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29 de octubre de 2020

Los indicios de vida en Venus reciben una fuerte crítica


Nuevos estudios apuntan a que posiblemente, aquel artículo sobre vida en Venus no fuera más que un error de medida.

“Consideramos que esta detección de fosfano en la atmósfera de Venus es incorrecta e invitamos al equipo de Greaves et al. a revisar su trabajo y considerar la corrección o retractación de su reporte original.”

Así termina el comunicado emitido por el equipo del experto Gerónimo Villanueva juntamente con su equipo de investigación. Dicho con otras palabras: aquellas pruebas de vida en Venus que dieron la vuelta al mundo hace apenas un mes podrían no ser más que un gran error. Unas palabras algo duras por las que el propio doctor Villanueva se disculpó unas horas después. En cualquier caso, si estas críticas se confirman los indicios de vida en Venus se esfumarían, devolviéndole a este planeta su fama de inhóspito.

Imagen de la orogenia venusiana. La paleta de colores muestra las elevaciones del terreno codificando el rojo las mayores altitudes y el azul los valles./Foto: NASA/Creative Commons

Durante sus nueve páginas, los veintisiete investigadores implicados, explican en detalle qué les ha llevado a tan tajante conclusión. 
Cierto es que el artículo todavía no ha sido publicado debidamente en una revista científica y no ha sido sometido aun a la imprescindible revisión por pares que requiere para ser considerado una prueba robusta en contra del trabajo de Greaves y su equipo. 
Sin embargo, se suma a un coro de voces críticas que ya llevaba tiempo cantando buenos argumentos.

Fue bonito mientras duró

El 14 de septiembre de 2020 la ciencia ficción hizo una incursión en la verdadera ciencia y nuestra imaginación voló recreando una atmósfera plagada de vida extraterrestre ni más ni menos que en nuestro vecino Venus. 
Nature acababa de publicar un estudio que afirmaba haber detectado fosfano (mediáticamente traducido como fosfina) entre 50 y 60 kilómetros por encima de la superficie del planeta. 
Lo revolucionario consistía en que el fosfano es un gas que puede producirse como resultado del metabolismo de algunas bacterias. 
Es más, las otras formas de obtener metano mediante procesos geoquímicos o reacciones relacionadas con la radiación solar no parecían ser capaces de explicar las cantidades encontradas (20 unidades de fosfina por cada mil millones de unidades de atmósfera)

Esto apuntaba tentadoramente a la existencia de vida en nuestro planeta vecino, sobre todo teniendo en cuenta que la altitud a la que había sido detectado tenía unas condiciones de presión y temperatura próximas a las terrestres, convirtiéndolo en un paraíso en medio del hostil clima venusiano. Aquellas afirmaciones eran dignas de pasar a la historia de la humanidad y necesitarían pruebas igual de excepcionales. 
La propia Jane Greaves es consciente de ello y desde el anuncio de su descubrimiento ha buscado que otros científicos revisen en detalle sus datos para asegurarse de que no haya ningún error en ellos. Unas semanas después los expertos que han estado buceando en los datos de Greaves parecen concluir que, por desgracia, no hay un error, sino varios en potencia.

El conflicto

Las primeras voces discordantes fueron las de Ngoc Truong y Jonathan I. Lunine. En su artículo publicado en el repositorio digital arXive tan solo 9 días después del anuncio de Greaves, sugería que las concentraciones de fosfano detectadas eran compatibles con un origen volcánico, completamente desvinculado con la vida. 
Por sí solo este artículo ya hace temblar las asunciones teóricas de las que partía Greaves, volviendo muy cuestionables sus conclusiones. No obstante, el problema podría ser incluso más radical. Tal vez el fosfano nunca estuvo ahí y todo ha sido un error de medida.

En esta línea han estado trabajando Ignas Snellen y su equipo. Estos investigadores han analizado los procedimientos seguidos por el grupo de Greaves para transformar los datos crudos medidos por los radiotelescopios de ALMA y el Telescopio James Clerk Maxwell. Un mal uso de las técnicas matemáticas que permiten reducir el ruido de las mediciones y buscar un patrón entre toda la información recibida pueden llevar a conclusiones diametralmente contrarias a las reales, y algo así parece haber sucedido. El estudio de Greaves decía haber encontrado indicios de fosfano con una seguridad de 15 sigmas, que en lenguaje común equivale a una fiabilidad abrumadoramente elevada. Sin embargo, con el análisis de Snellen esta seguridad había quedado por debajo de las 2 sigmas.

Más allá de los números, esto significa que los resultados de Greaves son “estadísticamente no significativos”, lo cual significa que estamos tan poco seguros de su validez que no deberíamos tenerlos en cuenta como prueba de nada. 
Finalmente, el equipo del Gerónimo Villanueva ha enviado a Nature un “Matters Arising”, un tipo de comunicación científica urgente comentando un artículo reciente considerado de gran importancia. En él, el equipo del doctor Villanueva solicita correcciones a Greaves y a Nature, así como la retractación del artículo en su totalidad. 
Su argumento es que, tras analizar los datos, consideran bastante probable que la medición hubiera sido hecha de forma incorrecta, habiendo llevado a confundir la señal de un gas llamado dióxido de azufre (muy presente en la atmósfera venusiana) con el ya popular fosfano.

Todos estos artículos deberán pasar los pertinentes controles antes de ser publicados en revistas científicas, mientras tanto son tan solo reflexiones interesantes. No obstante, el panorama no se presenta halagüeño para el equipo de Greaves y no sería de extrañar que pronto, Venus vuelva a ser el mundo infernal y desprovisto de vida que siempre había sido.

QUE NO TE MIENTAN:
  • El propio ALMA ha identificado un error en su sistema de calibración que podría haber contribuido a que los datos de Greaves tuvieran más ruido del esperado. Dicho de forma muy simplificada, el análisis estadístico realizado por el equipo de Greaves es sensible al ruido, siendo tendente a encontrar tendencias y patrones en conjuntos de datos donde realmente no los hay, algo que técnicamente recibe el nombre de “overfitting”. Estos dos factores unidos pueden explicar que encontraran una señal de fosfano donde realmente no había nada.
  • Este tipo de controversias es normal en la investigación científica. Cualquier nueva afirmación necesitará más de un estudio que la corrobore, habrá de ser replicada para asegurar no solo la falta de manipulación, sino que se esté midiendo realmente lo que queremos medir. El tiempo dirá si estas críticas son robustas y si comprometen realmente las afirmaciones del artículo original. Mientras tanto deberemos suspender nuestros juicios y evitar tomar partido por algo que, a todas luces, trasciende a la opinión.
REFERENCIAS (MLA):

Fuentes: La Razón

24 de septiembre de 2020

ASTRONOMÍA Y ASTROFÍSICA ¿Biomarcadores en Venus? Cuando el polvo comienza a asentarse


Ilustración del orbitador EnVision, una propuesta de la Agencia Espacial Europea para estudiar Venus. / VR2 Planets (François Civet)

El descubrimiento de fosfano en las nubes de Venus ha disparado las especulaciones sobre su posible origen biológico, pero se necesitan más observaciones para confirmar el hallazgo y conocer su verdadera fuente. Las posibles misiones que se planean al planeta vecino, como EnVision de la Agencia Espacial Europea y DAVINCI+ de la NASA, pueden ayudar a encontrar la respuesta.

La actividad científica es un proceso que incluye mucha reflexión y retroalimentación por parte de diferentes actores. Sobre todo, requiere una crítica exhaustiva de los procesos racionales que conducen a unas conclusiones. Si además se trata de la detección de posible vida fuera de nuestro planeta, debemos ser extraordinariamente cautos.

Este es el caso del equipo internacional que ha presentado una posible detección de un potencial marcador biológico, la fosfina o fosfano, en la atmósfera de Venus. ¿Significa este anuncio que hay vida en este planeta?

Los seres vivos, al menos tal y como los conocemos, están formados de manera mayoritaria por unos pocos elementos químicos: carbono, hidrógeno, oxígeno y nitrógeno. Además, hay cantidades significativas de azufre, magnesio, calcio, sodio, potasio, cloro y fósforo. Otros elementos aparecen como trazas, aunque son igualmente importantes.

El fosfano no es un biomarcador per se, ya que es necesario determinar su abundancia y su interacción con otros compuestos químicos, y se tiene que asociar sin ambigüedad a un proceso biológico 

Así, sin la presencia de fósforo en distintos compuestos y reacciones químicas la vida no sería posible. El fosfano (PH3, un átomo de fósforo y tres de hidrógeno, el más abundante del universo) es una de las moléculas más sencillas que se pueden formar con él. En cualquier caso, el fosfano no es un biomarcador per se, ya que es necesario determinar su abundancia y su interacción con otros compuestos químicos, y se tiene que asociar sin ambigüedad a un proceso biológico.

En la Tierra el fosfano aparece en zonas pantanosas en procesos biológicos producidos por células anaeróbicas (que no utilizan oxígeno para producir energía), pero no conocemos todos los detalles metabólicos del mecanismo de generación. También se ha detectado este compuesto químico en los planetas gigantes del sistema solar e incluso fuera de él, en estrellas, en ambiente en lo que, de manera muy fundamentada, pensamos que no hay vida.

Mediante el uso de radio telescopios situados en Chile y Hawaii (ALMA y James Clerk Maxwell Telescope) una colaboración internacional liderada por la astrofísica Jane Greaves ha detectado en la atmósfera de Venus una significativa cantidad de fosfano, sustancia que bajo las condiciones físico-químicas de su atmósfera debería desaparecer rápidamente.

Este equipo de investigadores ha presentado las evidencias en un análisis muy detallado y con la debida prudencia, pero el impacto mediático ha sido inmediato.

Factores que condicionan los resultados

Pero hay que tener en cuenta varios factores que condicionan los resultados. En primer lugar, la posible detección se ha realizado mediante un análisis muy complejo y solo mediante una transición molecular. En general, solo se admite que se ha detectado un compuesto químico en un medio cuando se verifica su presencia en distintas frecuencias o longitudes de onda.

Como admiten los mismos autores, existe la posibilidad de que este compuesto haya sido producido por procesos geo o fotoquímicos

Por otra parte, la característica espectral que se ha identificado (‘la huella dactilar’ en el espectro de Venus) podría haber sufrido contaminación de otras moléculas, lo que habría provocado una sobrestimación de la abundancia medida.

Por tanto, es indispensable realizar nuevas observaciones en otros rangos del espectro electromagnético para identificar otras ‘huellas dactilares’ del fosfano de manera inequívoca.

Finalmente y tal como admiten los mismos autores, existe la posibilidad de que este compuesto haya sido producido por procesos geo o fotoquímicos.
¿Vida en la atmósfera venusiana?

Como conclusión, se trata de un trabajo pionero que abre una nueva vía de investigación y una extraordinaria posibilidad se avista en el horizonte venusiano: la capacidad de este planeta, por otra parte muy hostil, de mantener actividad biológica en las capas superiores de su atmósfera, en donde las condiciones se asemejan a las que disfrutamos en nuestro planeta.

Parafraseando a Neil Armstrong, un paso adicional para la astrobiología que pudiera convertirse en un gigantesco salto para la humanidad. De llegar a confirmarse este anuncio representaría un verdadero cambio de paradigma.

La ESA está diseñando la nave EnVision que, de aprobarse, llegaría a Venus en 2032, y la NASA también tiene dos propuestas sobre el tablero: DAVINCI+ y VERITAS

¿Cuáles son los siguientes pasos? El método científico nos guía: más y mejores observaciones, verificaciones independientes, diversidad en los análisis y estudio de otras transiciones moleculares.

Durante los próximos meses los distintos observatorios terrestres que disponen de la instrumentación adecuada recibirán numerosos propuestas de observación. Además, las diferentes agencias espaciales es posible que reorienten sus programas de desarrollo de sondas espaciales. La europea, ESA, está diseñando la nave EnVision, un orbitador de reconocimiento que, de aprobarse, llegaría a Venus en 2032.

Por su parte, la americana NASA tiene dos propuestas sobre el tablero: DAVINCI+ y VERITAS. En el primer caso se trata de una sonda que aterrizaría en la superficie y que durante aproximadamente una hora, el tiempo de descenso, estudiaría las distintas capas de su atmósfera.

Impresión artística de DAVINCI+ descendiendo, una de las posibles misiones de la NASA a Venus. / NASA/GSFC

En lo que respecta a España, somos parte integrante de la ESA y por tanto de su programa científico, pero debido a los largos plazos que requieren las misiones espaciales y las limitación administrativas que impone la burocracia española a todos sus organismos públicos de investigación, no se suelen aprovechar completamente las oportunidades de desarrollo tecnológico y científico, con sus correspondientes implicaciones industriales.

Tal vez sea el momento adecuado de plantarse la creación de una verdadera Agencia Espacial Española, de manera análoga a otros países europeos, que verdaderamente coordine todos los esfuerzos en la exploración y virtual explotación del espacio.

Es posible que veamos un cambio de foco en los objetivos del sistema solar, desde los satélites helados de Júpiter (Europa) y Saturno (Encelado) a Venus, mucho más accesible. ¿Y está la supremacía de Marte, el 'hermanastro' de la Tierra, amenazada? Posiblemente no, el planeta rojo sigue siendo la mejor oportunidad para detectar actividad biológica, de existir, pasada o presente.

Fuente: SINC
Derechos: Creative Commons.

ANÁLISIS ¿De verdad Venus podría albergar vida?

Imagen compuesta de Venus a partir de datos de la nave espacial Magallanes de la NASA y del Pioneer Venus Orbiter.

La fosfina encontrada en el planeta no debería ser estable en su atmósfera, donde se oxidaría rápidamente a menos que, como en la Tierra, haya un suministro nuevo constante. Entonces, ¿por qué los autores del estudio la buscaban en un entorno tan poco prometedor? ¿Están seguros de haberla encontrado?

El planeta hermano de la Tierra, Venus, no ha sido considerado prioritario a la hora de buscar vida extraterrestre. Se cree que la temperatura de su superficie, de alrededor de 450 °C, es hostil incluso para los microorganismos más resistentes, y su atmósfera densa, sulfurosa y ácida ha mantenido la superficie casi completamente libre de naves espaciales visitantes.

Solo hemos podido echar un breve vistazo a su paisaje árido desde los dos módulos de aterrizaje rusos que llegaron a la superficie de Venus en la década de 1980. Por lo tanto, no es de extrañar que un informe publicado en Nature Astronomy sobre que los niveles superiores de la atmósfera de Venus contienen una molécula que es una posible señal de vida haya supuesto una especie de shock.

La molécula en cuestión es PH₃ (fosfina). Se trata de un gas tóxico altamente reactivo, inflamable y extremadamente maloliente, que se encuentra, entre otros lugares, en el estiércol de pingüino y en las entrañas de tejones y peces.

Está presente en la atmósfera de la Tierra solo en pequeñas cantidades, menos de unas pocas partes por billón, porque es rápidamente destruido por el proceso de oxidación. No obstante, el hecho de que esta molécula esté presente en nuestra atmósfera oxidante se debe a que es producida continuamente por microbios. Por lo tanto, se propone que la fosfina en la atmósfera de un planeta rocoso sea una señal sólida para la vida.

Leyendo entre líneas el informe, parece que el equipo no esperaba encontrar fosfina. De hecho, parecían estar buscando activamente su ausencia

No debería ser estable en la atmósfera de un planeta como Venus, donde se oxidaría rápidamente a menos que, como en la Tierra, haya un suministro nuevo constante. Entonces, ¿por qué los autores del estudio buscaban fosfina en un entorno tan poco prometedor? ¿Están seguros de haberla encontrado?

Leyendo entre líneas el informe, parece que el equipo no esperaba encontrar fosfina. De hecho, parecían estar buscando activamente su ausencia. Venus debía suministrar la “atmósfera de base” de un planeta rocoso, libre de una biofirma de fosfina. Los científicos que investigan exoplanetas rocosos podrían comparar las atmósferas de estos cuerpos con las de Venus, para identificar cualquier posible firma biológica de fosfina.

Trabajo de detective

Entonces, encontrar una concentración global de la molécula alrededor de 1 000 veces mayor que la de la Tierra fue algo sorprendente. De hecho, hizo que los autores realizaran una de las disecciones forenses más detalladas de sus propios datos que he visto.

El primer conjunto de datos se consiguió en junio de 2017 utilizando el telescopio de James Clerk Maxwell (JCMT) en Hawai e indicó de manera inequívoca la presencia de fosfina, por lo que se registró un segundo conjunto de datos, utilizando un instrumento diferente en un telescopio diferente.

Estas observaciones fueron tomadas en marzo de 2019, a mayor resolución espectral, utilizando el Atacama Large Millimeter Array(ALMA) en Chile. Los dos conjuntos de datos eran casi indistinguibles. La fosfina está presente en la atmósfera de Venus, con una distribución irregular en las latitudes medias, disminuyendo hacia los polos.


Pero, ¿de dónde ha salido? La materia prima para la fosfina es el fósforo, un elemento con una química bien conocida que sustenta muchas reacciones químicas posibles. El fósforo en la atmósfera de Venus fue medido por las sondas Vega (de la extinta Unión Soviética) y se encontró que se presenta como la molécula oxidada P₄O₆.

Al tratar de explicar la presencia de fosfina, la astrónoma Jane Greaves, de la Universidad de Cardiff y su equipo, utilizaron los datos de Vega y modelaron casi 100 reacciones químicas diferentes en la atmósfera para ver si podían recrear la fosfina que habían encontrado.

A pesar de hacerlo en condiciones variables (presión, temperatura, concentración de reactivo), encontraron que ninguno era viable. Incluso consideraron reacciones bajo la superficie, pero Venus tendría que tener una actividad volcánica al menos doscientas veces mayor que la de la Tierra para producir suficiente fosfina de esta manera.



Los autores no afirman haber encontrado evidencia de vida, solo de “química anómala e inexplicable”. Pero, como Holmes le dijo a Watson: “Una vez que eliminas lo imposible, lo que quede, por improbable que sea, debe ser la verdad”

¿Qué tal un meteorito que lleva la sustancia a Venus? También lo consideraron, pero encontraron que no permitiría las cantidades de fosfina que indican los datos. Además, no hay evidencia de un gran impacto reciente que pueda haber aumentado las concentraciones de fósforo atmosférico. El equipo también consideró si las reacciones con los rayos o el viento solar podrían crear fosfina en la atmósfera, pero descubrió que de esta manera solo se producirían cantidades insignificantes.

¿Dónde nos deja eso entonces? La fosfina está presente en la atmósfera de Venus en concentraciones muy por encima del nivel que puede explicarse por procesos no biológicos. ¿Significa eso que hay microbios presentes en la atmósfera de Venus, navegando a través de las nubes en gotas de aerosol, una trampa para moscas de Venus a microescala?
¿Evidencias de vida? Solo de “química anómala e inexplicable”

Los autores no afirman haber encontrado evidencia de vida, solo de “química anómala e inexplicable”. Pero, como Sherlock Holmes le dijo al Dr. Watson: “Una vez que eliminas lo imposible, lo que quede, por improbable que sea, debe ser la verdad”.

La presencia de metano como señal biológica en la atmósfera de Marte todavía es objeto de acalorados debates. Puede ser que los astrobiólogos que buscan vida más allá de la Tierra ahora tengan una señal biológica atmosférica añadida sobre la cual discutir.

La Agencia Espacial Europea está considerando actualmente una misión a Venus que determinaría su historia geológica y tectónica, incluida la observación de posibles gases volcánicos. Esto ofrecería una mejor idea de los compuestos que hay en la atmósfera de Venus. El nuevo estudio debería impulsar esta misión.



Fuente: TC, SINC
Derechos: Creative Commons.

Detectan fosfina en Venus, un gas que producen los seres vivos en la Tierra

Los astrónomos han detectado en la atmósfera de Venus trazas de fosfina (trihidruro de fósforo o PH3). / ESA - C. Carreau/Benjah-bmm27

La fosfina o fosfano (su nombre oficial) o trihidruro de fósforo (PH3) es un gas incoloro, inflamable, tóxico e inodoro en estado puro, aunque a menudo huele a ajo o pescado podrido cuando se presenta junto a otros compuestos similares. Esta sustancia se encuentra en ambientes como las ciénagas o las heces.

El gas fosfina encontrado en la atmósfera de Venus se podría originar a partir de procesos fotoquímicos o geoquímicos desconocidos o, por analogía con su producción biológica en la Tierra, por la presencia de vida, según los autores

En la Tierra, solo algunos microorganismos anaerobios producen fosfina, además de la que se genera de forma artificial en los procesos industriales. Se utiliza, por ejemplo, en la fabricación de semiconductores para introducir fósforo en los cristales de silicio.

Pero esta semana un equipo internacional de investigadores encabezados por la profesora Jane Greaves de la Universidad de Cardiff (Reino Unido) informa en la revista Nature Astronomy que han detectado fosfina en un lugar inesperado: la atmósfera de Venus.

El hallazgo ha despertado expectación por si alguna forma de vida estuviera detrás de la existencia de este gas en nuestro planeta vecino, aunque los autores apuntan más posibilidades: “El PH3 se podría originar a partir de procesos fotoquímicos o geoquímicos desconocidos o, por analogía con su producción biológica en la Tierra, por la presencia de vida”.

En la atmósfera terrestre (con una abundancia de partes por billón a escala mundial) esta molécula se asocia de forma exclusiva con la actividad antropogénica o microbiana, y en el sistema solar se encuentra solo en las atmósferas reductoras de los planetas gigantes, donde se produce en capas atmosféricas profundas a altas presiones y temperaturas, para luego ascender hacia arriba por convección.

Sin embargo, las superficies sólidas de los planetas rocosos, como Venus, presentan una barrera respecto a su interior, y la fosfina se debería destruir rápidamente en sus cortezas y atmósferas altamente oxidantes.

Un marcador de posible vida

De hecho, el PH3 se ha propuesto como una biofirma cuya detección podría indicar la existencia potencial de alguna forma de vida en estos planetas, aunque su observación resulta complicada ya que muchas de sus características espectrales son fuertemente absorbidas por la atmósfera de la Tierra.

Para resolverlo, Greaves y sus colegas observaron Venus con dos de los telescopios mejor preparados para registrar radiación submilimétrica: el telescopio James Clerk Maxwell y el Atacama Large Millimeter / submillimeter Array (ALMA), en 2017 y 2019 respectivamente.

Se han analizado diferentes formas en que se puede producir la fosfina en Venus, incluyendo posibles fuentes en la superficie del planeta, vulcanismo, micrometeoritos, rayos o procesos químicos en las nubes, pero no se ha podido determinar su origen

De esta forma detectaron una firma espectral que es exclusiva de la fosfina y estimaron una abundancia de 20 partes por mil millones en las nubes de Venus.

En principio las condiciones en la superficie de Venus son hostiles para la vida, pero el entorno de su capa superior de nubes, alrededor de 53 a 62 km sobre la superficie, es templado. Sin embargo, la composición de las masas nubosas es muy ácida y, en esas condiciones, la fosfina también se debería destruir muy rápidamente; pero ahí aparece.

¿Microbios 'aéreos' en Venus?

Los astrónomos han especulado durante décadas con la posible existencia de microbios en las nubes altas de Venus, microorganismos que flotarían libres de la superficie abrasadora pero que necesitarían de una muy alta tolerancia a la acidez. La detección de fosfina podría apuntar a tal vida 'aérea' extraterrestre como una posibilidad.

Los autores han analizado diferentes formas en que se podría producir PH3, incluyendo posibles fuentes en la superficie del planeta, vulcanismo, micrometeoritos, rayos o procesos químicos que estén ocurriendo dentro de las nubes. De momento no han podido determinar qué genera las trazas de fosfina.

Aunque no lo descartan totalmente en su estudio, los autores argumentan que su detección no constituye una evidencia sólida de vida microbiana y solo indica que procesos geológicos o químicos potencialmente desconocidos están ocurriendo en nuestro vecino.

El equipo señala que se necesitan más observaciones y modelos para estudiar el origen de este gas en la atmósfera de Venus y que deben buscarse otras características espectrales del PH3, además de plantear que un muestreo in situ en sus nubes y superficie permitiría examinar de cerca las fuentes de este gas y resolver el misterio.


Fuente: Nature/ESO, SINC 
Derechos: Creative Commons.

5 de diciembre de 2019

Mini desfile de planetas brillantes



El acercamiento de planetas brillantes en el cielo nocturno continúa. Esta semana los observadores podrán ver la alineación de Saturno, Venus y Júpiter. Vamos a ver cómo y cuándo observar este mini desfile de planetas.

Venus, Júpiter y Saturno brillan en el cielo del oeste después de la puesta del Sol esta semana. Para ver estos planetas, es necesario encontrar un espacio mirar hacia la parte suroeste del cielo. Cuando el cielo comienza a oscurecerse después de la puesta del sol, busca el planeta más grande del sistema solar Júpiter bajo sobre el horizonte suroeste.

Al mismo tiempo, el planeta más brillante Venus estará en la esquina superior izquierda de Júpiter. La semana pasada observamos el acercamiento de Venus y Júpiter. Esta semana la distancia entre estos planetas aumentará de 7 a 14 grados. Saturno continuará la línea. Lo encontrarás por encima y a la izquierda de Júpiter y Venus. El planeta anillado es menos brillante que Júpiter debido a su menor diámetro y mayor distancia de nosotros, sin embargo, sigue siendo un objeto accesible para la observación.

Puedes observar mini desfile de planetas Saturno, Venus y Júpiter en el cielo después del atardecer a principios de diciembre. En la aplicación astronómica Star Walk 2 encontrarás toda la información para observar planetas, estrellas y otros cuerpos celestes en el cielo sobre tu área.

¡Feliz observación!

Fuentes: starwalk.space
Crédito del texto:Chris Vaughan  Crédito de la imagen:Vito Technology

12 de mayo de 2018

Venus en 2018



Desde hace algunas semanas Venus ya es visible en los cielos crepusculares del atardecer. Esta primer aparición vespertina no es del todo favorable para los observadores del hemisferio sur, ya que la inclinación de la eclíptica respecto al horizonte hace que Venus, aunque con una elongación de más de 20º para comienzos de abril, muestre una baja altura sobre el horizonte. La situación mejorará con el pasar de los meses, llegando al momento de su máxima elongación (17/08) a estar a casi 46º del Sol y poniéndose cerca de las 22 horas, muy entrada la noche invernal.

En la siguiente gráfica, confeccionada para una latitud media sur, se muestra el recorrido del planeta día por día con respecto al horizonte del observador. La altura de Venus y el momento óptimo de observación cambiará a lo largo del año por los cambios estacionales (como puestas de sol más tempranas en invierno y cambios en la inclinación de la elíptica respecto al horizonte) Se han marcado diferentes fechas de interés, como la máxima elongación y máximo brillo. Noté se en la imagen insertada como la situación cambia desde una una latitud media norte: la figura es la misma, pero la orientación respecto al horizonte del observador es muy diferente, pero para el momento de la máxima alongación Venus será más favorable desde el hemisferio sur, estando casi en la cúspide del arco en los cielos australes.




Venus, al ser un planeta interno, presenta fases cambiantes que pueden ser perfectamente observadas con un telescopio pequeño, e incluso con unos binoculares. Muchas veces, por el alto brillo del planeta, la observación puede ser más cómoda en cielos crepusculares, con algo de luz de fondo para que el disco luminoso de Venus no contraste tanto contra el negro del cielo nocturno.

Para saber más sobre el movimiento de los planetas, cómo localizarlos en el cielo, cómo observarlos, y mucho más, recomendamos el Manual del Astrónomo Aficionado.

¡Buenas observaciones!

Descubren que Júpiter y Venus están cambiando el clima de la Tierra

El tirón gravitacional de estos planetas alarga la órbita terrestre en un cinco por ciento cada 405.000 años, lo que influye en el clima

La distinta posición de los otros planetas del Sistema Solar influye en la órbita de la Tierra - NASA/JPL Video: Venus y Júpiter son capaces de cambiar el clima de la Tierra

El clima de la Tierra es un fenómeno extremadamente complejo del que solo tenemos datos muy limitados. Por ejemplo, ocurre que los registros más antiguos de temperaturas datan del siglo XIX, y que las huellas del clima pasado que quedan en la geología son gruesas y hablan de períodos de tiempo muy largos. La mayoría de los expertos pueden detectar un calentamiento global acelerado por el hombre y agravado por la destrucción de la naturaleza, pero junto a este proceso hay otros naturales que ejercen una influencia que no siempre podemos comprender. La actividad del Sol, las erupciones volcánicas, el comportamiento de la magnetosfera o la actividad de los seres vivos también puede cambiar el clima de formas difíciles de prever. A veces unos factores van en una misma dirección pero otras no. Esto muestra que en el clima lo único fijo es el cambio.

Un estudio publicado recientemente en «Proceedings of the National Academy of Sciences» (PNAS) proporciona evidencias sólidas de otro proceso capaz de cambiar el clima. Científicos de la Universidad de Rutgers (Estados Unidos) han confirmado que el tirón gravitacional de Venus y Júpiter alarga la órbita de la Tierra en un cinco por ciento cada 405.000 años. Por eso, el planeta pasa por una etapa media, a los 202.500 años del comienzo del ciclo, en la que la órbita es casi circular. Esto ha estado influyendo en la cantidad de luz solar que ha llegado al hemisferio Norte y ha modulado el clima de la Tierra durante al menos los últimos 205 millones de años.

«Es un resultado impresionante, porque se pensaba que este largo ciclo había ocurrido hace 50 millones de años, pero ahora se ha confirmado para al menos los últimos 205 millones de años», ha dicho en un comunicado de la universidad de Rutgers Dennis V. Kent, primer autor del estudio y experto en paleomagnetismo. «Ahora, los científicos pueden vincular cambios en el clima, el medio ambiente, la evolución de los dinosaurios y los mamíferos y los fósiles en todo el mundo con este ciclo de 405.000 años de una forma precisa».

Desde hace mucho tiempo los astrofísicos han sugerido que la resonancia de los planetas del Sistema Solar crean ciclos en la órbita de la Tierra. Los cálculos matemáticos habían permitido, incluso, reconstruir la evolución de este fenómeno durante los últimos 50 millones de años. Pero ahora, por primera vez, los investigadores han encontrado evidencias físicas para apoyar esta hipótesis, lo que tiene relevancia para los estudios del clima, la evolución de la vida y la propia evolución del Sistema Solar.

Extracción de testigos de roca en Arizona con hasta 215 millones de años de antigüedad-Kevin Krajick/Lamont-Doherty Earth Observatory

Este efecto sobre la órbita es causado sobre todo por Venus y Júpiter. El motivo es que el primero es el planeta más cercano a la Tierra y que el segundo es, con mucho, el planeta más masivo del Sistema Solar. Pues bien, las órbitas de estos planetas hacen que cada varios cientos de miles de años la posición de estos mundos «tire» de la Tierra en relación con el Sol o que el efecto sea contrario.

Las rocas del pasado

Para llegar a estas conclusiones, los autores del estudio han extraido testigos de roca en Arizona y han analizado otras muestras procedentes de Nueva York y Nueva Jersey. En Arizona analizaron rocas formadas en el Triásico tardío, hace 209 a 215 millones de años, en un momento en que comenzaron a evolucionar los mamíferos y los dinosaurios y el súper continente de Pangea se fragmentó. En concreto, analizaron pruebas de fenómenos de inversión de los polos magnéticos.

En Nueva Jersey y Nueva York encontraron restos de la misma época con señales de una alternancia entre períodos secos y húmedos. Al combinar ambos obtuvieron evidencias de que el ciclo de 405.000 años potencia los efectos de otros ciclos planetarios que influyen en el clima.

Los ciclos de Milankovitch

¿Cuáles son estos ciclos? Si los sencillos movimientos de rotación y traslación determinan el paso de los días y las estaciones, algunos movimientos más sutiles del globo influyen en el clima y generan largos ciclos, que, por ejemplo, generan períodos glaciales e interglaciales. Se trata de los llamados ciclos de Milankovitch, en honor al matemático serbio que los estudió en los años veinte.

Dennis V. Kent posa junto a un testigo extraido de Arizona - Nick Romanenko/Rutgers University-New Brunswick




Se conoce un ciclo de 100.000 años en la excentricidad de la órbita terrestre y que se suma al de los 405.000 ahora estudiado. También hay un ciclo de 41.000 años de duración marcado por la inclinación del eje de la Tierra en relación con el Sol, y uno de 21.000 marcado por el cabeceo del planeta, que recuerda al de un trompo cuando gira y se tambalea.

La realidad es que todos estos ciclos influyen en el clima. Determinan cuánta luz solar incide sobre cada hemisferio, lo que es muy importante, porque el norte y el sur no tienen la misma superficie de tierra firme y de océano y, por lo tanto, no reaccionan igual a los cambios en la cantidad de radiación solar que llega.

Sin tener en cuenta que los continentes se mueven en el plazo de millones de años, puede ocurrir que varios de los ciclos de Milankovitch «empujen» en un mismo sentido y promuevan el calentamiento del planeta. Sin embargo, otras veces alcanzarán un equilibrio o bien promoverán el enfriamiento.

¿Detrás de las glaciaciones?

En los setenta se averiguó que los ciclos de Milankovitch parecían explicar la sucesión de glaciaciones y calentamientos de los últimos milones de años, pero no se puede encajar estas tendencias con los cambios en la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera, otro gran factor que influye en el clima.

Ahora, la investigación de Kent explica que cuando el ciclo de 405.000 años llega al máximo y la órbita de la Tierra se alarga, los cambios provocados por los otros ciclos se hacen más intensos. En consecuencia, los veranos acaban siendo más cálidos y los inviernos más fríos. Los períodos secos más secos y los húmedos, más húmedos.

Esto coincide, según los investigadores, con lo que ocurrió a finales del Triásico, un momento en que el clima era cálido por motivos desconocidos. Las precipitaciones aumentaron cuando la órbita era más excéntrica, y cuando fue más circular aparecieron periódos más secos.

Según la teoría de Milankovitch, en la actualidad la Tierra está en el máximo de un ciclo de calentamiento de 21.000 años, que acabó con el último período glacial. Por tanto, dentro de milenios deberían comenzar a notarse los efectos del enfriamiento natural del clima. Por otro lado, el planeta está casi en la parte circular del ciclo de 405.000 años, por lo que es difícil que este ciclo tenga consecuencias en la escala de tiempo humano. «Podría pasar. Supongo que podríamos esperar para ver. Por otro lado, todo el dióxido de carbono que estamos metiendo en la atmósfera ahora es clave. Está teniendo un efecto que podemos medir justo ahora. El ciclo planetario es más sutil», ha explicado Dennis V. Kent.


Fuentes: ABC

24 de agosto de 2016

El próximo 27 de agosto Venus y Júpiter se acercarán a 0,07° de distancia



Por: Fabián Sánchez Tamariz
Desde Cuenca - ECUADOR


Para Ecuador- Siguen conjunciones de ensueño para los próximos días, al atardecer del 27 de agosto tendremos una espectacular, Júpiter y Venus estarán aparentemente tan juntos que con buena vista podremos distinguirlos uno del otro, lo mas espectacular es que podremos observarlos al mismo tiempo desde el campo visual de cualquier prismático y ni se diga por el ocular de un telescopio mediano, allí lucirán su máxima belleza. Ademas Marte estará situado a menos de 6° hacia el sur de ellos, hermoso conjunto planetario digno de observar y realizar fotografías. 

Desde nuestra posición geografía podremos observar la conjunción en horizonte despejado luego de la caída del sol hasta las 19H40 (en la costa), un poco menos por las montañas (en la sierra), hasta las 7H30 aproximadamente dependiendo de la altura de ellas. Observar hacia el oeste, los dos astros son muy brillantes para localizarlos fácilmente, de ellos desplazarse unos grados hacia el sur y encontraremos a Mercurio con su débil brillo. 
En los anocheceres de estos días ya es posible observar los tres astros formando un hermoso triangulo aproximadamente de unos 5 grados de lado en promedio, fácilmente caben en el campo visual de un binocular común, conforme pasan los días Júpiter y Venus se irán acercando cada vez mas hasta el 27 que es la conjunción. 
Que lo disfruten... :)
¡Cielos claros y excelentes observaciones! Fabian

El próximo sábado, 27 de agosto de 2016, Venus y Júpiter estarán en conjunción al ocultarse el Sol en dirección Oeste. La distancia entre los dos planetas será de tan solo 0,07°, lo suficientemente cerca como para que ambos objetos sean fácilmente visibles al mismo tiempo a través de cualquier tipo de telescopio. Venus tendrá una magnitud de -3,9 y Júpiter de -1,7; el máximo acercamiento ocurrirá a las 16:00 UTC. La conjunción se podrá observar a simple vista desde cualquier país.

14 de agosto de 2016

Venus pudo haber sido habitable mientras la vida se desarrollaba en la Tierra

Venus pudo albergar vida hasta hace 715 millones de años - EFE

Un equipo de investigadores ha simulado cuatro escenarios del planeta hace millones de años, cuando las condiciones eran muy similares a las de nuestro globo

Actualmente es impensable que Venus, el planeta más caliente del sistema solar, albergue vida. Sus temperaturas extremadamente elevadas, así como sus volcanes activos y una atmosfera que es principalmente de dióxido de carbono, hacen imposible que sea un lugar habitable.

Sin embargo, hubo una época en la que en este planeta pudieron darse lascondiciones necesarias para la vida. Un equipo internacional de investigadores, liderado por expertos de la NASA, ha creado una serie de simulaciones de Venus hace miles de millones de años que apuntan a que este planeta pudo ser habitable.

El grupo liderado por Michael Way ha simulado hasta cuatro escenarios de Venus en el pasado, que varían según factores como la duración del día o la cantidad de luz solar recibida. En su evolución a lo largo de billones de años, el grupo de investigación comprobó cómo uno de los modelos no solo registraba temperaturas moderadas, sino hasta densas capas de nubes que podrían haber protegido al planeta de la agresiva radiación del sol, condiciones que se podrían haber dado hasta hace 715 millones de años.

La investigación comenzó a partir de la idea de que Venus y la Tierra fueron similares hace miles de millones de años, cuando la atmósfera de nuestro planeta también estaba formada, sobre todo, por dióxido de carbono. Ya en 2010, científicos habían señalado las similitudes de tamaño, densidad y composición entre ambos satélites.

«Ambos planetas probablemente disfrutaron de océanos de agua líquida caliente en contacto con rocas y con moléculas orgánicas que experimentaron una evolución química en esos océanos», comenta David Grinspoon, del Instituto de Ciencia Planetaria en Tucson, en Arizona, para el medio New Scientist. «Hasta donde entendemos en la actualidad, esos son los requisitos para el origen de la vida ».

«Es uno de los grandes misterios sobre Venus. ¿Cómo ha llegado tan diferente de la Tierra cuando parece probable que hayan originado de manera tan parecida?», añade.

El trabajo no ha podido avanzar hacia los motivos por los que Venus ha pasado de ser ese planeta que se ve en las simulaciones a lo que es actualmente. Según los expertos, la velocidad a la que el planeta giraba sobre su eje podría haber tenido algo que ver con ello. En este sentido, han seañalado que la aceleración de la rotación afectó levemente al aumento de las temperaturas, según destacan los patrones climáticos. Hoy en día, Venus tarda en girar sobre sí mismo 243 días terrestres, un periodo más largo que su órbita: 225 días.


Fuentes: ABC

25 de julio de 2016

Bajo las nubes una nueva vision de la superficie de Venus

Ondas de gravedad en Venus

Gracias a las observaciones del satélite Venus Express de la ESA, los científicos han demostrado por primera vez cómo los patrones meteorológicos vistos en las gruesas capas de nubes de Venus están directamente relacionados con la topografía de la superficie que cubren. En lugar de impedirnos la observación, las nubes de Venus podrían ofrecernos información de lo que hay debajo.

Las altas temperaturas de Venus, debidas al extremo efecto invernadero que calienta su superficie hasta alcanzar los 450 grados Celsius, son bien conocidas. El clima en la superficie del planeta resulta opresivo: además del calor, recibe poca luz debido a la gruesa capa de nubes que rodea completamente el planeta. Los vientos superficiales son muy lentos, soplando a un metro por segundo, apenas la velocidad de un tranquilo paseo.

Sin embargo, lo que vemos al observar nuestro planeta gemelo desde las alturas es un enorme manto nuboso, liso y brillante, formado por una gruesa capa de 20 km de espesor. Al situarse entre 50 y 70 km por encima de la superficie del planeta, presenta unas temperaturas menores y similares a las temperaturas en la cima de las nubes terrestres, de unos -70 grados Celsius. La capa superior también sufre una meteorología más extrema, con vientos cientos de veces más rápidos que en la superficie del planeta (e incluso más rápidos que su velocidad de rotación, en un fenómeno denominado ‘superrotación’).

Aunque estas nubes suelen impedirnos ver la superficie venusiana, ya que solo podemos atravesarlas mediante radares o luz infrarroja, es probable que sean la clave para desvelar algunos de los secretos del planeta. Los científicos sospechan que los patrones meteorológicos producidos en la cima de las nubes son consecuencia de la topografía del terreno que se halla debajo. Aunque ya habían obtenido indicios de ello en el pasado, no habían sido capaces de desvelar completamente su funcionamiento... Hasta ahora.

Cima de las nubes de Venus




Gracias a las observaciones del satélite Venus Express de la ESA, los científicos han podido mejorar enormemente la precisión del mapa de Venus explorando tres aspectos del clima nuboso del planeta: la velocidad de circulación de los vientos, cuánta agua alojan las nubes y qué brillo presentan estas nubes en el espectro (y específicamente en luz ultravioleta).

“Los resultados muestran que estos aspectos —vientos, contenido acuático y composición de las nubes— se relacionan de algún modo con las propiedades de la propia superficie de Venus”,admite Jean-Loup Bertaux del laboratorio francés LATMOS (Laboratorio de atmósferas, medios y observaciones espaciales) y autor principal del nuevo estudio de Venus Express. “Hemos utilizado observaciones de la sonda recopiladas a lo largo de seis años, de 2006 a 2012, lo que nos ha permitido estudiar los patrones meteorológicos del planeta a largo plazo”.

Aunque Venus es un planeta muy seco en comparación con la Tierra, su atmósfera contiene ciertas cantidades de vapor de agua, especialmente por debajo de su capa de nubes. Bertaux y sus colegas estudiaron la cima de las nubes de Venus en la banda infrarroja del espectro, lo que les ha permitido captar la absorción de luz solar por el vapor de agua y detectar su nivel de presencia en cada punto de la cima de las nubes (70 km de altitud).

Detectaron un área concreta de nubes, cerca del ecuador venusiano, que albergaba más vapor de agua que sus alrededores. Esta región ‘húmeda’ se encontraba justo encima de una cadena de montañas de 4.500 metros de altitud denominada Aphrodite Terra. Este fenómeno parece deberse a que el aire rico en agua de la atmósfera más baja se ve empujado hasta ascender por encima de las montañas de Aphrodite Terra, lo que ha llevado a los científicos a bautizarlo como la ‘Fuente de Afrodita’.

Como explica Wojciech Markiewicz, del Instituto Max-Planck para la investigación del sistema solar en Göttingen, Alemania, y coautor del estudio: “Esta ‘fuente’ estaba confinada dentro de un remolino de nubes descendentes que atravesaban Venus de este a oeste. Nuestra primera pregunta fue: ¿por qué? ¿A qué se debía toda esa agua localizada en ese punto concreto?”

Al mismo tiempo, los científicos utilizaron Venus Express para observar las nubes con luz ultravioleta y registrar su velocidad. Así, descubrieron que las nubes que descendían de la ‘fuente’ reflejaban menos luz ultravioleta que las demás, y que los vientos por encima de la región montañosa de Aphrodite Terra eran un 18% más lentos que en las regiones colindantes.

Estos tres factores pueden explicarse por un único mecanismo provocado por la densa atmósfera de Venus, proponen Bertaux y sus colegas.

“Cuando los vientos atraviesan las pendientes montañosas de la superficie, generan las llamadas ondas de gravedad”, añade Bertaux. “A pesar de su nombre, no tienen nada que ver con las ondas gravitacionales, que son ondulaciones en el tejido espacio-temporal; las ondas de gravedad son un fenómeno atmosférico que puede verse a menudo en las áreas montañosas de la superficie terrestre.Por así decirlo, se forman cuando el aire se arremolina sobre una superficie irregular. Las ondas se propagan verticalmente hacia arriba, aumentando de tamaño hasta que rompen justo debajo de la cima de las nubes, como sucede con las olas en la costa”.

A medida que esas ondas rompen, empujan los veloces vientos que soplan a gran altitud, reduciendo su velocidad. Eso explicaría por qué los vientos por encima de la altiplanicie de Aphrodite Terra son más lentos que en otras regiones.

No obstante, estos vientos recuperan sus velocidades cuando descienden desde esta cordillera venusiana, con un movimiento que actúa como una bomba de aire. La circulación del viento provoca un movimiento ascendente en la atmósfera del planeta que empuja hacia arriba aire rico en agua y material oscuro en luz ultravioleta desde las capas inferiores de las nubes, llevándolo hasta su cima y creando tanto la ‘fuente’ observada como una amplia columna de vapor descendente.

Venus Express



“Sabemos desde hace años que la atmósfera de Venus alberga un misterioso fenómeno que absorbe la luz ultravioleta, pero aún no sabemos de qué puede tratarse”, confiesa Bertaux. “Este descubrimiento nos ayuda a comprenderlo un poco mejor y a entender su comportamiento: por ejemplo, ahora sabemos que se produce por debajo de la cima de las nubes y que el material oscuro en luz ultravioleta se ve empujado por la circulación del aire, atravesando en su ascenso la cima de las nubes de Venus”.

Los científicos ya sospechaban que se producían movimientos ascendentes en la atmósfera de Venus a lo largo de su ecuador, provocados por los mayores niveles de radiación solar. El descubrimiento que nos ocupa ahora revela que la cantidad de agua y material oscuro localizados en las nubes de Venus también aumenta en puntos concretos alrededor del ecuador del planeta. “Esto se debe a las montañas en la superficie de Venus, que provocan la formación de ondas ascendentes y la circulación de vientos que arrastran materiales desde niveles inferiores”, explica Markiewicz.

Además de ayudarnos a conocer mejor a Venus, descubrir que la topografía superficial puede afectar significativamente la circulación atmosférica tiene consecuencias para nuestra comprensión de la superrotación planetaria y del clima en general.

“Es evidente que este descubrimiento desafía nuestros actuales modelos de circulación generales”,admite Håkan Svedhem, científico de la ESA para Venus Express. “Mientras que nuestros modelos reconocen una relación entre la topografía y el clima, normalmente no producen patrones meteorológicos persistentes relacionados con figuras topográficas superficiales. Esta es la primera vez que vemos este vínculo claramente en Venus, y eso es un resultado de gran importancia”.

Venus Express estuvo operativa en Venus entre 2006 y 2014, cuando concluyó su misión y la nave comenzó su descenso a través de la atmósfera del planeta.

En el estudio realizado por Bertaux y sus colegas se han empleado varios años de observaciones captadas por la cámara VMC (Cámara de Monitorización de Venus), que explora las velocidades de los vientos y el brillo ultravioleta de las nubes, y por el espectrómetro SPICAV (Espectroscopio para la investigación de las características de la atmósfera de Venus), que estudia la cantidad de vapor de agua que contienen las nubes.

“Esta investigación no habría sido posible sin la monitorización continua y fiable del planeta por parte de Venus Express en varias bandas del espectro. Los datos utilizados en este estudio han sido recopilados a lo largo de muchos años”, añade Svedhem. “Un aspecto fundamental es que saber más sobre los patrones de circulación de Venus nos puede ayudar a identificar cada vez mejor el misterioso fenómeno que absorbe la luz ultravioleta en el planeta, lo que a su vez nos permitirá comprender aún más la atmósfera y el clima del planeta en general”.

Fuentes: ESA

28 de mayo de 2016

TRÁNSITO INVERSO DE VENUS 6 JUNIO 2016

El 6 de junio de 2016 Venus pasa justo al otro lado del Sol produciéndose un tránsito inverso justo 4 años después del 6 de junio de 2012 en el que fue el tránsito.

6 de junio de 2016: Venus al otro lado del Sol 4 años después del tránsito del 6 de junio de 2012

Realmente Venus tarda unos 2 días en pasar por detrás del Sol. El día 5 de junio se oculta y del día 7 asoma. Aquí podemos verlo comparado con la situación del 6 de junio de 2012 con un montaje con escenas de Stellarium y Solar System Scope.

Paso de Venus justo al otro lado del Sol el 6 de junio de 2016 cuatro años después de su tránsito el 6 de junio de 2012

Mientras la Tierra está en el mismo punto de su órbita que hace 4 años (4 órbitas), Venus está en el punto contrario al punto en el que estuvo hace 4 años durante los que dio 6 órbitas y media, pues el periodo orbital de Venus es de 224,7 días.

4 años = 1461 días / 224.7 días periodo orbital de Venus = 6,5 
                    órbitas de Venus

4 años son prácticamente un número entero de días. Es la mitad de 8 años, que es el periodo del ciclo pentagonal Venus/Tierra, lo que significa que Venus, tras 6 pasos al otro lado del Sol en 6,5 órbitas, está en el punto intermedio de dicho ciclo que comenzó aquel 6 de junio de 2012 pasando por delante de la Tierra, y ahora, 6 de junio de 4 años después, está de nuevo pasando al otro lado del Sol, en su 7º paso.

Al pasar Venus al otro lado del Sol en la misma fecha (6 de junio) que la del tránsito del 2012 significa que la Tierra está en el mismo punto de su órbita, y por su lado Venus está al otro lado. Y aunque ambos planetas están entre sí en puntos contrarios de las órbitas, están en el punto de intersección de sus planos, y de ahí que Venus pase justo por el otro lado del Sol. Su órbita está 3,5º inclinada respecto a la de la Tierra.

Vistas rasantes de los planos de las órbitas de Venus y las fechas correspondientes a los puntos de intersección

Estos 4 años desde el 6 de junio de 2012 y el 6 de junio de 2016 son la mitad de los 8 años que componen el ciclo de 5 alineaciones de Venus con la Tierra hasta el 4 de junio de 2020. Por tanto es el momento intermedio de dicho ciclo.

Fuentes: Asteromia

1 de mayo de 2016

Visibilidad de planetas y asteroides Mayo 2016




Mercurio estará en conjunción inferior el 9 de mayo, cuando se producirá su tránsito a través del disco solar, y hacia fin de mes aparecerá en el firmamento del amanecer, poco antes de la salida del Sol. Venus será difícil de observar durante todo el mes debido a su proximidad al Sol. Marte estará en oposición el 22 de mayo, cuando alcanzará un brillo similar al de Júpiter, y resultará visible durante toda la noche. El planeta rojo estará cerca de la estrella Antares (Alfa Scorpii), formando un llamativo triángulo con Saturno.

Estas efemérides están calculadas para una ubicación a 35° de latitud sur. Si bien los planetas generalmente son visibles en ambos hemisferios terrestres, la altura de los mismos sobre el horizonte local dependerá de la ubicación del observador, y algunos eventos, en especial los relacionados con la Luna, pueden llegar a ser visibles solamente desde un área limitada.

Visibilidad de planetas y asteroides

Mercurio comenzará el mes poniéndose apenas unos 20 minutos después que el Sol el día 1, por lo cual no será posible observarlo. El planeta alcanzará su conjunción inferior, ubicado entre la Tierra y el Sol, en la mañana del día 9, cuando se producirá su tránsito a través del disco solar. El evento será visible en su totalidad desde la mayor parte de Sudamérica, Europa occidental y el este de Norteamérica. Para el resto del continente americano, el tránsito comenzará antes de la salida del Sol.

Luego de la conjunción inferior, Mercurio aparecerá al amanecer, alejándose paulatinamente del Sol. El día 24 el planeta, brillando con magnitud 1.8, estará unos 7° por encima del horizonte una hora antes de la salida del Sol. Una semana después, Mercurio habrá incrementado su altura a unos 10° una hora antes de que salga el Sol, brillando con magnitud 1.0 por encima del horizonte este-noreste.

Venus estará cerca del Sol en el firmamento del amanecer durante todo mayo. En los primeros días del mes su elongación será de apenas 10°, con el planeta saliendo unos 50 minutos antes que el Sol. Para el día 31 ya lo hará apenas 10 minutos antes que el Sol, con lo cual su observación será muy difícil.

Marte, que ha venido incrementando su brillo en los últimos meses, alcanzará su oposición con el Sol el día 22. Con una magnitud de -2.1, será tan brillante como Júpiter durante algunos días. El planeta rojo estará en la constelación de Scorpius, a menos de 9° de la estrella Antares (Alfa Scorpii), y será visible prácticamente durante toda la noche. Al igual que Marte, esta estrella tiene un color anaranjado-rojizo, y recibió su nombre por su similitud con el planeta rojo (“Antares” significa “rival de Ares”, y hace referencia a Ares, el dios griego de la guerra, Marte para los romanos). Sin embargo, con una magnitud de 1.1, la estrella resultará notablemente menos brillante que Marte durante su acercamiento a nuestro planeta. Además, Saturno estará a unos 12° de Marte, y en la noche del día 21, la Luna llena estará cerca de ambos, formando un cuadrilátero con los dos planetas y Antares.

Ceres, brillando con magnitud 9.3, estará en la constelación de Cetus durante mayo. El planeta enano será visible a la madrugada, saliendo unas tres horas antes que el Sol el día 1, y poco más de cuatro horas antes que el Sol el día 31.

El asteroide (4) Vesta estará en la constelación de Taurus. Con un brillo de magnitud 8.4, comenzará el mes en el firmamento del atardecer, poniéndose menos de una hora después de la puesta del Sol. Durante los días siguientes su observación resultará cada vez más difícil, hasta hacerse imposible por su cercanía al Sol. El asteroide estará en conjunción con el Sol el día 24, por lo que resultará invisible por el resto de mayo.

El asteroide (7) Iris estará en oposición el día 29, brillando con magnitud 9.2. Ubicado en la constelación de Ophiuchus, estará a unos 3° de la estrella Antares (Alfa Scorpii), casi 6° de Saturno y 9,5° de Marte. La estrella Rho Ophiuchi, de magnitud 4.6, estará a una distancia angular de 13 minutos de arco del asteroide. Rho Ophiuchi posee dos compañeras cercanas, fácilmente visibles mediante binoculares, de magnitud 6.8 y 7.3, que se encuentran cada una a 2,5 minutos de arco de la estrella más brillante.

Júpiter será visible al anochecer, poniéndose después de medianoche. El planeta continuará en la constelación de Leo, sin variar demasiado su posición a lo largo de mayo, ya que estará estacionario el día 10. La Luna en fase creciente, con su disco iluminado en un 60%, estará algunos grados a la izquierda del planeta en la noche del día 14, y algunos grados a la derecha del planeta en la noche del día 15.

Saturno saldrá casi dos horas después de la puesta del Sol el día 1, y casi al mismo tiempo que la puesta del Sol el día 31, por lo que será visible prácticamente durante toda la noche. El planeta de los anillos estará en la constelación de Ophiuchus, cerca de Marte y la estrella Antares (Alfa Scorpii) en la vecina constelación de Scorpius, e irá incrementando su magnitud de 0.2 a 0.0 a lo largo de mayo. En la noche del día 22 la Luna en fase menguante, con su disco iluminado en un 98%, estará a menos de 4° por debajo del planeta.

Urano será visible al amanecer en la constelación de Pisces, brillando con magnitud 5.9 durante mayo. El día 1, el planeta saldrá una hora y media antes que el Sol, pero hacia fin de mes ya lo hará unas 4 horas antes.

Neptuno comenzará el mes en el firmamento de la madrugada, e irá saliendo cada vez más temprano, hasta hacerlo poco después de medianoche el día 31. Con una magnitud de 7.9, el planeta estará en la constelación de Aquarius, desplazándose en dirección este y pasando cerca de la estrella Lambda Aquarii, de magnitud 3.7. Ambos estarán separados por una distancia angular de menos de 0,5° a mediados de mayo, con Neptuno a la derecha y ligeramente por encima de la estrella.

Plutón seguirá en la constelación de Sagittarius durante mayo, brillando con magnitud 14.4 y a menos de 1° de la estrella Pi Sagittarii, de magnitud 2.9. El planeta enano saldrá unas tres horas antes de medianoche el día 1, adelantándose un par de horas hacia el día 31.