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13 de septiembre de 2018

ASTROBIOLOGÍA - Extremófilos en minerales darían señales de vida en otros planetas

"Muestras tomadas en Pescadero (Santander) y Villa de Leyva (Boyacá) podrían ser estudiadas y comparadas con las de otros planetas para establecer la existencia de vida extraterrestre a partir de microorganismos que sobreviven en condiciones extremas"
El hallazgo permitirá que algunos de los minerales evaluados, como cuarzo, calcita y feldespato alcalino, se propongan como evidencia de actividad biológica, y que al encontrarse en otros planetas se puedan realizar experimentos similares para determinar si también están en capacidad de propiciar el crecimiento de colonias de microorganismos.

“Los microorganismos endolíticos son aquellos capaces de aprovechar la humedad de los espacios físicos que se encuentran dentro de rocas y minerales. Según el lugar donde se alojen pueden ser criptoendolíticos –en las porosidades de la roca– o chasmoendolíticos, si lo hacen en las fisuras”, explica Julián Andreas Corzo, candidato a magíster en Geología de la Universidad Nacional de Colombia (U.N.).

Para el proyecto desarrollado por el Grupo de investigación de Ciencias Planetarias y Astrobiología (GCPA) se optó por emplear minerales, debido a que tienen una fuente de elementos químicos más limitada para nutrir a los microorganismos.

“Mientras que los minerales son elementos sólidos e inorgánicos, de origen natural, con una estructura interna cristalina y definida, las rocas son un conjunto de dos o más minerales”, precisa el profesor David Tovar, codirecctor del GCPA.


Muestras de minerales tomadas. (Foto: Santiago Rodríguez)



Como los minerales más comunes en la corteza terrestre son aquellos capaces de formar roca, la investigación se centró en hacer los análisis a partir de microorganismos obtenidos en tres de ellos: cuarzo (formado por silicio y oxígeno), calcita (compuesta de carbonato de calcio), y feldespato alcalino (conformado por potasio, aluminio y silicio).

En tal sentido, se buscó establecer cuál de los tres minerales seleccionados resultaba más apropiado para formar colonias de microorganismos, a partir de un proceso que incluyó la ubicación de los lugares donde se pudieran tomar las muestras para su posterior análisis en los laboratorios de la U.N.

Como la recolección de estos minerales se debe hacer sin que ningún agente externo entre en contacto con los microorganismos, las muestras se deben tomar siguiendo un protocolo que incluye el uso tanto de tapabocas y guantes como de un martillo geológico esterilizado.

“El martillo geológico está diseñado para que al golpear la roca no salgan astillas que puedan contaminar la muestra con fragmentos del metal de la herramienta”, precisa el profesor Tovar.

Con el fin de garantizar que los organismos no se sigan reproduciendo, las muestras se disponen en bolsas estériles que luego se almacenan a 4 ºC para evitar cualquier contaminación externa.

Después se fractura la roca, se hace un raspado de su interior y comienza el análisis de las muestras a partir de un método en el que se agrega material sólido para completarlo en una solución líquida que se irá trasvasando a otros recipientes para obtener la mayor concentración de microorganismos posible (series de dilución).

Aunque los avances de la investigación permitirán establecer en cuáles sustratos podrían vivir estos microorganismos y cuáles minerales sería más favorables para formar colonias, se encontró que en efecto los tres minerales están en capacidad de contribuir con este proceso.

En tal sentido, llama la atención que de los tres minerales analizados, el feldespato alcalino tuviera más elementos químicos disponibles para la nutrición de las bacterias y que en este se desarrollaron más comunidades de este tipo.

De igual manera, se encontró que los microorganismos que crecieron en un tipo de mineral no lograron hacerlo en otros, lo que se traduce en requerimientos específicos para el desarrollo de algunos de ellos. 

Fuente: UN/DICYT

6 de junio de 2018

Las tenebrosas consecuencias que no te cuentan de vivir y morir en Marte

Investigadores alertan sobre los riesgos de fundar una colonia permanente en este planeta. Tener hijos y vivir en comunidades supondría unos riesgos biológicos y morales muy importantes

Fotograma de «The Martian». Marte es un desierto helado, reseco, sin oxígeno, con poca gravedad y barrido por la radiación - Twentieth Century Fox | Vídeo: ¿Qué pasaría si viviéramos en el espacio?

Muchos han propuesto hacer las maletas para ir a Marte o a la Luna para evitar el apocalíptico futuro que parece esperarle a nuestro planeta. Mentes preclaras, como las del mismísimo Stephen Hawking, creían que la supervivencia a largo plazo de la humanidad pasaba por el espacio. Las naves y colonias espaciales eran para él un «seguro de vida» ante el riesgo de que caiga un gran asteroide en la Tierra o que el ser humano no pueda resolver importantes problemas, como el crecimiento demográfico descontrolado, la contaminación o el agotamiento de los recursos naturales. En esta línea, el magnate Jeff Bezos ha propuesto recientemente llevar la industria a la Luna, a pesar de que en la actualidad el coste de enviar un mero kilogramo allí y traerlo de vuelta tiene un coste astronómico.

Puede que la tecnología sufra una revolución increíble en las próximas décadas o siglos y que estos sueños se hagan realidad. Pero todavía así cabe una pregunta: ¿realmente querríamos vivir en Marte o en la Luna, en vez de en nuestro planeta azul? ¿Qué retos éticos y biológicos habría que afrontar? ¿Habría libertad y democracia en estas colonias espaciales? Un artículo recientemente publicado en la revista «Futures» se ha planteado estas cuestiones. Los autores, biólogos y filósofos de las Universidades de Rzeszow (Polonia) y Florida (EE.UU), y del Laboratorio Nacional de Biociencias (Brasil), concluyen que Marte pondrá a prueba la moral, la cultura y la propia naturaleza de la especie humana. Destacan, además, que allí será extremadamente difícil lograr algo fundamental tanto para el ser humano como para la colonización: la fundación de una familia.

«La reproducción en Marte sería necesaria para la superviviencia de la colonia y la expansión subsiguiente», escriben los autores del estudio en el artículo. En un principio, subrayan, sería clave que hubiera migración desde la Tierra, pero llegado un punto sería necesario que esto solo fuera una fuente complementaria. «Por desgracia, esta tarea plantea unos retos titánicos», prevén.

Las consecuencias de vivir en hipogravedad

Los más inmediatos son los biológicos. «Durante el viaje, los astronautas pueden padecer cinetosis, dolores de cabeza y de cuerpo, problemas genitourinarios (...) pérdida muscular y ósea, inmunosupresión, e incluso ceguera temporal», escriben los autores. La microgravedad, además, altera el sistema nervioso, la audición, la visión, y provoca cambios en el sistema cardiovascular. ¿Cómo podría lidiar con todo esto una mujer embarazada? ¿Afectaría un viaje de meses a una mujer que quisiera quedarse embarazada en Marte, tiempo después?


El astronauta Scott Kelly, durante su misión en la Estación Espacial Internacional, en 2015. Desde su salida de la Tierra, los colonos marcianos no volverían a disfrutar de la gravedad terrestre - NASA

Sobre todo porque, «(vivir en) una colonia marciana no facilitará la recuperación del astronauta a un estado de salud óptimo (...). La gravedad de Marte es 0,38 veces la terrestre, lo que indica que los astronautas permanecerán en hipogravedad durante toda su misión, o durante toda su vida». Por tanto, prosiguen los autores: «Asumimos que la mayoría de los astronautas jamás se recuperarán a un estado de salud similar al anterior al viaje, y que tendrán que adaptarse a nuevos parámetros de salud y bienestar». Es decir, a vivir con serias limitaciones físicas.

Embarazo en un entorno radiactivo

Todo esto sin contar con factores aún más peligrosos, como la necesidad de suministrar oxígeno de forma artificial o la posible exposición crónica a elevadas dosis de radiación, debido a la falta de escudo magnético en Marte. Otros investigadores han averiguado que solo un viaje de seis meses hasta Marte haría que los astronautas recibieran dosis de radiación de 300 milisieverts, 15 veces más que el límite de radiación anual permitido para trabajadores de centrales nucleares.

Los autores del estudio subrayan que no se conoce todavía cómo estos factores afectarían al embarazo. Por este motivo insisten en la necesidad de hacer más investigaciones en el espacio, por ejemplo en la Estación Espacial Internacional, para analizar los efectos de estas adversidades sobre los embriones y las madres.

También destacan que la edad de las madres marcianas puede convertirse en un problema, dado que las astronautas femeninas suelen comenzar ese trabajo con 32 años. Por eso, sugieren explorar lacriopreservación de gametos y embriones para facilitar la reproducción en el espacio de personas más mayores. Esto sería especialmente importante, porque recuerdan que la escasa gravedad también podría afectar a la producción de gametos y a la fertilidad.

Teniendo en cuenta estas dificultades y la complejidad y el peligro de vivir en una planeta extraño, los investigadores creen que «el proceso de tener niños puede ser apabullante», por lo que creen que para las familias será indispensable contar con apoyo de psicólogos, además de una sólida red de cuidados médicos.

¿Valores humanos en Marte?

Aparte de poner a prueba la biología, los investigadores creen que Marte pondrá a prueba las leyes y los principios morales terrestres. Allí, la dureza de las condiciones, el hecho de vivir en pequeñas colonias con un número limitado de compañeros y de hacerlo muy lejos de la Tierra, podrían cambiar los valores humanos. Creen que esto podría afectar a uno de los principios más fundamentales de la civilización occidental: el valor de la vida. ¿Podría ser que el interés de la comunidad prevaleciera sobre el del individuo?

Marte es un medio extremadamente hostil en el que los humanos podrían vivir dentro de colonias. Los investigadores prevén que esto transformará la moral y la ética humanas - Twentieth Century Fox

«Un ambiente hostil y con una población pequeña podría resultar en la elevación del valor del grupo sobre el valor del individuo», escriben los autores. Esto, según sostienen, podría modificar la mentalidad en lo relacionado con el aborto, la eutanasia de personas con enfermedades terminales o incluso en el sacrificio de personas por el bien de toda la comunidad. Por ejemplo, adelantan que la política de aborto en el espacio será más liberal que en la Tierra porque, por ejemplo, «el nacimiento de niños discapacitados sería muy perjudicial para la colonia».

También predicen que la libertad sexual se verá restringida. «Sospechamos que la práctica de asesoramiento genético, la selección cuidadosa de pareja o la restricción de derechos reproductivospodrían ser una estrategia necesaria para evitar la aparición de rasgos incompatibles con la vida en Marte durante las próximas generaciones». Esto, que indican que no debe confundirse con la eugenesia (la mejora de la calidad genética de la especie por medio de la reproducción selectiva), debe tener en cuenta sobre todo el valor del mestizaje y la importancia de impedir la consanguineidad.

¿Podría llegar este tipo de mentalidad a coartar la libertad de los individuos e instaurar un regimen antidemocrático? Los investigadores no contestan a esta pregunta, y reconocen que no se puede predecir qué podría ocurrir, puesto que no hay precedentes.

Una filosofía y una religión marcianas

Sí que prevén que los valores morales marcianos evolucionarán de forma distinta a los terrestres. Por eso, adelantan, una educación marciana será fundamental: Señalan que una estrategia podría ser «crear una «religión» marciana que dé sentido al hecho de vivir en Marte, promover la integración y la aceptación de la ciencia y la tecnología, potenciar el comportamiento altruista y conciliar los conceptos culturales y morales de astronautas de distintos orígenes». Las posibles desviaciones éticas de estos principios resultan espeluznantes.

Este futuro marciano, más bien distópico, no parece inmediato. La tecnología necesaria no ha sido desarrollada todavía y falta mucho para que se puedan hacer viajes numerosos, seguros y viables económicamente. Esto es importante, porque varios estudios han explicado que el tamaño mínimo de una colonia permanente está en los 500 individuos, para evitar los problemas de la consanguineidad. Otros tienen en cuenta la aparición de catástrofes o enfermedades, y sitúan esta cifra en un mínimo de 5.000 individuos. Dada la dureza del desierto radiactivo y frío que es Marte, este tamaño mínimo podría ser incluso mayor.

«Es muy improbable que una colonia humana en Marte llegue a ese número en las décadas siguientes a las primeras misiones (previstas como pronto para la década de los treinta)», escriben.

Si se pudiera colonizar Marte, los autores discuten que podría llegar un punto en que apareciera una nueva humanidad o incluso una nueva especie. Esto sería una prueba de la capacidad del hombre de dejar la Tierra y explorar el Universo. Pero las dificultades son enormes. Parece que uno de los retos será que al abandonar la Tierra el humano no deje de identificarse en un espejo.

Fuentes: ABC

19 de mayo de 2018

Evidencias de posible vida a 628 millones de kilómetros de la Tierra

Europa tiene geiseres que podrían albergar otro tipo de vida en nuestro sistema solar

La NASA ha confirmado la existencia de geiseres de más de 100 kilómetros de altura en Europa que podrían albergar algún tipo de vida. Esta luna de Júpiter, situada a 628 millones de kilómetros de la Tierra, es uno de los lugares más prometedores para la búsqueda de vida extraterrestre en nuestro sistema solar.

La Agencia Espacial de Estados Unidos (NASA) ha confirmado la existencia de geiseres en Europa, la luna de Júpiter, situada a 628 millones de kilómetros de la Tierra, que podrían potencialmente albergar algún tipo de vida.

Un géiser es un tipo especial de fuente termal que emite periódicamente una columna de agua caliente y vapor al aire. Los géiseres son bastante raros, requiriendo una combinación de agua y calor y fortuitas cañerías que sólo se da en pocos lugares de la Tierra. Sin embargo, no son un fenómeno exclusivo de nuestro planeta: se han observado también en Encédalo, la luna de Saturno.

Ilustración artística de Júpiter y Europa (en primer plano) con la nave espacial Galileo después de haber sobrevolado una pluma que sale de la superficie de Europa. Las líneas del campo magnético (representadas en azul) muestran cómo la pluma interactúa con el flujo ambiental del plasma de Júpiter. Los colores rojos en las líneas muestran áreas más densas de plasma. Credits: NASA/JPL-Caltech/Univ. of Michigan.


La confirmación de geiseres en Europa se ha obtenido revisando con modelos informáticos nuevos y avanzados los datos recopilados en 1997 por la nave espacial Galileo de la NASA, que habían apreciado una ligera desviación no explicada del campo magnético de Europa.

En 2012, el telescopio espacial Hubble, también de la NASA, había sugerido la existencia de plumas en la luna de Júpiter. En hidrodinámica, una pluma es una columna de un fluido moviéndose a través de otro.

Esa información del Hubble también fue analizada de nuevo y demuestra que el depósito de agua líquida subterráneo de la luna de Júpiter está vertiendo columnas de vapor de agua sobre su corteza helada. Los resultados se han publicado en la revista Nature Astronomy.

Júpiter es el quinto planeta del sistema solar y se formó incluso antes que el Sol. Es 1.317 veces mayor que la Tierra y su órbita se sitúa aproximadamente a unos 750 millones de kilómetros del Sol.

Europa es el sexto satélite natural de Júpiter en orden creciente de distancia y el más pequeño de los cuatro satélites descubiertos por Galileo en 1610. Europa está compuesta principalmente por silicatos, tiene una corteza de hielo de agua  y un probable núcleo de hierro y níquel. Cuenta con una tenue atmósfera compuesta de oxígeno, entre otros gases. 

Ligera distorsión

En 2014, la NASA informó de actividad geológica en Europa, la primera detectada en otro mundo distinto de la Tierra. En 2015, varios científicos anunciaron que la sal marina del océano subterráneo de Europa podía estar cubriendo algunas características geológicas de la luna de Júpiter, lo que sugiere que el océano está interactuando con el fondo del mar. Esto, se dijo entonces, podría ser importante para determinar si el satélite de Júpiter reúne condiciones para la vida.



Al igual que Encélado, la luna de Saturno, que también tiene geiseres, Europa es uno de los lugares más prometedores para la búsqueda de vida extraterrestre en nuestro sistema solar, señala ahora la NASA a partir de la información recuperada de 1997, cuando Galileo se acercó a sólo 206 kilómetros de la superficie del satélite de Júpiter.

En la rueda de prensa en la que los científicos de la NASA han anunciado el descubrimiento, explicaron que cuando la sonda Galileo sobrevolaba Europa aquel año, había detectado una ligera distorsión, pero importante, del campo magnético, así como un aumento rápido de la densidad del plasma, o gas ionizado, que atravesaba la nave espacial.

Las simulaciones informáticas han demostrado ahora que un geiser de más de 100 kilómetros de altura estaba emergiendo de una región relativamente caliente de la superficie de Europa, y que este fenómeno es el que explicaba las distorsiones del campo magnético y el aumento de la densidad del plasma por encima del geiser.





Nuevas misiones a Europa

La NASA aventura que este descubrimiento abre la vía a destinar otras misiones espaciales para explorar en el futuro la luna de Júpiter. Europa Clipper, otra misión de la NASA, está previsto que sea lanzada la próxima década para descubrir si la luna de Júpiter podría albergar algún tipo de vida.

Otra misión, llamada Jupiter Icy Moons, está previsto que sea lanzada por la Agencia Espacial Europea (ESA) en la misma época, para sobrevolar Europa y otras lunas de Júpiter como Ganimedes y Calisto.

Teniendo en cuenta la demostración de plumas descubiertas hasta ahora, existen muchas posibilidades de que las nuevas misiones espaciales puedan obtener medidas directas de las plumas eyectando materiales del océano subterráneo hacia el espacio, lo que facilitará informaciones importantes para evaluar el potencial de vida en Europa, concluyen los científicos.



Fuentes: tendencias21

15 de julio de 2017

La paradoja de Fermi

Si tenemos algún vecino extraterrestre, ¿por qué aún no han contactado con nosotros?

¿Por qué si hay tantos planetas susceptibles de albergar vida inteligente, ninguna civilización extraterrestre se ha puesto en contacto con nosotros?

La conclusión a la que llegó el astrónomo Frank Drake a partir de su propia ecuación -una decena de civilizaciones capaces de comunicarse con nosotros en la Vía Láctea-, hoy, medio siglo después y a la vista de los últimos descubrimientos astronómicos, nos parece excesivamente prudente, y muchos creen que esas civilizaciones galácticas podrían contarse por cientos o miles.

A pesar de lo difícil que resulta detectar planetas extrasolares, ya se conocen más de tres mil, y algunos astrónomos consideran probable que la mayoría de las estrellas tengan planetas orbitando a su alrededor, lo que significaría que los “ecomundos” (planetas idóneos para albergar vida) se podrían contar por cientos de millones.

Y ahí es donde surge con renovada fuerza la conocida como “paradoja de Fermi”, pues el gran físico italiano, inspirador de la ecuación de Drake, se preguntó a mediados del siglo pasado por qué ninguno de esos supuestos vecinos galácticos se había puesto en contacto con nosotros ni había dejado ninguna huella perceptible de su presencia en el cosmos.

Una de las posibles explicaciones de esta paradoja es la denominada“hipótesis de la Tierra especial”, según la cual, aunque hubiera muchos planetas similares al nuestro, se requieren tal cantidad de condiciones para que se desarrolle la vida inteligente, que el proceso podría haberse dado en muy pocos planetas, tal vez solo en la Tierra. Pero esta hipótesis parte del supuesto de que la vida inteligente solo puede desarrollarse mediante un proceso análogo al que se ha dado en nuestro planeta, y no tiene por qué ser necesariamente así.

Invito a nuestras/os sagaces lectoras/es a reflexionar sobre la paradoja de Fermi y sus implicaciones. O a seguir reflexionando, mejor dicho, pues ya han empezado hacerlo en los numerosos y muy interesantes comentarios de la semana pasada.

Visitando a nuestros vecinos

Supongamos que en nuestro entorno galáctico más próximo hay tres planetas habitados por seres inteligentes, a “solo” 10, 20 y 30 años luz de distancia de la Tierra respectivamente. ¿Cuál es la distancia mínima a la que pueden estar dos de esos exoplanetas entre sí? ¿Y la máxima?

Queremos visitar esos tres mundos, uno tras otro, en un solo viaje. ¿Cuál es la disposición espacial que haría que ese viaje fuera mínimo en cuanto a la distancia recorrida por nuestra astronave? ¿Y la disposición que daría lugar al recorrido más largo?

Carlo Frabetti es escritor y matemático, miembro de la Academia de Ciencias de Nueva York. Ha publicado más de 50 obras de divulgación científica para adultos, niños y jóvenes, entre ellos Maldita física, Malditas matemáticas o El gran juego. Fue guionista de La bola de cristal.

Fuentes: El País 

16 de abril de 2017

Planetas del Tamaño de "Tatooine" Podrían Ser Habitables



Con dos soles en su cielo, el planeta Tatooine de Luke Skywalker en Star Wars, se parece a un mundo desierto de arena seca. En la vida real, gracias a los observatorios como el Telescopio Espacial Kepler de la NASA, sabemos que los sistemas de dos estrellas pueden mantener planetas, aunque los planetas descubiertos hasta ahora alrededor de los sistemas de estrellas dobles son grandes y gaseosos. Los científicos se preguntan: un planeta del tamaño de la Tierra orbitando dos soles, ¿podría albergar vida?

Resulta que tal planeta podría ser hospitalario si se encuentra a la distancia correcta de sus dos estrellas, y no necesariamente tendría desiertos. A una correcta distancia de sus dos estrellas similares al Sol, un planeta cubierto de agua permanecería habitable y retendría su agua durante un largo periodo de tiempo, según un nuevo estudio de la revista Nature Communications.

"Esto significa que los sistemas de estrellas doble del tipo estudiado aquí son excelente candidatos para albergar planetas habitables, a pesar de las grandes variaciones en la cantidad de estrellas que planetas hipotéticos en un sistema de este tipo recibirían", dijo Max Popp, investigador asociado en la Universidad de Princeton en Nueva Jersey, y el Instituto Max Planck de Meteorología en Hamburgo, Alemania.

Popp y Siegfried Eggl, becario de Caltech en el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, en Pasadena, California, crearon un modelo para un planeta en el sistema Kepler-35. En realidad, la pareja estelar Kepler-35A y B albergan un planeta llamado Kepler-35b, un planeta gigante de aproximadamente ocho veces el tamaño de la Tierra, con una órbita de 131,5 días terrestres. Para su estudio, los investigadores descuidaron la influencia gravitacional de este planeta y añadieron un hipotético planeta cubierto de agua, del tamaño de la Tierra, alrededor de las estrellas Kepler-35 A y B. Examinaron cómo se comportaría el clima de este planeta al orbitar las estrellas anfitrionas con periodos entre 341 y 380 días.

"Nuestra investigación está motivada por el hecho de que la búsqueda de planetas potencialmente habitables requiere mucho esfuerzo, por lo que es bueno saber de antemano dónde buscar," dijo Eggl. "Demostramos que vale la pena centrarse en los sistemas de estrellas dobles."

En su investigación de los exoplanetas, los científicos hablan de una región llamada "zona habitable", la gama de distancias alrededor de una estrella donde un planeta terrestre tiene más probabilidades de tener agua líquida en su superficie. En este caso, debido a que dos estrellas están orbitando entre sí, la zona habitable depende de la distancia desde el centro de masa que ambas estrellas están orbitando. Para hacer las cosas aún más complicadas, un planeta alrededor de dos estrellas no viajaría en círculo. En cambio, su órbita se tambalearía a través de la interacción gravitatoria con las dos estrellas.

Popp y Eggl descubrieron que en el extremo más alejado de la zona habitable en el sistema de estrellas dobles Kepler-35, el hipotético planeta cubierto de agua tendría una gran cantidad de variación en sus temperaturas superficiales. Debido a que un planeta tan frío tendría sólo una pequeña cantidad de vapor de agua en su atmósfera, las temperaturas superficiales globales medias se muevan hacia arriba y hacia abajo en 2 grados centígrados en el transcurso de un año.

"Esto es similar a la forma, en la Tierra, en climas áridos como desiertos, que experimentan grandes variaciones de temperatura entre el día y noche," dijo Eggl. "La cantidad de agua en el aire hace una gran diferencia."

Sin embargo, cerca de las estrellas, cerca del borde interior de la zona habitable, las temperaturas medias de la superficie global en el mismo planeta permanecen casi constantes. Esto se debe a que más vapor de agua sería capaz de persistir en la atmósfera del planeta hipotético y actuar como un amortiguador para mantener las condiciones de la superficie confortables.

Al igual que en los sistemas de una sola estrella, un planeta más allá del borde exterior de la zona habitable de sus dos soles finalmente terminaría en un estado llamado "bola de nieve", completamente cubierto de hielo. Más cerca del borde interior de la zona habitable, una atmósfera aislaría el planeta demasiado, creando un efecto invernadero descontrolado y convertiría el planeta en un mundo como Venus, inhóspito para la vida tal y como la conocemos.

Otra característica del modelo climático del estudio es que, en comparación con la Tierra, un planeta cubierto de agua alrededor de dos estrellas tendría menos cobertura de nubes. Eso significaría cielos más claros para ver dobles puestas de sol en estos mundos exóticos.
Concepto artístico de un hipotético planeta cubierto de agua alrededor del sistema binario de estrellas Kepler-35A y B. Image Credit: NASA/JPL-Caltech

Fuentes: NASA

La NASA halla evidencias de posible vida microbiana en una de las lunas de Saturno

La NASA confirma que Encélado, una de las lunas de Saturno, puede albergar vida microscópica
  • Ha encontrado hidrógeno molecular en columnas de vapor de Encélado
  • "No vimos microbios, pero vimos su comida", asegura el director del trabajo
  • La NASA ha vuelto a observar géiseres emanando de Europa, luna de Júpiter





La NASA ha detectado la presencia de hidrógeno molecular en Encélado, una de las lunas de Saturno, lo que podría significar la existencia de microorganismos vivos en este satélite del Sistema Solar. Esta sustancia fue detectada por la sonda Cassini en 2015 en los chorros de vapor que emanan de gigantescas grietas en la región sur de Encélado desde el océano que hay bajo su superficie helada.

"El hidrógeno encontrado tiene casi todos los ingredientes que necesitarías para soportar la vida en la Tierra", ha explicado en una conferencia de prensa Linda Spilker, una de las científicas de la sonda espacial internacional Cassini, que orbita Saturno desde 2004, según recoge Efe.

Este descubrimiento, publicado este jueves en la revista Science, hace de este satélite el lugar más allá de la Tierra donde los científicos han encontrados evidencias directas de una posible fuente de vida, subraya Reuters.

"No vimos los microbios, pero vimos su comida", ha resumido el director del estudio, Hunter Waite, del Southwest Research Institute de San Antonio (EE.UU.) en declaraciones a esta revista científica.

El trabajo de investigadores de la misión Cassini indica que el gas hidrógeno que potencialmente podría proporcionar una fuente de energía química para la vida, se encuentra en el océano helado de Encélado.

La presencia de hidrógeno en el océano de esa luna de Saturno significa que los microbios -si es que existen- podrían utilizarlo para obtener energía combinándolo con dióxido de carbono disuelto en el agua.



Condiciones de habitabilidad en la luna de Saturno

El pequeño y helado Encédalo experimenta reacciones hidrotermales similares a las de la Tierra y tiene una presencia de hidrógeno que podría sugerir que en esa luna se dan condiciones de habitabilidad, según el mismo informe.

Para el autor principal del estudio, Hunter Waite, y sus colegas ese hidrógeno solo puede proceder de las reacciones hidrotermales entre las rocas calientes y el agua del océano que hay bajo la superficie congelada del satélite.

En la Tierra, ese mismo proceso proporciona energía a ecosistemas enteros que se encuentran alrededor de fuentes hidrotermales, recuerda el estudio.

Así, los autores escriben que "la presencia de hidrógeno en las columnas (de gas) de Encélado podría, por lo tanto, sugerir la existencia de temperaturas y fuentes de energía química necesarias para que en el interior de esa luna se den condiciones de habitabilidad".

Los investigadores creen que el vapor y las partículas por las que la nave Cassini pasó durante su vuelo cercano a Encédalo contenían hasta un volumen de 1,4 por ciento de hidrógeno, y del 0,8 por ciento de dióxido de carbono.

Ambos ingredientes son fundamentales para que se dé un proceso conocido como "metanogénesis", una reacción que en la Tierra mantiene vivos a los microbios en ambientes oscuros y submarinos.

Más cerca de saber "si realmente estamos solos o no en el Universo"

"Esto es lo más cercano que hemos estado, hasta ahora, a la identificación de un lugar con ingredientes necesarios para un entorno habitable", ha dicho Thomas Zurbuchen, administrador asociado de la misión científica de la agencia aeroespacial de EEUU (NASA). Zurbuchen ha añadido que estos resultados acercan a la Humanidad a responder "si realmente estamos solos o no en el Universo".

Cassini, un proyecto conjunto de la NASA, la Agencia Espacial Europea (ESA) y la italiana (ASI), va a ser ahora puesta en un curso por una zona no explorada entre Saturno y sus anillos para que, a los 122.000 kilómetros por hora a que vuela, entre en la atmósfera gaseosa de ese planeta en septiembre próximo y se desintegre.

Por otro lado, la NASA ha destacado que el Telescopio Espacial Hubble, que sigue una órbita circular alrededor de la Tierra a 593 kilómetros sobre el nivel del mar, en el exterior de la atmósfera, descubrió un géiser de agua en erupción en la parte más cálida de Europa, una de las lunas de Júpiter.

Esta es la segunda vez que se observa dicho fenómeno en este punto exacto, lo que significa, según los investigadores, que podría resultar ser una característica de la superficie.

"Esto es significativo porque el resto del planeta no es fácil de predecir o entender y esto está sucediendo por segunda vez en el lugar más cálido de Europa", ha añadido Mary Voytek, astrobiología de la NASA.

ANTECEDENTE 
Cassini detecta procesos hidrotermales en la luna Encelado de Saturno
En 2015, durante la inmersión más profunda de la nave Cassini en la columna que emana de las grietas en la región polar sur de la luna saturniana Encelado, los instrumentos detectaron hidrógeno molecular.


Cassini detecta procesos hidrotermales en la luna Encelado de Saturno

Los resultados se detallan en un artículo publicado en 'Science' por Hunter Waite y sus colegas del 'Southwest Research Institute', en San Antonio, Estados Unidos, que continúan demostrando que la única fuente plausible de este hidrógeno son las reacciones hidrotermales entre las rocas calientes y el agua en el océano bajo la superficie helada de la luna. Cassini detecta procesos hidrotermales en la luna Encelado de Saturno
Durante análisis posteriores, Waite y su equipo dedujeron las concentraciones de especies volátiles en el océano sub-superficial de Encélado a partir de las abundancias de la columna. 
En la Tierra, el mismo proceso proporciona energía para ecosistemas enteros alrededor de los respiraderos hidrotermales. 

 Los investigadores sugieren que el material de vapor y partículas a través del que Cassini voló contenía hasta un 1,4 por ciento en volumen de hidrógeno molecular y hasta un 0,8 por ciento de volumen de dióxido de carbono, ingredientes críticos para un proceso conocido como metanogénesis, una reacción que sostiene a los microbios en la profundidad de la tierra. ...

Fuentes: Rtve, Europapress

28 de marzo de 2017

Solo uno de los siete planetas de Trappist-1 podría tener vida

Esta ilustración muestra los siete planetas de Trappist-1 como se verían desde la Tierra usando un increíblemente poderoso telescopio de ficción - JPL/NASA

Un nuevo estudio rebaja las posibilidades de habitabilidad de los siete mundos anunciados en febrero

Hace apenas unas semanas, el anuncio del hallazgo de un sistema de siete planetas rocosos alrededor de la enana roja Trappist-1 levantó oleadas de expectación entre astrobiólogos de todo el mundo. De hecho, por lo menos tres de esos planetas parecían estar dentro de la llamada "zona habitable" de la estrella, es decir, a la distancia justa para permitir la existencia de agua en estado líquido, lo que convertía a esos tres mundos en buenos candidatos para albergar alguna forma de vida.

Ahora, sin embargo, un nuevo modelo climático en 3D elaborado por Eric Wolf, del Laboratorio de Física y Atmósfera Espacial de la Universidad de Colorado y recién publicado en arxiv.org, ha rebajado mucho esas expectativas, y sugiere que solo uno de los mundos alrededor de Trappist-1 tiene posibilidades reales de sustentar vida.

Para afrontar su trabajo, Wolf decidió partir de la suposición de que los siete planetas de Trappist-1 tenían, o habían tenido alguna vez, vastos océanos sobre sus superficies, y atmósferas con nitrógeno, dióxido de carbono y vapor de agua. Es decir, las mejores de las condiciones de partida. Las propiedades orbitales y geofísicas de cada uno de los mundos se obtuvieron a partir de los datos existentes.

Pero cuando Wolf puso a funcionar su modelo se encontró con unos resultados deprimentes: "El modelo indica que los tres planetas más cercanos a la estrella se encuentran actualmente en el borde interior de la zona habitable, donde es posible el agua líquida. De modo que si el agua hubiera existido alguna vez allí, ya se habría perdido en el espacio, dejándolos completamente secos".

Los otros tres planetas, añade Wolf "caen más allá del borde exterior de la zona habitable", lo que significa que hace ya mucho que se habrán convertido en planetas completamente helados y en los que no es posible la vida.

En el medio

De modo que solo el planeta de en medio, entre los tres interiores y los tres exteriores, sigue siendo un candidato válido para albergar vida tal y como la conocemos. Según el investigador, en efecto, ese mundo en concreto podría tener "por lo menos alguna zona habitable", dependiendo de los niveles de nitrógeno atmosférico. Si el planeta cuenta con océanos, entonces "habrá podido mantener temperaturas similares a las de la superficie terrestre".

Pero incluso ese único mundo podría no haberlo tenido fácil. Según Wolf, las enanas rojas ultrafrías pueden tomarse hasta mil millones de años de tiempo para estabilizarse, exponiendo durante todo ese tiempo a sus planetas a una intensa radiación solar y dando lugar a condicione extremas de invernadero. Y si ese fuera el caso de Trappist-1, entonces el planeta medio habría tenido que tener, en origen, una cantidad de agua siete veces superior a la de todos los océanos de la Tierra para resistir y seguir teniendo agua en la actualidad.

Una posibilidad pequeña, pero no inexistente. Habrá que esperar a nuevos estudios para poder confirmarlo.

Fuentes: ABC

29 de octubre de 2016

La Universidad de Berkeley se suma a la búsqueda de vida extraterrestre en la estrella KIC 8462852

Se cree que el oscurecimiento irregular puede haber sido causado por fragmentos cometarios. DANIELLE FUTSELAAR/SETI INTERNATIONAL

Va a utilizar una nueva tecnología de escaneo masivo de señales de radio
Se ha especulado con que pueda albergar una civilización alienígena
Su oscurecimiento errático podría deberse a una 'megaestructura' artificial

La Universidad de Berkeley se ha sumado a los esfuerzos para intentar detectar cualquier señal de extraterrestres inteligentes en KIC 8462852, la estrella de la supuesta 'megaestructura alienígena'. La también conocida como 'estrella de Tabby' ha provocado gran expectación en el último año, con la especulación de que alberga una civilización muy avanzada capaz de construir en órbita megaestructuras para captar la energía de la estrella.

Así, la iniciativa privada Breaktrough Listen, gestionada por el Departamento de Astronomía de Berkeley, va a utilizar una nueva tecnología de escaneo masivo de señales de radio con el telescopio de Green Bank, el más potente del mundo para este fin, según un comunicado de Berkeley.
La estrella se encuentra a unos 1.500 años luz de la Tierra en la constelación de Cygnus.
"El programa Breaktrough Listen cuenta con el equipo SETI (búsqueda de inteligencia extraterrestre) más poderoso del planeta, y el acceso a los telescopios más grandes", ha asegurado Andrew Siemion, director del Centro de Investigación SETI de Berkeley y co-director de Breaktrough Listen. "Podemos mirar con mayor sensibilidad y con una gama más amplia de tipos de señales que cualquier otro experimento en el mundo".

"Todo el mundo, todos los telescopios del programa SETI, me refiero a todos los astrónomos que tiene cualquier tipo de telescopio en cualquier longitud de onda que pueden ver la estrella de Tabby han mirado hacia allí", ha asegurado. "Se ha mirado con el Hubble, con el Keck, se ha mirado en infrarrojo, radio y alta energía, y con cada cosa posible que usted pueda imaginar, incluyendo toda una serie de experimentos SETI. No se ha encontrado nada".
Escepticismo
Aunque Siemion y sus colegas son escépticos de que el comportamiento único de la estrella sea un signo de una civilización avanzada, no pueden no echar un vistazo. Se han asociado con el astrónomo visitante de la Universidad de Berkeley Jason Wright, y con Tabetha Boyajian, el profesor asistente de física y astronomía en la Universidad del Estado de Louisiana cuyo nombre lleva la estrella, para observarla con los instrumentos de última generación de Breakthrough Listen, montados recientemente en el telescopio de 100 metros de Green Bank, en Virginia Occidental. Wright trabaja en el Centro de Exoplanetas y Mundos Habitables de la Universidad Estatal de Pensilvania.

Las observaciones se han programado durante ocho horas por noche durante tres noches durante los próximos dos meses, a partir de la noche del miércoles, 26 de octubre. Siemion, Wright y Boyajian esperan reunir alrededor de 1 petabyte de datos a través de cientos de millones de canales de radio individuales.
"El Telescopio de Green Bank es el mayor radiotelescopio dirigible en el planeta, y es el telescopio más grande y más sensible que es capaz de ver la estrella de Tabby dada su posición en el cielo," sostiene Siemion. "Hemos instalado un nuevo instrumento fantástico SETI que se conecta a ese telescopio, que puede mirar en muchos gigahercios de ancho de banda al mismo tiempo y en muchos miles de millones de todos los diferentes canales de radio al mismo tiempo, para que podamos explorar el espectro de radio muy, muy rápidamente ".

No se conocerán los resultados de sus observaciones hasta que pase más de un mes, debido al análisis de los datos necesarios para seleccionar patrones en las emisiones de radio.

Descubierta en 2015

Reportada primero en septiembre de 2015 por Boyajian, un post-doctorado en la Universidad de Yale, la estrella de Tabby -más propiamente llamada KIC 8462852- había sido marcada por astrónomos aficionados debido a su inusual patrón de atenuación.

Estos voluntarios estaban mirando estrellas, como parte del proyecto de internet cazadores de planetas, lo que permite al público buscar planetas alrededor de otras estrellas en datos tomados por la nave espacial Kepler de la NASA, que ha estado monitoreando 150.000 estrellas para la atenuación regular que podría indicar un planeta pasando por delante de su estrella.

Pero mientras que la mayoría de la atenuación por tales planetas en tránsito es breve, regular y bloquea sólo 1% o 2% de la luz de la estrella, la estrella de Tabby se atenúa durante días, hasta en un 22%, y en intervalos irregulares.

Mientras Boyajian especuló en su documento de 2015 que el oscurecimiento irregular podría explicarse por un enjambre de cometas, observaciones posteriores muestran la estrella, que se encuentra a unos 1.500 años luz de la Tierra en la constelación de Cygnus, es mucho más irregular de lo que un enjambre de cometas produciría. De hecho, parece haberse oscurecido a un ritmo constante durante el siglo pasado.

La especulación fue que el oscurecimiento fue causado por una estructura Dyson: una matriz en órbita masiva de colectores solares que el físico Freeman Dyson propuso una vez como algo al alcance de una civilización tan avanzada que necesitaría este tipo de ingeniería para obtener energía. En teoría, una estructura de este tipo podría rodear por completo la estrella -lo que calificó de una esfera de Dyson- y capturar casi toda la energía de la estrella.

Una posibilidad entre millones

"Creo que no es muy probable -una posibilidad entre millones- pero, sin embargo, vamos a echarle un vistazo," dice Dan Werthimer, científico en jefe de Berkeley SETI. "Pero creo que los extraterrestres, si alguna vez son descubiertos, puede ser que sean algo por el estilo. Va a ser algo extraño que alguien los encuentre por casualidad".

Breaktrough Listen sigue muchas otras estrellas utilizando tres telescopios que pueden mirar en todos los segmentos del cosmos: el Telescopio de Parkes en Australia y el Telescopio de Green Bank para buscar las transmisiones de radio, y el Automated Planet Finder en el Observatorio Lick en California para buscar óptica transmisiones de láser.

Fuentes: Rtve.es

13 de septiembre de 2016

Hallar vida en otros planetas, objetivo de la astrofísica en los próximos 20 años

El amanecer sobre el océano Atlántico en la Tierra, en una imagen tomada desde la Estación Espacial Internacional. AFP
  • En los últimos años se han hallado unos 5.000 planetas fuera del Sistema Solar
  • El astrónomo japonés Suku Tsuneta apuesta por comunicarse con otros mundos
  • "Ir a Marte es factible pero viajar fuera del Sistema Solar temo que es imposible"
El reto más importante de la astrofísica en los próximos veinte años será encontrar planetas que tengan atmósfera y las condiciones necesarias para albergar vida. Al menos eso es lo que piensa el vicepresidente de la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón (JAXA), Suku Tsuneta.

"Hace veinte años, los científicos estudiábamos los agujeros negros, el origen del universo... Hoy tenemos una idea bastante buena de todo ello y lo que interesa ahora es saber si los planetas de otras estrellas y sistemas pueden albergar formas de vida", cuenta Tsuneta en una entrevista con Efe.

Este astrónomo japonés, que también es director general del Instituto de Ciencia Espacial y Astronáutica (ISAS) de JAXA, se encuentra de visita en España y este martes dará una conferencia en el ciclo de astrofísica y cosmología de la Fundación BBVA.

Tsuneta ha explicado que gracias al desarrollo de la tecnología telescópica, en los últimos años se han localizado cerca de 5.000 planetas fuera de nuestro Sistema Solar.

"Cuando dispongamos de telescopios espaciales más avanzados, podremos saber si esos planetas tienen oxígeno, dióxido de carbono, metano, ozono...etc, los llamados biomarcadores, que son los componentes necesarios para crear un entorno favorable al desarrollo de algún tipo de vida", ha afirmado, algo que podría ocurrir en las próximas dos décadas.

Viajar más allá del Sistema Solar, imposible hoy por hoy

El objetivo, según Tsuneta, no es sólo saber qué hay más allá de nuestra galaxia, sino incluso intentar comunicarse con los planetas que pudieran albergar vida.

"Ir a Marte es factible pero viajar fuera del Sistema Solar me temo que es imposible. Simplemente porque la velocidad de las naves se basa en la velocidad de la luz y, aún así, se tardarían diez o veinte años en llegar al planeta más cercano a nuestra galaxia".

Sin embargo, lo que sí es viable es intentar comunicarse con los planetas que albergasen vida enviando señales de radio. "Es algo que, de hecho, ya se está haciendo gracias al proyecto SETI (Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre por sus siglas en inglés), una iniciativa impulsada por la NASA hace varias décadas y que trata de localizar vida extraterrestre inteligente".

"Hace 20 años, la gente no se tomaba la detección de señales espaciales en serio pero la situación ha cambiado. Ahora sabemos que es probable que haya planetas que albergan vida, así que la actividad de SETI tiene ya más relevancia. Ya no es ciencia ficción y podría ser algo muy importante", ha advertido.

Explorar el Sistema Solar

Respecto al envío de misiones tripuladas fuera del Sistema Solar, Tsuneta tiene sus "dudas". "Desde que Galileo fabricó su propio telescopio hasta la actualidad, el ser humano no ha dejado de estudiar el espacio y de hacer ciencia, y eso es bueno".

"Es importante viajar por el Sistema Solar para obtener respuestas. Debemos analizar la composición de la Luna, los planetas, los asteroides, etc, y para ello, enviamos misiones como Philae (que ha aterrizado en un cometa), o el Hayabusa (sonda japonesa que analizará otro asteroide)....son proyectos de la fase de exploración que es la más importante, algo comparable a la expansión española del siglo XVI que le permitió dominar el globo. Es una actitud esencial para descubrir el nuevo mundo", subraya.

Sin embargo, "si desde el punto de vista científico, enviar una sonda es una buena forma de obtener información, enviar hombres es una cuestión de orgullo, y de factores políticos que resulta demasiado cara. Como científico puro tengo mis dudas de la utilidad de enviar hombres a Marte y más allá".

Fuentes: Rtve.es, EFE

14 de agosto de 2016

Venus pudo haber sido habitable mientras la vida se desarrollaba en la Tierra

Venus pudo albergar vida hasta hace 715 millones de años - EFE

Un equipo de investigadores ha simulado cuatro escenarios del planeta hace millones de años, cuando las condiciones eran muy similares a las de nuestro globo

Actualmente es impensable que Venus, el planeta más caliente del sistema solar, albergue vida. Sus temperaturas extremadamente elevadas, así como sus volcanes activos y una atmosfera que es principalmente de dióxido de carbono, hacen imposible que sea un lugar habitable.

Sin embargo, hubo una época en la que en este planeta pudieron darse lascondiciones necesarias para la vida. Un equipo internacional de investigadores, liderado por expertos de la NASA, ha creado una serie de simulaciones de Venus hace miles de millones de años que apuntan a que este planeta pudo ser habitable.

El grupo liderado por Michael Way ha simulado hasta cuatro escenarios de Venus en el pasado, que varían según factores como la duración del día o la cantidad de luz solar recibida. En su evolución a lo largo de billones de años, el grupo de investigación comprobó cómo uno de los modelos no solo registraba temperaturas moderadas, sino hasta densas capas de nubes que podrían haber protegido al planeta de la agresiva radiación del sol, condiciones que se podrían haber dado hasta hace 715 millones de años.

La investigación comenzó a partir de la idea de que Venus y la Tierra fueron similares hace miles de millones de años, cuando la atmósfera de nuestro planeta también estaba formada, sobre todo, por dióxido de carbono. Ya en 2010, científicos habían señalado las similitudes de tamaño, densidad y composición entre ambos satélites.

«Ambos planetas probablemente disfrutaron de océanos de agua líquida caliente en contacto con rocas y con moléculas orgánicas que experimentaron una evolución química en esos océanos», comenta David Grinspoon, del Instituto de Ciencia Planetaria en Tucson, en Arizona, para el medio New Scientist. «Hasta donde entendemos en la actualidad, esos son los requisitos para el origen de la vida ».

«Es uno de los grandes misterios sobre Venus. ¿Cómo ha llegado tan diferente de la Tierra cuando parece probable que hayan originado de manera tan parecida?», añade.

El trabajo no ha podido avanzar hacia los motivos por los que Venus ha pasado de ser ese planeta que se ve en las simulaciones a lo que es actualmente. Según los expertos, la velocidad a la que el planeta giraba sobre su eje podría haber tenido algo que ver con ello. En este sentido, han seañalado que la aceleración de la rotación afectó levemente al aumento de las temperaturas, según destacan los patrones climáticos. Hoy en día, Venus tarda en girar sobre sí mismo 243 días terrestres, un periodo más largo que su órbita: 225 días.


Fuentes: ABC

26 de junio de 2016

Marte y los satélites de Júpiter son los mejores candidatos a albergar vida en el Sistema Solar

Imagen de Júpiter y sus satélites. NASA
  • Astrobiólogos del CSIC creen que puede haber vida en el subsuelo marciano 
  • Existen evidencias de que cuevas de ese planeta albergan agua líquida
  • Entre los satélites de Júpiter, Europa es el que más condiciones reúne
El subsuelo de Marte y los satélites de Júpiter son los principales candidatos de los científicos para albergar vida en el Sistema Solar, según han destacado investigadores del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP).

En una rueda de prensa al concluir la decimocuarta edición de la Escuela Internacional de Astrobiología "Josep Comas i Solá" en Santander, el director del Centro de Astrobiología del CSIC, José Miguel Mas Hesse, ha explicado las investigaciones que se llevan a cabo en algunos lugares de la Tierra por sus condiciones similares a ciertos planetas para conocer como ha evolucionado la vida.

En España, ha destacado las que se lleva a cabo en Riotinto (Huelva), con unas condiciones extremas similares a las que se pueden encontrar en Marte y donde se ha localizado vida a más de 600 metros bajo tierra. Esto lleva a pensar a los científicos que si Marte tuvo agua y desarrolló vida, ésta puede haberse mantenido en su subsuelo. De hecho, Mas Hesse ha recordado que existen evidencias de que cuevas de ese planeta albergan agua líquida y, por lo tanto, podrían acoger vida.

En este sentido, Ricardo Amils, miembro del Departamento de Planetología y Habitabilidad del CSIC, ha detallado que la vida que se ha encontrado en el subsuelo de Riotinto, son metabolismos unicelulares que se han penetrado por las fisuras de la roja y ha logrado desarrollarse a gran profundidad.

"Esto es muy positivo para nosotros porque, si alguna vez hubo vida en la superficie marciana, que probablemente ya se habría esterilizado a lo largo de los años, pudo haber migrado hacia el interior e incluso estar todavía activa, con lo cual la podríamos encontrar", ha puntualizado Mas Hesse.

"Semillas de vida" en cometas

El director del Centro de Astrobiología del CSIC ha abundado en que una de las hipótesis que se baraja es que "buena parte" de las "semillas de la vida" que llegaron a la Tierra lo hizo en cometas, que "si chocaron contra este planeta también lo hicieron contra Marte y contra todos los demás planetas".

Entre esos planetas que se baraja que puedan albergar vida, para Carlos Briones, miembro del Departamento de Evolución Molecular del CSIC, un candidato "muy bueno" es Europa, uno de los satélites de Júpiter, con su "enorme" océano bajo una capa de hielo de 20 kilómetros, que se cree que podría ser "rico" en sales y moléculas. "No tenemos ninguna evidencia, pero sería en principio un buen laboratorio para que la vida haya emergido ahí", ha aclarado Briones, quien también ha señalado como candidatos a otros satélites de Júpiter.

Ha destacado Ganímedes con sus capas de hielo y agua líquida en los que podría haber vida, al igual que en Titán que por su composición "se puede parecer a como era la Tierra en su origen" y al que se ha referido como una "especie de laboratorio de química prebiótica".
"Probablemente no haya vida ahora, pero si tenemos paciencia y esperamos unos cientos de millones de años y volvemos a Titán probablemente haya vida allí", ha apuntado Briones.

Estos serían los candidatos dentro del Sistema Solar, mientras que fuera, Mas Hesse ha detallado que se conocen unos 3.000 planetas, de los que se cree que un centenar podrían tener características "análogas" a las de la Tierra, aunque todavía no se ha localizado ninguno, ha puntualizado.

Fuentes: Rtve.es

28 de marzo de 2016

ExoMars inicia su busqueda de vida en Marte

ESA Euronews: Is there life on the Red Planet?



¿Existe la vida en Marte? 
La misión "ExoMars": intenta responder a esta pregunta. Aquí, en el Cosmódromo de Baikonur, en Kazajistán, nos reunimos con los científicos que trabajan en este proyecto. 
El cohete de la misión ExoMars se dirige hacia el planeta rojo para buscar potenciales pruebas de actividad biológica.* 

La aventura "ExoMars" empieza aquí, en la estepa kazaja de Baikonur. Desde esta base espacial Yuri Gagarin viajó por primera vez al espacio en 1961 y marcó una página legendaria en la historia de la exploración espacial soviética. 
A tres kilómetros de la pista de lanzamiento, los científicos e ingenieros europeos y rusos aguardan en la plataforma de observación el despegue del cohete ruso que transporta el instrumental científico de la misión, como explica el investigador, Oleg Korablev del "Instituto de Investigaciones Espaciales de Moscú", IKI: "Nuestros instrumentos van a verse sacudidos y eso no les va bien... Pero, esperamos que lleguen a su destino en perfecto estado." 

Los nervios del lanzamiento 
"Desde hace unos 40 minutos es como si tuviera un cosquilleo en el estómago, asegura Nicolas Thomas, Investigador del programa "CaSSIS, de la Universidad de Bern": Pienso en toda la gente que ha trabajado en este proyecto. Algunos están aquí, otros han vuelto a casa. Todos han realizado un esfuerzo enorme para conseguir que la nave esté en la plataforma. Y ahora, a 5 minutos del lanzamiento... Hay muchos nervios." 

El cohete despega sin contratiempos, entre la asistencia hay a la vez alivio y entusiasmo. "Francesca Ferri, investigadora de la Universidad de Padua", no puede retener su alegría: "¡Fantástico! ¡Vamos rumbo a Marte! ¡Es fantástico, realmente emocionante!" 

Aunque el cohete haya despegado de la Tierra sin problemas, queda aún hay mucha incertidumbre. Horas después, en el Centro de Control de la Misión en Moscú, los rostros están tensos de nuevo, pues ExoMars se prepara para una difícil maniobra en el espacio.

Fuente: ESA

16 de marzo de 2016

Lanzada al espacio con éxito la sonda europea que explorará Marte





La misión, que ha partido desde el cosmódromo de Baikonur, tratará de averiguar si hay o hubo vida en el Planeta rojo
El aparato espacial del programa ruso-europeo ExoMars acaba de ser lanzado desde el cosmódromo de Baikonur (Kazajstán) propulsado por un cohete Proton-M. La ignición de sus motores se produjo a las 10:31 de la mañana (hora española) y los 4.300 kg que pesa el ingenio empezaron a elevarse hasta superar la gravedad terrestre. Tardará diez horas en alcanzar la trayectoria hacia su destino. (Así te lo contamos en directo).

Comienza así el proyecto más ambicioso de la Agencia Espacial Europea (ESA), con la que se pretende, en estrecha colaboración con la agencia rusa Roscosmos, dar un paso decisivo en la exploración de Marte y tratar de averiguar si hay o hubo vida en nuestro vecino rojo. La sonda tardará siete meses en llegar al inhóspito planeta.

Esta será la primera de las dos misiones previstas y consiste en colocar en la órbita de Marte la sonda Trace Gas Orbiter (TGO), para estudiar si el metano detectado en la atmósfera marciana es de origen biológico o geológico, indispensable para determinar la posible presencia de algún tipo de vida, y poner en la superficie del planeta el módulo Schiaparelli, un complejo laboratorio de análisis que recogerá muestras, hará fotografías y enviará a la Tierra los datos obtenidos. Se pondrá así a prueba el dispositivo y la tecnología de entrada en la atmósfera marciana y de descenso y aterrizaje (frenado aerodinámico, apertura de los paracaídas, encendido de los retrocohetes y amortiguación del impacto con el suelo).


La segunda ExoMars deberá arrancar en 2018 y enviará al astro rojo un vehículo "rover" con más equipo e instrumental que el Schiaparelli. Incluirá un taladro para perforar el suelo y extraer muestras a una profundidad inédita hasta ahora. Se espera poder encontrar agua helada o líquida. Aparte de los datos científicos que se obtengan, estas dos misiones servirán de base experimental a fin de preparar otra para 2020, cuyo objetivo será traer directamente las muestras a la Tierra y, al ser de ida y vuelta, servir como referencia para un futuro viaje del hombre a Marte.




Un viaje de siete meses 

El lanzamiento efectuado hoy aprovecha una "ventana", una posición óptima de ambos planetas, que permite efectuar el viaje en tan sólo siete meses. El Schiaparelli, que pesa 600 kg, se desacoplará de todo el conglomerado tres días antes de llegar a la atmósfera de Marte y, ya en solitario, activará todos sus sistemas cuando se encuentre a 122,5 kilómetros de la superficie del planeta. 

Ahí comenzará la operación de descenso. A 11 kilómetros de distancia se abrirán el paracaídas y, a dos metros sobre la superficie, se encenderán los retrocohetes. El choque con el suelo será amortiguado por una estructura deformable fabricada en España, país que colabora ampliamente en el programa. 

La zona elegida para el aterrizaje se llama Meridiani Planum, que interesa gracias a su recubrimiento de hematita (óxido férrico), sustancia que los científicos relacionan con la presencia de agua. Por su parte, la sonda TGO rotará en la órbita de Marte para analizar los gases de la atmósfera marciana e intentar determinar si el metano allí concentrado constituye un indicio de la existencia de vida. 

ExoMars se puso en marcha después de que los americanos abandonasen la exploración de Marte en 2011 por problemas presupuestarios. La participación de Rusia en esta ocasión es clave. Un cohete Proton-M ha sido el encargado de impulsar la nave, la mayor que la ESA envía al planeta rojo. Los Proton-M están ya perfeccionados y se ha conseguido subsanar los fallos que malograron numerosos lanzamientos entre 2006 y 2013.


Fuentes: ABC

7 de noviembre de 2015

Las tormentas solares convitieron a Marte en un infierno helado

Se cree que después de perder su atmósfera Marte se enfrió y se secó - NASA
La NASA presenta cuatro estudios en la revista «Science» realizados a través de la misión MAVEN. Apoyan la idea de que las eyecciones de masa coronal acabaron con la atmósfera del planeta y quizás con los océanos que había en su superficie
El ocho de marzo de 2015, la sonda espacial MAVEN, de la NASA, fue testigo de un hecho inusual. En las solitarias alturas de la atmósfera de Marte, los sensores de iones pudieron captar un potente estallido de partículas y radiación proveniente del Sol. Era resultado de una eyección de masa coronal, un evento de liberación de gas y magnetismo producido en la estrella, a cientos de miles de millones de kilómetros, pero aún así capaz de alterar la tranquilidad del planeta rojo. El fenómeno fue tan potente, que generó flujos magnéticos de 5.000 kilómetros de longitud y obligó a los científicos a replantearse lo que sabían sobre la atmósfera de Marte.

Este jueves, la NASA ha presentado a la vez cuatro estudios en la importante revista «Science» para explicar este y otros fenómenos hasta ahora desconocidos. Gracias a la misión MAVEN («Mars Atmosphere and Volatile Evolution»), la agencia espacial ha investigado la atmósfera superior y la ionosfera de Marte, la capa más exterior e influída por la radiación solar, con el objetivo de entender cómo este mundo pasó de ser un planeta quizás recubierto por océanos, hace unos 4.000 millones de años, a ser una roca helada y reseca en nuestros días. Y también, en último término, los científicos esperan averiguar qué tipo de clima tendría que soportar allí la vida, en caso de existir, o qué condiciones meteorológicas afrontaría una tripulación humana que llegara en nave espacial


La atmósfera que se esfumó

Una de las investigaciones, capitaneada por Bruce Jakosky, se centra en la eyección de masa coronal que perturbó Marte el pasado ocho de marzo. Durante este fenómeno, la MAVEN detectó los resultados de una violenta distorsión en el campo magnético que rodeaba al planeta. Se formaron cuerdas magnéticas que se adentraron 5.000 kilómetros en el espacio, y se registraron enormes perturbaciones en la ionosfera. Como resultado de estos hechos, se produjo un flujo de iones (partículas cargadas eléctricamente) en dirección al espacio, que al final supuso la pérdida de parte de los materiales que forman la fina atmósfera marciana.

Gracias a este evento, los científicos han aprendido mucho acerca de cómo el Sol puede desnudar a un planeta de parte de su atmósfera. Además, se cree que, cuando el Sistema Solar era joven, el Sol estaba más activo y se producían más eyecciones de masa coronal. Por ello, los científicos de MAVEN sugieren que este podría ser el mecanismo que desnudó a Marte de su atmósfera y de un clima más suave. En teoría, la esfera marciana, menor que la terrestre, se enfrío y perdió su actividad tectónica. La influencia del Sol luego le privó de su «traje de gas». 


Más oxígeno del previsto

El proyecto de investigación dirigido por Stephen Bougher ha medido a qué temperaturas está la atmósfera y qué gases se encuentran a distintas alturas. Gracias a eso, se ha averiguado que hay más oxígeno del que se pensaba, y que el comportamiento de la atmósfera de Marte cambia cada poco tiempo. Según estos investigadores, tanto el Sol como la propia corteza marciana, crean distorsiones magnéticas responsables de este efecto.

Este curioso diálogo físico entre el Sol y el planeta también produce un efecto similar a las auroras terrestres. De hecho, gracias a MAVEN, el equipo de Nick Schneider detectó una aurora en el hemisferio norte (se podría decir por eso que era boreal), a una altura de «apenas» 60 kilómetros. Lo curioso es que, a diferencia de la Tierra, Marte solo tiene hoy un mínimo campo magnético que oponerse al empuje del Sol, por lo que la aurora observada fue más lisa y difusa que sus congéneres terrestres. 


Polvo interplanetario

Por último, el equipo de Laila Andersson analizó la presencia de partículas de polvo desde los 150 a los 1.000 kilómetros de la superficie de Marte. Esta capa no solo tiene una extensión considerable, sino que además es relativamente uniforme. Por ello, los científicos han concluido que su origen está en el espacio y no en el propio planeta Marte.

A la vista de estas publicaciones, se puede decir que los científicos pueden entender un poco mejor qué condiciones climáticas pueden darse en Marte. Los nuevos datos refuerzan la hipótesis de que el planeta rojo pudo perder su atmósfera a causa del viento solar, y, por ende, se sabe más acerca de cómo este flujo podría afectar a la Tierra en el futuro. Los siguientes datos recogidos por MAVEN permitirán seguir en este camino y las próximas misiones seguirán analizando la «habitabilidad» del planeta, para saber si puede albergar vida y cómo podría ser esta. Por últmo, queda esperar, al menos hasta 2030, a que una misión tripulada o cargada de robots se desplace hasta allí para buscar agua o vida de forma más directa.



Fuentes: ABC