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22 de abril de 2017

La búsqueda de sobrevivientes en una explosión de supernova



Un grupo de astrónomos ha utilizado el Telescopio Espacial Hubble para estudiar el remanente de una supernova ‘tipo la’, conocido como SNR 0509-68.7 o N103B (visible en la zona superior). Este remanente de supernova está ubicado en la Gran Nube de Magallanes a 160.000 años luz de distancia de la Tierra. A diferencia de otros remanentes de supernovas, N103B no tiene una forma esférica. Los astrónomos piensan que esto se debe a que parte del material expulsado durante la explosión, se encontró con una densa nube de material interestelar que impidió la expansión.

Los astrónomos estiman que la gran luminosidad de una explosión de supernova tipo la ocurre en sistemas binarios, en el cual al menos una de las estrellas es una enana blanca. Existen dos teorías que explican cómo estos sistemas binarios se convierten en supernovas, y esta imagen de N103B podría ayudar a los científicos a confirmar una de las dos teorías.

La primera teoría propone que las dos estrellas en el sistema son enanas blancas. Una supernova tipo la podría producirse si ocurre una fusión entre ambas.

La segunda teoría propone que solamente una de las estrellas del sistema es una enana blanca, mientras que su acompañante es una estrella común. En esta teoría el material de la estrella común es transferido a la enana blanca hasta que su masa alcanza un límite, provocando una explosión. En este escenario, la teoría indica que la estrella común debe sobrevivir al estallido en cierta forma. Sin embargo, hasta ahora no se ha encontrado material residual alrededor de ninguna supernova tipo la.

Los astrónomos observaron el remanente de supernova N103B en búsqueda de una posible estrella sobreviviente. Hicieron observaciones en H-alfa, para resaltar las regiones de gas ionizado por la radiación de estrellas cercanas. Se esperó encontrar una estrella en el centro de la explosión, para poder finalizar el largo debate sobre el origen de las supernovas tipo la.

Las observaciones revelaron la existencia de una estrella candidata que cumple con los requisitos en cuanto a la temperatura, luminosidad y distancia del centro de la explosión de la supernova. Dicha estrella tiene una masa similar al Sol, pero está rodeada de una capa de material caliente, el cual pudo haberse desprendido de una de las estrellas del sistema que existió antes del estallido.

Aunque esta estrella es una candidata razonable para ser considerada como la sobreviviente de N103B, aún se necesitan más estudios y una confirmación espectroscópica, por lo que la búsqueda aún continúa.

Fuente: http://www.spacetelescope.org/news/heic1707/

24 de diciembre de 2016

¿Tuvo una compañera la estrella Betelgeuse?

La estrella Betelgeuse, en infrarrojo - L. Decin/University of Leuven/ESA

La famosa supergigante roja, la más cercana a la Tierra, pudo haber devorado a una «hermana» hace unos 100.000 años

 




Betelgeuse, situada a 600 años luz más allá de Orión, es una de las estrellas más famosas. Esta supergigante roja con nombre de personaje de cuento, la más cercana a la Tierra, está llegando al final de su vida y se ha hinchado hasta muchas veces su tamaño original. Algún día explotará como una supernova, pero nadie sabe cuándo, quizás dentro de 10.000 años, quizás mañana.

Pero ese misterio sobre su futuro está profundamente intrincado con otro sobre su pasado. El astrónomo J. Craig Wheeler, de la Universidad de Texas en Austin (EE.UU.) cree que Betelgeuse no estuvo siempre sola, sino que nació con una estrella compañera, a la que acabó devorando después, hace unos 100.000 años. La investigación aparece publicada en la revista Monthly Notices de la Royal Astronomical Society.



La nueva pista sobre el futuro de Betelgeuse implica su rotación. Cuando una estrella se infla para convertirse en una supergigante, su rotación debe reducir la velocidad. «Es como el clásico giro del patinador de hielo. A medida que abre los brazos, se ralentiza», explica Wheeler. Así sería la rotación de la estrella, que debería ir disminuyendo al tiempo que la estrella se expandía. Pero eso no es lo que el equipo científico encontró.


«No podemos creer la rotación de Betelgeuse», asegura Wheeler. «Está girando 150 veces más rápido que cualquier estrella solitaria». Esto fue lo que puso sobre la pista al investigador. Si Betelgeuse hubiera tenido una compañera en sus orígenes, en una órbita aproximadamente del tamaño que Betelgeuse tiene ahora, y luego hubiera sido devorada, esa estrella transferiría el momento angular de su órbita en torno a Betelgeuse al exterior de la estrella, acelerando su rotación.

Wheeler estima que la estrella compañera habría tenido aproximadamente la misma masa que el Sol, lo que explicaría la velocidad de rotación actual de Betelgeuse de 15 km/seg.


Materia en el espacio

Si Betelgeuse se tragó a su hermana, lo más probable es que la interacción entre ambas hiciera que la supergigante disparara algo de materia hacia el espacio. De hecho, esa materia existe, ya que la estrella, como puede verse en unas imágenes infrarrojas tomadas en 2012 por investigadores de la Universidad de Lovaina en Bélgica con el telescopio Herschel, muestran dos corazas a un lado de la estrella cuyo origen no se sabe con certeza. La teoría de una compañera devorada también podría explicar este hecho.

Wheeler y su equipo de estudiantes prosiguen sus investigaciones sobre esta estrella enigmática. A continuación, esperan sondear Betelgeuse usando una técnica llamada asterosismología, en busca de ondas sonoras que afectan a la superficie de la estrella, para obtener pistas sobre lo que está sucediendo en su interior.


Fuentes: ABC

17 de enero de 2016

Hallan la supernova más brillante del universo










Es 200 veces más intensa que una supernova habitual.
Una supernova, llamada ASASSN-15lh, acaba de pulverizar por completo todos los récords de luminosidad observados hasta ahora en este tipo de objetos, después de que un equipo internacional de astrónomos de la Universidad Estatal de Ohio, la Institución Carnegie para la Ciencia y la Fundación Kavli (EE.UU.), comprobaran,tras identificar las firmas espectrales de los elementos químicos esparcidos por la explosión, que se trata de la supernova más brillante de toda la historia. El hallazgo ha sido publicado en la revista Science.

La supernova en cuestión, estalló a 3.800 millones de años luz de la Tierra y llegó a brillar casi 600.000 millones de veces más que el Sol, casi 50 veces más que toda la Vía Láctea. Su luminosidad no tiene precedentes en el universo. Su explosión estelar es 200 veces más intensa que la de las supernovas típicas y su brillo (que los expertos califican de “colosal”) dobla el anterior récord detectado en este tipo de explosiones estelares.

ASASSN-15lh acaba de colocarse en el primer puesto de las “supernovas superluminosas” que aparecen tras morir algunas estrellas y que son bastante singulares. Los astrónomos la han clasificado como supernova superluminosa Tipo I (pobres de hidrógeno). Además, ASASSN-15lh no solo es más brillante, también es más caliente de lo habitual.

¿Qué ha causado esta increíble y extrema supernova? “El mecanismo y fuente de energía de la explosión siguen siendo un misterio, porque todas las teorías conocidas se enfrentan a graves desafíos para explicar la inmensa cantidad deenergía que ASASSN-15lh ha irradiado”, explica Subo Dong, líder del trabajo.

Podría ser un magnetar, aunque si así fuese, todo lo que conocemos hasta ahora relativo a estos objetos tendría que ser cuestionado, puesto que los investigadores no se explican cómo es posible que con poco más de 17 kilómetros de ancho en su centro haya podido desencadenar una explosión de tales dimensiones.

“La respuesta honesta es que no sabemos cuál puede ser la fuente de energía de ASASSN-15lh. Este objeto puede ayudar a plantear nuevas ideas y observaciones del grupo de las supernovas superluminosas, y esperamos que podamos descubrir mucho más en los próximos años”, aclara Dong.

Fuentes: Muy Interesante  
Crédito Imagen: Wayne Rosing

10 de marzo de 2015

Imágenes de la explosión de una estrella respaldan a Einstein

NASA/ESA
Los cuatro puntos amarillos forman la Cruz de Einstein


Un equipo de astrónomos ha observado por primera vez, con el telescopio espacial Hubble de la NASA, no una sino cuatro imágenes de la explosión de una estrella lejana, una supernova, que estaba directamente detrás de un conjunto de enormes galaxias, cuya masa es tan grande que deforma el espacio-tiempo. Esto forma una lupa cósmica que crea múltiples imágenes de la supernova, un efecto predicho por la Teoría General de la Relatividad de Albert Einstein hace 100 años. Las imágenes múltiples se organizan alrededor de la galaxia elíptica en un patrón en forma de cruz llamado Cruz de Einstein.

Los científicos están entusiasmados con el hallazgo, ya que supone una especie de experimento colosal. «Podemos probar algunas de las preguntas más importantes acerca de la teoría de la relatividad de Einstein a la vez, es como matar tres pájaros de un tiro», dice Brad Tucker, de la Universidad Nacional de Australia (ANU).

Durante los últimos cincuenta años, los investigadores han tratado de dar con un fenómeno similar, que finalmente ha sido observado durante la búsqueda de galaxias distantes que lleva a cabo la Universidad de California, Berkeley.

El afortunado descubrimiento no solo permite probar la teoría de la relatividad, sino que da información sobre la fuerza de la gravedad, y la cantidad de materia oscura en el Universo. La materia oscura, al contrario de lo que ocurre con la ordinaria, la que todos conocemos, no puede ser vista directamente, pero se cree que constituye la mayor parte de la masa del Universo.

Debido a que el efecto gravitatorio del cúmulo de galaxias magnifica la supernova, que normalmente estaría demasiado lejos para ser vista, lo que se conoce como una lente gravitacional, proporciona una ventana al pasado profundo. «Es una reliquia de una época más simple, cuando el Universo todavía estaba desacelerando. Podemos utilizar eso para averiguar cómo la materia oscura y la energía oscura han influido en el Cosmos», explica Brad Tucker, de la Universidad Nacional de Australia. 


Como trenes por diferentes vías

La galaxia elíptica y su agrupación, MACS J1149.6 + 2223, se encuentran a 5.000 millones de años-luz de la Tierra, y la supernova se sitúa detrás, a 9,3 millones de años-luz de distancia. Aunque los astrónomos han descubierto docenas de cuásares y galaxias multiplicados en varias imágenes, nunca habían visto una explosión estelar resuelta de esta manera. «Fue una auténtica sorpresa», dice Patrick Kelly, de Berkeley, autor principal del estudio que aparece en la revista Science con motivo de la celebración del centenario de la teoría general de la relatividad de Einstein.

Las cuatro imágenes captadas por el Hubble de la supernova aparecieron con pocos días o semanas de diferencia. Esto es porque cada imagen toma una ruta diferente a través del laberinto de la materia oscura de la agrupación y llega en un momento distinto.

Las distintas trayectorias de la luz de la supernova son análogas a varios trenes que salen de una estación al mismo tiempo. Todos viajan a la misma velocidad y con destino a la misma ubicación, pero cada tren toma una ruta diferente y la distancia para cada uno de ellos no es la misma. Algunos trenes viajan sobre las colinas, otros a través de valles y otros rodean las montañas. Debido a que los trenes recorren pistas de diferente longitud a través de distintos terrenos, no llegan a su destino al mismo tiempo. Del mismo modo, las imágenes de la supernova no aparecen al mismo tiempo, porque parte de la luz se retrasa por viajar alrededor de curvas cerradas por la gravedad de la densa materia oscura en el cúmulo de galaxias. Otra imagen de la supernova aparecerá dentro de diez años, según los investigadores





Fuentes: ABC.es

10 de febrero de 2015

Observan la fusión de dos estrellas que acabarán en una explosión de supernova

Parte central de la nebulosa planetaria Henize 2-428. ESO/L. Calçada
  • Son dos enanas blancas más pequeñas que el Sol
  • Las estrellas se acercarán y se fusionarán en 700 millones de años
  • Es la pareja más masiva de este tipo encontrada hasta ahora
Dos estrellas masivas han sido identificadas en el corazón de la nebulosa planetaria Henize 2-428, donde se espera, que dentro de unos 700 millones de años se fusionen y tengan suficiente materia como para iniciar una enorme explosión de supernova.

En la investigación, cuyos resultados se publican en la revista Nature, los astrónomos han utilizado las instalaciones del Observatorio Austral Europeo (ESO), junto con telescopios instalados en las Islas Canarias, según ha informado el ESO.

Así, han descubierto una pareja de estrellas enanas blancas -restos estelares muy pequeños y extremadamente densos- muy cercanas la una a la otra y con una masa total de aproximadamente 1,8 veces la masa del Sol.

Esta es la pareja más masiva de este tipo encontrada hasta ahora y cuando estas dos estrellas se fusionen en el futuro crearán una explosión termonuclear descontrolada que acabará como una supernova de tipo Ia.

Hallazgo por sorpresa

El equipo de astrónomos, liderado por M. Santander-García (Observatorio Astronómico Nacional, IGN; Instituto de Ciencia de Materiales (CSIC), ha encontrado esta masiva pareja cuando trataban de resolver un problema diferente.

Querían averiguar cómo algunas estrellas producen nebulosas asimétricas con extrañas formas en las últimas etapas de sus vidas. Uno de los objetos que estudiaban era la inusual nebulosa planetaria conocida como Henize 2-428.

"Cuando observamos la estrella central de este objeto con el Very Large Telescope de ESO, encontramos, no una, sino dos estrellas en el corazón de esta brillante nube extrañamente torcida", afirma el coautor Henri Boffin, de ESO.

Este hallazgo apoya la teoría de que la presencia de estrellas centrales dobles puede explicar las extrañas formas de algunas de estas nebulosas. Pero lo que descubrieron después era mucho más interesante.

"Posteriores observaciones llevadas a cabo con telescopios en las Islas Canarias nos permitieron determinar la órbita de ambas estrellas y deducir tanto sus masas como la distancia que las separa. Entonces fue cuando nos llevamos la mayor sorpresa", ha indicado Romano Corradi, otro de los autores del estudio e investigador del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC, Tenerife).

Estrellas más ligeras que el Sol

Descubrieron que cada una de las estrellas tiene una masa ligeramente menor que la del Sol y que se orbitan mutuamente cada cuatro horas.

Están lo suficientemente cerca la una de la otra como para que, según la teoría de Einstein de la relatividad general, vayan acercándose cada vez más, creciendo en espiral debido a la emisión de ondas gravitacionales, antes de acabar fusionándose en una sola estrella en unos 700 millones de años.

La estrella resultante será tan masiva que nada podrá impedir que colapse sobre sí misma y, posteriormente, explote como una supernova.

"Hasta ahora, la formación de supernovas de tipo Ia por la fusión de dos enanas blancas era puramente teórica", explica David Jones, coautor del artículo que, en el momento en que se obtuvieron los datos, trabajaba como ESO Fellow. "¡Estas estrellas en Henize 2-428 son auténticas!", ha celebrado.

"Es un sistema sumamente enigmático", concluye Santander. "Tendrá repercusiones importantes para el estudio de supernovas de tipo Ia, que se utilizan para medir distancias astronómicas y fueron clave para descubrir que la expansión del universo se está acelerando debido a la energía oscura".


Fuentes: Rtve.es

5 de enero de 2015

Una supernova festiva

Multicoloured view of supernova remnant

La mayoría de los fenómenos cósmicos se producen a lo largo de miles de años, haciendo imposible estudiar su evolución en una escala de tiempo humano. Las supernovas son la gran excepción, ya que estas potentes explosiones hacen que una estrella brille tanto como toda una galaxia durante varios días.

Aunque las explosiones de supernova son muy poco frecuentes – sólo se producen unas pocas cada siglo en una galaxia convencional – se pueden llegar a observar a simple vista si se producen lo suficientemente cerca de nuestro planeta. De hecho, cuando se descubrieron se pensaba que se trataban de nuevas estrellas – ‘nova’ significa ‘nuevo’ en latín.

Los astrónomos empezaron a estudiar las supernovas mucho antes de que se desarrollase una teoría que las relacionase con explosiones estelares, ya entrado el siglo XX. La primera observación de la que se tiene constancia se remonta al año 185 de nuestra era, cuando los astrónomos chinos descubrieron una ‘estrella invitada’ que permaneció visible durante varios meses cerca de las estrellas Alfa y Beta Centauri.

La materia expulsada durante las explosiones de supernova arrastra el polvo y el gas de su entorno, creando pintorescas envolturas gaseosas que permanecen visibles durante mucho tiempo. Los astrónomos piensan que el objeto que se muestra en esta imagen, el remanente de supernova RCW 86, es todo lo que queda de aquella explosión descubierta en el año 185.

Los tonos azules y verdes en los bordes de la burbuja representan las emisiones en rayos X del gas calentado a millones de grados por las ondas de choque generadas por la explosión. El color rojo difuso muestra las emisiones en el infrarrojo del polvo caliente que compone el medio interestelar en el entorno de RCW 86. Los puntos amarillos que salpican la imagen se corresponden con jóvenes estrellas que brillan con intensidad en la banda del infrarrojo.

Esta imagen combina los datos recogidos en la banda de los rayos X por los observatorios espaciales XMM-Newton de la ESA y Chandra de la NASA (representados en azul y en verde) con las observaciones en el infrarrojo de los telescopios espaciales Spitzer y WISE de la NASA (en amarillo y rojo).

El remanente de supernova RCW 86 se encuentra a unos 8.000 años luz de nuestro planeta.

Esta imagen fue publicada por primera vez en 2011


Fuentes: ESA

24 de agosto de 2014

Las supernovas tipo ‘la’ proceden de la explosión de una enana blanca con una gemela


Evolución de una supernova tipo Ia. (Foto: CSIC)

La muerte explosiva de una enana blanca (una de las etapas más avanzadas de estrella) cuando, alimentada por otra estrella compañera, alcanza la masa crítica de 1,4 veces nuestro Sol es lo que se conoce tradicionalmente como supernova tipo Ia ('i' mayúscula y 'a').

Ahora, un estudio liderado por investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en España concluye que el escenario más plausible para este fenómeno es el de un sistema binario en el que la estrella compañera también es una enana blanca.

Estas conclusiones, publicadas en la revista The Astrophysical Journal, ponen en entredicho los conceptos tradicionales sobre estos escenarios, ya que implican que la explosión podría producirse a masas distintas de la masa crítica. Esta novedad obligaría a replantear el uso de las supernovas tipo Ia como unidades de medida cósmicas.

“Las supernovas de tipo Ia juegan un papel fundamental en la química de las galaxias y del universo, ya que al explotar eyectan todo tipo de metales al exterior, incluyendo muchos que no se forman en estrellas normales", explica el investigador Miguel Ángel Pérez Torres, del Instituto de Astrofísica de Andalucía (CSIC).

"Son consideradas candelas estándar dado que su constitución es muy homogénea y prácticamente todas ellas alcanzan la misma luminosidad en el máximo de luz. Sin embargo, la pregunta básica sobre qué sistemas estelares dan lugar a una supernova de tipo Ia todavía no está claro”, reconoce Pérez Torres.
Supernova 2014J

Los resultados del estudio derivan de la observación este mismo año de la supernova 2014J, situada a 11,4 millones de años luz de la Tierra, mediante la red europea de radiotelescopios.

“Se trata de un fenómeno que se produce con muy poca frecuencia en el universo local. 2014J es la supernova tipo Ia más cercana a nosotros desde 1986, cuando los telescopios a todas las longitudes de onda eran mucho menos sensibles, y puede que la única que podamos observar a una distancia tan cercana a nosotros en los próximos 150 años”, añade el investigador. 


Fuente: CSIC

9 de julio de 2014

La formación del polvo cósmico, vista en directo

ESO
Impresión artística de la formación de polvo alrededor de una explosión de supernova

Estas diminutas partículas se encuentran por todo el Cosmos y pueden llegar a formar planetas, pero su origen es todavía un misterio

El espacio está lleno de polvo. Diminutas partículas que se encuentran por todo el Cosmos, también en las galaxias, entre las estrellas, de la misma forma que en casa pueden encontrarse en cualquier rincón. Pueden llegar a formar planetas, pero su origen es todavía un misterio. Los astrónomos aún no tienen claro cómo y dónde se condensan y desarrollan estos pequeños granitos. Ahora, un equipo internacional ha logrado seguir en tiempo real la formación de este polvo interestelar, durante los momentos posteriores a la explosión de una supernova.

El equipo empleó el Very Large Telescope (VLT) del Observatorio Europeo Austral (ESO), localizado en el norte de Chile, para observar lasupernova SN2010jl mientras se desvanecía lentamente. Los astrónomos se fijaron en ella nueve veces en los meses siguientes a la explosión, y una décima vez 2,5 años después de la misma, en longitudes de onda visibles e infrarrojas cercanas. El estallido de esta supernova excepcionalmente brillante, resultado de la muerte de una estrella masiva, se produjo en la pequeña galaxia UGC 5189A.

Gran tamaño

«Al combinar los datos de las nueve series de observaciones iniciales pudimos realizar las primeras mediciones directas de cómo el polvo alrededor de una supernova absorbe los diferentes colores de la luz», explica la autora principal, Christa Gall, de la Universidad de Aarhus, Dinamarca. «Esto nos permitió descubrir más sobre el polvo de lo que alguna vez había sido posible».

El equipo, según escribe en la revista Nature, descubrió que partículas de polvo con diámetros superiores a 0,001 milímetros se formaron rápidamente en el material denso que rodea a la estrella. Aunque aún muy pequeñas para los estándares humanos, esta es una gran magnitud para una partícula de polvo cósmico, y estas dimensiones sorprendentemente grandes son las que las hacen resistentes a los procesos destructivos. Así, son capaces de sobrevivir en el violento y adverso entorno que se genera en los remanentes de una supernova.

«Nuestra detección de partículas de gran tamaño poco después de la explosión de la supernova implica que debe existir una manera rápida y eficiente de crearlas», indica el coautor Jens Hjorth, del Instituto Niels Bohr de la Universidad de Copenhague, Dinamarca.

Los astrónomos creen saber dónde debe haberse formado el nuevo polvo: en el material que la estrella expulsó al espacio, incluso antes de que estallara. A medida que la onda de choque de la supernova se expandía hacia el exterior, se creó una densa y fría capa de gas, precisamente el tipo de medio en el que las partículas de polvo podrían asentarse y desarrollarse.

Los resultados de las observaciones indican que en una segunda etapa, después de varios cientos de días, se da inicio a un acelerado proceso de formación de polvo que comprende el material que ha sido eyectado por la supernova. Si la producción de polvo en SN2010jl continúa con la tendencia observada, durante 25 años después de la supernova, la masa total de polvo será aproximadamente la mitad de la masa del Sol.


Fuentes: ABC.es

11 de mayo de 2014

Resuelto el misterio de la supernova superluminosa

Ilustración esquemática de cómo una lente gravitatocional amplifica el brillo de la supernova PS1-10afx. / Kavli IPMU

El año pasado se informó del descubrimiento de una supernova tan brillante que dejó perplejos a los científicos, porque nunca se había visto nada igual. Investigadores de la Universidad de Tokio (Japón) aclaran esta semana en Science que en realidad se vio tan luminosa por la presencia de una galaxia delante que actuó como ‘lupa’ o lente gravitacional.

En 2010 se descubrió la existencia de PS1-10afx, la supernova o explosión estelar más luminosa de su clase. En 2013 se informó a la comunidad científica internacional y desde entonces ha habido una fuerte controversia sobre el origen de su brillo excepcional –30 veces más de lo previsto– y ha llevado al planteamento de dos hipótesis.

Por una parte, algunos investigadores concluyeron que se trataba de un nuevo tipo de supernova extrabrillante desconocida hasta la fecha. Sin embargo, otro grupo sostenía que era una supernova normal del tipo Ia –con líneas de absorción características para elementos como el silicio–, pero magnificada por una lente gravitacional como un agujero negro u otro objeto supermasivo cercano.
El nuevo hallazgo puede ayudar en las medidas de la expansión cósmica

Esta segunda hipótesis es la correcta, de acuerdo al estudio que investigadores del Instituto Kavli de la universidad japonesa de Tokio publican en la revista Science. “El equipo que la descubrió propuso que era un tipo de supernova no predicha por la teoría, pero observamos que PS1-10afx era diferente cada día, que evolucionaba demasiado rápido y se hacía cada vez más roja”, comenta Robert Quimby, el autor principal.

Esto les hizo pensar en la presencia de la lente gravitacional, una especie de gigantesca lupa que se genera cuando la luz procedente de un cuerpo lejano se curva alrededor de otro más próximo y masivo –como una galaxia– situado entre el emisor y el receptor, la Tierra en este caso.

“Pensamos que el brillo excepcional de la supernova se genera por una lente asociada, pero no teníamos ninguna evidencia directa sobre su presencia, así que la explicación parecía que requería un poco de magia”, bromea Quimby, “una nueva física o lupa que no se ve ".

Los investigadores sospechaban que ese objeto intermedio debía seguir ahí aunque la supernova ya se habieradesvanecido, así que para confirmar su existencia utilizaron los datos espectroscópicos facilitados por el telescopio Keck-I en Hawái (EE UU) para analizar las galaxias próximas a la supernova.

Dos juegos de líneas de emisión de gases

Si estaba en medio otro objeto durante la brillante explosión de PS1-10afx se esperarían ver dos juegos de líneas de emisión de gases en el espectro, y eso es justo lo que encontraron. De esta forma el equipo dedujo que hay otra galaxia justo en frente, en el ángulo correcto y la distancia justa para amplificar la luz de la supernova.

La lente gravitacional identificada es la primera con que se asocia firmemente a una supernova de tipo Ia, y según los autores, se perdió su rastro en los estudios anteriores debido a la potente luz de la explosión estelar.

Como el comportamiento de esta clase de supernovas sirve a los científicos para medir las distancias a galaxias remotas, el nuevo hallazgo también los puede servir de referencia para utilizar los futuros eventos de supernovas con lente en la medición de la expansión cósmica.

Fuente: SINC

26 de marzo de 2014

Astrónomos australianos verifican en supernovas que la Ley de Gravedad de Newton es constante



- La fuerza de la gravedad no ha cambiado en los últimos 9.000 millones de años
- Los resultados coinciden con los del Lunar Laser Ranging de la NASA

Astrónomos australianos han combinado todas las observaciones de supernovas hasta la fecha, para determinar que la fuerza de la gravedad no ha cambiado en los últimos 9.000 millones de años. Así se señala en un estudio publicado este mes por laAstronomical Society of Australia.

La constante gravitacional de Newton, conocido como G, describe la fuerza de atracción entre dos objetos, junto con la separación entre ellos y sus masas. Anteriormente se había sugerido que G podría haber estado cambiando lentamente a lo largo de los 13.800 millones de años desde el Big Bang.

Si G hubiera ido disminuyendo con el tiempo, por ejemplo, esto significaría que la distancia de la Tierra al Sol era un poco más grande en el pasado, lo que significa que experimentaríamos estaciones más largas ahora en comparación con épocas muy anteriores en la historia de la Tierra.

Pero los investigadores de la Universidad de Tecnología Swinburne en Melbourne han analizado la luz emitida por 580 explosiones de supernovas en el Universo cercano y lejano y han demostrado que la fuerza de gravedad no ha cambiado.

Composición de la NASA de la supernova SN 1006, que se produjo en el 1006. NASA





Las supernovas permiten estudiar la gravedad
"Mirar hacia atrás en el tiempo cósmico para averiguar cómo las leyes de la física pueden haber cambiado no es nuevo", ha dicho el profesor Jeremy Mould. "Pero la cosmología de la supernova ahora nos permite hacer esto con la gravedad".

El profesor Mould y su estudiante de doctorado Syed Uddin han asumido que las explosiones de supernovas ocurren cuando una enana blanca alcanza una masa crítica o después de chocar con otras estrellas.

"Esta masa crítica depende de la constante G de Newton y nos permite controlar miles de millones de años de tiempo cósmico y no solo unas décadas, como ocurrió en en los estudios anteriores", ha dicho el profesor de Mould.

A pesar de estos muy diferentes lapsos de tiempo, sus resultados coinciden con los hallazgos de la Lunar Laser Ranging Experiment, que ha estado midiendo la distancia entre la Tierra y la Luna desde las misiones Apolo de la NASA en la década de 1960 y que ha sido capaz de controlar las posibles variaciones en G con muy alta precisión.

"Nuestro análisis cosmológico complementa los esfuerzos experimentales para describir y restringir las leyes de la física de una manera nueva y con el tiempo cósmico", ha afirmado Uddin.


Fuentes: Rtve.es

15 de febrero de 2014

Supernova en nuestro vecindario intergaláctico

La supernova, señalada con una flecha. (Imagen: NASA / Swift / P. Brown, TAMU)

Una explosión estelar excepcionalmente cercana, descubierta el 21 de enero, se ha convertido en el centro de atención de muchos observatorios astronómicos, incluyendo varios satélites de la NASA. La explosión, catalogada con el nombre de SN 2014J, se produjo en la galaxia M82, la cual se encuentra a sólo unos 12 millones de años-luz de distancia. Esto hace de SN 2014J la supernova óptica más cercana en dos décadas.

El 22 de enero, justo un día después de descubrirse la explosión, el Telescopio Ultravioleta / Óptico (UVOT) del satélite Swift observó detenidamente a la supernova y a la galaxia desde donde se manifestó.

Sorprendentemente, SN 2014J puede ser vista en imágenes tomadas hasta una semana antes de su descubrimiento. Nadie se había percatado de su presencia. La supernova salió a la luz sólo cuando Steve Fossey y sus estudiantes del Observatorio de la Universidad de Londres tomaron imágenes de la galaxia durante un breve taller.

Aunque la explosión se ha producido muy cerca en términos astronómicos, la luz de la supernova está atenuada por las espesas nubes de polvo de su galaxia, lo que puede haber reducido el pico de su brillo aparente.

Una supernova de tipo Ia representa la destrucción total de una estrella enana blanca por uno de dos posibles mecanismos. Con uno de ellos, la enana blanca cuenta con una compañera binaria cercana que es una estrella normal, y absorbe continuamente materia de esta estrella. Esta absorción hace que la enana blanca aumente su masa hasta que alcanza un umbral crítico y explota. Con el otro mecanismo, la explosión surge cuando dos enanas blancas en un sistema binario se acercan mutuamente durante su giro una alrededor de otra, trazando una espiral descendente y finalmente chocan.

De un modo u otro, la explosión produce una cáscara muy caliente de plasma que se expande hacia el espacio circundante a decenas de millones de kilómetros por hora. Algunos elementos radiactivos que se forman durante la explosión contribuyen a mantener caliente al cascarón a medida que se expande. La interacción entre el tamaño del cascarón, su transparencia y el calentamiento radiactivo determina cuándo la supernova alcanza su máximo brillo.

M82 se encuentra en la constelación de la Osa Mayor y es un popular objetivo de observación para los telescopios de potencia modesta. M82 está experimentando un vigoroso episodio de formación estelar que la hace muchas veces más brillante que nuestra galaxia, la Vía Láctea, y explica su inusual y fotogénica apariencia.


Fuentes: NASA

7 de febrero de 2014

Otro regalo cósmico: una tercera supernova ilumina el cielo

© www.messier.seds.org
Los habitantes del planeta Tierra somos testigos de una casualidad cósmica. Hace unos días se informaba sobre el avistamiento de dos supernovas. Ahora, astrónomos revelan que habría una tercera visible en el cielo.
La coincidencia de tres de estas estrellas agonizantes visibles en el firmamento es un acontecimiento sorprendente.

Esta tercera supernova se denomina SN 2014L y ha explotado en la galaxia espiral M99, perteneciente al conocido Cúmulo de Virgo, que se encuentra a 60 millones de años luz de distancia de la Tierra, en la constelación de Coma Berenices o Cabellera de Berenice.


© www.3.bp.blogspot.com

Al tratarse de una supernova, su brillo podría ser equivalente al de 100.000 millones de estrellas juntas, informa el portal Skype and Telescope. Sin embargo, algunos astrónomos indican que no es tan brillante como SN 2014J, la supernova que fue descubierta a finales de enero por un astrónomo británico con un pequeño telescopio de 35 centímetros mientras impartía una clase práctica de observación astronómica a un grupo de estudiantes.


Fuentes: RT

31 de enero de 2014

Dos supernovas son visibles en el cielo

RAMÓN ÁLAMO LÓPEZ
Imagen de la supernova M82 desde el Observatorio Astronómico de Almadén de la Plata (Sevilla)
Es una casualidad sin igual que ocurre en muy pocas ocasiones. Una de ellas, a 12 millones de años luz, puede contemplarse con prismáticos sin problemas
Dependiendo de la masa de una estrella determinada, su muerte será de diferente manera. Las que son muy pequeñas, mucho menos que el Sol, siguen viviendo desde casi el principio del Universo, hace unos 13.700 millones de años. Su muerte es lenta y por enfriamiento y pueden durar decenas o cientos de miles de millones de años, como si el tiempo no les afectara.

Las estrellas como el Sol tienen una muerte diferente. Este tipo de estrellas suelen durar unos 10.000 millones de años y ya hemos visto muchas de ellas en sus últimas convulsiones. Las estrellas del tipo solar, cuando llegan a su madurez, se hinchan, convirtiéndose en gigantes rojas, verdaderos monstruos que son capaces de engullir a sus planetas más cercanos. Es el caso el Sol, que dentro de 5.000 millones de años se inflará tanto que Mercurio, Venus, la Tierra e incluso Marte estarán dentro de él. Tras un período de millones de años, solo quedará el núcleo al descubierto del Sol, una enana blanca del tamaño de la Tierra. Se enfriará y desaparecerá y será el fin del Sistema Solar. Pero es tanto tiempo, que no cabe en mente humana, y habremos llegado a otros planetas de otros sistemas estelares, mientras tanto.

Pero hay un tipo de estrellas muy especiales, aquellas que son mucho más grandes que el Sol y tienen una muerte muy diferente y violenta. Son las explosiones supernovas. Hay una ley universal que dice que cuanto más grande es una estrella menos durará, pues consume mucho más rápidamente las reservas que tiene de hidrógeno, helio y otros elementos más pesados. Nuestro Sol lo consume a un ritmo normal y las estrellas enanas casi no se preocupan de ello, por eso su longevidad.

El hidrógeno en las estrellas es como el oxígeno para el ser humano: no nos podemos quedar sin él, moriríamos. El oxígeno de las estrellas es el hidrógeno y cuando terminen con él, el proceso hacia la muerte se acelera. El hidrógeno, por la temperatura de la estrella, se convierte en helio. Esto la hace subsistir pocos millones de años más en su agonía de muerte. El convertir un elemento en otro hace que la estrella se expanda, son como explosiones termonucleares, pero la omnipotente gravedad empuja de la estrella hacia dentro, en un tira y afloja.

A la estrella no le queda más remedio que seguir procesando elementos químicos cada vez más pesados, para aguantar el peso de la gravedad, pero llega un momento en que no es capaz de convertir más elementos. La fuerza de la gravedad, sin prisa, la espera. Y llega su momento. Gana la gravedad y la hunde, la comprime y la estrella libera una ingente cantidad de energía, similar al brillo de toda una galaxia con 100.000 millones de estrellas.

Pero hay otros sistemas de detonación de estrellas, vinculados a sistemas dobles estelares. Este es al menos el caso de una de las supernovas que ahora podemos ver con prismáticos.

Hoy es posible ver dos supernovas fuera de nuestra galaxia, una casualidad que apenas se da. Máxime cuando estas dos supernovas se hacen visibles con telescopios medianos. Esencialmente la que ha explotado en la conocida galaxia M 82. La de M 82 es una de las supernovas más cercanas que ha explotado después de la de nuestra galaxia vecina de la Gran Nube de Magallanes en 1987 a 168.000 años luz.

Parece mentira que donde solo vemos una galaxia en forma de nube, sin estrellas, porque se encuentra a 12 millones de años luz, aparezcauna estrella bien visible y detectable con cualquier telescopio. Una estrella que explotó hace doce millones de años y que ahora estamos viendo. La emoción del evento es inenarrable por lo espectacular y lo grandioso del mismo. Es un evento único al alcance de muchos, incluso utilizando prismáticos. Esa supernova, la denominada SN 2014 J, en la galaxia M 82 en la constelación de la Osa Mayor, fue descubierta por el astrónomo Steve Fossey, del University College de Londres y confirmada el 22 de enero por las Universidades de Princeton y Caltech y fotografiada desde el Observatorio Astronómico de Almadén de la Plata (Sevilla) por Ramón Álamo López y el equipo de Miguel Gilarte Fernández, Cristina Rodríguez Blanco, Rafael Muñoz Martínez y Manuel Majarón Olivares.

En realidad, no se trata de una sola estrella, sino de una pareja formada por una enana blanca y una gigante roja. La enana blanca, con mayor fuerza de gravedad al ser muy densa, atrapa las capas exteriores de la gigante roja, cayendo sobre su superficie. La enana blanca, en cuestión de segundos, quema una enorme cantidad de carbono que a una estrella normal le llevaría siglos, de tal forma que surge una impresionante detonación que hace elevar el brillo de una insignificante enana blanca imperceptible con los mayores telescopios, hasta alcanzar a ser vista desde una gran parte del Universo. Este tipo de supernovas, son de tipo Ia y son fenómenos muy raros

La galaxia M 82, también llamada la del cigarro, ubicada en la constelación de la Osa Mayor, se encuentra dentro de un cúmulo “cercano” de galaxias dominada por la galaxia M 81, y M 82 es prototipo de galaxia de formación estelar, sin forma definida, donde se crean una infinidad de estrellas, debido a la cercanía de la aún mayor galaxia M 81 donde se registró uno supernova en 1993, ante todo el brote estelar ocurrió en M 82 hace 500 millones de años. Es el efecto gravitatorio entre ambas lo que crea tal cantidad de nacimientos estelares. Es una galaxia, rara e intrigante.

La misma noche pudimos contemplar otra supernova, en una galaxia denominada NGC 3448, una débil galaxia de magnitud 14,6 en la constelación de la Osa Mayor. Para ver esta supernova (SN 2014 G) hacía falta la técnica de la astrofotografía, pero lo curioso es que en una misma noche no se da un caso de dos supernovas visibles. Es cierto que el Universo contiene más de 100.000 millones de galaxias, lo que implica que casi todos los días debe explotar alguna, pero de ahí a que se hagan visibles dos de ellas, va un abismo.

Imagen de la supernova en NGC3448
RAMÓN ÁLAMO LÓPEZ

Una noche más y por partida doble, hemos visto los cambios del Universo, un Universo en continua evolución, lo mismo que le ocurre a la Tierra, no pretendamos tener un planeta igual para siempre. Los cambios se suceden y no por motivos del hombre. El día que una supernova cercana estalle, habrá cambios más rápidos y efectivos que los que puede provocar el hombre.

Las radiaciones de una supernova cercana e impredecible pueden hacer mucho daño en la Tierra, las últimas en nuestra galaxia fueron acontecimientos visuales extraordinarios, algunas de ellas se vieron a simple vista incluso de día. Ocho han sido las supernovas visibles, desde que tenemos datos, algunas de ellas son:

-La supernova de 1006 fue probablemente la más brillante de la historia. Se pudo observar prácticamente desde todo el mundo a simple vista.

-La supernova de 1054 fue visible a pleno día durante 23 días y cerca de dos años durante la noche.

-La supernova de 1181 visible durante la noche durante 185 días.

-La supernova de 1572 fue más brillante que el planeta Venus, el objeto celeste más brillante tras el Sol y la Luna.

-La supernova de 1604, más brillante que cualquier estrella y planeta excepto Venus, se trata de la última supernova vista en nuestra galaxia y estamos esperando a la próxima después de más de 400 años, lo que implica que muestra galaxia es relativamente joven y no muestra una gran cantidad de estrellas dispuestas a convertirse en supernovas.

Miguel Gilarte Fernández es director del Observatorio Astronómico de Almadén de la Plata (Sevilla) y presidente de la Asociación Astronómica de España.


Fuentes: ABC.es

9 de enero de 2014

Fotografían una impresionante supernova que fabrica polvo

ESO
Recreación artística de la supernova 1987A, en la Gran Nube de Magallanes


Es la primera vez que los astrónomos han podido observar el inicio de los gránulos que formaron galaxias en el Universo temprano

El telescopio ALMA (Atacama Large Millimeter/submillimeter Array) ha captado unas impresionantes imágenes de los restos de una supernova repleta de grandes cantidades de polvo cósmicoformado hace poco tiempo. Se trata de la supernova 1987A , ubicada en la Gran Nube de Magallanes, una galaxia enana que orbita la Vía Láctea a unos 160.000 años luz de la Tierra. Es la primera vez que los astrónomos han podido observar el inicio de los gránulos que formaron galaxias en el Universo temprano. Si una cantidad suficiente de este polvo lograra realizar la peligrosa transición hacia el espacio interestelar, informan los científicos, podría explicar cómo muchas galaxias adquirieron su aspecto oscuro y polvoriento.

Las galaxias pueden contener enormes cantidades de polvo y se cree que las supernovas son una de sus principales fuentes de producción, especialmente en el Universo primitivo. Pero la evidencia directa que demuestra la verdadera capacidad que tienen las supernovas de generar polvo ha sido muy escasa hasta el momento. Sin embargo, las nuevas observaciones pueden cambiar este escenario.


Imagen de la supernova 1987A
ESO


"Hemos encontrado una masa de polvo de enormes proporciones concentrada en la parte central del material eyectado de una supernova relativamente joven y cercana", dice Remy Indebetouw, astrónomo del Observatorio Radioastronómico Nacional de los Estados Unidos (NRAO) y de la Universidad de Virginia, ambos localizados en Charlottesville, Estados Unidos. "Esta es la primera vez que realmente hemos logrado obtener imágenes del lugar en donde se formó el polvo, lo que es de gran importancia para comprender la evolución de las galaxias".

La más cercana

La SN 1987A es la explosión más cercana alguna vez captada desde la observada por Johannes Kepler dentro de la Vía Láctea en 1604. Los astrónomos predijeron que a medida que el gas se enfriara luego de la explosión, se formarían grandes cantidades de polvo una vez que los átomos de oxígeno, carbono y silicio se combinaran en las frías regiones centrales del remanente. Con la resolución y sensibilidad sin precedentes de ALMA, el equipo de investigación fue capaz de fotografiar el polvo frío, el que se encuentra en mayores proporciones y brilla intensamente en luz milimétrica y submilimétrica. Los astrónomos estiman que el remanente ahora contiene alrededor del 25 por ciento de la masa del Sol en polvo recién formado. Además, descubrieron que se habían generado importantes cantidades de monóxido de carbono y monóxido de silicio.

"La SN 1987A es un lugar especial, ya que no se ha mezclado con su entorno", comenta Indebetouw. "Los nuevos resultados producidos por ALMA, los primeros de su clase, revelan un bloque conformado por el remanente de la supernova colmado de material que simplemente no existía hace unas décadas".

"Las primeras galaxias contienen enormes cantidades de polvo y este posee un rol fundamental en la evolución de las mismas", dice Mikako Matsuura, de la Escuela Universitaria de Londres, Reino Unido. "Hoy sabemos que el polvo se puede generar de varias maneras, pero en los inicios del Universo la mayor parte debe haber provenido de las supernovas. Por fin tenemos una evidencia clara que avala esa teoría".


Fuentes: ABC.es

13 de julio de 2013

En busca de la próxima supernova


NASA Restos de una supernova en una image de archivo tomada por el Hubble 
 
"Estallan cada 300 años en nuestra galaxia y la siguiente puede ser inminente. Astrónomos intentan identificarlas, ya que una explosión semejante podría poner en jaque la vida en la Tierra"

Los astrónomos han calculado que cada 300 años aproximadamente estalla una supernova en nuestra galaxia, pero curiosamente la última de ellas explotó en el año 1604, de ello hace más de 400 años y se espera que la próxima no tarde mucho en hacerlo, teniendo en cuenta el número de estrellas que compone nuestra galaxia (100.000 millones) y el número de estrellas candidatas a tal colosal catástrofe cósmica.

La supernova de 1604 se hizo tan brillante que dominaba el cielo, aún más brillante que cualquier estrella o planeta, exceptuando a Venus, el astro más luminoso tras el Sol y la Luna. Su explosión se produjo a unos 20.000 años luz del Sol y por ello no afectó de modo alguno a la Tierra, sólo se quedó en un bello espectáculo celeste.

A sabiendas de que la explosión de una supernova cercana podría poner en jaque la vida en la Tierra, los astrónomos buscan estrellas próximas, supergigantes, rojas y masivas, con la intención de conocer el tiempo de vida que les puede quedar a estas colosales estrellas.

Nuestra galaxia, la Vía Láctea, contiene muchas más estrellas jóvenes que viejas. La mayoría son estrellas azules y blancas, seguidas de las amarillas como el Sol y las rojas. El color es indicativo de su tiempo de vida. Las estrellas nacen con altas temperaturas y su color es el azul, a medida que pasa el tiempo se enfrían y el color cambia al blanco, aún más frías son las amarillas, pero las rojas lo son aún más y están en la fase final de su vida.

Cuando la galaxia se formó, todas las estrellas nacieron casi al mismo tiempo, pero en el Universo existe una Ley inexpugnable, que dice que mientras más grande es una estrella, menos tiempo de vida tiene. Si a ello le sumamos que tengan una masa superior a 1,4 la del Sol, estamos ante una bomba de relojería, máxime si éstas son supergigantes y sus masas están comprendidas entre las 10 y las 50 solares. Cuando estas estrellas comenzaron a morir, tras decenas de millones de años tras la formación de la galaxia, dieron lugar a titánicas explosiones. Cientos de ellas se convirtieron en supernovas y nuestra galaxia, vista desde otras galaxias lejanas, se hacía notar gracias a ellas. Puntos muy brillantes de luz aparecían aquí y allá en la Vía Láctea.

Tras esta etapa vino un período de tranquilidad hasta que nuevas estrella gigantes y supergigantes volvieron a explotar. Ahora dichas explosiones se mantienen de forma menos numerosa y con un lapsus de tiempo de unos 300 años. Dado que este período de tiempo ya ha pasado con creces desde 1604, los astrónomos buscan la próxima supernova y las consecuencias que podría traer a la Tierra, debido al amplio conocimiento que ahora tenemos de ellas.
 

Visible para el Australopiteco

Los últimos estudios realizados con telescopios terrestres y espaciales confirman que el Sistema Solar está envuelto en una gigantesca nube de residuos de supernovas que fueron visibles de forma notable en tiempos del Australopiteco. De hecho, esta burbuja, denominada Sco-Cen o Burbuja Local, tiene unas dimensiones de 300 años luz. Las supernovas fueron frecuentes en aquella época.

En restos fósiles encontrados en el fondo marino, se han localizado isótopos de Fe60, cuya formación no es terrestre, sino procedente de explosiones supernovas. Tengamos en cuenta que el hierro se forma en el interior de las estrellas momentos antes de estallar y es liberado al espacio para formar una nueva generación de estrellas y planetas. Ello es una prueba evidente de que las explosiones de supernovas penetran la atmósfera terrestre y llegan a la Tierra en mayor o menor medida, dependiendo de la distancia a la que éstas estallan. De hecho, algunos investigadores estiman que alguna de estas explosiones pudo haber provocado grandes extinciones de vida sobre la Tierra.

Hay pruebas suficientes para pensar que el Sistema Solar se formó gracias a una explosión supernova, cuya onda expansiva comprimió el gas y el polvo existente en el espacio, mezclándose con los restos de la supernova para formar el Sol y los planetas, según investigaciones y simulaciones hechas desde el Instituto Carnegie.

No obstante, aún se duda de a qué distancia debería estar una supernova para dañar nuestro planeta. Algunos investigares dudan entre una distancia de pocas decenas de años luz o pocos centenares de ellos. Si fuera el primer caso, podríamos estar tranquilos, ya que no existen estrellas candidatas a supernovas a decenas de años luz.

Si las supernovas afectaran a la Tierra a pocos cientos de años luz, tendríamos que estar más intranquilos porque existen algunas estrellas supergigantes a estas distancias que se encuentran en la fase final de su vida y que en cualquier momento podrían estallar. 


¿Qué le pasaría a la Tierra?

¿Cómo afectaría a la Tierra una supernova cercana y masiva? Para que afectara a la Tierra, la estrella cercana debería tener una masa superior a 15 masas solares y estas estrellas existen. Por ejemplo, la supergigante Antares, estrella alfa de la constelación de Escorpión con 15 masas solares y a una distancia de 550 años luz o la mayor candidata: Betelgueuse, estrella roja y la más brillante de la constelación de Orión, con 20 masas solares, mil veces mayor que el Sol y a una distancia de uno 650 años luz. La estrella está sumida en un proceso de contracción, debido a que ha agotado la energía que la mantenía estable al convertir hidrógeno en helio, indicativo de que se aproxima a la fase de explosión o supernova, pero nadie puede decir cuándo ocurrirá. Si explotara brillaría tanto como la Luna llena y se vería en pleno día

Una explosión supernova libera tal cantidad de energía que la hace brillar tanto como una galaxia entera; como 100.000 millones de estrellas. La liberación de rayos cósmicos, que son partículas subatómicas (electrones, protones, neutrinos, núcleos atómicos sin electrones…) que viajan casi a la velocidad de la luz y de alto poder energético, si atraviesan el campo magnético terrestre, pueden causar la destrucción de la capa de ozono de la Tierra dejando pasar la radiación ultravioleta procedente del Sol, radiación mortal para la vida en la Tierra, la capa de ozono sirve de filtro protector contra la radiación ultravioleta. Investigadores de la NASA han indicado que para que ello ocurra la supernova debe estar a menos de 50 años luz de distancia y que la capa de ozono sea ampliamente bombardeada con radiación X y gamma.

Una lluvia de rayos cósmicos podría afectar a los iones existentes en nuestra atmósfera que contribuyen a la formación de nubes, de manera que podrían aumentar o disminuir la cantidad de nubes, provocando cambios inusuales en el tiempo. Los rayos cósmicos siguen siendo objeto de estudio y así como sus efectos sobre la Tierra.

Otros nuevos peligros para la Tierra se están estudiando, como los estallidos de rayos gamma, que suelen proceder de la formación de agujeros negros y son las mayores explosiones energéticas del Universo. Si un estallido de rayos gamma fuese dirigido hacia la Tierra, incluso a 10.000 años luz de nosotros, los efectos sobre la Tierra serían mayores que las explosiones de supernovas, aunque nadie puede prever los efectos sobre la Tierra de una explosión supernova supermasiva y distante que proyecte un gigantesco chorro de rayos gamma sobre la Tierra y estas explosiones se han detectado, aunque demasiado lejanas y no dirigidas hacia la Tierra.
Fuentes : Por Miguel Gilarte Fernández, presidente de la Asociación Astronómica de España y director del Observatorio Astronómico de Almadén de la Plata.

29 de junio de 2013

Observan en el cielo los restos de una supernova reciente

NASA
Los restos de la supernova G1.9+0.3 


Los astrónomos estiman que una estrella explota como una supernova en nuestra galaxia, como promedio, alrededor de dos veces por siglo. En 2008, un equipo de científicos anunció el descubrimiento de los restos de la supernova más reciente jamás encontrada, a unos 28.000 años luz de la Tierra, cerca del centro de la Vía Láctea.

La explosión habría sido visible desde nuestro planeta hace poco más de cien años si no hubiera quedado muy oscurecida por el polvo y el gas. Una larga observación equivalente a más de 11 días de observaciones del campo de escombros, ahora conocido como el remanente de supernova G1.9+0.3, con el Observatorio de rayos X Chandra de la NASA proporcionó nuevos detalles sobre este importante evento.

La fuente de G1.9+0.3 era probablemente una estrella enana blanca que sufrió una explosión termonuclear y fue destruida después de fusionarse con otra enana blanca o absorber material de una estrella compañera en órbita. Esta es una clase particular de explosiones de supernova (conocida como Tipo Ia) que se utilizan como indicadores de distancia en la cosmología porque son muy consistentes en el brillo y muy luminosas.


Nuevas observaciones muy detalladas de los restos de una supernova de mil años, llevadas a cabo con el telescopio VLT (Very Large Telescope) de ESO, han revelado claves sobre el origen de los rayos cósmicos. Por primera vez, las observaciones sugieren la presencia de partículas de rápido movimiento en los remanentes de la supernova que podrían ser precursoras de estos rayos cósmicos. Los resultados aparecen en el número del 14 de febrero de 2013 de la revista Science.

La explosión expulsó restos estelares a altas velocidades, creando el remanente de supernova que ahora puede ser observado por Chandra y otros telescopios. Los datos de Chandra muestran que la mayor parte de la emisión de rayos X es una «radiación de sincrotrón» producida por electrones muy energéticos acelerados en la rápida expansión de la onda de la supernova. Esta emisión da información sobre el origen de los rayos cósmicos, partículas energéticas que constantemente golpean la atmósfera de la Tierra. 


Explosión en dos fases

La mayoría de los remanentes de supernova Tipo Ia tienen una forma simétrica, con restos que se distribuyen uniformemente en todas las direcciones. Sin embargo, G1.9 +0.3 presenta un patrón muy asimétrico. Otra característica excepcional de este remanente es que el hierro, que se espera se sitúe en el interior profundo de la estrella condenada y se mueva con relativa lentitud, se encuentra muy lejos del centro y se mueve a velocidades extremadamente altas de más de 3,8 millones de millas por hora. 


  
NASA
Los restos de la supernova G1.9+0.3 


Debido a la desigual distribución de los restos del remanente y sus velocidades extremas, los investigadores concluyen que la explosión de la supernova original también tenía propiedades muy inusuales e inusualmente enérgicas. Creen que G1.9 +0.3 sufrió una «detonación retardada», donde la explosión se produce en dos fases diferentes. En primer lugar, se producen reacciones nucleares en una onda expansiva lenta, produciendo hierro y elementos similares. La energía de estas reacciones hace que la estrella se expanda, cambiando su densidad y permitiendo un frente de detonación mucho más rápido.

Las observaciones de G1.9+0.3 permiten a los astrónomos una visión especial y cercana de un joven remanente de supernova. 



Fuentes : ABC.es

17 de junio de 2013

Una estrella fulgurante aumenta 15 veces su brillo en menos de 3 minutos

Casey Reed-NASA Ilustración de una estrella fulgurante 

Astrofísicos de la Universidad de Santiago de Compostela han detectado el astro a unos 15,6 años luz de la Tierra

Investigadores de la Universidad de Santiago de Compostela han registrado una potente fulguración en una estrella, de nombre WX UMa, cuyo brillo aumentó casi quince veces durante unos 160 segundos. El hallazgo se ha publicado en la revista Astrophysics.

La estrella protagonista está en la constelación de la Osa Mayor, a unos 15,6 años luz de la Tierra, y forma parte de un sistema binario. Su compañera brilla casi 100 veces más, excepto en los momentos como el observado, en los que WX UMa lanza sus llamaradas. Esto puede ocurrir varias veces al año, pero no con tanta potencia como la registrada ahora.

El profesor Vakhtang Tamazian, de la Universidad de Santiago de Compostela, y otros investigadores detectaron desde el Observatorio de Byurakan, en Armenia, ese brillo excepcional. «Durante esos menos de tres minutos la estrella experimentó un cambio brusco del espectro tipo M al B, es decir, pasó de una temperatura de unos 2.800 kelvines (K) a otra seis o siete veces superior», afirma el astrofísico.

Según sus líneas espectrales de absorción, las estrellas se clasifican en una escala de letras, donde las del tipo M presentan una temperatura en superficie de entre 2.000 y 3.700 K, y las de tipo B entre 10.000 y 33.000 K.




Un brillo repentino

WX UMa pertenece al reducido grupo de las fulgurantes –flares, en inglés–, una clase de estrellas variables que muestran un aumento repentino e irregular, prácticamente aleatorio, de su brillo hasta cien o más veces en unos pocos segundos o minutos. Después, vuelven a su estado normal en unas decenas de minutos.

Los científicos desconocen cómo se origina la fulguración, pero saben cómo evoluciona: “Por algún motivo surge un pequeño foco de inestabilidad dentro del plasma de la estrella, lo que genera una turbulencia en su campo magnético –explica Tamazian–. Se produce entonces la reconexión magnética, una transformación de energía del campo magnético en cinética, para recuperar la estabilidad del flujo, de forma parecida a lo que ocurre en una descarga eléctrica”.

Después, la energía cinética del plasma se convierte en energía térmica en las capas altas de la atmósfera y en la corona estelar. Este gran aumento de la temperatura y el brillo de la estrella permiten a los astrónomos detectar sus cambios en el espectro de radiación.

Para realizar este estudio, se ha utilizado la cámara SCORPIO del Observatorio Astrofísico de Byurakan, que permite obtener a la vez el espectro y el brillo de estos objetos. Las estrellas fulgurantes son intrínsecamente débiles, por lo que solo se pueden observar en distancias relativamente cortas en la escala astronómica. En concreto, en las cercanías del Sol, hasta una distancia de unas decenas de años luz.



Fuentes : ABC.es

28 de mayo de 2013

Misteriosas manchas de mayor temperatura en una estrella supergigante roja

http://www.jb.man.ac.uk/news/2013/Betelgeuse/Figure1.png

Una nueva imagen de la atmósfera exterior de Betelgeuse, una inmensa estrella de una clase conocida como supergigante roja, y una de las más cercanas a la Tierra de este tipo, revela la estructura detallada de "nubes" de materia que están siendo expulsadas de la estrella.

La imagen, tomada por el conjunto de radiotelescopios e-MERLIN, gestionado desde el Observatorio de Jodrell Bank en el Reino Unido, también muestra regiones de gas sorprendentemente caliente en la atmósfera exterior de la estrella y un arco de gas más frío.

Betelgeuse es fácilmente visible a simple vista como la brillante estrella roja en el hombro de Orión, el cazador. La estrella en sí es enorme (1.000 veces más grande que nuestro Sol), pero al estar a una distancia de unos 650 años-luz aparece vista desde la Tierra como un puntito luminoso en el cielo. A fin de lograr captar más detalles de la estrella, hay que recurrir a técnicas especiales, combinando perspectivas desde distintos puntos geográficos de la Tierra, en lo que se conoce como interferometría. De este modo, es factible distinguir algunos detalles de la estrella y de la región alrededor de ella.

La nueva imagen de Betelgeuse brindada por el conjunto e-MERLIN muestra que la atmósfera de la estrella se extiende hasta cinco veces el tamaño de su superficie visual. Revela también dos puntos calientes dentro de la atmósfera exterior y un tenue arco de gas frío que se extiende incluso más lejos, concretamente más allá de la superficie estelar mostrada en la banda de las ondas de radio.


 [Img #13713]
(Foto: e-MERLIN / Observatorio de Jodrell Bank / Universidad de Manchester)
Los puntos calientes están separados por aproximadamente la mitad del diámetro visual de la estrella, y tienen una temperatura de entre 3.700 y 4.700 grados centígrados más o menos, mucho más alta que la temperatura media de la superficie estelar captada en la banda de las ondas de radio, aproximadamente 900 grados centígrados, e incluso más alta que la de la superficie captada visualmente (3.300 grados centígrados).

El arco de gas frío se encuentra a casi 7.400 millones de kilómetros de distancia de la estrella, una distancia similar a la que separa Plutón del Sol. Se estima que este arco tiene una masa de casi dos tercios de la masa de la Tierra y una temperatura de aproximadamente 120 grados centígrados bajo cero.

 
Se desconoce por ahora porqué esas manchas son tan calientes. Una posibilidad que baraja el equipo de Anita Richards, de la Universidad de Manchester en el Reino Unido, es que las ondas de choque, ya sean causadas por las pulsaciones de la estrella (esencialmente variaciones de tamaño y luminosidad que experimentan las estrellas de este tipo) o por convección en sus capas exteriores, están comprimiendo y calentando el gas. Otra hipótesis es que la atmósfera externa es irregular y lo que los astrónomos están viendo es las regiones más calientes de su interior. El arco de gas frío se cree que es el resultado de un período de pérdida más copiosa de masa de la estrella en algún momento en el siglo pasado, pero su relación con los puntos calientes y otras estructuras es desconocida.

El mecanismo por el cual las estrellas supergigantes como Betelgeuse pierden materia en el espacio no se conoce a fondo, aunque sí está claro que dicho proceso tiene un papel clave en el ciclo de vida de la materia del universo, enriqueciendo el material interestelar a partir del cual se formarán futuras estrellas y planetas.

Betelgeuse produce un viento (una corriente de materia expulsada) que equivale a una pérdida de masa similar al peso de la Tierra cada tres años. Dicho viento está enriquecido con las sustancias químicas que serán materiales de construcción para una nueva generación de estrellas y planetas en esa región del cosmos.



Fuentes :The University of Manchester