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28 de noviembre de 2018

Estamos de suerte, la mayor explosión de nuestra galaxia no destruirá la Tierra

El sistema, apodado Apep, puede tratarse de la primera detección de una fuente de estallidos de rayos gamma - ESO
La primera fuente de rayos gamma detectada en la Vía Láctea estallará en un lapso de 100.000 años. Situada a «solo» 8.000 años luz de nuestro planeta, barrería la atmósfera si nos diera de lleno
Un equipo internacional de astrónomos ha encontrado un sistema estelar sin precedentes en nuestra propia galaxia. Los científicos creen que una de sus estrellas, «tan solo» a unos 8.000 años luz de la Tierra, es la primera en la Vía Láctea que puede producir una peligrosa explosión de rayos gamma, uno los eventos más energéticos y peligrosos del Universo, cuando explote como supernova masiva y muera. Y eso sucederá «pronto» en términos astronómicos, desde hoy mismo a dentro de 100.000 años. Por fortuna, el bombazo no apunta a la Tierra. Si lo hiciera, una ráfaga tan poderosa a esa proximidad podría barrer la atmósfera y dejarnos indefensos ante los rayos ultravioletas del Sol.

«No esperábamos encontrar un sistema como este en nuestro propio vecindario», reconoce Joe Callingham, del Instituto Holandés de Radioastronomía y autor principal del estudio, publicado este lunes en la revista «Nature Astronomy». Sin embargo, el Very Large Telescope del Observatorio Europeo Austral (ESO) lo capturó en la constelación de Norma en el hemisferio sur, justo debajo de la cola de Escorpio.

Ubicación de Apep, en la constelación de Norma (la escuadra del carpintero). El mapa muestra la mayor parte de las estrellas visibles a simple vista bajo buenas condiciones- ESO, IAU and Sky & Telescope








Apodado Apep (Apofis) en honor al dios egipcio del caos, que se representa en forma de una gigantesca y poderosa serpiente, este sistema en espiral de singular belleza guarda en su corazón un par de estrellas calientes y luminosas, además de una tercera compañera solitaria unidas por la gravedad. Conocidas por los astrónomos comoWolf-Rayets, la pareja de gigantes cósmicos se orbita entre sí cada cien años aproximadamente. Esta danza orbital dura apenas unos cientos de miles de años, un abrir y cerrar de ojos en términos cosmológicos. Mientras ocurre, las estrellas lanzan enormes cantidades de material en forma de viento estelar que fluye a la asombrosa velocidad de 12 millones de kilómetros por hora, 100.000 veces más rápido que un huracán en la Tierra. Estos vientos estelares en colisión han creado los preciosos penachos que rodean al sistema estelar triple.

En comparación con la extraordinaria velocidad de los vientos de Apep, el propio remolino de polvo que rodea las estrellas gira a un ritmo pausado, sepenteando a menos de 2 millones de kilómetros por hora. Los investigadores creen que esta discrepancia es consecuencia de la acción de una de las estrellas del sistema binario, que lanzaría tanto un viento rápido como uno lento en diferentes direcciones. «Es algo asombroso. Como encontrar una pluma a la deriva atrapada en un huracán», dice Peter Tuthill, de la Universidad de Sídney.

Tanta energía como el Sol en toda su vida

Esto implicaría que la estrella se encuentra en rotación casi crítica, es decir, «que gira tan rápidamente que podría estar cerca de la destrucción», dice Benjamin Pope, coautor de la Universidad de Nueva York. Estas estrellas Wolf-Rayet podrían lanzar un estallido de rayos gamma, el evento más extremo en el Universo después del Big Bang, la gran explosión que dio origen a todo. «La estrella masiva, en la última fase de su vida, estallará en cualquier momento desde ahora y en unos 100.000 años. Sé que parece mucho tiempo, pero para una estrella este es el último minuto de su vida», explica Callingham a ABC.

Estos estallidos duran entre unas pocas milésimas de segundo y unas pocas horas, y pueden liberar tanta energía como la que producirá el Sol durante toda su vida. Se cree que los de larga duración, que duran más de 2 segundos, pueden ser causados por explosiones de supernova o por estrellas Wolf-Rayet de rotación rápida.

Afortunadamente, parece que Apep no apunta a la Tierra, porque una ráfaga de rayos gamma causada por esta proximidad podría eliminar el ozono de la atmósfera, aumentando nuestra exposición a la luz ultravioleta del Sol. «Una explosión semejante podría poner en peligro a la Tierra, aunque seríamos increíblemente desafortunados si nos alcanzara directamente. Eso sí, cuando explote,será la estrella más brillante del cielo durante algún tiempo», revela el científico.

En última instancia, los investigadores no pueden estar seguros de lo que el futuro tiene reservado para Apep, si realmente acabará como un estallido colosal. Como puntualiza Tuthill, «el sistema puede ralentizarse lo suficiente como para que explote como una supernova normal en lugar de una explosión de rayos gamma. Sin embargo, mientras tanto, está proporcionando a los astrónomos un asiento de primera fila en la bella y peligrosa física que no hemos visto antes en nuestra galaxia».

Fuentes: ABC

8 de noviembre de 2018

Observatorio en Chile: así es el enorme telescopio que se está construyendo en el desierto



En el norte de Chile, se construye desde el año pasado el Telescopio Extremadamente Grande o ELT por sus siglas en inglés.

Cuando esté listo en 2024, será el telescopio óptico infrarrojo más grande del mundo.



En el norte de Chile, se construye desde el año pasado el Telescopio Extremadamente Grande o ELT por sus siglas en inglés.
Cuando esté listo en 2024, será el telescopio óptico infrarrojo más grande del mundo. El proyecto pertenece al Observatorio Europeo Austral (ESO, por sus siglas en inglés), que eligió al cerro Armazones, en Antofagasta, como el lugar ideal para ver las estrellas con el ELT.

El proyecto pertenece al Observatorio Europeo Austral (ESO, por sus siglas en inglés), que eligió al cerro Armazones, en Antofagasta, como el lugar ideal para ver las estrellas con el ELT.

Con un espejo de 39 metros, podrá captar imágenes con una nitidez 15 superior a la del telescopio espacial Hubble, que orbita la Tierra en el borde exterior de la atmósfera.





EL ELT permitirá estudiar las primeras galaxias y medir la aceleración de la expansión del universo.


Fuentes: BBC

29 de octubre de 2018

Astrónomos descubren el mayor proto-supercúmulo de galaxias



Utilizando el instrumento VIMOS del Very Large Telescope de ESO, un grupo internacional de astrónomos ha detectado una estructura colosal en el universo temprano. El proto-supercúmulo de galaxias, denominado Hyperion, se ha revelado mediante nuevas mediciones y un estudio complejo de datos de archivo. Se trata de la más grande y masiva estructura encontrada hasta el momento, a tan lejano tiempo y distancia: apenas 2.000 millones de años después del Bing Bang.

Un equipo de astrónomos liderado por Olga Cucciati del Instituto Nacional de Astrofísica de Bolonia (INAF), utilizó el instrumento VIMOS del Very Large Telescope de ESO (VLT) para identificar un gigantesco proto- supercúmulo de galaxias formándose en el universo temprano, tan solo 2300 millones de años tras el Big Bang. La estructura, que los investigadores denominaron Hyperion, es la más masiva y de mayor tamaño que se ha encontrado en una etapa de formación del universo tan temprana. Se estima que la masa del proto-supercúmulo es más de mil billones de veces la masa del Sol. Esta masa colosal es similar a la de estructuras de mayor envergadura observadas en el universo actualmente, pero el hallazgo de un objeto tan masivo en el universo temprano sorprendió a los astrónomos.

“Es la primera vez que se ha identificado una estructura de tan gran tamaño a tan alto corrimiento al rojo, sólo 2000 millones de años después del Bing Bang,” declaró la autora principal del artículo científico, Olga Cucciati. “Normalmente, este tipo de estructuras son conocidas a menor corrimiento al rojo, vale decir, cuando el universo ha tenido más tiempo para evolucionar y construir objetos tan enormes. Nos sorprendió ver algo tan evolucionado cuando el universo era relativamente joven!”

Ubicado en el campo COSMOS dentro de la constelación Sextans (el Sextante), Hyperion se identificó mediante el análisis de un vasto número de datos obtenidos del VIMOS Ultra-Deep Survey, liderado por Olivier Le Fèvre (Aix-Marseille Université, CNRS, CNES). El VIMOS Ultra-Deep Survey proporciona una cartografía en 3D sin precedentes de la distribución de más de 10 000 galaxias.

El equipo encontró que Hyperion tiene una estructura sumamente compleja y contiene, al menos, 7 regiones de alta densidad conectadas por filamentos de galaxias, y su tamaño es comparable al de otros supercúmulos cercanos, si bien su estructura es muy distinta.

“Los supercúmulos más cercanos a la Tierra tienden a tener una distribución de masa más concentrada con claras características estructurales,” explica Brian Lemaux, astrónomo de la Universidad de California, Davis y LAM, miembro del equipo que logró este resultado. “Pero en Hyperion, la masa está distribuida de manera más uniforme en una serie de manchas conectadas, pobladas por conglomerados de galaxias dispersas.”

Este contraste probablemente se debe a que los supercúmulos cercanos han tenido miles de millones de años en los cuales la gravedad ha aglutinado masa formando regiones más densas, un proceso que ha actuado mucho menos tiempo en el caso del joven Hyperion.

Dado su tamaño en una época tan temprana de la historia del universo, se espera que Hyperion evolucionará de manera similar a los inmensas estructuras del universo local, tales como los supercúmulos que conforman la Gran Muralla Sloan o el supercúmulo Virgo que contiene a nuestra propia galaxia, la Vía Láctea. “Comprender a Hyperion y cómo se compara con otras estructuras similares recientes puede brindar información sobre cómo se desarrolló el Universo en el pasado y cómo evolucionará en el futuro, y nos da la oportunidad de desafiar algunos modelos de formación de supercúmulos,” concluye Cucciati. “El descubrimiento de este titán cósmico ayuda a develar la historia de estas mega-estructuras.


Fuente: https://www.eso.org/public/

20 de septiembre de 2018

ASTRONOMÍA - Astrónomos observan una galaxia explosiva en la constelación de Fénix



Esta imagen muestra una galaxia enana, de la constelación meridional de Fénix, llamada, por razones obvias, la Enana de Fénix.

La Enana de Fénix es única en tanto en cuanto no se puede clasificar según el esquema habitual de galaxias enanas; mientras que su forma la identificaría como una galaxia enana esferoidal —que no contiene suficiente gas como para formar nuevas estrellas—, los estudios han demostrado que la galaxia tiene asociada una nube de gas cercana, dando pistas sobre una reciente formación de estrellas y una población de estrellas jóvenes.

La nube de gas no está dentro de la propia galaxia, pero todavía está ligada a ella gravitatoriamente, lo que significa que, con el tiempo, acabará cayendo en la galaxia. Puesto que la nube está cerca, es probable que el proceso que la arrojó hacia afuera todavía esté en curso. Después de estudiar la forma de la nube de gas, los astrónomos sospechan que la causa más probable de la eyección sean explosiones de supernova que hayan tenido lugar dentro de la galaxia.

Los datos para crear esta imagen fueron seleccionados del archivo de ESO como parte del concurso Tesoros Ocultos.

Fuente: https://www.eso.org/public/

ASTRONOMÍA - El VLT obtiene imágenes de la galaxia espiral NGC 3981



FORS2, un instrumento instalado en el VLT (Very Large Telescope) de ESO, ha observado la galaxia espiral NGC 3981 en todo su esplendor. La imagen fue captada como parte del programa Joyas Cósmicas de ESO, que aprovecha las escasas ocasiones en las que las condiciones de observación no son adecuadas para recabar datos científicos. En lugar de permanecer inactivo, el programa Joyas Cósmicas de ESO aprovecha ese tiempo y utiliza los telescopios de ESO para captar impresionantes imágenes de los cielos del sur.

Esta maravillosa imagen muestra la resplandeciente galaxia espiral NGC 3981 suspendida en la negrura del espacio. Esta galaxia, que se encuentra en la constelación de Crater (la taza), fue fotografiada en mayo de 2018 con FORS2 (FOcal Reducer and low dispersion Spectrograph 2, reductor focal y espectrógrafo de baja dispersión 2), instalado en el VLT (Very Large Telescope) de ESO.

FORS2 está instalado en la Unidad de Telescopio 1 (Antu) del VLT, en el Observatorio Paranal de ESO, en Chile. Entre la batería de instrumentos de vanguardia montados en las cuatro unidades de telescopio del VLT, FORS2 destaca por su extrema versatilidad. Igual que una “navaja suiza”, este instrumento (además de ser capaz de producir hermosas imágenes como esta) es capaz de estudiar una gran variedad de objetos astronómicos de muy diversas maneras.

La extrema sensibilidad de FORS2 reveló brazos espirales de NGC 3981, cargados de polvo en forma de vastas corrientes y de regiones de formación estelar, y un disco prominente de jóvenes estrellas calientes. La galaxia está inclinada hacia la Tierra, permitiendo a los astrónomos observar justo en el corazón de esta galaxia y estudiar su centro luminoso, una región altamente energética que contiene un agujero negro supermasivo. También se muestran estructuras espirales periféricas de NGC 3981, algunas de las cuales parecen haber sido estirada hacia el exterior de la galaxia, probablemente debido a la influencia gravitatoria de un pasado encuentro galáctico.

NGC 3981 tiene muchos vecinos galácticos. Aproximadamente a unos 65 millones de años luz de la Tierra, la galaxia es parte del Grupo NGC 4038, que también contiene a las conocidas Galaxias Antena, que son galaxias en interacción. Este grupo forma parte de la gran Nube de Cráter, que es sí misma un componente más pequeño del Supercúmulo de Virgo, la titánica colección de galaxias que alberga nuestra propia galaxia Vía Láctea.

NGC 3981 no es el único objeto interesante de esta imagen. Además de varias estrellas en primer plano de nuestra galaxia, la Vía Láctea, FORS2 también captó un asteroide solitario atravesando el cielo: se trata de la débil línea que puede verse hacia la parte superior de la imagen. Este asteroide, sin quererlo, ha ilustrado el proceso utilizado para crear imágenes astronómicas, con las tres exposiciones diferentes de la ruta del asteroide que componen esta imagen, que se muestra en las secciones del azul, el verde y el rojo.

Fuente: https://www.eso.org

13 de septiembre de 2018

ASTRONOMÍA - Una joya galáctica



Esta maravillosa imagen muestra la resplandeciente galaxia espiral NGC 3981 suspendida en la negrura del espacio. Esta galaxia, que se encuentra en la constelación de Crater (la taza), fue fotografiada en mayo de 2018 con FORS2 (FOcal Reducer and low dispersion Spectrograph 2, reductor focal y espectrógrafo de baja dispersión 2), instalado en el VLT (Very Large Telescope) de ESO.

FORS2 está instalado en la Unidad de Telescopio 1 (Antu) del VLT, en el Observatorio Paranal de ESO, en Chile. Entre la batería de instrumentos de vanguardia montados en las cuatro unidades de telescopio del VLT, FORS2 destaca por su extrema versatilidad. Igual que una "navaja suiza", este instrumento (además de ser capaz de producir hermosas imágenes como esta) es capaz de estudiar una gran variedad de objetos astronómicos de muy diversas maneras.

La extrema sensibilidad de FORS2 reveló brazos espirales de NGC 3981, cargados de polvo en forma de vastas corrientes y de regiones de formación estelar, y un disco prominente de jóvenes estrellas calientes. La galaxia está inclinada hacia la Tierra, permitiendo a los astrónomos observar justo en el corazón de esta galaxia y estudiar su centro luminoso, una región altamente energética que contiene un agujero negro supermasivo. También se muestran estructuras espirales periféricas de NGC 3981, algunas de las cuales parecen haber sido estirada hacia el exterior de la galaxia, probablemente debido a la influencia gravitatoria de un pasado encuentro galáctico.








































(Foto: ESO)

NGC 3981 tiene muchos vecinos galácticos. Aproximadamente a unos 65 millones de años luz de la Tierra, la galaxia es parte del Grupo NGC 4038, que también contiene a las conocidas Galaxias Antena, que son galaxias en interacción. Este grupo forma parte de la gran Nube de Cráter, que es sí misma un componente más pequeño del Supercúmulo de Virgo, la titánica colección de galaxias que alberga nuestra propia galaxia Vía Láctea.

 

NGC 3981 no es el único objeto interesante de esta imagen. Además de varias estrellas en primer plano de nuestra galaxia, la Vía Láctea, FORS2 también captó un asteroide solitario atravesando el cielo: se trata de la débil línea que puede verse hacia la parte superior de la imagen. Este asteroide, sin quererlo, ha ilustrado el proceso utilizado para crear imágenes astronómicas, con las tres exposiciones diferentes de la ruta del asteroide que componen esta imagen, que se muestra en las secciones del azul, el verde y el rojo.

Esta imagen proviene del programa Joyas cósmicas de ESO, una iniciativa de divulgación que pretende producir imágenes de objetos interesantes, enigmáticos o visualmente atractivos utilizando telescopios de ESO, con un fin educativo y divulgativo. El programa hace uso de tiempo de telescopio que no puede utilizarse para observaciones científicas. En caso de que los datos obtenidos puedan ser útiles para futuras aplicaciones científicas, estas observaciones se conservan y se ponen a disposición de los astrónomos a través de los archivos científicos de ESO. 

Fuente: ESO

21 de julio de 2018

Obtienen nuevas imágenes de Neptuno utilizando un nuevo sistema de óptica adaptativa



El VLT (Very Large Telescope) de ESO, ha llevado a cabo la primera luz de un nuevo modo de óptica adaptativa llamado “Tomografía láser” y ha captado imágenes de prueba extraordinariamente precisas del planeta Neptuno, cúmulos de estrellas y otros objetos. El instrumento pionero MUSE en modo de campo estrecho, trabajando con el módulo de óptica adaptativa GALACSI, ahora puede utilizar esta nueva técnica para corregir las turbulencias de la atmósfera a diferentes altitudes. Ahora es posible captar imágenes desde la superficie de la tierra en longitudes de onda visibles más nítidas que las del Telescopio Espacial Hubble de NASA/ESA. La combinación de una gran nitidez de la imagen junto con las capacidades espectroscópicas de MUSE, permitirá a los astrónomos estudiar las propiedades de los objetos astronómicos con mucho más detalle de lo que ha sido posible hasta ahora.

El instrumento MUSE (Multi Unit Spectroscopic Explorer, explorador espectroscópico multiunidad) instalado en el VLT (Very Large Telescope) de ESO, trabaja con una unidad de óptica adaptativa denominada GALACSI. Hace uso de las instalaciones de estrellas de guiado láser (Laser Guide Stars Facility), 4LGSF, un subsistema de la instalación de óptica adaptativa (AOF, Adaptive Optics Facility). El AOF proporciona óptica adaptativa a los instrumentos de la Unidad de Telescopio 4 del VLT (UT4). MUSE fue el primer instrumento en beneficiarse de esta nueva instalación y ahora tiene dos modos de óptica adaptativa: el modo de campo amplio y el modo de campo estrecho.

El modo de amplio campo de MUSE, junto con GALACSI en modo nivel del suelo, corrige los efectos de la turbulencia atmosférica hasta un kilómetro por encima del telescopio sobre un campo de visión relativamente amplio. Pero el nuevo modo de campo estrecho, que utiliza tomografía láser, corrige casi la totalidad de las turbulencias atmosféricas sobre el telescopio para crear imágenes mucho más nítidas, pero en una región más pequeña del cielo.

Con esta nueva capacidad, el telescopio UT-4 de ocho metros alcanza el límite teórico de nitidez de la imagen y ya no está limitado por las perturbaciones atmosféricas. Es algo extremadamente difícil de lograr en el rango visible y proporciona imágenes comparables en nitidez a las del Telescopio Espacial Hubble de NASA/ESA. Permitirá a los astrónomos estudiar con un detalle sin precedentes objetos fascinantes como agujeros negros supermasivos en el centro de galaxias distantes, chorros lanzados por estrellas jóvenes, cúmulos globulares, supernovas, planetas y sus satélites en el Sistema Solar y mucho más.



La óptica adaptativa es una técnica que compensa los efectos de las turbulencias provocadas por la atmósfera terrestre, también conocido como visibilidad astronómica o seeing, un gran problema al que se enfrentan todos los telescopios terrestres. La misma turbulencia de la atmósfera que hace que las estrellas titilen a simple vista, hace que los grandes telescopios obtengan imágenes borrosas del universo. La luz que nos llega de estrellas y galaxias se distorsiona al atravesar la capa protectora de nuestra atmósfera, y los astrónomos deben utilizar tecnología inteligente para mejorar de forma artificial la calidad de la imagen.

Para lograrlo, se fijan cuatro láseres brillantes al UT4 para proyectar hacia el cielo columnas de una intensa luz anaranjada de 30 centímetros de diámetro que excitan los átomos de sodio de las capas altas de la atmósfera y crean estrellas de guiado láser artificiales. Los sistemas de óptica adaptativa utilizan la luz de estas “estrellas” para determinar la turbulencia de la atmósfera y calcular las correcciones mil veces por segundo, ordenando al espejo secundario del UT4, delgado y deformable, que modificar constantemente su forma, compensando las deformaciones que provoca la atmósfera y corrigiendo la luz distorsionada.

MUSE no es el único instrumento que disfruta de unas instalaciones de óptica adaptativa. La cámara infrarroja HAWK-I ya utiliza otro sistema de óptica adaptativa, GRAAL. En unos años le seguirá el potente y nuevo instrumento ERIS. Juntos, estos grandes avances en óptica adaptativa están mejorando la ya poderosa flota de telescopios de ESO, cuyo objetivo es observar el universo.

Este nuevo modo constituye también un importante paso adelante para el ELT (Extremely Large Telescope) de ESO, que necesitará tomografía láser para alcanzar sus objetivos científicos. Estos resultados en UT4 con el AOF ayudarán a los científicos e ingenieros del ELT a implementar una tecnología de óptica adaptativa similar en el gigante de 39 metros.

Fuente: http://www.eso.org/public/

5 de julio de 2018

Astrónomos captan la primera imagen confirmada de un planeta recién nacido

El planeta se distingue claramente como un punto brillante a la derecha del centro de la imagen, que está oscurecida por la máscara del coronógrafo utilizada para bloquear la luz cegadora de la estrella central. Crédito: ESO/A. Müller et al.

SPHERE, un instrumento buscador de planetas instalado en el VLT (Very Large Telescope) de ESO, ha captado la primera imagen confirmada de un planeta formándose en el polvoriento disco que rodea a una estrella joven. El joven planeta está haciéndose camino a través del disco primordial de gas y polvo que rodea a la joven estrella PDS 70. Los datos sugieren que la atmósfera del planeta es nubosa.

Un equipo de astrónomos, liderado por un grupo del Instituto Max Planck de Astronomía, en Heidelberg (Alemania), ha captado una espectacular instantánea de formación planetaria alrededor de la joven estrella enana PDS 70. Utilizando el instrumento SPHERE, instalado en el VLT (Very Large Telescope) de ESO —uno de los instrumentos de búsqueda de planetas más potente del momento—, el equipo internacional ha realizado la primera detección firme de un planeta joven, llamado PDS 70b, hendiendo un camino a través del material que rodea a la joven estrella (y a partir del cual se forman planetas).

El instrumento SPHERE también permitió al equipo medir el brillo del planeta en diferentes longitudes de onda, lo que, a su vez, permite deducir las propiedades de su atmósfera.

El planeta destaca claramente en las nuevas observaciones, visible como un punto brillante a la derecha del centro ennegrecido de la imagen. Se encuentra aproximadamente a 3.000 millones de kilómetros de la estrella central, lo cual equivale a la distancia entre Urano y el Sol. El análisis muestra que PDS 70b es un planeta gaseoso gigante con una masa unas cuantas veces la de Júpiter. La superficie del planeta tiene una temperatura de aproximadamente 1000° C, mucho más caliente que cualquier planeta de nuestro Sistema Solar.

La región oscura en el centro de la imagen se debe al uso de un coronógrafo, una máscara que bloquea la luz cegadora de la estrella central y permite a los astrónomos detectar a sus compañeros planetarios del disco, mucho más tenues. Sin esta máscara, la débil luz del planeta sería totalmente superada por el intenso brillo de PDS 70.

“Estos discos alrededor de estrellas jóvenes son los lugares en los que nacen los planetas, pero hasta ahora sólo un puñado de observaciones han detectado indicios de planetas bebé en ellos”, explica Miriam Keppler, que lidera el equipo detrás del descubrimiento del planeta PDS 70, aún en formación. “El problema es que, hasta ahora, la mayoría de estos candidatos a planeta podrían ser solo fenómenos en el disco”.

El descubrimiento del joven compañero de PDS 70 es un emocionante resultado científico que ya ha merecido una investigación más profunda. En los últimos meses, un segundo equipo, que implica a muchos de los astrónomos del equipo del descubrimiento, incluyendo a Keppler, ha seguido estudiando las observaciones iniciales para investigar al nuevo compañero planetario de PDS 70 con más detalle. No solo han obtenido la espectacular imagen del planeta que se muestra aquí, sino que fueron incluso capaces de obtener un espectro del planeta. El análisis de este espectro indicó que su atmósfera está turbia.

El compañero planetario de PDS 70 ha escavado un disco de transición (un disco protoplanetario con un gigantesco “hueco” en el centro). Estas brechas internas se conocen desde hace décadas y se ha especulado con que fueran fruto de la interacción entre el disco y el planeta. Ahora, por primera vez, podemos ver el planeta.

“Los resultados de Keppler ofrecen una nueva perspectiva sobre las primeras etapas de evolución planetaria, que son complejas y que no comprendemos del todo” comenta André Müller, líder del segundo equipo que investiga al joven planeta. “Necesitábamos observar un planeta en el disco de una estrella joven para comprender realmente los procesos de formación planetaria”. Determinando las propiedades atmosféricas y físicas del planeta, los astrónomos son capaces de probar modelos teóricos de formación planetaria.

Esta visión del nacimiento de un planeta bañado en polvo ha sido posible gracias a las impresionantes capacidades tecnológicas del instrumento SPHERE de ESO, que estudia exoplanetas y discos alrededor de estrellas cercanas utilizando una técnica conocida como imagen de alto contraste, todo un reto. Incluso bloqueando la luz de una estrella con un coronógrafo, SPHERE debe aplicar estrategias de observación concebidas de un modo inteligente y técnicas de procesamiento de datos para filtrar la señal de los débiles compañeros planetarios alrededor de estrellas jóvenes brillantes en múltiples longitudes de onda y en diferentes épocas.

Thomas Henning, director del Instituto Max Planck de Astronomía y líder de los equipos, resume la aventura científica: “Después de más de una década de enormes esfuerzos para construir esta máquina de alta tecnología, ¡ahora SPHERE nos permite recoger lo sembrado con el descubrimiento de planetas bebé!”.

Fuente: http://www.eso.org/public/

31 de mayo de 2018

El último abrazo de dos galaxias antes de colisionar



En esta imagen captada por el instrumento VIMOS, instalado en el VLT (Very Large Telescope) de ESO, vemos dos galaxias espirales atrapadas en una fascinante y arremolinada danza. Las dos galaxias en interacción, NGC 5426 y NGC 542, forman un intrigante objeto astronómico llamado Arp 271.

Llenando el vacío entre las dos galaxias, podemos ver cúmulos de gas azulado, polvo y estrellas jóvenes, los cuales son el resultado de la interacción gravitatoria mutua. Como muchas otras observaciones astronómicas, esta imagen mira hacia atrás en el tiempo. Gracias al vasto espacio que separa a la Tierra de Arp 271, esta imagen muestra cómo eran las galaxias hace más de 110 millones años: la cantidad de tiempo que ha tardado su luz en llegar hasta nosotros. Se cree que este tipo de colisión y fusión también será el destino final de la Vía Láctea, ya que los científicos creen que será sometida a una interacción similar con nuestra galaxia vecina Andrómeda.

Fuentes: ESO

17 de mayo de 2018

Una Vista Única de Nuestra Galaxia

Image Credit: ESO/ATLASGAL consortium; ESA/Planck

A primera vista, esta imagen podría parecer una descarga eléctrica o un chorro de tinta roja filtrándose en el agua, pero se trata de una vista única de nuestro hogar en el cosmos. Esta imagen del plano central de la Vía Láctea es obra del satélite Planck de la ESA y el Experimento Pionero de Atacama (APEX), situado a unos 5.100 m de altitud en los Andes chilenos y operado por el Observatorio Europeo Austral.

La imagen fue publicada en 2016 como producto final de un estudio de APEX que cartografió el plano galáctico visible desde el hemisferio sur a ondas submilimétricas (situadas entre las ondas infrarrojas y de radio en el espectro electromagnético). Complementa a los datos de los observatorios espaciales Planck y Herschel de la ESA.

Planck y APEX forman la pareja ideal. APEX visualiza con todo detalle pequeños fragmentos del cosmos, mientras que los datos Planck son perfectos para estudiar áreas a gran escala. Además, abarca la totalidad del firmamento, algo nada sencillo. Los dos se complementan bien y ofrecen una perspectiva única del Universo.

La imagen revela numerosos objetos en nuestra galaxia. Las manchas brillantes a lo largo del plano de la Vía Láctea son fuentes compactas de radiación submilimétrica: regiones muy frías, polvorientas y llenas de acumulaciones que permitirían estudiar innumerables cuestiones, desde cómo se forman las estrellas hasta la estructura del Universo en conjunto.

De derecha a izquierda, las fuentes más notables incluyen a NGC 6334 (fragmento brillante en el extremo derecho), NGC 6357 (a la izquierda de NGC 6334), el propio centro galáctico (el fragmento central, más brillante y más grande en la imagen), M8 (el trazo brillante hacia la parte inferior izquierda del plano) y M20 (visible por encima y a la izquierda de M8). Aquí puede consultarse una vista etiquetada.

Planck fue lanzado el 14 de mayo de 2009 y concluyó su misión en octubre de 2013. El telescopio proporcionó una cantidad ingente de información sobre el cosmos. Su principal objetivo era estudiar el fondo cósmico de microondas, los vestigios de la radiación del Big Bang. Entre otros hitos, Planck dio lugar a un mapa completo del fondo de microondas con una sensibilidad y una precisión sin precedentes, y tomó la ‘huella magnética’ de la Vía Láctea al explorar el comportamiento de cierta luz emitida por el polvo de nuestra galaxia.

Sus observaciones ayudan a los científicos a explorar y comprender cómo se formó el Universo, su composición y su contenido, así como su evolución desde su nacimiento hasta el presente.

APEX es fruto de la colaboración entre el Instituto Max Planck de Radioastronomía, el Observatorio Espacial de Onsala (OSO) y el Observatorio Europeo Austral (ESO). El telescopio es operado por ESO.

19 de abril de 2018

Un eco de luz producido por la colisión de dos galaxias



Esta imagen obtenida con el VLT Survey Telescope de ESO (VST), revela dos galaxias en proceso de fusión. La interaccion entre ambas ha producido un efecto excepcional denominado eco de luz, en el cual la luz reverbera alrededor de la materia al interior de cada galaxia. Dicho efecto es análogo al eco acústico, donde el sonido reflejado llega al oyente con una demora luego del sonido directo. Este es el primer caso observado de un eco de luz entre dos galaxias.

La galaxia más grande, que se aprecia en amarillo, es ShaSS 073, una galaxia activa con un núcleo extremadamente luminoso. Su compañera menos masiva, en azul, se denomina ShaSS 622 y, juntas, conforman el curioso sistema ShaSS 622-073. El núcleo brillante de ShaSS 073 está excitando una región de gas dentro del disco de su compañera azul: bombardea radiación a la materia, haciéndole brillar intensamente conforme absorbe y re-emite la luz. Esta región candente se extiende por 1800 millones de años-luz cuadrados.

Sin embargo, al estudiar esta fusión, los astrónomos encontraron que la luminosidad de la gran galaxia central era 20 veces menor a la requerida para excitar el gas de esta manera. Ello indica que el centro de ShaSS 073 ha perdido luminosidad en forma dramática durante los últimos 30000 años, aproximadamente, pero la región altamente ionizada entre ambas galaxias aún conserva la memoria de su gloria pasada.

Fuente: http://www.eso.org/public/

Descubren una estrella de neutrones oculta en una nube de gas

Nuevas imágenes del VLT (Very Large Telescope) de ESO, en Chile, y de otros telescopios, revelan un rico paisaje de estrellas y nubes brillantes de gas en una de nuestras galaxias vecinas más cercana, la Pequeña Nube de Magallanes. Las imágenes han permitido a los astrónomos identificar un esquivo cadáver estelar enterrado entre filamentos de gas, fruto de una explosión de supernova de hace 2.000 años. Se utilizó el instrumento MUSE para establecer dónde se esconde este escurridizo objeto, y los datos del Observatorio de rayos X Chandra confirmaron su identidad: es una estrella de neutrones solitaria.

Esta espectacular imagen, creada a partir de fotografías de telescopios tanto terrestres como espaciales, cuenta la historia de la persecución de un escurridizo objeto, difícil de encontrar, y oculto en medio de una compleja maraña de filamentos gaseosos en la Pequeña Nube de Magallanes, a unos 200.000 años luz de la Tierra.

Nuevos datos del instrumento MUSE, instalado en el VLT (Very Large Telescope) de ESO, en Chile, han revelado la existencia de un destacado anillo de gas en un sistema llamado 1E 0102.2-7219. Este anillo se expande lentamente en las profundidades de numerosos filamentos de gas y polvo, que se mueven a gran velocidad, y que son los restos de una explosión de supernova. Este descubrimiento ha permitido que un equipo, dirigido por Frédéric Vogt (miembro del programa “Fellow” de ESO en Chile), haya localizado, por primera vez, una estrella de neutrones aislada con bajo campo magnético y situada más allá de nuestra propia galaxia, la Vía Láctea.

El equipo detectó que el anillo estaba centrado en una fuente de rayos X que había sido observada años antes y designada como p1. La naturaleza de esta fuente había seguido siendo un misterio. En particular, no estaba claro si p1 estaba realmente dentro del remanente o detrás de él. Finalmente, cuando MUSE observó el anillo de gas —que incluye neón y oxígeno— el equipo científico distinguió perfectamente que p1 estaba rodeada por un círculo. La coincidencia era demasiado grande, y se dieron cuenta de que p1 debía encontrarse en el interior del propio remanente de supernova. Una vez conocida la ubicación de p1, el equipo utilizó observaciones de este objeto en rayos X realizadas por el Observatorio Chandra de rayos X para determinar que se trataba de una estrella de neutrones aislada con un campo magnético bajo.

En palabras de Frédéric Vogt: “Si estás buscado una fuente puntual, lo mejor que te puede pasar es que el universo, literalmente, dibuje un círculo alrededor de él para mostrarte dónde has de buscar”.

Cuando las estrellas masivas explotan como supernovas, dejan atrás una red cuajada de gas caliente y polvo, conocida como remanente de supernova. Estas turbulentas estructuras son clave para la redistribución de los elementos más pesados —fabricados por las estrellas masivas a medida que viven y mueren— en el medio interestelar, donde, con el tiempo, acabarán formando nuevas estrellas y planetas.

Las estrellas de neutrones aisladas con bajos campos magnéticos normalmente apenas tienen unos diez kilómetros de tamaño, pero pesan más que nuestro Sol y se cree que son abundantes a través del universo, aunque son muy difíciles de encontrar porque sólo brillan en longitudes de onda de rayos X [2]. El hecho de observaciones ópticas hayan permitido confirmar que p1 es una estrella de neutrones aislada resulta particularmente emocionante.

La coautora Liz Bartlett (también miembro del programa “Fellow” de ESO en Chile), resume este descubrimiento: “Este es el primer objeto de su clase confirmado más allá de la Vía Láctea, y ha sido utilizando MUSE como herramienta de guía. Creemos que esto podría abrir nuevos cauces de descubrimiento y estudio de estos escurridizos restos estelares”.

Fuente: http://www.eso.org/public/

Captan varias imágenes de los discos polvorientos que rodean a las estrellas jóvenes

Nuevas imágenes del instrumento SPHERE, instalado en el Very Large Telescope de ESO, nos muestran, con más detalle que nunca, los discos polvorientos que hay alrededor de estrellas jóvenes. Estos presentan una extraña variedad de formas, tamaños y estructuras, incluyendo los efectos de lo que probablemente sean planetas aún en formación.

El instrumento SPHERE, instalado en el Very Large Telescope (VLT) de ESO, en Chile, permite a los astrónomos suprimir la brillante luz de estrellas cercanas con el fin de obtener una mejor visión de las regiones que las rodean. Esta colección de nuevas imágenes de SPHERE es sólo una muestra de la gran variedad de discos polvorientos que se encuentran alrededor de estrellas jóvenes.

Estos discos son completamente diferentes en tamaño y forma: algunos contienen brillantes anillos, otros anillos oscuros, y algunos incluso se asemejan a hamburguesas. Su aspecto también difiere notablemente dependiendo de su orientación en el cielo (desde disco circulares, que vemos de cara, a estrechos discos vistos casi de canto).

La tarea principal de SPHERE es descubrir y estudiar exoplanetas gigantes que orbitan estrellas cercanas usando detección visual directa. Pero el instrumento es también una de las mejores herramientas existentes para obtener imágenes de los discos que hay alrededor de estrellas jóvenes, regiones donde pueden estar formándose planetas. Estudiar este tipo de discos es fundamental para investigar la relación entre las propiedades de disco y la formación y la presencia de planetas.

Muchas de las estrellas jóvenes que se muestran a continuación provienen de un nuevo estudio de estrellas T Tauri, un tipo de estrellas que son muy jóvenes (tienen menos de 10 millones de años de edad) y que varían en brillo. Los discos que hay alrededor de estas estrellas contienen gas, polvo y planetesimales -los cimientos de los planetas y los progenitores de los sistemas planetarios-.

Estas imágenes también muestran el aspecto que podría tener nuestro propio Sistema Solar en las primeras etapas de su formación, hace más de 4.000 millones de años.

La mayoría de las imágenes mostradas fueron obtenidas como parte del sondeo DARTTS-S (siglas de Discs ARound T Tauri Stars with SPHERE, discos alrededor de estrellas T Tauri con SPHERE). Las distancias de los objetivos oscilan entre 230 y 550 años luz de la Tierra. En comparación, la Vía Láctea tiene un tamaño de unos 100.000 años luz, por lo que estas estrellas están relativamente cerca de la Tierra. Pero, incluso a esta distancia, es muy difícil obtener buenas imágenes de la débil luz reflejada por los discos, ya que son opacados por la deslumbrante luz de sus estrellas madre.



Otra nueva observación de SPHERE es el descubrimiento de un disco de canto alrededor de la estrella GSC 07396-00759, detectada por el sondeo SHINE (SpHere INfrared survey for Exoplanets, sondeo infrarrojo de SPHERE para la búsqueda de exoplanetas). Esta estrella roja es miembro de un sistema múltiple de estrellas que también está incluido en la muestra de DARTTS-S, pero, curiosamente, y pese a que son de la misma edad, este nuevo disco parece ser más evolucionado que el disco rico en gas que hay alrededor de la estrella T Tauri en el mismo sistema. Esta desconcertante diferencia en los plazos de evolución de los discos alrededor de dos estrellas de la misma edad es otra razón por la cual los astrónomos están deseosos de saber más sobre los discos y sus características.

Los astrónomos han utilizado SPHERE para obtener muchas otras imágenes impresionantes, así como para otros estudios que incluyen la interacción de un planeta con un disco, los movimientos orbitales dentro de un sistema y el tiempo de evolución de un disco.

Los nuevos resultados de SPHERE, junto con los datos de otros telescopios como ALMA, están revolucionando la comprensión de los astrónomos sobre los entornos que hay alrededor de estrellas jóvenes y los complejos mecanismos implicados en la formación de planetas.

Fuente: http://www.eso.org/public/

28 de agosto de 2017

La Mejor Imagen de la Superficie y la Atmósfera de una Estrella

Visión reconstruida del VLTI de la superficie de Antares. Image Credit: ESO/K. Ohnaka

Utilizando el interferómetro del VLT (VLTI, Very Large Telescope Interferometer) de ESO, un equipo de astrónomos ha construido la imagen más detallada de una estrella obtenida hasta la fecha —la estrella supergigante roja Antares—. También han realizado el primer mapa de las velocidades del material en la atmósfera de una estrella que no es el Sol, revelando inesperadas turbulencias en la enorme y extendida atmósfera de Antares. Los resultados fueron publicados en la revista Nature.

A simple vista, la famosa y brillante estrella Antares refulge en fuertes tonos rojo en el corazón de la constelación de Escorpio (el escorpión). Es una enorme estrella supergigante roja, relativamente fría y en las últimas etapas de su vida, camino de convertirse en una supernova.

Ahora, un equipo de astrónomos, dirigido por Keiichi Ohnaka, de la Universidad Católica del Norte (Chile), ha utilizado el VLTI (el interferómetro del VLT, Very Large Telescope de ESO), instalado en el Observatorio Paranal, en Chile, para mapear la superficie de Antares y medir los movimientos del material superficial. Es (sin contar a nuestro Sol) la mejor imagen de la superficie y la atmósfera de una estrella que se haya obtenido hasta ahora.

El VLTI es una instalación única que puede combinar la luz de hasta cuatro telescopios, ya sean las Unidades de Telescopio de 8,2 metros o los Telescopios Auxiliares, más pequeños, para crear un telescopio virtual, equivalente a un solo espejo de hasta 200 metros. Esto permite resolver detalles finos más allá de lo que puede verse con un único telescopio.

"Durante la última mitad del siglo, ha sido complicado saber cómo pierden su masa de una forma tan rápida estrellas que, como Antares, están en la fase final de su evolución", afirmó Keiichi Ohnaka, quien también es el autor principal del artículo. "El VLTI es la única instalación que podía permitirnos medir directamente los movimientos del gas en la atmósfera de Antares, un paso crucial para aclarar este problema. El próximo desafío es identificar qué es lo que está impulsando los movimientos turbulentos".

Con los nuevos resultados, el equipo ha creado el primer mapa de dos dimensiones de la velocidad de la atmósfera de una estrella que no es el Sol. Lo hicieron utilizando el VLTI con tres de los Telescopios Auxiliares y un instrumento llamado AMBER para hacer imágenes individuales de la superficie de Antares sobre un rango pequeño de longitudes de onda infrarrojas. Luego, el equipo utilizó estos datos para calcular la diferencia entre la velocidad de los gases atmosféricos en diferentes posiciones en la estrella y la velocidad media de toda la estrella. Esto dio lugar a un mapa de la velocidad relativa de los gases atmosféricos a través de todo el disco de Antares: el primero jamás creado para una estrella que no fuera el Sol.

Los astrónomos detectaron gas turbulento y de baja densidad mucho más alejado de la estrella que lo predicho y concluyeron que el movimiento no podría ser resultado de la convección, la cual transfiere radiación desde el núcleo hacia la atmósfera exterior de muchas estrellas. Entienden que, para explicar estos movimientos en la atmósfera extendida de supergiantes rojas como Antares, sería necesario un proceso nuevo y actualmente desconocido.

"En el futuro, esta técnica de observación se puede aplicar a diferentes tipos de estrellas para estudiar sus superficies y atmósferas con un detalle sin precedentes. Hasta ahora, esto se había limitado solo al Sol", concluye Ohnaka. “Nuestro trabajo lleva a la astrofísica estelar a una nueva dimensión y abre una ventana completamente nueva para observar estrellas”.

Fuentes: NASA

30 de julio de 2017

Descubren Tres Poblaciones Diferentes de Estrellas Bebé en el Cúmulo de la Nebulosa de Orión

La nebulosa y el cúmulo de Orión vistas por el VLT Survey Telescope. Image Credit: ESO/G. Beccari

Gracias a nuevas observaciones del telescopio de rastreo del VLT de ESO, un equipo de astrónomos ha descubierto tres poblaciones diferentes de estrellas bebé dentro del Cúmulo de la Nebulosa de Orión. Este descubrimiento inesperado aporta nueva y valiosa información, útil para comprender cómo se forman este tipo de cúmulos. Los datos sugieren que la formación de las estrellas podría darse en forma de brotes, donde cada brote se produciría en una escala de tiempo mucho más rápida de lo que se pensaba.

OmegaCAM, - la cámara óptica de amplio campo del VST (VLT Survey Telescope)- ha captado con gran detalle la espectacular nebulosa de Orión y su cúmulo asociado de estrellas jóvenes, dado lugar a esta nueva y hermosa imagen. Este objeto es uno de los viveros más cercanos de estrellas de baja y alta masa, y se encuentra a una distancia de unos 1.350 años luz.

Pero es más que una imagen bonita. Un equipo liderado por Giacomo Beccari, astrónomo de ESO, ha utilizado estos datos de calidad inigualable para medir con precisión el brillo y los colores de todas las estrellas del cúmulo de la nebulosa de Orión. Estas mediciones han permitido a los astrónomos determinar la masa y las edades de las estrellas. Para su sorpresa, los datos han revelado tres secuencias diferentes de edades potencialmente diferentes.

"Al ver los datos por primera nos llevamos una gran sorpresa, fue uno de esos momentos '¡Wow!' que suceden sólo una o dos veces en la vida de un astrónomo", afirma Beccari, autor principal del artículo científico que presenta los resultados. "La increíble calidad de las imágenes de OmegaCAM reveló sin ninguna duda que estábamos viendo tres poblaciones distintas de estrellas en las partes centrales de Orión".

Monika Petr-Gotzens, coautora y también astrónoma de ESO en Garching, continúa, "Es muy significativo. Lo que estamos presenciando es que las estrellas de un cúmulo en el comienzo de sus vidas no se formaron todas juntas al mismo tiempo. Esto puede implicar que debamos cambiar las ideas que teníamos hasta ahora sobre cómo se forman las estrellas en los cúmulos".

Los astrónomos estudiaron cuidadosamente la posibilidad de que en lugar de indicar diferentes edades, los diferentes brillos y colores de algunas de las estrellas fueran debidos a estrellas compañeras ocultas, lo cual haría que las estrellas se vieran más brillantes y rojas de lo que realmente son. Pero esta idea implicaría propiedades muy inusuales de las parejas de estrellas, propiedades nunca antes observadas. Otras mediciones de las estrellas, como su velocidad de rotación y sus espectros, también indican que deben tener diferentes edades.

"Aunque aún no podemos refutar formalmente la posibilidad de que estas estrellas sean binarias, parece mucho más natural aceptar que lo que vemos son tres generaciones de estrellas que se forman sucesivamente en un plazo de menos de 3 millones años", concluye Beccari.

Los nuevos resultados sugieren firmemente que la formación de estrellas en el cúmulo de la nebulosa de Orión está teniendo lugar en brotes y más rápidamente de lo que se pensaba anteriormente.

6 de mayo de 2017

Observando a través de una capa de polvo de la Pequeña Nube de Magallanes



La Pequeña Nube de Magallanes es un llamativo objeto del cielo del sur que puede verse incluso a simple vista. Pero los telescopios de luz visible no pueden obtener una visión clara de lo que hay en la galaxia debido a las nubes de polvo interestelar que lo impiden. Las capacidades infrarrojas de VISTA han permitido a los astrónomos ver con más claridad que nunca la miríada de estrellas que hay en esta galaxia vecina. El resultado es esta imagen sin precedentes (la imagen infrarroja más grande jamás obtenida de la Pequeña Nube de Magallanes) totalmente inundada con millones de estrellas.

La Pequeña Nube de Magallanes (SMC por sus siglas en inglés) es una galaxia enana, más pequeña que su gemela, la Gran Nube de Magallanes (LMC). Son dos de nuestras galaxias vecinas más cercanas: SMC se encuentra a unos 200.000 años luz de distancia, tan sólo una doceava parte de la distancia a la conocida galaxia de Andrómeda. Como resultado de las interacciones entre ellas y con la propia Vía Láctea, ambas tienen una forma bastante peculiar.

Su relativa proximidad a la Tierra hace de las Nubes de Magallanes las candidatas ideales para estudiar cómo se forman y evolucionan las estrellas. Sin embargo, mientras que ya se sabía que la distribución y la historia de la formación de estrellas en estas galaxias enanas era bastante compleja, uno de los mayores obstáculos para la obtención de observaciones claras de esa formación estelar ha sido el polvo interestelar. Enormes nubes de estos diminutos granos dispersan y absorben la radiación emitida por las estrellas —especialmente en el rango visible—, limitando lo que puede ser visto por los telescopios desde la Tierra. Esto se conoce como extinción (producida por el polvo).

SMC está llena de polvo, y la luz visible emitida por sus estrellas sufre una extinción significativa. Afortunadamente, no toda la radiación electromagnética se ve igualmente afectada por el polvo. La radiación infrarroja pasa a través del polvo interestelar mucho más fácilmente que la luz visible, por lo que observando la luz infrarroja de una galaxia podemos aprender acerca de las nuevas estrellas que se forman dentro de las nubes de polvo y gas.

VISTA (Visible and Infrared Survey Telescope, telescopio de sondeo en el visible y el infrarrojo) fue diseñado para obtener imágenes de la radiación infrarroja. El sondeo VMC (VISTA Survey of the Magellanic Clouds) se centra en cartografiar tanto la historia de la formación estelar en ambas nubes como su estructura tridimensional. Gracias a VMC se han obtenido imágenes infrarrojas de millones de estrellas de la Pequeña Nube de Magallanes, proporcionando una visión sin precedentes que casi no se ha visto afectada por la extinción del polvo.

Toda la imagen está llena de estrellas que pertenecen a la pequeña Pequeña Nube de Magallanes. También incluye miles de galaxias de fondo y varios cúmulos estelares brillantes, incluyendo 47 Tucanae a la derecha de la imagen, que se encuentra mucho más cerca de la Tierra que la Pequeña Nube de Magallanes. Esta imagen con zoom de la Pequeña Nube de Magallanes muestra con gran detalle su estructura.

Fuente: http://www.eso.org/public/

22 de abril de 2017

El exoplaneta LHS 1140b podría ser el mejor candidato para la búsqueda de señales de vida

Impresión artística del exoplaneta LHS 1140b orbitando una estrella enana roja, a una distancia de 40 años luz de la Tierra. Crédito: ESO/spaceengine.org

Un exoplaneta que orbita alrededor de una estrella enana roja, a 40 años luz de la Tierra, podría hacerse con el título de “mejor lugar para buscar signos de vida más allá del Sistema Solar”. Utilizando el instrumento HARPS, de ESO, instalado en La Silla, junto con otros telescopios del mundo, un equipo internacional de astrónomos ha descubierto una “supertierra” en la zona habitable de la débil estrella LHS 1140. Este mundo es un poco más grande y más masivo que la Tierra y es probable que haya conservado la mayor parte de su atmósfera. Esto, junto con el hecho de que su órbita pasa por delante de su estrella, lo convierte en uno de los futuros objetivos más interesantes para desarrollar estudios atmosféricos. Los resultados aparecen en la edición del 20 de abril de 2017 de la revista Nature.

La supertierra recién descubierta, denominada LHS 1140b, orbita en la zona habitable de una débil estrella enana roja llamada LHS 1140, en la constelación de Cetus (el monstruo marino). Las enanas rojas son mucho más pequeñas y más frías que el Sol y, aunque LHS 1140b está diez veces más cerca de su estrella que la Tierra del Sol, sólo recibe alrededor de la mitad de luz de su estrella que la Tierra y se encuentra en medio de la zona habitable. Desde la Tierra, la órbita se ve casi de canto y, cuando el exoplaneta pasa delante de su estrella en cada órbita, bloquea un poco de su luz cada 25 días.

“Es el exoplaneta más interesante que he visto en la última década”, afirma el autor principal, Jason Dittmann, del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian (Cambridge, EE.UU.). “Es el objetivo perfecto para llevar a cabo una de las misiones más grandes de la ciencia: buscar evidencias de vida más allá de la Tierra”.

Las condiciones actuales de la enana roja son particularmente favorables, ya que LHS 1140 gira más lentamente y emite menos radiación de alta energía que otras estrellas de baja masa similares. Para la vida tal y como la conocemos, un planeta debe tener agua líquida en su superficie y retener una atmósfera. En este caso, el gran tamaño del planeta implica que, hace millones de años, podría haber existido un océano de magma en su superficie. Este océano hirviente de lava podría haber proporcionado vapor a la atmósfera mucho después de que la estrella se hubiese calmado, alcanzando su brillo actual y constante, reponiendo así el agua que podría haberse perdido por la acción de la estrella en su fase más activa.

Inicialmente, el descubrimiento se hizo con la instalación MEarth, que detectó los primeros indicios: cambios característicos en la luz que se dan cuando el exoplaneta pasa delante de la estrella. Posteriormente, se hizo un seguimiento crucial con el instrumento HARPS de ESO (High Accuracy Radial velocity Planet Searcher, buscador de planetas de alta precisión por el método de velocidad radial), confirmando la presencia de la supertierra. HARPS también ayudó a establecer el periodo orbital y permitió deducir la masa y la densidad del exoplaneta.

Los astrónomos estiman que el planeta tiene al menos 5.000 millones de años. También deducen que tiene un diámetro 1,4 veces más grande que el de la Tierra (casi 18.000 kilómetros). Pero con una masa unas siete veces mayor que la de la Tierra y, por lo tanto, una densidad mucho más alta, esto implica que, probablemente, el exoplaneta está hecho de roca con un núcleo denso de hierro.

Esta supertierra puede ser el mejor candidato hasta el momento para futuras observaciones cuyo objetivo sea estudiar y caracterizar, en caso de tenerla, la atmósfera del exoplaneta. Dos de los miembros europeos del equipo, Xavier Delfosse y Xavier Bonfils, ambos del CNRS y el IPAG, en Grenoble (Francia), concluyen: “Para la futura caracterización de planetas en la zona habitable, el sistema LHS 1140 podría ser un objetivo aún más importante que Proxima b o TRAPPIST-1. ¡Este ha sido un año extraordinario para el descubrimiento de exoplanetas!”. [4,5].

En concreto, con las observaciones que se llevarán a cabo próximamente con el Telescopio Espacial Hubble de la NASA/ESA, se podrá determinar exactamente cuánta radiación de alta energía cae sobre LHS 1140b, por lo que se podrá delimitar su capacidad para albergar vida.

En el futuro, cuando entren en funcionando nuevos telescopios como el ELT (Extremely Large Telescope) de ESO, es probable que seamos capaces de hacer observaciones detalladas de las atmósferas de exoplanetas y LHS 1140b es un candidato excepcional para este tipo de estudios.


Fuente: http://www.eso.org/public/

La “Gran Mancha Fría” de Júpiter



La Gran mancha roja de Júpiter es una tormenta gigantesca en la que cabrían varias Tierras. Durante siglos, ha soplado embravecida vientos de más de 600 kilómetros por hora. Pero tiene un rival: los astrónomos han descubierto que Júpiter tiene una segunda gran mancha, esta vez una gran mancha fría.

Para este hallazgo, los astrónomos han utilizado el instrumento CRIRES, instalado en el VLT (Very Large Telescope) de ESO, junto con otras instalaciones. Estudiando las regiones polares del planeta, han encontrado una mancha oscura en la atmósfera superior (debajo de la aurora, a la izquierda) unos 200 °C más fría que sus alrededores. Apodada acertadamente como la “Gran mancha fría”, este intrigante fenómeno es comparable en tamaño a la “Gran mancha roja”, que tiene un tamaño de unos 24.000 kilómetros y una altura de 12.000. Pero datos obtenidos durante más de 15 años muestran que la “Gran mancha fría” es mucho más volátil que su prima, que cambia con mayor lentitud. La “Gran mancha fría” cambia radicalmente de forma y tamaño en días y semanas, pero nunca desaparece y se mantiene siempre, más o menos, en el mismo lugar.

Se cree que la “Gran mancha fría” se genera a causa de las potentes auroras del planeta, que conducen la energía hacia la atmósfera en forma de calor, haciendo que fluya alrededor de Júpiter. Esto crea una región más fría en la atmósfera superior, lo que convierte a la “Gran mancha fría” en el primer sistema meteorológico generado por auroras jamás observado.

Fuente: http://www.eso.org/public/

29 de marzo de 2017

Descubren que las estrellas también nacen dentro de los agujeros negros supermasivos

Representación de un agujero negro. NASA
  • Hasta ahora no se había observado este fenómeno astrofísico
  • Se forman dentro de los colosales chorros galácticos (outflows, en inglés)
  • El descubrimiento es obra de un equipo de la Universidad de Cambridge
Un equipo europeo de científicos ha comprobado que los agujeros negros supermasivos son capaces de formar estrellas en su tumultuoso interior, un fenómeno astrofísico del que había evidencias pero que hasta ahora no se había observado. El descubrimiento, publicado en Nature, aporta información importante sobre cómo se forman y evolucionan las galaxias (también la nuestra) y ayudará a comprender mejor sus propiedades.

El equipo de astrónomos de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), dirigido por Roberto Maiolino, ha realizado este descubrimiento mientras estudiaba una colisión que está teniendo lugar entre dos galaxias situadas a 600 millones de años luz de la Tierra.

Con la ayuda del Very Large Telescope (VLT) del Observatorio Europeo Austral (ESO), el equipo observó los colosales chorros de material (outflows, en inglés) que se originan cerca del agujero negro supermasivo situado en el centro de la galaxia que está más al sur, y hallaron la primera evidencia clara de que hay estrellas naciendo dentro de este ambiente extremo.

Los chorros galácticos o outflows surgen de la enorme emisión de energía proveniente de los activos y turbulentos núcleos galácticos. Y es que aunque nuestra galaxia es una espiral tranquila, el resto del universo contiene galaxias activas, capaces de emitir (y de forma violenta) enormes cantidades de energía. Algunas de estas galaxias -como las estudiadas- esconden agujeros negros supermasivos que cuando engullen materia, también calientan el gas circundante y lo expulsan fuera de su anfitriona en forma de densos y potentes vientos.

"Durante un tiempo los astrónomos han pensado que las condiciones que se dan en el interior de estos chorros podrían ser adecuadas para la formación de estrellas, pero nadie había podido ver este fenómeno en acción porque es algo muy difícil de observar", explica Roberto Maiolino. Por eso, "nuestros resultados son emocionantes porque muestran, inequívocamente, que se crean estrellas dentro de estos chorros".

Estrellas dentro del chorro
Además, dado que estos chorros galácticos eran mucho más potentes y frecuentes en las primeras fases del universo, los científicos destacan la utilidad del hallazgo para entender mejor esta época. Tras el descubrimiento, el equipo de astrónomos ha estudiado las estrellas directamente en el chorro, para analizar las propiedades de la luz que emiten y determinar así su origen.

De esta manera, han calculado que las estrellas tienen menos de unas pocas decenas de millones de años y, según los primeros análisis, son más calientes y brillantes que las estrellas formadas en entornos menos extremos. También han determinado el movimiento y la velocidad de estas estrellas que, según indica su luz, viajan a enormes velocidades alejándose del centro de la galaxia.

"Las estrellas que se forman en el viento que está cerca del centro de la galaxia podrían desacelerar e incluso volver hacia el interior, pero las estrellas que se forman en la zona más externa del flujo experimentan menos desaceleración y pueden incluso volar en grupo fuera de la galaxia", destaca la investigadora del Instituto de Astronomía de Cambridge y coautora, Helen Russell.

Formación y evolución de las galaxias
El descubrimiento proporciona una nueva y emocionante información que podría mejorar nuestra comprensión de algunos enigmas de la astrofísica como el origen de la forma de ciertas galaxias o cómo se enriquece el espacio intergaláctico con elementos pesados. El estudio, por tanto, arroja "una información importante sobre la manera en que se forman y evolucionan las galaxias", subraya el astrofísico del Centro de Astrobiología (CAB) y coautor del estudio, Luis Colina.

Fuentes: RTVE

15 de marzo de 2017

El misterioso objeto espacial que intriga a los científicos

Representación artística del misterioso objeto CFBDSIR 2149-0403 - ESO/L. Calçada/P. Delorme/R. Saito/VVV Consortium.

¿Planeta o estrella? Los investigadores no se ponen de acuerdo sobre la naturaleza de CFBDSIR 2149-0403

Su nombre, CFBDSIR J214947.2-040308.9 (CFBDSIR 2149-0403 para abreviar), parece un jeroglífico, y su mera existencia constituye todo un desafío para los astrónomos que lo estudian desde que fuera descubierto en 2012. ¿Se trata de algun raro tipo de estrella? ¿O quizá de un planeta que el destino ha llevado a vagar completamente solo por la inmensidad del espacio? No lo sabemos. Lo cierto es que a unos 130 años luz de la Tierra, CFBDSIR 2149-0403 parece estar retando a los investigadores. Especialmente porque los datos espectroscópicos han revelado la presencia de gas de metano y agua.

Ahora, un equipo internacional de astrónomos, liderados por Philippe Delorme, de la universidad francresa Grenoble Alpes, ha cogido el toro por los cuernos y ha tratado de revelar la verdadera naturaleza del enigmático objeto. Algo que no han conseguido por completo, aunque sí que han estrechado bastante el círculo a su alrededor. Por un lado reafirman la posibilidad de que el objeto sea un joven planeta solitario, aunque también podría tratarse de una enana marrón de muy baja masa y alta metalicidad. Sus conclusiones se recogen en un artículo recién aparecido en arXiv.org.

Fue el propio Delorme quien, en 2012, descubrió a CFBDSIR 2149-0403. Junto a su equipo, entonces pensó que el objeto formaba parte de la asociación estelar AB Doradus, un grupo de unas treinta estrellas que se mueven al unísono a través del espacio. Los investigadores clasificaron el objeto como un candidato único de masa planetaria del tipo T. Sin embargo, debido a la falta de evidencias que demostraran que CFBDSIR 2149-0403 se había formado como un planeta corriente y hubiera sido después "eyectado" al espacio, la comunidad científica no quiso excluir la posibilidad de que se tratara de una enana marrón de muy baja masa.

Para averiguar más detalles, los investigadores han estudiado ahora el objeto en varias longitudes de onda diferentes, utilizando para ello varios espectrógrafos, cámaras de rayos X e infrarrojos y el telescopio espacial Spitzer. "Los datos en rayos X -explica Delorme- han permitido llevar a cabo un detallado estudio de las propiedades físicas de este objeto".

Además de determinar su paralaje, el seguimiento del objeto también permitió a los investigadores derivar su posición cinemática en seis ejes diferentes. Y los resultados indican que, después de todo, CFBDSIR 2149-0403 no forma parte de la asociación estelar AB Doradus, como se creía al principio, lo cual elimina cualquier restricción sobre su posible edad. De hecho, la edad estimada de AB Doradus está entre los 50 y los 119 millones de años. Pero el objeto podría ser mucho más antiguo.

La conclusión más importante de este nuevo estudio es que CFBDSIR 2149-0403 es, con toda probabilidad, una masa planetaria aislada de menos de 500 millones de años de antiguedad, con una masa entre dos y trece veces la de Júpiter; o bien una enana marrón más vieja, de entre 2.000 y 3.000 millones de años, y con una masa que oscila entre dos y cuarenta veces la de Júpiter. Los investigadores reconocen que nuestros conocimientos no son aún suficientes como para concluir cuál de las dos hipótesis es la correcta.

Muchas preguntas, pues, siguen sin respuesta. No sabemos cómi se formó CFBDSIR 2149-0403, ni cómo, en caso de ser un planeta, pudo terminar en su posición actual, tan lejos de cualquier estrella. Tampoco sabemos qué significan las lecturas de agua y metano captadas en su atmósfera, ni si se trata de uno entre miles de objetos similares o, por el contrario, estamos ante algo único. Puede que en el futuroestas incógnitas queden, por fin, despejadas.

"CFBDSIR 2149-0403 - concluye Delorme-es un objeto subestelar atípico, que podría ser un planeta solitario o un raro tipo de enana marrón. O bien una combinación de las dos cosas". Con eso,, por ahora, habrá que conformarse.


Fuentes: ABC