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24 de septiembre de 2020

ASTRONOMÍA Y ASTROFÍSICA ¿Biomarcadores en Venus? Cuando el polvo comienza a asentarse


Ilustración del orbitador EnVision, una propuesta de la Agencia Espacial Europea para estudiar Venus. / VR2 Planets (François Civet)

El descubrimiento de fosfano en las nubes de Venus ha disparado las especulaciones sobre su posible origen biológico, pero se necesitan más observaciones para confirmar el hallazgo y conocer su verdadera fuente. Las posibles misiones que se planean al planeta vecino, como EnVision de la Agencia Espacial Europea y DAVINCI+ de la NASA, pueden ayudar a encontrar la respuesta.

La actividad científica es un proceso que incluye mucha reflexión y retroalimentación por parte de diferentes actores. Sobre todo, requiere una crítica exhaustiva de los procesos racionales que conducen a unas conclusiones. Si además se trata de la detección de posible vida fuera de nuestro planeta, debemos ser extraordinariamente cautos.

Este es el caso del equipo internacional que ha presentado una posible detección de un potencial marcador biológico, la fosfina o fosfano, en la atmósfera de Venus. ¿Significa este anuncio que hay vida en este planeta?

Los seres vivos, al menos tal y como los conocemos, están formados de manera mayoritaria por unos pocos elementos químicos: carbono, hidrógeno, oxígeno y nitrógeno. Además, hay cantidades significativas de azufre, magnesio, calcio, sodio, potasio, cloro y fósforo. Otros elementos aparecen como trazas, aunque son igualmente importantes.

El fosfano no es un biomarcador per se, ya que es necesario determinar su abundancia y su interacción con otros compuestos químicos, y se tiene que asociar sin ambigüedad a un proceso biológico 

Así, sin la presencia de fósforo en distintos compuestos y reacciones químicas la vida no sería posible. El fosfano (PH3, un átomo de fósforo y tres de hidrógeno, el más abundante del universo) es una de las moléculas más sencillas que se pueden formar con él. En cualquier caso, el fosfano no es un biomarcador per se, ya que es necesario determinar su abundancia y su interacción con otros compuestos químicos, y se tiene que asociar sin ambigüedad a un proceso biológico.

En la Tierra el fosfano aparece en zonas pantanosas en procesos biológicos producidos por células anaeróbicas (que no utilizan oxígeno para producir energía), pero no conocemos todos los detalles metabólicos del mecanismo de generación. También se ha detectado este compuesto químico en los planetas gigantes del sistema solar e incluso fuera de él, en estrellas, en ambiente en lo que, de manera muy fundamentada, pensamos que no hay vida.

Mediante el uso de radio telescopios situados en Chile y Hawaii (ALMA y James Clerk Maxwell Telescope) una colaboración internacional liderada por la astrofísica Jane Greaves ha detectado en la atmósfera de Venus una significativa cantidad de fosfano, sustancia que bajo las condiciones físico-químicas de su atmósfera debería desaparecer rápidamente.

Este equipo de investigadores ha presentado las evidencias en un análisis muy detallado y con la debida prudencia, pero el impacto mediático ha sido inmediato.

Factores que condicionan los resultados

Pero hay que tener en cuenta varios factores que condicionan los resultados. En primer lugar, la posible detección se ha realizado mediante un análisis muy complejo y solo mediante una transición molecular. En general, solo se admite que se ha detectado un compuesto químico en un medio cuando se verifica su presencia en distintas frecuencias o longitudes de onda.

Como admiten los mismos autores, existe la posibilidad de que este compuesto haya sido producido por procesos geo o fotoquímicos

Por otra parte, la característica espectral que se ha identificado (‘la huella dactilar’ en el espectro de Venus) podría haber sufrido contaminación de otras moléculas, lo que habría provocado una sobrestimación de la abundancia medida.

Por tanto, es indispensable realizar nuevas observaciones en otros rangos del espectro electromagnético para identificar otras ‘huellas dactilares’ del fosfano de manera inequívoca.

Finalmente y tal como admiten los mismos autores, existe la posibilidad de que este compuesto haya sido producido por procesos geo o fotoquímicos.
¿Vida en la atmósfera venusiana?

Como conclusión, se trata de un trabajo pionero que abre una nueva vía de investigación y una extraordinaria posibilidad se avista en el horizonte venusiano: la capacidad de este planeta, por otra parte muy hostil, de mantener actividad biológica en las capas superiores de su atmósfera, en donde las condiciones se asemejan a las que disfrutamos en nuestro planeta.

Parafraseando a Neil Armstrong, un paso adicional para la astrobiología que pudiera convertirse en un gigantesco salto para la humanidad. De llegar a confirmarse este anuncio representaría un verdadero cambio de paradigma.

La ESA está diseñando la nave EnVision que, de aprobarse, llegaría a Venus en 2032, y la NASA también tiene dos propuestas sobre el tablero: DAVINCI+ y VERITAS

¿Cuáles son los siguientes pasos? El método científico nos guía: más y mejores observaciones, verificaciones independientes, diversidad en los análisis y estudio de otras transiciones moleculares.

Durante los próximos meses los distintos observatorios terrestres que disponen de la instrumentación adecuada recibirán numerosos propuestas de observación. Además, las diferentes agencias espaciales es posible que reorienten sus programas de desarrollo de sondas espaciales. La europea, ESA, está diseñando la nave EnVision, un orbitador de reconocimiento que, de aprobarse, llegaría a Venus en 2032.

Por su parte, la americana NASA tiene dos propuestas sobre el tablero: DAVINCI+ y VERITAS. En el primer caso se trata de una sonda que aterrizaría en la superficie y que durante aproximadamente una hora, el tiempo de descenso, estudiaría las distintas capas de su atmósfera.

Impresión artística de DAVINCI+ descendiendo, una de las posibles misiones de la NASA a Venus. / NASA/GSFC

En lo que respecta a España, somos parte integrante de la ESA y por tanto de su programa científico, pero debido a los largos plazos que requieren las misiones espaciales y las limitación administrativas que impone la burocracia española a todos sus organismos públicos de investigación, no se suelen aprovechar completamente las oportunidades de desarrollo tecnológico y científico, con sus correspondientes implicaciones industriales.

Tal vez sea el momento adecuado de plantarse la creación de una verdadera Agencia Espacial Española, de manera análoga a otros países europeos, que verdaderamente coordine todos los esfuerzos en la exploración y virtual explotación del espacio.

Es posible que veamos un cambio de foco en los objetivos del sistema solar, desde los satélites helados de Júpiter (Europa) y Saturno (Encelado) a Venus, mucho más accesible. ¿Y está la supremacía de Marte, el 'hermanastro' de la Tierra, amenazada? Posiblemente no, el planeta rojo sigue siendo la mejor oportunidad para detectar actividad biológica, de existir, pasada o presente.

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons.

30 de julio de 2017

¿Un Motor Universal de la Química Prebiótica en Titán?



La misión internacional Cassini ha detectado por sorpresa una molécula que resulta fundamental en la producción de moléculas orgánicas complejas en la neblinosa atmósfera de Titán.

Esta luna saturniana presenta una densa atmósfera de nitrógeno y metano con una de las químicas más complejas conocidas en el Sistema Solar. Se cree que incluso podría parecerse a la atmósfera de las primeras fases de la Tierra, antes de la formación de oxígeno. Así, Titán puede considerarse un laboratorio a escala planetaria para estudiar e intentar comprender las reacciones químicas que podrían haber dado lugar a la vida en la Tierra y que podrían estar desarrollándose en planetas situados alrededor de otras estrellas.

En la atmósfera superior de Titán, el nitrógeno y el metano se hallan expuestos a la energía del Sol y a las partículas energéticas de la magnetosfera saturniana. Estas fuentes de energía desencadenan reacciones de nitrógeno, hidrógeno y carbono, que originan compuestos prebióticos más complicados.

Estas grandes moléculas descienden hacia la baja atmósfera, formando una densa neblina de aerosoles orgánicos que se cree que podrían llegar a la superficie. No obstante, el proceso según el cual las moléculas simples de la alta atmósfera se transforman en la neblina orgánica compleja a altitudes menores es complicado y difícil de determinar.

Un resultado sorprendente de la misión Cassini ha sido el descubrimiento de un tipo concreto de molécula cargada negativamente en Titán. Los científicos no preveían encontrar estos iones con carga negativa, o ‘aniones’, dado que son altamente reactivos y no deberían durar mucho en la atmósfera de Titán antes de combinarse con otros materiales. Su detección ha dado un vuelco a nuestros conocimientos actuales de la atmósfera de esta luna.

En nuevo estudio publicado en Astrophysical Journal Letters, los científicos identifican algunos de los tipos cargados negativamente como ‘aniones de cadena carbonada’. Se entiende que estas moléculas lineales son los componentes de moléculas más complejas y podrían ser la base de las formas más antiguas de vida en la Tierra.

La compleja atmósfera de Titán. Image Credit: NASA/ESA

Las detecciones se efectuaron con el espectrómetro de plasma de Cassini, denominado CAPS, mientras la misión atravesaba la alta atmósfera de Titán, entre 950 y 1.300 km por encima de la superficie. Cabe destacar que los datos mostraron que las cadenas de carbonos se iban agotando cuanto menor era la distancia a la luna, mientras que los precursores de moléculas de aerosoles mayores iban aumentando rápidamente, lo que sugiere una estrecha relación entre ambos, con las cadenas dando lugar a las moléculas mayores.

“Por primera vez hemos identificado claramente aniones de cadena carbonada en una atmósfera planetaria, iones que consideramos clave a la hora de producir moléculas orgánicas más grandes y complejas, como las grandes partículas que forman la bruma de Titán”, indica Ravi Desai, del University College London y autor principal del estudio.

“Se trata de un proceso conocido en el medio interestelar, pero que ahora hemos visto en un entorno completamente distinto, por lo que podría representar un proceso universal que da lugar moléculas orgánicas complejas”.

“La pregunta es: ¿podría suceder lo mismo en otras atmósferas formadas por nitrógeno y metano, como Plutón o Tritón, o en exoplanetas con propiedades similares?”

“La idea de una proceso universal que dé lugar a los ingredientes para la vida determinaría lo que debemos buscar si queremos encontrar vida en el Universo”, explica Andrew Coates, también del University College London, coautor del estudio y coinvestigador de CAPS.

“Titán constituye un ejemplo local de química exótica y apasionante de la que tenemos mucho que aprender”.

Los 13 años de odisea de Cassini en el sistema saturniano pronto llegarán a su fin, pero misiones futuras como el telescopio espacial James Webb (JWST) y la misión de búsqueda de exoplanetas PLATO de la ESA cuentan con lo necesario para identificar este proceso, no solo en nuestro Sistema Solar sino también más allá. Además, instalaciones terrestres avanzadas como ALMA también serían capaces de llevar a cabo desde la Tierra observaciones de seguimiento de este proceso que se está produciendo en la atmósfera titánica.

“Estos reveladores resultados de Cassini muestran la importancia de rastrear el recorrido desde las especies químicas menores a las mayores, para así comprender cómo se producen las moléculas orgánicas más complejas en atmósferas similares a las de la antigua Tierra”, añade Nicolas Altobelli, científico del proyecto Cassini de la ESA.

“Aunque no hemos detectado vida como tal, encontrar sustancias orgánicas complejas, y no solo en Titán, sino también en cometas y a lo largo del medio interestelar, nos acerca cada vez más al descubrimiento de sus precursores”.

Este gráfico muestra la composición química en la atmósfera de Titán. Image Credit: ESA


12 de enero de 2016

Nueva tabla periódica: cuatro elementos «superpesados» amplían la química

Kosuke Morita, durante la rueda de prensa de presentación de uno de los nuevos elementos, el 113 - EFE
Desde enero, completan la séptima fila de la tabla, pero aún carecen de nombre definitivo
Permitirán comprender mejor la naturaleza de los átomos e investigar nuevas tecnologías

Un mes antes de morir, Oliver Sacks confesaba en «My periodic table», un artículo publicado en «The New York Times» en julio de 2015, que desde pequeño se sentía fascinado por la física, una rama de la ciencia en la que «no hay vida, pero tampoco muerte». Cuando su tiempo estaba a punto de consumirse, el famoso neurólogo y escritor decía sentir alivio en el misterioso orden de los elementos químicos, a los que definía como «pequeños emblemas de eternidad». No es solo que los componentes de una estrella pueden acabar siendo parte del cuerpo de una persona, sino que allá donde estén estos elementos químicos siempre conservan un orden, y tienen unas propiedades químicas concretas.

La comunidad científica amplió recientemente lo que se sabe acerca de este orden. El 30 de diciembre la Unión Internacional de Química Aplicada y Pura (IUPAC), un organismo formado por representantes de las sociedades nacionales de química de todo el mundo, anunció el descubrimiento de cuatro elementos químicos que completan la séptima fila de la tabla periódica.

«Como organización global encargada de aportar pericia científica y objetividad, así como de desarrollar las herramientas básicas para aplicar y comunicar el conocimiento químico en beneficio de la humanidad, la IUPAC se enorgullee de hacer este anuncio en relación con los elementos 113, 115, 117 y 118, y la terminación de la séptima fila de la tabla periódica de los elementos», dijo con solemnidad el presidente de la organización, Mark C. Cesa.


Después de años de trabajo en laboratorios de la más alta tecnología, en los que incluso se recurrió a aceleradores de partículas, la organización reconocía así el duro esfuerzo de varios equipos de investigadores de Japón, Alemania y Estados Unidos. Toda esta dedicación dio su fruto en forma de cuatro elementos que aún no tienen nombre y a los que se conoce como elementos 113, 115, 117 y 118, (en función de su número atómico, una magnitud que indica la cantidad de protones que hay en su núcleo).

Mientras los descubridores deciden qué nombre ponerle y tratan de estudiar sus propiedades, estas investigaciones podrían permitir entender un poco mejor cómo funciona el interior de los átomos, y esto podría tener una infinidad de aplicaciones. Además, facilitarán que más adelante se produzcan nuevos elementos más pesados, con un mayor número de protones en los núcleos, como el 119 o el 120.

Kosuke Morita, durante la rueda de prensa de presentación de uno de los nuevos elementos, el 113

Un Sol en la Tierra

«Es una investigación básica que prueba que es posible obtener núcleos de elementos superpesados haciendo colisiones entre núcleos de átomos menos pesados», explica Bernardo Herradón, investigador científico del CSIC y miembro de la Real Sociedad Española de Química. «Por otro lado, tener elementos químicos superpesados es importante para conocer el balance de fuerzas (interacciones) que actúan en el núcleo de los átomos», añade.

Por eso, es posible que los nuevos hallazgos permitan producir nuevos elementos con propiedades inimaginables hoy en día: «Estamos hablando de investigación en la frontera de la química, la física de partículas y la física de altas energías, etc; todos estos campos tienen aplicaciones en nuestras vidas cotidianas», explica Herradón.

Además, gracias a este tipo de experimentos se aprenden detalles que podrían ayudar a poner a punto la fusión nuclear, un posible modo de emular el funcionamiento del Sol en la Tierra y de obtener energía barata, limpia y casi ilimitada.

Sin embargo, tal como explica Paul J. Karol, un miembro de la IUPAC que ha participado en la aprobación de estos nuevos elementos, el proceso no es sencillo. Requiere hacer colisionar núcleos de elementos pesados con otros más ligeros a una gran velocidad, lo que gasta mucha energía, y como resultado solo se obtiene un número escaso de átomos radiactivos que en seguida se desintegran. Lejos de obtenerse muestras de polvo de un nuevo elemento, los científicos deben conformarse con analizar la energía liberada en estos choques entre partículas para saber si están ante algo nuevo o no.

Límite de estabilidad

La cuestión ahora, aparte de tratar de estudiar las propiedades de estos elementos y de nombrarlos, es seguir produciendo átomos superpesados: «La tecnología actual tiene problemas para producir cantidades visibles de nuevos elementos, pero esto podría cambiar», aventura el miembro de la IUPAC. Explica que quizás incluso podría llegarse a la «isla de estabilidad», un límite situado en el elemento 120 y a partir del cual los átomos serían estables y podrían tener aplicaciones ffmuy interesantes.

Sea como sea, aún en la era de los átomos superpesados la tabla periódica ideada por el químico ruso Dimitri Mendeleiev en 1869 sigue en vigor. El gran logro de este esquema es que entendió el orden de los átomos: no solo permite clasificar los elementos en función de sus propiedades químicas, sino también predecir cómo serán los que siguen. Cuando este científico publicó su tabla se conocían 63 elementos químicos. Hoy en día ya son 118. Si se logra descifrar el orden de los núcleos atómicos, ¿qué se logrará en el futuro?


Fuentes: ABC

9 de julio de 2014

El misterio de las gotas en las patas de la nave Phoenix

NASA
La sonda Phoenix en Marte, en una imagen de 2008
  • Científicos demuestran con un experimento que en la superficie y en el subsuelo de Marte puede haber agua líquida a temperaturas bajo cero
En 2008, la sonda Phoenix de la NASA hacía historia al descubrir la existencia de agua en Marte. Su brazo robótico tropezó con una dura capa de material congelado al perforar 5 cm de la superficie del planeta.

U. ARIZONA
Gotas en la Phoenix


La muestra permaneció dos días expuesta al ambiente marciano y empezó a evaporarse. El investigador Nilton Renno, entonces en la Universidad de Arizona (EE.UU.), fue el primero en darse cuenta de que algo extraño se veía en las patas de la nave cuando las fotografías llegaron a la Tierra. Parecían estar cubiertas de granos húmedos, pero ¿cómo es posible? ¿Podría existir agua líquida en Marte a pesar de sus temperaturas bajo cero?

JOSEPH XU
La cámara atmosférica de Marte


El equipo de Renno, al que también pertenece el investigador español Germán Martínez, de la Universidad de Michigan, ha realizado un experimento en cámaras especiales, unos cilindros de metal de dos metros de altura y metro y medio de largo donde se simulan las condiciones de humedad, temperatura y presión atmosférica marcianas. De esta forma, llegaron a la conclusión de que, en efecto, cantidades de agua líquida podrían formarse sin problemas en ese mundo. Serían algo parecido a balsas dispersas en la superficie y el subsuelo poco profundo, desde sus regiones polares a sus latitudes medias. No serían permanentes. Probablemente, durarían varias horas al día durante la primavera y principios de verano, en un ciclo de congelación y descongelación.

La clave para que esto suceda es un tipo de sal presente en el suelo deMarte, el percorato de calcio, una mezcla de calcio, cloro y oxígeno que se encuentra en lugares áridos como el desierto de Atacama en Chile y que puede derretir el hielo que toca con facilidad, como la sal que se esparce en las carreteras durante el invierno. Cuando los investigadores colocaron perclorato de calcio sobre una capa de hielo de 3 mm de espesor, las gotas de agua líquida se formaron en minutos a -73ºC. Muy parecido a las condiciones observadas en el sitio de aterrizaje del Phoenix.

Vida microbiana

En el caso de esta sonda, Renno cree que los propulsores de aterrizaje de la nave afectaron a la capa superficial del suelo, dejando al descubierto el hielo, que se derritió. Esa agua salada fangosa salpicó las patas de la nave, que aterrizó en la región polar norte. Las sales permitieron que las gotas permanecieran en estado líquido. Su existencia y estabilidad, dice el científico, revelan un ciclo que no necesita la ayuda de una nave para que se produzca.

El agua líquida es un ingrediente esencial para la vida tal y como la conocemos, pero según el investigador, el agua no tiene que permanecer en ese estado indefinidamente para que soporte la vida microbiana en la actualidad o en el pasado, lo que sigue manteniendo la esperanza de encontrar algún organismo vivo en Marte. En celosías de hielo llenas de salmuera en la Antártida se han encontrado seres microbianos. Quién sabe si el Planeta rojo todavía puede sorprendernos.


Fuentes: ABC.es

12 de octubre de 2013

Producción de aminoácidos en las superficies de lunas heladas

Los científicos han descubierto una "fábrica cósmica" para la producción de los componentes básicos de la vida, los aminoácidos, según la investigación.

Un nuevo estudio respalda la teoría de que cuando un cometa impacta contra un planeta, crea una onda de choque capaz de generar moléculas precursoras de aminoácidos. La acción de la onda de choque también genera calor, que puede entonces transformar estas moléculas en aminoácidos. Estos bloques de construcción esenciales pueden también ser producidos si un meteorito rocoso impacta contra un planeta cuya superficie es de hielo.

La abundancia de hielo sobre las superficies de Encélado y Europa, lunas que orbitan a Saturno y a Júpiter respectivamente, podrían ofrecer un ambiente propicio para la producción de aminoácidos, cuando los meteoritos impactan contra su superficie, tal como argumentan los autores de este nuevo estudio. Este hallazgo subraya además la importancia de las futuras misiones espaciales a estas lunas para buscar en ellas signos de vida.

El equipo de investigación, integrado por científicos del Imperial College de Londres, la Universidad de Kent en el Reino Unido y el Laboratorio Nacional Estadounidense Lawrence Livermore en California, hizo su descubrimiento al recrear el impacto de un cometa recurriendo para ello a disparar proyectiles mediante un artefacto, instalado en la Universidad de Kent, que utiliza gas comprimido para propulsar proyectiles a velocidades de 7,15 kilómetros por segundo a fin de que impacten contra blancos hechos de mezclas de hielo, las cuales tienen una composición similar a la de los cometas.




Cada vez hay más indicios de que el impacto de cometas contra astros que reúnan ciertas condiciones puede provocar en ellos reacciones químicas complejas, algunas capaces de hacer aparecer aminoácidos. (Imagen: Recreación artística por Jorge Munnshe en NCYT de Amazings)






El impacto resultante creado aminoácidos tales como glicina y D-y L-alanina. 


Autor : Colin Smith 

Fuentes : Imperial College Londres

4 de octubre de 2012

Un grupo de microorganismos utiliza la urea para crecer en condiciones de frío extremo

  • Las arqueas son microorganismos polares que desarrollan su vida en el Polo
  • Este compuesto proviene de los desechos de multitud de organismos marinos
  • Los microbios albergan la mayor parte de la diversidad de la vida
Foto de la zona del estudio en Canadá facilitada por el CSIC.

Un trabajo con participación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha descubierto un nuevo metabolismo empleado por un grupo de microorganismos marinos, las arqueas, para crecer en ambientes polares durante el invierno.

El estudio se ha publicado en el último número de la revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences' (PNAS, por sus siglas en inglés).

El documento confirma que estos microorganismos unicelulares, que intervienen en los ciclos del nitrógeno y el carbono del planeta, utilizan tanto el amonio como el carbono de la urea para crecer durante los meses más fríos y oscuros. En el invierno ártico, cuando escasea la luz, la temperatura media del aire es de -39C y los microorganismos marinos tienen que subsistir bajo una capa de hielo de casi dos metros de grosor.

En una campaña realizada durante el Año Polar Internacional 2007-2008, los investigadores comprobaron que un grupo de arqueas, no solo podía subsistir en estas duras condiciones, sino que además crecía hasta triplicar sus poblaciones y, en cambio, al llegar la primavera su número volvía a descender.

Los investigadores comprobaron que estas arqueas no incorporaban CO2 como las algas y las plantas, ni tampoco materia orgánica, como la mayoría de los animales.

Las arqueas forman uno de los tres grandes dominios de la vida, junto a bacterias y eucariotas, entre los cuales están animales y plantas. A pesar de ser microscópicos, los microorganismos albergan la mayor parte de la diversidad de la vida, pero las arqueas se encuentran entre los grupos menos conocidos.

Utilizan la urea como "atajo"

Uno de los enigmas que los científicos siempre se habían planteado era su capacidad para crecer durante el invierno polar. Tras analizar miles de datos metagenómicos y biogeoquímicos obtenidos durante el invierno ártico en el mar de Beaufort, al norte de Canadá, los investigadores han descubierto que las arqueas de la rama Thaumarchaeota utilizan la urea como "atajo" para obtener el amonio que necesitan.

Este compuesto, formado por dos grupos amonio y un CO2, proviene de los desechos de multitud de organismos marinos y, aunque ya se sabía que muchos microorganismos son capaces de degradarla, hasta ahora no se había demostrado su papel como fuente de energía.

El investigador del CSIC en el Instituto de Ciencias del Mar Carlos, Pedrós-Alió, ha explicado que ahora se entiende "cómo este grupo de arqueas crece durante el invierno polar" al descubrir "que obtienen tanto el carbono como el amonio de la urea, una vía más corta que hasta ahora no se había considerado".

El CO2 es incorporado en el material celular mientras que el amonio es oxidado a nitrito para obtener energía. Para Laura Alonso, investigadora del Instituto Español de Oceanografía en Gijón, el descubrimiento "podría explicar por qué las arqueas pueden mantener sus abundantes poblaciones en otros ambientes marinos como el océano profundo (uno de los ecosistemas más extensos y desconocidos), que también se caracterizan por la oscuridad y la frialdad de sus aguas, lo que hace que apenas se disponga de fuentes de energía".

Crecer oxidando amonio o sintetizar compuestos orgánicos son algunas de las capacidades que convierten a las arqueas en actores esenciales de la biogeoquímica del océano. "Los microorganismos marinos son abundantes, diversos y desconocidos, son responsables de la mayor parte de la respiración y de la mitad de la producción primaria del planeta. En los planes de conservación de las regiones polares habría que considerar a los microorganimos además de a los osos y las focas", señala Pedrós-Alió.

Fuentes : Rtve