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30 de mayo de 2021

Inesperado hallazgo de vapores de metales pesados en cometas de nuestro Sistema Solar — y más allá

Un nuevo estudio, realizado por un equipo belga que ha utilizado datos del Very Large Telescope del Observatorio Europeo Austral (VLT de ESO) ha demostrado que hay hierro y níquel en las atmósferas de los cometas de todo nuestro Sistema Solar, incluso en aquellos más alejados del Sol. Otro estudio, llevado a cabo por un equipo polaco que también utilizó datos de ESO, confirmó que el vapor de níquel también está presente en el cometa interestelar helado 2I/Borisov. Es la primera vez que los metales pesados, generalmente asociados con ambientes calientes, se encuentran en las atmósferas frías de cometas distantes

Un nuevo estudio, realizado por un equipo belga que ha utilizado datos del Very Large Telescope del Observatorio Europeo Austral (VLT de ESO) ha demostrado que hay hierro y níquel en las atmósferas de los cometas de todo nuestro Sistema Solar, incluso en aquellos más alejados del Sol. Otro estudio, llevado a cabo por un equipo polaco que también utilizó datos de ESO, confirmó que el vapor de níquel también está presente en el cometa interestelar helado 2I/Borisov. Es la primera vez que los metales pesados, generalmente asociados con ambientes calientes, se encuentran en las atmósferas frías de cometas distantes.

“Fue una gran sorpresa detectar átomos de hierro y níquel en la atmósfera de todos los cometas que hemos observado en las últimas dos décadas, unos 20, e incluso en los que están más lejos del Sol, en el entorno frío del espacio”, afirma Jean Manfroid, de la Universidad de Lieja (Bélgica), quien dirige el nuevo estudio sobre cometas del Sistema Solar publicado hoy en Nature.


Esta imagen ilustra la detección de níquel (Ni) en la atmósfera difusa del cometa interestelar 2I/Borisov. En la parte inferior derecha se muestra el espectro de luz del cometa superpuesto a una imagen real del cometa, tomada con el Very Large Telescope (VLT) de ESO a finales de 2019. Las líneas de níquel se indican con marcas de color naranja.

El espectro se obtuvo con el instrumento X-shooter, instalado en el UT2 (Unidad de Telescopio 2, llamado Kueyen) del VLT de ESO, que separa los haces entrantes de luz en sus longitudes de onda constituyentes (equivalentes a los colores). Dada su capacidad para adquirir de forma simultánea datos desde el infrarrojo cercano hasta longitudes de onda ultravioleta, X-shooter es uno de los instrumentos ópticos más versátiles en uso.

Crédito: ESO/L. Calçada/O. Hainaut, P. Guzik and M. Drahus

En astronomía se sabe que existen metales pesados en los interiores polvorientos y rocosos de los cometas. Pero, debido a que los metales sólidos no suelen “sublimar” (volverse gaseosos) a bajas temperaturas, no esperaban encontrarlos en las atmósferas de cometas fríos que viajan lejos del Sol. Ahora, estos vapores de níquel y hierro se han detectado incluso en cometas observados a más de 480 millones de kilómetros del Sol, más del triple de la distancia Tierra-Sol.

El equipo belga descubrió la presencia de hierro y níquel en las atmósferas de los cometas en cantidades muy parecidas. En la materia de nuestro Sistema Solar (por ejemplo, la que se encuentra en el Sol y en los meteoritos), suele haber unas diez veces más de hierro que de níquel. Por lo tanto, este nuevo resultado tiene implicaciones para comprender cuestiones relacionadas con el Sistema Solar temprano, aunque el equipo todavía está identificando cuáles pueden ser.

“Los cometas se formaron hace unos 4.600 millones de años, cuando el Sistema Solar era muy joven, y no han cambiado desde entonces. En ese sentido, para quienes nos dedicamos a la investigación astronómica, son como fósiles”, explica el coautor del estudio, Emmanuel Jehin, también de la Universidad de Lieja.

Aunque el equipo belga lleva casi 20 años estudiando estos objetos “fósiles” con el VLT de ESO, no habían detectado la presencia de níquel y hierro en sus atmósferas hasta ahora. “Este descubrimiento pasó por debajo del radar durante muchos años”, declara Jehin.


Esta imagen nos muestra un cometa situado en los confines exteriores del Sistema Solar: el cometa C/2016 R2 (PANSTARRS). Como su nombre indica, el cometa fue descubierto en 2016 por los telescopios Pan-STARRS, en Hawái. La nueva imagen fue captada por un proyecto basado en el Observatorio Paranal de ESO, en Chile, llamado SPECULOOS (Search for habitable Planets EClipsing ULtra-cOOl Stars, búsqueda de planetas habitables que eclipsan estrellas ultrafrías).

Los cometas son bolas de polvo, hielo, gas y roca. Cuando pasan cerca del Sol, su hielo se calienta, se convierte en gas y escapa en un proceso llamado "desgasificación". Este proceso forma envolventes difusas alrededor del núcleo de los cometas, llamados comas, y colas distintivas. Las observaciones de SPECULOOS muestran que la cola de C/2016 R2 (PANSTARRS) cambia drásticamente a lo largo de una sola noche, proporcionando un dinámico conjunto de imágenes. La imagen que se muestra aquí, y los fotogramas que la acompañan en la película de timelapse, comprenden observaciones tomadas el 18 de enero de 2018 durante la fase de pruebas del telescopio Callisto de SPECULOOS, y fueron obtenidas cuando el cometa se encontraba a 2,85 UA del Sol (1 AU es la distancia Tierra-Sol) viajando hacia el interior.

Este cometa es particularmente interesante debido a los raros compuestos y moléculas que los científicos han detectado en su coma: monóxido de carbono e iones de nitrógeno. Estos compuestos le dan al cometa distintivas líneas de emisión azules, tanto es así que ha sido apodado "el cometa azul". Este tímido cometa sólo orbita el Sol una vez cada 20.000 años, y acercamiento más reciente tuvo lugar en mayo de 2018. Esta imagen fue tomada durante el tiempo durante el cual el telescopio seguía el movimiento del cometa; las brillantes rayas de luz del fondo son estrellas lejanas, pero el cometa y su coma gaseoso están enfocados, un testimonio del poder de rastreo de SPECULOOS.

El equipo utilizó datos del instrumento UVES (Ultraviolet and Visual Echelle Spectrograph, espectrógrafo echelle para el ultravioleta y el visible), instalado el VLT de ESO, que utiliza una técnica llamada espectroscopia para analizar las atmósferas de cometas a diferentes distancias del Sol. Esta técnica permite revelar la composición química de los objetos cósmicos: cada elemento químico deja una firma única — un conjunto de líneas — en el espectro de la luz de los objetos.

El equipo belga había detectado líneas espectrales débiles y no identificadas en los datos de UVES y, en una inspección más detallada, se dieron cuenta de que estaban indicando la presencia de átomos neutros de hierro y níquel. Una razón por la que los elementos pesados eran difíciles de identificar es que existen en cantidades muy pequeñas: el equipo estima que por cada 100 kg de agua en las atmósferas de los cometas sólo hay 1 g de hierro, y aproximadamente la misma cantidad de níquel.


Esta imagen fue obtenida con el instrumento FORS2, instalado en el Very Large Telescope de ESO, a finales de 2019, cuando el cometa 2I/Borisov pasó cerca del Sol.

Mientras el telescopio seguía la trayectoria del comenta, y dado que viajaba a una velocidad vertiginosa (unos 175000 kilómetros por hora), las estrellas de fondo aparecen como rayas de luz. Los colores de estas rayas dan a la imagen un estilo “disco” y son el resultado de combinar observaciones en diferentes bandas de longitud de onda, resaltadas por los diversos colores de esta imagen compuesta.

Crédito: ESO/O. Hainaut

“Por lo general, hay 10 veces más cantidad de hierro que de níquel, y en esas atmósferas de cometas encontramos aproximadamente la misma cantidad para ambos elementos. Llegamos a la conclusión de que podrían provenir de un tipo especial de material situado en la superficie del núcleo del cometa, sublimando a una temperatura bastante baja y liberando hierro y níquel en aproximadamente las mismas proporciones”, explica Damien Hutsemékers, también miembro del equipo belga de la Universidad de Lieja.

Aunque el equipo aún no está seguro de qué material podría ser, los avances en astronomía, como el instrumento METIS (Mid-infrared ELT Imager and Spectrograph, espectrógrafo y captador de imagen en el infrarrojo medio para el ELT), que se instalará en el fututo ELT (Extremely Large Telescope, telescopio extremadamente grande) de ESO, permitirán a los investigadores confirmar la fuente de los átomos de hierro y níquel que se encuentran en las atmósferas de estos cometas.

El equipo belga espera que su estudio allane el camino para futuras investigaciones. “Ahora la gente buscará esas líneas en sus datos de archivo de otros telescopios”, declara Jehin. “Creemos que esto también dará lugar a nuevos estudios sobre el tema”.

Metales pesados interestelares

Otro destacado estudio publicado hoy en Nature muestra que los metales pesados también están presentes en la atmósfera del cometa interestelar 2I/Borisov. Utilizando el espectrógrafo X-shooter, instalado en el VLT de ESO, un equipo de Polonia observó este objeto, el primer cometa alienígena en visitar nuestro Sistema Solar, cuando el cometa se acercó hace aproximadamente un año y medio. Descubrieron que la atmósfera fría de 2I/Borisov contiene níquel en estado gaseoso.

“Al principio nos costó creer que el níquel atómico realmente pudiera estar presente en 2I/Borisov, tan lejos del Sol. Se necesitaron numerosas pruebas y confirmaciones antes de que finalmente pudiéramos convencernos de que era así”, afirma el autor del estudio, Piotr Guzik, de la Universidad Jaguelónica (Polonia). El hallazgo es sorprendente porque, antes de los dos estudios publicados hoy, los gases con átomos de metales pesados sólo se habían observado en ambientes calurosos, como en las atmósferas de exoplanetas ultra-calientes o cometas en evaporación que pasaban demasiado cerca del Sol. 2I/Borisov se observó cuando estaba a unos 300 millones de kilómetros del Sol, aproximadamente el doble de la distancia Tierra-Sol.

Estudiar en detalle los cuerpos interestelares es fundamental para la ciencia, ya que contienen información muy valiosa sobre los sistemas planetarios alienígenas de los que provienen. “De repente entendimos que el níquel gaseoso está presente en las atmósferas cometarias de otros rincones de la Galaxia”, afirma el coautor, Michał Drahus, también de la Universidad Jaguelónica.

Los estudios polaco y belga muestran que los cometas del Sistema Solar y el cometa 2I/Borisov tienen aún más en común de lo que se pensaba. Y Drahus concluye con esta reflexión: “Ahora imaginen que los cometas de nuestro Sistema Solar tienen sus verdaderos análogos en otros sistemas planetarios, ¿no sería estupendo?”.

Fuente: ESO

24 de febrero de 2021

Volando con alas formadoras de planetas




Como si de un pájaro en vuelo se tratase, con las alas extendidas en el extenso espacio, vemos a SU Aur, una estrella mucho más joven y más masiva que el Sol, rodeada por un disco gigante de formación de planetas. Esta imagen, captada por el instrumento SPHERE, instalado en el Very Large Telescope (VLT) de ESO, muestra el disco que hay alrededor de SU Aur con un detalle sin precedentes, incluyendo los largos rastros de polvo conectados a él. La estrella en sí está oscurecida por el coronógrafo del instrumento, un dispositivo que bloquea la luz de la estrella central para permitir que puedan verse los objetos y fenómenos menos brillantes que tienen lugar a su alrededor.

Los rastros de polvo se componen de material procedente de una nebulosa que fluye hacia el disco. Probablemente, esta nebulosa sea el resultado de una colisión entre la estrella y una enorme nube de gas y polvo, lo que ha dado como resultado la singular forma de este disco de formación planetaria y la estructura de polvo circundante. Un nuevo estudio de SU Aur, que utilizó datos del VLT y de otros telescopios, incluyendo el Atacama Large Millimeter/Submillimeter Array, mostró que la nebulosa todavía está proporcionando material al disco de formación planetaria. Estas nuevas observaciones ponen de relieve lo complejos que pueden ser estos discos en los que se forman planetas.

Fuentes: ESO

24 de julio de 2020

Primera imagen de otro «sistema solar» con varios planetas

La estrella TYC 8998-760-1 acompañada de dos exoplanetas gigantes - ESO / BOHN ET AL.
Situado a 300 años luz de distancia, consta que una estrella muy joven y dos mundos gigantescos
El telescopio VLT del Observatorio Europeo Austral (ESO), situado en el desierto chileno de Atacama, ha captado la primera imagen directa de una estrella joven similar al Sol acompañada de dos exoplanetas gigantes. Las imágenes de sistemas con múltiples planetas extrasolares son extremadamente raras y, hasta ahora, los astrónomos nunca habían observado de esta forma a más de un planeta orbitando una estrella parecida a la nuestra. Las observaciones pueden ayudar a los astrónomos a comprender cómo se formó y evolucionó nuestro propio sistema solar.

Ubicación del sistema                TYC 8998-760-1 - ESO



El sistema se encuentra a unos 300 años luz de distancia, en la constelación de Musca, y es conocido como TYC 8998-760-1. La estrella tiene solo 17 millones de años. Es una versión muy joven de nuestro propio Sol. «Este entorno que es muy similar a nuestro Sistema Solar, pero en una etapa mucho más temprana de su evolución», explica Alexander Bohn, estudiante de doctorado en la Universidad de Leiden en los Países Bajos, quien dirigió la nueva investigación publicada en «Astrophysical Journal Letters».

«A pesar de que los astrónomos han detectado indirectamente miles de planetas en nuestra galaxia, solo una pequeña fracción de estos exoplanetas ha sido fotografiada directamente», dice el coautor Matthew Kenworthy, profesor asociado de la Universidad de Leiden. La imagen directa de dos o más exoplanetas alrededor de la misma estrella es aún más rara. Hasta ahora solo se habían observado dos de estos sistemas, ambos alrededor de estrellas marcadamente diferentes de nuestro Sol.

En la nueva imagen, los dos planetas se pueden ver como dos puntos brillantes de luz distantes de su estrella madre, que se encuentra en la parte superior izquierda del cuadro. Al tomar diferentes imágenes en diferentes momentos, el equipo pudo distinguir estos planetas de las estrellas de fondo.

Los dos gigantes gaseosos orbitan su estrella anfitriona a distancias de 160 y aproximadamente 320 veces la distancia Tierra-Sol. Esto coloca a estos planetas mucho más lejos de su estrella de lo que Júpiter (cinco veces) o Saturno (diez veces), también dos gigantes gaseosos, están del Sol. El equipo también descubrió que los dos exoplanetas son mucho más pesados que los de nuestro Sistema Solar: el planeta interno tiene 14 veces la masa de Júpiter y el externo seis veces.



Soportar la vida

Estas imágenes fueron posibles gracias al alto rendimiento del instrumento SPHERE en el VLT. Bloquea la luz brillante de la estrella usando un dispositivo llamado coronógrafo, lo que permite ver los planetas mucho más débiles. Si bien los planetas más antiguos, como los de nuestro Sistema Solar, son demasiado fríos para ser encontrados con esta técnica, los planetas más jóvenes son más calientes y brillan más en la luz infrarroja. Al tomar varias imágenes durante el año pasado, y al usar datos más antiguos que se remontan a 2017, el equipo de investigación confirmó que los dos planetas son parte del sistema de la estrella.

Futuras observaciones adicionales permitirán probar si estos planetas se formaron en su ubicación actual distante de la estrella o si migraron desde otro lugar. Quizás incluso puedan aparecer mundos de menor masa ahora invisibles. Los autores recuerdan que estas observaciones directas son importantes en la búsqueda de entornos que pueden soportar la vida.




Fuentes: ABC

9 de junio de 2020

Descubren pruebas de que hay todo un sistema solar en la estrella más cercana al Sol

Representación artística de Próxima b, una tierra que también está en la órbita de Próxima Centauri - ESO/M. Kornmesser

Una nueva investigación ha confirmado la existencia de Próxima c, una fría supertierra, en la órbita de Próxima Centauri, a 4,4 años luz de distancia

Hace tan solo unos días de la publicácion del artículo sobre una investigación que acababa de confirmar la existencia de Próxima b, un exoplaneta parecido a la Tierra en la estrella más cercana al Sol. Pero la estrella que cobija a esta tierra, de nombre Próxima Centauri, está dando mucho más que hablar estos días. Varias investigaciones están señalando la posibilidad de que allí existan más planetas, aparte de Próxima b: todo un sistema solar por descubrir y observar con la próxima generación de instrumentos.

Esta semana, Fritz Benedict, investigador emérito en el Observatorio McDonald, en la Universidad de Texas en Austin, Estados Unidos, anunció unos hallazgos que confirman un estudio anterior que sugería la existencia de Próxima c, un mundo frío situado más allá de Próxima b. Gracias al análisis de viejos datos recogidos por el telescopio espacial Hubble, el astrónomo asegura haber dado con pruebas de que existe un mundo, que podría ser una supertierra o un minineptuno, que tarda 1.907 días en dar una vuelta alrededor de Próxima Centauri. Sus hallazgos fueron publicados esta semana en el encuentro anual de la « American Astronomical Society», celebrado virtualmente por la pandemia de coronavirus.

Descubrimientos en Próxima Centauri

Próxima b fue descubierto en 2016 por el equipo del español Guillem Anglada-Escudé, a través del método de la velocidad radial: éste no se basa en observar directamente los planetas ni en detectar los tránsitos, las bajadas de brillo que provocan los planetas al pasar por delante de sus estrellas, sino en estudiar el efecto de su masa sobre el movimiento de las estrellas. Gracias a esto se puede deducir la masa y la distancia a la que está el planeta de su estrella, pero se vuelve necesario hacer más observaciones para afinar los parámetros y confirmar los hallazgos.

Método de detección de la velocidad radial: El movimiento circular de la estrella permite estimar la masa del exoplaneta. Cuando la estrella se acerca, en relación con la Tierra, su radiación se desplaza hacia el azul, y cuando se aleja, hacia el rojo. Ese desplazamiento permite medir su velocidad y deducir cómo es el planeta

Como ya hemos dicho al principio del artículo, hace unos días un estudio dirigido por astrónomos del observatorio de Ginebra (Suiza) confirmaba la existencia de Próxima b y mejoraba las estimaciones sobre su masa. Pero además de eso, estos científicos sugerían la existencia de un nuevo planeta en Próxima Centauri. Aunque Próxima b está muy cerca de su estrella, siete veces más cerca de ella que Mercurio del Sol, los astrónomos encontraron indicios de que podría haber otro pequeño mundo situado todavía más cerca. Podría ser que aparte de Próxima b hubiera un mundo todavía más interior.

Un posible nuevo planeta: Próxima c

La historia no acaba aquí. A principios de este año el equipo de Mario Damasso, del Instituto Nacional de Astrofísica (INAF), en Italia, propuso la existencia de Próxima c, otro planeta situado en la órbita de Próxima Centauri pero mucho más lejos que Próxima b. A través de la técnica de la velocidad radial, Damasso y colegas concluyeron que este exoplaneta está a una distancia un 50% mayor a la que está la Tierra del Sol y que tiene entre cuatro y ocho masas terrestres.

Estos días, la investigación impulsada por Fritz Benedict, astrónomo del Observatorio McDonald, ha venido a apoyar con nuevos resultados lo propuesto por Damasso, a la vez que ha afinado sus estimaciones.

«El tema está candente», ha asegurado Ignasi Ribas, investigador del Instituto de Ciencias del Espacio (ICE-CSIC). Según ha explicado, el estudio de Benedict es la confirmación del hallazgo de Damasso medienta astrometría –una técnica que mide con precisión la posición de las estrellas–, lo cual es muy interesante». Sin embargo, comenta que ésta no ha sido la única confirmación: una investigación dirigida por Raffaele Gratton, astrónomo en el observatorio de Padua (Italia), publicaba en abril los resultados de una detección tentativa por imagen directa lograda con el instrumento SPHERE, del Very Large Telescope, del Observatorio Europeo Austral (ESO), en Chile.

La confirmación de Fritz Benedict ha llegado porque decidió recuperar unos datos con los que ya trabajó hace décadas. Fueron recogidos por el telescopio espacial Hubble, en los años noventa, y tienen registrada la posición de Próxima Centauri. Así, gracias a la astrometría, Benedict ha localizado señales de la presencia de un planeta con un periodo de 1.907 días, lo que coincide con las estimaciones de Damasso. Según sus cálculos, Próxima c tiene alrededor de siete masas terrestres.

¿Hay varios planetas en Próxima Centauri?
¿Significa todo esto que se puede afirmar que hay un sistema solar con varios planetas en Próxima Centauri? Según ha explicado a ABC Fritz Benedict, para confirmar la existencia de Próxima c será necesario esperar a nuevas observaciones, incluyendo las de imagen directa realizadas por instrumentos como SPHERE, para lo que ha comentado que habrá que esperar a que pase la pandemia de COVID-19 y a que «Próxima Centauri salga de detrás del Sol» (en realidad será el Sol el que se mueva).

Benedict también ha destacado la contribución que podría tener la misión europea Gaia, que podría mejorar 50 veces la resolución de sus resultados de astrometría conseguidos con el Hubble, y que podría detectar tanto las perturbaciones causadas por Próxima b como por Próxima c en Próxima Centauri.

Además de eso, el astrónomo ha afirmado que este posible planeta será un blanco muy importante para la próxima generación de telescopios espaciales (como WFIRST), así como los telescopios gigantes terrestres, que podrá usar técnicas de imagen directa para estudiar las atmósferas de estos exoplanetas, con lo importante que eso es para estudiar cómo son y si podrían albergar vida.

Fuentes: ABC

30 de abril de 2020

Un telescopio de ESO ve la danza de una estrella alrededor de un agujero negro supermasivo, dando la razón a Einstein


Representación artística de la precesión de Schwarzschild
Observaciones realizadas con el Very Large Telescope (VLT) de ESO han revelado, por primera vez, que una estrella que orbita el agujero negro supermasivo que hay en el centro de la Vía Láctea, se mueve tal y como lo predijo la teoría general de la relatividad de Einstein. Su órbita tiene forma de rosetón (y no de elipse, como predijo la teoría de la gravedad de Newton). Este efecto, conocido como precesión Schwarzschild, no se había medido nunca antes en una estrella alrededor de un agujero negro supermasivo. Esta representación artística ilustra la precesión de la órbita de la estrella, exagerando su efecto para una visualización más fácil.

Crédito:ESO/L. Calçada


La Relatividad General de Einstein predice que las órbitas enlazadas de un objeto alrededor de otro no están cerradas, como en la Gravedad Newtoniana, sino que tienen un movimiento de precesión hacia adelante en el plano de movimiento. Este famoso efecto —visto por primera vez en la órbita del planeta Mercurio alrededor del Sol— fue la primera evidencia a favor de la Relatividad General. Cien años después, hemos detectado el mismo efecto en el movimiento de una estrella que orbita la fuente de radio compacta Sagitario A*, en el centro de la Vía Láctea. Este avance observacional fortalece la evidencia de que Sagitario A* debe ser un agujero negro supermasivo de cuatro millones de veces la masa del Sol”, afirma Reinhard Genzel, Director del Instituto Max Planck de Física Extraterrestre (MPE), en Garching (Alemania) y artífice del programa de 30 años de duración que ha llevado a este resultado.

Situado a 26.000 años luz del Sol, Sagitario A* y el denso cúmulo de estrellas que hay a su alrededor, proporcionan un laboratorio único para poner a prueba la física en un régimen de gravedad extremo e inexplorado. Una de estas estrellas, S2, se precipita hacia el agujero negro supermasivo desde una distancia de menos de 20.000 millones de kilómetros (120 veces la distancia entre el Sol y la Tierra), lo que la convierte en una de las estrellas más cercanas que se han encontrado en órbita alrededor del gigante masivo. En su aproximación más cercana al agujero negro, S2 atraviesa el espacio a casi el tres por ciento de la velocidad de la luz, completando una órbita una vez cada 16 años. “Tras seguir a la estrella en su órbita durante más de dos décadas y media, nuestras exquisitas mediciones detectan, de manera robusta, la precesión Schwarzschild de S2 en su camino alrededor de Sagitario A*”, declara Stefan Gillessen, quien lideró el análisis de las mediciones publicadas hoy en la revista Astronomy & Astrophysics.

La mayoría de las estrellas y planetas tienen una órbita no circular y, por lo tanto, se acercan y se alejan del objeto alrededor del cual giran. La órbita de S2 tiene un movimiento de precesión, lo que significa que la ubicación de su punto más cercano al agujero negro supermasivo cambia con cada giro, de modo que la siguiente órbita gira con respecto a la anterior, creando una forma de rosetón. La Relatividad General proporciona una predicción precisa de cuánto cambia su órbita y las últimas mediciones de esta investigación coinciden exactamente con la teoría. Este efecto, conocido como precesión Schwarzschild, no se había medido nunca antes en una estrella alrededor de un agujero negro supermasivo.

El estudio realizado con el VLT de ESO también ayuda a los científicos a saber más sobre los alrededores del agujero negro supermasivo del centro de nuestra galaxia. En palabras de Guy Perrin y Karine Perraut, científicos franceses del proyecto, “Debido a que las mediciones de S2 se ajustan tan bien a la Relatividad General, podemos establecer límites estrictos sobre la cantidad de material invisible (como materia oscura distribuida o posibles agujeros negros más pequeños) que hay alrededor de Sagitario A*. Esto resulta muy interesante para entender la formación y evolución de los agujeros negros supermasivos”.

Este resultado es la culminación de 27 años de observaciones de la estrella S2 utilizando, durante la mayor parte de este tiempo, una flota de instrumentos instalados en el VLT de ESO, ubicado en el desierto de Atacama, en Chile. El número de puntos de datos que marcan la posición y la velocidad de la estrella atestigua la minuciosidad y precisión de esta nueva investigación: el equipo realizó más de 330 mediciones en total utilizando los instrumentos GRAVITY, SINFONI y NACO. Dado que S2 tarda años en orbitar el agujero negro supermasivo, fue crucial seguir a la estrella durante casi tres décadas con el fin de desentrañar las complejidades de su movimiento orbital.

La investigación fue realizada por un equipo internacional liderado por Frank Eisenhauer, del MPE, con colaboradores de Francia, Portugal, Alemania y ESO. El equipo conforma la colaboración GRAVITY, que lleva el nombre del instrumento que desarrollaron para el Interferómetro VLT, que combina la luz de los cuatro telescopios VLT de 8 metros formando un súpertelescopio (con una resolución equivalente a la de un telescopio de 130 metros de diámetro). El mismo equipo dio a conocer, en 2018, otro efecto predicho por la Relatividad General: vieron la luz recibida de S2 estirándose a longitudes de onda más largas a medida que la estrella pasaba cerca de Sagitario A*. “Nuestro resultado anterior ha demostrado que la luz emitida por la estrella experimenta la Relatividad General. Ahora hemos demostrado que la propia estrella sufre los efectos de la Relatividad General”, afirma Paulo García, investigador del Centro de Astrofísica y Gravitación de Portugal y uno de los científicos principales del proyecto GRAVITY.

Con el próximo telescopio de ESO, el Extremely Large Telescope, el equipo cree que serían capaces de ver muchas estrellas más débiles orbitando aún más cerca del agujero negro supermasivo. “Si tenemos suerte, podríamos captar estrellas lo suficientemente cerca como para que realmente sientan la rotación, el giro, del agujero negro”, declara Andreas Eckart, de la Universidad de Colonia, otro de los científicos principales del proyecto. Esto significaría que los astrónomos serían capaces de medir las dos cantidades, el giro y la masa, que caracterizan a Sagitario A* y definen el espacio y el tiempo a su alrededor. “Eso sería de nuevo un nivel completamente diferente de probar la relatividad”, concluye Eckart.


Órbitas de las estrellas alrededor del agujero negro del centro de la Vía Láctea


Esta simulación muestra las órbitas de las estrellas muy cerca del agujero negro supermasivo en el centro de la Vía Láctea. Una de estas estrellas, llamada S2, orbita cada 16 años y, en mayo de 2018, pasaba muy cerca del agujero negro. Es un laboratorio perfecto para probar la física de la gravedad y, específicamente, la teoría de la relatividad general de Einstein.

Crédito:ESO/L. Calçada/spaceengine.org


Visión de amplio campo del Centro de la Vía Láctea




































La vista del amplio campo de luz visible muestra ricas nubes de estrellas en la constelación de Sagitario (el Arquero) en la dirección del centro de nuestra galaxia, la Vía Láctea. La imagen completa está llena de un vasto número de estrellas, pero muchas más permanecen escondidas tras las nubes de polvo y sólo son reveladas en imágenes infrarrojas como la panorámica de VISTA. Esta visión fue creada a partir de fotografías en luz roja y azul, y forman parte del Digitized Sky Survey 2. El campo de visión es de aproximadamente 3,5 grados por 3,6 grados.

Crédito: ESO and Digitized Sky Survey 2. Acknowledgment: Davide De Martin and S. Guisard (www.eso.org/~sguisard)


Sagitario A* en la constelación de Sagitario


Este mapa muestra la ubicación del campo de visión dentro del cual reside Sagitario A* — el hogar del agujero negro está marcado con un círculo rojo dentro de la constelación de Sagitario (el Arquero). Este mapa muestra la mayoría de las estrellas visibles a simple vista bajo buenas condiciones.

Crédito: ESO, IAU and Sky & Telescope
















Fuentes: ESO

El encuentro entre la Nebulosa de la Langosta y la Nebulosa Pata de Gato






 Los astrónomos han estudiado durante mucho tiempo las brillantes nubes cósmicas de gas y polvo catalogadas como NGC 6334 y NGC 6357. Esta gigantesca nueva imagen, obtenida por el VST (Very Large Telescope Survey Telescope) es la más reciente. Con unos 2.000 millones de píxeles, es una de las imágenes más grandes jamás dadas a conocer por ESO. Las sugerentes formas de las nubes han dado lugar a sus nombres, fáciles de recordar: la nebulosa Pata de Gato y la nebulosa de la Langosta, respectivamente.

NGC 6334 está situada a unos 5.500 años luz de la Tierra, mientras que NGC 6357 está más lejos, a una distancia de unos 8.000 años luz. Ambas están en la constelación de Escorpio, cerca del extremo de la cola puntiaguda.

El primero en ver huellas de estos dos objetos fue el científico británico John Herschel quien, en noches consecutivas de junio de 1837, los divisó durante su expedición de tres años hasta el cabo de buena esperanza en África del sur. En aquellos tiempos, la limitada potencia de los telescopios con los que contaba Herschel, que observaba visualmente, sólo le permitió documentar los “dedos” más brillante de la nebulosa de la Pata de Gato. Tuvieron que pasar muchas décadas para que las verdaderas formas de las nebulosas se revelaran a través de fotografías y se acuñaran sus populares nombres.

Los tres dedos visibles con telescopios modernos, así como las regiones similares a pinzas en la cercana nebulosa de la Langosta, son en realidad regiones de gas (principalmente hidrógeno), excitado por la luz de brillantes estrellas recién nacidas. Con masas de alrededor de diez veces la del Sol, estas estrellas calientes irradian una intensa luz ultravioleta. Cuando esta luz se cruza con los átomos de hidrógeno que permanecen en el vivero estelar que produce las estrellas, los átomos se ionizan. Como resultado, estos enormes objetos en forma de nube que brillan con la luz proveniente de los átomos de hidrógeno (y de otros elementos) se conocen como nebulosas de emisión.

Gracias a la potencia de la cámara OmegaCAM, de 256 megapíxeles, esta nueva imagen del VST (VLT Survey Telescope) revela ondulantes zarcillos de polvo que oscurecen la luz a lo largo de las dos nebulosas. Con un tamaño de 49.511 x 39.136 píxeles, esta es una de las imágenes más grandes jamás publicadas por ESO.

OmegaCAM es la sucesora de la célebre WFI (Wide Field Imager) de ESO, instalada en el Telescopio MPG/ESO de 2,2 metros, en La Silla. La WFI fue utilizada para fotografiar la nebulosa de la Pata de Gato en 2010, también en luz visible, pero con un filtro que permite ver de forma más clara el brillo del hidrógeno. Mientras tanto, el Very Large Telescope de ESO, ha echado un profundo vistazo a la nebulosa de la Langosta, capturando las numerosas estrellas calientes y brillantes que influyen en el color y la forma del objeto.

Pese a los instrumentos de última generación utilizados para observar estos fenómenos, el polvo de estas nebulosas es tan espeso que gran parte de su contenido permanece oculto. La nebulosa Pata de Gato es uno de los viveros estelares más activos del cielo nocturno, y alimenta a miles de jóvenes estrellas calientes cuya luz visible no puede llegar hasta nosotros. Sin embargo, al observar en longitudes de onda infrarrojas, telescopios como VISTA, de ESO, pueden mirar a través del polvo y revelar la actividad de formación estelar que tiene lugar en su interior.

Ver nebulosas en diferentes longitudes de onda (colores) de la luz da lugar a diferentes comparaciones visuales por parte de observadores humanos. Al verla, por ejemplo, en luz infrarroja (una longitud de onda más larga), una parte de NGC 6357 se asemeja a una paloma y la otra una calavera; por tanto, ha adquirido el nombre adicional de nebulosa Guerra y Paz.

Detalles de la imagen de las nebulosas Pata de Gato y Langosta obtenida por el VST



Este montaje muestra algunos de los aspectos más destacados de una imagen espectacular del VST (telescopio de rastreo del VLT) que muestra a la nebulosa Pata de Gato (NGC 6334) y a la nebulosa Langosta (NGC 6357). Estos impactantes objetos son regiones activas de formación estelar donde las estrellas jóvenes calientes hacen que el gas de hidrógeno circundante brille en intensos y característicos tonos rojos. El rico campo de visión del cielo también incluye nubes oscuras de polvo.

Crédito:ES

Las regiones de formación estelar NGC 6334 y NGC 6357 en la constelación de Escorpio


Este mapa de la brillante constelación de Escorpio (el escorpión) muestra las estrellas que pueden verse a simple vista en una noche despejada y oscura. Cubre una parte rica del cielo que alberga muchos cúmulos de estrellas, brillantes nubes de gas y nubes oscuras de polvo. Se marcan con círculos rojos dos regiones de formación estelar: NGC 6334 (la nebulosa Pata de Gato) y NGC 6357 (la nebulosa Langosta). Aunque estas nubes aparecen espectaculares en estas imágenes, son muy débiles y difíciles de ver visualmente, incluso con un telescopio grande.

Crédito:ESO/IAU and Sky & Telescope


Fuente: ESO

17 de abril de 2020

Anatomía de una gaviota cósmica










Tenue y colorida, esta fascinante colección de objetos se conoce como la nebulosa de la Gaviota, llamada así por su parecido con una gaviota en pleno vuelo. Compuesta de polvo, hidrógeno, helio y trazas de elementos más pesados, esta región es la cuna caliente y energética de nuevas estrellas. El nivel de detalle captado en esta imagen por el VLT Survey Telescope (VST) de ESO, revela los objetos astronómicos individuales que componen el ave celeste, así como las características más finas de su interior. Actualmente, el VST es uno de los telescopios de rastreo más grandes del mundo para observar el cielo en luz visible.

El VST de ESO capta una gaviota celeste en pleno vuelo

Los componentes principales de la Gaviota son tres grandes nubes de gas, siendo la más destacada Sharpless 2-296, que forma las "alas". Con una extensión de unos 100 años luz de un extremo del ala a otra, Sh2-296 está formada por brillante material y carriles de polvo oscuro en medio de brillantes estrellas. Es un bello ejemplo de una nebulosa de emisión, en este caso una región HII, lo cual indica la formación activa de estrellas, que se puede ver adornando esta imagen.

La radiación que emana de estas estrellas jóvenes es la que otorga a las nubes sus fantásticos colores y las hace tan llamativas, ya que ioniza el gas que las rodea, haciendo que brille. Esta radiación también es el principal factor que determina la forma de las nubes, ejerciendo presión sobre la materia del entorno y esculpiendo la caprichosa morfología que vemos. Puesto que cada nebulosa tiene una distribución única de estrellas y puede, como ésta, ser una composición de varias nubes, el resultado es que tienen una gran variedad de formas, disparando la imaginación de los astrónomos y evocando comparaciones con animales u objetos familiares.



Este mapa muestra la ubicación de la cabeza de la Nebulosa de La Gaviota (en un círculo rojo) en la constelación de Monoceros (El Unicornio), no lejos de la estrella más brillante del cielo, Sirius. Esta región de formación estelar es parte de la Nebulosa de La Gaviota (IC 2177), de mayor tamaño, y se extiende hacia la frontera de su vecino Canis Major (El Can Mayor).

Casualmente, esta nebulosa se encuentra cerca en el cielo de la Nebulosa del Casco de Thor (NGC 2359, marcada con un círculo naranja y con el logo ESO 50). Este inusual objeto fue el ganador del recientemente celebrado concurso de ESO “Elige qué observará el VLT” (ann12060).

Crédito:ESO, IAU and Sky & Telescope

Esta diversidad de formas se ejemplifica con el contraste entre Sh2-296 y Sh2-292. Esta última, que se encuentra justo debajo de las "alas", es una nube más compacta que forma la "cabeza" de la gaviota. Su característica más prominente es una estrella enorme, muy luminosa, llamada HD 53367 que es 20 veces más masiva que el Sol, y que vemos como el “ojo” de la gaviota. Sh2-292 es una nebulosa tanto de emisión como de reflexión; gran parte de su luz es emitida por el gas ionizado que rodea a sus estrellas nacientes, pero también se refleja una cantidad significativa de luz por parte de estrellas que están fuera de ella.

Las franjas oscuras que interrumpen la homogeneidad de las nubes y que les dan textura son carriles de polvo, caminos de material mucho más denso que esconden algunos de los gases luminosos tras ellos. Las nebulosas como esta tienen densidades de unos cientos de átomos por centímetro cúbico, mucho menos que los mejores vacíos artificiales que se obtienen en la Tierra. Sin embargo, las nebulosas son todavía mucho más densas que el gas que hay fuera de ellas, que tiene una densidad media de alrededor de 1 átomo por centímetro cúbico.

La Gaviota se encuentra en la frontera entre las constelaciones de Canis Major (el gran perro) y Monoceros (el unicornio), a una distancia de unos 3700 años luz, en un brazo de la Vía Láctea. Las galaxias espirales pueden contener miles de estas nubes y casi todas se concentran a lo largo de sus brazos curvados.

Esta visión de amplio campo capta la evocadora y colorida región de formación estelar de la Nebulosa de La Gaviota, IC 2177, en los límites de las constelaciones de Monoceros (El Unicornio) y Canis Major (El Can Mayor). Esta imagen fue creada a partir de imágenes que forman parte del sondeo Digitized Sky Survey 2.

Crédito: ESO/Digitized Sky Survey 2. Acknowledgement: Davide De Martin



Este vídeo panorámico explora la colorida y tenue Sharpless 2-296. Esta nebulosa forma las "alas" de un área del cielo conocida como la nebulosa de la Gaviota (llamada así por su parecido con una gaviota en pleno vuelo). Este pájaro celeste contiene una fascinante mezcla de objetos astronómicos interesantes. Resplandecientes nubes se mezclan con oscuros carriles de polvo y estrellas brillantes. La nebulosa de la Gaviota (compuesta de polvo, hidrógeno, helio y trazas de elementos más pesados), es la cuna caliente y energética de nuevas estrellas.

Crédito: ESO, Nick Risinger (skysurvey.org). Music: Astral Electronic.


Varias nubes más pequeñas también se cuentan como parte de la nebulosa de la Gaviota, como Sh2-297, que es un pequeño añadido nudoso en la punta de "ala” superior de la gaviota, Sh2-292 y Sh2-295. Estos objetos se incluyen en el Catálogo Sharpless, una lista de más de 300 nubes de gas resplandeciente compilada por el astrónomo estadounidense Stewart Sharpless.

Esta imagen fue tomada con el telescopio VST (VLT Survey Telescope), actualmente uno de los telescopios de rastreo más grandes del mundo para estudiar el cielo en luz visible. El VST está diseñado para fotografiar grandes áreas del cielo de forma rápida y profunda.

¿Puedes encontrar la gaviota en esta foto? Retamos a nuestros lectores a dejar libre su imaginación y a dibujar el pájaro en la foto tal y como lo vean. Comparte tus fotos con el contorno del pájaro usando el hashtag #SpotTheSeagull.

Fuentes: ESO

19 de enero de 2020

Los astrónomos revelan el hilo interestelar de uno de los componentes básicos de la vida


ALMA y Rosetta trazan el viaje del fósforo
El fósforo, presente en nuestro ADN y en las membranas celulares, es un elemento esencial para la vida tal como la conocemos. Pero cómo llegó a la Tierra primitiva es un misterio. Los astrónomos ahora han trazado el viaje del fósforo desde las regiones formadoras de estrellas hasta los cometas utilizando los poderes combinados de ALMA y la sonda Rosetta de la Agencia Espacial Europea. Su investigación muestra, por primera vez, dónde se forman las moléculas que contienen fósforo, cómo se transporta este elemento en los cometas y cómo una molécula particular puede haber jugado un papel crucial en el comienzo de la vida en nuestro planeta.


"La vida apareció en la Tierra hace unos 4 mil millones de años, pero aún no conocemos los procesos que la hicieron posible " , dice Víctor Rivilla, autor principal de un nuevo estudio publicado hoy en la revista Monthly Notices of the Royal Astronomical Society . Los nuevos resultados del Atacama Large Millimeter / Submillimeter Array (ALMA), en el que el European Southern Observatory (ESO) es socio, y del instrumento ROSINA a bordo de Rosetta , muestran que el monóxido de fósforo es una pieza clave en el origen de -vida rompecabezas.

Con el poder de ALMA, que permitió una mirada detallada a la región de formación estelar AFGL 5142, los astrónomos pudieron determinar dónde se forman las moléculas que contienen fósforo, como el monóxido de fósforo. Nuevas estrellas y sistemas planetarios surgen en regiones similares a nubes de gas y polvo entre estrellas, haciendo de estas nubes interestelares los lugares ideales para comenzar la búsqueda de los bloques de construcción de la vida.


Esta imagen de ALMA muestra una vista detallada de la región de formación estelar AFGL 5142. Una estrella brillante y masiva en su infancia es visible en el centro de la imagen. Los flujos de gas de esta estrella han abierto una cavidad en la región, y es en las paredes de esta cavidad (que se muestra en color), donde se forman las moléculas que contienen fósforo como el monóxido de fósforo. Los diferentes colores representan material que se mueve a diferentes velocidades.

Crédito:


ALMA (ESO / NAOJ / NRAO), Rivilla et al.




Vista de Rosetta del cometa 67P / Churyumov – Gerasimenko


Mosaico del cometa 67P / Churyumov – Gerasimenko, creado usando imágenes tomadas el 10 de septiembre de 2014 cuando la nave espacial Rosetta de la ESA estaba a 27.8 km del cometa.

Crédito:


ESA / Rosetta / NAVCAM,
CC BY-SA 3.0 IGO






Las observaciones de ALMA mostraron que las moléculas que contienen fósforo se crean a medida que se forman estrellas masivas. Los flujos de gas de estrellas masivas jóvenes abren cavidades en las nubes interestelares. Las moléculas que contienen fósforo se forman en las paredes de la cavidad, a través de la acción combinada de los choques y la radiación de la estrella infantil. Los astrónomos también han demostrado que el monóxido de fósforo es la molécula que contiene fósforo más abundante en las paredes de la cavidad.

Después de buscar esta molécula en regiones de formación estelar con ALMA, el equipo europeo pasó a un objeto del Sistema Solar: el ahora famoso cometa 67P / Churyumov – Gerasimenko . La idea era seguir el rastro de estos compuestos que contienen fósforo. Si las paredes de la cavidad colapsan para formar una estrella, particularmente una menos masiva como el Sol, el monóxido de fósforo puede congelarse y quedar atrapado en los granos de polvo helado que quedan alrededor de la nueva estrella. Incluso antes de que la estrella esté completamente formada, esos granos de polvo se unen para formar guijarros, rocas y, en última instancia, cometas, que se convierten en transportadores de monóxido de fósforo.

ROSINA, que significa espectrómetro de órbita Rosetta para análisis de iones y neutros, recopiló datos de 67P durante dos años mientras Rosetta orbitaba el cometa. Los astrónomos habían encontrado indicios de fósforo en los datos de ROSINA antes, pero no sabían qué molécula lo había llevado allí. Kathrin Altwegg, investigadora principal de Rosina y autora del nuevo estudio, obtuvo una pista sobre lo que podría ser esta molécula después de que un astrónomo se acercó en una conferencia estudiando regiones de formación estelar con ALMA: " Ella dijo que el monóxido de fósforo sería un candidato muy probable, así que volví a nuestros datos y ¡allí estaba! "



Ubicación de AFGL 5142 en la constelación de Auriga


Este gráfico muestra la ubicación de la región de formación estelar AFGL 5142, observada recientemente con ALMA, en la constelación de Auriga. El mapa muestra la mayoría de las estrellas visibles a simple vista en buenas condiciones, y el propio AFGL 5142 se resalta con un círculo rojo en la imagen.

Crédito:


ESO, IAU y Sky & Telescope





Vista de campo amplio de la región del cielo donde se encuentra AFGL 5142


Esta vista de campo amplio muestra la región del cielo, en la constelación de Auriga, donde se encuentra la región de formación estelar AFGL 5142. Esta vista se creó a partir de imágenes que forman parte de Digitized Sky Survey 2.

Crédito:


ESO / Digital Sky Survey 2. Reconocimiento: Davide De Martin


Este primer avistamiento de monóxido de fósforo en un cometa ayuda a los astrónomos a establecer una conexión entre las regiones formadoras de estrellas, donde se crea la molécula, hasta la Tierra.

" La combinación de los datos de ALMA y ROSINA ha revelado una especie de hilo químico durante todo el proceso de formación de estrellas, en el que el monóxido de fósforo desempeña el papel dominante " , dice Rivilla, investigador del Observatorio Astrofísico Arcetri de INAF, Italia. Instituto Nacional de Astrofísica.

" El fósforo es esencial para la vida tal como la conocemos " , agrega Altwegg. " Como los cometas probablemente entregaron grandes cantidades de compuestos orgánicos a la Tierra, el monóxido de fósforo encontrado en el cometa 67P puede fortalecer el vínculo entre los cometas y la vida en la Tierra ".

Este intrigante viaje podría documentarse debido a los esfuerzos de colaboración entre los astrónomos. " La detección del monóxido de fósforo fue claramente gracias a un intercambio interdisciplinario entre los telescopios en la Tierra y los instrumentos en el espacio ", dice Altwegg.



Este video comienza mostrando una vista de campo amplio de una región del cielo en la constelación de Auriga. Luego se acerca para mostrar la región de formación estelar AFGL 5142, observada recientemente con ALMA.

Crédito: ALMA (ESO / NAOJ / NRAO), Rivilla et al .; Mario Weigand, www.SkyTrip.de ; ESO / Digitized Sky Survey 2; Nick Risinger ( skysurvey.org ). Música: Electrónica Astral

Leonardo Testi, astrónomo de ESO y gerente de operaciones europeas de ALMA, concluye: “ Comprender nuestros orígenes cósmicos, incluido cuán comunes son las condiciones químicas favorables para el surgimiento de la vida, es un tema importante de la astrofísica moderna. Mientras ESO y ALMA se enfocan en las observaciones de moléculas en sistemas planetarios jóvenes distantes, la exploración directa del inventario químico dentro de nuestro Sistema Solar es posible gracias a misiones de la ESA, como Rosetta. La sinergia entre las instalaciones terrestres y espaciales líderes en el mundo, a través de la colaboración entre ESO y ESA, es un activo poderoso para los investigadores europeos y permite descubrimientos transformadores como el que se informa en este documento. "

Fuentes: ESO

11 de septiembre de 2019

Astrónomos observan un anillo repleto de estrellas recién formadas en la galaxia Messier 95



NGC 3351, también conocida como Messier 95, fue descubierta en 1781 por Pierre Méchain, un astrónomo y geógrafo francés que trabajó junto con Charles Messier. NGC 3351 es un tipo de galaxia conocida como galaxia espiral barrada y se encuentra en la constelación de Leo.

Nuevas observaciones de este objeto han mostrado una regeneración estelar en acción. La retroalimentación estelar es el proceso de redistribución de energía en el medio interestelar (el espacio entre las estrellas) dentro de las galaxias con formación estelar.

En esta galaxia en particular, la formación de estrellas, que está teniendo lugar en el anillo que rodea al núcleo de la galaxia, tiene un ritmo tan violento que pueden verse enormes burbujas de gas caliente siendo expulsadas. Este gas eyectado contribuye entonces (tanto positiva como negativamente) al proceso de formación de estrellas en la galaxia.

Fuentes: ESO/ R. Leaman/ D. Gadotti/ K. Sandstrom/ D. Calzetti

9 de agosto de 2019

Las impresionantes alas de la Nebulosa de la Gaviota



Tenue y colorida, esta fascinante colección de objetos se conoce como la nebulosa de la Gaviota, llamada así por su parecido con una gaviota en pleno vuelo. Compuesta de polvo, hidrógeno, helio y trazas de elementos más pesados, esta región es la cuna caliente y energética de nuevas estrellas. El nivel de detalle captado en esta imagen por el VLT Survey Telescope (VST) de ESO, revela los objetos astronómicos individuales que componen el ave celeste, así como las características más finas de su interior. Actualmente, el VST es uno de los telescopios de rastreo más grandes del mundo para observar el cielo en luz visible.

Los componentes principales de la Gaviota son tres grandes nubes de gas, siendo la más destacada Sharpless 2-296, que forma las “alas”. Con una extensión de unos 100 años luz de un extremo del ala a otra, Sh2-296 está formada por brillante material y carriles de polvo oscuro en medio de brillantes estrellas. Es un bello ejemplo de una nebulosa de emisión, en este caso una región HII, lo cual indica la formación activa de estrellas, que se puede ver adornando esta imagen.

La radiación que emana de estas estrellas jóvenes es la que otorga a las nubes sus fantásticos colores y las hace tan llamativas, ya que ioniza el gas que las rodea, haciendo que brille. Esta radiación también es el principal factor que determina la forma de las nubes, ejerciendo presión sobre la materia del entorno y esculpiendo la caprichosa morfología que vemos. Puesto que cada nebulosa tiene una distribución única de estrellas y puede, como ésta, ser una composición de varias nubes, el resultado es que tienen una gran variedad de formas, disparando la imaginación de los astrónomos y evocando comparaciones con animales u objetos familiares.

Esta diversidad de formas se ejemplifica con el contraste entre Sh2-296 y Sh2-292. Esta última, que se encuentra justo debajo de las “alas”, es una nube más compacta que forma la “cabeza” de la gaviota. Su característica más prominente es una estrella enorme, muy luminosa, llamada HD 53367 que es 20 veces más masiva que el Sol, y que vemos como el “ojo” de la gaviota. Sh2-292 es una nebulosa tanto de emisión como de reflexión; gran parte de su luz es emitida por el gas ionizado que rodea a sus estrellas nacientes, pero también se refleja una cantidad significativa de luz por parte de estrellas que están fuera de ella.

Imagen de campo amplio de la Nebulosa de la Gaviota. Crédito: ESO/Digitized Sky Survey.

Las franjas oscuras que interrumpen la homogeneidad de las nubes y que les dan textura son carriles de polvo, caminos de material mucho más denso que esconden algunos de los gases luminosos tras ellos. Las nebulosas como esta tienen densidades de unos cientos de átomos por centímetro cúbico, mucho menos que los mejores vacíos artificiales que se obtienen en la Tierra. Sin embargo, las nebulosas son todavía mucho más densas que el gas que hay fuera de ellas, que tiene una densidad media de alrededor de 1 átomo por centímetro cúbico.

La Gaviota se encuentra en la frontera entre las constelaciones de Canis Major (el gran perro) y Monoceros (el unicornio), a una distancia de unos 3700 años luz, en un brazo de la Vía Láctea. Las galaxias espirales pueden contener miles de estas nubes y casi todas se concentran a lo largo de sus brazos curvados.

Varias nubes más pequeñas también se cuentan como parte de la nebulosa de la Gaviota, como Sh2-297, que es un pequeño añadido nudoso en la punta de “ala” superior de la gaviota, Sh2-292 y Sh2-295. Estos objetos se incluyen en el Catálogo Sharpless, una lista de más de 300 nubes de gas resplandeciente compilada por el astrónomo estadounidense Stewart Sharpless.

Fuente: https://www.eso.org/

30 de abril de 2019

La gran diversidad de guarderías estelares en galaxias cercanas



Messier 100 es una de las 74 galaxias cercanas cuyas guarderías estelares han sido recientemente observadas por ALMA (Atacama Large Millimeter/submillimeter Array) en un censo astronómico llamado PHANGS (Physics at High Angular resolution in Nearby GalaxieS, física a gran resolución angular en galaxias cercanas). Hasta ahora, se han obtenido imágenes de unas 100.000 de estas guarderías estelares, utilizando más de 750 horas de observación. La extraordinaria sensibilidad de ALMA proporciona datos con una resolución lo suficientemente alta como para poder estudiar en detalle estas regiones, mostrando que algunas están produciendo estrellas frenéticamente, mientras que otras evolucionan de forma más gradual.

Esta anticipada diversidad en el proceso de cómo se forman las estrellas es la motivación que hay tras este enorme esfuerzo. Durante mucho tiempo ha habido teorías que pretendían explicar cómo y por qué tienen lugar estas diferencias, algunas relacionadas con las características de la propia galaxia anfitriona —propiedades como tamaño, edad y dinámica interna—, pero la falta de datos de alta resolución había sido un obstáculo para probarlas.

La gran cantidad y variedad de los datos cedidos por PHANGS ya están ayudando a los astrónomos a comprender más, a pesar de que es sólo una tercera parte del censo. El proyecto pretende observar un total de unos 300.000 guarderías estelares y, una vez completo, debería impulsar significativamente nuestra comprensión de cómo influyen las propiedades de la galaxia en la manera en que se forman nuevas estrellas.

Crédito: ALMA (ESO/NAOJ/NRAO); NRAO/AUI/NSF, B. Saxton

Fuente: ESO

1 de abril de 2019

El resplandor estelar en Canis Major



Es imposible no distinguir a la estrella de esta Imagen de la semana de ESO: brillando intensamente en el centro, el masivo sistema estelar múltiple Tau Canis Majoris, el miembro más brillante del cúmulo Tau Canis Majoris (NGC 2362) en la constelación homónima Can Mayor. Aparte de Tau Canis Majoris, el cúmulo está poblado por muchas estrellas jóvenes que llaman menos la atención y que sólo tienen cuatro o cinco millones de años, por lo que todas están comenzando su vida cósmica.

El cúmulo Tau Canis Majoris es un cúmulo abierto, un grupo de estrellas nacidas de la misma nube molecular. Esto significa que todas las habitantes del cúmulo comparten una composición química común y están ligeramente unidas por la gravedad. Haber nacido juntas convierte a este entorno en un laboratorio ideal para probar las teorías de evolución estelar, la cadena de acontecimientos que conduce del nacimiento de una estrella en una nube de gas fría y densa a su desenlace final.

Aunque las estrellas de esta imagen nacieron al mismo tiempo, sus diferentes masas implican que llevarán vidas muy diferentes. Tau Canis Majoris es una de las estrellas más masivas, por lo que pertenece a un tipo de estrella de vida corta, ya que quemará el combustible de su núcleo mucho antes que sus compañeras, más pequeñas, que seguirán brillando durante miles de millones de años.

Fuente: https://www.eso.org/public/

NGC 1788: un murciélago cósmico en pleno vuelo


Escondido en uno de los rincones más oscuros de la constelación de Orión, este murciélago cósmico, a dos mil años luz de distancia, extiende sus nebulosas alas a través del espacio interestelar. A pesar de estar envueltas por nubes opacas de polvo, los brillantes rayos de las estrellas jóvenes de su núcleo iluminan la nebulosa. Demasiado tenue para poder distinguirla a ojo desnudo, en esta imagen, la más detallada hasta la fecha, NGC 1788 revela sus suaves colores al Very Large Telescope de ESO.



El programa Joyas cósmicas de ESO capta las nubes polvorientas del Murciélago Cósmico


El VLT (Very Large Telescope) de ESO, ha captado una etérea nebulosa escondida en los rincones más oscuros de la constelación de Orión (el cazador): NGC 1788, apodada como “el Murciélago Cósmico”. Esta nebulosa de reflexión en forma de murciélago no emite luz, por el contrario, está iluminada por un grupo de jóvenes estrellas que se encuentran en su núcleo, visibles débilmente a través de las nubes de polvo. Los instrumentos científicos han recorrido un largo camino desde que NGC 1788 fue descrita por primera vez y esta imagen, tomada por el VLT, es el retrato más detallado jamás hecho de esta nebulosa.

A pesar de que esta fantasmal nebulosa de Orión parece estar aislada de otros objetos cósmicos, los astrónomos creen que fue formada por potentes vientos estelares procedentes de estrellas masivas más alejadas. Estas corrientes de plasma abrasador provienen de las capas superiores de la atmósfera de una estrella y son lanzadas a velocidades increíbles, dando forma a las nubes que recluyen a las estrellas nacientes del Murciélago Cósmico.

<>El primero en describir NGC 1788 fue el astrónomo germano-británico William Herschel, que la incluyó en un catálogo que más tarde sirvió como base para una de las más importantes colecciones de objetos del cielo profundo, el Nuevo Catálogo General (NGC por sus siglas en inglés). Antes ya se había captado una bonita imagen de esta pequeña y tenue nebulosa por el telescopio MPG/ESO de 2,2 metros, instalado en el Observatorio La Silla de ESO, pero esta escena recién observada deja a la anterior imagen “mordiendo el polvo”. Congelados en pleno vuelo, los minuciosos detalles de las alas polvorientas de este murciélago cósmico se captaron para celebrar el vigésimo aniversario de uno de los instrumentos más versátiles de ESO, FORS2 (FOcal Reducer and low dispersion Spectrograph 2, reductor focal y espectrógrafo de baja dispersión).

El instrumento FORS2 está instalado en Antu, una de las Unidades de Telescopio del VLT de 8,2 metros, en el Observatorio Paranal, y su capacidad para obtener imágenes de grandes áreas del cielo con un nivel de detalle excepcional lo ha convertido en un codiciado miembro de la flota de instrumentos científicos de última tecnología de ESO. Desde su primera luz, hace 20 años, FORS2 se conoce como “la navaja suiza de los instrumentos”. Este apodo proviene de su excepcionalmente amplio conjunto de funciones. La versatilidad de FORS2 se extiende más allá de usos puramente científicos: su capacidad de captar hermosas imágenes de alta calidad como esta, hace que sea una herramienta particularmente útil para la divulgación.

Alrededor de NGC 1788


La delicada nebulosa NGC 1788 está situada en un rincón oscuro, y a menudo ignorado, de la constelación de Orión. Aunque esta nube fantasmal está algo aislada de las estrellas brillantes de Orión, sus fuertes vientos y su luz tienen un fuerte impacto en la nebulosa, forjando su forma y convirtiéndola en hogar de multitud de soles infantiles.

Esta imagen del sondeo DSS2 (Digitized Sky Survey 2 ) cubre un campo de visión de 3 x 2,9 grados y muestra que la nebulosa del Murciélago es parte de una nebulosidad mucho más grande.

Crédito: ESO/Digitized Sky Survey 2. Acknowledgement: Davide de Martin


El murciélago cósmico en la constelación de Orión



Este mapa muestra la ubicación de la nebulosa de reflexión NGC 1788, en la constelación de Orión (el cazador). La mayoría de las estrellas que se muestran pueden distinguirse a simple vista bajo buenas condiciones en una noche despejada, y se indica la región del cielo que se muestra en esta imagen.

Crédito:ESO, IAU and Sky & Telescope


ESOcast 195 Light: Un murciélago cósmico en pleno vuelo
Escondido en uno de los rincones más oscuros de la constelación de Orión, este murciélago cósmico, a dos mil años luz de distancia, extiende sus nebulosas alas a través del espacio interestelar.

A pesar de estar envueltas por nubes opacas de polvo, los brillantes rayos de las estrellas jóvenes de su núcleo iluminan la nebulosa. Demasiado tenue para poder distinguirla a ojo desnudo, en esta imagen, la más detallada hasta la fecha, NGC 1788 revela sus suaves colores al Very Large Telescope de ESO.

Este vídeo está disponible en 4K UHD.

"ESOcast Light" es una serie de vídeos cortos que pretende mostrar las maravillas del Universo en pequeñas piezas. Los episodios de ESOcast Light no reemplazarán a los vídeos estándar y más largos de ESOcasts, pero los complementan con noticias e imágenes actuales de astronomía en los comunicados de prensa de ESO.

Crédito:ESO
Directed by: Nico Bartmann.
Editing: Nico Bartmann.
Web and technical support: Mathias André and Raquel Yumi Shida.
Written by: Sarah Leach & Calum Turner.
Music: tonelabs — The Red North.
Footage and photos: ESO, Digitized Sky Survey 2, N. Risinger (skysurvey.org).
Scientific consultants: Paola Amico & Mariya Lyubenova.
Executive producer: Lars Lindberg Christensen.


Acercándonos al murciélago cósmico
Este vídeo comienza con una amplia vista de la Vía Láctea y termina con un vistazo más de cerca de NGC 1788. Escondido en uno de los rincones más oscuros de la constelación de Orión, este murciélago cósmico, a dos mil años luz de distancia, extiende sus nebulosas alas a través del espacio interestelar.

Crédito: ESO/Digitized Sky Survey 2/N. Risinger (skysurvey.org)/XXX. Music: XXX


Fuente: ESO