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11 de abril de 2022

Salud ambiental - El 99 por ciento de la población mundial respiramos aire contaminado

 

Casi toda la población mundial (el 99%) respira un aire que supera los límites de calidad del aire establecidos por la Organización Mundial de la Salud y que pone en peligro nuestra salud, según los resultados de la actualización 2022 de su base de datos sobre la calidad del aire.

De acuerdo con la nueva información, presentada en vísperas del Día Mundial de la Salud, un número récord de más de 6000 ciudades de 117 países vigilan ya la calidad del aire, 2000 más que en la última actualización de 2018, lo que constituye un aumento de casi seis veces desde que la base de datos se puso en marcha en 2011.

Y, sin embargo, los habitantes de esas ciudades siguen respirando niveles insalubres de partículas finas y de dióxido de nitrógeno. Los más expuestos son los habitantes de los países con ingresos económicos bajos y medios.

Estos resultados han llevado a la Organización Mundial de la Salud a subrayar la importancia de frenar el uso de combustibles fósiles y tomar otras medidas tangibles para reducir los niveles de contaminación atmosférica.

La actualización de 2022 introduce por primera vez mediciones en tierra de las concentraciones medias anuales de dióxido de nitrógeno (NO2), un agente contaminante urbano común y precursor de las partículas y el ozono. También incluye mediciones de partículas con diámetros iguales o inferiores a 10 micrómetros (PM10) o 2,5 micrómetros (PM2,5). Ambos grupos de agentes contaminantes se originan principalmente en las actividades humanas relacionadas con la combustión de combustibles fósiles.

La contaminación atmosférica es altamente visible en la ciudad de Ulán Bator, en Mongolia. (Foto: © UNICEF / Tamir Bayarsaikhan)

Del aire a nuestros pulmones, de ahí a nuestra sangre

Mientras tanto, la base de datos sobre el daño que la contaminación atmosférica provoca en el cuerpo humano ha crecido rápidamente y apunta a un daño significativo causado incluso por niveles bajos de muchos contaminantes atmosféricos.

Las partículas, especialmente las PM2,5, son capaces de penetrar profundamente en los pulmones y entrar en el torrente sanguíneo, causando impactos cardiovasculares, cerebrovasculares (ictus) y respiratorios. Cada vez hay más pruebas de que las partículas afectan a otros órganos y causan también otras enfermedades.

El dióxido de nitrógeno (NO2) se asocia a enfermedades respiratorias, sobre todo al asma, lo que provoca síntomas respiratorios (como tos, sibilancias o dificultad para respirar), ingresos hospitalarios y visitas a los servicios de urgencias.

La Organización Mundial de la Salud revisó el año pasado sus Directrices sobre la calidad del aire, haciéndolas más estrictas en un esfuerzo por ayudar a los países a evaluar mejor la salubridad de su propio aire.

"Los problemas energéticos actuales ponen de manifiesto la importancia de acelerar la transición a sistemas energéticos más limpios y saludables", dijo el director General de la Organización al darse a conocer los resultados de la actualización de la citada base de datos.

"Los elevados precios de los combustibles fósiles, la seguridad energética y la urgencia de hacer frente al doble reto sanitario que suponen la contaminación atmosférica y el cambio climático, ponen de manifiesto la urgente necesidad de avanzar más rápidamente hacia un mundo mucho menos dependiente de los combustibles fósiles", aseguró el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus.

Medidas que pueden adoptar los gobiernos

Varios gobiernos están tomando medidas para mejorar la calidad del aire, pero la agencia de la ONU pide que se intensifiquen rápidamente las acciones para:

-Adoptar o revisar y aplicar las normas nacionales de calidad del aire de acuerdo con las últimas directrices sobre la calidad del aire

-Vigilar la calidad del aire e identificar las fuentes de contaminación atmosférica

-Apoyar la transición al uso exclusivo de energía limpia en los hogares para cocinar, calentar y alumbrar

-Construir sistemas de transporte público seguros y asequibles, así como redes para peatones y ciclistas

-Aplicar normas más estrictas sobre las emisiones y la eficiencia de los vehículos, y hacer obligatorias las inspecciones y el mantenimiento

-Invertir en viviendas y en la generación de energía eficiente

-Mejorar la gestión de los residuos industriales y municipales

-Reducir la incineración de residuos agrícolas, los incendios forestales y determinadas actividades agroforestales (por ejemplo, la producción de carbón vegetal)

-Incluir la contaminación atmosférica en los planes de estudio de los profesionales de la salud y proporcionar herramientas para que el sector sanitario se comprometa

-En los países con mayores ingresos, la contaminación por partículas es menor. Sin embargo, la mayoría de las ciudades tienen problemas con el dióxido de nitrógeno.

El aire del 17% de las ciudades de los países de renta alta está por debajo de las Directrices de Calidad del Aire para las partículas PM2,5 o las PM10. En los países de ingresos bajos y medios, la calidad del aire en menos del 1% de las ciudades cumple los umbrales recomendados.

A nivel mundial, los países de ingresos bajos y medios siguen experimentando una mayor exposición a niveles insalubres de partículas en comparación con la media mundial, pero los patrones de NO2 son diferentes, mostrando menos diferencias entre los países de ingresos altos y bajos y medios.

Alrededor de 4000 ciudades y poblaciones de 74 países recogen datos de dióxido de nitrógeno a nivel del suelo. En conjunto, sus mediciones muestran que solo el 23% de los habitantes de estos lugares respiran concentraciones medias anuales de dióxido de nitrógeno que alcanzan los niveles de la versión recientemente actualizada de las Directrices de Calidad del Aire.

"Después de haber sobrevivido a una pandemia, es inaceptable que sigan existiendo millones de muertes evitables debido a la contaminación del aire. Eso es lo que decimos cuando examinamos la montaña de datos, pruebas y soluciones disponibles sobre la contaminación atmosférica. Sin embargo, se siguen haciendo demasiadas inversiones en un medio ambiente contaminado en lugar de en aire limpio y saludable", dijo la doctora Maria Neira, directora del Departamento de Medio Ambiente, Cambio Climático y Salud de la OMS.

Unsplash/Kouji Tsuru
La contaminación atmosférica de las centrales eléctricas alimentadas con carbón está relacionada con el calentamiento global y otras consecuencias perjudiciales para el medio ambiente y la salud pública.

Es necesario mejorar la vigilancia

La base de pruebas sobre los daños causados por la contaminación del aire ha ido creciendo rápidamente y apunta a un daño significativo causado incluso por niveles bajos de muchos contaminantes del aire.

El año pasado, la Organización Mundial de la Salud respondió revisando sus Directrices de Calidad del Aire para reflejar las pruebas, haciéndolas más estrictas, especialmente para las partículas PM y las de concentraciones de dióxido de nitrógeno, una medida fuertemente apoyada por la comunidad sanitaria, las asociaciones médicas y las organizaciones de pacientes.

Los datos muestran que los habitantes de los países de ingresos bajos y medios son los más expuestos a la contaminación atmosférica, pero también son los menos cubiertos en cuanto a la medición de la calidad del aire, aunque la situación está mejorando.

Europa y, hasta cierto punto, Norteamérica, siguen siendo las regiones con los datos más completos sobre la calidad del aire. En muchos países de ingresos bajos y medios, si bien las mediciones de partículas PM2,5 aún no están disponibles, han visto grandes mejoras para las mediciones entre la última actualización de la base de datos en 2018 y esta, con 1500 poblaciones adicionales en estos países que monitorean la calidad del aire.

La base de datos de 2022 tiene por objeto vigilar el estado del aire en el mundo y contribuye al seguimiento de los progresos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Unsplash/Appolinary Kalashnikova
La energía impia, como la eólica, es un elemento clave para alcanzar las cero emisiones de gases de efecto invernadero.


Día Mundial de la Salud 2022

El Día Mundial de la Salud, que se celebra el 7 de abril y que este año celebra el tema “Nuestro planeta, nuestra salud”, busca centrar la atención mundial en las medidas urgentes necesarias para mantener sanos a los seres humanos y al planeta, y fomentar un movimiento para crear sociedades centradas en el bienestar.

La OMS estima que más de 13 millones de muertes al año en el mundo se deben a causas ambientales evitables. 


Fuente: Noticias ONU

30 de mayo de 2021

El deshielo en los mares antárticos favorece la formación de nubes

Este es un proceso más que se añade a los factores naturales que regían el clima en la era preindustrial y ayudará a evaluar mejor las causas humanas del cambio climático. / ICM-CSIC

Un nuevo trabajo demuestra que en la atmósfera de la Antártida se forman partículas procedentes de los gases liberados por los microorganismos que habitan el hielo marino y las aguas que lo rodean. El deshielo aumenta estas partículas que favorecen la formación de nubes, lo que puede ayudar a reducir la radiación solar que recibe la región.

Un nuevo estudio liderado por el Institut de Ciències del Mar del CSIC (ICM-CSIC) y la Universidad de Birmingham (Reino Unido) ha revelado que el deshielo de la Antártida refuerza la formación de aerosoles en la atmósfera, favoreciendo a su vez la formación de nubes en verano, lo que podría ayudar a reducir la radiación solar que recibe la región y tener importantes consecuencias en el clima.

La formación de nubes requiere la presencia de pequeñas partículas atmosféricas llamadas aerosoles que permiten que el agua se condense y se formen gotas

 
Las nubes desempeñan un papel clave en la regulación de la temperatura del planeta, ya que reflejan y filtran la radiación solar y, sin ellas, el clima sería mucho más cálido. Sin embargo, en la actualidad se sabe muy poco sobre cómo se forman, y esto limita la precisión de las proyecciones climáticas.

Lo que sí que se sabe es que la formación de nubes requiere la presencia de pequeñas partículas atmosféricas llamadas aerosoles que permiten que el agua se condense y se formen gotas. Muchos de estos aerosoles provienen de la actividad humana, pero en las regiones remotas del planeta se originan mayoritariamente en procesos naturales como el levantamiento, a causa del viento, de sal marina y gases de origen biológico en el océano.

Para la elaboración del trabajo, publicado en la revista Nature Geoscience, el equipo investigador utilizó datos recopilados durante la campaña antártica PI-ICE 2019, liderada por el investigador Ramon y Cajal del ICM Manuel Dall’Osto. En el marco de esta campaña, que duró más de tres meses, el equipo internacional de investigadores analizó las partículas suspendidas en el aire en la región que rodea la península antártica.

Gracias a ello, los científicos advirtieron que cuando las masas de aire provienen de la zona del margen del hielo marino, los episodios de formación de aerosoles son más frecuentes. Según el trabajo, estas masas de aire contienen concentraciones elevadas de ácido sulfúrico y aminas, que son compuestos de origen biológico que interaccionan entre ellos para transformarse de gases a partículas.

Elevadas concentraciones de ácido sulfúrico y aminas

Aunque el protagonismo del ácido sulfúrico en la formación de aerosoles polares ya era conocido, este es el primer estudio que demuestra el papel clave de las aminas, unos compuestos orgánicos que contienen nitrógeno y que se producen por la degradación de la materia orgánica de los microorganismos que habitan el hielo marino. Ello confirma que las emisiones del plancton marino y del deshielo del mar desempeñan una función crucial en la regulación del clima antártico.

Los modelos climáticos actuales subestiman la abundancia de nubes sobre el océano Antártico y, por lo tanto, sobreestiman la radiación solar que llega a esas aguas frías

 

“Ya conocíamos la importancia del nitrógeno orgánico para la formación de aerosoles y nubes en ambientes terrestres templados, pero durante la expedición PI-ICE del 2019 pudimos utilizar instrumentos que nos han permitido demostrar la importancia de este proceso en la Antártida”, apunta Dall’Osto, que añade que “este descubrimiento obligará a revisar los modelos del efecto de la vida marina en la regulación del clima”.

“En una expedición precedente (PEGASO 2015) ya habíamos observado la emisión de aminas por parte del hielo marino, pero hasta ahora no habíamos demostrado que estas sustancias permiten la formación de nuevos aerosoles en una región tan alejada de cualquier actividad humana y con una atmósfera tan limpia”, expone por su parte otro de los autores del estudio, el investigador del ICM Rafel Simó, que se encuentra ahora inmerso en la preparación, junto a Dall’Osto, de una nueva campaña que tendrá lugar en 2023 e intentará ahondar en la compleja maquinaria del clima que resulta de las interacciones entre el océano, el hielo, la vida y la atmósfera.

En la actualidad, la Antártida está experimentando un cambio climático drástico que es difícil de predecir porque, entre otras razones, existe un gran desconocimiento sobre las consecuencias que tendrán los cambios en el ecosistema sobre la formación de aerosoles y nubes.

Los modelos climáticos actuales subestiman la abundancia de nubes sobre el océano Antártico y, por lo tanto, sobreestiman la radiación solar que llega a esas aguas frías. Por ello, la publicación de estudios como este es clave para mejorar las proyecciones futuras.

Fuente: ICM-CSIC, SINC

27 de marzo de 2021

Climatología - El Atlántico se está parando y puede exponernos a fenómenos extremos


El ritmo de la corriente atlántica que calienta el norte de Europa con aguas del golfo de México es el más bajo en mil años

Filomena nos dejó tiritando mientras Grecia jugueteaba con la primavera. De los -35ºC de Vega de Liordes a los 23ºC de Atenas en el arranque de enero de 2021. Las tornas se cambiaron semanas después. Ninguno de estos fenómenos, en sí mismos, son atribuibles a la emergencia climática. Los cambios de patrón en el tiempo, año tras año, sí. Miremos al Altántico.

Tal y como explicábamos mientras la meseta se cubría de nieve, una de las proyecciones del futuro climático apunta a fenómenos extremos más frecuentes. La oceanógrafa y física del clima Anna Cabré, que trabaja para la Universidad de Pensilvania (EE.UU.), recuerda hemos alterado irremediablemente algunas de las piezas de este equilibrio térmico, como Groenlandia. Otra es el océano Atlántico.


Recreación de la corriente AMOC desde el Golfo | NASA

Filomenas concretas al margen, un estudio publicado esta semana en Nature Geosciences viene a sumar evidencia sobre un fenómeno preocupante: el Atlántico se está parando. En concreto, la corriente AMOC (cuyo motor es la Corriente del Golfo) que, como una correa, nos trae aguas cálidas desde el golfo de México hasta las costas europeas. La que nos protege, justamente, de algunos de estos fenómenos.

El ritmo de la corriente se ha ralentizado un 15 % desde mediados del siglo pasado.

Su velocidad ha descendido tanto que está en su punto más débil de los últimos mil años. El nuevo estudio, de equipos del Instituto Postdam (Alemania), de la Universidad de Maynooth (Irlanda) y del University College de Londres (Reino Unido), han tirado de huellas del pasado, antes de que se pudieran medir con precisión las corrientes del Atlántico.

Que se frene, lo cual no sería nuevo, es importante. Para la física y meteoróloga Isabel Moreno, la corriente transporta calor hacia el norte, siendo fundamental para entender el clima en Europa. De hecho, “algunos estudios ligan etapas frías en esta zona del planeta con una corriente de retorno del Atlántico Norte más debilitada”.

Puede deberse a la emergencia climática

“Cuando la superficie del océano se calienta, el calor penetra en las capas más profundas, por lo que todo el océano se está calentando”, también explica a Newtral.es el oceanógrafo Cheng Lijing (Instituto de Física Atmosférica de Pekín), autor de otro estudio. “Las corrientes se alteran”. O, paradójicamente, se enfrían. Y aquí es cuando empieza El día de mañana.

¿Va a congelarse Europa? No lo sabemos. Pero seguro que no como en la película. Los modelos no señalan con precisión tal cosa. Sí que gozamos de datos del pasado. Investigaciones anteriores ya señalaban a que la corriente se había ralentizado un 15 % desde mediados del siglo pasado.


Los autores del nuevo estudio tienden a vincular el cambio actual con el calentamiento del planeta. El derretimiento de los hielos árticos favorece la inyección de agua dulce y el cambio de acidez de los mares. Si bien la ‘dulcificación’ “se limita principalmente a las regiones polares o subpolares”, el Atlántico norte, precisa Cheng, ajeno al trabajo de sus colegas de Europa.


 

Para el investigador chino, “algunas simulaciones dan indicaciones de que el derretimiento de la capa de hielo de Groenlandia provocará una desaceleración de AMOC (y corriente del Golfo). Esta es un área de investigación candente y creo que no hay una conclusión definitiva sobre esto”.

En Europa, una mayor desaceleración del AMOC podría implicar eventos climáticos más extremos, como “un cambio en la trayectoria de las tormentas invernales que vienen del Atlántico, posiblemente intensificándolos”, apunta desde Potsdam Stefan Rahmstorf del Instituto para la Investigación del Impacto Climático PIK.

Esa desaceleración de la corriente oceánica desde mediados del siglo XX cuadra con el calentamiento global causado por los humanos, pero hasta ahora falta una imagen sólida sobre su desarrollo a largo plazo.

No una edad de hielo, pero sí fenómenos extremos

“Es cierto que uno de los puntos que pueden ir a más frío, en los modelos de proyección del clima futuro, es el Atlántico norte”, precisa Cabré. De ahí a una glaciación dista mucho. “Sí puede bajar la temperatura, pero eso afectaría a más al clima de Reino Unido o Escandinavia”. Y no compensaría para bien el calentamiento derivado del carbono.

Otra cosa es que se favorezca la intensidad y trayectoria de las tormentas que nos entran por el Atlántico. Asociado a este fenómeno o no –el clima es un sistema complejo, con muchos factores–, se observan indicios de patrones anómalos en las borrascas que terminan en ciclones o huracanes, por estas latitudes.

Por su parte, Rahmstorf sentencia que “si continuamos impulsando el calentamiento global, el sistema de la corriente del Golfo se debilitará aún más, entre un 34 % y un 45 % para 2100, según la última generación de modelos climáticos”. Esto podría acercarnos “peligrosamente al punto de inflexión en el que el flujo se vuelve inestable”.

Otros estudios encontraron posibles consecuencias como olas de calor extremas o una disminución de las lluvias de verano. Pero eso es lo que se estudia ahora. Los científicos también tienen como objetivo resolver qué componentes y vías de la AMOC han cambiado cómo y por qué razones.

“Con el final de la pequeña edad de hielo alrededor de 1850, las corrientes oceánicas comenzaron a declinar, con un segundo descenso más drástico desde mediados del siglo XX”, dice Rahmstorf. Este estudio viene a sumar más evidencia a lo que el Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) en la Cumbre del Clima de Madrid: la corriente se está parando respecto al al periodo 1850-1900.

Fuentes: Rewtral

24 de febrero de 2021

Ecología - Efectos de las olas de calor sobre el fitoplancton antártico


Nitzschia sp., una especie típica de fitoplancton en la Antártida. (Foto: Agencia CTyS-UNLaM)

Un equipo internacional liderado por investigadores de Argentina observó los cambios drásticos que se provocan en el fitoplancton de la Antártida ante una oleada de calor de solamente unos pocos días. Estos microorganismos producen más del 50 por ciento del oxígeno del planeta y son la base de la red trófica de los ecosistemas marinos.

Hace una década, se preveía que para el año 2050 podría haber olas de calor en la Antártida y aumentos de temperatura del orden de los cuatro grados. Sin embargo, estos cambios se están presentando mucho más rápido de lo esperado según observan los investigadores que participan de las campañas del Instituto Antártico Argentino (IAA).

Experimento con microcosmos en la Antártida (izq) y la bióloga Julieta Antoni observando el fitoplancton en el microscopio (der).


Las muestras de fitoplancton fueron tomadas la bahía Caleta Potter, ubicada en cercanías a la base Carlini, al norte de la Península Antártica.

La bióloga Julieta Antoni, becaria doctoral del CONICET y de la Universidad de La Plata, indicó: “A partir de muestras tomadas en Caleta Potter -una bahía ubicada al norte de la Península Antártica-, analizamos el fitoplancton marino, que son unos microorganismos que constituyen la base de la red trófica y, además, son productores de oxigeno por excelencia, como también lo son los árboles a nivel terrestre”.

“El planeta Tierra evidencia un aumento sostenido de la temperatura del aire y, por lo tanto, de la temperatura del agua. En la Antártida, además, por el aumento en el deshielo asociado a este aumento de temperatura, se vierte una mayor cantidad de agua dulce en estas bahías marinas que poseen aguas saladas. Entonces, lo que nosotros estudiamos es qué ocurre con el fitoplancton si se dan estas condiciones de altas temperaturas y baja salinidad”, explicó Antoni, autora principal del estudio publicado recientemente en la revista científica Journal of Experimental Marine Biology and Ecology.

La doctora Irene Schloss, investigadora del Instituto Antártico Argentino y del Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC-CONICET), detalló a la Agencia CTyS-UNLaM que “desde el año 2010 aproximadamente, estamos realizando experimentos en la Antártida simulando lo que sucedería con el plancton si estuviera expuesto a condiciones de temperatura más elevadas, lo que al mismo tiempo produce el derretimiento de los glaciares y un aporte masivo de agua dulce”.

“Los valores con los que estamos simulando estos experimentos son los que estaban predichos para alcanzarse en los próximos 50 años, pero lamentablemente la última temporada nos mostró temperaturas del agua que ya estaban en estos valores tan elevados, o sea que no es una buena noticia para el ambiente”, indicó la especialista Schloss, directora del Proyecto Plancton en la base Carlini del IAA.

En tanto, Antoni comentó que “se estima que entre un 50 y un 60 por ciento del oxígeno del planeta lo generan estos pequeños microorganismos y, según observamos en este estudio del fitoplancton de Caleta Potter, con un aumento de temperatura durante siete días, ya se generan alteraciones en la composición de estas comunidades”.

Las distintas especies de plancton se pueden distinguir en el microscopio a partir de la forma y pigmentación: “Hubo una especie de fitoplancton típicamente subantártica que creció mucho más que el resto, una especie que no había sido registrada en la Antártida antes. Y, además, también creció una especie de alga que es cosmopolita, o sea que ambas dos están acostumbradas a climas un poquito más cálidos o con temperaturas más altas que las que se registran en la Antártida”, explicó la becaria doctoral del CONICET.

A su vez, con la disminución de la salinidad, proliferaron especies de algas muy chiquitas, que pertenecen a grupos “nanoplanctónicos”. El problema es que esto no solo implicaría un cambio en la estructura del fitoplancton, sino que también afectaría a las diferentes tramas tróficas; uno de los consumidores principales de este fitoplancton es el krill, que a su vez es consumido por una gran variedad de animales del ecosistema antártico.

El estudio, publicado en el Journal of Experimental Marine Biology and Ecology con el título “Response of a natural Antarctic phytoplankton assemblage to changes in temperature and salinity”, se basa en el aumento de temperatura y la disminución de la salinidad en muestras tomadas en Caleta Potter en el año 2016. Pero lo preocupante es que, en la campaña de verano de 2020, las temperaturas de la realidad eran semejantes a los de aquella simulación.

“Estos experimentos son de corta duración, duran una semana aproximadamente y, en este caso, lo que estamos simulando es una ola de calor muy intensa que se mantiene en la zona por un período corto de tiempo y los efectos que esto produce sobre el metabolismo del fitoplancton y el impacto sobre el ecosistema en general”, comentó Schloss.

La investigadora del IAA y del CADIC-CONICET agregó que “también está descripto que las olas de calor serán más frecuentes en los próximos años. Y, en 2020, tuvimos máximos de temperatura en la zona de la base argentina Esperanza, al norte de la Península Antártica, así que estamos trabajando en las simulaciones con valores bastante realistas”.

En la base científica Carlini, en el transcurso de los últimos diez años, más precisamente en las campañas de 2011, 2014 y 2016, se realizaron se realizaron tres experimentos con microcosmos -una especie de piletones donde se pueden colocar cientos de litros de agua que contienen estos pequeños microorganismos-, para ver qué ocurría ante estos aumentos de temperatura y disminución de salinidad.

En la campaña de verano del 2020, también se hizo un nuevo experimento de este tipo. Y, si bien la investigación a partir de esta última muestra aún no ha concluido, lo que se vio, en un principio, en dicho verano tan cálido, son comunidades de plancton muy pequeñas, según lo que se preveía a partir de los experimentos realizados en años anteriores.

Todos estos proyectos, experimentos y muestras de campo fueron posibles a partir de las campañas del Instituto Antártico Argentino dependiente de la Dirección Nacional del Antártico.

También participaron de esta investigación publicada en la revista Journal of Experimental Marine Biology and Ecology, el doctor Gastón Almandoz del CONICET, la doctora Martha Ferrario de la UNLP y CONICET, el doctor Marcelo Hernando de la Comisión Nacional de Energía Atómica, la doctora Diana Varela del Departamento de Biología de la Universidad de Victoria, los especialistas Patrick Rozema y Anita Buma del Departamento de Ecosistemas Oceánicos de la Universidad de Groninga y el doctor Flavio Paparazzo del CESIMAR-CONICET y del Instituto Patagónico del Mar. 

Una de las especies de fitoplancton de la Antartida, las diatomeas céntricas.

En la campaña antártica de 2020, se volvió a realizar un experimento con microcosmos en Caleta Potter.


Fuente: Emanuel Pujol / Agencia CTyS-UNLaM

Glaciología - ¿Se está acelerando la pérdida de hielo en la Tierra?


En una investigación reciente se han analizado datos obtenidos desde satélites sobre el estado de 215.000 glaciares de montaña repartidos por todo el planeta, y también el de las capas de hielo en Groenlandia y la Antártida, las plataformas de hielo que flotan alrededor de la Antártida, y el hielo marino a la deriva en los océanos Ártico y Antártico, con el propósito de determinar si se está acelerando o no la pérdida de hielo en la Tierra.

El equipo de Thomas Slater, de la Universidad de Leeds en el Reino Unido, ha comprobado que el ritmo de desaparición del hielo en el planeta se está acelerando.

Los cálculos indican que la Tierra perdió 28 billones de toneladas de hielo entre 1994 y 2017, lo que equivale a una capa de hielo de 100 metros de espesor que cubriera todo el Reino Unido.

El ritmo de pérdida de hielo de la Tierra ha aumentado notablemente en las últimas tres décadas, pasando de 0,8 billones de toneladas al año en la década de 1990 a 1,3 billones de toneladas al año en 2017.



El deshielo a escala global eleva el nivel del mar, aumenta el riesgo de inundaciones para las comunidades costeras y amenaza con eliminar hábitats naturales de los que depende parte de la fauna. En el caso de los glaciares de montaña, también son esenciales para el suministro de agua dulce de las comunidades locales, ya que los glaciares almacenan agua en forma de hielo durante una parte del año y la van liberando poco a poco durante la otra parte, lo que evita un aporte de agua de lluvia demasiado concentrado como para poder almacenarla toda en estado líquido.

A pesar de albergar solo el 1 por ciento del volumen total de hielo de la Tierra, los glaciares han aportado casi una cuarta parte de la pérdida mundial de hielo durante el periodo estudiado.

Las pérdidas hielo de las capas de hielo de la Antártida y Groenlandia son las que más se han acelerado. "Las capas de hielo siguen ahora los peores escenarios de calentamiento climático identificados por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático", sentencia Slater. "El aumento del nivel del mar a esta escala tendrá impactos muy graves en las comunidades costeras este siglo".




Un arroyo con agua de deshielo discurriendo por la capa de hielo de Groenlandia. (Foto: Ian Joughin)

El aumento de la pérdida de hielo ha sido provocado por el calentamiento de la atmósfera y de los océanos, cuyas temperaturas han aumentado 0,26°C y 0,12°C por década desde 1980, respectivamente.

Durante el período examinado, todos los tipos de acumulaciones de hielo perdieron hielo, pero las mayores pérdidas correspondieron al hielo del Mar Ártico (7,6 billones de toneladas) y a las plataformas de hielo de la Antártida (6,5 billones de toneladas), que flotan en los océanos polares.

Teniendo en cuenta la gran capacidad del hielo para reflejar la radiación solar y mitigar así el calentamiento provocado por esta, a medida que el hielo marino se reduce, el mar absorbe más energía solar, lo que hace que el Ártico se caliente más rápido que cualquier otro lugar del planeta.

Cerca de la mitad de todas las pérdidas proceden del hielo terrestre: 6,1 billones de toneladas de los glaciares de montaña, 3,8 billones de toneladas de la capa de hielo de Groenlandia y 2,5 billones de toneladas de la capa de hielo de la Antártida. Estas pérdidas han elevado el nivel global del mar en 35 milímetros. Se calcula que por cada centímetro de subida del nivel del mar, aproximadamente un millón de personas corren el riesgo de verse desplazadas de las tierras bajas en las que viven.

Algo más de la mitad (58%) de la pérdida de hielo se produjo en el hemisferio norte, y el resto (42%) en el hemisferio sur.

El estudio se ha publicado en la revista académica The Cryosphere, de la EGU (European Geosciences Union). 

23 de enero de 2021

Climatología - ¿Cruzaremos una línea roja del calentamiento global dentro de 20 o 30 años?


Versión artística de un gráfico que advierte de la temperatura crítica por encima de la cual muchos vegetales comenzarán a disminuir la cantidad de emisiones de carbono de origen humano que pueden absorber. (Imagen: Victor O. Leshyk / Northern Arizona University)

Con temperaturas lo bastante elevadas, muchos ecosistemas terrestres pueden pasar de ser sumideros de carbono a ser emisores de carbono, lo que aceleraría aún más el calentamiento global, en un círculo vicioso.

Para investigar cuándo la temperatura global y las temperaturas regionales podrían alcanzar el umbral crítico a partir del cual el sumidero de carbono en la tierra firme inicia su declive disminuyendo su actividad, el equipo de Katharyn Duffy, de la Universidad del Norte de Arizona en Estados Unidos, analizó registros que abarcan desde 1991 hasta 2015 de la red global FLUXNET, que hace un seguimiento del movimiento del dióxido de carbono entre los ecosistemas y la atmósfera.

El aumento de las temperaturas de la Tierra impuesto por el calentamiento global podría alcanzar para bastantes ecosistemas el punto crítico descrito más pronto de lo creído, dentro de entre 20 y 30 años, según el análisis llevado a cabo por Duffy y sus colegas.

Los autores del nuevo estudio creen que hasta la mitad de los ecosistemas de tierra firme podrían alcanzar este punto de inflexión (cuando la velocidad con la que las plantas liberan carbono a la atmósfera empieza a ser mayor que la velocidad con la que lo atrapan) para el año 2100, si no se hace nada para impedirlo o retrasarlo. Sin embargo, los biomas que más carbono almacenan, entre ellos los bosques tropicales y la Taiga, podrían perder más del 45% de su capacidad de sumidero de carbono mucho antes, a mediados de este siglo.

El estudio, titulado “How close are we to the temperature tipping point of the terrestrial biosphere?”, se ha publicado en la revista académica Science Advances. 

17 de enero de 2021

Climatología - La amenaza del permafrost del subsuelo marino


 
El permafrost (denominado también permahielo) es, a grandes rasgos una capa subterránea de tierra o roca con hielo y materia orgánica atrapada, que, estando lo bastante resguardada de los rayos del Sol puede en su mayor parte permanecer congelado de manera ininterrumpida durante miles de años. Aunque el permafrost del fondo marino ha sido objeto de investigaciones desde hace décadas, la dificultad para llevar a cabo mediciones ha impedido realizar una estimación general de la cantidad de carbono y de su tasa de liberación. Un nuevo estudio, realizado por el equipo de Sara Sayedi y Ben Abbott de la Universidad Brigham Young en Estados Unidos, aporta datos nuevos y reveladores sobre la retroalimentación climática del permafrost submarino, generando las primeras estimaciones de la cantidad de carbono que alberga, su tasa de liberación de gases con efecto invernadero y la posible conducta futura de las zonas ricas en permafrost submarino.

El estudio se titula “Subsea permafrost carbon stocks and climate change sensitivity estimated by expert assessment” y se ha publicado en la revista Environmental Research Letters, de IOP Publishing.

Los autores de la nueva investigación combinaron los resultados de estudios publicados y de otros no publicados para estimar la cantidad de carbono submarino pasada y presente y la cantidad de gas con efecto invernadero que podría liberarse del permafrost submarino en los próximos tres siglos.

Sayedi, Abbott y sus colegas han estimado que las zonas de permafrost submarino actualmente almacenan 60.000 millones de toneladas de metano y 560.000 millones de toneladas de carbono orgánico. Como referencia, la civilización humana ha liberado un total de unos 500.000 millones de toneladas de carbono en la atmósfera desde la Revolución Industrial.

El permafrost submarino es esencialmente el resultado de la última era glacial y reacciona muy despacio al aumento de las temperaturas. Solo ahora está comenzando a experimentar los efectos del cese de la era glacial, tal como subraya Sayedi. Sin embargo, las estimaciones del equipo de Sayedi sugieren que el permafrost submarino ya ha empezado a liberar cantidades sustanciales de gases con efecto invernadero, aunque más como consecuencia del cese de la última era glacial que por la actual actividad humana. Los autores del estudio estiman que el permafrost submarino libera aproximadamente 140 millones de toneladas de dióxido de carbono y 5,3 millones de toneladas de metano a la atmósfera cada año.


La línea de costa de la península Bykovsky en el centro del Mar de Laptev, Siberia retrocede durante el verano, cuando bloques de permafrost ricos en hielo caen a la playa y son erosionados por las olas. (Imagen: 2017, P. Overduin)

Sayedi y sus colegas alertan de que si continúa avanzando el calentamiento global causado por la civilización humana, la liberación de metano y dióxido de carbono del permafrost submarino podría aumentar sustancialmente, aunque este incremento se materializará durante los próximos tres siglos en vez de abruptamente. 

El permafrost es un suelo que permanece continuamente por debajo de 0 ° C (32 ° F) durante dos o más años, ubicado en tierra o debajo del océano
El permafrost no tiene por qué ser la primera capa que está en el suelo. Puede tener una profundidad de una pulgada a varias millas bajo la superficie de la Tierra. 
Algunas de las ubicaciones de permafrost más comunes se encuentran en el hemisferio norte. 
Casi una cuarta parte del hemisferio norte está sustentado por permafrost, incluido el 85% de Alaska , Groenlandia , Canadá y Siberia . También se puede ubicar en las cimas de las montañas del hemisferio sur.
El permafrost ocurre con frecuencia en el hielo molido, pero también puede estar presente en lecho rocoso no poroso. 
El permafrost se forma a partir de hielo que contiene varios tipos de suelo, arena y roca en combinación.


Paleoclimatología - Cuando el efecto invernadero estuvo a punto de exterminar a casi toda la vida de la Tierra



Durante mucho tiempo se ha supuesto que el detonante de la extinción masiva del Pérmico-Triásico fue la actividad volcánica a enorme escala que desencadenó en lo que hoy es Siberia, pero se desconocía la secuencia exacta de acontecimientos que condujo a la extinción

La historia de la Tierra incluye extinciones masivas que resultan inimaginables para el Ser Humano. La más famosa es la ocurrida hace unos 66 millones de años, cuando un impacto de asteroide marcó el fin de la era de los dinosaurios. Sin embargo, mucho antes, hace 252 millones de años, en la frontera entre los períodos Pérmico y Triásico, la Tierra sufrió una extinción masiva mucho peor, que exterminó aproximadamente a las tres cuartas partes de todas las especies en tierra y alrededor del 95 por ciento de todas las especies en el mar. Durante mucho tiempo se ha supuesto que el detonante de la extinción masiva del Pérmico-Triásico fue la actividad volcánica a enorme escala que en aquella época se desencadenó en lo que hoy es Siberia, pero la secuencia exacta de acontecimientos que condujo a la extinción ha sido durante mucho tiempo tema de debate y de desacuerdos.

Ahora, el equipo internacional de Hana Jurikova, del Centro Alemán de Investigación en Geociencias (GFZ), proporciona por primera vez una reconstrucción aparentemente concluyente de los acontecimientos clave que condujeron a la megacatástrofe, y se confirma que el efecto invernadero fue el componente clave.

Jurikova y sus colegas estudiaron las tasas de ciertos isótopos en las conchas calcáreas de fósiles de braquiópodos (organismos similares a las almejas) y con ello determinaron la tasa de acidificación oceánica en la frontera entre el Pérmico y el Triásico. Debido a que el pH del mar y el dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera están estrechamente acoplados, el equipo fue capaz de reconstruir los cambios en la concentración de CO2 en la atmósfera al inicio de la extinción.

Luego los autores del estudio utilizaron un innovador modelo geoquímico para estudiar los efectos de la descomunal inyección de CO2 en el medioambiente.



Ilustración que muestra el inicio de la extinción masiva del Pérmico-Triásico y que se basa en las conclusiones del estudio de Jurikova et al. (2020). (Imagen: Dawid Adam Iurino / PaleoFactory, Sapienza University of Rome)


Sus hallazgos mostraron que las erupciones volcánicas desencadenadas en una región que hoy en día es conocida como las Traps Siberianas liberaron inmensas cantidades de CO2 en la atmósfera. El exceso de CO2 perduró varios milenios y condujo a un fuerte efecto invernadero en el mundo del Pérmico tardío, causando un calentamiento y una acidificación marítima extremos. Los dramáticos cambios en la meteorización o erosión química en la tierra alteraron la productividad y el ciclo de los nutrientes en el mar, y finalmente condujeron a una vasta desoxigenación de las aguas oceánicas. Los múltiples factores de estrés ambiental resultantes se combinaron de manera demoledora, con el resultado de la aniquilación total de muchas especies de animales y plantas.

El estudio, titulado “Permian-Triassic mass extinction pulses driven by major marine carbon cycle perturbations”, se publicó en la revista académica Nature Geoscience. 


31 de marzo de 2020

La paradoja del COVID-19: una enfermedad respiratoria que mejora la calidad del aire

Dióxido de nitrógeno sobre la Península Ibérica del 14 al 15 de marzo de 2020 y en el mismo periodo de 2019 - Derechos de autor Contiene datos modificados del Copernicus Sentinel (2019-20), procesados por KNMI/ESA

Los datos por satélite confirman de nuevo que la cuarentena a la que está sometida Europa para frenar el COVID-19 tiene un impacto positivo en la calidad del aire.

Nuevas visualizaciones del Real Instituto Meteorológico holandés (RKMI) con datos del Servicio de Vigilancia de la Atmósfera Copernicus demuestran una vez más la paradoja del nuevo coronavirus: provoca una enfermedad respiratoria, pero está contribuyendo a mejorar la calidad del aire y a que Europa respire mejor.


La agencia holandesa ha medido las emisiones de dióxido de nitrógeno (NO2) del 14 al 25 de marzo de 2020 y lo ha comparado con el mismo periodo del año 2019.

Aunque todavía se tienen que determinar algunos factores, como la meteorología, el descenso en los niveles es inequívoco.

Desde París o el sur de Alemania...


Francia del 14 al 25 de marzo de 2019 y en el mismo periodo de 2020 contiene datos modificados del Copernicus Sentinel (2019-20), procesados por KNMI/ESA

...hasta Milán, habitualmente una de las zonas más contaminadas de Europa junto con Holanda.

Italia del 14 al 25 de marzo de 2019 y en el mismo periodo de 2020 contiene datos modificados del Copernicus Sentinel (2019-20), procesados por KNMI/ESA

Henk Eskes, del KNMI, explica por qué se eligieron estas fechas: "Las concentraciones de dióxido de nitrógeno varían de un día para otro debido a los cambios en el clima. No se pueden sacar conclusiones basándose sólo en un día de datos.

Continúa: "Al combinar los datos de un período de tiempo específico, 10 días en este caso, la variabilidad meteorológica se promedia parcialmente y comenzamos a ver el impacto de los cambios debidos a la actividad humana".

El equipo del KNMI, en colaboración con científicos de todo el mundo, ha comenzado a trabajar en un análisis más detallado utilizando datos de tierra, datos meteorológicos y modelización inversa para interpretar las concentraciones observadas, con el fin de estimar la influencia de las medidas de cierre.


Un efecto que sigue confirmándose una y otra vez

Menos transporte, menos producción... En los países que se han detenido o ralentizado debido al coronavirus, las personas respiran mejor como resultado de la reducción de la contaminación del aire, aunque es demasiado pronto para medir los efectos a largo plazo.

Las imágenes de los satélites de la Nasa hablan por sí mismas: en febrero, la concentración de dióxido de nitrógeno (NO2), producida principalmente por vehículos y centrales eléctricas, cayó drásticamente en Wuhan, el epicentro de la epidemia de Covid-19. De rojo/naranja, el mapa se volvió azul.



El mismo fenómeno fue observado a principios de marzo por la Agencia Espacial Europea en el norte de Italia, una zona que había sido confinada durante varias semanas para controlar la propagación de la enfermedad. También se han documentado descensos importantes en Madrid y Barcelona, donde se han aplicado medidas de confinamiento estrictas desde mediados de marzo, según la Agencia Europea del Medio Ambiente. El NO2, un gas que causa una severa inflamación del tracto respiratorio, es un contaminante de corta duración. 

Permanece "alrededor de un día en la atmósfera" y se encuentra estacionado cerca de las fuentes de emisión, lo que lo convierte en un buen indicador de la intensidad de las actividades humanas, dijo a la AFP Vincent-Henri Peuch, del Servicio de Vigilancia de la Atmósfera del programa europeo Copernicus. 

Estas drásticas reducciones no tienen precedentes. "Es la primera vez que veo un cambio tan significativo en un área tan grande y vinculado a un evento concreto", explicó Fei Liu, investigadora de la Agencia Espacial de Estados Unidos, en el caso de China. 

Incluso durante la crisis económica de 2008/2009, la disminución "había sido más continua a lo largo del tiempo", añadió Alberto González Ortiz, especialista en calidad del aire de la Agencia Europea de Medio Ambiente. 

En el norte de Italia, "el promedio de concentración de NO2 se ha reducido casi a la mitad", señala Vincent-Henri Peuch. ¿Y a largo plazo? 
En el caso de otros países o regiones que han adoptado medidas de contención - Francia, Bélgica, Argentina, California, Túnez, Baviera, Colombia - tendremos que esperar un poco para ver cómo se desarrollan las cosas. 

 El investigador Simon Proud muestra también la drástica disminución del tráfico aéreo. 

Un ejemplo sorprendente del cambio en el tráfico aéreo durante el último mes: Hoy vs. finales de febrero. Datos de @OpenSkyNetwork 

He cambiado la escala de colores en comparación con la visualización de ayer - la diferencia es mucho más obvia!
Sin embargo, esto no significa que el aire sea limpio: en China, Pekín experimentó episodios de contaminación por partículas finas en febrero, según informa el Observatorio de la Tierra de la Nasa.

Lo mismo ocurrió en París, que registró un índice medio de contaminación a pesar de la contención, debido a la presencia de partículas finas y de ozono.

La concentración de contaminantes puede variar según el clima, explica Vincent-Henri Peuch. "Algunas fuentes de emisión, como la producción de energía y las relacionadas con la vivienda, no disminuyen visiblemente cuando más personas se quedan en casa", añade.

Sin embargo, las partículas PM2.5 y PM10 y el monóxido de carbono "también deberían disminuir con el tiempo" debido en particular a las reducciones en el transporte y la industria, dice.

¿Cuál es el impacto en la salud cuando la contaminación atmosférica causa 8,8 millones de muertes prematuras al año en todo el mundo, según un estudio reciente?

"Cualquier disminución de la contaminación es algo bueno", dice el especialista francés en enfermedades pulmonare Bruno Housset, presidente de la Fundación Breath contra las enfermedades respiratorias.

A corto plazo, la contaminación por partículas finas causa irritación de los ojos, la garganta y molestias respiratorias. En las personas de edad avanzada o asmáticas, puede ser necesario prestar atención a las patologías respiratorias o cardiovasculares en los días o semanas posteriores a la exposición. En los casos más graves, puede producirse la muerte.

A largo plazo, puede inducir enfermedades respiratorias o cardiovasculares crónicas o cáncer de pulmón.

Por lo tanto, la contención puede "reducir los efectos inflamatorios", explica, especialmente porque la calidad del aire interior depende mucho del aire exterior.

"Las medidas de contención cumplen una doble función, ya que limitan el riesgo de transmisión entre personas, pero también reducen la contaminación, en particular las partículas finas del tráfico rodado", dice el grupo médico francés Air-Santé-climat.

Sin embargo, es difícil medir los beneficios más adelante porque "lo que tiene mayor impacto es la exposición a largo plazo", dice Alberto González Ortiz.

Un estudio preliminar italiano -muy criticado por la comunidad científica- sugirió que las partículas finas podrían ser un factor de propagación del virus SARS-nCoV-2.

Fuentes: Euronews

Científicos perplejos por un excepcional agujero en la capa de ozono del Ártico - Datos positivos del Covid-19: La capa de ozono se está ‘curando’


A la izquierda, agujero en la capa de ozono en 2011, a la derecha, 2020 - Derechos de autor Michiel van Weele/ KNMI


El estado de alarma decretado mundialmente ante la crisis del Covid-19 ha provocado el cese de todas las actividades humanas. Calles vacías, industrias cerradas, oficinas desocupadas, carreteras y aeropuertos desolados, son las imágenes que se repiten en todo el mundo. Mientras la población se confina en sus casas con el objetivo de frenar el contagio por coronavirus y salvar vidas, el planeta está viviendo el efecto colateral positivo de esta pandemia.

Según los expertos, la contaminación en el aire de las ciudades de Reino Unido está disminuyendo a medida que el país entra en un bloqueo debido al Covid-19.


Un grupo de científicos americanos ha demostrado que la capa de ozono se está ‘curando’

Después de que se publicaran las imágenes del satélite de la NASA mostrando la reducción de las concentraciones de NO2 contaminante en China y el norte de Italia, gracias a las estrictas medidas de salud pública que se están siguiendo. Un grupo de científicos de la Universidad de Colorado Boulder ha demostrado que la capa de ozono se está recuperando.

La capa de ozono es una frágil capa de gas que actúa como escudo protector en la estratosfera de la Tierra. Esta capa absorbe la mayor parte de la radiación ultravioleta que nos llega del sol. Sin la capa de ozono, sería imposible que algo sobreviviera en el planeta, ya que protege a los animales y la vegetación. El aumento los niveles de radiación ultravioleta que penetrarían en la tierra tendrían efectos negativos en las cuencas hidrográficas, las tierras agrícolas y los bosques. Además, provocaría una mayor incidencia del sol sobre los humanos, dando lugar al cáncer o cataratas oculares y afectando también, al sistema inmunológico.


En medio de la inquietud generalizada por el coronavirus, los científicos atmosféricos observan con perplejidad el gran agujero en la capa de ozono del Polo Norte que se ha formado en los últimos días.

El agujero de la capa de ozono es más habitual en el Polo Sur, y este año precisamente batió el récord como el más pequeño desde hace 30 años, debido a un episodio de calentamiento estratosférico excepcional.







Sin embargo en el Polo Norte los episodios, que ocurren a finales del invierno y principios de la primavera del hemisferio norte, son más cortos y menos extensos. En general no implican la destrucción del ozono sino una "reorganización" de sus concentracione

En esta ocasión la extension y la pérdida de ozono es mayor que en 2011, cuando la revista nature se hacia eco del agujero "sin precedentes" en la capa de ozono ártica.

Lo muestra la imagen principal obtenida por Michiel van Weele, del Servicio Meteorológico holandés.

La razón es el poderoso vórtice polar que está circulando en la zona con aire mucho más frío de lo habitual y de forma muy estable. El vórtice polar es una corriente que mantiene el aire frío "encerrado" en el Polo. En ocasiones desciende provocando brutales olas de frío.


La capa de ozono se destruye con la llegada del sol a las zonas polares, debido a una reacción química provocada por los gases CFC emitidos por el hombre, el frío y las nubes estratosféricas, según explican en el sitio web sobre cambio climático del Gobierno estadounidense.

Es decir, para que haya condiciones de agujero de ozono tiene que haber un frío excepcional que permita la formación de nubes estratosféricas, acumulaciones de CFC y luz solar.

Las temperaturas en la zona del actual agujero están por debajo de los -80º C, explica la científica del Servicio de vigilancia de la atmósfera de Copernicus Antje Inness. Desde este servicio nos confirman estar siguiendo muy de cerca este episodio muy poco habitual.

"Creo que no hay un equivalente registrado en esta época del año: [el nivel de ozono] es más bajo que el anterior record, el invierno 2010-11. El invierno 2004-5 también es un récord bajo, pero fue en enero y, en marzo, la situación estaba normalizada" nos comenta Vincent-Henri Peuch director del servicio.

A la izquierda concentraciones de ozono, a la derecha, temperatura en la estratosfera (por debajo de -80º C)Copernicus Atmosphere Monitoring Service / Antje Inness

El fuerte vórtice polar / condiciones extremadamente frías está causando destrucción del ozono en el hemisferio norte. Aquí está el mínimo #SNPP#OMPS ozono medido al norte de 40 grados de latitud. Por debajo de 220 DU (línea discontinua) se considera condiciones de "agujero de ozono". Explicaba en su cuenta de Twitter el experto Colin Seftor.



Científicos de la NASA concluyeron en 2013 que "el primer agujero de la capa de ozono Ártica" se debió a la falta de transporte de ozono al Ártico desde los trópicos.

La capa de ozono protege la Tierra de las radiaciones ultravioleta (UV) del sol. La destrucción de la capa de ozono del hemisferio sur se debió a la acumulación de gases contaminantes, que fueron prohibidos por el protocolo de Montreal en 1987.

No están claras las implicaciones futuras de este episodio, pero cabe recordar que el Ártico es una de las regiones de la Tierra que está sufriendo con más fuerza los efectos del cambio climático.

Después del episodio de calentamiento estratosférico extremo en la Antártida, que favoreció la disminución del agujero de la capa de ozono, Australia ha vivido un verano abrasador, con una oleada de incendios sin precedentes y records de temperaturas, entre otros fenómenos extremos.


La mejora de capa de ozono vinculada con cambios en la circulación atmosférica
La capa de ozono vinculada con cambios en la circulación atmosférica. NASA

El Protocolo de Montreal para la protección de la capa de ozono estratoférico ha estimulado su recuperación y generado cambios en los patrones de circulación aéreos del Hemisferio Sur, según un estudio que publica este miércoles la revista Nature.

La investigación, desarrollada por científicos de Estados Unidos, ha demostrado que las variaciones se han estancado y podrían, incluso, ser revertidas debido al llamado Protocolo de Montreal de 1987 que limitó el uso de sustancias que dañan la capa de ozono.

“Este estudio se suma a la creciente evidencia que muestra la profunda efectividad del Protocolo de Montreal“, ha subrayado la profesora de la Universidad de Colorado (Estados Unidos) Antara Banerjee, investigadora que trabaja en la división de Ciencias Químicas de la Administración Atmosférica Oceánica Nacional (NOAA).
Según la experta, principal responsable del análisis que publica Nature, el Tratado “no solo ha estimulado la curación de la zapa de ozono, también ha estimulado los recientes cambios observados en los patrones de circulación aéreos del Hemisferio Sur”.

La disminución de ozono (adelgazamiento de la capa de este gas) había reforzado los vientos del vórtice polar y afectado a los que descienden hasta la capa más baja de la atmósfera terrestre.

Hasta ahora, se habían vinculado las pautas de circulación a cambios climáticos en el Hemisferio Sur, especialmente a la caída de la lluvia en Sudamérica, en el este de África y en Australia, y a variaciones producidas en corrientes oceánicas y en la salinidad.


Recuperación de la capa de ozono desde 2000

Con la entrada en vigor del Protocolo de Montreal, que limita el uso de sustancias destructoras del ozono, como los gases clorofluorocarbonos (CFC) -utilizados en equipos de refrigeración, entre otros usos-, la capa de ozono empezó a recuperarse a principios del año 2000, una vez que las concentraciones de esos componentes químicos en la estratosfera comenzaron a declinar.

Con esta investigación, Banerjee y el resto de autores mostraron que aproximadamente durante ese año, la circulación del Hemisferio Sur también dejó de expandirse hacia el Polo, lo que supuso una pausa o un ligero giro de las tendencias anteriores.

“Este estudio ha demostrado nuestra hipótesis de que la recuperación del ozono está, de hecho, impulsando estos cambios en la circulación atmosférica y no es simplemente una coincidencia”, apuntó Banerjee.

Los investigadores emplearon una técnica estadística denominada “detección y atribución” y con ella, estudiaron si ciertas pautas observadas en los cambios de viento se debían a la variabilidad natural o si podían atribuirse a factores causados por la actividad humana.

Primero determinaron que la pausa en las pautas de circulación atmosférica que habían observado no podía explicarse solamente por cambios naturales en los vientos. A continuación, aislaron los efectos del ozono y los gases invernadero por separado y probaron que solo los cambios detectados en el ozono podían explicar la pausa en las tendencias de circulación.

“Esto lo denominamos ‘pausa’, porque las tendencias de circulación hacia el Polo podrían continuar, quedarse estancadas, o revertirse”, según Benerjee para quien “la guerra entre los efectos opuestos de la recuperación de ozono y el aumento de los gases de efecto invernadero son lo que determinará las futuras tendencias”.
 
Concepto de CAPA DE OZONO

Te explicamos qué es la capa de ozono y cuál es su importancia para el planeta Tierra. Además, qué son los agujeros de la capa de ozono.

La capa de ozono está siendo debilitada por gases generados por el hombre.

¿Qué es Capa de ozono?

La capa de ozono se encuentra dentro de la atmósfera terrestre y tiene la función de ser una capa protectora que justamente preserva la vida del planeta Tierra, haciendo las veces de escudo contra los rayos del sol llamados UV o radiación ultravioleta, absorbiendo del 97 al 99% de ella. Se encuentra a una distancia de la superficie de la tierra de 15 a 50 kilómetros de altura en mayor concentración, aunque en el suelo también está presente.

El ozono es una forma de oxígeno en donde la molécula tiene 3 átomos en lugar de 2, como siempre es. Este tercer átomo hace que el oxígeno se vuelva venenoso, tan solo inhalar una vez el ozono es mortal. Esta molécula se forma en la estratósfera (una capa de la atmósfera) por la acción de la radiación solar en estas moléculas, este es un proceso llamado fotólisis.

Esta capa de la atmósfera fue descubierta en el año 1913 por dos físicos franceses llamados Charles Fabry y Henri Buisson. Años más tarde, un meteorólogo británico de apellido Dobson examinó sus propiedades y desarrolló un aparato que llamó espectrofotómetro, el cual permite medir el ozono desde la superficie de la Tierra. Entre los años 1928 y 1958 él mismo estableció una red mundial de monitoreo del ozono. En su honor se estableció la unidad de medida Dobson.

Los problemas de la capa de ozono

Gracias a algunos productos generados por los humanos y llamados halocarbonos, la destrucción de la capa de ozono se ha acelerado en comparación a su ritmo natural. Esto provoca el adelgazamiento de la capa y que se generen los conocidos agujeros de ozono, con lo cual la Tierra pierde protección contra la radiación solar. El paso de los rayos solares más fuertes provoca en la vida humana enfermedades como el cáncer de piel o las cataratas en los ojos.

Ante esta problemática, la ONU (Organización de las Naciones Unidas) el día 16 de septiembre de 1987, firmó el Protocolo de Montreal y en el año 1994, la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el día 16 de septiembre el Día Internacional para la Preservación de la Capa de Ozono.