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20 de agosto de 2019

Espectacular Imagen de Júpiter Captada por el Hubble

Créditos de la imagen: NASA, ESA, A. Simon (GSFC) y M.H. Wong (Universidad de California, Berkeley)
Esta nueva y espectacular imagen captada por el Telescopio Espacial Hubble de Júpiter el 27 de Junio de 2019, muestra la Gran Mancha Roja del planeta gigante, y una paleta de colores más intensa en las nubes que se arremolinan en la turbulenta atmósfera de Júpiter que se vio en años anteriores. Los colores y sus cambios proporcionan pistas importantes para los procesos en curso en la atmósfera de Júpiter.

Las bandas se crean por diferencias en el grosor y la altura de las nubes de hielo de amoníaco. Las coloridas bandas, que fluyen en direcciones opuestas en varias latitudes, son el resultado de diferentes presiones atmosféricas. Las bandas más claras se elevan más alto y tienen nubes más gruesas que las bandas más oscuras.

Entre las características más llamativas de la imagen están los colores intensos de las nubes que se mueven hacia la Gran Mancha Roja, una tormenta que rueda en sentido contrario a las aguijas del reloj entre dos bandas de nubes. Estas dos bandas de nubes, arriba y abajo de la Gran Mancha Roja, se mueven en direcciones opuestas. La banda roja arriba y a la derecha (noreste) de la Gran Mancha Roja contiene nubes que se mueven hacia el oeste y alrededor del norte de la tempestad gigante. Las nubes blancas a la izquierda (suroeste) de la tormenta se mueven hacia el este, al sur del lugar.

Todas las coloridas bandas de nubes de Júpiter en esta imagen están confinadas al norte y al sur por corrientes en chorro que permanecen constantes, incluso cuando las bandas cambian de color. Todas las bandas están separadas por vientos que pueden alcanzar velocidades de hasta 644 kilómetros por hora.

En el lado opuesto del planeta, la banda de color rojo intenso al noreste de la Gran Mancha Roja y la banda blanca brillante al sureste se vuelven mucho más débiles. Los filamentos remolinos que se ven alrededor del borde exterior de la súper tormenta roja son nubes de gran altitud que están siendo arrastradas hacia adentro y alrededor.

La Gran Mancha Roja es una estructura imponente con forma de pastel de bodas, cuya capa superior de bruma se extiende más de 5 kilómetros más alta que las nubes en otras áreas. La gigantesca estructura, con un diámetro un poco más grande que el de la Tierra, es un sistema de viento de alta presión llamado anticiclón que se ha ido reduciendo lentamente desde el siglo XIX. La razón de este cambio de tamaño aún se desconoce.

Una característica en forma de gusano ubicada debajo de la Gran Mancha Roja es un ciclón, un vórtice alrededor de un área de baja presión con vientos que giran en la dirección opuesta a la Mancha Roja. Los investigadores han observado ciclones con una amplia variedad de apariencias diferentes en todo el planeta. Las dos características de forma ovalada blanca son anticiclones, como versiones pequeñas de la Gran Mancha Roja.

Otro detalle interesante es el color de la banda ancha en el ecuador. El color naranja brillante puede ser una señal de que las nubes más profundas comienzan a despejarse, enfatizando las partículas rojas en la neblina suprayacente.

La nueva imagen se tomó en luz visible como parte del programa OPAL. El programa proporciona vistas globales anuales del Hubble de los planetas exteriores para buscar cambios en sus tormentas, vientos y nubes.

La Cámara de Campo Ancho 3 del Hubble observó a Júpiter cuando el planeta estaba a 400 millones de millas de la Tierra, cuando Júpiter estaba cerca de la "oposición" o casi directamente enfrente del Sol en el cielo.

25 de febrero de 2019

La atmósfera de la Tierra se extiende más allá de la luna.

La parte más externa de la atmósfera de la Tierra, llamada geocorona, se extiende hacia afuera casi el doble que la órbita de la luna. Concepto de artista a través de la ESA .

La Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés ) dijo el 20 de febrero de 2019 que los datos de hace 20 años del observatorio espacial SOHO han revelado un hecho sorprendente sobre la Tierra. Los datos han demostrado que la parte más exterior de la atmósfera de la Tierra, llamada su geocorona , se extiende más allá de la órbita de la luna.

Se sabía que existía esta geocorona gaseosa, una nube de átomos de hidrógeno, ligeramente luminosa en el ultravioleta lejano a través de la luz solar dispersa. Pero nadie sabía que llegaba tan lejos al espacio. Se extiende casi el doble hasta la órbita de la luna, casi 400,000 millas (630,000 km), o 50 veces el diámetro de la Tierra.

Igor Baliukin, del Instituto de Investigación Espacial de Rusia, dirigió esta investigación. Comentó en una declaración:

La luna vuela por la atmósfera terrestre.


Descubren que la atmósfera de la Tierra llega hasta la Luna... y más allá 
La región más distante de la atmósfera terrestre se extiende más allá de la órbita lunar en forma de nube de átomos de hidrógeno, hasta alcanzar dos veces la distancia a la Luna. Gracias a datos recopilados por el Observatorio Heliosférico y Solar (SOHO) de la ESA/NASA, un reciente descubrimiento muestra que la capa de gas que envuelve la Tierra tiene un radio de 630.000 kilómetros, 50 veces el diámetro de nuestro planeta.

SOHO significa Observatorio Solar y Heliosférico. La misión se lanzó en 1995 como un proyecto conjunto de la ESA y la NASA, con una vida útil proyectada de dos años. Ahora, 24 años después, la nave aún está en el espacio y aún estudia el sol y el medio ambiente Tierra-Sol. Orbita el punto L-1 en el sistema Tierra-sol.

Uno de los instrumentos de SOHO, llamado SWAN , proporcionó los datos sobre la geocorona de la Tierra. Los sensores de SWAN rastrearon el hidrógeno en la geocorona y detectaron con precisión dónde se reducía a la nada.

Los astronautas del Apolo 16 en la luna adquirieron esta imagen ultravioleta de la Tierra y su envoltura de hidrógeno, o geocorona, en 1972. Imagen a través de la ESA .

La imagen evocadora de arriba es muy interesante e histórica de la geocorona de la Tierra. Viene del primer telescopio en la luna, colocado por los astronautas del Apolo 16 en 1972. La imagen muestra la geocorona que rodea a la Tierra y brilla intensamente en luz ultravioleta. Jean-Loup Bertaux es el ex investigador principal de SWAN, y es coautor del nuevo artículo. Él comentó:

En ese momento, los astronautas en la superficie lunar no sabían que realmente estaban incrustados en las afueras de la geocorona.

Por cierto, los observadores del cielo a veces vemos una corona de aspecto similar alrededor de la luna o el sol. Pero ese es un fenómeno completamente diferente, con el brillo causado por el aire de la Tierra, no por una atmósfera lunar o solar extendida.

El concepto artístico del Observatorio Solar y Heliosférico (SOHO) de la ESA / NASA, superpuesto a una imagen real del sol vista por el telescopio de imágenes ultravioleta extrema de SOHO en 1999. Imagen a través de la ESA .

Conclusión: los científicos utilizaron datos del instrumento SWAN en la nave espacial SOHO para aprender que la parte más externa de la atmósfera de la Tierra, llamada geocorona, se extiende casi el doble que la órbita de la luna.

Fuentes: EarthSky, Antena 3

24 de febrero de 2019

El fantasma de la constelación de Casiopea



A 550 años luz de distancia, en la constelación de Casiopea, yace la impresionante nebulosa IC 63, también conocida como el Fantasma de Casiopea. La gigantesca nube de gas y polvo está siendo erosionada lentamente por la radiación de una estrella cercana e impredecible, llamada Gamma Cassiopeiae.

Gamma Cassiopeiae es una estrella subgigante variable azul-blanca, la cual se encuentra rodeada por un disco de gas. Esta estrella es 19 veces más masiva y 65.000 veces más brillante que nuestro Sol. Rota a la increíble velocidad de 1.6 millones de kilómetros por hora (200 veces más rápido que nuestra estrella). La rotación frenética provoca que Gamma Cassiopeiae expulse masa en todas direcciones. Dicha pérdida de masa está relacionada con las variaciones de su brillo.

El Fantasma de Casiopea está siendo bombardeado constantemente con radiación ultravioleta proveniente de Gamma Cassiopeiae, provocando que los electrones de la nebulosa adquieran energía que después liberan en forma de radiación Hidrógeno-alfa, visible de color rojo en esta imagen. La constante exposición a esta radiación está provocando que el Fantasma de Casiopea se disipe lentamente.

Crédito: ESA / NASA / Hubble

3 de enero de 2019

2018, el año en que murió Stephen Hawking y un auto deportivo surcó el espacio

Fotografía del deportivo Tesla lanzado por SpaceX como carga del cohete Falcon Heavy - SpaceX
En este año hemos despedido a Stephen Hawking, hemos visto el lanzamiento de un gran cohete reutilizable, se ha descubierto un gran lago de agua en Marte y se han lanzado varias importantes misiones, entre otras muchas cosas
El año que está a punto de dejarnos ha dejado una gran cantidad de noticias relacionadas con la astronomía y el espacio de gran interés e importancia. Por ejemplo, durante 2018 dijimos adiós a Stephen Hawking, uno de los científicos más destacados de este siglo. La compañía Space X hizo historia con el lanzamiento de un cohete pesado reutilizable, una estación espacial china se estrelló y la NASA lanzó varias relevantes misiones, como la Insight, a Marte, la Parker Solar Probe, al Sol y la TESS, en busca de exoplanetas.

El año comenzó con la pérdida, en extrañas circunstancias, de Zuma, un satélite ultrasecreto valorado en 1.000 millones de dólares y lanzado por un cohete de la compañía SpaceX. A pesar de todos los interrogantes que suscitó su pérdida, nunca trascendió lo ocurrido con este artefacto.

Muchos se olvidaron de Zuma enseguida porque el 31 de enero tuvo lugar un eclipse total de Luna azul, una extrañeza astronómica que no ocurría desde el año 1866. Recordemos que, por un lado, la Luna azul es sencillamente la segunda Luna llena de cada mes. Por otro lado, una superluna es la situación en la que una Luna llena ocurre cuando el satélite está en el perigeo, en el punto de su órbita más próximo a nuestro planeta, por lo que se ve más grande y brillante en el cielo.


La era de los cohetes reutilizables

Con un rugido y un impresionante surtidor de fuego, un cohete pesado Falcon Heavy certificó el comienzo de la nueva era de la exploración espacial, caracterizada por el uso de lanzadores reutilizables. La compañía SpaceX, del multimillonario Elon Musk, lanzó el cohete en operación más potente en la actualidad y solo superado por los Saturn V del programa Apollo, y capaz de enviar cargas a la Luna y a Marte. Además, logró que dos de los tres bloques de la etapa inferior de la nave aterrizasen en la Tierra para volver a ser utilizados.

Este hito dejó en nuestras retinas una de las que podrían ser las imágenes más destacadas de este siglo: la de un deportivo rojo cereza de la marca Tesla, tripulado por un maniquí de astronauta, de nombre Starman, viajando hacia Marte. Está previsto que el Falcon Heavy vuelva a volar en 2019 con fines comerciales.

Adiós a Stephen Hawking

En marzo, llegó la triste noticia de la muerte de Stephen Hawking, a sus 76 años de edad. El físico más conocido y reconocido del mundo se fue sin avisar y en plena actividad profesional. Detrás de él quedaron sus preguntas sobre el origen del Universo, los agujeros negros, las singularidades, la inteligencia artificial o la conveniencia, o no, de revelar nuestra presencia a hipotéticas civilizaciones extraterrestres. Para algunos, Hawking solo es comparable a Einstein en relevancia, y para otros será difícil que pueda llegar un «sucesor» que tome el testigo como divulgador de ciencia de talla mundial, capaz de inspirar a millones de personas.

Stephen Hawking ha sido uno de los principales referentes de la ciencia en los últimos 30 años - AFP

Los ecos de la muerte de Hawking resonaban en abril, cuando unaestación espacial china fuera de control y de 8, 5 toneladas de peso entró en la atmósfera de la Tierra a toda velocidad. La Tiangong-1, en chino, «Palacio estelar-1», cayó en la región central del Pacífico sur a las 2.15 hora peninsular española del día 2 de abril, sin provocar ningún tipo de incidente.

Tiangong 1, el laboratorio espacial chino

También en abril, la NASA lanzó TESS, el próximo cazador de exoplanetas, se nombró a Jim Bridenstine como líder de esta agencia espacial y la Agencia Espacial Europea (ESA) publicó el mapa tridimensional de nuestra galaxia más vasto hasta la fecha y elaborado con datos de la misión Gaia.

Ya en mayo comenzó una tormenta de polvo global en Marte que duró semanas y que descargó las baterías del robot Opportunity, con el que no se ha podido contactar a día de hoy. En junio, su compañero, el rover Curiosity, detectó la presencia de moléculas orgánicas complejas en la superficie del planeta rojo. En la Tierra, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ordenó la fundación de una fuerza militar espacial.

El origen de los rayos cósmicos

En julio se descubrió la primera fuente de rayos cósmicos, unos chorros de partículas de altísima energía que bombardean continuamente la Tierra. La detección de neutrinos de alta energía en la Antártida, en el detector IceCube, permitió seguir un único neutrino hasta su origen, un blazar, una galaxia elíptica gigante con un enorme agujero negro supermasivo que gira rápidamente en su núcleo.

Agua en Marte

Pocos días después, se publicó el hallazgo de un gran lago de agua líquida de 20 kilómetros de diámetro en el subsuelo de Marte. Según explicaron los científicos, en el polo sur del planeta rojo existe una masa de agua muy fría y salobre que recuerda a las reservas subglaciales de la Antártida, en la Tierra.

John Priscu, biogeoquímico de la Universidad Estatal de Montana en Bozeman (EE.UU.), quien estudia la vida en las condiciones extremas de los lagos subglaciales de la Antártida, explicó a ABC que «las condiciones físicas y químicas en el lago marciano son compatibles con la vida microbiana terrestre».

En verano llegó también la bonita Luna roja, un eclipse parcial de nuestro satélite, y la NASA presentó la primera tripulación para vuelos espaciales desde el año 2011.

La misión para tocar el Sol

Ya en agosto, la NASA lanzó la misión Parker Solar Probe, una nave que medirá el flujo del viento solar y la lluvia de partículas que brotan desde el Sol y que a veces bombardean la Tierra y sus satélites. Para ello, viajará más rápido y se pondrá siete veces más cerca del Sol que ninguna otra nave hasta ahora.

Fotografía del orificio detectado en la Soyuz MS-09, acoplada a la Estación Espacial Internacional (ISS) - AFP

La misión New Horizons a Plutón, tomó su primera fotografía de Ultima Thule, un pequeño y distante objeto situado en las afueras del Sistema Solar. Además, los astronautas a bordo de la Estación Espacial Internacional (ISS) detectaron un orificio en la pared de una de las cápsulas del laboratorio orbital que llevó a las autoridades rusas a concluir que se trataba de un intento de sabotaje. El agujero provocó una fuga de la atmósfera en toda la instalación y fue realizado con un taladro.

En septiembre, la compañía aeroespacial SpaceX anunció que el multimillonario japonés de 42 años Yusaku Maezawa volará alrededor de la Luna en su gigantesca nave Big Falcon Rocket (BFR) a partir de 2023. Por entonces, se convertirá en el primer turista que viajará más allá de la órbita baja de la Tierra. La agencia espacial de este país, la JAXA, también fue protagonista cuando logró posar varios robots de exploración en el asteroide Ryugu, en el curso de la misión Hayabusa 2.

Aterrizaje de emergencia

En octubre, una nave Soyuz aterrizó de emergencia con dos astronautas a bordo después de un error en el despegue. Los vuelos de estas naves, el auténtico cordón umbilical que une la Tierra con la Estación Espacial Internacional (ISS), no se recuperaron hasta diciembre.

También en octubre la ESA y la JAXA lanzaron la misión BepiColombo para explorar Mercurio, con la finalidad de estudiar el origen y evolución del planeta, su composición y su campo magnético.

La NASA anunció en octubre su decisión de poner fin a la misión del telescopio espacial Kepler, un instrumento que ha servido para descubrir más de 2.681 exoplanetas en los últimos nueve años y medio y para encontrar 2.899 candidatos a exoplanetas. En todo este tiempo, Kepler ha estudiado 530.506 estrellas y ha cambiado nuestra comprensión sobre los sistemas solares de la Vía Láctea.

Ilustración difundida por la NASA para despedir a Kepler - NASA/Wendy Stenzel/Daniel Rutter

Apenas días después, la NASA se despidió también de la misión Dawn, la sonda que exploró Ceres, el mayor asteroide del Sistema Solar, y Vesta, un gran cuerpo del cinturón de asteroides. Esta misión, que agotó su combustible, fue clave para revelar muchos detalles sobre la evolución de nuestro sistema planetario y reforzar la idea de que los planetas enanos pudieron albergar océanos de agua en el pasado.

El 26 de noviembre la NASA cosechó un éxito total con el aterrizaje de la misión Insight en Marte. Su trabajo será perforar y estudiar el interior del planeta rojo y convertirse en la primera misión geofísica a un planeta distinto de la Tierra.

Momentos de alegría vividos en el centro de control de la NASA en Pasadena, California, tras el aterrizaje de Insight - Bill Ingalls/NASA

Sin que hubiera tiempo para darse un respiro, el 3 de diciembre la misión OSIRIS-REx, de la NASA, llegó por fin al asteroide Bennu y comenzó a prepararse para sus operaciones científicas. Su finalidad será estudiar la atmósfera y la masa del objeto y, sobre todo, recoger entre 60 gramos y dos kilogramos de material del asteroide, a través de un brazo robótico, para traerlo a la Tierra.

Ya para finalizar el año, el 10 de diciembre la sonda Voyager 2, un artefacto lanzado el 20 de agosto de 1977, se convirtió en la segunda nave en la historia en llegar al espacio interestelar.

El próximo hito ocurrirá el 1 de enero, cuando la sonda New Horizons, la exploradora de Plutón, sobrevuele el objeto conocido como Ultima Thule, en los confines del Sistema Solar. ¿Qué será lo que nos deparará 2019?

Fuentes: ABC

28 de noviembre de 2018

El misterio de la estrella desaparecida

Dos observaciones realizadas por el telescopio espacial Hubble en 2007 y 2015 ilustrando la desaparición de la estrella N6946-BH1 NASA/ESA/HST/Adams et al

El astrónomo Rafael Bachiller nos descubre en esta serie los fenómenos más espectaculares del Cosmos. Temas de palpitante investigación, aventuras astronómicas y novedades científicas sobre el Universo analizadas en profundidad.

Después de un débil abrillantamiento que duró unos meses, la estrella N6946-BH1 se ha desvanecido ante la mirada atónita de los astrónomos. Se piensa que ha podido convertirse en un agujero negro sin pasar por la fase de supernova.

Fuegos artificiales

Situada a unos 22 millones de años luz, en la frontera entre las constelaciones del Cisne y de Cefeo, la bellísima galaxia NGC6946 nos muestra de frente unos brazos espirales muy bien definidos y una prominente barra central. Hasta ocho supernovas han sido observadas durante el último siglo en esta galaxia, por lo que ha pasado a ser conocida como la 'Galaxia de los Fuegos Artificiales'.

Dos observaciones realizadas por el telescopio espacial Hubble en 2007 y 2015 ilustrando la desaparición de la estrella N6946-BH1 NASA/ESA/HST/Adams et al

Una estrella, conocida ahora como N6946-BH1, destacaba en uno de los brazos espirales de NGC6946 por su brillo intenso que permitió su estudio durante años. Era una estrella supergigante roja unas 25 veces más masiva que nuestro Sol. Dado que las estrellas masivas viven muy deprisa, se esperaba que ésta explot

aría en un día no muy lejano formando una espectacular supernova.

La desaparición

En los meses de marzo a mayo de 2009, la estrella N6946-BH1 aumentó ligeramente su luminosidad, que pasó a situarse en unos millones de veces la del Sol, pero este ligero y lento abrillantamiento fue muy diferente de lo que estamos acostumbrados a observar en las supernovas.

La gran sorpresa llegó hace un par de años, cuando los astrónomos se dieron cuenta de que esta estrella había desaparecido en las imágenes de la galaxia tomadas en el óptico. Un equipo internacional de astrónomos coordinado por Scott Adams (Caltech, EEUU) utilizó el Gran Telescopio Binocular (LBT, Monte Graham, Arizona) y los telescopios espaciales Hubble y Spitzer de NASA para buscar la estrella tanto en imágenes ópticas como en infrarrojas. Finalmente, ha sido encontrada como un emisor infrarrojo de unas 2000 o 3000 luminosidades solares, una luminosidad modesta si se tiene en cuenta el brillo que tenía la estrella hacia el año 2009.

Esta drástica disminución de la luminosidad (de un factor del orden de 1000) no puede ser explicada mediante la posible ocultación de la estrella por una nube interestelar, ni por el oscurecimiento que habría sido ocasionado por la posible eyección de una capa polvorienta de materia desde la superficie más externa de la propia estrella. En ninguno de estos dos casos puede explicarse la razón observada de las luminosidades observadas en el óptico y en el infrarrojo.

Una muerte apacible

La explicación más plausible es que la estrella N6946-BH1 esté acabando sus días formando un agujero negro, pero sin experimentar la explosión de supernova.

Hasta ahora se pensaba que todas las estrellas masivas morían como supernovas. Al agotar el combustible nuclear en sus interiores, disminuye la presión ejercida hacia el exterior y el núcleo estelar colapsa catastróficamente para formar una estrella de neutrones o un agujero negro. Según el interior estelar colapsa, una onda de choque de rebote se propaga hacia el exterior creando la supernova. En esta explosión, millones de toneladas de material estelar son arrojadas por segundo al espacio interestelar creando un remanente nebuloso muy brillante.

Recreación de una 'supernova fallida' NASA/ESA/HST

Pero N6946-BH1 parece haber muerto sin todo este aparataje, parece haberse convertido en un agujero negro de una manera mucho más discreta y apacible, como una 'supernova fallida'. Quizás la estrella eyectó algo de material desde sus capas más externas durante el proceso de implosión, este material pudo crear un disco de gas polvoriento que rodearía al agujero negro y que sería el responsable de la emisión observada en el infrarrojo.

Con el Gran Telescopio Binocular, los astrónomos han buscado, en datos obtenidos durante 7 años, más estrellas de este estilo, que pasen a convertirse en agujeros negros sin pasar por la fase de supernova. No han encontrado más. A cambio, en este mismo período se detectaron tres supernovas 'normales'. Aunque a todas luces se trata de una estadística muy insuficiente, estas observaciones parecen sugerir que el 30 % de tales estrellas masivas podrían convertirse en agujeros negros sin desencadenar una explosión de supernova.

En resumen, N6946-BH1 podría constituir un ejemplo de una modalidad de muerte estelar relativamente común, pero no estudiada hasta la fecha. Para confirmar estas hipótesis es preciso realizar más observaciones tanto en el infrarrojo como en rayos X y seguir estudiando así la evolución de esta peculiar estrella, y será necesario realizar nuevas búsquedas encaminadas a la identificación de otras estrellas similares.


También interesante
  • NGC6946 fue descubierta en el año 1798 por el gran astrónomo británico de origen alemán William Herschel, el descubridor del planeta Urano.
  • Nuestra galaxia, la Vía Láctea, dobla en número de estrellas a NGC6946, pero tan solo produce, en término medio, una supernova por siglo. Las diez supernovas detectadas en NGC6946 durante el último siglo dan una idea de lo extremadamente prolífica que es esta galaxia en supernovas.
  • El artículo titulado The search for failed supernovae with the Large Binocular Telescope: confirmation of a disappearing star, por Adams y colaboradores, será publicado en un número próximo de la revista británica Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, el manuscrito puede consultarse aquí.


Fuentes: El Mundo

19 de octubre de 2018

Sigue el lanzamiento de BepiColombo en directo



Sigue en directo el lanzamiento de la misión BepiColombo de ESA-JAXA a Mercurio, a bordo de un cohete Ariane 5 desde el Puerto Espacial Europeo de Kurú (Guayana Francesa).

BepiColombo es la primera misión europea a Mercurio, el planeta más pequeño y menos explorado del Sistema Solar interior. También es la primera en enviar dos orbitadores científicos para que efectúen mediciones simultáneas y complementarias del entorno dinámico del planeta.

Un tercer módulo transportará los orbitadores hasta su destino a lo largo de un viaje de siete años, para lo cual empleará una combinación de propulsión solar-eléctrica y realizará nueve maniobras de asistencia gravitatoria en la Tierra, Venus y Mercurio.

Programa (horario sujeto a cambios):

20:15 ECUADOR, 03:15 ESPAÑA CEST Inicio de la transmisión en directo
20:45 ECUADOR, 03:45 ESPAÑA CEST Despegue, seguido de la confirmación de la adquisición de señal, prevista 40 minutos tras el lanzamiento
21:30 ECUADOR, 04:30 ESPAÑA CEST Fin de la transmisión en directo





Fuentes: ESA

BepiColombo ...Camino de desvelar los secretos de Mercurio

Los dos satélites de la misión BepiColombo ya está preparados para comenzar su viaje -de nada menos que siete años- hacia la órbita de Mercurio, uno de los planetas más misteriosos de nuestro sistema solar. 



La Agencia Espacial Europea y la japonesa colaboran en una misión que estudiará como ninguna otra anteriormente todas sus rarezas. Uno de los grandes retos de esta misión será llegar sano y salvo allí.


Mercurio espera a BepiColomboLa Agencia Espacial Europea explorará el planeta Mercurio por primera vez, después de un viaje por el Sistema Solar que, si todo va bien, durará siete años. Esta madrugada la nave BepiColombo despegará de la Guayana francesa en busca de este pequeño planeta, lleno de misterios para la ciencia.

"Una de las especificidades de Mercurio es que es un planeta que gira muy rápido alrededor del Sol. Así que por una parte tenemos que luchar contra la gravedad del Sol, pero también tenemos que acelerar la nave para que vaya junto a Mercurio", explica Johannes Benkhoff, ciéntifico europeo de la misión. BepiColombo estudiará por ejemplo, por qué el planeta parece estar encogiendo, ya que nadie sabe por qué, o cómo es posible que haya hielo en sus polos soportando temperaturas que alcanzan los 450 grados durante el día.




También su órbita interesa a los científicos. La duración de un año en Mercurio es muy corto, 88 días en la Tierra, pero un día en Mercurio es muy largo, 58 días terrestres.

"Tenemos que entender Mercurio para entender cómo se formaron los planetas. Si tenemos el modelo que forma todos los planetas, pero no Mercurio, el modelo no sirve", desgrana Jörn Helbert, científico planetario.

Por el momento todas estas explicaciones tendrán que esperar, al menos, a que llegue la misión, allá por 2025.






Scenes from yesterday's rollout of the launcher, taking the @BepiColombo spacecraft to the launch pad at Europe's Spaceport in French Guiana. is set for launch tonight at 01:45 GMT (03:45 CEST) Watch live: http://www.esa.int/live 
Fuentes: ESA, Rtve

31 de julio de 2018

Mars Express Detecta Agua Líquida Escondida Bajo el Polo Sur de Marte



Los datos del radar recopilados por la sonda espacial Mars Express de la ESA apuntan a un lago de agua líquida enterrado bajo capas de hielo y polvo en la región polar sur de Marte.

La evidencia del pasado acuoso del Planeta Rojo prevalece en toda su superficie en la forma de vastas redes de ríos y canales secos de salida gigantescos claramente representados desde órbita por naves espaciales. Los orbitadores, junto con los módulos de aterrizaje y los exploradores que exploran la superficie marciana, también descubrieron minerales que solo pueden formarse en presencia de agua líquida.

Pero el clima ha cambiado significativamente a lo largo de los 4.6 billones de años de historia del planeta y el agua líquida no puede existir en la superficie hoy en día, por lo que los científicos están mirando bajo tierra. Los primeros resultados de la nave espacial Mars Express de 15 años de antigüedad ya descubrieron que existe hielo de agua en los polos del planeta y que también está enterrado en capas intercaladas con polvo.

La presencia de agua líquida en la base de los casquetes polares se sospecha desde hace tiempo; después de todo, de estudios en la Tierra, es bien sabido que el punto de fusión del agua disminuye bajo la presión de un glaciar que lo cubre. Además, la presencia de sales en Marte podría reducir aún más el punto de fusión del agua y mantener el agua líquida incluso a temperaturas bajo cero.

Pero hasta ahora, las pruebas del radar avanzado de Marte para el subsuelo y el instrumento de sondeo de ionosfera, MARSIS, el primer radar que alguna vez orbitó en otro planeta, no fue concluyente.

Se ha necesitado la persistencia de los científicos que trabajan con este instrumento de exploración subsuperficial para desarrollar nuevas técnicas con el fin de recopilar la mayor cantidad posible de datos de alta resolución para confirmar su excitante conclusión.

El radar de penetración en el suelo usa el método de enviar pulsos de radar hacia la superficie y medir el tiempo que tardan en reflejarse en la nave espacial y con qué fuerza. Los ecos reflejados proporcionan información sobre el material que se encuentra bajo la superficie.

La investigación de radar muestra que la región del polo sur de Marte está compuesta de muchas capas de hielo y polvo a una profundidad de aproximadamente 1,5 km en un área de 200 km de ancho analizada en este estudio. Se ha identificado una reflexión de radar particularmente brillante debajo de los depósitos estratificados dentro de una zona de 20 km de ancho.

Analizando las propiedades de las señales de radar reflejadas y considerando la composición de los depósitos estratificados y el perfil de temperatura esperado debajo de la superficie, los científicos interpretan la característica brillante como una interfaz entre el hielo y un cuerpo estable de agua líquida, que puede cargarse con sal y sedimentos saturados. Para que MARSIS pueda detectar dicho parche de agua, necesitaría tener por lo menos varias decenas de centímetros de grosor.

"Esta anomalía subsuperficial en Marte tiene propiedades de radar que coinciden con el agua o los sedimentos ricos en agua", dice Roberto Orosei, investigador principal del experimento MARSIS y autor principal del artículo publicado hoy en la revista Science.

"Esta es solo una pequeña área de estudio; es una perspectiva emocionante pensar que podría haber más de estas bolsas subterráneas de agua en otros lugares, aún por descubrir ".

"Hemos visto indicios de características subsuperficiales interesantes durante años, pero no pudimos reproducir el resultado de órbita a órbita, porque las tasas de muestreo y la resolución de nuestros datos anteriores eran demasiado bajo", agrega Andrea Cicchetti, gerente de operaciones de MARSIS y coautor en el nuevo documento.


Mars Express ha usado señales de radar rebotadas a través de capas de hielo subterráneas para encontrar evidencias de un lago de agua enterrado debajo del casquete polar sur. Image Credit: ESA

"Tuvimos que idear un nuevo modo de operación para eludir el procesamiento a bordo y activar una mayor tasa de muestreo y así mejorar la resolución de la huella de nuestro conjunto de datos: ahora vemos cosas que simplemente no eran posibles antes".

El hallazgo recuerda algo al lago Vostok, descubierto a unos 4 km por debajo del hielo en la Antártida en la Tierra. Se sabe que algunas formas de vida microbiana prosperan en los ambientes subglaciales de la Tierra, pero ¿podrían los pozos subterráneos de agua líquida salada y rica en sedimentos en Marte también proporcionar un hábitat adecuado, ya sea ahora o en el pasado? Si la vida alguna vez existió en Marte sigue siendo una pregunta abierta.

"La larga duración de Mars Express, y el agotador esfuerzo realizado por el equipo de radar para superar muchos desafíos analíticos, permitió este resultado tan esperado, demostrando que la misión y su carga útil aún tienen un gran potencial científico", dijo Dmitri Titov, de la ESA y científico del proyecto Mars Express.

"Este descubrimiento emocionante es un punto culminante para la ciencia planetaria y contribuirá a nuestra comprensión de la evolución de Marte, la historia del agua en nuestro planeta vecino y su habitabilidad".

Mars Express se lanzó el 2 de junio de 2003 y celebrará 15 años en órbita el 25 de diciembre de este año.

5 de julio de 2018

El universo



¿Dónde estamos?

Nuestro pequeño planeta, inmerso en el espacio, que gira alrededor de una estrella común, se encuentra en el brazo (brazo de Orión) de una enorme galaxia espiral, la Vía Láctea, una más de las innumerables que se encuentran distribuidas por el universo. Cerca de la Tierra se encuentran otros planetas, planetas enanos, satélites, asteroides y cometas, todos ellos orbitando nuestro Sol, atrapados por su potente fuerza de atracción gravitatoria, formando lo que llamamos el Sistema Solar. 


 
   Representación artística de la Vía Láctea        Representación artística del Sistema Solar
   Crédito: NASA

Alrededor de nuestro sistema estelar, a miles de años luz de distancia, se encuentran millones y millones de estrellas de todo tipo, enanas, supergigantes, agujeros negros, púlsares, estrellas múltiples ...; hay lugares donde nacen las estrellas y otros donde quedan los restos de las muertes de otras, como las nebulosas; y existen lugares donde parecen congregarse las estrellas, como los cúmulos. Todo este impresionante conjunto forma nuestra galaxia, la Vía Láctea. Se piensa que nuestra galaxia puede albergar unos 100.000 millones de estrellas.

La Vía Láctea se encuentra en un grupo de galaxias, el llamado Grupo Local, formado por unas 30 galaxias, divididas en 3 grandes grupos, uno por cada galaxia masiva del grupo:

- El Sistema de Andrómeda, que lo integran la propia Andrómeda (M31), M32, M110, NGC 147, NGC 185, Andrómeda I, Andrómeda II, Andrómeda III y Andrómeda IV.

- El Sistema de la Vía Láctea, integrado por la Vía Láctea, Enana de Sagitario, Gran Nube de Magallanes, Pequeña Nube de Magallanes, Enana de Ursa Minor, Enana de Draco, Enana de Carina, Enana de Sextans, Enana de Sculptor, Enana de Formas, Leo I, Leo II y Enana de Tucana.

- El Sistema del Triángulo, integrado por M33 y Enana de Piscis.

Galaxia NGC 4038-4039
Crédito: NASA , ESA , and the Hubble Heritage Team ( STScI / AURA )- ESA /Hubble Collaboration








Galaxia espiral del Triángulo (M33)
Crédito: NASA













A su vez, este cúmulo de galaxias, queda integrado dentro del Supercúmulo de Virgo, el cual está formado por unos 10 grupos o cúmulos de galaxias. Se estima que pueden existir unos 10 millones de supercúmulos en el universo.

Cómo comenzó
Se cree que todo comenzó hace unos 15.000 millones de años, cuando todo el material del universo se encontraba concentrado en un solo punto. Las investigaciones indican que hubo una gran explosión, el llamado Big Bang, y desató el inicio de la formación del universo. En los primeros instantes de la explosión el universo se convierte en una inmensa bola de fuego que aumenta de tamaño a muchísima velocidad y con una temperatura de miles de millones de grados. 
Aproximadamente un minuto después de la explosión, el universo se ha convertido en un enorme reactor termonuclear y se comienzan a formar los primeros núcleos de helio a partir de los de hidrógeno. Es necesario que transcurran miles de años para que la temperatura descienda lo suficiente para que se puedan formar los átomos, es entonces cuando la materia comienza a agruparse por la fuerza de la gravedad y surgen las primeras estrellas. Se necesitarán aún miles de millones de años para que, gracias a la formación de inmensas nubes de gas, compuestas primordialmente de hidrógeno y helio, y por su propia gravitación, comiencen a aparecer las primeras galaxias.

Evolución del universo y de las galaxias
Crédito: NASA, ESA y A. Feild (STScl)

Galaxias espirales, NGC 2207 y 2163 interactuando
Crédito: NASA, ESA, Hubble Heritage Team (STScl)

No se conoce la forma exacta del mecanismo de la formación de una estrella, pero de alguna manera el gas se empieza a aglutinar en diferentes puntos bajo el efecto de su propia gravedad, formando nubes cada vez más densas. Un núcleo denso, que podría ser unas 60 veces mayor que el sol, la protoestrella, empieza a formase rodeado por un halo de gas. Debido al aumento de presión, cada vez mayor, y tras unos 50.000 años, el centro de la protoestrella se vuelve tan caliente que da principio la combustión nuclear y se inicia la transformación de átomos de hidrógeno en átomos de helio. Ha nacido una estrella.

La fuerza de expansión de la energía liberada en esta transformación contrarresta la fuerza de la gravedad de la estrella, lo que impide que se colapse totalmente y se estabilice. Al cabo de unos 10 millones de años se acaba el hidrógeno del núcleo. Al no existir una fuerza que contrarreste a la gravedad, éste se contrae y calienta aún más. Al mismo tiempo, el hidrógeno restante, en una corteza exterior, continúa fusionándose y se convierte en helio; la estrella se expande hasta llegar a ser una gigante roja. 

El núcleo se calienta al grado de poder convertir, por fusión, el helio en carbono. En fusiones sucesivas, el carbono da origen a elementos mas pesados, hasta llegar al hierro. Al llegar a éste ya no se genera más energía por fusión nuclear, y la parte media de la estrella se desintegra en forma catastrófica por efecto de su propia gravedad. El colapso libera energía hacia las partes exteriores y origina la explosión mas violenta que se conoce en el universo: la supernova.

Supernova 1994D en Galaxia NGC 4526 (abajo-izquierda)
Crédito: NASA, ESA, The Hubble Key Project Team, and The High-Z Supernova Search Team








Después de la explosión, la supernova despide ondas de choque y nubes de gas. A partir de este gas se forma una nueva generación de estrellas, enriquecidas con elementos creados en las fusiones de la vieja estrella y elementos mas pesados creados en la tremenda explosión, y en el caso el Sol, de planetas en los que puede evolucionar la vida. Así, cada átomo de nuestro mundo se fusionó en el núcleo incandescente de una estrella gigante, que al explotar esparció los elementos necesarios para la formación de estrellas y planetas. Fue la primera generación de estrellas, estrellas gigantes, las cuales han desaparecido casi en su totalidad, y vivimos gracias a su legado. No todas las estrellas de la primera generación fueron así, pero estas son las que hicieron posible la creación de los planetas y de nosotros mismos.

De la supernova solo sobrevive el núcleo, de una extraordinaria densidad y de pocos kilómetros de diámetro. La enorme presión generada logra triturar absolutamente todo hasta convertirlo en neutrones, los que se concentran y compactan. Ha nacido una estrella de neutrones, la cual gira hasta 30 veces por segundo y emite señales de radio que se concentran en los polos magnéticos. Al barrer el espacio como el haz de la luz de un faro, los radioastrónomos captan esas señales en forma de pulsaciones, por ello, en su descubrimiento se los llamó púlsares.

Si la masa inicial es de 50 veces la del Sol, en vez de convertirse en una supernova, la inmensa fuerza de la gravedad hará que la estrella implosione sin remedio hasta convertirla en un agujero negro, donde ni siquiera la luz es capaz de escapar al intenso campo gravitatorio y donde el espacio y el tiempo se funden y contraen.

Visión artística de un agujero negro
Crédito: NASA, G. Bacon (STScl)






Nuestro sistema

Durante la formación de una estrella como el Sol, los fragmentos de una nube de gas llegan a tardar un millón de años en contraerse hasta el tamaño del sistema solar. A medida que la nube se compacta, la liberación de energía gravitacional calienta el núcleo, el cual comienza a resplandecer. Un millón de años después de la condensación de la nube original, el Sol medía la mitad de su diámetro actual y su brillantez era de una vez y media la de la actual. En su núcleo se inician las reacciones termonucleares. La rotación obtenida al contraerse, aplanó la nube original y la cambió a un disco plano. El polvo y el gas del disco se aglutinaron en la periferia hasta formar protoplanetas.

30 millones de años después, el Sol alcanzó un estado semejante al que tiene ahora. Se inicia la transformación de hidrógeno en helio. Los protoplanetas crecieron lo suficiente para lograr atraer casi todas las partículas circundantes y convertirse así en planetas. El sistema se estabiliza y transcurren unos 4.600 millones de años así.

El hidrógeno de nuestra estrella se consumirá en unos 4.000 millones de años más. En ese momento, la combustión del hidrógeno se extenderá a las capas exteriores, las cuales se expandirán, como una gigante roja, absorbiendo en ese proceso a todos los planetas interiores. El helio que quedaba en el núcleo también se agotará, haciendo que el núcleo se contraiga y se caliente más, aunque no lo suficiente como para quemar elementos mas pesados. Las capas superiores del hidrógeno sin quemar se expandirán y formarán una nebulosa planetaria, y las capas inferiores darán lugar a una estrella enana blanca. Con el tiempo, la enana blanca se enfriará hasta convertirse en una enana negra, fría y densa, que no irradiará energía y será invisible.

Nebulosa Planetaria
Crédito: NASA, Raghvendra Sahai, John Trauger (JPL), and the WFPC2 Science Team









Visión artística de una enana blanca, Sirio B
Crédito: NASA, ESA y G. Bacon (STScl)









Nacimiento de un planeta

De una forma similar a las estrellas se forman los planetas, pues se forman a partir de las mismas nubes de gas y polvo, con la diferencia de que se trata de objetos en los que no se desarrollan procesos de fusión nuclear. 

El comienzo de su creación parte de los discos de gas y polvo que se han observado alrededor de algunas estrellas recién formadas, discos en los que las partículas se atraen unas a otras y se fusionan en objetos que cada vez tienen un mayor tamaño. Con el incremento de masa, se aumenta cada vez más rápidamente su fuerza de atracción sobre los objetos circundantes, terminando por "limpiar" la vecindad de su órbita.

Anillo de polvo alrededor de Fomalhaut. Estas observaciones se consideran la evidencia de la presencia de un planeta gigante modelando la densidad de polvo en el anillo de material observado.
Crédito: NASA , ESA , P. Kalas and J. Graham (University of California, Berkeley) and M. Clampin ( NASA /GSFC)


Ilustración del supuesto planeta que orbita Fomalhaut por el interior del anillo, con estrellas y constelaciones de fondo, incluido el Sol en la constelación de Leo.
Crédito: NASA , ESA and A. Feild ( STScI )












En nuestro sistema contamos con ocho planetas, cuatro de tipo telúrico o rocosos (Mercurio, Venus, la Tierra y Marte) y otros cuatro de tipo joviano, esencialmente gaseosos (Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno).

Desde el año 1955, cuando se descubrió el primer planeta extrasolar (exoplaneta) orbitando la estrella 51 Pegasi b, la cifra ha ascendido a mas de 200 planetas, que en su mayoría corresponden con planetas gigantescos del tipo joviano y en algunos casos corresponden con sistemas planetarios múltiples (mas de un planeta orbitando una misma estrella, siendo el primer sistema múltiple detectado el de Upsilom Andromedae), aunque esto es normal, pues son los más fáciles de detectar con los medios técnicos disponibles. El planeta con una masa mas parecida a nuestra Tierra es OGLE-2005-BLG-390L b, orbitando a una estrella en la constelación de Sagitario, con unas 5,5 veces la masa de la Tierra.

Visión artística del exoplaneta OGLE-2005-BLG-390L b
Crédito: NASA y ESA












Como evolucionan las estrellas

Como será una estrella y su final depende casi en exclusiva de la masa que tenía la nube de gas que se compactó para crearla. Si la nube original no tuviera la masa suficiente para iniciar procesos termonucleares del hidrógeno, se parecerían mas a un planeta gaseoso como Júpiter. A estas estrellas se las denomina enanas marrones. Objetos con una masa inferior a 80 veces la masa de Júpiter exhiben este comportamiento.

Objeto candidato a enana marrón (B), CHXR 73 B. orbitando alrededor de una enana roja (A)
Crédito: NASA, ESA y K. Luhman (Penn State University)












Si la masa inicial está por debajo de 0,5 veces la del Sol, solo conseguirán quemar el hidrógeno, convirtiéndose en enanas blancas de helio, con una vida en torno a los 50.000 millones de años. Son los objetos más longevos del universo.

Si la masa está entre 0,5 y 10 veces la del Sol, al agotar el hidrógeno serán capaces de calentarse lo suficiente como para iniciar la combustión del helio, acabando sus días como enanas blancas de carbono y oxígeno; y formando una nebulosa planetaria. Es el caso de nuestra estrella.

Si la masa es superior a 11 veces la del Sol, evolucionan a través de todas las fases de combustión hasta llegar al hierro y agotar así toda la energía potencial nuclear de que disponen. El final de estas estrellas será el inmenso estallido de una supernova, dejando como remanente una estrella de neutrones.

Más allá de las 50 masas solares, la gravedad es tan excesiva que no hay nada que pueda contrarrestar el colapso total de la estrella, convirtiéndose en un agujero negro.

Cómo acabará
Desde el gran estallido original, Big Bang, el universo se sigue expandiendo, y las últimas mediciones indican que cada vez lo hace a mayor velocidad. Al mismo tiempo, toda la materia del universo se atrae la una a la otra por efecto de la gravedad. Esta fuerza podría ser capaz de detener la expansión, incluso de invertirla, todo dependerá de la cantidad de materia que exista, y esta es la gran incógnita, pues solo somos capaces de ver aproximadamente el 1% del total. El 99% restante la materia se cree que está ubicada en los inmensos halos que rodean a las galaxias, pero no la podemos ver ni medir, a esta materia es a la que se denomina materia oscura.

Dependiendo de la cantidad de materia total se vierten dos hipótesis:

La primera se basa en que la masa total existente no será suficiente para detener la expansión, abocando al universo a una expansión infinita, en la que las estrellas terminarán por consumir el total del combustible disponible y se terminarán apagando. Se trata de un universo oscuro, frío y yelmo. Se trata del Big Rip o Gran Desgarramiento, en la que la gravedad se llega a hacer tan débil que primero los sistemas solares perderían su cohesión, se difuminarían las estrellas y los planetas y al final terminarían destruyéndose los átomos, llegando el fin del tiempo, el cual se ha estimado en unos 35.000 millones de años.

La segunda es todo lo contrario. Si la masa disponible en el universo es suficiente para detener la expansión e invertirla, donde el universo volvería a comprimirse hasta colapsarse en una singularidad dentro de unos 20.000 millones de años, se trata del Big Crunch o la Gran Implosión. Este colapso podría volver a originar un nuevo Big Bang.

Posibles escenarios para el universo
Crédito: NASA y A. Feild (STScl)

Fuentes: el cielo del mes