cantidad de calentamiento. NOAA determinó que la temperatura media anual de 2019 para los 48 Estados Unidos contiguos fue la 34 ° más cálida registrada, lo que le da una clasificación "más cálida que el promedio". La región del Ártico se ha calentado un poco más de tres veces más rápido que el resto del planeta desde 1970.

El aumento de las temperaturas en la atmósfera y el océano está contribuyendo a la continua pérdida de hielo de Groenlandia y la Antártida y al aumento de algunos eventos extremos, como olas de calor, incendios forestales y precipitaciones intensas.

Los análisis de temperatura de la NASA incorporan mediciones de temperatura de superficie procedente de más de 20.000 estaciones meteorológicas, así como observaciones de la temperatura de la superficie del mar tomadas desde barcos y boyas y mediciones de temperatura provenientes de estaciones de investigación antárticas.

Estas mediciones in situ se analizan utilizando un algoritmo que tiene en consideración el espaciamiento variable de las estaciones de temperatura por todo el planeta, así como los efectos de las islas de calor urbanas que podrían sesgar las conclusiones. Estos cálculos producen las desviaciones de la temperatura promedio global al período de referencia de 1951 a 1980.

Los científicos de NOAA utilizaron muchos de los mismos datos de temperatura sin procesar, pero con una interpolación diferente en la región polar y otras regiones de la Tierra con datos escasos. El análisis de NOAA determinó que las temperaturas globales de 2019 estuvieron 1,7 grados Fahrenheit (0,95 grados Celsius) por encima del promedio del siglo XX.


Fuentes: NASA en Español

4 de enero de 2020

Incendios en Australia pueden ser vistos desde el espacio






La herramienta Worldview del Sistema de Datos e Información del Sistema de Observación de la Tierra de la NASA (EOSDIS) muestra esta escena el 2 de enero de 2019, mientras los incendios forestales continúan en intensidad a lo largo de la costa sureste de Australia. (Crédito de la imagen: NASA EOSDIS)

Los satélites en el espacio pueden detectar cambios en el clima de la Tierra , y están proporcionando una visión atemorizante de las consecuencias devastadoras del calentamiento global.



Los incendios forestales en los estados australianos de Nueva Gales del Sur y Victoria comenzaron en noviembre de 2019, y continúan planteando graves problemas ambientales y de seguridad. NBC News informó que miles de australianos huyeron de sus hogares en la víspera de Año Nuevo (31 de diciembre), buscando refugio cerca de la costa. El jueves (2 de enero), NBC News también informó que Nueva Gales del Sur declaró un estado de emergencia de una semana, por lo que esta es la tercera vez que se anuncia un período de emergencia desde que comenzaron los incendios.


"Mi último día de la década se sintió como el apocalipsis", tuiteó el fotoperiodista Matt Abbott, con sede en Sydney, el 31 de diciembre. Abbott, quien está cubriendo los incendios forestales para The New York Times, agregó: "He estado cubriendo los incendios forestales australianos durante los últimos 6 años". semanas, pero no he visto nada como el incendio de ayer que diezmó la ciudad de Conjola, NSW ".




La información de los satélites de la NASA puede enseñar a los científicos sobre las persistentes consecuencias de estos eventos, como la producción de gases peligrosos como el monóxido de carbono.

La NASA opera un grupo de 26 satélites conocidos colectivamente como el Sistema de Observación de la Tierra (EOS), y su satélite insignia, una nave espacial del tamaño de un autobús llamada Terra, alcanzó su marca de 20 años en el espacio en diciembre de 2019. Otros satélites de la NASA, como Aqua y Suomi NPP también aporta datos a EOS, una misión encargada de tomar mediciones globales del aire, la tierra y el agua para ayudar a los científicos a aprender cómo esos sistemas se unen y se transforman con el tiempo.

La herramienta Worldview del Sistema de Información y Datos EOS de la NASA transforma los datos satelitales en una página interactiva con más de 900 capas de imágenes. Puede ver los desastres naturales actuales, como los incendios forestales de Australia, en Worldview por fecha y capa de información (como anomalías térmicas, bordes y etiquetas de lugares). También puede ver una animación de actividad seleccionando un rango de tiempo.

Una mirada a la superficie de Australia a partir de octubre de 2019 muestra la asombrosa evolución de los incendios forestales a medida que se multiplicaron y arrojaron humo a través de la costa este de Australia.

Una severa sequía en octubre de 2019 preparó al país para la destrucción que todavía está ocurriendo. Más de 100 incendios se produjeron en los próximos meses. Para el 12 de diciembre, los incendios forestales en Nueva Gales del Sur de Australia habían arrasado un área de aproximadamente 10,000 millas cuadradas (27,000 kilómetros cuadrados), según representantes de la NASA en una descripción de imágenes satelitales.



Los incendios forestales están causando estragos en la costa este de Australia, exponiendo a muchas comunidades, incluida Sydney, a niveles peligrosos de contaminación. Las mediciones de la contaminación en el instrumento de la troposfera en el satélite Terra descubrieron que la región está cubierta por niveles anormalmente altos de monóxido de carbono , un gas inodoro y peligroso que se libera por la quema de plantas y combustibles fósiles.

Los incendios han sido particularmente dañinos para los bosques de eucaliptos . Los bosques existen tanto en regiones secas como lluviosas, y ambos climas son vulnerables a los incendios forestales por razones únicas. Las plantas de eucalipto que prosperan en áreas secas tienen hojas ricas en aceite que pueden encenderse fácilmente durante un incendio, según una descripción de la NASA de las imágenes de EOS. Los incendios ayudan a estas plantas a liberar sus semillas, pero la estación seca en octubre fue tan intensa que limitó la germinación de las semillas. Las especies de eucaliptos de la selva tropical, por otro lado, no están acostumbradas a los incendios. El ecosistema no puede recuperarse como lo haría un bosque seco de eucaliptos en condiciones más suaves. Incapaces de tolerar las llamas, la mayoría de estas plantas de la selva tropical mueren en estas condiciones extremas.


Este mapa muestra las mediciones de la radiación de onda larga saliente en noviembre de 2019. Los datos sobre la emisión de calor de Australia provienen de las Nubes y el Sistema de Energía Radiante de la Tierra a bordo del satélite Terra de la NASA. (Crédito de la imagen: EOS-Terra / NASA)

Un instrumento en el satélite de la Misión de Medición de Lluvias Tropicales de la NASA observó las condiciones inusualmente cálidas y secas de noviembre de 2019 que alimentaron los incendios forestales. El sensor, llamado Nubes y el Sistema de Energía Radiante de la Tierra, mide el calor emitido de vuelta al espacio. El instrumento midió cómo la radiación del sol fue absorbida, emitida y reflejada por la superficie de la Tierra durante el primer mes de los incendios forestales.

Las llamas destruyen los bosques y hacen que el aire sea transpirable para los humanos, pero también dañan a los animales que viven allí. "Los animales que navegan como los canguros son expulsados ​​por el fuego por un corto tiempo, y el tratamiento térmico del suelo reduce la cantidad de insectos que comen plantas y organismos del suelo durante el período de crecimiento temprano", Ayesha Tulloch, bióloga conservacionista de la Universidad de Sydney. , dijo en una descripción de la imagen de la NASA .

Esta animación es un modelo de donde viaja el humo negro de los furiosos incendios forestales australianos. Se basa en el modelo de procesamiento directo de GEOS (GEOS FP), que combina información de satélites, aeronaves y sistemas de observación terrestres y utiliza datos como la temperatura del aire, los niveles de humedad y la información del viento para proyectar el comportamiento de la columna. (Crédito de la imagen: GEOS FP / NASA GSFC)

Muchos koalas también han sido afectados, o incluso asesinados, por estos incendios. "Pero el rango del koala cubre la mayor parte [de] la costa este de Australia", dijo Tulloch. "En relación con su alcance, los incendios son relevantes solo para una proporción muy pequeña de la población de koalas existente en Australia".

Una animación realizada utilizando el modelo de procesamiento directo GEOS (GEOS -FP) muestra los altos niveles de carbono negro emitidos por los incendios forestales a principios de noviembre de 2019, que luego sopló a través de la atmósfera y cruzó el Océano Pacífico. Según una descripción de la NASA de la animación, las columnas de humo se han elevado hasta 7 a 8 millas (12 a 13 km) en el cielo, que es inusualmente alto para incendios forestales .















































El 2020 será uno de los años más calurosos que se hayan registrado: estiman más de 1.5°C por encima de los niveles preindustriales



Así lo ha determinado Met Office, la Oficina Meteorológica que comprende al Servicio Meteorológico Nacional del Reino Unido y un Departamento Ejecutivo del Ministerio de Defensa.

Según lo indicado, estiman que el próximo 2020 será otro de los años más calurosos que se hayan registrado en el mundo, con un pronóstico de temperaturas que superen un 1.1°C sobre el promedio de temperatura preindustrial.

El diagnóstico anticipado por parte de Met Office se ha basado en la observación de tendencias y temperaturas registradas en los últimos años. Los especialistas han detectado que, a medida que se llega a un nuevo año, la temperatura media se supera en 1°C.

Así también han sostenido que este escenario es motivo de una ‘huella digital clara’ inducido por el hombre. En palabras del profesor Adam Scaife, jefe de predicción de largo alcance en la Oficina Meteorológica, “los eventos naturales, como el calentamiento inducido por El Niño en el Pacífico, influyen en el sistema climático… En ausencia de El Niño, este pronóstico ofrece una imagen clara del factor más fuerte que causa el aumento de las temperaturas: las emisiones de gases de efecto invernadero“.

El primer año en que Met Office certificó que las temperaturas superaban en 1°C el promedio de 1850 a 1900, fue en 2015. A partir de entonces, la tasa de cambio y aumento de temperatura ha sido rápida. Hasta el momento, el año 2016 ha sido registrado como el último año más caluroso, coincidentemente con el efecto de la corriente El Niño.

En consecuencia, si las tendencias actuales continúan, el mundo podría superar las temperaturas en 1.5°C durante las próximas dos décadas.

Met Office retomó los mismos métodos utilizados para el pronóstico de temperaturas en 2019, y las observaciones dispuestas para durante el año reflejan que, desafortunadamente, las temperaturas siguieron de cerca su estimación central. Ahora, el pronóstico para el 2020 configura un aumento en la temperatura promedio global de entre 0.99C y 1.23C, con una estimación central de 1.11C.

Australia registró su día más caluroso en la historia, con una temperatura media de 40,9°C


El registro fue realizado durante el día martes, y ha conseguido superar a los 40,3°C que comprendían la temperatura más alta hasta el momento, registrada en el año 2013.

Lo cierto es que este escenario mantiene en alerta a la población de la región, ya que puede provocar riesgos ante la ola de incendios que generados como consecuencia del cambio climático.
Practicamente, Australia todavía no ha ingresado en su estación de verano y ya presenta una ola de calor significativa con temperaturas muy superiores a la media. Teniendo en cuenta esto, advierten que dentro de poco las temperaturas podrían llegar a los 50 °C.
La temperatura fue registrada por la Oficina Australiana de Meteorología, quienes han indicado que, a juzgar por las proyecciones, la temperatura podría continuar en aumento. La meteoróloga Diana Eadie Said ha afirmado que ‘la ola de calor se intensificará todavía más hoy‘.

Las temperaturas récord de esta semana iniciaron en Australia Occidental. Luego, han ido afectando al centro más árido del país, desembocando en las zonas más pobladas de la costa este.

Según estiman los especialistas en meteorología, las temperaturas en el sur y el centro de Australia podrían estar el jueves entre 8 y 16 grados por encima de lo normal. En algunos sitios del estado de Nueva Gales del Sur, la población espera que la temperatura se acerque a los 45 grados mañana y Sídney podría alcanzar los 46 grados el sábado.

La ciudad de Sydney fue invadida por el humo forestal | Foto: EFE

Además, y desafortunadamente, en la costa este de Australia se esperan fuertes vientos de hasta 100 kilómetros, un factor que podría agravar más los incendios.

Fuentes: intriper

31 de diciembre de 2019

Los incendios forestales en Australia son tan grandes que generan su propio clima: tormentas eléctricas 'pyrocumulonimbus' que pueden provocar más incendios

Un diagrama que muestra cómo se forman las nubes de pirocumulonimbos.
Oficina de Meteorología, Victoria


Los incendios forestales en Australia ahora son tan grandes que están generando su propio clima, en forma de tormentas gigantes que provocan más incendios, según la Oficina de Meteorología de Victoria.

"Las nubes de Pyro-cumulonimbus se han desarrollado a altitudes de más de 16 km en el este de #Gippsland esta tarde. Estas tormentas inducidas por incendios pueden propagar incendios a través de los rayos, el desprendimiento de brasas y la generación de fuertes corrientes de viento", tuiteó el buró el lunes.

La fotografía satelital muestra el intenso humo que genera nubes atmosféricas:


Pyro-cumulonimbus clouds have developed to altitudes over 16km in East this afternoon. These fire-induced storms can spread fires through lightning, lofting of embers and generation of severe wind outflows

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Los incendios intensos generan humo, obviamente. Pero su calor también puede crear una corriente ascendente localizada lo suficientemente potente como para crear sus propios cambios en la atmósfera de arriba. A medida que aumenta el calor y el humo, la nube de nubes puede enfriarse y generar una nube grande e hinchada llena de lluvia potencial. El penacho también puede dispersar brasas y cenizas calientes en un área más amplia.

Eventualmente, las gotas de agua en la nube se condensan, generando una lluvia de lluvia, tal vez. Pero el "frente" entre el aire tranquilo fuera de la zona de fuego y una nube de tormenta de pirocumulonimbos es tan agudo que también genera rayos, y eso puede iniciar nuevos incendios.

Si es lo suficientemente potente, una tormenta de pyrocumulonimbus puede generar un tornado de fuego , que ocurrió durante los incendios forestales de Canberra en 2003.

Los científicos temen que las "pyroCbs" estén en aumento en todo el mundo, impulsadas por temperaturas más cálidas y incendios más intensos, informó Yale E360 . Sus columnas son tan fuertes que incluso pueden arrojar humo a la estratosfera , de 6 a 30 millas sobre la superficie de la Tierra.

Aquí hay un lapso de tiempo de una tormenta de pirocumulonimbos en acción, desde un incendio australiano diferente:




Fuentes: insider

El 2019 cierra una década devastadora para el planeta



Con este 2019 finaliza una década marcada por aumentos de la temperatura excepcionales, retroceso de los glaciares y subidas del nivel del mar sin precedentes en toda la Tierra, según un informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).

Estos fenómenos son exacerbados por las emisiones de gases de efecto invernadero debido a la actividad humana.
COP25: 3 claves del polémico nuevo acuerdo por el clima (y por qué dicen que fracasó)

“Casi con toda certeza, las temperaturas medias del quinquenio (2015-2019) y de la década (2010-2019) serán las más elevadas de las que se tiene constancia”, indica el estudio.

Este año la temperatura media mundial (en el periodo de enero a octubre) estuvo aproximadamente 1,1 °C por encima de los niveles preindustriales.



Las concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera alcanzaron un nuevo máximo histórico de 407,8 partes por millón en 2018 y en 2019 no dejaron de aumentar. Foto: Archivo

Entre las olas de calor más significativas estuvieron dos grandes eventos que ocurrieron en Europa en junio y julio. En Sudamérica, asimismo, se registraron altas temperaturas en enero y principios de febrero.

Los incendios fueron también grandes “protagonistas”, ya que el 2019 tuvo un promedio de estos eventos superior al de otros años en varias regiones de mayor altitud, incluida Siberia (Rusia) y Alaska (EE. UU.); en el pasado eran raros. Las emisiones de CO2 de incendios forestales en el Ártico fueron las más altas en 17 años.

El número de incendios reportados en la región Amazónica de Brasil fue solo ligeramente superior al promedio de 10 años, pero la actividad total de incendios en América del Sur fue la más alta desde 2010, con Bolivia y Venezuela entre los países con más flagelos. 

En Australia, un verano seco contribuyó a numerosos incendios de larga duración.

A esto se suma que la actividad mundial de ciclones tropicales en 2019 (hasta el 17 de noviembre) fue ligeramente superior a la media.

El hemisferio norte tuvo 66 ciclones tropicales, en comparación con el promedio en esta época del año (56). La temporada del hemisferio sur también estuvo por encima del promedio con 27 ciclones, la mayor cantidad desde la temporada 2008-2009.





Los incendios también fueron grandes “protagonistas”, ya que el 2019 tuvo un promedio de estos superior al de otros años. Hubo preocupación por incendios en la Amazonía brasileña. Foto: Archivo

Además, las concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera alcanzaron un nuevo máximo histórico de 407,8 partes por millón en 2018, y en 2019 no dejaron de aumentar. Ese gas permanece en la atmósfera durante siglos.

Según el estudio de la OMM, la subida del nivel del mar se aceleró a causa del derretimiento del hielo en Groenlandia y la Antártida.

A pesar de todos estos hechos ambientales negativos registrados, los países no lograron grandes acuerdos en la gran cumbre ambiental COP25 realizada en el pasado 15 de diciembre en Madrid, España. Aunque se acordó aumentar la ‘ambición climática’ en 2020 y cumplir el Acuerdo de París para evitar que la temperatura suba.

Sin embargo, sus críticos aseguran que fue un consenso ‘débil’, pues no se incluyó una mayor regulación de los mercados de carbono.

Fuentes: El Universo

19 de diciembre de 2019

Huracanes de nueva generación: ¿hay que ampliar la escala?

El huracán Dorian visto desde la Estación Espacial Internacional el 2 de septiembre de 2019. / NASA
Se pronostican fenómenos cada vez más catastróficos
La virulencia del huracán Dorian, con vientos que llegaron a los 295 kilómetros por hora, ha avivado el debate sobre si hay que actualizar la clasificación con nuevos niveles por encima del 5. Aunque los modelos predicen que, con la crisis climática, los eventos extremos serán más intensos, los meteorólogos muestran cautela.
 Los huracanes devastadores en el Atlántico, de momento, son una rara avis. Solo el 7 % de los 243 colosos de este tipo observados desde que comenzaron las mediciones por satélite en 1983 han alcanzado la categoría 5, la más catastrófica de la escala de Saffir-Simpson. 







Lo recuerda el meteorólogo Jeff Masters en un artículo publicado en Scientific American.

El huracán Dorian es uno de ellos. Con vientos que alcanzaron los 295 kilómetros por hora, causó gran devastación en las Bahamas, en concreto en las islas Ábaco y Gran Bahama el pasado mes de septiembre. Aunque sus valores encajan dentro de la categoría 5 –que abarca huracanes con vientos, como mínimo, de 252 km/h–, su virulencia ha provocado que expertos como Masters y otros meteorólogos pidan que se revise la clasificación y se amplíe.

Aunque Dorian encaja en la categoría 5, su virulencia ha provocado que se pida una revisión de la clasificación
La decisión correspondería al Centro Nacional de Huracanes, con sede en Miami (EEUU), cuyos expertos, a priori, no consideran que sea necesario añadir un nuevo nivel. “La categoría 5 en la escala de Saffir-Simpson ya incluye “daño catastrófico” del viento, por lo que no está claro que sea necesaria otra categoría, incluso aunque las tormentas se hicieran más fuertes”, explica a Sinc Dennis Feltgen, meteorólogo y responsable de Comunicación del organismo.

Lo primero que hay que tener en cuenta cuando hablamos de un huracán es que nos estamos refiriendo a un ciclón tropical cuyos vientos superan los 117 km/h y que se genera y desarrolla en el océano Atlántico o en el Pacífico oriental. En el Pacífico occidental los huracanes se llaman tifones. Por debajo de esas velocidades están las tormentas y depresiones tropicales.

Para clasificar los huracanes según la velocidad del viento contamos con la escala de Saffir-Simpson, diseñada por el ingeniero Herbert Saffir y por el director del Centro Nacional de Huracanes, Robert Simpson, en 1969. Pero esta escala se limita a medir el daño potencial del viento. Para cuantificar otros impactos asociados a estos eventos extremos, como marejadas ciclónicas, lluvias o tornados, se emplean otras herramientas.

“La mayoría de las muertes en los ciclones tropicales no son fruto del viento, sino del agua –por marejadas ciclónicas, lluvias, inundaciones y olas peligrosas–, que causa el 90 % de las muertes por estos ciclones en Estados Unidos”, afirma Feltgen. “Por lo tanto, no queremos enfatizar mucho el peligro del viento poniendo demasiado peso en la categoría”, añade.

Un toque de atención hacia la emergencia climática

Más allá del viento, lo cierto es que cincuenta años después de que se diseñara la escala las condiciones climatológicas hoy son diferentes a las registradas a finales de la década de los 60. La crisis climática como consecuencia del aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero ha traído aparejada un aumento de la temperatura de la superficie global de casi 1 ºC respecto al promedio del período de referencia que utiliza la NASA (de 1951 a 1980).

Y los pronósticos no son nada halagüeños. Los diferentes modelos que manejan los expertos reflejan eventos extremos cada vez más intensos fruto de este incremento de las temperaturas y eso incluye a los ciclones tropicales, como muestra una investigación publicada en Science.

Desde AEMET creen que tendría sentido incluir nuevas categorías para concienciar sobre estos nuevos huracanes ultraintensos, cada vez más probables
Teniendo en cuenta estas circunstancias, desde la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) entienden que haya voces que quieran ampliar la escala. “Desafortunadamente, el calentamiento global está haciendo que los huracanes tan intensos como el Dorian sean más probables”, señala a Sinc un portavoz de AEMET.

Desde el punto de vista de la comunicación del cambio climático, desde AEMET consideran que tendría sentido ampliar la clasificación e incluir una categoría 6 e incluso una categoría 7 “para llamar la atención sobre este nuevo tipo de huracanes catastróficos ultraintensos, que probablemente se volverán cada vez más comunes en las próximas décadas”.

Sin embargo, admiten que la actual categoría 5 ya contempla la máxima alerta en cuanto a la seguridad pública debido a su poder catastrófico, por lo que técnicamente no sería esencial modificarla.

Falta que se confirme la tendencia

Otros expertos abogan por revisar la escala cuando realmente se observe una tendencia de huracanes cuyos vientos se salgan de los valores que comprende. “Si las futuras intensidades de los huracanes se alejan significativamente de las anteriores, es posible que debamos considerar la posibilidad de revisarla”, apunta a Sinc Karthik Balaguru, investigador del Laboratorio Nacional del Noroeste del Pacífico (EEUU).

Una opinión que comparte José Miguel Viñas, meteorólogo de MeteoRed y responsable de Divulgameteo. “Es cierto que parece detectarse ya una tendencia a tener un mayor número de ciclones tropicales de categorías 3, 4 y 5, pero todavía no hay suficientes evidencias de que los de categoría 5 vayan a ser mucho más frecuentes a partir de ahora”, puntualiza a Sinc.

Solo en el caso de que se detectara esa tendencia y fueran más frecuentes huracanes con vientos sostenidos alrededor de su ojo de unos 280 km/h, según Viñas tendría sentido plantearse incluir en la clasificación a los fenómenos de categoría 6.

Si aumentaran las intensidades de estos colosos, además de ampliar la escala, Balaguru apuesta por modificarla para que tenga en cuenta factores que actualmente no mide, como marejadas ciclónicas y precipitaciones que tienen mayor potencial destructivo que el viento.

Daños causados por el huracán Sandy en 2012, el más mortífero de su temporada. / Library of Congress

El objetivo: evitar confusión en la población

Los meteorólogos también analizan cómo afectaría al público estos hipotéticos cambios en la clasificación. Aunque, como hemos visto, una ampliación de las categorías podría ser una forma de concienciar a la ciudadanía de los efectos del cambio climático, también podría conseguir el efecto contrario.

“Si agregar una nueva categoría le da a la gente la impresión errónea, por ejemplo de que una categoría inferior es menos dañina, sería un posible efecto no deseado”, advierte a Sinc Taoyong Peng, responsable del programa de Ciclón Tropical de la Organización Meteorológica Mundial.

En Estados Unidos, la población está muy familiarizada con las actuales categorías y modificarlas podría hacer que bajara la guardia
En países como Estados Unidos, la población está muy familiarizada con las actuales categorías y modificarlas podría provocar que bajara la guardia, infravalorando los riesgos si se añaden más números. “Lo último que queremos es crear confusión, por lo que planeamos recabar datos de las ciencias sociales y del comportamiento antes de realizar cambios en la escala”, recalca el meteorólogo del Centro Nacional de Huracanes.

Además de los huracanes, ¿habría que revisar las clasificaciones de otros eventos extremos que también podrían ser más virulentos en los próximos años, como los tornados? De nuevo, los expertos piden esperar a tener suficientes evidencias de este aumento en la intensidad para revisar la clasificación que, en el caso de los tornados, se recoge en la escala Fujita Mejorada.





Esta herramienta –que empezó a utilizarse en 2007–, es una actualización de la anterior. “En la escala actual están mejor ajustados algunos rangos de velocidad del viento con el nivel de destrozos que provoca el fenómeno”, detalla Viñas.

Ya sean tornados o huracanes, de momento, habrá que esperar para comprobar si el potencial destructivo de estos colosos se sale de las escalas o si, al menos por ahora, se pueden contener.
A mayor lentitud, mayor devastación

Además del viento del huracán, su potencial destructivo tiene que ver con su velocidad de movimiento: cuanto más lentamente se desplazan, más daños provocan a su paso. Y es algo que está ocurriendo con más frecuencia, como revela un estudio de Nature.

El autor comparó datos de huracanes ocurridos en todo el mundo entre 1949 y 2016, y concluyó que la velocidad de desplazamiento de estos fenómenos había disminuido un 10 % de media en ese período. Desde la Organización Meteorológica Mundial confirman a Sinc que las observaciones en los dos últimos años muestran cómo los ciclones tropicales más fuertes se mueven más lentamente, “aunque estadísticamente no es una tendencia evidente”, matiza el responsable del programa de Ciclón Tropical del organismo.

Lo que preocupa a los expertos es que esta tendencia se confirme, dado su potencial devastador. “Los huracanes de movimiento más lento serán mucho más dañinos. Pueden provocar lluvias más fuertes, someter a las edificaciones a fuertes presiones de viento durante más tiempo y provocar marejadas ciclónicas durante múltiples ciclos de marea alta que provocarán mayores inundaciones”, alerta a Sinc el meteorólogo Jeff Masters.

Fuente: SINC

¿Por qué molesta tanto Greta Thunberg?

Greta Thunberg a las puertas del Parlamento Sueco. / Wikimedia Commons
La joven activista sueca, que participará en la COP25 en Madrid, despierta rechazo en algunas personas, no siempre negacionistas del cambio climático. Su edad, su género y su síndrome de Asperger se suman a un incómodo mensaje: que tanto nuestro modo de vida como el sistema deben cambiar si queremos frenar las emisiones que amenazan el medioambiente.
En el estrado, una niña. Frente a ella, representantes de todos los países del mundo, periodistas, políticos y empresarios. Comienza a hablar: “[Vengo] a deciros que los adultos debéis cambiar vuestros modos. No tengo una agenda oculta. Estoy luchando por mi futuro. […] Todo esto está pasando delante de vuestros ojos y aun así actuamos como si tuviéramos todo el tiempo que quisiéramos. […] Los adultos decís que nos queréis, pero os reto, por favor, a que vuestras acciones reflejen vuestras palabras. Gracias”.

Si ha imaginado a Greta Thunberg pronunciando estas palabras en algún congreso sobre el clima, se equivoca. Este duro discurso fue pronunciado por la activista Severn Cullis-Suzuki, de entonces doce años, durante la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro (Brasil) de 1992. La joven canadiense, sin embargo, no sufrió las críticas que hoy recibe su homóloga sueca. Si no ha oído hablar de su intervención es porque, como mucho, fue ignorada.

“Mentalmente inestable”, “niña petulante” y “mesías profundamente perturbada” son algunos de los insultos que ha recibido
Cierto es que Cullis-Suzuki, al contrario que Greta, vivía en un mundo sin internet. Aun así cabe preguntarse por qué la sueca cosecha, a sus 16 años, ataques feroces que superan a los recibidos por Al Gore hace más de un decenio. En el caso de Thunberg, muchas de las críticas van más allá de su discurso, llegan al terreno personal e incluso hacen diana en su condición de asperger. “La mascota internacional del alarmismo climático”, “mentalmente inestable”, “niña petulante” y “mesías profundamente perturbada” son solo algunos ejemplos.

Los principales sospechosos de tanta tirria son los negacionistas, que rechazan que el cambio climático tenga lugar o que sea debido a la acción del ser humano. Se trata de una postura
con poco apoyo entre los españoles –que están entre los ciudadanos más preocupados por este tema–, pero con bastantes adeptos en países como EE UU, Reino Unido y Noruega.

El perfil del negacionista: hombre y conservador

“Desquicia a los negacionistas, sobre todo hombres de EE UU, porque sus tácticas no funcionan con ella, que pasa de lo que dicen los demás”, explica a SINC el divulgador ambiental Andreu Escrivà.

No son pocos los estudios y encuestas que han intentado trazar un “perfil del negacionista climático”, que tiende a ser hombre y conservador. Esto ha llevado a algunos investigadores a analizar la posible relación entre negacionismo y misoginia. El sociólogo de la Universidad Chalmers (Suecia) Martin Hultman es uno de ellos.

“Hay tres grupos de negacionistas climáticos: CEO de industrias extractivas, políticos financiados por ellas y hombres conservadores”, resume Hultman a SINC. “Cuando una mujer presenta resultados que implican que estos individuos, negocios, ideologías y estructuras necesitan cambiar, no es de extrañar que intenten matar al mensajero”.
“Desquicia a los negacionistas porque sus tácticas no funcionan con ella, que pasa de lo que dicen los demás”, explica el divulgador Andreu Escrivà

Hultman se refiere a un tipo de mentalidad que “no ve la naturaleza como algo vulnerable que puede ser destruido” sino como algo a explotar porque “el crecimiento económico es más importante que la supervivencia de la humanidad”.

Las encuestas muestran, explica Hultman, que esta forma de pensar es más frecuente en hombres conservadores, que aceptan los argumentos negacionistas con mayor frecuencia. De hecho, un estudio de 2016 señaló que un motivo por el que ellos son menos respetuosos con el medioambiente es porque perciben su defensa como una actitud femenina.

“Muchos ven a Greta como una evangelizadora que te dice cómo tienes que vivir tú, un señor de 40 años de un país desarrollado, y no habla de China o India, que tienen un crecimiento brutal en emisiones de CO2”, comenta Escrivà, que reflexiona: “¿De verdad pensamos que una adolescente tiene que dar todos los discursos para todas las cuestiones? Ya hace bastante con dar un toque de atención a los que vivimos en una sociedad occidental”.
Adultos vs. niños
Negacionistas y misóginos aparte, Escrivà considera que los 16 años de Greta suponen un choque generacional que puede ser contraproducente para transmitir su mensaje. “Me parece positivo revindicar el futuro, pero se les dice a los mayores que son culpables, cuando hay mucha gente que no lo es, y eso te galvaniza contra el mensaje. Una cosa es que dé lecciones a un rapero que va en avión privado y otra, que le diga qué hacer a gente cuya vida ya es difícil”.

La psicoterapeuta de la Universidad de Bath (Reino Unido) Caroline Hickman ha analizado por qué algunos adultos denostan a la juventud activista. “Muchos proyectan sus propios miedos y ansiedades en ella, y la rechazan de manera insconsciente como una forma de librarse de ellos”, dice.

Considera que es un ejemplo de niños que se comportan como adultos y adultos que lo hacen como niños: “Estos ataques son rabietas infantiles de adultos que no tienen la madurez psicológica necesaria para contener sus respuestas emocionales. En cuanto a los que insultan a Greta, cree que “hacen bullying para intentar recuperar un poder que sienten que han perdido”.
En defensa de la neurodiversidad
“Parece una niña muy feliz”, se burló el presidente de los EE UU Donald Trump a través de Twitter tras el discurso de Greta en la ONU. El político hacía caso omiso al hecho de que la joven activista se expresa de forma normal para una persona con síndrome de Asperger, quien respondió añadiendo dicha descripción a su perfil.

El neurobiólogo de la Universidad de Salamanca especializado en autismo José Ramón Alonso considera que uno de los motivos del rechazo a Greta puede ser nuestra falta de costumbre a ver pacientes con trastorno del espectro autista (TEA) en la esfera pública.
Su popularidad visibiliza la aportación que hacen a nuestro mundo las personas asperger, afirma el neurobiólogo José Ramón Alonso


“Son personas que tienen problemas para transmitir emociones con el lenguaje corporal y el tono de voz, y les cuesta mucho adaptarse a situaciones distintas”, explica Alonso. “No estamos acostumbrados a que alguien tenga expresiones poco ajustadas a una situación, y es injusto que se lo pidamos a ella”.

El investigador considera que su popularidad puede ser positiva para visibilizar no solo la crisis climática, sino también “la aportación que pueden hacer a nuestro mundo las personas con TEA”. Esto siempre y cuando vaya acompañada de una “educación”. “Si no, volveremos a la discriminación y los prejuicios, y a decirle a las familias que sus hijos están mal educados”.

¿Puede ser el síndrome de Asperger, tal y como Greta afirma, un “superpoder” en la lucha contra el cambio climático? “Es verdad que [las personas asperger] se centran en un tema que para ellos es de importancia suma y a veces no saben transmitirlo o sacarle partido. Su atención a los detalles es clave, aunque luego tengan mayores dificultades en la interacción social”.

A esto añade el hecho de que los demás adolescentes suelen estar “muy pendientes de las jerarquías”. “[Los asperger] eso lo entienden menos y dicen las cosas con una crudeza y sinceridad que en muchos casos es un valor positivo”.

En este sentido, parte de las críticas a Greta recaen en sus padres por permitir que una adolescente con síndrome de Asperger se convierta en activista. “Conozco a una madre que decía que su hijo iba a ser un ‘autista moderno’”, dice Alonso, “en vez de recortar sus posibilidades”.

Por todo ello defiende que debemos ser mejores con ellos y darles su espacio. “Hay personas diferentes y la solución no puede ser la talla única. Es responsabilidad nuestra hacerles un sitio, valorarlos y entenderlos.”.

Una verdad incómoda
Por muchos factores que puedan contribuir al rechazo de Greta, solo sirven de excusa para repudiar su mensaje. Este aboga por cambios en nuestro modo de vida y en el propio sistema y, encima, con emergencia. “Dice que hay que ponerse las pilas y que cada uno debe hacer lo que pueda para frenar esto. Eso a mucha gente no le gusta porque nadie quiere cambiar sus hábitos”, explica el catedrático de Física Aplicada en la Universidad de Alcalá Antonio Ruiz de Elvira Serra.
“A mucha gente no le gusta porque nadie quiere cambiar sus hábitos”, explica Antonio Ruiz de Elvira 


“Cuando confrontas a la gente con decisiones reales que tiene al alcance de su mano para luchar contra el cambio climático, la incomodas muchísimo”, dice Escrivà. “Me impactó cuando Greta fue a The Daily Show, dijo una parrafada muy bien dicha y el público empezó a aplaudir”, recuerda. “Pensé que si fueran capaces de traducir sus palabras a un nivel de recorte de emisiones en su vida diaria no iban a aplaudir, y menos en EE UU, que es el país con una mayor huella ecológica por persona”.

Un estudio de 2017 exploró cómo las recomendaciones para reducir las emisiones suelen obviar las acciones más efectivas. “Reciclar, mantener la temperatura justa e instalar LED es lo que menos cuenta. Lo que más es la energía renovable, disminuir el consumo de carne y dejar el coche y el avión”, explica el divulgador. “Son cosas que pican mucho más y la gente, cuando entiende eso, alucina”.

“Aislar la casa y dejar el coche es complicado y no todos pueden, pero podemos demostrar a políticos y empresas que se han apuntado a patrocinar la COP25 que no les compramos sus productos si no cambian”, dice Ruiz de Elvira. “Esto es un mensaje que les llega… ¡no veas cómo!”, añade sobre los motivos por los que el mensaje de Greta “pincha” a tantos.

Cuidado con las soluciones mágicas
Escrivà tiene clara su principal crítica a Greta: “Perpetúa una cosmovisión en la que hay una solución mágica que los políticos no están aplicando, pero que podrían hacerlo si escucharan a los científicos”.

El divulgador considera que presuponer que la actuación contra el cambio climático no despega por culpa de la falta de información es “muy simplista” y defiende que los políticos “llevan mucho tiempo escuchando a los científicos”. Asegura que la inacción política “responde a intereses, cortoplacismo, inercias, miedo a asumir el coste político, dificultades para cambiar nuestro modo de vida y a que la ciudadanía no quiere”.
“Estamos con Greta, pero externalizamos nuestro activismo ambiental a base de likes a ella y pensamos que con eso ya somos verdes”. Esto “nos desapega de los cambios reales que debemos incorporar y promover, porque la acción debe ser colectiva, no solo de los políticos”.
La joven sueca lleva a cabo acciones difícilmente imitables por los demás, que no tenemos acceso al barco de los Grimaldi


Escrivà lamenta que la joven activista no ejemplifique ese cambio de valores, ya que lleva a cabo acciones difícilmente imitables por el resto de la población, que no puede depender de que los Grimaldi le dejen un barco para ir desde Reino Unido a Nueva York, ni de que unos navegantes la lleven en catamarán desde Salt Ponds hasta Lisboa.

“El cambio real no es venir de cualquier forma a España. Es preguntarse: ¿necesito ir a Madrid? ¿No doy mejor ejemplo a mucha gente si voy a una reunión tan importante como la COP25 por videoconferencia?”.

Por eso, teme que esa hiperperfección lleve a mucha gente, incapaz de prescindir de los plásticos o el coche de la noche a la mañana, a tirar la toalla. “Me importa más que el 80 % de la población occidental reduzca un 50 % el uso de plásticos o los vuelos que una pequeña élite del 5 % lo haga todo bien, porque eso desmoraliza”.

También teme que gritar “que viene el lobo” cause rechazo contra la causa cuando, en diez años, “no se haya acabado” el mundo. “Habrá más sequías, huracanes y alguna especie invasora más, pero no será Mad Max. En cuarenta años ya veremos”.
El nuevo negacionismo es no hacer nada
“Chirría que una adolescente con una calidad de vida extraordinaria diga que le han robado el futuro. No nos han robado el futuro: nos han dejado un mundo destrozado, hay que reconstruirlo y exigir responsabilidades, pero a millones de niños les están robando el presente”, asegura Escrivà.

“No todo es cambio climático, el mundo es complejo y me parece peligroso cualquier mensaje que tienda a simplificarlo”, añade en referencia a las empresas que se “suben al carro” de la sostenibilidad pero “no al de los derechos de los trabajadores”.
“Las empresas que producen gases de efecto invernadero fabrican el cemento y acero de tu casa y el petróleo de tu coche”, recuerda Escrivà


La consecuencia de dichas soluciones mágicas y de, en palabras de Escrivà, pensar que las empresas son malas per se, es caer en el nuevo negacionismo: el negacionismo de soluciones. En otras palabras, no hacer nada hasta que lo hagan los gobiernos y las corporaciones.

“Las cien empresas que producen el 70 % de los gases de efecto invernadero del mundo no lo hacen porque tengan un botón que emite CO2, sino porque fabrican el cemento y acero de tu casa y el petróleo de tu coche”.

El problema, según el divulgador, es que “si todo el mundo espera a que alguien haga algo, entonces nadie hace nada”. Considera que “siempre vamos a encontrar vías para autojustificarnos y no bajar nuestro consumo”, y por eso “debemos darnos el menor número de excusas” para mantener la inacción. “Si en tu esquema mental tú eres el bueno y los otros los malos, para qué vas a hacer algo”.

Por todo ello, Escrivà ve a Greta como un “ariete” que abre las puertas, pero que debe ir acompañado del resto del ejército para que sirva de algo. “Es un activador de la conversación, pero creo que ya ha jugado su papel”.

Su mejor legado, afirma, “sería que dejáramos de hablar de lo que hace y hubiera una conversación más allá, de cómo nos afecta el cambio de paisaje, de si estamos dispuestos a dejar el avión y el coche”. Todo eso, mientras apoyamos a las Gretas de nuestro alrededor.

Conflictos de intereses

En Mercaderes de la duda, los historiadores de la ciencia Naomi Oreskes y Erik M. Conway cuentan cómo un lado oscuro de la comunidad científica, apoyado por políticos y empresarios, ocultó al público hechos como la relación entre tabaco y cáncer… y el calentamiento global causado por la actividad humana.

“Hay petroleras que han asesinado, corrompido gobiernos, sobornado, destrozado países y ocultado datos. Algunas empresas han sido extremadamente nocivas para la civilización”, asegura Escrivà. Por eso resulta casi irónico que, desde el principio, Greta haya sido acusada de bailar al son de intereses ocultos.

“Es evidente que una niña de 16 años no se va sola a EE UU ni habla en la ONU, pero detrás de cualquier movimiento organizado hay dinero, intereses, gente buena y mala”, dice Escrivà. “Me hace gracia que digan que es una marioneta, como si tanta gente no hubiera estado a sueldo de las petroleras, tantas investigaciones se hubieran hecho como se han hecho y tantos opinólogos tuvieran sesgos e intereses”.

Por eso mismo pide no caer en la “disonancia cognitiva” de pensar que estas empresas “van a cambiar porque una joven sueca les diga que les han robado su futuro”. La investigadora Katharine Hayhoe defiende que la mejor forma de combatir el cambio climático es hablando de él. Eso es algo que, de momento, Greta sí ha conseguido.

Fuente: SINC