Comienza otro mes, en pleno verano (Hemisferio Norte), con un montón de posibilidades para la observación astronómica. Como hemos comentado en otras ocasiones agosto es un mes bastante favorable para mirar al cielo; el primer factor a tener en cuenta es la cantidad tiempo disponible, al coincidir con el periodo vacacional de muchos de nosotros.
Junto a esto tenemos que contar con un número relativamente alto de horas de oscuridad y suficiente estabilidad atmosférica para poder contar con cielos despejados. Por último las temperaturas son todavía suficientemente suaves para que el frío no sea una molestia, aunque no conviene despistarse y es aconsejable tener alguna prenda más abrigada a mano, aunque al final no sea necesaria.
Pero por encima de cualquier otra cosa el mes de agosto es conocido por las Perseidas, una de las lluvias de meteoros más importantes del año. No vamos a entrar aquí en detalles, ya que nuestra compañera Saray acaba de publicar una estupenda entrada en el blog con toda la información necesaria para no perderte el espectáculo. Es importante recordar que se espera que este año sean especialmente activas, doblando la tasa de meteoros por hora que suelen ofrecer.
En cambio sí me gustaría hacer una pequeña reflexión sobre la fabulosa oportunidad que supone este acontecimiento para aproximarnos al cielo de una manera más tranquila.
No es extraño que los aficionados a la astronomía terminemos invirtiendo una gran cantidad de tiempo en mejorar la puesta en estación de nuestro telescopio, afinar el autoguiado o buscar una forma mejor de procesar el apilado de las fotografías. Todas estas cuestiones suelen ser agradables, aunque en ocasiones pueden revelarse pesadas e incluso frustrantes.
Es bajo esta premisa cuando algo tan sencillo como buscar un lugar relativamente oscuro y tumbarse cómodamente sin más pretensión que observar el cielo se convierte en una oferta muy atractiva.
No obstante no debemos dejarnos engañar por esa aparente sencillez; el hecho de observar el cielo a simple vista, incluso si no conseguimos ver una sola estrella fugaz, puede convertirse en una experiencia tremendamente satisfactoria.
En algunas de nuestras actividades nos preguntan cuántas estrellas podemos observar a simple vista, dando por sentado que la respuesta será de muchos miles. Habitualmente se sorprenden cuando respondemos que una noche de luna nueva, con unas condiciones de cielo muy buenas en cuanto a atmósfera y contaminación lumínica, podemos llegar a ver unas 1500 si tenemos una buena agudeza visual.
En esas ocasiones aprovechamos para explicar algunas cosas interesantes, como que todas las estrellas que pueden alcanzar a ver son sólo una pequeña fracción de nuestro vecindario galáctico más próximo, ya que todas ellas forman parte la Vía Láctea. Nuestro sistema solar forma una parte, minúscula, de uno de los brazos de nuestra galaxia espiral, conocido como el brazo de Orión.
Cuando la mente de estas personas comienza a asimilar la información recibida, y consigue hacerse idea de la escala de las distancias de las que hablamos, es frecuente ver como su mirada inicial de decepción se torna en asombro.
El mero hecho de contemplar sin objetivo alguno, de dejar vagar nuestra mente y nuestros ojos por la bóveda celeste, de tener la sensación de habitar un planeta minúsculo situado en una basta inmensidad inabarcable, produce en nuestro estado de ánimo y nuestro entendimiento sensaciones difícilmente descriptibles, pero que jamás dejan indiferente. Esto, ni más ni menos, es la oportunidad que nos ofrecen las Perseidas.
Desde mi punto de vista la lluvia de meteoros es la guinda del pastel.
EL CIELO DEL MES
Si tenemos la fortuna de encontrarnos en un lugar con poca contaminación lumínica podremos disfrutar de la siempre espectacular visión de la Vía Láctea, observable a simple vista y que transcurre desde el horizonte Sur hasta el Norte. En el Hemisferio Norte comienza en la cola de la constelación de Escorpión y cruza las constelaciones de Sagitario, Escudo, Águila, Sagita, Zorrilla, Cisne, Lagarto, Casiopea y Perseo. La zona más brillante, que corresponde con el centro de la galaxia, está situada en la constelación de Sagitario y conforme avanzamos hacia el norte va perdiendo brillo. En cielos bastante oscuros puede apreciarse con facilidad hasta la constelación del Cisne, siendo casi imperceptible a la altura de Casiopea.
Constelaciones de la Vía Láctea en el Hemisferio Norte
Vamos a utilizar la ruta que acabamos de describir como guía para un paseo estelar con algunas paradas muy interesantes. Para ir introduciendo terminología “oficial” cuando nombremos las constelaciones usaremos su nombre en latín y añadiremos entre paréntesis el término por el que se las conoce en castellano.
M4 ➔ Se trata de un bonito cúmulo globular, bastante fácil de encontrar con prismáticos, ya que está justo a la derecha de la supergigante roja Antares, la estrella principal de la constelación de Scorpius (Escorpión).
M7 ➔ A medio camino entre la cola de Scorpius y Sagittarius (Sagitario) encontramos este cúmulo abierto, observable con prismáticos y a ojo desnudo en cielos oscuros. Es conocido como el Cúmulo de Ptolomeo, ya que en su día este lo describió, eso sí, como una nebulosidad.
Cúmulos de M4 y M7
M8 y M20 ➔ Se trata de las Nebulosas del Lago y Trífida respectivamente, ya os hablamos en detalle de ellas en las efemérides del mes pasado, pero dada su importancia no podemos obviarlas en nuestro paseo por las cercanías de la Vía Láctea. Podéis encontrarlas encima de la constelación de Sagittarius. Asequibles con prismáticos.
M22 ➔ Coqueto cúmulo globular, situado por encima de Sagittarius y fácil de encontrar con prismáticos, ya que está acompañado de un característico asterismo formado por un pequeño grupo de estrellas que forman un triángulo con otra estrella en su interior.
M25 ➔ Cúmulo abierto situado por encima del anterior. Se encuentra a medio camino de las constelaciones de Sagittarius y Scutum (Escudo).
M17 y M16 ➔ Nebulosas de Omega y el Águila. Nebulosas de emisión ubicadas a la derecha de la constelación de Scutum. Se encuentran en el límite de lo observable con prismáticos, siendo necesarios unos medianamente potentes, como unos 15X70, y un cielo bastante oscuro. M16 es además uno de los cúmulo estelar abierto y en sus profundidades se encuentra uno de las más observadas zonas de nacimiento de estrellas. En su interior se encuentran las icónicas nubes de gas conocidas como los Pilares de la Creación.
Situación y aspecto visual de algunos cúmulos y nebulosas de la constelación de Sagitario
M11 ➔ A la izquierda de la constelación de Scutum, en su parte superior, encontramos el cúmulo abierto de los Patos Salvajes. Con unos prismáticos podremos apreciar una mancha difusa de aspecto blanquecino, siendo necesario el uso de un telescopio para resolver las estrellas que lo configuran.
Cúmulo Patos Salvajes en l constelación del Escudo
M27 ➔ Nuestra siguiente parada se encuentra a medio camino de las constelaciones de Sagitta (la Flecha) y Vulpecula (Zorrila), se trata de la nebulosa planetaria Dumbbell, que sólo puede ser observada con telescopios.
NGC 6802 ➔ Si nos desplazamos hacia la derecha, todavía entre las dos constelaciones anteriores, llegaremos a un curioso cúmulo abierto, con una configuración fácilmente reconocible y que le aporta el nombre por el que es conocido habitualmente, el Asterismo de la Percha. Se puede percibir a simple vista, pero necesitaremos la ayuda de unos prismáticos para poder contemplar su característica forma.
Albireo➔ En la cabeza de la constelación de Cygnus (Cisne) se encuentra esta estrella que puede observarse a simple vista. Sin embargo al contemplarla con un telescopio, comprobaremos que en realidad se trata de una estrella doble; la mayor de las dos es una estrella amarilla, que a su vez es una estrella binaria, mientras que la más pequeña es una estrella azul. Teniendo en cuenta que el azul y el amarillo son colores complementarios, en pocas ocasiones podremos contemplar de forma simultánea dos objetos celestes con mayor contraste entre ellos.
Nebulosa Dumbbell, Asterismo de la Percha y estrella doble Albireo
Foto de Albireo https://bitacoradegalileo.files.wordpress.com/2010/03/albireo.jpg
El final de nuestra ruta ➔ A estas alturas, dependiendo de la hora a la que hayamos comenzado este paseo por los objetos de la Vía Láctea, nos encontraremos aproximadamente en el cenit de la bóveda celeste. Nos hemos dejado muchas cosas por el camino y todavía nos quedan algunas muy interesantes si continuamos en dirección hacia la constelación de Cassiopeia (Casiopea), pero lo vamos a dejar para otra ocasión. Como despedida os proponemos buscar M31, nuestra galaxia vecina de Andrómeda, en la constelación del mismo nombre.
Qué mejor manera de terminar que contemplando esa pequeña mancha blanquecina, sabiendo que en su interior alberga otra inmensidad de maravillas como las que acabamos de visitar.
Localización y aspecto visual de la Galaxia de Andrómeda.
VISIBILIDAD PLANETARIA.
Durante este mes Mercurio y Venus se han alejado un poco más del Sol, por lo que podrán comenzar a verse justo después del atardecer. A final del mes se producirá una bonita conjunción que nos permitirá ver juntos por el telescopio a Venus y Júpiter. Si no quieres perdértelo los días 26 y 27 hemos organizado observaciones para ver estas conjunciones y muchas cosas más.
Conjunción Júpiter y Venus
La mala noticia es que para que dicha conjunción sea posible Júpiter va a encontrarse bastante cerca del horizonte al atardecer. A primeros de mes se encontrará a 20º por encima del horizonte en el ocaso y esta altura se irá reduciendo a lo largo del mes hasta llegar a tan sólo 6º justo sobre el horizonte O en el momento del ocaso solar.
Todavía podremos disfrutar de él por un breve tiempo justo al atardecer en los primeros días de septiembre y después de esto tendremos que esperar hasta finales de octubre para poder volver a verlo, unas horas antes del amanecer.
Al igual que el mes pasado los reyes de la fiesta siguen siendo Marte y Saturno, pese a que en el ocaso ambos ya han alcanzado su altura máxima, permanecerán por encima del horizonte hasta aproximadamente las 2:00 am, tiempo que se reducirá hasta la medianoche a final de mes.
Urano aparecerá por el horizonte después del anochecer y permanecerá en el cielo hasta el alba y Neptuno tendrá un comportamiento parecido, con la única diferencia de que su orto comienza prácticamente al atardecer.
EFEMÉRIDES
Martes 2 de agosto: Luna nueva (Distancia geocéntrica: 382286 Km.)
Jueves 4 de agosto: Ocultación de Mercurio por la Luna. DM: 0.579 Ilum: 4.6%
Sábado 6 de agosto: Ocultación de Júpiter por la Luna. DM: 0.217 Ilum: 11.2%
Miércoles 10 de agosto: Luna en el apogeo. (Distancia geocéntrica: 404262 Km | Iluminación: 42.9%)
Luna en cuarto creciente
Jueves 11 de agosto: Marte a 7.40°S de la Luna. (Altura solar: -31.9°)
Viernes 12 de agosto: Máximo de la lluvia de meteoros de las Perseidas, actividad desde el 17 de julio al 24 de agosto, THZ 150. Cometa: 109P/Swift-Tuttle. Radiante en Perseo, AR 48º, DE +58º.
Aunque el radiante se encuentra en dirección N no debemos dejar de mirar en el sentido opuesto, ya que corremos el riesgo de perdernos una bonita conjunción formada por la Luna, Saturno y Marte, sobre la constelación de Escorpio.
Conjunción Luna, Saturno y Marte
Sábado 13 de agosto: Saturno estacionario. (Elongación: 108.7°)
Lunes 15 de agosto: Mercurio en el afelio. (Distancia heliocéntrica: 0.46670 U.A.)
Martes 16 de agosto: Mercurio en máxima elongación este. (Elongación: 27.43°)
Miércoles 17 de agosto: Lluvia de meteoros: Kappa-Cygnidas, actividad desde el 3 al 25 de agosto, con máximo el 17 de agosto, THZ 3. Radiante en Cygnus, AR 286º, DE +59º
Jueves 18 de agosto: Máxima extensión iluminada de Mercurio. (EI: 22.0″^2 A.Fase: 91.39°).
Luna llena (Distancia geocéntrica:374106 Km.)
Viernes 19 de agosto: Ocultación de Neptuno por la Luna. DM: 1.041 Ilum: 98.5%
Lunes 22 de agosto: Luna en el perigeo. (Distancia geocéntrica: 367050 Km | Iluminación: 83.1%)
Mercurio a 3.99° de Júpiter. (Elongación mínima de los planetas: 26.5°)
Martes 23 de agosto: En el post de las efemérides del mes pasado os dijimos que en agosto habría una curiosa conjunción de Marte con su némesis. Aquí está desvelado el misterio; nos referíamos, como supongo que todos imaginasteis, a la estrella Antares, que debe su nombre al parecido que guarda con el planeta Marte, el dios de la guerra conocido por los antiguos griegos como Ares. La cercanía de Saturno, a punto de entrar a su vez en conjunción con Marte, forma una bonita línea recta que conecta a los tres.
Conjunción Marte, Antares y Saturno
Miércoles 24 de agosto: Marte a 4.35° de Saturno. (Elongación mínima de los planetas: 98.1°)
Jueves 25 de agosto: Luna en cuarto menguante (Distancia geocéntrica:370807 Km.)
Marte a 4.39°S de Saturno. (Elongación mínima de los planetas: 97.0°)
Sábado 27 de agosto: Mercurio a 5.27°S de Venus. (Elongación mínima de los planetas: 22.2°)
Venus a 0.07°N de Júpiter. (Elongación mínima de los planetas: 22.3°)
Lunes 29 de agosto: Mercurio a 5.05° de Venus. (Elongación mínima de los planetas: 22.7°)
Marte 30 de agosto: Mercurio estacionario. (Elongación: 21.9°)
Miércoles 31 de agosto: Lluvia de meteoros: Alfa-Aurígidas, actividad desde el 28 al 5 de septiembre, con máximo el 31 de agosto, THZ 6. Radiante en Auriga, AR 93º, DE +39º
Y con esto terminamos lo que tenemos que contaros sobre el cielo del mes de agosto.
Os deseamos cielos despejados y agradables.